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La concepción de las estrategias educativas en el currículo para la formación integral de la personalidad



    1. Características del
      currículo.
    2. Proceso de determinación
      de las estrategias educativas
    3. Retos y necesidades
      formativas.
    4. Otros aspectos a
      considerar
    5. Instrumentación de las
      estrategias educativas
    6. Conclusiones
    7. Bibliografía

    Introducción

    Una de las aspiraciones de los currículos mas
    avanzados, tanto en Cuba como en
    otros países, esta referida a lograr la formación
    integral de la
    personalidad.

    Este propósito es posible si se toma como
    fundamento de todo el diseño
    curricular la teoría
    histórico-cultural.

    Este trabajo expone
    la creación de un componente al cual se llega en el camino
    de ser consecuente con esta teoría. Asimilarla como base
    psicopedagógica lleva necesariamente al desarrollo de
    la personalidad.

    Un concepto que debe
    quedar claro es el de desarrollo (Febles y
    Canfux, 2003), en el cual juega un papel esencial
    la relación del sujeto con su entorno. El proceso de
    enseñanza es un elemento de esta
    relación.

    Características del
    currículo.

    Teniendo como base un conjunto de tesis que
    materializan estas ideas, un currículo para la
    formación de la personalidad debe surgir a partir de las
    siguientes cuestiones:

    • Una clara idea del profesional a formar como persona.
    • Interpretación adecuada de las exigencias y su
      transformación en necesidades formativas.
    • Contextualización (currículo-sociedad)
    • El estudiante como centro
    • Crear espacios en el macronivel para la
      posición activa del estudiante.
    • Relación dinámica entre currículo y
      didáctica.
    • Realizar la dirección de procesos
      formativos y de desarrollo.
    • Preparar a los educadores.

    El diseño de un currículo con esas bases
    llevo a darle un carácter mixto, en el cual aparecen nuevos
    componentes curriculares, entre los que se encuentran las
    estrategias educativas.

    Proceso de
    determinación de las estrategias
    educativas:

    La determinación de los aspectos de la
    personalidad que deben ser desarrollados no surgen de forma
    arbitraria en este diseño sino que son el resultado de un
    conjunto de procesos de análisis y decisiones que garantizan la
    pertinencia de ellos y de la experiencia acumulada en investigaciones
    sobre formación de valores y
    trabajo educativo (González, 1998; 2001). El hecho de que
    se determinen un conjunto de aspectos esenciales surgidos de un
    proceso de análisis a nivel curricular, no excluye que en
    cada Programa de
    Estudios, los profesores encargados, determinen otros aspectos en
    correspondencia con sus objetivos
    particulares.

    En el proceso de análisis para determinar esos
    aspectos se dan una serie de pasos que logran la pertinencia de
    los mismos para ese profesional.

    Al valorar el lugar y papel de la Escuela en la
    Institución
    en la que esta insertada y en el
    país al que pertenece, se reflexiona acerca de que
    cualquier centro de educación
    superior aporte la calidad del
    factor humano que dará continuidad al proceso social. La
    Escuela históricamente ha aportado y aportará
    cuadros políticos en correspondencia con las necesidades
    del país (González, 1997).

    De ahí se derivan exigencias que a ese graduado
    se le plantean para ser una persona con todos los recursos
    subjetivos que le permitan orientarse adecuadamente en el mundo
    en que va a desempeñarse y asumir el papel social que le
    corresponde.

    Otro aspecto esencial es analizar las condiciones en
    que se realiza la actividad profesional
    . Este análisis
    permite distinguir aspectos vinculados al papel, que unidos al
    aspecto propiamente profesional, conforman el medio laboral y sus
    exigencias. Esto va delineando cómo debe ser la
    personalidad del profesional que se deba formar.

    La reflexión acerca del contexto general y
    particular
    en que debe desenvolverse el profesional, aporta
    un conjunto de retos para los que debe estar
    preparado.

    Tener en cuenta el movimiento del
    mundo, de la sociedad y de la profesión da elementos
    suficientes para determinar aquellos aspectos que no pueden ser
    soslayados en la formación de una personalidad que
    actuará en esas condiciones. Este análisis de
    carácter prospectivo garantiza adelantarse al presente
    para que la formación del profesional no tenga limitantes
    prematuras. Profundizar en estos aspectos orienta hacia los
    recursos de más perdurabilidad, de mayor generalidad e
    integralidad. Sin una visión del mundo futuro los
    profesionales que se formen ya saldrán lastrados para
    resolver lo desconocido.

    Otro aspecto que contribuye a la decisión de
    qué priorizar en el desarrollo de la personalidad es el
    estudio de las condiciones y características de
    los cargos de destino
    de los graduados. Esta
    valoración da información sobre su nivel de independencia,
    los riesgos, el
    carácter de sus decisiones, etc.

    Una vez realizados todos estos análisis se llega
    a conclusiones de cuáles son las necesidades
    formativas
    de ese estudiante.

    La manera en que se formulan las necesidades formativas
    son las que facilitan llegar a conclusiones acerca de los
    recursos esenciales, integrales,
    perdurables, pertinentes y personales que requiere el profesional
    (González, 1997).

    Como se trata del desarrollo integral de la personalidad
    se concibe dentro ello tanto la formación de valores
    políticos y morales, como el crecimiento personal en
    aspectos de funcionamiento de la personalidad que le permiten ser
    una persona autorregulada. Entre los cuales están la
    autovaloración, el desarrollo de herramientas
    de análisis, reflexión y organización personal y de
    trabajo.

    Al tratarse de un diseño basado en este enfoque,
    cuyo centro es el desarrollo de la personalidad es imprescindible
    que estos recursos no queden a la espontaneidad, por lo que se
    incorporan al currículo en forma de estrategias
    educativas
    .

    El concepto de estrategia en el
    ámbito de la enseñanza presenta una diversidad de
    enfoques y definiciones según el aspecto específico
    al que se oriente (Ramírez,
    2002). No obstante, a los efectos de reflejar en alguna medida el
    concepto que aquí se asume y lograr un lenguaje
    común en los educadores se puede considerar como
    estrategia educativa el sistema de
    influencias constituido por un conjunto de principios,
    objetivos, actividades, acciones,
    métodos y
    técnicas que logran el desarrollo de la
    personalidad de los educandos.

    En el diseño creado las estrategias educativas
    constituyen componentes del currículo debido a que fueron
    especialmente determinadas para este profesional, a que se deben
    materializar en todo el sistema formativo (lectivo y no lectivo)
    y a que requieren acciones concebidas de antemano para
    garantizarlas; Ellas son especialmente protegidas por la
    Institución y por los dirigentes docentes con
    acciones docentes, metodológicas y de
    dirección.

    El arte del profesor
    está en diseñar de manera creativa las exigencias,
    circunstancias, condiciones y contenido de las situaciones
    docentes que conformen las contradicciones que logren el desarrollo
    personal. En dependencia del tipo de contradicción que
    se promueva así será la dirección del
    desarrollo. La contradicción, que consiste en un espacio
    entre el nivel de desarrollo del sujeto y la realidad que se le
    presenta, puede promover conductas responsables o no,
    disciplinadas o no, reproductivas o no, autovalorativas o no,
    etc.

    Según el aspecto específico al que va
    dirigida la estrategia se concretan cada uno de sus elementos,
    pero esto no significa que pueda fraccionarse en etapas separadas
    una de otras, sino que se conciben de forma integral hacia el
    aspecto específico de que se trata.

    En este sentido, es bueno aclarar que respetando las
    exigencias de cada estrategia, el profesor a medida que tiene
    dominio de
    ellas, las puede combinar y logra actuar sobre cada uno de los
    aspectos deseados con una misma acción
    bien diseñada o combinando acciones.

    Para su instrumentación en la actividad educativa
    requieren tener clara representación del aspecto al que
    está dirigida y proceder en correspondencia con los
    principios y exigencias del mismo.

    Aunque su objeto está en un aspecto de la
    personalidad, se vale de la psicología para
    aplicar, en correspondencia con sus leyes, las
    acciones pedagógicas. De esta forma, utilizando los
    conocimientos psicológicos de esas cuestiones se
    diseñan acciones pedagógicas para
    desarrollarlos.

    La estrategia educativa se une a la metodología de la clase, de
    manera que junto a los conocimientos o contenidos
    específicos de las ciencias se
    incorpore la actitud o
    significación que para el educando debe tener ese
    contendido. De esta manera el objetivo no va
    solo al aprendizaje del
    objeto de la profesión sino al propio sujeto, a
    transformarlo como persona.

    En todos los aspectos de la clase pueden estar
    reflejadas estas estrategias.

    Un elemento esencial es la tarea. La
    definición de la tarea es un acto creador del
    educador porque en ella debe estar incluido el resultado y el
    proceso que el educando debe alcanzar. Pero además debe
    incluir los valores y
    recursos personales que tiene que desarrollar con ella. Para eso
    habría que preguntarse como se autovalora, como se
    comunica, qué recursos intelectuales
    debe utilizar, cuál es el ritmo de trabajo que debe tener,
    qué obstáculos debe vencer, etc.

    La tarea no es la simple realización de
    una acción para lograr un resultado sino que exige una
    posición del educando ante su propia realización,
    exige calidad no solo profesional sino personal.

    Otro aspecto a considerar es el método de
    enseñanza
    . Este tiene que facilitar también el
    desarrollo de las cuestiones que requiere la personalidad del
    profesional. Con el método el
    profesor estimula sentimientos, actitudes de
    colaboración adecuada, comunicación eficiente, disciplina,
    profundidad intelectual y valorativa, modos de proceder,
    etc.

    El método tiene que ser bien seleccionado y en
    muchas ocasiones, ser producto de la
    creatividad
    del profesor donde garantice lo que se propone lograr.

    De igual manera la evaluación no
    sólo está dirigida a los contenidos
    específicos de la ciencia,
    sino a las transformaciones que en el plano de la personalidad se
    han producido.

    Si se trata de las actividades formadoras no lectivas se
    diseñan teniendo en cuenta todas las
    características de las estrategias. De esta manera se
    presta atención a los aspectos formativos de las
    mismas.

    Las estrategias educativas constituyen modos de proceder
    para lograr cada uno de esos aspectos en la personalidad de los
    profesionales. Cada uno de sus contenidos han surgido de este
    proceso de análisis en el que se tuvieron en cuenta los
    factores:

    • Lugar y papel de la Escuela en la Institución
      y el país.
    • Condiciones de la actividad profesional.
    • Contexto en que se desenvuelve el
      profesional.
    • Características y condiciones de los cargos de
      destino de los graduados.

    Retos y necesidades
    formativas.

    Cada uno de los contenidos que constituyen objeto de las
    estrategias aportan a la formación integral del futuro
    profesional y garantizan que su personalidad se corresponda no
    solo con las exigencias sociales, sino con las de su
    profesión.

    Todo este proceso, paso por paso, permitió
    determinar las estrategias educativas para el
    diseño curricular de una profesión que son las que
    tienen como objeto los siguientes aspectos de la
    personalidad.

    • Autovaloración: el profesional tiene que
      conocerse a sí mismo y valorarse en sus cualidades e
      insuficiencias de manera que pueda actuar adecuadamente y
      también trazarse objetivos autoformativos para su mejor
      desempeño.
    • Capacidad valorativa: la actividad profesional es
      esencialmente valorativa de hechos, conductas, actitudes, de
      fenómenos y personas por lo que el profesional debe
      estar en condiciones de hacer adecuadas valoraciones. Con ella
      se desarrollan las actitudes y capacidades para alcanzar una
      formación política,
      ideológica y moral
      adecuada.
    • Toma de decisión: la actividad profesional que
      realiza exige actuar con grados de riesgo e
      independencia, por lo que debe tener desarrollada la capacidad
      de tomar decisiones con previa reflexión de sus
      consecuencias.
    • Disciplina: Este profesional forma parte de un medio
      estructurado y reglamentado que exige su autorregulación
      y una actuación consciente. Por otra parte, dada la
      independencia y características especificas de su
      actividad requiere de la capacidad para plantearse a si mismo
      las exigencias necesarias.
    • Estrategias de aprendizaje: El carácter de la
      actividad profesional que realiza le obliga a obtener,
      procesar, fijar y valorar información por lo que
      necesita contar con los instrumentos idóneos para ello.
      Además, la dinámica de los fenómenos con
      los cuales trabaja exige un nivel de actualización en la
      información que requiere el desarrollo de esos procedimientos.
    • Aprendizaje cooperativo: cada vez más las
      soluciones a
      problemas
      complejos esta en la inteligencia
      colectiva y en la posibilidad de aprender con los demás,
      asimilar la experiencia válida y desarrollar vías
      de respuesta con la cooperación y ayuda
      mutua.
    • Comunicación: las características de su
      actividad profesional se materializan en el sistema de
      relaciones en su entorno, lo que exige un profundo desarrollo
      de las habilidades comunicativas.
    • Protagonismo: como sujeto activo, este profesional
      requiere ser capaz de asumir responsabilidades, ser sujeto de
      su propia actuación y desarrollar la independencia
      responsable.
    • Creatividad: la dinámica de los cambios del
      entorno y sus participantes obliga a no ser rutinario ni
      esquemático en la actuación. Le exige a este
      profesional encontrar soluciones nuevas a las tareas
      profesionales.

    Otros aspectos a
    considerar:

    Como que este diseño se caracteriza por su
    integración tanto horizontal como
    transversal, existen otros contenidos que sin constituir
    estrategias educativas curriculares, tienen que ser protegidos
    por el macronivel de manera que desde el primer año hasta
    el último se vayan integrando como habilidades que no
    deben perderse.

    Ellas fueron expuestas en articulo anterior
    (González, 1998) pero deben tenerse presente aquí
    por cuanto en alguna medida siguen iguales procedimientos en la
    concepción e instrumentación que las estrategias
    educativas.

    En este diseño para el desarrollo integral se
    determinaron como habilidades a las que se le debe dar
    continuidad en el transcurso de toda la carrera, las
    siguientes:

    • Habilidades de dirección.
    • Habilidades
      científico-investigativas.
    • Habilidades en el uso de las nuevas
      tecnologías de la información.
    • Habilidades en el uso del idioma.

    Estas habilidades se van integrando cada año a
    diferentes actividades lectivas y no lectivas de manera que se
    consideren en la formación del profesional.

    Instrumentación de las estrategias
    educativas:

    Como que los objetos de las estrategias se refieren a
    aspectos esenciales de la formación del profesional,
    éstos no pueden quedar a la espontaneidad ni como letra
    muerta en el plan de estudios.
    Ellas requieren una instrumentación a cargo de la
    dirección docente de la Escuela, debido al nivel en que
    están situadas y al carácter multidisciplinario que
    exigen.

    Para ponerlas en práctica en las actividades
    lectivas y no lectivas, los educadores necesitan prepararse en lo
    que cada una representa, cuales son las exigencias que deben
    tener los diferentes componentes de la clase para lograr el
    desarrollo del educando en esa dirección.

    Por tal razón, cada una de esas estrategias son
    objeto de investigaciones particulares a cargo de educadores, que
    por su interés en
    la formación del estudiante profundicen en ellas y hagan
    una interpretación lo más accesible a
    los docentes de su conceptualización, dinámica de
    desarrollo y las vías para formar esos
    contenidos.

    En esas estrategias existe una fuente para la investigación educativa que le proporcione
    al docente y no docente las herramientas más ágiles
    y efectivas de formar la personalidad de sus
    educandos.

    Una vez que se cuente con una conceptualización
    teórica y las vías para ponerla en práctica,
    es imprescindible organizar un conjunto de actividades que
    prepare a los educadores.

    Esto puede ser en cursos, conferencias, talleres o
    encuentros en los que la persona que se ha dedicado a esta
    estrategia capacite al resto de los educadores y dirija desde el
    punto de vista teórico y metodológico la
    formación de ese aspecto en los educandos.

    Eso no basta, los dirigentes docentes a su nivel deben
    realizar actividades metodológicas que contribuyan a
    ponerlas en práctica en las diferentes disciplinas; deben
    propiciar intercambios o eventos donde se
    expongan las mejores acciones pedagógicas que se hayan
    realizado; elaborar artículos donde se refleje la
    aplicación de las mismas. Esto significa que deben estar
    en el centro de atención de los dirigentes
    docentes.

    La aplicación de las estrategias educativas
    requiere una retroalimentación constante entre el
    investigador de ellas y los profesores que las materializan para
    poder lograr
    un perfeccionamiento y evitar desviaciones.

    Todas estas actividades deben considerarse en la
    planificación a los diferentes niveles, en
    el control y
    evaluación del trabajo de los educadores.
    Si esto no se dirige intencionalmente se pierden oportunidades de
    desarrollo y se regresa a una enseñanza
    tradicional.

    En este caso fueron instrumentadas y aplicadas en 3
    años de la carrera, tanto en actividades formadoras
    lectivas y no lectivas, aportaron temas para 5 tesis de
    Maestrías y 2 de doctorados. (Crespo,2002; Salazar,2004;
    Caballero, 2002; Blanco,2000; Vázquez,2004; Bonome, 2004;
    Martínez,2004)

    Conclusiones:

    Las estrategias educativas determinadas para el
    diseño curricular de la Escuela son el producto de un
    proceso de valoraciones acerca de todo lo que particulariza la
    profesión.

    Su carácter curricular esta dado por la base
    teórica que fundamenta el diseño en la que se pone
    al educando como centro de la educación y se
    dirige a una formación integral de la personalidad. Ello
    no puede quedar ni a la espontaneidad ni parcelada en los
    límites
    de Cátedra o asignatura. Constituyen productos a
    lograr en la formación del graduado, en los que participan
    todos los educadores.

    Por tratarse de aspectos a formar en la personalidad,
    tienen carácter complejo y requieren de un sustento tanto
    científico como investigativo.

    Bibliografía:

    • Blanco, Z(2000) Proyecto
      educativo institucional para recursos laborales no
    • docentes, CUJAE.
    • Bonome, M (20904) Una estrategia para el desarrollo
      de la capacidad valorativa, ISPEJ.
    • Caballero, L (2002) La formación de
      habilidades científico-investigativas en un
      currículo para la formación integral,
      CEPES.
    • Febles, M y Canfux, V (2003) La concepción
      histórico-cultural del desarrollo, en Psicología
      del desarrollo, Selección de lecturas, Universidad
      Habana.
    • González, B (1987) La educación de algunos aspectos de la
      conciencia
      moral en jóvenes estudiantes, Tesis de
      Grado Científico, Universidad Habana,
      Cuba.
    • González, B (1997) Fundamentación
      pedagógica del currículo, Vol. I, EMS,
      2003.
    • González, B (1997) Reflexiones sobre el
      modelo de
      actuación que enfatice el desarrollo de la personalidad
      en un Diseño Curricular para la formación
      integral de la personalidad, Vol. I, EMS, 2003.
    • González, B (1997) Un diseño curricular
      para la formación integral de la personalidad, Vol. I,
      EMS, 2003.
    • González, B (1998) Educador-educando: una
      experiencia de formación de valores, Pedagogía 99.
    • González, B (1998) La continuidad de algunas
      habilidades en el Plan de Estudios, para su
      consolidación, en Un diseño curricular para la
      formación integral de la personalidad, Vol. I, EMS,
      2003.
    • González, B (1998) La formación de
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    • González, B (2001) Una experiencia de trabajo
      educativo en la comunidad,
      en
    • Pedagogía 2001, Universidad 2002.
    • Martínez, O(2002) Una propuesta
      metodología para el desarrollo de las potencialidades
      creativas, MININT.
    • Ramírez, M (2003) Origen y
      conceptualización de las estrategias educativas,)EMS,
      FAR, Cuba.
    • Ramírez, M(2002) Una estrategia para el
      desarrollo de la autovaloración de estudiantes en los
      talleres formativos del diseño curricular,
      ISPEJV.
    • Salazar, T(2004) Estrategia de aprendizaje grupal
      para la formación de la personalidad, CEPES.
    • Vázquez(2004) La representación social
      del protagonismo en los jóvenes estudiantes, U.
      Habana

     

    Berta González Rivero

    CEPES – U. Habana

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