- Crecimiento de la
población humana - Presiones sobre los recursos
naturales - Tala
- Demanda de madera
combustible - Destrucción de las
cuencas hidrográficas - Erosión del
suelo - Biografía
El desarrollo de
la población en los últimos 10 000 ha ofrecido
muchos beneficios a los seres humanos. Se han hecho grandes
avances en la producción de alimentos, en la
provisión de calor,
luz y abrigo,
y el tratamiento y cura de algunas enfermedades. Todos estos
logros se deben a la habilidad de nuestra especie para manipular
su entorno. Este éxito
espectacular ha provocado un crecimiento de la población
humana de sobre maniera Sin embargo el dominio de la
especie humana, asociado a las modernas tecnologías
industriales y agrícolas, amenaza nuestro planeta de
diversas maneras, entre las cuales cabe citar:
- la rápida reducción de los recursos
terrestres por una población en continuo
crecimiento - la contaminación del entorno por la
industrialización a gran escala - la destrucción de ecosistemas
naturales - la extinción acelerada de plantas y
animales - la pérdida constante de suelos
agrícolas productivos, debido a la erosión
y la desertización.
Crecimiento de la
población humana
Probablemente el problema ecológico más
grande de nuestro tiempo es el
acelerado crecimiento de la población humana. Durante la
mayor parte del tiempo en que los seres humanos han vivido en
la Tierra, su
población ha tenido un crecimiento bastante constante y
lento. Por ejemplo, entre los años 10 000 y 500 a. J. C.
la población global paso de 5 millones ha 100 millones.
Hacia el año 13000 de nuestra era alcanzaba los 500
millones, y a principios del
siglo XIX se había duplicado, llegando a ser 1000
millones. Desde entonces ha habido una auténtica
explosión de la población humana, llegándose
a más de 5000 millones en 1987. Ya ha finales del siglo
XVIII, el economista británico Thomas Malthus, en su
Ensayo sobre el principio de la población
(1798-1803), advertía de los peligros de un crecimiento
explosivo de la población.
El rápido crecimiento de la población,
especialmente en los últimos 200 años, se ha debido
a la disminución de la taza de mortalidad y no al
crecimiento de la taza de nacimientos. El hecho de que las
fuentes de
alimentos, el agua potable y
la salud
pública estén al alcance de la mayor parte de
la población ha dado como resultado una mayor
longevidad.
En las últimas décadas, paralelamente al
crecimiento masivo de la población, se ha asistido a un
desplazamiento significativo de los habitantes de los medios rurales
a los grandes centros urbanos. En 1950 había alrededor de
750 millones de personas viviendo en áreas urbanas, lo que
representaba el 25% de la población total. En los
años 2000 las áreas urbanas acumularán casi
la mitad de la población mundial, es decir unos 28000
millones de habitantes.
La mayor parte de esta expansión urbana
también ha tenido lugar en los países recientemente
urbanizados. El rápido crecimiento de ciudades como Sao
Paulo o Bangkok han sobrepasado el número de empleos y
viviendas disponibles. Consecuentemente muchas personas viven en
barrios marginado, como favelas del Brasil o las
villas de la miseria de Argentina, en alojamientos inadecuados a
menudo carentes de servicio de
agua corriente
y alcantarillado. En esos lugares existe un alto índice de
desempleo, una
pobreza
generalizada y una falta de servicios
básicos, como escuelas y hospitales.
Presiones sobre
los recursos naturales
A medida que la población humana se expande,
manteniéndose al mismo tiempo el ritmo de desarrollo
económico global, crece la demanda de alimento, de
agua, de combustibles fósiles, de minerales y de
otros recursos
naturales. En muchos casos estos recursos son escasos, y cada
vez mayor la competencia para
obtenerlos. Las regiones de la tierra,
fácilmente cultivables _alrededor del 11% de la superficie
terrestre libre de hielo- está dedicada a la
producción de alimento, ya sea para los seres humanos o
para la ganadería.
Las reservas de pescado disminuyen rápidamente en muchos
de los océanos como consecuencia de una pesca
exagerada. Las reservas de petróleo y las de gas natural,
fácilmente accesibles se están explotando en la
actualidad o bien ya se han agotado. Unos dos mil millones de
personas padecen escasez
crónica de agua.
En los países desarrollados, la mayor parte del
paisaje se ha transformado debido al desarrollo económico.
La agricultura,
la silvicultura, la industria, la
construcción de viviendas y de vías
de comunicación no son más que uno de
los usos del suelo que han
alterado o destruido los hábitats naturales y la vida
silvestre. Hay además otras formas de comunicación
medioambiental relacionadas con el suelo, el agua y el
aire, que
también ha dañado muchos ecosistemas.
Gran cantidad de países menos desarrollados se
enfrentan a serios problemas
económicos y sociales ocasionados por la rápida
multiplicación de la población y la necesidad de
financiar sus industrias e
infraestructuras. Estos países tienen que dedicar una
parte demasiado importante de los fondos del estado a pagar
los intereses que los países desarrollados les han
prestado. De esta manera se desvían los valiosos recursos
que deberían emplearse en el desarrollo
interno.
Por otra parte, estos países reciben enormes
presiones para que exporten sus depósitos minerales y
otros recursos naturales, como la madera para la
construcción. Gran parte de las tierras de las tierras de
cultivo productivas se utilizan para obtener cosechas rentables,
como el cacao y el café,
que pueden exportarse a los mercados de
ultramar. Estas presiones llevan a menudo a la
transformación de las formas tradicionales de cultivo, y
los agricultores locales se ven obligados a trabajar tierras
menos fértiles o que no han sido cultivadas con
anterioridad. Esta situación provoca la ocupación
de tierras semiáridas o de desmonte. La alteración
humana de estos frágiles ecosistemas puede tener amplias y
grabes consecuencias, como la degradación del suelo, la
pérdida de hábitats naturales y la reducción
de las poblaciones silvestres de plantas y animales.
Asolar una porción de tierra con el
propósito de sembrar plantas de cultivo, de criar ganado o
realizar cualquier otra actividad humana generalmente significa
quemar o talar bosques y selvas vírgenes (naturales):
deforestar. Antes de la introducción de la agricultura, hace unos
10 000 años, se calcula que la mitad de la superficie
terrestre estaba cubierta con árboles. De estos bosques y selvas
originales, solo queda intacta la cuarta parte. El resto ha sido
destruido o transformado en bosques plantados, más
uniformes en su composición, y muy diferentes de la
vegetación original.
El desarrollo de la agricultura y – desde la mitad
del siglo XVIII en adelante- la revolución
industrial han acelerado la destrucción de bosque y
selvas en muchos países templados. Hacia finales de la
edad media, el
80% de los bosques europeos habían sido talados. De manera
similar la colonización de América
del norte significo una rápida tala.
En los Estados Unidos
queda menos del 5% de selvas y bosques originales. En la
actualidad son las selvas de la regiones tropicales o
subtropicales, tanto las húmedas y secas, las que se
encuentran bajo un ataque similar de los taladores y de los
agricultores. Desde principios de siglo alrededor de la mitad de
las selvas tropicales del mundo han sido taladas, y ello
significa unos 800 millones de hectáreas. En 1990 se
estimó que un área similar a la que ocupa el golfo
de California (unos 16 millones de hectáreas), se
había destruido cada año.
Esta tala es el resultado de varias
actividades:
- extracción de madera para la
construcción - tala de árboles para obtener madera como
combustible y carbón - asolamiento de terrenos a pequeña por
agricultores desplazados o inmigrantes sin tierra - asolamiento a gran escala
para la cría de ganado y la siembra de plantas de
cultivo. - extracción de minerales
La desaparición de bosques y selvas, tanto
templados, como tropicales, puede tener consecuencias
ecológicas a gran escala. Las selvas liberan grandes
volúmenes de vapor de agua hacia la atmósfera, y este
forma nubes que se precipitan en forma de lluvia. Además
de reducir el agua atmosférica, la pérdida de
bosques y selvas impide que la lluvia que cae sea retenida
localmente, disminuyendo las reservas de aguas
subterráneas e impidiendo que la humedad de las rocas se
recupere. De esta manera se provoca primero la escasez de agua y
posteriormente la sequía.
En comparación con los bosques templados las
selvas tropicales son ecosistemas especialmente frágiles.
Su riqueza de vida natural y vegetal parece contradecir el hecho
de que sus suelos son normalmente pobres. Todos los nutrientes
disponibles están enredados en los árboles y otros
organismos, o contenidos en las hojas muertas y en otros restos
de plantas y animales, que permanecen en la superficie del suelo.
Estas reservas son captadas rápidamente por las plantas y
recicladas, sin que el suelo se enriquezca.
Talar y quemar los árboles deja sus nutrientes en
el suelo en forma de cenizas, proporcionando una ayuda
fértil que dura poco. Sin embargo, los nutrientes son
lixiviados por las lluvias torrenciales, muy comunes en esas
regiones. En consecuencia los cultivos que se realizan pueden ser
productivos solamente durante unos años, antes de que
agoten las reservas del suelo y los agricultores se vean
obligados a abandonar esa tierra.
Desprovisto de la cubierta de la densa
vegetación, el suelo de la selva es arrasado,
constituyendo, aluviones que obstruyen los ríos y de los
estuarios. Este fenómeno puede afectar la pesca local. La
explotación y la colonización de las selvas
tropicales también es una amenaza para los pueblos
indígenas que las habitan. Al mismo tiempo que toman
posesión de las tierras que habitan los indígenas y
quebrantan los modos de vida tradicionales, los colonizadores
portan enfermedades contra las cuales los habitantes de la selva
tienen pocas defensas naturales.
Los restos de los bosques templados también se
están acabando de manera acelerada. En Noruega no se ha
dejado prácticamente ningún bosque virgen, y en la
actualidad las industrias madereras están haciendo grandes
incursiones al interior de los bosques de coníferas de
Canadá y de Rusia.
Además, muchos bosques del hemisferio norte se ven
afectados por el fenómeno llamado muerte del
bosque.
Cerca de dos mil millones de personas utilizan en el
mundo la madera como combustible, energía para cocinar,
para calentarse y para otros usos domésticos. En
países como Tanzania, Nepal y Malí, el 90% del
consumo
energético doméstico se obstine de la madera.
Incluso en naciones recientemente industrializadas, como la
India y
Brasil, gran número de personas, especialmente en las
áreas rurales, todavía dependen más de la
madera que del petróleo,
del gas o de otros
combustibles fósiles. Se cortan numerosos árboles
para satisfacer la demanda de combustible y en muchos lugares
estos árboles no se recuperan. Se calcula que, en el
año 2000, mil millones de personas deberán hacer
frente a una escasez crónica de madera.
Otro factor que es necesario tomar en cuenta es el
aumento de la población urbana. En muchos países
subdesarrollados gran parte de los habitantes pobres de las
ciudades, utilizan el carbón como combustible
doméstico. Este material menos pesado que la madera, es de
transporte
menos costoso. Pero más de la mitad de la energía
contenida en la madera original se pierde cuando se transforma en
carbón. Ello significa que los consumidores urbanos gastan
el doble de madera combustible que los habitantes de las zonas
rurales.
La escasez de madera combustible conlleva una mayor
dedicación a su búsqueda. La necesidad de mantener
valiosas reservas de madera puede llevar a que se consuman menos
alimentos cocinados y a que el agua se hierva durante menos
tiempo, lo que puede contraer un mayor riego de adquirir
enfermedades.
La escasez de madera puede llevar también al
aprovechamiento del estiércol seco como combustible y de
los rehuidos de cosechas. Se reduce de esta manera la cantidad de
estos materiales
incorporados al suelo y esparcidos como fertilizantes, lo que
provoca una reducción en la fertilidad del suelo. Se
estima que en Asia y
África, se queman a año 400millones de toneladas de
estiércol como combustible. Si fuera utilizado como
fertilizante se podían producir cosechas extras
equivalentes a 20 millones de toneladas de grano.
Destrucción de las cuencas
hidrográficas
La tala de las regiones de tierras altas puede tener
efectos devastadores incluso a grandes distancias. El daño
ecológico infringido a las cuencas hidrográficas
del Himalaya en las décadas recientes es un buen ejemplo
de este fenómeno. Más allá del 40% de los
bosques de esta región del Asia central ha sido talado en
los últimos 40 años. La capacidad de retener el
suelo que tienen las raíces de los árboles es
especialmente importante para mantener la estabilidad de las
vertientes montañosas.
Los árboles también ayudan a retener el
agua de la lluvia atrapándola en sus hojas y ramas, donde
se vierte poco a poco en el suelo expuesto. Cuando los
árboles desaparecen, la filtración del agua
disminuye de manera importante y el agua de lluvia es arrastrada
llevándose consigo el suelo expuesto. El agua corre por la
superficie, llena los canales, causa deslizamiento e
inundaciones. El suelo fértil se pierde, las terrazas se
dañan y las cosechas acaban enterradas en el fango. La
fauna y la flora
naturales se encuentran amenazadas por todos los
caminos.
Además los efectos se hacen sentir también
a grandes distancias. La eliminación de la
vegetación del Himalaya ha aumentado mucho el riesgo de
inundaciones en la India y en el Bangla Dehs debido al
rápido del agua de las lluvias mozónicas desde las
montañas hacia las tierras bajas. La capacidad de los
cauces de los ríos se reduce divido a la gran cantidad de
fango acarreado desde las faldas del Himalaya. Los ríos
Ganges y Brahmaputra, transportan más de 3000 millones de
suelo cada año hacia la bahía de Bengala. El
aumento extremo de del influjo de los ríos crea ciclos de
inundaciones y sequías, y afecta el reciclamiento del agua
en las grandes áreas. Esta serie de problemas han sido
causados por la aplicación de formas industriales masivas
para satisfaces las demandas de una población en constante
crecimiento.
Todos los suelos están sujetos a algún
grado de erosión por el viento y el agua. Esta
pérdida, en general, se repara de manera natural. Pero
cuando la erosión es muy marcada o súbita puede dar
como resultado la disminución o la anulación de la
productivilidad de las tierras de cultivo. El suelo desprendido
se transpone a grandes distancias, llevado por las ventadas, por
los arroyos, los ríos y los estuarios, causando la
elevación de estas cuencas
hidrográficas.
La erosión del suelo es un problema global,
originado por métodos de
cultivo inadecuados, por la tala de árboles o por un
pastoreo exagerado. Un tercio de las tierras de cultivo de los
Estados Unidos se encuentran seriamente afectadas por la
erosión del suelo.
La erosión del suelo es especialmente grave en
los frágiles ecosistemas de las regiones tropicales y
secas. En muchas partes de Áfricas la causa de la
erosión ha sido el abuso del pastoreo. Cuando un
gran número de animales que pacen-como las cabras, ovejas,
vacas- se concentran en un área determinada durante mucho
tiempo, la cubierta vegetal se reduce o incluso desaparece,
dejando el suelo descubierto y haciéndolo vulnerable a la
erosión.
La desertización es el proceso por el
cual la tierra pierde su fertilidad, de manera que no puede
utilizarse ni como tierra de cultivo ni como zona de pastoreo.
Cuando el agente es la acción
humana, e habla de la desertificación. La
desertificación es el estado
final típico de una degradación gradual. La tierra
se ha vuelto árida y estéril, tiene muy escasa
vegetación y es fácilmente erosionable. Se calcula
que cada año se pierden alrededor de seis millones de
hectáreas de tierras productivas por ese proceso. Otros
veinte millones de hectáreas van empobreciendo sus suelos
hasta el punto, que cultivarlos ya no resulta rentable. En la
actualidad la dersertificación amenaza el 30% de la
superficie terrestre, que proporciona el sustento a alrededor de
mil millones de personas.
Las causas principales de la desertidicación
son:
- la tala de bosques y selvas
- el pastoreo exagerado
- el cultivo intenso
La tala y el abuso del pastoreo son los principales
factores que intervienen en la transformación de las
selvas secas tropicales y de los matorrales de los desiertos. El
problema aumenta cuando los agricultores se desplazan de las
tierras fértiles, donde el suelo agota rápidamente
sus nutrientes si los cultivos no se alteran con largos
períodos de barbecho. El empobrecimiento de los suelos
provoca que los agricultores limpien más terrenos y
extiendan así la degradación. Los árboles se
cortan a menudo para obtener madera combustible y se acelera
así la erosión.
Enciclopedia Temática Océano
Ivan Estrada