La concepción de las estrategias educativas en el currículo para la formación integral de la personalidad
- Características del
currículo. - Proceso de determinación
de las estrategias educativas - Retos y necesidades
formativas. - Otros aspectos a
considerar - Instrumentación de las
estrategias educativas - Conclusiones
- Bibliografía
Una de las aspiraciones de los currículos mas
avanzados, tanto en Cuba como en
otros países, esta referida a lograr la formación
integral de la
personalidad.
Este propósito es posible si se toma como
fundamento de todo el diseño
curricular la teoría
histórico-cultural.
Este trabajo expone
la creación de un componente al cual se llega en el camino
de ser consecuente con esta teoría. Asimilarla como base
psicopedagógica lleva necesariamente al desarrollo de
la personalidad.
Un concepto que debe
quedar claro es el de desarrollo (Febles y
Canfux, 2003), en el cual juega un papel esencial
la relación del sujeto con su entorno. El proceso de
enseñanza es un elemento de esta
relación.
Características del
currículo.
Teniendo como base un conjunto de tesis que
materializan estas ideas, un currículo para la
formación de la personalidad debe surgir a partir de las
siguientes cuestiones:
- Una clara idea del profesional a formar como persona.
- Interpretación adecuada de las exigencias y su
transformación en necesidades formativas. - Contextualización (currículo-sociedad)
- El estudiante como centro
- Crear espacios en el macronivel para la
posición activa del estudiante. - Relación dinámica entre currículo y
didáctica. - Realizar la dirección de procesos
formativos y de desarrollo. - Preparar a los educadores.
El diseño de un currículo con esas bases
llevo a darle un carácter mixto, en el cual aparecen nuevos
componentes curriculares, entre los que se encuentran las
estrategias educativas.
Proceso de
determinación de las estrategias
educativas:
La determinación de los aspectos de la
personalidad que deben ser desarrollados no surgen de forma
arbitraria en este diseño sino que son el resultado de un
conjunto de procesos de análisis y decisiones que garantizan la
pertinencia de ellos y de la experiencia acumulada en investigaciones
sobre formación de valores y
trabajo educativo (González, 1998; 2001). El hecho de que
se determinen un conjunto de aspectos esenciales surgidos de un
proceso de análisis a nivel curricular, no excluye que en
cada Programa de
Estudios, los profesores encargados, determinen otros aspectos en
correspondencia con sus objetivos
particulares.
En el proceso de análisis para determinar esos
aspectos se dan una serie de pasos que logran la pertinencia de
los mismos para ese profesional.
Al valorar el lugar y papel de la Escuela en la
Institución en la que esta insertada y en el
país al que pertenece, se reflexiona acerca de que
cualquier centro de educación
superior aporte la calidad del
factor humano que dará continuidad al proceso social. La
Escuela históricamente ha aportado y aportará
cuadros políticos en correspondencia con las necesidades
del país (González, 1997).
De ahí se derivan exigencias que a ese graduado
se le plantean para ser una persona con todos los recursos
subjetivos que le permitan orientarse adecuadamente en el mundo
en que va a desempeñarse y asumir el papel social que le
corresponde.
Otro aspecto esencial es analizar las condiciones en
que se realiza la actividad profesional. Este análisis
permite distinguir aspectos vinculados al papel, que unidos al
aspecto propiamente profesional, conforman el medio laboral y sus
exigencias. Esto va delineando cómo debe ser la
personalidad del profesional que se deba formar.
La reflexión acerca del contexto general y
particular en que debe desenvolverse el profesional, aporta
un conjunto de retos para los que debe estar
preparado.
Tener en cuenta el movimiento del
mundo, de la sociedad y de la profesión da elementos
suficientes para determinar aquellos aspectos que no pueden ser
soslayados en la formación de una personalidad que
actuará en esas condiciones. Este análisis de
carácter prospectivo garantiza adelantarse al presente
para que la formación del profesional no tenga limitantes
prematuras. Profundizar en estos aspectos orienta hacia los
recursos de más perdurabilidad, de mayor generalidad e
integralidad. Sin una visión del mundo futuro los
profesionales que se formen ya saldrán lastrados para
resolver lo desconocido.
Otro aspecto que contribuye a la decisión de
qué priorizar en el desarrollo de la personalidad es el
estudio de las condiciones y características de
los cargos de destino de los graduados. Esta
valoración da información sobre su nivel de independencia,
los riesgos, el
carácter de sus decisiones, etc.
Una vez realizados todos estos análisis se llega
a conclusiones de cuáles son las necesidades
formativas de ese estudiante.
La manera en que se formulan las necesidades formativas
son las que facilitan llegar a conclusiones acerca de los
recursos esenciales, integrales,
perdurables, pertinentes y personales que requiere el profesional
(González, 1997).
Como se trata del desarrollo integral de la personalidad
se concibe dentro ello tanto la formación de valores
políticos y morales, como el crecimiento personal en
aspectos de funcionamiento de la personalidad que le permiten ser
una persona autorregulada. Entre los cuales están la
autovaloración, el desarrollo de herramientas
de análisis, reflexión y organización personal y de
trabajo.
Al tratarse de un diseño basado en este enfoque,
cuyo centro es el desarrollo de la personalidad es imprescindible
que estos recursos no queden a la espontaneidad, por lo que se
incorporan al currículo en forma de estrategias
educativas.
El concepto de estrategia en el
ámbito de la enseñanza presenta una diversidad de
enfoques y definiciones según el aspecto específico
al que se oriente (Ramírez,
2002). No obstante, a los efectos de reflejar en alguna medida el
concepto que aquí se asume y lograr un lenguaje
común en los educadores se puede considerar como
estrategia educativa el sistema de
influencias constituido por un conjunto de principios,
objetivos, actividades, acciones,
métodos y
técnicas que logran el desarrollo de la
personalidad de los educandos.
En el diseño creado las estrategias educativas
constituyen componentes del currículo debido a que fueron
especialmente determinadas para este profesional, a que se deben
materializar en todo el sistema formativo (lectivo y no lectivo)
y a que requieren acciones concebidas de antemano para
garantizarlas; Ellas son especialmente protegidas por la
Institución y por los dirigentes docentes con
acciones docentes, metodológicas y de
dirección.
El arte del profesor
está en diseñar de manera creativa las exigencias,
circunstancias, condiciones y contenido de las situaciones
docentes que conformen las contradicciones que logren el desarrollo
personal. En dependencia del tipo de contradicción que
se promueva así será la dirección del
desarrollo. La contradicción, que consiste en un espacio
entre el nivel de desarrollo del sujeto y la realidad que se le
presenta, puede promover conductas responsables o no,
disciplinadas o no, reproductivas o no, autovalorativas o no,
etc.
Según el aspecto específico al que va
dirigida la estrategia se concretan cada uno de sus elementos,
pero esto no significa que pueda fraccionarse en etapas separadas
una de otras, sino que se conciben de forma integral hacia el
aspecto específico de que se trata.
En este sentido, es bueno aclarar que respetando las
exigencias de cada estrategia, el profesor a medida que tiene
dominio de
ellas, las puede combinar y logra actuar sobre cada uno de los
aspectos deseados con una misma acción
bien diseñada o combinando acciones.
Para su instrumentación en la actividad educativa
requieren tener clara representación del aspecto al que
está dirigida y proceder en correspondencia con los
principios y exigencias del mismo.
Aunque su objeto está en un aspecto de la
personalidad, se vale de la psicología para
aplicar, en correspondencia con sus leyes, las
acciones pedagógicas. De esta forma, utilizando los
conocimientos psicológicos de esas cuestiones se
diseñan acciones pedagógicas para
desarrollarlos.
La estrategia educativa se une a la metodología de la clase, de
manera que junto a los conocimientos o contenidos
específicos de las ciencias se
incorpore la actitud o
significación que para el educando debe tener ese
contendido. De esta manera el objetivo no va
solo al aprendizaje del
objeto de la profesión sino al propio sujeto, a
transformarlo como persona.
En todos los aspectos de la clase pueden estar
reflejadas estas estrategias.
Un elemento esencial es la tarea. La
definición de la tarea es un acto creador del
educador porque en ella debe estar incluido el resultado y el
proceso que el educando debe alcanzar. Pero además debe
incluir los valores y
recursos personales que tiene que desarrollar con ella. Para eso
habría que preguntarse como se autovalora, como se
comunica, qué recursos intelectuales
debe utilizar, cuál es el ritmo de trabajo que debe tener,
qué obstáculos debe vencer, etc.
La tarea no es la simple realización de
una acción para lograr un resultado sino que exige una
posición del educando ante su propia realización,
exige calidad no solo profesional sino personal.
Otro aspecto a considerar es el método de
enseñanza. Este tiene que facilitar también el
desarrollo de las cuestiones que requiere la personalidad del
profesional. Con el método el
profesor estimula sentimientos, actitudes de
colaboración adecuada, comunicación eficiente, disciplina,
profundidad intelectual y valorativa, modos de proceder,
etc.
El método tiene que ser bien seleccionado y en
muchas ocasiones, ser producto de la
creatividad
del profesor donde garantice lo que se propone lograr.
De igual manera la evaluación no
sólo está dirigida a los contenidos
específicos de la ciencia,
sino a las transformaciones que en el plano de la personalidad se
han producido.
Si se trata de las actividades formadoras no lectivas se
diseñan teniendo en cuenta todas las
características de las estrategias. De esta manera se
presta atención a los aspectos formativos de las
mismas.
Las estrategias educativas constituyen modos de proceder
para lograr cada uno de esos aspectos en la personalidad de los
profesionales. Cada uno de sus contenidos han surgido de este
proceso de análisis en el que se tuvieron en cuenta los
factores:
- Lugar y papel de la Escuela en la Institución
y el país. - Condiciones de la actividad profesional.
- Contexto en que se desenvuelve el
profesional. - Características y condiciones de los cargos de
destino de los graduados.
Retos y necesidades
formativas.
Cada uno de los contenidos que constituyen objeto de las
estrategias aportan a la formación integral del futuro
profesional y garantizan que su personalidad se corresponda no
solo con las exigencias sociales, sino con las de su
profesión.
Todo este proceso, paso por paso, permitió
determinar las estrategias educativas para el
diseño curricular de una profesión que son las que
tienen como objeto los siguientes aspectos de la
personalidad.
- Autovaloración: el profesional tiene que
conocerse a sí mismo y valorarse en sus cualidades e
insuficiencias de manera que pueda actuar adecuadamente y
también trazarse objetivos autoformativos para su mejor
desempeño. - Capacidad valorativa: la actividad profesional es
esencialmente valorativa de hechos, conductas, actitudes, de
fenómenos y personas por lo que el profesional debe
estar en condiciones de hacer adecuadas valoraciones. Con ella
se desarrollan las actitudes y capacidades para alcanzar una
formación política,
ideológica y moral
adecuada. - Toma de decisión: la actividad profesional que
realiza exige actuar con grados de riesgo e
independencia, por lo que debe tener desarrollada la capacidad
de tomar decisiones con previa reflexión de sus
consecuencias. - Disciplina: Este profesional forma parte de un medio
estructurado y reglamentado que exige su autorregulación
y una actuación consciente. Por otra parte, dada la
independencia y características especificas de su
actividad requiere de la capacidad para plantearse a si mismo
las exigencias necesarias. - Estrategias de aprendizaje: El carácter de la
actividad profesional que realiza le obliga a obtener,
procesar, fijar y valorar información por lo que
necesita contar con los instrumentos idóneos para ello.
Además, la dinámica de los fenómenos con
los cuales trabaja exige un nivel de actualización en la
información que requiere el desarrollo de esos procedimientos. - Aprendizaje cooperativo: cada vez más las
soluciones a
problemas
complejos esta en la inteligencia
colectiva y en la posibilidad de aprender con los demás,
asimilar la experiencia válida y desarrollar vías
de respuesta con la cooperación y ayuda
mutua. - Comunicación: las características de su
actividad profesional se materializan en el sistema de
relaciones en su entorno, lo que exige un profundo desarrollo
de las habilidades comunicativas. - Protagonismo: como sujeto activo, este profesional
requiere ser capaz de asumir responsabilidades, ser sujeto de
su propia actuación y desarrollar la independencia
responsable. - Creatividad: la dinámica de los cambios del
entorno y sus participantes obliga a no ser rutinario ni
esquemático en la actuación. Le exige a este
profesional encontrar soluciones nuevas a las tareas
profesionales.
Como que este diseño se caracteriza por su
integración tanto horizontal como
transversal, existen otros contenidos que sin constituir
estrategias educativas curriculares, tienen que ser protegidos
por el macronivel de manera que desde el primer año hasta
el último se vayan integrando como habilidades que no
deben perderse.
Ellas fueron expuestas en articulo anterior
(González, 1998) pero deben tenerse presente aquí
por cuanto en alguna medida siguen iguales procedimientos en la
concepción e instrumentación que las estrategias
educativas.
En este diseño para el desarrollo integral se
determinaron como habilidades a las que se le debe dar
continuidad en el transcurso de toda la carrera, las
siguientes:
- Habilidades de dirección.
- Habilidades
científico-investigativas. - Habilidades en el uso de las nuevas
tecnologías de la información. - Habilidades en el uso del idioma.
Estas habilidades se van integrando cada año a
diferentes actividades lectivas y no lectivas de manera que se
consideren en la formación del profesional.
Instrumentación de las estrategias
educativas:
Como que los objetos de las estrategias se refieren a
aspectos esenciales de la formación del profesional,
éstos no pueden quedar a la espontaneidad ni como letra
muerta en el plan de estudios.
Ellas requieren una instrumentación a cargo de la
dirección docente de la Escuela, debido al nivel en que
están situadas y al carácter multidisciplinario que
exigen.
Para ponerlas en práctica en las actividades
lectivas y no lectivas, los educadores necesitan prepararse en lo
que cada una representa, cuales son las exigencias que deben
tener los diferentes componentes de la clase para lograr el
desarrollo del educando en esa dirección.
Por tal razón, cada una de esas estrategias son
objeto de investigaciones particulares a cargo de educadores, que
por su interés en
la formación del estudiante profundicen en ellas y hagan
una interpretación lo más accesible a
los docentes de su conceptualización, dinámica de
desarrollo y las vías para formar esos
contenidos.
En esas estrategias existe una fuente para la investigación educativa que le proporcione
al docente y no docente las herramientas más ágiles
y efectivas de formar la personalidad de sus
educandos.
Una vez que se cuente con una conceptualización
teórica y las vías para ponerla en práctica,
es imprescindible organizar un conjunto de actividades que
prepare a los educadores.
Esto puede ser en cursos, conferencias, talleres o
encuentros en los que la persona que se ha dedicado a esta
estrategia capacite al resto de los educadores y dirija desde el
punto de vista teórico y metodológico la
formación de ese aspecto en los educandos.
Eso no basta, los dirigentes docentes a su nivel deben
realizar actividades metodológicas que contribuyan a
ponerlas en práctica en las diferentes disciplinas; deben
propiciar intercambios o eventos donde se
expongan las mejores acciones pedagógicas que se hayan
realizado; elaborar artículos donde se refleje la
aplicación de las mismas. Esto significa que deben estar
en el centro de atención de los dirigentes
docentes.
La aplicación de las estrategias educativas
requiere una retroalimentación constante entre el
investigador de ellas y los profesores que las materializan para
poder lograr
un perfeccionamiento y evitar desviaciones.
Todas estas actividades deben considerarse en la
planificación a los diferentes niveles, en
el control y
evaluación del trabajo de los educadores.
Si esto no se dirige intencionalmente se pierden oportunidades de
desarrollo y se regresa a una enseñanza
tradicional.
En este caso fueron instrumentadas y aplicadas en 3
años de la carrera, tanto en actividades formadoras
lectivas y no lectivas, aportaron temas para 5 tesis de
Maestrías y 2 de doctorados. (Crespo,2002; Salazar,2004;
Caballero, 2002; Blanco,2000; Vázquez,2004; Bonome, 2004;
Martínez,2004)
Las estrategias educativas determinadas para el
diseño curricular de la Escuela son el producto de un
proceso de valoraciones acerca de todo lo que particulariza la
profesión.
Su carácter curricular esta dado por la base
teórica que fundamenta el diseño en la que se pone
al educando como centro de la educación y se
dirige a una formación integral de la personalidad. Ello
no puede quedar ni a la espontaneidad ni parcelada en los
límites
de Cátedra o asignatura. Constituyen productos a
lograr en la formación del graduado, en los que participan
todos los educadores.
Por tratarse de aspectos a formar en la personalidad,
tienen carácter complejo y requieren de un sustento tanto
científico como investigativo.
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Berta González Rivero
CEPES – U. Habana