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Crecimiento de la población humana, su distribución y demanda de recursos




Enviado por Ivan Estrada



    1. Crecimiento de la
      población humana
    2. Presiones sobre los recursos
      naturales
    3. Tala
    4. Demanda de madera
      combustible
    5. Destrucción de las
      cuencas hidrográficas
    6. Erosión del
      suelo
    7. Biografía

    El desarrollo de
    la población en los últimos 10 000 ha ofrecido
    muchos beneficios a los seres humanos. Se han hecho grandes
    avances en la producción de alimentos, en la
    provisión de calor,
    luz y abrigo,
    y el tratamiento y cura de algunas enfermedades. Todos estos
    logros se deben a la habilidad de nuestra especie para manipular
    su entorno. Este éxito
    espectacular ha provocado un crecimiento de la población
    humana de sobre maniera Sin embargo el dominio de la
    especie humana, asociado a las modernas tecnologías
    industriales y agrícolas, amenaza nuestro planeta de
    diversas maneras, entre las cuales cabe citar:

    • la rápida reducción de los recursos
      terrestres por una población en continuo
      crecimiento
    • la contaminación del entorno por la
      industrialización a gran escala
    • la destrucción de ecosistemas
      naturales
    • la extinción acelerada de plantas y
      animales
    • la pérdida constante de suelos
      agrícolas productivos, debido a la erosión
      y la desertización.

    Crecimiento de la
    población humana

    Probablemente el problema ecológico más
    grande de nuestro tiempo es el
    acelerado crecimiento de la población humana. Durante la
    mayor parte del tiempo en que los seres humanos han vivido en
    la Tierra, su
    población ha tenido un crecimiento bastante constante y
    lento. Por ejemplo, entre los años 10 000 y 500 a. J. C.
    la población global paso de 5 millones ha 100 millones.
    Hacia el año 13000 de nuestra era alcanzaba los 500
    millones, y a principios del
    siglo XIX se había duplicado, llegando a ser 1000
    millones. Desde entonces ha habido una auténtica
    explosión de la población humana, llegándose
    a más de 5000 millones en 1987. Ya ha finales del siglo
    XVIII, el economista británico Thomas Malthus, en su
    Ensayo sobre el principio de la población
    (1798-1803), advertía de los peligros de un crecimiento
    explosivo de la población.

    El rápido crecimiento de la población,
    especialmente en los últimos 200 años, se ha debido
    a la disminución de la taza de mortalidad y no al
    crecimiento de la taza de nacimientos. El hecho de que las
    fuentes de
    alimentos, el agua potable y
    la salud
    pública estén al alcance de la mayor parte de
    la población ha dado como resultado una mayor
    longevidad.

    En las últimas décadas, paralelamente al
    crecimiento masivo de la población, se ha asistido a un
    desplazamiento significativo de los habitantes de los medios rurales
    a los grandes centros urbanos. En 1950 había alrededor de
    750 millones de personas viviendo en áreas urbanas, lo que
    representaba el 25% de la población total. En los
    años 2000 las áreas urbanas acumularán casi
    la mitad de la población mundial, es decir unos 28000
    millones de habitantes.

    La mayor parte de esta expansión urbana
    también ha tenido lugar en los países recientemente
    urbanizados. El rápido crecimiento de ciudades como Sao
    Paulo o Bangkok han sobrepasado el número de empleos y
    viviendas disponibles. Consecuentemente muchas personas viven en
    barrios marginado, como favelas del Brasil o las
    villas de la miseria de Argentina, en alojamientos inadecuados a
    menudo carentes de servicio de
    agua corriente
    y alcantarillado. En esos lugares existe un alto índice de
    desempleo, una
    pobreza
    generalizada y una falta de servicios
    básicos, como escuelas y hospitales.

    Presiones sobre
    los recursos naturales

    A medida que la población humana se expande,
    manteniéndose al mismo tiempo el ritmo de desarrollo
    económico global, crece la demanda de alimento, de
    agua, de combustibles fósiles, de minerales y de
    otros recursos
    naturales. En muchos casos estos recursos son escasos, y cada
    vez mayor la competencia para
    obtenerlos. Las regiones de la tierra,
    fácilmente cultivables _alrededor del 11% de la superficie
    terrestre libre de hielo- está dedicada a la
    producción de alimento, ya sea para los seres humanos o
    para la ganadería.
    Las reservas de pescado disminuyen rápidamente en muchos
    de los océanos como consecuencia de una pesca
    exagerada. Las reservas de petróleo y las de gas natural,
    fácilmente accesibles se están explotando en la
    actualidad o bien ya se han agotado. Unos dos mil millones de
    personas padecen escasez
    crónica de agua.

    En los países desarrollados, la mayor parte del
    paisaje se ha transformado debido al desarrollo económico.
    La agricultura,
    la silvicultura, la industria, la
    construcción de viviendas y de vías
    de comunicación no son más que uno de
    los usos del suelo que han
    alterado o destruido los hábitats naturales y la vida
    silvestre. Hay además otras formas de comunicación
    medioambiental relacionadas con el suelo, el agua y el
    aire, que
    también ha dañado muchos ecosistemas.

    Gran cantidad de países menos desarrollados se
    enfrentan a serios problemas
    económicos y sociales ocasionados por la rápida
    multiplicación de la población y la necesidad de
    financiar sus industrias e
    infraestructuras. Estos países tienen que dedicar una
    parte demasiado importante de los fondos del estado a pagar
    los intereses que los países desarrollados les han
    prestado. De esta manera se desvían los valiosos recursos
    que deberían emplearse en el desarrollo
    interno.

    Por otra parte, estos países reciben enormes
    presiones para que exporten sus depósitos minerales y
    otros recursos naturales, como la madera para la
    construcción. Gran parte de las tierras de las tierras de
    cultivo productivas se utilizan para obtener cosechas rentables,
    como el cacao y el café,
    que pueden exportarse a los mercados de
    ultramar. Estas presiones llevan a menudo a la
    transformación de las formas tradicionales de cultivo, y
    los agricultores locales se ven obligados a trabajar tierras
    menos fértiles o que no han sido cultivadas con
    anterioridad. Esta situación provoca la ocupación
    de tierras semiáridas o de desmonte. La alteración
    humana de estos frágiles ecosistemas puede tener amplias y
    grabes consecuencias, como la degradación del suelo, la
    pérdida de hábitats naturales y la reducción
    de las poblaciones silvestres de plantas y animales.

    Tala

    Asolar una porción de tierra con el
    propósito de sembrar plantas de cultivo, de criar ganado o
    realizar cualquier otra actividad humana generalmente significa
    quemar o talar bosques y selvas vírgenes (naturales):
    deforestar. Antes de la introducción de la agricultura, hace unos
    10 000 años, se calcula que la mitad de la superficie
    terrestre estaba cubierta con árboles. De estos bosques y selvas
    originales, solo queda intacta la cuarta parte. El resto ha sido
    destruido o transformado en bosques plantados, más
    uniformes en su composición, y muy diferentes de la
    vegetación original.

    El desarrollo de la agricultura y – desde la mitad
    del siglo XVIII en adelante- la revolución
    industrial han acelerado la destrucción de bosque y
    selvas en muchos países templados. Hacia finales de la
    edad media, el
    80% de los bosques europeos habían sido talados. De manera
    similar la colonización de América
    del norte significo una rápida tala.

    En los Estados Unidos
    queda menos del 5% de selvas y bosques originales. En la
    actualidad son las selvas de la regiones tropicales o
    subtropicales, tanto las húmedas y secas, las que se
    encuentran bajo un ataque similar de los taladores y de los
    agricultores. Desde principios de siglo alrededor de la mitad de
    las selvas tropicales del mundo han sido taladas, y ello
    significa unos 800 millones de hectáreas. En 1990 se
    estimó que un área similar a la que ocupa el golfo
    de California (unos 16 millones de hectáreas), se
    había destruido cada año.

    Esta tala es el resultado de varias
    actividades:

    • extracción de madera para la
      construcción
    • tala de árboles para obtener madera como
      combustible y carbón
    • asolamiento de terrenos a pequeña por
      agricultores desplazados o inmigrantes sin tierra
    • asolamiento a gran escala
      para la cría de ganado y la siembra de plantas de
      cultivo.
    • extracción de minerales

    La desaparición de bosques y selvas, tanto
    templados, como tropicales, puede tener consecuencias
    ecológicas a gran escala. Las selvas liberan grandes
    volúmenes de vapor de agua hacia la atmósfera, y este
    forma nubes que se precipitan en forma de lluvia. Además
    de reducir el agua atmosférica, la pérdida de
    bosques y selvas impide que la lluvia que cae sea retenida
    localmente, disminuyendo las reservas de aguas
    subterráneas e impidiendo que la humedad de las rocas se
    recupere. De esta manera se provoca primero la escasez de agua y
    posteriormente la sequía.

    En comparación con los bosques templados las
    selvas tropicales son ecosistemas especialmente frágiles.
    Su riqueza de vida natural y vegetal parece contradecir el hecho
    de que sus suelos son normalmente pobres. Todos los nutrientes
    disponibles están enredados en los árboles y otros
    organismos, o contenidos en las hojas muertas y en otros restos
    de plantas y animales, que permanecen en la superficie del suelo.
    Estas reservas son captadas rápidamente por las plantas y
    recicladas, sin que el suelo se enriquezca.

    Talar y quemar los árboles deja sus nutrientes en
    el suelo en forma de cenizas, proporcionando una ayuda
    fértil que dura poco. Sin embargo, los nutrientes son
    lixiviados por las lluvias torrenciales, muy comunes en esas
    regiones. En consecuencia los cultivos que se realizan pueden ser
    productivos solamente durante unos años, antes de que
    agoten las reservas del suelo y los agricultores se vean
    obligados a abandonar esa tierra.

    Desprovisto de la cubierta de la densa
    vegetación, el suelo de la selva es arrasado,
    constituyendo, aluviones que obstruyen los ríos y de los
    estuarios. Este fenómeno puede afectar la pesca local. La
    explotación y la colonización de las selvas
    tropicales también es una amenaza para los pueblos
    indígenas que las habitan. Al mismo tiempo que toman
    posesión de las tierras que habitan los indígenas y
    quebrantan los modos de vida tradicionales, los colonizadores
    portan enfermedades contra las cuales los habitantes de la selva
    tienen pocas defensas naturales.

    Los restos de los bosques templados también se
    están acabando de manera acelerada. En Noruega no se ha
    dejado prácticamente ningún bosque virgen, y en la
    actualidad las industrias madereras están haciendo grandes
    incursiones al interior de los bosques de coníferas de
    Canadá y de Rusia.
    Además, muchos bosques del hemisferio norte se ven
    afectados por el fenómeno llamado muerte del
    bosque
    .

    Demanda de madera
    combustible

    Cerca de dos mil millones de personas utilizan en el
    mundo la madera como combustible, energía para cocinar,
    para calentarse y para otros usos domésticos. En
    países como Tanzania, Nepal y Malí, el 90% del
    consumo
    energético doméstico se obstine de la madera.
    Incluso en naciones recientemente industrializadas, como la
    India y
    Brasil, gran número de personas, especialmente en las
    áreas rurales, todavía dependen más de la
    madera que del petróleo,
    del gas o de otros
    combustibles fósiles. Se cortan numerosos árboles
    para satisfacer la demanda de combustible y en muchos lugares
    estos árboles no se recuperan. Se calcula que, en el
    año 2000, mil millones de personas deberán hacer
    frente a una escasez crónica de madera.

    Otro factor que es necesario tomar en cuenta es el
    aumento de la población urbana. En muchos países
    subdesarrollados gran parte de los habitantes pobres de las
    ciudades, utilizan el carbón como combustible
    doméstico. Este material menos pesado que la madera, es de
    transporte
    menos costoso. Pero más de la mitad de la energía
    contenida en la madera original se pierde cuando se transforma en
    carbón. Ello significa que los consumidores urbanos gastan
    el doble de madera combustible que los habitantes de las zonas
    rurales.

    La escasez de madera combustible conlleva una mayor
    dedicación a su búsqueda. La necesidad de mantener
    valiosas reservas de madera puede llevar a que se consuman menos
    alimentos cocinados y a que el agua se hierva durante menos
    tiempo, lo que puede contraer un mayor riego de adquirir
    enfermedades.

    La escasez de madera puede llevar también al
    aprovechamiento del estiércol seco como combustible y de
    los rehuidos de cosechas. Se reduce de esta manera la cantidad de
    estos materiales
    incorporados al suelo y esparcidos como fertilizantes, lo que
    provoca una reducción en la fertilidad del suelo. Se
    estima que en Asia y
    África, se queman a año 400millones de toneladas de
    estiércol como combustible. Si fuera utilizado como
    fertilizante se podían producir cosechas extras
    equivalentes a 20 millones de toneladas de grano.

    Destrucción de las cuencas
    hidrográficas

    La tala de las regiones de tierras altas puede tener
    efectos devastadores incluso a grandes distancias. El daño
    ecológico infringido a las cuencas hidrográficas
    del Himalaya en las décadas recientes es un buen ejemplo
    de este fenómeno. Más allá del 40% de los
    bosques de esta región del Asia central ha sido talado en
    los últimos 40 años. La capacidad de retener el
    suelo que tienen las raíces de los árboles es
    especialmente importante para mantener la estabilidad de las
    vertientes montañosas.

    Los árboles también ayudan a retener el
    agua de la lluvia atrapándola en sus hojas y ramas, donde
    se vierte poco a poco en el suelo expuesto. Cuando los
    árboles desaparecen, la filtración del agua
    disminuye de manera importante y el agua de lluvia es arrastrada
    llevándose consigo el suelo expuesto. El agua corre por la
    superficie, llena los canales, causa deslizamiento e
    inundaciones. El suelo fértil se pierde, las terrazas se
    dañan y las cosechas acaban enterradas en el fango. La
    fauna y la flora
    naturales se encuentran amenazadas por todos los
    caminos.

    Además los efectos se hacen sentir también
    a grandes distancias. La eliminación de la
    vegetación del Himalaya ha aumentado mucho el riesgo de
    inundaciones en la India y en el Bangla Dehs debido al
    rápido del agua de las lluvias mozónicas desde las
    montañas hacia las tierras bajas. La capacidad de los
    cauces de los ríos se reduce divido a la gran cantidad de
    fango acarreado desde las faldas del Himalaya. Los ríos
    Ganges y Brahmaputra, transportan más de 3000 millones de
    suelo cada año hacia la bahía de Bengala. El
    aumento extremo de del influjo de los ríos crea ciclos de
    inundaciones y sequías, y afecta el reciclamiento del agua
    en las grandes áreas. Esta serie de problemas han sido
    causados por la aplicación de formas industriales masivas
    para satisfaces las demandas de una población en constante
    crecimiento.

    Erosión del
    suelo

    Todos los suelos están sujetos a algún
    grado de erosión por el viento y el agua. Esta
    pérdida, en general, se repara de manera natural. Pero
    cuando la erosión es muy marcada o súbita puede dar
    como resultado la disminución o la anulación de la
    productivilidad de las tierras de cultivo. El suelo desprendido
    se transpone a grandes distancias, llevado por las ventadas, por
    los arroyos, los ríos y los estuarios, causando la
    elevación de estas cuencas
    hidrográficas.

    La erosión del suelo es un problema global,
    originado por métodos de
    cultivo inadecuados, por la tala de árboles o por un
    pastoreo exagerado. Un tercio de las tierras de cultivo de los
    Estados Unidos se encuentran seriamente afectadas por la
    erosión del suelo.

    La erosión del suelo es especialmente grave en
    los frágiles ecosistemas de las regiones tropicales y
    secas. En muchas partes de Áfricas la causa de la
    erosión ha sido el abuso del pastoreo. Cuando un
    gran número de animales que pacen-como las cabras, ovejas,
    vacas- se concentran en un área determinada durante mucho
    tiempo, la cubierta vegetal se reduce o incluso desaparece,
    dejando el suelo descubierto y haciéndolo vulnerable a la
    erosión.

    Dersertización

    La desertización es el proceso por el
    cual la tierra pierde su fertilidad, de manera que no puede
    utilizarse ni como tierra de cultivo ni como zona de pastoreo.
    Cuando el agente es la acción
    humana, e habla de la desertificación. La
    desertificación es el estado
    final típico de una degradación gradual. La tierra
    se ha vuelto árida y estéril, tiene muy escasa
    vegetación y es fácilmente erosionable. Se calcula
    que cada año se pierden alrededor de seis millones de
    hectáreas de tierras productivas por ese proceso. Otros
    veinte millones de hectáreas van empobreciendo sus suelos
    hasta el punto, que cultivarlos ya no resulta rentable. En la
    actualidad la dersertificación amenaza el 30% de la
    superficie terrestre, que proporciona el sustento a alrededor de
    mil millones de personas.

    Las causas principales de la desertidicación
    son:

    • la tala de bosques y selvas
    • el pastoreo exagerado
    • el cultivo intenso

    La tala y el abuso del pastoreo son los principales
    factores que intervienen en la transformación de las
    selvas secas tropicales y de los matorrales de los desiertos. El
    problema aumenta cuando los agricultores se desplazan de las
    tierras fértiles, donde el suelo agota rápidamente
    sus nutrientes si los cultivos no se alteran con largos
    períodos de barbecho. El empobrecimiento de los suelos
    provoca que los agricultores limpien más terrenos y
    extiendan así la degradación. Los árboles se
    cortan a menudo para obtener madera combustible y se acelera
    así la erosión.

    Biografía:

    Enciclopedia Temática Océano

     

    Ivan Estrada

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