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La epistemolog�a dentro de la filosof�a

  1. La epistemolog�a, teor�a
    del conocimiento
  2. Otros esquemas

"Lo espantoso de morir es desaparecer sin haber comprendido"

Jean Rostand

La palabra filosof�a se estructura con dos voces griegas: phil�s (amor) y soph�a (sabidur�a), por lo que, etimol�gicamente, la filosof�a es el amor a la sabidur�a.

En la antig�edad, cuando a�n las ciencias no estaban integradas de manera independiente, tal como las conocemos hoy, la filosof�a comprend�a todos los saberes existentes.

Conforme los diferentes campos del saber crecieron, se fueron constituyendo en disciplinas con objetos de estudio propios, principios propios, m�todos propios, etc., hasta definirse como actualmente se nos presentan.

La filosof�a, por su parte, no fue ya m�s el concentrado general del saber existente y cedi� el tratamiento de realidades particulares a cada ciencia, dejando para s� el estudio de la totalidad de los seres, en cuanto que se ocupa de estudiar los principios del ser.

De la filosof�a existen diversas definiciones:

� Ciencia de los principios (Husserl).

� Ciencia de todas las cosas por sus causas �ltimas (Ortega y Gasset).

� Conjunto cient�fico de las cosas, por las causas primeras, en cuanto se refieren al orden natural (Jacques Maritain).

Investigaci�n de las relaciones objetivas entre lo contingente y lo absoluto (Cuesta).

� O bien, una definici�n que aparece en los diccionarios: Conjunto integrado de consideraciones y reflexiones generales sobre los principios fundamentales del conocimiento, pensamiento y acci�n humanos.

Al margen de una definici�n a nuestro gusto, la filosof�a constituye una tendencia hacia la concepci�n unificada de los diversos aspectos del mundo y de la vida, a una s�ntesis de la explicaci�n racional del universo.

Los problemas derivados de esa pretensi�n se concentran en tres categor�as:

  • El ser, de cuyo estudio se ocupa la ontolog�a.
  • El valor, del cual se encarga la axiolog�a.
  • El conocer, categor�a que constituye el objeto de estudio de la gnoseolog�a o de la epistemolog�a.

Hay quienes consideran que los t�rminos epistemolog�a y gnoseolog�a son sin�nimos, aunque existe una mayor�a de autores que reserva el uso del segundo para designar a la teor�a general del conocimiento, mientras que el de epistemolog�a lo emplean para referirse a la teor�a del conocimiento cient�fico o tambi�n teor�a de las ciencias.

Puntualizar� a�n m�s: los t�rminos "epistemolog�a" y "teor�a del conocimiento", son m�s empleados por autores alemanes e italianos mientras que el t�rmino "gnoseolog�a" lo utilizan con mayor frecuencia autores franceses. Durante los a�os m�s recientes, la epistemolog�a es conocida tambi�n como "filosof�a de la ciencia".

Tal es la ubicaci�n de la teor�a del conocimiento dentro de ese gran contexto que es la filosof�a.

LA EPISTEMOLOG�A, TEOR�A DEL CONOCIMIENTO

La palabra epistemolog�a se estructura con dos voces griegas: episteme, "conocimiento" y logos, "teor�a". Se encarga del problema correspondiente a la relaci�n sujeto-objeto. Entendiendo que el sujeto es el ser cognoscente y el objeto todo aquello sobre lo que el sujeto realiza su actividad cognitiva.

El problema del conocer ha sido abordado desde hace ya varios siglos, aunque es a partir del siglo XIX en el que se advierte un mayor inter�s en el desarrollo de la epistemolog�a.

Como consecuencia de que este inter�s ha alcanzado proporciones may�sculas en los �ltimos a�os, ha aparecido una gran cantidad de discursos cient�ficos en torno las posiciones epistemol�gicas. De tal manera que intentar una clasificaci�n de las mismas con un criterio incluyente es una tarea sumamente ardua. Por tal motivo, �nicamente intentar� esbozar un peque�o resumen en torno a la cuesti�n que nos ocupa.

  1. El dato m�s remoto corresponde al sofista Georgias quien cuestion� la posibilidad del conocimiento objetivo. Fue contempor�neo de Prot�goras, con quien comparti� el presupuesto fundamental del relativismo: vivimos en un mundo de opiniones, siendo la verdad para cada uno de nosotros aquello que nos persuade como tal.
  2. Las tres tesis de Georgias son las siguientes:

    1. Nada existe.
    2. Si algo existiera, ser�a incognoscible.
    3. Si fuera conocible, ser�a incomunicable.
  3. Plat�n y Arist�teles, en oposici�n a los sofistas, sostuvieron que exist�a un mundo de formas naturales y eternas, las ideas, sobre las que es absolutamente posible tener conocimiento exacto y cierto. Todo conocimiento se deriva de la experiencia. "El conocimiento real es id�ntico a su objeto".
  4. Tratando de conciliar m�todos racionales con la fe, Tom�s de Aquino, entre otros ayud� a restablecer la confianza en la raz�n y la experiencia, pues con el paso del tiempo hab�a deca�do el inter�s por el conocimiento racional.
  5. Para los racionalistas Descartes, Spinoza y Leibniz, es el razonamiento deductivo la fuente y prueba del conocimiento.
  6. En cambio, para Francis Bacon y John Locke, ambos empiristas, es la percepci�n de los sentidos tal fuente y prueba.
  7. Se ha intentado clasificar al conocimiento a partir de, por lo menos, tres posiciones:

    1. Por su posibilidad.
    2. Por su origen y
    3. Por su esencia.

En un cuadro que he elaborado y que presento a continuaci�n se expone tal criterio.

POR LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO

BREVE DESCRIPCI�N

DOGMATISMO

Parte de la certeza absoluta de la realidad relacional sujeto-objeto, por lo que para el dogmatismo el problema (como tal) del conocimiento es inexistente, ya que �ste es una realidad.

 

ESCEPTICISMO

Opuesto al dogmatismo, niega la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto, debido a que todo conocimiento est� determinado por aspectos exteriores al sujeto y por los �rganos de conocimiento del propio sujeto. Por ello, no es posible la existencia de verdad alguna.

SUBJETIVISMO

Tampoco acepta la existencia de ninguna verdad universal, pero en cambio si acepta la existencia de una verdad individual, dependiente de factores internos del sujeto que conoce y juzga.

RELATIVISMO

Coincidente con el subjetivismo, afirma que no existe ninguna verdad absoluta, pues toda verdad es relativa y dependiente de factores externos.

PRAGMATISMO

Tambi�n niega la posibilidad del conocimiento, pero recuperando el concepto de verdad, que hace a un lado el escepticismo. Lo verdadero, para el pragmatismo, es lo �til.

 

CRITICISMO

Como puede verse, tanto el subjetivismo, como el relativismo y el pragmatismo constituyen derivaciones o modalidades del escepticismo, cuya ant�tesis es el ya mencionado dogmatismo. El criticismo es una tercera posici�n que, como el dogmatismo, acepta la posibilidad del conocimiento, pero examinando cuidadosamente todas las implicaciones del mismo. No acepta nada que no pase por la reflexi�n y la cr�tica. Por eso, se le ha definido como el justo medio entre el dogmatismo y el escepticismo.

POR EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO

BREVE DESCRIPCI�N

RACIONALISMO

Establece que la raz�n es la fuente principal del conocimiento, y �ste s�lo es v�lido cuando es necesario y universal.

 

 

EMPIRISMO

Desarrollado en Inglaterra, niega la existencia de fundamentos cient�ficos independientes de la experiencia como principio del conocimiento. Por ello, establece que la experiencia sensible es el origen �nico del conocimiento humano cient�ficamente v�lido. Esta afirmaci�n se deriva de una concepci�n b�sica del empirismo y que es la existencia de dos fuentes de ideas: la sensaci�n y la reflexi�n. La sensaci�n proviene directamente del objeto que se conoce y cuyo impacto se manifiesta en los cambios del sujeto. La reflexi�n consiste en tener conciencia de que algo nos ocurre internamente. De tal manera que lo objetivo radica en las sensaciones y la reflexi�n debe considerarse como aut�nticamente subjetiva. Apreciado as� el asunto, las ideas derivan de las sensaciones primarias, y a la conocida afirmaci�n cartesiana pienso, luego existo, se le opone otra: soy capaz de pensar porque existo. El empirismo presupone una ruptura entre el sujeto y el objeto, y algunos de sus principios m�s conocidos son estos:

Principio de generalizaci�n: En circunstancias y condiciones similares, la relaci�n observada entre determinados factores, es extensiva a otros factores del mismo tipo.

Principio de simplificaci�n mec�nica: Todo objeto complejo es susceptible de ser conocido a partir de cada una de sus partes.

Principio de realidad: Todos los hechos quedan fuera e independientes de la conciencia

Principio de posibilidad: Todos los fen�menos reales poseen la condici�n de suceder o ser pensados.

Principio de causalidad: Todo efecto procede de una causa.

 

 

INTELECTUALISMO

De manera an�loga al criticismo, pretende mediar entre las posiciones antag�nicas del racionalismo y del empirismo. El intelectualismo considera que tanto el pensamiento como la experiencia, contribuyen decisivamente en la producci�n del conocimiento.

 

APRIORISMO

Es otro intento por mediar los criterios racionalistas y empiristas, s�lo que el apriorismo concibe la existencia de elementos a priori, que no dependen de la experiencia. Estos elementos no son contenidos, como los considera el racionalismo, sino formas del conocimiento. Afirma que los factores a priori son como recipientes vac�os que son llenados con contenidos concretos, por medio de la experiencia.

POR LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO

BREVE DESCRIPCI�N

OBJETIVISMO

Afirma que en la relaci�n del par sujeto-objeto, el primero es determinado por el segundo. Por lo tanto, al tomar y reproducir las propiedades del objeto, el sujeto es regido por su complemento, el objeto.

 

 

SUBJETIVISMO

Su idea central es la de que el sujeto determina al objeto a trav�s de su conciencia, dependiendo del propio sujeto la verdad del conocimiento.

Una posici�n dial�ctica, en cambio, implica la necesaria aceptaci�n de la existencia de una relaci�n entre el sujeto y el objeto. Pero resulta fundamental hacer hincapi� en la diferencia entre el elemental interaccionismo simb�lico y la dial�ctica. Para el primero, s�lo es relevante lo vivido, mientras que para la dial�ctica resulta importante el hecho concreto, pero sin soslayar el papel creador del sujeto, procurando que estos dos elementos interact�en permanentemente. Para la dial�ctica, los problemas del mundo tienen su base en la contradicci�n, de ah� que el an�lisis comparativo de categor�as opuestas sea la t�cnica fundamental de la dial�ctica.

 

 

REALISMO

Para el existen cosas reales que no dependen de la conciencia. Es decir, las cosas son tal y como las percibimos, y sus caracter�sticas existen como cualidades objetivas, al margen de nuestra conciencia. Por lo anterior, esta doctrina afirma que el ser existe de manera independiente en relaci�n al esp�ritu que lo percibe. As�, de manera externa a la mente, existe una realidad, debi�ndose buscar a la verdad en la relaci�n entendimiento (aquello que hace posible el conocimiento) y cosa (objeto del conocimiento). Tiene una gran semejanza con el empirismo, pues su principio fundamental consiste en que s�lo es posible conocer los hechos de la realidad, partiendo de la intuici�n sensible del objeto y del contacto directo con la naturaleza.

 

IDEALISMO

Opuesto al realismo, niega la existencia de cosas reales independientes de la conciencia del sujeto. Afirma que todos los seres que no sean sujetos de experiencia, necesariamente son objetos ideales en el sentido de que su existencia se remite a ser percibidos. Esta corriente de pensamiento se apoya en la formula de Berkeley que establece que �ser = ser percibido�. En conclusi�n, puede decirse que el idealismo reduce la realidad al ser y el ser al pensamiento.

FENOMENALISMO

Sus seguidores lo consideran como el punto intermedio entre el realismo y el idealismo, supone que no conocemos las cosas como son en realidad, sino como nos parece que son. No niega la existencia de cosas reales, pero s� la posibilidad de saber qu� son esas cosas. Podemos aspirar �nicamente a saber que las cosas son, pero no lo que son.

Cuestiones tambi�n de especial atenci�n para los estudiosos de este campo son: el problema de las especies del conocimiento, que ha originado el estudio de la raz�n y de la intuici�n y el problema del criterio de la verdad, cuya preocupaci�n central es la certeza de verdad o falsedad de los juicios.

Otros esquemas

  1. El materialismo y la dial�ctica.

Acerca del materialismo existe la idea generalizada de que se trata de una doctrina reciente, acaso porque se le asocia directamente con la imagen de Carlos Marx. En realidad, la primera doctrina materialista en la historia es el atomismo griego. �ste, concebido por Dem�crito, considera que el universo es una combinaci�n de �tomos de diferentes formas, indivisibles, y de cuya asociaci�n puramente mec�nica y fortuita surge la naturaleza material.

Conviene dejar establecido que, en sentido estricto, es Ren� Descartes quien realiz� una valiosa actividad de reordenaci�n conceptual que le dio dimensi�n al materialismo genuinamente moderno.

Descartes parte de la "duda met�dica" en su b�squeda de una estructura de pensamiento cuyas bases no descansen en supuestos indemostrados. En ese af�n por descubrir la verdad, de todo debe dudar, excepto de su propia duda, de su pensamiento: si estoy pensando, infiero que existo ("Pienso, luego existo").

Admite un dualismo de realidades: una realidad es material, corp�rea ("res extensa") y la otra es espiritual, pensante o racional ("res cogitans"), es decir, dos realidades absolutamente diferentes. De tal manera que ser�n materialistas todas las tendencias que se apoyen en la primera realidad, y espiritualistas las que se basen en la segunda de la dicotom�a.

Durante el siglo XVIII se fortalece una posici�n mecanicista del materialismo, sobre todo con las figuras de Holbach y de La Mattrie, para quienes el alma, el esp�ritu y la mente �nicamente son funciones corporales y todo proceso tiene su explicaci�n por su causalidad y no por su finalidad.

En franca oposici�n a esta apreciaci�n mecanicista, el siglo XIX ve nacer una nueva y doble orientaci�n del materialismo, basada �sta en el pensamiento de Carlos Marx y que cobran forma en el materialismo dial�ctico y el materialismo hist�rico.

El materialismo establece que el conocimiento corresponde a un ser de naturaleza material y que es, adem�s, exterior e independiente de la conciencia. Manifiesta, as�, una clara identificaci�n con el realismo epistemol�gico cuando afirma que todo enunciado de conocimiento siempre tiene su referente en ser o cuerpo material.

Por otra parte, aunque al t�rmino dial�ctica le han asignado diversos significados a lo largo de la historia, la contradicci�n es el sentido m�s subrayado en todas sus concepciones, asumiendo que la definici�n de algo implica necesariamente la definici�n de lo contrario: bueno-malo, d�a-noche, etc.

Es Hegel quien logra hacer coincidir l�gica y ontol�gicamente a los binomios realidad-raz�n y sujeto-objeto. Para �l, la realidad es una oposici�n de contrarios, producto de una raz�n. La contradicci�n es el motor del devenir de la raz�n o la idea, y siempre que algo deviene, lo hace en otro distinto de lo que es esencialmente en s�, objeto, constituyendo un puente para ese en s�, sea tambi�n un para s�, sujeto. El objeto es construido por el sujeto cuando �ste lo conoce. "El objeto s�lo existe en tanto que pensado distinto de m�."

La dial�ctica establece que existe una sucesi�n inalterable en el continuo fluir de contradicciones y aunque a Hegel com�nmente se le atribuyen los tres momentos cl�sicos de la dial�ctica, tesis-ant�tesis-s�ntesis, fue Fichte quien utiliz� originalmente esas expresiones.

Marx, por su parte, estructur� una dial�ctica invirtiendo la concepci�n hegeliana, es decir, no en torno a la idea, sino a la materia, recalcando que el objetivo central de la dial�ctica no es �nicamente teorizar acerca de la realidad, sino transformarla revolucionariamente.

La dial�ctica se sustenta b�sicamente en las leyes que Engels estableci� en su materialismo dial�ctico. Con este t�rmino, utilizado inicialmente por el ruso Georgi Plejanov, se conoce a una doctrina del conocimiento concebida con el prop�sito de negar y superar la correspondiente al materialismo mecanicista. Para ello, el materialismo dial�ctico establece, fundamentalmente, que la materia se desarrolla, pues, dial�cticamente, ya que considera a los fen�menos naturales como procesos.

Estos procesos se sujetan a tres principios b�sicos:

1. Ley del paso de la cantidad a la cualidad, seg�n la cual en la naturaleza operan cambios, pero de manera global. En otras palabras: a una sucesi�n de modificaciones cuantitativas en la naturaleza, siguen naturales mutaciones cualitativas. Aqu� se advierte la diferencia esencial entre el pensamiento de Engels y el de Hegel, pues para �ste "los cambios son manifestaciones del esp�ritu", mientras que para el primero "los cambios son manifestaciones de la materia". Tal es, en concreto, la inversi�n de los conceptos del idealismo hegeliano en relaci�n al materialismo dial�ctico.

Engels afirma que el movimiento es la forma de la existencia de la materia, y no duda en agregar que el pensamiento y la conciencia son producto del cerebro. Categ�rico, concluye en que el hombre es un mero producto de la naturaleza.

He citado en l�neas anteriores a Engels sin desconocer, en modo alguno, las aportaciones de Marx. Lo que sucede es que fue precisamente Engels quien realiz� el primer desarrollo te�rico del materialismo dial�ctico.

2. Ley de la interpenetraci�n de los contrarios u opuestos. Engels opina que todo est� lleno de contradicciones y consecuencias de car�cter objetivo. Es decir, contradicciones y consecuencias que no dependen del sujeto, porque se dan fuera de �l. Existe, as�, una constante dinamicidad en la naturaleza debido a esa continua lucha entre los opuestos, produci�ndose, a partir de esa dinamicidad, cambios que se traducen en evoluci�n, misma que impacta tanto a lo social, como a lo natural.

3. Ley de la negaci�n de la negaci�n. Por medio de una serie de negaciones, dentro del dinamismo de las contradicciones, se propician nuevas integraciones de los fen�menos. Esto nos recuerda la conocida sucesi�n de los momentos de la dial�ctica hegeliana:

En relaci�n a esta �ltima ley, existe una fuerte discusi�n acerca de su inaplicabilidad a las mismas tres leyes del materialismo dial�ctico. Es decir que todo est� sujeto al proceso dial�ctico, excepto los propios principios de la dial�ctica. Y es que, de aceptarse esta conclusi�n, tendr�a que aceptarse tambi�n que la base de los principios de la dial�ctica se sustenta en una especie de dogma.

2. La epistemolog�a gen�tica

James Mark Baldwin (1861-1934), en la primera d�cada del siglo XX, al elaborar la primera epistemolog�a gen�tica, analiz� como modos gen�ticos del desarrollo mental a la memoria, la sensibilidad, la imaginaci�n, el simbolismo, el lenguaje, la comprensi�n, el razonamiento, el juicio, etc.

Sin embargo, el concepto de epistemolog�a gen�tica se asocia casi autom�ticamente con el nombre de Jean Piaget (1896-1980), debido a los grandes avances que esta teor�a ha tenido a partir de sus ideas. Piaget la define como "el estudio del conocimiento como una construcci�n continua analizando su evoluci�n desde los niveles m�s elementales hasta los estadios superiores, llegando finalmente al conocimiento cient�fico".

Piaget enfatiza su inter�s en el estudio de los mecanismos de la inteligencia, de la percepci�n, etc., como recurso para su explicaci�n causal.

Al igual que Baldwin, Piaget concibe la existencia de varios estadios del desarrollo cognoscitivo, con caracter�sticas espec�ficas que obedecen a una serie de mecanismos de adaptaci�n, mismos que, por medio de la actividad, permiten alcanzar nuevos equilibrios, explic�ndose as� dicho desarrollo.

En contraposici�n a los empiristas e innatistas, afirma que el conocimiento, en sus or�genes no proviene de los objetos ni del sujeto en s�, sino de interacciones entre ambos y establece que ning�n organismo es capaz de ofrecer una respuesta a un est�mulo, si no posee un grado de sensibilidad espec�fico para responder. Este grado de sensibilidad se construye por medio del aprendizaje y Piaget lo denomina nivel de competencia.

Aspectos muy importantes que aborda esta teor�a son, entre otros:

  • La estructuraci�n del conocimiento.
  • La coherencia interna del conocimiento.
  • La b�squeda de una validaci�n gen�rica del conocimiento.
  • Las condiciones de generaci�n del conocimiento.

Piaget identifica tres elementos en el acto de conocer: el sujeto, el objeto y la estructura. Establece que progreso de los conocimientos no se debe ni a factores hereditarios, ni al acopio de experiencias emp�ricas, sino a partir de un conflicto que surge entre la imagen del objeto y el objeto mismo. Ante el desajuste producido por el conflicto, el sujeto buscar� lo que Piaget llama equilibraci�n, resultado de una autorregulaci�n.

Sin embargo, no se trata de equiparar al equilibrio con una balanza est�tica, inm�vil, sino entenderlo como actividad que realiza el sujeto para compensar las perturbaciones que recibe del exterior. Existen tres formas de alcanzar el equilibrio:

  1. Por un proceso de reacomodaci�n entre los elementos de la estructura.
  2. Por integraci�n de nuevos subconjuntos sucesivos.
  3. Por reestructuraciones interna y transformaci�n radical, un verdadero paso cualitativo.

El sujeto y el objeto constituyen una unidad indisoluble de naturaleza dial�ctica, que al interactuar, dan origen a hechos.

Piaget concibe a la estructura cognitiva como una internalizaci�n de acciones y operaciones realizadas por el sujeto al interrelacionarse con el medio.

Consider� tambi�n, de manera primaria, la importancia de explicar c�mo un sujeto pasa de un conocimiento simple a uno m�s complejo.

En este aspecto, vale la pena citar que Brodzinsky y Siegel, entre otros autores, a�n considerando que la propuesta de Piaget constituye hoy por hoy la alternativa m�s completa para explicar el desarrollo cognitivo, estiman que no se trata espec�ficamente de una teor�a del desarrollo cognitivo, sino m�s bien de una teor�a del desarrollo psicol�gico.

Tal afirmaci�n ha propiciado que los cr�ticos de Piaget propongan algunos enfoques distintos, entre los cuales puede citarse aquel en el que centralmente se considera la manera diferente como cada sujeto aborda la realidad que lo circunda. Esta nueva modalidad psicol�gica es conocida como teor�a de los estilos cognitivos, totalmente relacionada con las diferencias individuales.

Algunas cuestiones de oposici�n permanente hacia la epistemolog�a gen�tica son las siguientes:

  • La afirmaci�n en el sentido de que el desarrollo madurativo finaliza a la edad de 15 a�os, y a partir de esa edad, solo podr�n adquirirse conocimientos desde un punto de vista cuantitativo, pero nunca cualitativo.
  • La escasa importancia que esta teor�a concede al factor socio-cultural, elemento que, en sus �ltimas obras, el propio Piaget reconoce no haber considerado suficientemente.

Sin embargo, y al margen de cualquier cr�tica, la obra de Piaget no �nicamente es trascendente, sino adem�s muy voluminosa, ya que incursion� en diversas �reas del saber humano: psicolog�a, epistemolog�a, sociolog�a, l�gica, filosof�a, educaci�n, etc., y aunque �l mismo nunca se consider� pedagogo, es indudable el gran valor y la influencia de su pensamiento en la fundamentaci�n del ejercicio educativo en nuestros d�as.

Finalmente, no son pocos los que consideran que todos los problemas epistemol�gicos podr�an formularse de modo que obtuvi�ramos respuestas precisas por medio de trabajo experimental, gracias al andamiaje investigativo proporcionado por la epistemolog�a gen�tica, teor�a que, aseguran, intenta dar una explicaci�n del desarrollo del conocimiento cient�fico en general.

En todo caso, me parece que vale considerar que la epistemolog�a gen�tica no es, en modo alguno, la cosmovisi�n de un sujeto. Porque una cosmovisi�n no constituye un conocimiento cient�fico. Acaso s�, un conjunto de principios que determinan su conducta.

Tal vez, el desarrollo de la ciencia, m�s tarde o m�s temprano, puede propiciar la convergencia de diversas cosmovisiones, lo que se traducir�a en una realidad m�s integrada. La ciencia cumplir�a, as�, una funci�n colateral a la que le es propia.

 

Pablo Rico Gallegos,

en "Elementos te�ricos y metodol�gicos para la investigaci�n educativa", Unidad 164 de la Universidad Pedag�gica Nacional, Zit�cuaro, Michoac�n, M�xico, 2005, pp. 41-50

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