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Dirección del aprendizaje de los adolescentes (página 4)




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LA
COMPRENSION DE LOS PROCESOS DEL
APRENDIZAJE:
APUNTES PARA UN MARCO CONCEPTUAL: .

MSc. DORIS CASTELLANOS SIMONS

Centro de Estudios Educacionales,
ISPEJV.

Introducción.

Las formas tradicionales de concebir el proceso de
enseñanza-aprendizaje van quedando
superadas cada vez más, en gran parte debido al propio
peso de las demandas de una realidad histórica que se
impone a nivel global. Los nuevos paradigmas
educativos se centran en el alumno, sujeto activo que construye
de manera muy creadora y personal el
conocimiento.

Superar las concepciones de la enseñanza
bancaria, centrada en el maestro como eje básico y
omnipotente de un proceso eminentemente instructivo,
guardián-trasmisor de un conocimiento
supuestamente acabado, incuestionable e imperecedero, requiere de
una reconceptualización previa del proceso de aprendizaje.
La manera en que este se comprende determina sin dudas
cómo se concibe el sentido de la enseñanza y de la
intervención educativa, y refleja, a su vez, una
concepción del ser humano, de su personalidad y
del proceso de su desarrollo,
que son las claves (explícitas o implícitas) de
cualquier proyecto
educativo.

  • Consideraciones generales sobre el
    aprendizaje.

A continuación se exponen algunos puntos de
partida respecto a los procesos de desarrollo y aprendizaje, que
constituyen el referente conceptual y metodológico general
de nuestro trabajo
(Castellanos y Grueiro, 1996).

La formación y la emergencia del hombre como
ser social y cultural es un resultado del proceso de
apropiación (asimilación) de la
experiencia histórico-social, que es trasmitida de una a
otra generación (Vigotsky,
1987). Esta puede ser considerada como la forma exclusivamente
humana de aprendizaje y constituye siempre un proceso
interactivo. Se encuentra mediado por la existencia de una
cultura que el
sujeto va haciendo suya (a partir del dominio de los
objetos, de los modos de actuar, de pensar y de sentir, y del
dominio de las capacidades que en aquellos encarnan), y por la
existencia de "los otros" (que hace de la
comunicación, la cooperación y la actividad
conjunta, lo característico de esta forma genérica
del aprendizaje). Resulta interesante señalar que, como
plantea Pozo (1996), el aprendizaje de la cultura conlleva
a su vez a una cultura del aprendizaje. Cada sociedad, cada
cultura, crea sus formas específicas de aprendizaje,
que pasan a ser sistematizadas y legalizadas en los
enfoques y prácticas educativas vigentes.

En esta concepción, el medio o entorno social no
es una simple condición que favorece u obstaculiza
el aprendizaje: es una parte intrínseca del propio proceso
y define su esencia. Partiendo de la teoría
de la Escuela
Histórico-Cultural sobre el desarrollo psquíco como
marco conceptual para la aproximación a los procesos de
aprendizaje (Vigotsky, 1987), categorías como "zona de
desarrollo próximo
", "andamiaje o
sostén
" (Coll, 1992; Day et al., 1985) explicitan la
naturaleza de
la instrucción o enseñanza y el singular papel de
los agentes educativos en esta gestión. Por otra parte, ellas enfatizan el
rol vital de desempeña la educación en el
proceso de crecimiento y desarrollo intelectual y personal. Lo
que el niño puede hacer hoy en cooperación,
mañana podrá hacerlo solo. Por lo tanto, el
único tipo de instrucción adecuado es el que marcha
delante del desarrollo y lo conduce; debe ser
dirigida más a las funciones de
maduración que a lo ya maduro.(…) La educación debe estar
orientada hacia el futuro, no hacia el pasado
(Vigotsky,
1982, p.104). La educación –como se hace
explícito en el paradigma
histórico-cultural- se concibe como motor del
desarrollo. Educación desarrolladora es aquella que
conduce al desarrollo, que va delante del mismo (a decir de
Vigotsky y sus seguidores)- guiando, orientando, estimulando- que
tiene en cuenta el desarrollo actual para ampliar
contínuamente los límites de
la zona de desarrollo próximo o potencial, y por lo tanto,
los progresivos niveles de desarrollo del sujeto. La
educación desarrolladora promueve y potencia, los
aprendizajes desarrolladores.

El aprendizaje ha sido conceptualizado desde muy
diversos paradigmas y concepciones. Muchas de ellas han ofrecido,
a nuestro entender, una visión unilateral, parcializada,
de este proceso. Así, el aprendizaje ha sido comprendido a
veces sólo como el cambio en las
conductas observables de las personas, o como las modificaciones
en las estructuras
internas cognoscitivas del sujeto. Para algunos se trata de un
proceso acumulativo, donde, a partir de asociaciones constantes,
se forman cadenas de comportamientos cada vez más
complejas. Para otros, se trata exclusivamente de un proceso cuya
naturaleza es cualitativa, resultado de una
reestructuración de los conocimientos y esquemas
personales como producto de
una búsqueda activa de significado, y a partir de la
interacción entre el sujeto y su
medio.

Por otra parte, en trabajos anteriores (Castellanos y
Grueiro, 1997) han quedado resumidas algunas las limitaciones en
la concepción del aprendizaje que más se han
manifestado en el quehacer pedagógico. Se ha visto el
aprendizaje como un proceso que: a) se encuentra restringido al
espacio de la institución escolar (aprendizaje formal), a
determinadas etapas exclusivas de la vida (a las que preparan
para la vida profesional, adulta); b) que maximiza lo cognitivo,
lo intelectual, lo informativo, los saberes, sobre lo
afectivo-emocional, lo ético y lo vivencial, y el saber
hacer;
c) que se realiza individualmente, aunque,
paradójicamente, no se tenga en cuenta o se subvalore al
individuo; d)
como una vía exclusiva de socialización,
más que de individualización, de
personalización, de construcción y descubrimiento de la
subjetividad;
e) como adquisición de conocimientos,
hábitos, destrezas y actitudes para
adaptarse al medio, más que para aprender a
desarrollarse, a aprender y a crecer.

El aprendizaje resulta ser, en realidad, un proceso
complejo, diversificado, altamente condicionado por factores
tales como: las características evolutivas del sujeto que
aprende, las situaciones y contextos en que aprende, los tipos de
contenidos o aspectos de la realidad de los cuales debe
apropiarse y los recursos con que
cuenta para ello, el nivel de intencionalidad o consciencia con
que tienen lugar estos procesos, etc. A tono con lo anterior, se
plantean algunas pautas importantes para una consecuente
comprensión del aprendizaje.

  1. Aprender es un proceso que ocurre a lo largo de toda
    la vida, y que se extiende en múltiples espacios,
    tiempos y formas. El aprender está estrechamente ligado
    con el crecer de manera permanente. Sin embargo, no es algo
    abstracto: está vinculado a las necesidades y
    experiencias vitales de los individuos, a su contexto
    histórico-cultural concreto.
  2. El proceso de aprendizaje es tanto una experiencia
    intelectual como emocional. Engloba la
    personalidad como un todo. Se construyen en
    él los conocimientos, destrezas, capacidades, se
    desarrolla la inteligencia, pero de manera inseparable, es una
    fuente de enriquecimiento afectivo, donde se forman
    sentimientos, valores,
    convicciones, ideales, donde emerge la propia persona y sus
    orientaciones ante la vida.
  3. Aunque el punto central y el principal instrumento
    del aprender es el propio sujeto que aprende, aprender es un
    proceso de participación, de colaboración y de
    interacción. En el grupo, en la
    comunicación con los otros, las personas
    desarrollan el compromiso y la responsabilidad, individual y social, elevan su
    capacidad para reflexionar divergente y creadoramente, para la
    evaluación crítica y autocrítica, para
    solucionar problemas y
    tomar decisiones. El papel protagónico y activo de la
    persona no niega, en resumen, la mediación
    social.
  4. En el aprendizaje cristaliza contínuamente la
    dialéctica entre lo histórico-social y lo
    individual-personal; es siempre un proceso activo de
    re-construcción de conocimientos y de descubrimiento del
    sentido personal y de la significación vital que tienen
    los mismos para los sujetos.
  5. Aprender supone el tránsito de lo externo a lo
    interno –en palabras de Vigotsky, de lo
    interpsicológico a lo intrapsicológico– de
    la dependencia del sujeto a la independencia, de la
    regulación externa a la
    autorregulación
    . Supone, en última
    instancia, su desarrollo cultural, es decir, recorrer un
    camino de progresivo dominio e interiorización de los
    productos de
    la cultura (cristalizados en los conocimientos, en los modos de
    pensar, sentir y actuar, y, también, de los modos de
    aprender) y de los instrumentos psicológicos que
    garantizan al individuo una creciente capacidad de control y
    transformación sobre su medio, y sobre sí
    mismo.

Situándonos en los marcos del aprendizaje
escolar, esta perspectiva nos permite trascender la noción
del estudiante como un mero receptor, un depósito o
un consumidor de
información, sustituyéndola por la
de un aprendiz activo (e interactivo), capaz de realizar
aprendizajes permanentes en contextos socioculturales complejos,
de decidir qué necesita aprender, en los mismos,
cómo aprender, qué recursos tiene que obtener para
hacerlo y qué procesos debe implementar para obtener
productos individual y socialmente valiosos (Betts, 1991). Esta
perspectiva conduce igualmente a plantear la noción de un
aprendizaje desarrollador (derivada del anterior
enfoque).

Un aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en
el individuo la apropiación activa y creadora de la
cultura,
propiciando el desarrollo de su
auto-perfeccionamiento constante, de su autonomía y
autodeterminación,
en íntima conexión
con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad
social. Para ser desarrollador, el aprendizaje
tendría que cumplir con tres criterios
básicos:

  1. Promover el desarrollo integral de la
    personalidad
    del educando, es decir, activar la
    apropiación de conocimientos, destrezas y capacidades
    intelectuales en estrecha coordinación con la formación de
    sentimientos, cualidades, valores, convicciones e ideales. En
    resumen, garantizar la unidad de lo cognitivo y lo
    afectivo-valorativo en el desarrollo y crecimiento personal de
    los aprendices.
  2. Garantizar el tránsito progresivo de la
    dependencia a la independencia y a la autorregulación,
    así como el desarrollo en el sujeto de la capacidad de
    conocer, controlar y transformar creadoramente su propia
    persona y su medio.
  3. Desarrollar la capacidad para realizar aprendizajes a
    lo largo de la vida, a partir del dominio de las habilidades y
    estrategias
    para aprender a aprender, y de la necesidad de una
    auto-educación constante.

Necesariamente, también la concepción de
qué significa enseñar tendrá que ser
re-valorizada en correspondencia con estos cambios. De este
aspectos nos ocuparemos en otro momento.

  • Un marco para el análisis del proceso de
    aprendizaje.

En un sentido amplio, el aprendizaje puede ser entendido
como un proceso dialéctico en el que, como resultado
de la práctica, se producen cambios relativamente
duraderos y generalizables, y a través del cual el
individuo se apropia de los contenidos y las formas de pensar,
sentir y actuar construidas en la experiencia
sociohistórica con el fin de adaptarse a la realidad y/o
transformarla.
Se trata, pues, como plantea
también Grueiro (1999), de un proceso de
transformación que, a través de apropiación
y reconstrucción de la experiencia, conduce al crecimiento
y desarrollo
personal.

La comprensión del proceso de aprendizaje puede
ser explicitada a partir de la descripción de sus características
fundamentales.

A continuación se describen un conjunto de
características generales que expresan la naturaleza
genérica de los procesos de aprendizaje. A ellas se suman
otras características particulares que definen, en nuestra
opinión, un aprendizaje eficiente y desarrollador,
y que se refieren, más precisamente, al aprendizaje
escolar. Es este último el que nos interesa de manera
particular, y al que hacemos referencias en estas
categorías específicas. Con fines didácticos
y metodológicos, podríamos resumir todas estas
características bajo el rubro de ciertas áreas
de análisis, o dimensiones de estudio.
Ellas responden
a cuatro preguntas que, a nuestro entender, son esenciales para
ayudar a comprender este proceso, a saber:

  • ¿Qué es el aprendizaje?
  • ¿Qué se aprende?
  • ¿Cómo se aprende?
  • ¿En qué condiciones se
    aprende?

La respuesta a las mismas permite avanzar en el
análisis de su naturaleza, sus contenidos,
sus procesos y sus condiciones. El siguiente
esquema ilustra lo planteado.

 

  • Caracterización del proceso de
    aprendizaje.
  1. ¿Qué es el
    aprendizaje?

Teniendo en cuenta su naturaleza, podemos afirmar que el
aprendizaje es un proceso:

  • Multidimensional:

Las formas (tipos) y resultados del aprendizaje son
variadas, tanto como los contenidos a aprender. La plasticidad e
inmadurez de la especie humana con respecto a las restantes
especies del reino animal definen la particular importancia de
estos procesos en la transformación de los individuos en
seres maduros capaces de interactuar eficiente y creadoramente
con su entorno y su cultura. Se aprende a partir de mecanismos y
procesos muy disímiles que en determinados momentos se
complementan e integran, como el aprendizaje asociativo y el
reestructurativo o constructivo, o el aprendizaje
implícito y el explícito. El aprendizaje de
reacciones y formas sencillas de conducta, de los
hábitos y habilidades menos complejos exigen procesos y
condiciones diferentes para su apropiación que el de las
estructuras conceptuales complejas (grandes cuerpos
sistematizados de conocimiento), el de las reglas, procedimientos y
estrategias de nivel superior, o de las formas de conducta y de
interacción que generan sentimientos, normas, actitudes
y valores espirituales.

La multiformidad de los aprendizajes se expresa entonces
a nivel de tres dimensiones particulares: su contenido (el
qué), los procesos a través de los cuales
las personas se apropian de estos contenidos (el cómo), y
las condiciones que es necesario estructurar y organizar
para que los educandos puedan activar esos procesos al apropiarse
de aquellos contenidos (el cuándo, dónde, en
qué situaciones, con quién, etc., que conforman el
contexto y la situación de aprendizaje). La
combinación de estos tres componentes definen una variedad
inmensa de contextos, situaciones, tipos y prácticas de
aprendizaje, y consecuentemente, de habilidades, capacidades y
actitudes necesarias para desplegarlos.

  • Social:

Expresa propiamente su naturaleza (se trata de un
proceso de apropiación de la experiencia
histórico-social, de la cultura ), pero también los
fines y condiciones en que tiene lugar el mismo. El
aprendizaje está determinado por la existencia de una
cultura, que condiciona tanto los contenidos de los cuales los
educandos deben apropiarse, como los propios métodos,
instrumentos, recursos (materiales y
subjetivos) para la apropiación de dicho contenido,
así como los "espacios" y las situaciones
específicas en que se lleva a cabo el mismo.

  • Individual:

Si bien por su naturaleza el proceso de aprendizaje es
social, por sus mecanismos es sumamente personal.
Constituye un reflejo de la individualidad de cada persona. El
perfil singular de las potencialides y deficiencias (fuerzas y
debilidades) del estudiante, sus capacidades, su ritmo, sus
preferencias, sus estrategias y estilos de aprendizaje, unidos a
su historia
personal, sus conocimientos previos y su experiencia anterior
(que va conformando un conjunto de concepciones, actitudes,
valoraciones y sentimientos con respecto al mismo), condicionan
el carácter único e individual de los
procesos que pone en juego cada
persona para aprender.

  • A lo largo de toda la vida:

El aprendizaje no es privativo de la escuela, como
tampoco de determinadas etapas de la vida de un sujeto (como por
ejemplo, la infancia,
adolescencia y
juventud).
Así como el desarrollo, el aprendizaje tiene tiene lugar a
todo lo largo de la vida, y en diferentes contextos; de manera
incidental o dirigida, implícita o explícita. Es
por ello que una meta fundamental de la educación debiera
ser fomentar en las personas la capacidad para realizar
aprendizajes independientes y autorregulados, de manera
permanente en su vida. Al mismo tiempo, el
aprendizaje descansa sobre premisas evolutivas que
condicionan, en cada momento o etapa del desarrollo y de la vida
(ver la perspectiva del ciclo de
vida,
Padilla, 1997), ciertas posibilidades, condiciones
y caracterísitcas del mismo.

  1. ¿Qué se
    aprende?

Teniendo en cuenta la multicidad y complejidad de los
contenidos del aprendizaje, lo cual se expresa en resultados
determinados, podemos afirmar que el aprendizaje es:

  • Heterogéneo, diverso:

Los contenidos y resultados del aprendizaje responden a
la riqueza y diversidad de la cultura. Se aprenden hechos y
conductas, conceptos, procedimientos, actitudes, normas y
valores. Como objeto de aprendizaje se encuentra toda la
actividad cognoscitiva, valorativa y práctica del ser
humano (Modelo
Proyectivo de la Secundaria Básica, 1998).

En la actualidad ha tomado fuerza la idea
la idea de que, para su adecuada inserción y protagonismo
en la vida moderna, todo individuo tiene que apropiarse de un
conjunto determinado de saberes que reflejan las
exigencias de las actuales condiciones sociales. Se trata de un
aprendizaje que promueva el desarrollo integral del
sujeto
, que posibilite su participación
responsable y creadora en la vida social, y su crecimiento
permanente como persona comprometida con su propio bienestar y el
de los demás. Aprender a conocer, a hacer, a
convivir y a ser
(Informe Delors,
1997) constituyen aquellos núcleos o pilares
básicos del aprendizaje que nuestros educandos
están llamados a realizar, y que la educación debe
potenciar.

El aprender a conocer implica ir
más allá del conocimiento. Enfatiza en la
adquisición de procesos y estrategias cognitivas, de
destrezas metacognitivas, en la capacidad para resolver
problemas, y en resumen, en el aprender a aprender y a
utilizar las posibilidades de aprendizaje que permanentemente
ofrece la vida. El aprender a hacer destaca la
adquisición de habilidades y competencias que
preparen al individuo para aplicar nuevas situaciones
disímiles en el marco de las experiencias sociales de un
contexto cultural y social determinado. El aprender a
convivir
supone el desarrollo de las habilidades de
comunicación e interacción social, del trabajo en
equipos–la interdependencia-, y el desarrollo de la
comprensión, la tolerancia, la
solidaridad y del
respeto a los
otros. Por último, aprender a ser destaca el
desarrollo de las actitudes de responsabilidad personal, de la
autonomía, de los valores
éticos y de la búsqueda de la integralidad de la
personalidad.

  1. ¿Cómo se
    aprende?

Los mecanismos y procesos implicados en el
aprender permiten caracterizar éste como un
proceso:

  • Activo:

En un sentido amplio, enfatiza el hecho de que todo
aprendizaje es un resultado de una práctica que puede
adquirir diferentes características
en función de
los objetivos,
procesos, contenidos y condiciones en que se aprende.
Expresa su carácter consciente y la participación
activa del sujeto en el proceso de apropiación de los
contenidos de la enseñanza, su disposición al
esfuerzo intelectual, a la reflexión, la
problematización y a la búsqueda creadora del
conocimiento. En su nivel superior, el aprendizaje activo se
expresa como autorregulado, y descansa en el
desarrollo de la responsabilidad creciente del sujeto ante sus
propios procesos de aprendizaje, lo cual se expresa en el paso
progresivo de una regulación externa a la
regulación interna o autorregulación, en el dominio
paulatino de las habilidades y estrategias para aprender a
aprender.

  • Constructivo:

El aprendizaje no es una copia pasiva de la realidad.
Todo aprendizaje implica una apropiación y una
re-construcción activa, a nivel individual, de los
conocimientos y experiencia histórico-cultural. Poner en
relación los nuevos contenidos aprendidos con lo que ya se
posee, reorganizar la información y hacer surgir nuevos
conocimientos a partir de esta reestructuración, la
búsqueda activa del significado que para el sujeto cobra
el conocimiento de acuerdo a su experiencia anterior, la interpretación personal de la realidad, son
aspectos que caracterizan el proceso de construcción del
conocimiento.

Si bien algunas formas sencillas de aprendizaje son
puramente asociativas (y es necesario entrenar al educando en
distinguir cuándo puede y debe apelar a las mismas para
realizar aprendizajes eficientes y óptimos), y otras toman
un carácter inconsciente o implícito, el
aprendizaje como proceso que se extiende a lo largo de la vida (y
que tiene por ende una dimensión histórica)
es siempre el resultado de esta interacción activa entre
el sujeto y la realidad, en la cual ésta le plantea retos,
problemas, resistencias, y aquel realiza esfuerzos por
comprenderla, interpretarla de acuerdo a los recursos que posee,
asimilarla. En esta interacción (conflicto?,
contradicción?) tiene lugar, precisamente, la
modificación, la transformación, el
perfeccionamiento (el desarrollo, enfin) de los recursos
(procesos, procedimientos, conocimientos, capacidades, etc.)
intelectuales y personales de la persona.

  • Significativo:

Para que sea duradero, el aprendizaje ha de ser
significativo. El proceso constructivo al cual hacemos referencia
tiene otras particularidades. En sentido general y amplio, un
aprendizaje
significativo es aquel que, partiendo de los conocimientos,
actitudes, motivaciones, intereses, y experiencia previa del
estudiante hace que el nuevo contenido cobre para
él un determinado sentido. El aprendizaje significativo es
aquel que potencia el establecimiento de
relaciones: relaciones entre aprendizajes,
relaciones entre los nuevos contenidos y el mundo afectivo y
motivacional de los estudiantes, relaciones entre los conceptos
ya adquiridos y los nuevos que se forman,relaciones, entre el
conocimiento y la vida, entre la teoría y la
práctica. A partir de esta relación
significativa,
el contenido de los nuevos aprendizajes
cobra un verdadero valor para la persona, y aumentan las
posibilidades de que dicho aprendizaje sea duradero,
recuperable, generalizable, transferible
a nuevas situaciones
(características esenciales de un aprendizaje eficiente),
así como de pasar a formar parte del sistema de
convicciones del sujeto.

  • Motivado, orientado a metas:

La eficacia y
calidad del
aprendizaje están condicionados por su vínculo con
las necesidades, motivos e intereses del alumno, en los cuales se
apoya. Las motivaciones de la actividad de estudio
(intrínsecas o extrínsecas) pueden ser
diversas, y determinan el "enfoque" (superficial, profundo;
reproductivo, significativo) del aprendizaje y, por ende, los
resultados del mismo.

Por otra parte, una autoestima
positiva, la percepción
de sí como una persona eficaz y competente (en un
área cualquiera), las expectativas de logro, la
atribución de los éxitos y fracasos a factores
tales como el esfuerzo propio (y no a factores incontrolables
como la suerte, o la capacidad), el sentirse capaz de de ejercer
un dominio sobre lo que acontece (como por ejemplo, sobre los
resultados académicos), entre muchos otros elementos de
esta misma naturaleza, enraizados en el sistema autovalorativo
del sujeto, promueven la
motivación intrínseca por el proceso de
aprendizaje y la seguridad
necesaria para enfrentar obstáculos y esforzarse
perseverantemente , componente indispensables de este
proceso.

3. ¿En qué condiciones se
aprende?

Si se alude a aquellas condiciones que potencian el
aprendizaje (cuándo se realiza, dónde, con
quién, con qué recursos y exigencias), este se nos
presenta como un proceso eminentemente:

  • Cooperativo:

Aprender significa siempre, de un modo u otro,
interactuar y comunicarse con otros, apoyarse en ellos para
construir y perfeccionar los propios conocimientos, y para
transitar progresivamente hacia formas de actuación
autorreguladas, pero que siguen siendo, en esencia,
colaborativas. Como plantea Gómez (1996), la vida del aula
debe desarrollarse "de modo que puedan vivenciarse
prácticas sociales e intercambios académicos que
induzcan a la solidaridad, la colaboración, la
experimentación compartida, así como a otro tipo de
relaciones con el conocimiento y la cultura que estimulen la
búsqueda, el contraste, la crítica, la iniciativa y
la creación" en el colectivo.

  • Mediado:

Resulta entonces claro que el aprendizaje, y muy en
particular, el aprendizaje escolar, está mediado por la
existencia de"los otros" (el profesor, el
grupo escolar,la cultura, expresada en el currículo) y de la actividad de
comunicación que constituye una característica
esencial de este proceso. Pero es el maestro el principal
mediador quien, partiendo de una
intención educativa, estructura
situaciones de aprendizaje. Organiza flexiblemente el proceso de
dominio progresivo por parte de los estudiantes de las
estrategias y modos de actuar, actuando como un experto, que
plantea retos, brinda modelos,
sugerencias, alternativas, retroaalimentación y ayuda
individualizada, y estimula y guía paulatinamente la
ampliación del las zonas de desarrollo
potencia
l y el tránsito del control externo
al interno, individual. El aprendizaje es en consecuencia el
resultado de una práctica mediada, que el
educador adecua oportunamente (será una práctica
repetitiva, reflexiva, guiada, autónoma, etc.) de acuerdo
a los objetivos y contenidos a aprender, y a las condiciones
existentes.

  • Contextualizado:

No hay que olvidar que el individuo que aprende es
siempre "un ser en situación". Sus procesos de aprendizaje
son parte integrante de su vida concreta, que transcurre en sus
distintos contextos de actuación. El estudiante es, sin
dudas, el centro de múltiples influencias y
condicionamientos, y su aprendizaje será también el
reflejo de sus correspondientes vínculos con el medio
social al cual pertenece y en el cual despliega su actividad
vital. Comprender profundamente los aprendizajes que los alumnos
llevan a cabo exige un intento por penetrar en esta compleja
red de
vínculos y determinaciones. En este sentido, tiene
razón Pérez (1992) al plantear la necesidad de una
aproximación integral, holística, apegada
a lo real, para poder
representarse la complejidad de los fenómenos de
aprendizaje que transcurren en un aula, y en las condiciones de
la vida cotidiana. Así, plantea este autor, el ambiente
natural del aprendizaje no está conformado por un
individuo aislado, sino por un grupo de ellos, en una
específica institución social, con una forma
particular de relacionarse y una dinámica colectiva peculiar, que median y
condicionan los procesos de aprendizaje individual. Penetrar en
el verdadero espacio de los procesos de aprendizaje implica pues
tener en cuenta, junto con los componentes personales
imvolucrados en el mismo (cognitivos, socio-afectivos,
motivacionales) estas variables contextuales, la realidad
en que vive inmerso el sujeto.

  • Conclusiones.

La concepción (explícita o
implícita) que se tiene sobre el aprendizaje
determinará cómo se concibe a su vez el proceso de
enseñar. Desde esta óptica,
una teoría o concepción general sobre el
aprendizaje constituye una herramienta heurística
indispensable para el trabajo
diario del maestro. Ella le brinda una comprensión de los
complejos y diversos fenómenos que tienen lugar en el
aula, y por lo tanto, un fundamento teórico,
metodológico y práctico para planificar,
organizar, dirigir, desarrollar y evaluar su práctica
profesional, perfeccionándola contínuamente
Todo ello constituye un requisito básico para que el
educador pueda potenciar, de manera científica e
intencional –y no empírica o intuitivamente- los
tipos de aprendizajes que buscamos, es decir, aquellos que
propician en sus estudiantes el crecimiento y enriquecimiento
integral de sus recursos como seres humanos, en otras palabras,
los aprendizajes desarrolladores.

Esperamos que el presente material estimule la necesaria
reflexión sobre el tema, y que pueda convertirse en una de
esas herramientas que ayude al profesor a comprender
-para transformar-
su quehacer cotidiano en las aulas en pos
de la excelencia educativa.

Bibliografía.

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  2. Castellanos, D.; Grueiro, I. (1996). ¿Puede
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    construcción del conocimiento en situaciones
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  4. Day, J.D.; French, L.A.; Hall, L.K.. (1985). Social
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  5. De Lisle, J. (1998). El Informe Delors dentro del
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  6. Modelo Proyectivo de la Secundaria Básica
    Cubana
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  7. Padilla, M.L. (1997). Psicología Educativa. Proyecto Docente.
    Universidad
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  8. Pérez, A. L. (1992). Enseñanza para la
    comprensión. En J.Gimeno Sacristán y A. L.
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  9. Pozo, J.I. (1996). Aprendices y Maestros. La nueva
    cultura del aprendizaje
    . Madrid: Alianza
    Editorial.
  10. Vigotsky, L. S. (1982). Pensamiento y
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    . La Haban: Editora Revolucionaria.
  11. Vigotsky, L.S. (1987). Historia del desarrollo de
    las funciones psíquicas superiores
    . La Habana:
    Editorial Científico-Técnica.

EDUCACIÓN, APRENDIZAJE Y
DESARROLLO

MS C. DORIS CASTELLANOS SIMONS

DR C. BEATRIZ CASTELLANOS SIMONS

DR C. MIGUEL JORGE LLIVINA LAVIGNE

Centro de Estudios Educacionales,
ISPEJV.

INTRODUCCIÓN

En la noche de los tiempos, no había en el universo
más que dioses. Pero llegó el momento, marcado por
el destino, de crear a las razas mortales. Así, Prometeo y
Epimeteo recibieron el encargo divino de distribuir entre las
distintas especies, las cualidades necesarias para la
vida.

Epimeteo, preocupado por la supervivencia de los
animales,
repartió entre estos todas las destrezas y habilidades.
Mas, olvidándose de la especie humana, la dejó
abandonada a sí misma,

Hizo falta entonces la inteligencia y el valor de su
hermano Prometeo, para que el hombre
pudiese adquirir cualidades indispensables para vivir: gracias al
fuego, que robó a los dioses, los seres humanos crearon la
civilización. Y desde entonces, cada hombre recibe, en
lugar de los instintos que no le fueron dados originalmente, los
frutos de todo aquello que han ido inventando otros hombres antes
que él.

El mito de
Prometeo es, sin lugar a dudas, una de las más hermosas
alegorías a la indefensión original del ser humano
y al papel que desempeña la cultura en el proceso de
humanización de la especie, tanto como nuestra
socialización e individuación. Así, en la
medida en que nos vamos convirtiendo en miembros de la especie
humana, también nos configuramos como miembros de una
sociedad histórico-concreta y como personalidades
individuales, únicas e irrepetibles.

En efecto, los niños y
las niñas son, en el momento de su nacimiento, las
criaturas más indeterminadas e inconclusas que es posible
imaginar. No vienen al mundo, como sucede en las demás
especies, con un repertorio de comportamientos prefijados
hereditariamente en un código
genético cerrado: lo que son y lo que serán en un
futuro, se construye día a día, ya que dependen,
para sobrevivir y desarrollarse, de lo que aprenden, más
que de lo que heredan.

"Cada hombre aprende a serlo. Para vivir en sociedad, no
le es suficiente con lo que la naturaleza le da al nacer. El debe
dominar, además, lo que ha sido logrado en el desarrollo
histórico de la sociedad humana."

De este modo, la existencia misma del ser humano como
ser social, y dotado de una psiquis humana, tiene un origen y una
mediatización social e histórica: es a
través de la educación, entendida en su más
amplia acepción como la transmisión de la cultura
de una a otra generación, que el individuo entra en
contacto con la experiencia humana y se la apropia. Precisamente,
el proceso de apropiación constituye la forma
exclusivamente humana de aprendizaje.

Cada persona va haciendo suya la cultura a partir de
procesos de aprendizaje que le permiten el dominio progresivo de
los objetos y sus usos, así como de los modos de actuar,
de pensar y de sentir, e inclusive, de las formas de aprender
vigentes en cada contexto histórico. De este modo, los
aprendizajes que realiza constituyen el basamento indispensable
para que se produzcan procesos de desarrollo, y
simultáneamente, los niveles de desarrollo alcanzados
abren caminos seguros a los
nuevos aprendizajes.

En esta concepción, el entorno social no es una
simple condición que favorece u obstaculiza el aprendizaje
y el desarrollo individual: es una parte intrínseca del
propio proceso y define su esencia misma, a partir de la ley general de la
formación y desarrollo de la psiquis humana, formulada por
Lev S. Vigotsky:

"En el desarrollo cultural del niño toda
función aparece dos veces: primero, entre personas (de
manera interpsicológica), y después, en el interior
del propio niño (de manera
intrapsicológica)…Todas las funciones
psicológicas superiores se originan como relaciones entre
los seres humanos".

Según esta ley de la doble formación, que
constituye el fundamento básico de la escuela
histórico-cultural, el desarrollo
humano sigue una pauta que va de lo externo, social e
intersubjetivo, hacia lo interno, individual e
intrasubjetivo.

Consecuentemente, el desarrollo es fruto de la
interacción social con otras personas, que representan los
agentes mediadores entre el individuo y la cultura. Tales
interacciones, que tienen un carácter educativo
implícito o explícito, se producen en diferentes
contextos específicos no formales, incidentales y
formales, como son por ejemplo, la familia,
los grupos
sociales en general, los grupos de pares
en particular y la escuela, entre otros.

Atendiendo a los aspectos que se han examinado, es
importante establecer algunas conclusiones esenciales acerca de
la relación dialéctica existente entre la
educación, el aprendizaje y el desarrollo en el ser
humano:

Educación, aprendizaje y desarrollo son procesos
que poseen una relativa independencia y singularidad propia, pero
que se integran al mismo tiempo en la vida humana, conformando
una unidad dialéctica.

La educación constituye un proceso social
complejo e histórico concreto en el que tiene lugar la
transmisión y apropiación de la herencia cultural
acumulada por el ser humano. En este contexto, el aprendizaje
representa el mecanismo a través del cual el sujeto se
apropia de los contenidos y las formas de la cultura que son
transmitidas en la interacción con otras
personas.

El papel de la educación ha de ser el de crear
desarrollo, a partir de la adquisición de aprendizajes
específicos por parte de los/las educandos. Pero la
educación se convierte en promotra del desarrollo
solamente cuando es capaz de conducir a las personas más
allá de los niveles alcanzados en un momento determinado
de su vida y propicia la realización de aprendizajes que
superen las metas ya logradas.

Se entiende entonces que una educación
desarrolladora "es aquella que conduce al desarrollo, que va
delante del mismo – guiando, orientando, estimulando -, que
tiene en cuenta el desarrollo actual para ampliar continuamente
los límites de la zona de desarrollo próximo o
potencial, y por lo tanto, los progresivos niveles de desarrollo
del sujeto. La educación desarrolladora promueve y
potencia los aprendizajes desarrolladores."

Si tomamos en consideración la trascendencia
actual de la categoría educación desarrolladora, y
la conceptualizamos en términos del aprendizaje
desarrollador, resulta esencial profundizar en estas
problemáticas, a partir de una plataforma general acerca
del aprendizaje humano.

PARA COMPRENDER EL APRENDIZAJE…

Una concepción general sobre el aprendizaje
representa una herramienta heurística indispensable para
el trabajo diario de los maestros y maestras; les brinda una
comprensión de los complejos y diversos fenómenos
que tienen lugar en el aula, y por lo tanto, un fundamento
teórico, metodológico y práctico para
planificar, organizar, dirigir, desarrollar y evaluar su
práctica profesional, perfeccionándola
continuamente. Todo ello constituye un requisito básico
para que el educador pueda potenciar, de manera científica
e intencional – y no empírica o intuitivamente – los tipos
de aprendizajes necesarios, es decir, aquellos que propician en
sus estudiantes el crecimiento y enriquecimiento integral de sus
recursos como seres humanos, en otras palabras, los aprendizajes
desarrolladores.

El aprendizaje resulta ser, en realidad, un proceso
complejo, diversificado, altamente condicionado por factores
tales como las características evolutivas del sujeto que
aprende, las situaciones y contextos socio-culturales en que
aprende, los tipos de contenidos o aspectos de la realidad de los
cuales debe apropiarse y los recursos con que cuenta para ello,
el nivel de intencionalidad, consciencia y organización con que tienen lugar estos
procesos, entre otros.

A tono con lo anterior, planteamos algunos presupuestos
iniciales que consideramos importantes para abordar una
comprensión del aprendizaje.

  • Aprender es un proceso que ocurre a lo largo de
    toda la vida
    , y que se extiende en múltiples
    espacios, tiempos y formas. El aprender está
    estrechamente ligado con el crecer de manera permanente. Sin
    embargo, no es algo abstracto: está vinculado a las
    experiencias vitales y las necesidades de los individuos, a su
    contexto histórico-cultural concreto.
  • En el aprendizaje cristaliza contínuamente la
    dialéctica entre lo histórico-social y lo
    individual-personal
    ; es siempre un proceso activo de
    reconstrucción de la cultura, y de descubrimiento del
    sentido personal y la significación vital que tiene el
    conocimiento para los sujetos.
  • Aprender supone el tránsito de lo externo a lo
    interno – en palabras de Vigotsky, de lo
    interpsicológico a lo intrapsicológico -,
    de la dependencia del sujeto a la independencia, de la
    regulación externa a la autorregulación. Supone,
    en última instancia, su desarrollo cultural, es
    decir, recorrer un camino de progresivo dominio e
    interiorización de los productos de la cultura
    (cristalizados en los conocimientos, en los modos de pensar,
    sentir y actuar, y, también, de los modos de aprender) y
    de los instrumentos psicológicos que garantizan
    al individuo una creciente capacidad de control y
    transformación sobre su medio, y sobre sí
    mismo.
  • El proceso de aprendizaje posee tanto un
    carácter intelectual como emocional.
    Implica a la personalidad como un todo. En él se
    construyen los conocimientos, destrezas, capacidades, se
    desarrolla la inteligencia, pero de manera inseparable, este
    proceso es la fuente del enriquecimiento afectivo, donde se
    forman los sentimientos, valores, convicciones, ideales, donde
    emerge la propia persona y sus orientaciones ante la
    vida.
  • Aunque el centro y principal instrumento del aprender
    es el propio sujeto que aprende, aprender es un proceso de
    participación, de colaboración y de
    interacción
    . En el grupo, en la comunicación
    con los otros, las personas desarrollan el auto-conocimiento,
    compromiso y la responsabilidad, individual y social, elevan su
    capacidad para reflexionar divergente y creadoramente, para la
    evaluación crítica y autocrítica, para
    solucionar problemas y tomar decisiones. El papel
    protagónico y activo de la persona no niega, en resumen,
    la mediación social.

Situándonos en los marcos del aprendizaje
escolar, esta perspectiva nos permite trascender la noción
del estudiante como un mero receptor, un depósito o
un consumidor de información, sustituyéndola por la
de un aprendiz activo (e interactivo), capaz de realizar
aprendizajes permanentes en contextos socioculturales complejos,
de decidir qué necesita aprender en los mismos,
cómo aprender, qué recursos tiene que obtener para
hacerlo y qué procesos debe implementar para obtener
productos individual y socialmente valiosos (Betts, 1991). De
esta perspectiva deriva igualmente la noción de un
aprendizaje eficiente y desarrollador, que se discuten
más adelante. Necesariamente, también la
concepción de qué significa enseñar
tendrá que ser revalorizada en correspondencia con estas
ideas.

Consecuentemente, se propone conceptualizar el
aprendizaje humano como: el proceso dialéctico de
apropiación de los contenidos y las formas de conocer,
hacer, convivir y ser construidos en la experiencia
sociohistórica, en el cual se producen, como resultado de
la actividad del individuo y de la interacción con otras
personas, cambios relativamente duraderos y generalizables, que
le permiten adaptarse a la realidad, transformarla y crecer como
personalidad.

CARACTERIZACIÓN DEL APRENDIZAJE
HUMANO

La naturaleza del aprendizaje

  • El aprendizaje es un proceso de carácter
    dialéctico

La comprensión del aprendizaje desde esta
perspectiva implica rescatar su naturaleza integral y
contradictoria, nunca lineal, abordándolo como un proceso
psicológico de cambio y transformación en la
psiquis y la conducta del individuo, que transcurre gradual y
progresivamente, a través de diferentes etapas y momentos
vinculados entre sí de forma dinámica, y donde los
diversos componentes funcionan en un sistema indisoluble, de modo
que las partes son interdependientes y dependen al mismo tiempo
de la totalidad.

Sin lugar a dudas, el proceso será más o
menos complejo en función de los contenidos a aprender y
de los mecanismos internos que los/las aprendices que han de
movilizar para alcanzar los resultados esperados. Así,
aprender a montar bicicleta puede requerir de unas pocas sesiones
de práctica, al igual que la memorización de una
poesía,
de fechas históricas o de un listado de los presidentes
del país en el período neocolonial.

En tanto, el aprendizaje de un concepto
científico exige desencadenar mecanismos cualitativamente
diferentes que van más allá de la asociación
psicomotora o verbal. Implica, de hecho un proceso de
comprensión gradual donde el sujeto debe establecer
explícita e intencionalmente relaciones entre sus
conocimientos previos y la nueva información ofrecida por
el profesor, reestructurarlos y aplicarlos a diferentes
situaciones, con vistas a lograr su plena
generalización.

  • El aprendizaje es un proceso de apropiación
    individual de la experiencia social

Ciertamente, el aprendizaje es siempre un proceso
social; esta característica expresa propiamente su
naturaleza (se trata de un proceso de apropiación de la
experiencia histórico-social, de la cultura), pero
también los fines y condiciones en que tiene lugar el
mismo.

El aprendizaje está determinado por la existencia
de una cultura, que condiciona tanto los contenidos de los cuales
los educandos deben apropiarse, como los propios métodos,
instrumentos, recursos (materiales y subjetivos) para la
apropiación de dicho contenido, así como los
espacios y las situaciones específicas en que se lleva a
cabo el mismo.

Pero el aprendizaje tiene, al mismo tiempo, una
naturaleza individual: sus mecanismos son sumamente personales y
constituyen un reflejo de la individualidad de cada personalidad.
El perfil singular de las potencialides y deficiencias (fuerzas y
debilidades) del aprendiz, sus capacidades, ritmos, preferencias,
estrategias y estilos de aprendizaje, unidos a la historia
personal, los conocimientos previos y la experiencia anterior
(que va conformando un conjunto de concepciones, actitudes,
valoraciones y sentimientos con respecto al mismo), condicionan
el carácter único e individual de los procesos que
pone en juego cada persona para aprender.

  • El aprendizaje es multidimensional por sus
    contenidos, procesos y condiciones

La plasticidad e inmadurez del ser humano con respecto a
las otras especies del reino animal determinan la importancia
trascendental que tiene el aprendizaje para el desarrollo de
individuos maduros, capaces de interactuar creadoramente con su
entorno natural y su cultura; se aprende a través de
procesos muy disímiles, que en determinados momentos se
complementan e integran, como el aprendizaje asociativo y el
reestructurativo. Así, el aprendizaje de reacciones y
formas sencillas de conducta y de hábitos y habilidades
menos complejos, exige procesos y condiciones diferentes para su
apropiación que el de los grandes cuerpos de
conocimientos, las reglas, procedimientos y estrategias de nivel
superior o de las formas de conducta y de interacción que
generan sentimientos, actitudes y valores espirituales. Por
tanto, la infinita riqueza y diversidad del aprendizaje humano se
expresa básicamente en tres esferas
particulares:

  • Los contenidos o resultados del
    aprendizaje
  • Los procesos o mecanismos a través de
    los cuales las personas se apropian de estos contenidos
    diversos
  • Las condiciones del aprendizaje, o sea, los
    diferentes tipos de situaciones de actividad e
    interacción en las cuales se movilizan determinados
    procesos en función de la apropiación de la
    experiencia sociohistórica

Precisamente, estas tres esferas constituyen los
componentes del sistema del aprendizaje humano que
examinaremos con posterioridad, y su combinación define
una variedad inmensa de contextos, situaciones, tipos y
prácticas de aprendizaje, y consecuentemente, de
habilidades, capacidades y actitudes necesarias para
desplegarlos.

  • El aprendizaje se extiende a lo largo de toda la
    vida

El aprendizaje, como condición imprescindible
para la supervivencia humana y para el crecimiento de cada
individuo como personalidad, no se limita a determinadas etapas
del ciclo evolutivo, como por ejemplo, la infancia, la
adolescencia o la juventud. Somos aprendices permanentes que nos
apropiamos desde el momento mismo del nacimiento y durante toda
nuestra existencia, de la cultura construida generación
tras generación.

No aprendemos solamente en los años de
escolarización, sino a todo lo largo de la vida, y en
diferentes contextos; de manera incidental o dirigida,
implícita o explícita. Es por ello que una meta
fundamental de la educación es fomentar en las personas la
capacidad para realizar aprendizajes independientes y
autorregulados, de manera permanente en su vida.

Al mismo tiempo, el aprendizaje descansa sobre premisas
evolutivas que influyen, en cada momento o etapa del desarrollo y
de la vida, en las posibilidades, condiciones y
caracterísitcas del mismo.

Componentes del aprendizaje

Según se señaló previamente, en el
aprendizaje humano se integran tres aspectos esenciales, que
constituyen sus componentes sistémicos:

  • Los contenidos o resultados del aprendizaje
    (¿qué se aprende?)
  • Los procesos o mecanismos del aprendizaje
    (¿cómo se aprenden esos contenidos?)
  • Las condiciones del aprendizaje (¿en
    qué condiciones se desencadenan los procesos necesarios
    para aprender los contenidos esperados?)

En cada tipo de aprendizaje específico, tal como
se examinará a lo largo de estas páginas, existe
una relación directa e indisoluble entre los tres
componentes, de modo que los procesos y las condiciones han de
ser adecuadas y pertinentes para cada tipo de resultado o cambio
que se espera alcanzar. Sin embargo, con no poca frecuencia, los
maestros y maestras, al organizar el proceso de
enseñanza-aprendizaje en la escuela, se centran
únicamente en los resultados, si examinar los mecanismos
internos y las condiciones de la práctica que
facilitarían la apropiación por los/las aprendices
de los contenidos correspondientes.

(1) ¿Qué se aprende?: contenidos del
aprendizaje

  • Los contenidos del aprendizaje llevan el signo de
    la diversidad

La multicidad y complejidad de los contenidos del
aprendizaje responden a la riqueza y diversidad de la cultura. Se
aprenden hechos y conductas, conceptos, procedimientos,
actitudes, normas y valores. Como objeto de aprendizaje se
encuentra toda la actividad cognoscitiva, valorativa y
práctica del ser humano, según se enfatiza en el
Modelo Proyectivo de la Secundaria Básica (ICCP,
1998).

En la actualidad ha tomado fuerza la idea de que, para
su adecuada inserción y protagonismo en la vida moderna,
todo individuo tiene que apropiarse de un conjunto determinado de
saberes que reflejan las exigencias de las actuales
condiciones sociales. Se trata de un aprendizaje que promueva el
desarrollo integral del sujeto, que posibilite su
participación responsable y creadora en la vida social, y
su crecimiento permanente como persona comprometida con su propio
bienestar y el de los demás. Aprender a conocer, a
hacer, a convivir y a ser
(Informe Delors, 1997)
constituyen aquellos núcleos o pilares básicos del
aprendizaje que nuestros educandos están llamados a
realizar, y que la educación debe potenciar:

  • El aprender a conocer implica ir más
    allá del conocimiento. Enfatiza en la adquisición
    de procesos y estrategias cognitivas, de destrezas
    metacognitivas, en la capacidad para resolver problemas, y en
    resumen, en el aprender a aprender y a utilizar las
    posibilidades de aprendizaje que permanentemente ofrece la
    vida.
  • El aprender a hacerdestaca la
    adquisición de habilidades y competencias que preparen
    al individuo para aplicar nuevas situaciones disímiles
    en el marco de las experiencias sociales de un contexto
    cultural y social determinado.
  • El aprender a convivirsupone el desarrollo de
    las habilidades de comunicación e interacción
    social, del trabajo en equipos–la interdependencia-, y el
    desarrollo de la comprensión, la tolerancia, la
    solidaridad y del respeto a los otros.
  • Por último, el aprender a ser destaca
    el desarrollo de las actitudes de responsabilidad personal, de
    la autonomía, de los valores éticos y de la
    búsqueda de la integralidad de la
    personalidad.

(2) ¿Cómo se aprende?: procesos
del aprendizaje

  • Se aprende en la actividad y como resultado de
    ésta

En un sentido amplio, esta característica
enfatiza el hecho de que todo aprendizaje constituye un reflejo
de la realidad por parte del sujeto, y como tal se produce en la
actividad que desarrolla cada persona en su contacto con el mundo
objetal y con los demás seres humanos. Expresa su
carácter consciente y la participación activa del
sujeto en el proceso de apropiación de los contenidos de
la cultura, su disposición al esfuerzo intelectual, a la
reflexión, la problematización y a la
búsqueda creadora del conocimiento.

Aprender implica entonces, cambios como resultado de la
actividad cognoscitiva y afectivo-valorativa individual, aunque
dicha actividad puede adquirir diferentes particularidades en
función de los objetivos, procesos, contenidos y
condiciones en que se aprende

  • El aprendizaje humano siempre es
    regulado

Como toda actividad humana, el aprendizaje representa un
proceso sujeto a una regulación psíquica. En su
nivel superior, el aprendizaje activo adquiere un carácter
autorregulado, y descansa en el desarrollo de la responsabilidad
creciente del sujeto ante sus propios procesos de aprendizaje, lo
cual se expresa en el paso progresivo de una regulación
externa a la regulación interna, en el dominio paulatino
de las habilidades y estrategias para aprender a
aprender.

  • El aprendizaje es un proceso constructivo, donde
    se complementan la reestructuración y la
    asociación

Aprender es siempre una construcción individual,
por cuanto no constituye jamás una copia pasiva de la
realidad; no es un proceso lineal donde los contenidos de la
cultura se reflejan como en un espejo. Por el contrario, dado el
carácter activo del reflejo psíquico humano, el
paso de lo externo a lo interno siempre implica la
transformación del objeto, que al interiorizarse por el
individuo adquiere forma ideal y subjetiva.

Sin embargo, la construcción, según
refiere Pozo en su obra "Aprendices y maestros", puede ser
estática o dinámica, ya que se
realiza, en cada caso específico, atendiendo a diferentes
procesos que se complementan: la asociación y la
reestructuración.

En el caso de los procesos asociativos, posibilitan
reproducir con la mayor exactitud las características del
contenido a aprender, por ejemplo, un número de teléfono, un nombre, una fecha. Se trata
entonces de una construcción estática, que permite
adquirir conductas elementales.

Los mecanismos de reestructuración implican por
su parte, poner en relación los nuevos contenidos
aprendidos con lo que ya se poseen, reorganizar la
información y hacer surgir nuevos conocimientos a partir
de esta reestructuración. Son indispensables aquí
la búsqueda activa del significado que para el sujeto
cobra el conocimiento de acuerdo a su experiencia anterior,
así como la comprensión e interpretación
personal de la realidad.

Si bien los maestros y maestras no pueden desestimar
algunas formas de aprendizaje asociativas, es necesario preparar
a los/las aprendices para que distingan cuándo pueden y
deben apelar a las mismas para realizar aprendizajes eficientes y
óptimos. Pero en todo momento, se deben privilegiar en el
proceso pedagógico los mecanismos constructivos
dinámicos a través de los cuales los aprendices, en
interacción activa con la realidad, realizan esfuerzos por
comprenderla, interpretarla de acuerdo a los recursos que poseen,
asimilarla. En esta interacción (conflicto,
contradicción) tiene lugar, precisamente, la
transformación y desarrollo de los recursos intelectuales
y personales del individuo (procesos, procedimientos,
conocimientos, capacidades, etc.).

  • Se aprende estableciendo relaciones
    significativas

Para que sea duradero, el aprendizaje ha de ser
significativo. En sentido general y amplio, un aprendizaje
significativo es aquel que, partiendo de los conocimientos,
actitudes, motivaciones, intereses, y experencia previa del
estudiante hace que el nuevo contenido cobre para él un
determinado sentido. El aprendizaje significativo potencia el
establecimiento de relaciones: relaciones entre aprendizajes,
relaciones entre los nuevos contenidos y el mundo afectivo y
motivacional de los estudiantes, relaciones entre los conceptos
ya adquiridos y los nuevos conceptos que se forman, relaciones
entre el conocimiento y la vida, entre la teoría y la
práctica. A partir de esta relación significativa,
el contenido de los nuevos aprendizajes cobra un verdadero valor
para la persona, y aumentan las posibilidades de que dicho
aprendizaje sea duradero, recuperable, generalizable y
transferible a nuevas situaciones (características
esenciales de un aprendizaje eficiente), así como de pasar
a formar parte del sistema de convicciones del sujeto.

  • Los procesos motivacionales imprimen su
    dinámica al aprendizaje

La eficacia y calidad del aprendizaje están
condicionados por su vínculo con las necesidades, motivos
e intereses del alumno, en los cuales se apoya. Las motivaciones
de la actividad de estudio pueden ser diversas
(intrínsecas o extrínsecas), y determinan el
enfoque (superficial, reproductivo; profundo, significativo) del
aprendizaje y, por ende, los resultados del mismo.

Por otra parte, una autoestima positiva, la
percepción de sí como una persona eficaz y
competente (en un área cualquiera), las expectativas de
logro, la atribución de los éxitos y fracasos a
factores controlables tales como el esfuerzo propio (y no a
factores incontrolables como la suerte), el sentirse capaz de de
ejercer un dominio sobre lo que acontece (como por ejemplo, sobre
los resultados académicos), entre muchos otros elementos
de esta misma naturaleza, se encuentran firmemente enraizados en
el sistema autovalorativo del sujeto. Ellos ejercen una
influencia sustancial en la motivación
intrínseca por el proceso de aprendizaje y promueven la
seguridad necesaria para enfrentar obstáculos y esforzarse
perseverantemente, componentes indispensables de este
proceso.

(3) ¿En qué condiciones se
aprende?

Si se alude a aquellas condiciones que potencian el
aprendizaje (cuándo se realiza, dónde, con
quién, con qué recursos y exigencias), este se nos
presenta como un proceso eminentemente:

  • El aprendizaje es un proceso
    mediado

El aprendizaje, y muy en particular, el aprendizaje
escolar, está mediado por la existencia de "los otros" (el
profesor, el grupo escolar, la cultura expresada en el
currículo) y de la actividad de comunicación que
constituye una característica esencial de este proceso.
Pero es el maestro el mediador fundamental, ya que partiendo de
una intención educativa, es quien estructura las
situaciones de aprendizaje. Organiza flexiblemente el proceso de
dominio progresivo por parte de los estudiantes de las
estrategias y modos de actuar, actuando como un experto, que
plantea retos, brinda modelos, sugerencias, alternativas,
retroaalimentación y ayuda individualizada, y estimula y
guía paulatinamente la ampliación del las zonas de
desarrollo potencial y el tránsito del control externo al
interno, individual. El aprendizaje es en consecuencia el
resultado de una actividad mediada, donde juega un papel
fundamental la comunicación. El educador adecua
oportunamente dicha actividad (podrá ser una
práctica repetitiva, reflexiva, guiada, autónoma,
etc.) de acuerdo a los objetivos y contenidos a aprender, y a las
condiciones existentes.

  • El proceso de aprendizaje es
    cooperativo

Aprender significa siempre, de un modo u otro,
interactuar y comunicarse con otros, apoyarse en ellos para
construir y perfeccionar los propios conocimientos, y para
transitar progresivamente hacia formas de actuación
autorreguladas, pero que siguen siendo, en esencia,
colaborativas. Como plantea Gómez (1996), la vida del aula
debe desarrollarse "de modo que puedan vivenciarse
prácticas sociales e intercambios académicos que
induzcan a la solidaridad, la colaboración, la
experimentación compartida, así como a otro tipo de
relaciones con el conocimiento y la cultura que estimulen la
búsqueda, el contraste, la crítica, la iniciativa y
la creación" en el colectivo.

  • El aprendizaje es siempre
    contextualizado

No hay que olvidar que el individuo que aprende es "un
ser en situación". Sus procesos de aprendizaje son parte
integrante de su vida concreta, que transcurre en sus distintos
contextos de actuación. El estudiante es, sin dudas, el
centro de múltiples influencias y condicionamientos, y su
aprendizaje será también el reflejo de sus
correspondientes vínculos con el medio social al cual
pertenece y en el cual despliega su actividad vital. Comprender
profundamente los aprendizajes que los/las alumnos y alumnas
llevan a cabo exige un intento por penetrar en esta compleja red
de vínculos y determinaciones. En este sentido, tiene
razón Pérez (1992) al plantear la necesidad de una
aproximación integral, holística, apegada a lo
real, para poder representarse la complejidad de los
fenómenos de aprendizaje que transcurren en un aula, y en
las condiciones de la vida cotidiana. Así, plantea este
autor, el ambiente natural del aprendizaje no está
conformado por un individuo aislado, sino por un grupo de ellos,
en una específica institución social, con una forma
particular de relacionarse y una dinámica colectiva
peculiar, que median y condicionan los procesos de aprendizaje
individual. Penetrar en el verdadero espacio de los procesos de
aprendizaje implica pues tener en cuenta, junto con los
componentes personales involucrados en el mismo (cognitivos,
socio-psicológicos, afectivos-motivacionales), estas
variables
contextuales, que emanan de la realidad en que vive inmerso el
sujeto.

EL APRENDIZAJE DESARROLLADOR

Un aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en
el individuo la apropiación activa y creadora de la
cultura, propiciando el desarrollo de su auto-perfeccionamiento
constante, de su autonomía y autodeterminación, en
íntima conexión con los necesarios procesos de
socialización, compromiso y responsabilidad social. Por
tanto, para ser desarrollador, el aprendizaje tendría que
cumplir con tres criterios básicos:

  1. Promover el desarrollo integral de la personalidad
    del educando, es decir, activar la apropiación de
    conocimientos, destrezas y capacidades intelectuales en
    estrecha armonía con la formación de
    motivaciones, sentimientos, cualidades, valores, convicciones e
    ideales. En otras palabras, garantizar la unidad de lo
    cognitivo y lo afectivo-valorativo en el desarrollo y
    crecimiento personal de los aprendices.
  2. Potenciar el tránsito progresivo de la
    dependencia a la independencia y a la autorregulación,
    así como el desarrollo en el sujeto de la capacidad de
    conocer, controlar y transformar creadoramente su propia
    persona y su medio.
  3. Desarrollar la capacidad para realizar aprendizajes a
    lo largo de la vida, a partir del dominio de las habilidades y
    estrategias para aprender a aprender, y de la necesidad
    de una auto-educación constante.

Dimensiones y subdimensiones del aprendizaje
desarrollador

Los procesos del aprendizaje desarrollador han sido
concebidos aquí como el resultado de la interacción
dialéctica entre tres dimensiones básicas: la
activación-regulación, la significatividad de los
procesos, y la motivación para aprender.

(1)
Activación-regulación

A la primera de las dimensiones del aprendizaje
desarrollador se denomina activación-regulación,
con el objetivo de
designar la naturaleza de los procesos y mecanismos intelectuales
en los que se sustenta y de los resultados que produce. Las
subdimensiones esenciales que la integran son: la actividad
intelectual productivo-creadora, que constituye el componente
cognitivo del aprendizaje activo, y la metacognición o componente
metacognitivo.

Actividad intelectual productivo-creadora (componente
cognitivo)

De forma general, este componente se define a partir del
sistema de conocimientos, hábitos, habilidades,
procedimientos y estrategias de carácter general y
específico que deben desarrollarse en cada nivel, en
dependencia de la naturaleza específica de la materia, y de
la calidad que ellos deben tener para calificar un aprendizaje
desarrollador. En la base de este sistema se encuentran, por
supuesto, los procesos, funciones y operaciones del
sistema cognitivo humano, especialmente, el desarrollo alcanzado
por los procesos del pensamiento.

En consonancia con la propuesta de Castellanos y
Córdova (1995) sobre las dimensiones del funcionamiento
inteligente, el que se concibe aquí en estrecha
relación con las particularidades que debe desarrollar la
actividad intelectual productivo-creadora, podríamos
distinguir en esta subdimensión:

Un aspecto procesal, que se refiere a los
procesos cognitivos y propiedades intelectuales, y la calidad de
los mismos, y

Un aspecto operacional, que concierne al
desarrollo y las particularidades de las bases de conocimientos y
del sistema de acciones con
que los estudiantes deben funcionar y desarrollar.

Indicadores importantes de calidad procesal – o
del desarrollo del aspecto cognitivo y procesal- son la
independencia, la profundidad, la logicidad, la flexibilidad, la
originalidad, la fluidez y la economía del
pensamiento y los recursos intelectuales que emplea el sujeto. En
cuanto al aspecto operacional, la calidad de las bases de
conocimientos se puede expresar en indicadores
como su amplitud o volumen, su grado
de especialización, su organización y su
potencialidad para generar nuevos conocimientos. Al mismo tiempo,
el desarrollo alcanzado por el sistema de acciones del estudiante
(que comprende acciones generales y acciones de dominio
específico para campos particulares), puede caracterizarse
a partir del dominio de las mismas, de su carácter
consciente, su solidez, nivel de generalización y
transferibilidad, entre otros.

La distinción entre el aspecto procesal y
operacional de la actividad intelectual productivo creadora se
encuentra a tono con la diferenciación también
establecida por otros autores como Rubinstein (1981), Venguer
(1976), Teplov (1981), entre componentes procesales y
operacionales, y también con la bien conocida
distinción que establece la Psicología Cognitiva
entre conocimiento declarativo y procedimental, o componentes
figurativos y procedimientales en el proceso de enseñanza-
aprendizaje (Pozo, 1996).

La distinción entre componentes operacionales y
procesales tiene también un valor práctico, a los
efectos del diagnóstico y de las posibilidades de
dirigir el proceso educativo consecuente, ya que permite
señalar con precisión aspectos concretos que deben
convertirse en objetivo de estudio y/o influencia. Pensamos que,
efectivamente, la inteligencia como capacidad intelectual
general, contempla en su estructura un componente esencial de
carácter procesal. y en éste quedan involucrados
los procesos cognoscitivos (percepción,
imaginación, memoria, entre
otros) de carácter más y menos complejo,
responsables de modalidades muy diferentes de procesamiento de la
información. Se destaca particularmente la función
del pensamiento. El segundo componente, operacional, se
relaciona, por una parte, con la "salida" al comportamiento
del nivel y particularidades del desarrollo procesual,
expresándose en acciones mentales y prácticas (que
pueden llegar a convertirse en habilidades) y por otra parte, con
todo el arsenal de información, de experiencia que el
sujeto posee, y que utiliza, de hecho, en la regulación de
su actividad para en la solución de las tareas que
enfrenta (Castellanos y Córdova, 1993).

El sistema de conocimientos que se genere debe ser
eficiente. Este se caracteriza por la profundidad
(carácter esencial) y durabilidad (carácter
recuperable) de lo adquirido, y por su generalización
(transferencia) a nuevas situaciones y contextos de aprendizaje,
así como por su capacidad para generar nuevos
conocimientos y relaciones (potencial creador).

Metacognición

El segundo componente, de vital importancia, de la
dimensión activación-regulación es la
metacognición, o lo que es igual, su componente
metacognitivo. Se designa bajo este término aquel complejo
grupo de procesos que intervienen en la toma de conciencia y el
control de la actividad intelectual y de los procesos de
aprendizaje, y que garantizarán su expresión como
actividad consciente y regulada en mayor o en menor medida, de
acuerdo a su desarrollo. Comprende las siguientes
sub-dimensiones:

Reflexión metacognitiva

Incluye el desarrollo de la capacidad para reflexionar y
tomar conciencia sobre los propios procesos y desarrollar
metaconocimientos. Los metaconocimientos y la "conciencia
metacognitiva" incluyen como objeto tres grandes campos
relacionados con la eficiencia del
sistema cognitivo y el aprendizaje: los conocimientos sobre la
propia persona y su sistema cognitivo, sobre las tareas del
aprendizaje y sobre las posibles estrategias a desplegar para
mejorar el rendimiento en función de determinados fines
(Flavell, 1976).

Regulación metacognitiva

Implica el desarrollo de las habilidades y estrategias
para regular el proceso de aprendizaje y de solución de
tareas. Asumimos el criterio de Burón (1990), compartido
por muchos otros autores (Brown et al., 1983), de que la madurez
metacognitiva comprende el saber qué se desea conseguir,
el saber cómo se consigue y el saber cuándo y en
qué condiciones concretas se aplican los recursos que se
poseen para lograrlo. En resumen, ello conlleva la planificación, el control (supervisión o monitoreo) y la
evaluación y corrección pertinente de las
actividades que se realizan y del propio proceso de
aprendizaje.

Los procesos de regulación metacognitiva se
apoyan en el desarrollo de la reflexión metacognitiva.
Pero no basta con que un estudiante posea los metaconocimientos
necesarios para que se produzca en él o ella la
disposición a desplegar un aprendizaje activo y
autorregulado y las consecuentes acciones de regulación
metacognitiva. Desde el punto de vista
motivacional-volitivo, el aprendizaje activo, cuyo
nivel superior de desarrollo conduce al aprendizaje
autorregulado, supone que en el aprendiz exista una verdadera
disposición a aprender de forma activa y
estratégica,
es decir, la disposición para
enfrentar y mantener la concentración y los esfuerzos a lo
largo de las tareas para lograr la consecución de sus
objetivos de aprendizaje, así como el interés
por profundizar en los contenidos utilizando un estilo
"estratégico", es decir, orientado a metas y al
análisis de cómo lograrlas, consciente.

Esto no es posible si el sujeto no comprende o no toma
conciencia previamente de la necesidad de realizar un esfuerzo
volitivo
para el desarrollo de tareas de aprendizaje de esta
naturaleza. En este sentido, ya aquí se hace evidente la
necesaria interacción entre las diferentes dimensiones del
aprendizaje desarrollador.

El desarrollo de este componente metacognitivo conlleva
lo que por consenso se denomina "aprender a aprender". La
activación-regulación en el aprendizaje requiere de
la conjunción de estas subdimensiones, o sea, del
componente cognitivo y del metacognitivo, funcionando sin duda
estrechamente unidos al motivacional-volitivo. Sin embargo, el
desarrollo del componente metacognitivo es el que construye la
estructura básica central para el despliegue de un
aprendizaje autorregulado (McCombs, 1984), nivel superior del
aprendizaje activo.

(2) Significatividad

A la segunda de las dimensiones del aprendizaje
desarrollador se le ha llamado significatividad. Ella pretende
englobar la influencia de una necesaria integración de los aspectos cognitivos y
los aspectos emocionales y valorativos en cualquier aprendizaje
desarrollador y el impacto que este siempre tiene en la
personalidad íntegra de los educandos.

Establecimiento de relaciones significativas en el
aprendizaje

Aprender significativamente implica, en sentido general,
aprender con una expresa intención de dar un sentido
personal (Leontiev, 1976), o significado (Ausubel, 1979) a
aquello que se aprende, (re)construyendo el conocimiento de
manera personal, individual . Comprende la interacción del
estudiante con los contenidos de manera que se logre:

  1. la relación de los nuevos conocimientos con
    los conocimientos anteriores (significatividad conceptual)
    ;
  2. la relación de lo nuevo con la experiencia
    cotidiana, del conocimiento y la vida, de la teoría con
    la práctica (significatividad experiencial);
  3. la relación entre los nuevos contenidos y el
    mundo afectivo-motivacional del sujeto (significatividad
    afectiva)

Así, la significatividad posee tanto un matiz
intelectual como un matiz emocional, o más precisamente,
se expresa como un resultado de la interacción entre lo
cognitivo y lo afectivo-valorativo. Fuera de estos marcos
didáctico-explicativos resultaría imposible separar
sus diferentes formas de expresión.

Implicación en la formación de
sentimientos, actitudes y valores

De lo anterior se deduce que la significatividad de los
aprendizajes se manifiesta tambien en la capacidad de
éstos para generar sentimientos, actitudes y valores en
los estudiantes. Ello sólo se logra con una
implicación personal y activa, afectiva, del sujeto con el
proceso de aprendizaje, y cuando se ha desarrollado la capacidad
de establecer juicios y valoraciones sobre sus contenidos y
procesos.

(3) Motivación para aprender

A la tercera dimensión del aprendizaje
desarrollador se le ha denominado motivación para
aprender
con el objetivo de englobar en ella las
particularidades de los procesos motivacionales que estimulan,
sostienen y dan una dirección al aprendizaje que llevan a cabo
los estudiantes, y que condicionarán su expresión
como actividad permanente de auto-perfeccionamiento y
auto-educación. Comprede las sub-dimensiones
siguientes:

Motivaciones predominantemente intrínsecas
hacia el aprendizaje

Generalmente quedan comprendidos en esta
categoría o sub-dimensión los procesos que
estimulan, sostienen y orientan o dan una dirección a la
actividad de aprendizaje. La naturaleza de los móviles de
los aprendices o el tipo de motivos para aprender,
en particular a su carácter extrínsecos o
intrínseco, que determina en medida importante lo que
algunos autores denominan el "enfoque" del aprendizaje (Pozo,
1996), y en última instancia, la efectividad del mismo. Es
importante señalar que los procesos de aprendizaje
están comúnmente sustentados en ambos tipos de
estímulos o incitaciones.

Sin embargo, un aprendizaje eficiente y, más
aún, desarrollador, necesita de un sistema poderoso de
motivaciones intrínsecas para su despliegue. La
motivación intrínseca es aquella que se
sustenta en la implicación e interés personal por
el propio contenido de la actividad que se realiza,y en la
satisfacción y "sentimiento de realización
personal" (Hennesy y Amabile, 1988, citado por van Haren, 1994)
que el sujeto experimenta al realizar la misma y al vivenciar el
sentimiento de dominio y competencia en
nuevos aspectos o áreas de su vida (contrariamente a la
extrínseca, en la cual, la tarea es concebida por
el individuo sólo como un medio para obtener otras
gratificaciones externas a la propia actividad o proceso). El
desarrollo de motivaciones intrínsecas hacia el
aprendizaje constituye la fuente de la que surgen de manera
constante los nuevos motivos para aprender, y la necesidad de
realizar aprendizajes permanentes a lo largo de la
vida.

Sistema de autovaloraciones y expectativas positivas
con respecto al aprendizaje escolar

Otro aspecto que conforma la motivación por
aprender son las expectativas de logro o fracaso que cada
sujeto concibe con respecto a actividad de aprendizaje, que
están firmemente arraigadas en la imagen y
valoración que tiene la persona de sí misma como
aprendiz
en un área particular
(autovaloración académica
específica)
, o en sentido general
(autovaloración o autoestima académica
general)
.

La percepción de sí mismo como un aprendiz
competente y eficaz, y en general, una autoestima positiva en
esta área, condicionan consecuentemente expectativas
positivas
(la confianza en la obtención de logros y
éxitos en este proceso) y por ende, la seguridad necesaria
para esforzarse y perseverar a pesar de los obstáculos que
puedan surgir en las tareas de aprendizaje.

El grado en que las personas atribuyen los resultados de
su actuación a factores internos o externos, estables o
inestables, controlables o no, constituye también una
expresión del desarrollo y particularidades de su sistema
autovalorativo, y condicionan sus expectativas y su
disposición a esforzarse y a ser activo y
estratégico en su aprendizaje (Castellanos, 1999;
Castellanos y Grueiro, 1999; Pozo, 1996).

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