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Los retos del cambio educativo en la actualidad, en la educación Secundaria Básica



    1. Resumen
    2. Desarrollo

    Resumen

    En el artículo se presentan algunas
    consideraciones acerca del cambio educativo, su dirección y evaluación. Se analizan críticamente
    estos conceptos; así como algunos resultados de investigaciones
    relacionadas con el tema.

    Abstrac

    In this article, the author offers some relevant
    considerations about the educative change, its management and
    evaluation. She also proposes the critical analysis of this
    concept from the Cuban perspective and highlights the results
    that emerged from her investigation related to this
    topic.

    Desarrollo

    La última década del siglo XX e inicios
    del XXI, ha estado marcada
    por profundos cambios sociales, económicos,
    políticos, culturales. En este proceso no
    está ajena ninguna esfera social; el desarrollo de
    la ciencia y
    la técnica en un mundo globalizado, caracterizan
    también esta época.

    Estos cambios vertiginosos indican hacia la existencia
    de un mundo unipolar donde la situación de la parte de la
    humanidad que sufre de extrema pobreza se ve
    afectada cada día más por el limitado acceso a la
    salud, la
    educación,
    la cultura y a
    otros servicios
    sociales y naturales imprescindibles para la vida.

    La educación, se convierte en inquietud para
    políticos, educadores y diferentes grupos
    sociales, tomándose más conciencia del
    papel clave de este sector en el desarrollo de las naciones, lo
    que se refleja en las Conferencias de Jefes de Estado y Gobiernos
    celebradas, fundamentalmente, en la década del 90 e
    inicios de este siglo y en otros foros internacionales realizados
    en el continente, incluyendo el Evento Internacional Pedagogía 2003.

    Por todas estas razones, la educación en América
    Latina enfrenta hoy grandes retos y la alta responsabilidad de preparar ciudadanos capaces de
    vivir en una sociedad
    fragmentada por las desigualdades, diversa, convulsa y amenazada
    por la guerra. Tiene
    el imperativo de formar hombres representantes de valores
    éticos y morales y que a su vez sean conscientes de lo
    divergente que resulta el hombre
    mismo.

    Conocedores de estos retos algunos países de la
    región como Brasil, México,
    Chile, Venezuela,
    Argentina y otros, han proyectado el cambio educativo,
    encaminado, fundamentalmente, a redefinir el Proceso Docente
    Educativo con énfasis en el aprendizaje,
    el incremento del protagonismo de la escuela y las
    comunidades. Este cambio tiene sus particularidades en
    correspondencia con el contexto social, político,
    económico y cultural de cada país.

    En este sentido, la mayoría de los autores
    consultados señalan que el replanteo que tiene lugar en
    ella, parte de la teoría
    de que se hace necesaria la unidad de la transformación de
    la sociedad y la formación de la
    personalidad de nuevo tipo responsable de cumplir con el
    encargo social.

    En el caso de Latinoamérica este trasfondo tiene sus
    peculiaridades que hacen que gran parte de los sistemas
    educativos y con ellos, los educadores, no puedan, en muchos
    casos, responder activamente a la renovación necesaria que
    la educación requiere.

    Este fenómeno educativo según Antonio Luis
    Cárdenas: "es un acontecimiento cultural que se produce
    como resultado de un proceso social generalmente extenso y
    complejo en el que intervienen diferentes protagonistas. (…) Es
    un producto del
    desarrollo histórico, es una respuesta a transformaciones
    sociales, políticas,
    económicas. Expresan la emergencia de una nueva
    época. Es irreversible. No se decreta, se produce".
    (2000:85)

    Esto demuestra que por su importancia el cambio en
    educación necesita del apoyo, no sólo de la
    escuela, sino de toda la sociedad y por tanto, exige de una
    adecuada dirección escolar que propicie espacios de
    intercambio entre los implicados y sobre todo la
    familiarización con él. Por otra parte, se deben
    instrumentar sistemas de evaluación que den la medida de
    los avances y limitaciones de dicho proceso de dirección y
    permitan tomar decisiones.

    Son innumerables los estudios y teorías
    existentes alrededor del cambio educativo, este es un
    término extensamente analizado, por esta razón son
    muchos los autores que lo han referido, entre ellos: Olivera,
    1976; Restrepo, 1994; Ramis, 1996; Moroto, 1997; Blázquez,
    1999; Cárdenas, 2000; Elliot, 2001; Martinic, 2001;
    González y Reinoso, 2002; Castellanos y Llivina, 2002;
    Macedo, 2002; Valle y García, 2003, entre
    otros.

    Del estudio realizado puede deducirse que los
    términos: cambio educativo, innovación, reforma, transformación
    son tratados
    indistintamente, no sólo en el plano teórico, sino
    también en la práctica educativa; no obstante
    análisis realizados por autores como
    Restrepo, 1994; Tiana, 1994; Cárdenas, 2000 y Valle y
    García, 2003 indican que son diferentes. Esto demuestra,
    en alguna medida, que existe falta de profundidad en el
    tratamiento de estas categorías.

    Por tanto, se coincide con algunos de estos autores al
    plantear que todos tienen puntos de contacto; aunque cambio es
    apreciado de manera más general. Implica mayor magnitud
    pues abarca diversos ámbitos del sistema
    educativo, de ahí, que tiene mayor envergadura.
    Innovación, reforma y transformación comprenden
    menor magnitud, se dirigen a una parte, área u objetivo
    específico del contexto escolar. Lo que se aprecia en la
    bibliografía como
    regularidad es que estos últimos términos conducen
    al logro del cambio.

    Se comparte, entonces, el criterio de Cárdenas al
    expresar que es importante comprender el cambio educativo como
    una categoría filosófica esencial y general, pues
    expresa una modificación de hechos, fenómenos y
    procesos muy
    ligados, no solo a la existencia del mundo material, sino
    también espiritual del hombre.
    (2000:10)

    Cabe destacar que en la práctica educacional
    cubana sólo se han utilizado en las distintas etapas de
    cambio los términos transformación, que son las que
    han conllevado, mediante acciones, a
    que se materialice el cambio educativo. El resto de las
    categorías no son empleadas comúnmente en el
    Sistema Educativo
    Cubano.

    Sobre cambio educativo existen muchas definiciones,
    entre ellas las más acertadas para el análisis, la
    autora expone las siguientes:

    "Es alterar la identidad de
    la escuela, así como su carácter fundamental, requiere de una
    revisión de los rituales y rutinas por una amplia base
    social que implique a docentes,
    administradores, alumnos, padres. Significa replantear las reglas
    del juego". (Deal,
    1990. Tomado de San Fabián Moroto, 1997:68).

    "Intentos planificados y sistemáticos por los que
    los profesionales de la educación, incorporan nuevos
    temas, métodos,
    criterios y modos de actuación y de reflexión sobre
    la práctica". (Revista Aula
    Abierta, 1998:312)

    "Mudar, variar, alterar, responde al concepto
    transformación que significa hacer cambiar de forma o
    cualidad, transmitir, convertir una cosa de la enseñanza y la educación en otra".
    (Cárdenas, 1999: 85)

    "Transformaciones culturales que requieren del consenso
    y del involucramiento de todos los factores para su éxito".
    (Martinic, 2001: 23)

    "Proceso de transformación gradual e intencional
    de las concepciones, actitudes y
    prácticas de la comunidad
    escolar, dirigido a promover una educación desarrolladora
    en correspondencia con el modelo
    genérico de la escuela cubana y las condiciones socio
    históricas". (Colectivo de autores. ICCP,
    2002:12)

    Al analizar las regularidades de estas definiciones
    puede inferirse que presentan diferencias y puntos de contacto en
    el contenido que abordan, lo que no siempre posibilita apreciar
    en toda su magnitud este fenómeno educativo que se ha ido
    generalizando, en casi todo el mundo y en gran parte de los
    países latinoamericanos.

    Estas diferencias permiten reconocer, además
    limitaciones en el tratamiento de este término. Como
    semejanzas pueden citarse: todos los autores reconocen que el
    cambio implica variación, alteración,
    transformación de un estado a otro de la escuela, ninguno
    de los autores aluden a las necesarias acciones de
    dirección para implementar el cambio.

    Las diferencias están relacionadas con los
    siguientes elementos: sólo uno de los autores aprecia el
    fenómeno como proceso. Dos de ellos plantean el
    involucramiento necesario de los agentes de la comunidad para su
    consecución. Dos señalan que el cambio educativo
    debe implicar modificaciones o variaciones, tanto en las
    concepciones, como en la práctica
    pedagógica.

    Se discrepa, por otra parte con Blázquez al
    plantear que el cambio educativo "es un intento planificado y
    sistemático de transformación de la escuela".
    (1994:22) El cambio educativo no debe quedarse sólo en el
    intento, la institución escolar necesita que este se
    implemente y por tanto, deviene en uno de los objetivos
    supremo si se lo propone.

    A pesar de que la definición que ofrece el
    colectivo de autores del ICCP es la menos limitada, se considera
    que tampoco tiene en cuenta todos los elementos necesarios del
    cambio educativo, al no concebir la acción
    de todos los agentes del mismo para su logro de manera
    consecuente, mucho más en la escuela que es donde se
    materializa la confluencia de todos los agentes del proceso
    formativo.

    En la teoría revisada también se
    percibieron algunas contradicciones en el contenido planteado por
    algunos autores, algunas de ellas a continuación se
    comentan:

    • En el término transformaciones se incluyen
      conceptos, tales como: reforma, innovación, cambio.
      Estos son vistos como adjetivos en muchos casos, lo que
      también demuestra que el uso de los mismos está
      en correspondencia con la visión cultural de quien los
      utilice.
    • Toda transformación implica un cambio hacia
      un nivel superior de desarrollo, lo que se considera por
      parte de la autora una idea absoluta.
    • Las transformaciones son las que ocurren en los
      diferentes niveles (aula, escuela, niveles más
      generales de la dirección), lo que pareciera entender
      que entonces el cambio no es posible en dichos
      niveles.
    • Las reformas e innovaciones sólo tiene
      éxito si se involucra a todos los agentes de la
      escuela y la comunidad, esta idea denota que este es el
      único factor que hace posible la implementación
      de estos.
    • El cambio educativo depende de varios factores y
      sobre todo de los recursos
      con que se cuente para su logro. No se expresan en la
      mayoría de los casos cuáles son.

    Por todas estas cuestiones la autora entiende el
    término como un proceso sistémico y
    sistemático que implica a todos los agentes educativos, en
    el aumento de la capacidad de la escuela para dar respuesta al
    nuevo encargo social. Requiere, por ende, de acciones de
    dirección que posibiliten alcanzar los objetivos del
    cambio, en correspondencia con el desarrollo científico
    técnico alcanzado.

    Esto quiere decir que para lograr el cambio educativo no
    basta solamente la buena voluntad, pues este debe involucrar a
    toda la sociedad y más que intentos significa
    acción en la práctica educativa. Asimismo una
    variación en las concepciones teóricas
    educacionales.

    Al mismo tiempo
    requiere de que todos los involucrados comprendan su necesidad,
    aunque la mayoría de los autores consultados expresan que
    en todo proceso de cambio siempre existe un por ciento de
    personas que no lo ven como necesario y por tanto se resisten a
    él. En este sentido Restrepo señala formas en que
    pueden comportarse los recursos
    humanos ante el cambio, (1994:51) lo que ratifica lo complejo
    de este proceso:

    • Los que están a favor del cambio porque
      comprenden su necesidad.
    • Los que están a favor del cambio, pero
      discrepan de él, porque este les obliga a estudiar y
      actuar diferente o porque lo tradicional les resulta
      funcional y cómodo.
    • Los que se ven forzados a seguir al cambio, se
      sienten comprometidos ante los directivos o la
      organización.
    • Los que definitivamente se oponen al cambio, tiene
      apego a lo tradicional, temen correr riesgos.
      Se sienten seguros de
      pasado. No comprenden el cambio.
    • Los que se resisten de manera incidental o
      situacional, no les interesa el cambio y por tanto tampoco
      participan en él.

    Aunque el cambio tiene como uno de sus rasgos esenciales
    la variación, la modificación y la
    transformación, como se ha expresado con anterioridad, se
    considera acertado el criterio de Restrepo al plantear que no
    todo necesariamente tiene que ser cambiado, pues existen
    cuestiones tales como: métodos, experiencias
    pedagógicas, estilos de dirección que pueden haber
    resultado en la práctica escolar y por tanto, perdurar y
    mantenerse en el tiempo. Esta cuestión demuestra el
    carácter dialéctico de este fenómeno
    educativo, en este sentido se expresa:

    "Ahora se llama a cambiar en educación; pero no
    considerando esto como una panacea, ni pidiendo que se abandone
    lo que ha dado buenos resultados; sino que se analice lo
    tradicional comparándolo con las nuevas realidades y
    cambiar la educación para que no sólo se prepare al
    alumno para reajustarse al cambio, sino para buscarlo y
    lograrlo". (Restrepo, 1994: 26)

    Estos análisis conllevan a la investigadora a
    continuar corroborando que se necesita de una dirección
    del cambio, que propicie la búsqueda de soluciones
    creativas y anticipadoras con el fin de lograrlo. Mucho
    más cuando se necesita para lograrlo flexibilidad,
    empleo de
    nuevos métodos, contextualización, así como
    propiciar la participación activa y democrática de
    todos los agentes.

    Este último elemento se convierte, de hecho en
    uno de los principios que
    rigen su materialización en la escuela, según Valle
    y García. (2003: 39)

    La mayoría de los autores consultados coinciden
    en plantear que no constituye tarea fácil llevar a cabo
    procesos de cambio en la escuela, cuestión esta que es
    compartida por la autora de la investigación si se tiene en cuenta que el
    objeto del cambio en educación, como ya se ha expresado,
    lo constituye el individuo que
    se encuentra en constante formación y
    transformación de su conducta, sus
    hábitos, valores, intereses y aspiraciones. En este
    sentido Elliot, propone ideas para su implementación
    (2000:23)

    El cambio educativo necesita del discurso
    profesional, libre, abierto y tolerante.

    • Debe evitarse la posición de "poder" de
      los directivos para imponer el cambio
    • La participación en el cambio debe ser
      voluntaria
    • Informar sistemáticamente sobre los avances
      del mismo a los implicados
    • El cambio educativo debe ser supervisado y
      evaluado.

    Cárdenas, coincide con el anterior y
    señala también: (2000: 3)

    • El cambio educativo exige legitimización
      social, ideológica y teórica
    • El cambio educativo necesita de la dirección
      escolar.

    Estas ideas evidencian que el proceso referido lo
    consiguen solo las personas involucradas y si ven la necesidad
    del cambio. Este incluye crecimiento, maduración personal porque
    requiere de preparación individual y colectiva,
    comprometimiento con la tarea y asunción de valores. En la
    medida en que cambia la institución, cambian positivamente
    también todos los que se involucran en ella.

    Otra de las cuestiones que demuestran que el cambio debe
    ser dirigido, son los elementos que al decir de Darío
    Rodríguez inciden en la resistencia al
    cambio: (1996:160)

    • Necesidad de seguridad
      ante lo conocido
    • Los intereses particulares que pueden verse
      amenazados
    • Falta de visión y claridad respecto a los
      beneficios del cambio
    • Interpretaciones contradictorias respecto al
      cambio, sus alcances y objetivos
    • Malas disposiciones internas.

    De acuerdo con estas cuestiones se deduce que la
    dirección debe posibilitar que la organización venza estos obstáculos
    y se plantee alternativas para transformarse. Se hace
    imprescindible, entonces contar con vías que permitan, no
    solo ejecutar las acciones, sino también diagnosticar,
    evaluar y tomar decisiones. De igual manera, los directivos deben
    conocer el medio en el que se desarrollan las acciones. En este
    sentido Antúnez
    plantea que el cambio educativo se ve favorecido, si los
    directivos desarrollan, mediante su preparación
    determinadas capacidades:

    • Analizar y diagnosticar determinadas situaciones y
      problemas.
    • Diseñar planes de acción en función del diagnóstico y los recursos
      existentes.
    • Actuar de acuerdo con las prioridades que ofrece el
      diagnóstico y los recursos.
    • Implicar a todos los miembros de la comunidad
      escolar, posibilitando el protagonismo.
      (1998:238)

    Este mismo autor señala como otros de los
    factores que determinan el cambio educativo: las políticas
    educativas y la investigación pedagógica, con los
    cuales también se coincide; el primero porque a
    través de ellas se proponen los objetivos y las metas a
    lograr y posibilitan convertir el cambio en política de estado y
    gobierno, como es
    el caso de Cuba. El
    segundo porque facilita los fundamentos teóricos y
    metodológicos como base para llevarlo a cabo, así
    como la acumulación de los conocimientos a los
    involucrados y la preparación.

    El investigador cubano García Ramis resulta uno
    de los autores consultados que más claro y preciso aborda
    este tema de la dirección del cambio en educación.
    Para él son "las acciones orientadas con un objetivo
    consciente sobre cualquier objeto para lograr determinados
    resultados. En particular, se consideran las acciones que se
    deben acometer para iniciar el cambio educativo con el objetivo
    de que el sistema educativo responda a las condiciones sociales
    actuales". (1996:3) No obstante, puede apreciarse que este autor
    considera que esta dirección sólo se necesita para
    las etapas iniciales del cambio, esta definición, por
    tanto es limitada.

    Teniendo como base estos presupuestos
    teóricos y por su necesidad se plantea que la
    dirección del cambio educativo es interpretada
    como
    el proceso de conducción consciente y paulatino
    que posibilita a la institución escolar implementar el
    cambio educativo, mediante acciones planificadas, organizadas,
    controladas y evaluadas con la participación de todos los
    implicados, en un clima motivador
    que favorezca su comprensión, la disminución de la
    resistencia a lo
    nuevo y con ello alcanzar estadios superiores, en correspondencia
    con el encargo social que se demande.

    En la bibliografía consultada se constató
    que existen propuestas de modelos para
    la instrumentación del cambio,
    fundamentalmente, en el plano de la dirección empresarial
    capitalista, que la mayoría de las veces son asumidos por
    los sistemas educativos y lo que finalmente se expone en la
    bibliografía pedagógica son experiencias
    después de aplicados los modelos.

    Por otra parte, son insuficientes los modelos
    encontrados en lo que conciernen a la educación. No
    obstante, se tienen como referencia a: Rodríguez, 1996;
    Revista de Padres y Maestros, 1996; Antúnez, 1997; Moroto,
    1997, Elliot, 2000. Estos modelos tienen como regularidad la
    etapa inicial de preparación y convencimiento para el
    cambio, denominada por algunos descongelación (Humphrey,
    1998) y ( Lima, 2003) que es donde se crea el ambiente
    favorable al cambio, así como el intercambio y la
    valoración colectiva, la comprensión y motivación.

    Un segundo momento denominado: implantación del
    cambio o fase de movilización de este, que es cuando se
    establecen las formas y las vías para la ejecución
    del mismo. Un tercer momento o etapa de consolidación o
    recongelación, que tiene como objetivo sistematizar
    el
    trabajo.

    En estos modelos se hace referencia a que es necesario
    evaluar el trabajo; pero
    no se considera una etapa aparte o un último momento
    importante y necesario a juicio de la investigadora.

    Piestrack plantea, que "en la época actual las
    organizaciones
    que llevan a cabo cambios, en ocasiones fracasan porque no
    disponen de instrumentos de evaluación que les permitan
    percibir la realidad". (1990:141) De ahí, que se pueda
    continuar afirmando que la evaluación es necesaria ante la
    acción de dirección del cambio, lo que permite
    medir el impacto del mismo, obtener su efecto y adoptar las
    medidas y acciones necesarias.

    En la última década este concepto ha ido
    sufriendo variaciones, desde la concepción limitada de
    control del
    aprendizaje de
    los alumnos, hasta la actualidad en que es vista con un sentido
    más integrador, amplio y generalizador de los procesos en
    la escuela. Es criterio de la autora de la tesis que no
    basta con evaluar el desarrollo alcanzado por los alumnos en el
    aprendizaje, sino también las influencias del proceso
    formativo como un todo.

    La existencia de condiciones materiales,
    la
    motivación de todos los agentes implicados y las
    posibilidades de gestión
    por parte del equipo de dirección de la escuela durante el
    proceso, pueden constituir elementos esenciales para llevar a
    cabo el cambio. No obstante, es necesario contar con vías
    que permitan caracterizar este proceso y propiciar su
    desarrollo.

    La evaluación es quien permite la
    reflexión sobre la práctica y debe repercutir, bien
    conducida, no sólo al avance del cambio; sino
    también de cada uno de los implicados en
    él.

    Es por ello, que se asume la definición que
    ofrecen Gimeno y Pérez al plantear: "Evaluar es el proceso
    por medio del que algunas o varias características de los
    alumnos, grupos, ambiente
    educativo, materiales, profesores, programas,
    instituciones
    reciben la acción del análisis y valoración.
    Las características que resulten de la evaluación
    están en función de los criterios o puntos de
    referencia para emitir un juicio que sea relevante para la
    educación". (1992:338)

    Entre los estudiosos de la evaluación, que han
    servido como base, desde la óptica
    de la dirección escolar se encuentran: Tyler, 1950,
    Stufflebean, 1987, Gimeno y Pérez, 1992, Imbernón,
    1994, Antúnez, 1995, Díaz, 1997, Castro, 1999,
    House, 2000, Valdés, 2003 y otros.

    La categoría evaluación se ha ido
    distinguiendo de conceptos tales como: control, medición; es por ello que ha cobrado auge
    su perspectiva de valoración de los resultados para la
    toma de
    decisiones. Asimismo las técnicas
    para la obtención de la información y los métodos se han
    sistematizado cada vez más.

    En este sentido plantea Imbernón "Si en el
    concepto evaluación basada en la comprobación se
    utilizaban como procedimiento
    fundamental la cuantificación de las observaciones y los
    datos, en esta
    perspectiva se utilizará la observación, la entrevista,
    los registros, los
    cuestionarios, los análisis y otros." (1994:45)

    Se deriva de lo anterior, en una conclusión
    lógica,
    que la dirección del cambio educativo debe ser evaluada al
    permitir recolectar, analizar y valorar la información
    sobre los avances y limitaciones de este proceso para identificar
    problemas, encontrar causas. A partir de aquí trazar
    líneas de trabajo, hacer modificaciones y sobre todo tomar
    decisiones.

    A continuación se presenta una síntesis
    de las funciones de la
    evaluación, teniendo en cuenta lo planteado por algunos
    autores ya citados. Estas se consideran importantes y reafirman
    la necesidad de llevarla a cabo en el proceso de dirección
    del cambio:

    • Función diagnóstica
    • Función de conductora de los procesos de
      cambio
    • Valoradora de los resultados de la
      educación
    • Mejora la organización y funcionamiento de
      los centros educativos
    • Función educativa
    • Función desarrolladora.

    Es por ello, que en el reconocimiento de los beneficios
    que trae consigo la evaluación ha ocurrido en los
    últimos años un florecimiento de los modelos de
    evaluación, los que han girado alrededor de preparar, ante
    todo, al equipo evaluador sobre la responsabilidad ante la tarea.
    La participación democrática de los evaluados
    dentro de esta, también cobra mucho auge
    actualmente.

    Surge, entonces, un concepto muy relacionado
    también con ella y es la autoevaluación
    institucional, que posibilita que la organización haga un
    análisis profundo de sus verdaderos problemas y que tiene
    como principales objetivos estimular la capacidad de
    autoanálisis y autocrítica, junto con ello
    potenciar el desarrollo y aumentar la profesionalidad de los
    docentes, directivos, alumnos.

    Autores como Bolam, 1988; Escudero, 1992 y De Vicente,
    1993, que son citados por Tiana, plantean que la
    autoevaluación puede contribuir a que el cambio educativo
    se produzca, lo que se considera acertado al tener en
    consideración que esta propicia ubicar a la
    organización como protagonista principal de la
    evaluación y por otra parte estimula la reflexión y
    el debate de los
    propios problemas, así como las posibles vías de
    solución. El cambio educativo necesita que sea la propia
    institución quien lo logre con sus esfuerzos y
    posibilidades.

    No se ha encontrado una definición sobre
    evaluación de la dirección del cambio educativo en
    la bibliografía consultada; no obstante no se considera
    necesaria, partiendo de que ya se expresó lo que se
    entiende como dirección del cambio educativo, en la que se
    concibe como uno de los rasgos suficientes y necesarios la
    evaluación, que como se ha expresado, es un término
    ampliamente tratado en el plano teórico.

    En la bibliografía consultada también se
    constató que existen modelos de evaluación para
    disímiles procesos de la escuela. En relación con
    el objeto que nos ocupa, no se ha encontrado ninguno aún;
    cuestión esta que se corrobora con lo planteado por House
    cuando expresa que: "aún no se han utilizado
    suficientemente modelos de evaluación de la
    dirección para que constituya actualmente una escuela de
    práctica
    profesional." (2000:23)

    No obstante, resulta válido haber encontrado
    opiniones como la de como Araujo, que expresa, que los modelos de
    evaluación que se conciban para procesos de la escuela
    deben construirse como instrumento estratégico; así
    como servir para conocer si las acciones que se ejecutan van por
    el camino correcto, si los resultados son los esperados y si las
    causas de los problemas posibilitan, expresa él extraer
    aprendizajes para mejorar el trabajo. (1998:52)

    Toranzos también realiza un profundo
    análisis de la evaluación, donde afirma que "la
    mayoría de los sistemas educativos de iberoamérica
    priorizan la evaluación del proceso docente educativo, no
    así la institucional, lo que trae consigo que esta se
    reduzca a un "conjunto de recomendaciones artesanales de lo que
    se debe hacer". (1996:73)

    Puede afirmarse, entonces, que el nuevo modelo de
    dirección escolar impuesto por la
    sociedad y junto con ello, la supervisión educativa debe conducir,
    mediante la evaluación de la dirección del cambio a
    la flexibilidad y la capacidad de adaptarse y dar respuestas a
    las necesidades del desarrollo social
    por parte de las instituciones. Se asume como idea esencial, por
    tanto que la evaluación de la dirección del cambio
    educativo debe convertirse en una acción de primer orden
    por parte de los sistemas educativos.

    El cambio educativo es un proceso que debe producirse de
    manera obligatoria en los sistemas educativos porque tiene un
    carácter socio histórico concreto.
    Está influenciado por un grupo de
    factores psicopedagógicos y sociológicos que lo
    determinan y otros que a su vez, propician su
    implementación, como es el caso de la dirección
    científica del mismo y su evaluación.

    El cambio educativo que debe producirse en la Secundaria
    Básica cubana actual, por incorporar a la mayoría
    de los elementos conceptuales y funcionales de la escuela no
    puede lograrse a través de acciones aisladas,
    espontáneas y asistemáticas.

    Para lograr el cambio debe: comprenderse su
    intencionalidad, cumplirse con las funciones de cada uno de los
    agentes que participan en él. Por otra parte, articular
    dicho cambio partiendo de la visión de futuro, a partir de
    las posibilidades reales de cada institución. No debe
    pensarse, además en el logro del cambio en espacios breves
    de tiempo.

    Las acciones de dirección son imprescindibles
    para que el cambio educativo se produzca. La evaluación de
    las mismas posibilita que el proceso de toma de decisiones ante
    el cambio tenga los efectos esperados.

    A pesar de que no se han encontrado en la
    bibliografía consultada modelos de evaluación del
    proceso de dirección del cambio educativo, sí se ha
    podido determinar cuáles son los elementos que forman
    parte del contenido de este proceso de evaluación, lo que
    indudablemente constituye la base de la elaboración del
    modelo que se proponga en. Los elementos son los siguientes:
    preparación del equipo de dirección de la
    escuela, dinámica generada en el proceso de
    dirección y resultados del proceso de
    dirección.

    Los métodos y las vías en que los agentes
    participantes en el cambio comprenden su necesidad, finalidad y
    contenido son elementos que también deben ser
    evaluados.

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    Autor:

    M.Sc. Yurima Otero Góngora

    M.Sc Jorge Luis Torres Díaz

    Institución: Universidad Pedagógica
    José de la
    Luz y Caballero.

    Holguín. Cuba.

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