El papel del diseño y la producción en ingeniería en el desarrollo de los países y de cómo en Colombia no se valora en su real dimensión
- El entorno
mundial - Ingeniería y
desarrollo - El caso
colombiano - La respuesta a la pregunta
inicial - Referencias
bibliográficas
¿Sabe usted porqué
una empresa de
tecnología
vale más, pero mucho
más, en la bolsa de
valores que
en los libros de
contabilidad?
Cuando uno mira el mundo globalizado de hoy, no puede
dejar pasar desapercibido el hecho de que algunos países
presentan altos niveles de desarrollo, prosperidad y calidad de
vida y otros, en cambio, distan
mucho de lograr, siquiera, niveles aceptables o, al menos dignos,
de desarrollo
económico y social.
Un común denominador de todos los países
desarrollados es la tecnología, expresada ésta o
bien en términos de creación o adaptación de
tecnología o bien en términos de aprovechamiento de
la misma para la producción de bienes y
servicios de
alto valor agregado
y, por consiguiente, altamente competitivos en los mercados
internacionales.
También puede observarse, como consecuencia del
desarrollo tecnológico que exhiben, que los diferentes
índices y factores micro y macroeconómicos, por lo
general, están a años luz de los de los
países denominados subdesarrollados o en vías de
desarrollo.
Los países cuyas economías se basan en la
tecnología y el
conocimiento, y no en la mano de obra barata ni en los bienes
de capital ni en
los recursos
naturales ni en la tenencia de la tierra
presentan, con contadas excepciones, altos ingresos per
cápita, superávit en la balanza
comercial, no tienen déficits en cuenta corriente,
poseen altas reservas en divisas y niveles
bajos o controlados de inflación y así
sucesivamente. Si se mira el rubro de las inversiones en
ciencia y
tecnología en los países con altos
índices de desarrollo, éste representa un alto
porcentaje del PIB,
usualmente entre el 4% y el 7%, mientras que en países
como Colombia no llega ni siquiera al 0.5%; con decir que el
presupuesto de
Colciencias en el año 2000 equivalía al costo de un
helicóptero Halcón Negro de la Policía para
fumigar cultivos de coca y era igual al asignado en la vigencia
de 1994. Qué horror!
La economía
mundial gira hoy en torno a los
productos y
servicios de alto valor agregado, especialmente aquellos basados
en el conocimiento.
Basar un producto o
servicio en el
conocimiento o decir que tiene un alto componente del mismo
significa que su gran valor radica en el know-how y el capital
intelectual invertido en el. El asunto es ahora: cómo
y quién lo hace?
La respuesta es simple: se hace con procesos de
I+D (Investigación y Desarrollo) y de
diseño en ingeniería, dentro de un ambiente de
innovación, y se entrega al mercado a
través de un proceso de
producción en serie o un proceso custom design, o sea de
acuerdo a la medida y las necesidades del cliente, es decir
bajo demanda, como
es la tendencia actual en la nueva economía (e-conomy),
es decir, en un mundo globalizado.
Pero, por supuesto, las cosas no se hacen solas; alguien
tiene que hacerlas y ese alguien debe ser poseedor de un capital
intelectual tal que le permita abordar un proceso de I+D y de
diseño o emprender un proceso de producción dentro
de ese escenario innovador. Pero no es suficiente invertir en
capital
humano, también hay que hacerlo en los recursos
necesarios para llevar una idea o un proyecto o un
diseño a la realidad.
En todos los países desarrollados se le da una
gran importancia no sólo a la investigación científica pura y a la
investigación aplicada sino, en general, a todos los
procesos de desarrollo de ingeniería, necesarios para la
innovación
tecnológica. Así sucede en EU, Alemania,
Inglaterra,
España,
Francia,
Italia,
Canadá, Japón,
o Corea.
Todas las áreas de la ingeniería son
ampliamente valoradas y aportan, en mayor o menor medida, al
desarrollo de los diferentes sectores de la economía y por
ende al desarrollo, a la calidad de vida
de los habitantes de una nación
y a su prosperidad. Pero sin duda, son los sectores ETI (electrónica, telecomunicaciones e informática) y, por consiguiente, las TICs
(Tecnologías de la Información y las comunicaciones), los más intensivos en
tecnología y en mano de obra altamente calificada, y los
más dinámicos a la hora de impulsar el desarrollo y
son sus tecnologías "duras", ordinarias o avanzadas (high
tech), las que impactan de mayor forma, y positivamente, sobre el
crecimiento de la economía.
Ingeniería significa, e implica, ingenio, uso
práctico de la ciencia,
solución de problemas,
creación y aprovechamiento de oportunidades de mercado,
valor agregado, creatividad,
innovación, imaginación, diferenciación,
posicionamiento, diseño,
producción.
Por ello la ingeniería en esos países es
altamente apreciada como campo del conocimiento y la
profesión de ingeniero es reconocida por todo lo que ello
representa. Ingeniería significa, en fin, desarrollo
económico y social, calidad de vida y prosperidad. Se hace
ingeniería cuando se hace I+D, diseño y
producción de bienes y servicios o procesos de
creación o recreación
de tecnología con incorporación de
conocimiento.
En Colombia, por lo regular, las profesiones de
ingeniería no son valoradas en su justa medida, como Dios
manda, ni se valora a los profesionales que las ejercen. Se
pretende pagar los servicios de diseño e I+D como se paga
cualquier servicio común y corriente, es decir sólo
la mano de obra y los costos de los
insumos involucrados en ellos.
No se tiene en cuenta, para nada, el valor de los
derechos de
propiedad
intelectual, o sea la inteligencia,
el capital intelectual (formación + información +
conocimiento + experiencia) invertidos en un proceso creativo de
tal naturaleza.
Hay una miopía terrible, desde el funcionario del estado hasta
el empresario
privado al no darse cuenta de que el desarrollo
tecnológico es un prerrequisito para el desarrollo
económico y social y, por ende, para lograr ese anhelo de
calidad de vida y prosperidad.
La realidad es categórica y contundente: la
tecnología, y la educación, son un
camino expedito para lograrlo. Y adivine cómo se hace
tecnología? Pues claro, con lo que usted está
pensando: con I+D, con diseño y con producción a
nivel de ingeniería. Se suman a ello, por supuesto, los
servicios de asesoría, consultoría, soporte técnico,
mantenimiento
y gestión
tecnológica.
Veamos algunos exabruptos, respecto de lo poco que se
valora la ingeniería en Colombia, los cuales conocí
de cerca, porque incluso los viví en carne
propia:
- En 1999, la EPS del ISS pagaba los servicios de
diagnóstico a tarifas miserables, tanto
que un examen del sueño en neurología lo pagaba
más barato que un corte de cabello en una
peluquería. Un equipo de estudio del sueño y
potenciales evocados, el cual es un equipo high-tech puede
costar hasta $ 300.000.000 y el examen, además, requiere
el diagnóstico de un neurólogo, es decir, un
profesional especializado. - Una fábrica de curtimbres en Sabaneta
adquirió una máquina italiana por la friolera de
$50.000.000, la cual presentó un problema intermitente
que no pudieron resolver varios técnicos en varios
días, con las consiguientes pérdidas de
producción, y hasta iban a tener que llamar a la
fábrica en Italia. - Finalmente, un equipo de dos ingenieros resolvieron
el problema, aplicando una solución de ingeniería
para controlar la inducción de ruidos e interferencias
electromagnéticas, producidas por las máquinas
eléctricas rotatorias. - Cuando se pasó factura de
cobro por la bicoca de $ 200.000, la gerencia
puso el grito en el cielo, dizque por lo costoso, y eso que las
pérdidas iban a superar varios millones de
pesos. - Una reconocida empresa
fabricante de máquinas
de juegos
electromecánicos de la ciudad de Medellín
requirió el diseño de una tarjeta especial con
tecnología de semiconductor y el uso de memorias
EPROM para resolver un problema de competitividad frente a uno de sus competidores.
Digamos que, en su momento, los insumos finales costaban $
50.000, pero sin incluir el costo del proceso de I+D. El
empresario de marras pretendía pagar sólo los
insumos, o sea $ 50.000 más la mano de obra , lo cual
daba un total de $ 150.000. Pero se le olvidaba dos
pequeños detalles: no incluyó el valor del I+D,
el cual por lo regular es de 5 a 10 veces el valor de la
versión comercial del producto desarrollado y tampoco
consideró los derechos de propiedad
intelectual (propiedad industrial, en este caso). Ese proyecto
le hubiese costado algo más de $ 3.000.000, si el
hubiera querido detentar los derechos; pero no, quería
la forma fácil: pagar sólo por el producto final
del desarrollo pero no por el capital intelectual invertido en
el proceso. - Con los desarrollos de software pasa
algo muy similar. La gente piensa que el valor es sólo
el de la licencia pero no tienen en consideración toda
la inteligencia que hay detrás de ello. Si usted quiere
tener los derechos de propiedad sobre un software que se vende
en todo el mundo y que en el comercio
cuesta $ 100.000, tenga la plena seguridad
que hacerse a el puede costarle la respetable suma de $
1.000.000.000 o más, por poner cualquier cifra
mínima. - Los médicos son felices adquiriendo
tecnología en el exterior cuando asisten a congresos y
seminarios en Estados Unidos
o en Europa, sin
soporte ni respaldo alguno en Colombia. Apenas se les
daña ponen el grito en el cielo cuando se les cobra $
100.000 por una reparación de un equipo que les
costó $ 10.000.000 y con el cual hacen exámenes
por los cuales cobran $ 50.000 u $80.000 a razón de 3 o
4 diarios. Qué desfachatez! - De hecho, un empresario colombiano paga
fácilmente más por una hora de manicure que por
una hora de diseño en ingeniería y ni que hablar
del valor del servicio de mantenimiento. Y así
podríamos seguir interminablemente, hablando de casos en
todos los sectores. La ingeniería nacional no se valora
y casi siempre se prefiere la extranjera. Los ejemplos abundan
en este país, y la situación no es muy distinta
en el resto de países del continente.
Lo importante aquí es resaltar que si Colombia
pretende salir de su subdesarrollo,
requerirá, entre otras cosas, realizar procesos serios y
sistemáticos de gestión tecnológica, y de la
innovación, alentados por sistemas
regionales de innovación sólidos y bien
pensados.
Adicionalmente, si el comprador común de la
calle, el funcionario público que toma las decisiones de
contratación, el empresario que contrata el desarrollo de
tecnología o los servicios de mantenimiento o de
consultoría, no valoran la ingeniería, será
muy difícil cambiar el estado
actual de atraso y romper con la ausencia histórica de
cultura de la
innovación, la cual ha quedado al vaivén de unos
cuantos esfuerzos aislados y desarticulados.
Uno lo que pide simplemente es que se respete los
diferentes campos de la ingeniería y con ellos a los
profesionales que la ejercen. No confundir comprar un pan, con
comprar la receta para hacer y vender todos los panes que usted
quiera. Qué valdrá más?
La respuesta a la
pregunta inicial
Volviendo a la pregunta del comienzo, ya se
imaginarán la respuesta. La diferencia en el costo de una
compañía de alta tecnología en la bolsa
respecto de su valor en los libros contables radica
exclusivamente en el conocimiento, es decir en el capital
intelectual y en otros intangibles.
Lo que se transfiere en una negociación de empresas de base
tecnológica es el know-how, representado en sus procesos
de gestión tecnológica y de I+D, las patentes de
invención, innovación, o modelos de
utilidad; el
good will y la imagen,
representados en sus procesos de servicio al
cliente, los registros de
marcas, lemas,
nombres comerciales, logosímbolos y derechos de
autor (copyright); el capital intelectual, representado en su
masa crítica, es decir en el talento humano, y
en sus procesos de gestión del
conocimiento mediante el cual se capitalizan la
información, la formación y la experiencia de la
gente; y por supuesto el potencial de clientes del
mercado que la compañía tenga a su haber,
representado en su valor agregado, el cual genera posicionamiento
y diferenciación.
En la nueva contabilidad se han comenzado a desarrollar
métodos
para medir y calcular el capital intelectual, el conocimiento, de
una compañía; la pionera en la aplicación de
este concepto es la
multinacional europea de seguros, Skandia.
Cuando American On Line o Microsoft
adquieren una pequeña empresa de tecnología, lo que
hacen es adquirir su conocimiento representado en términos
de capital intelectual y su potencial de mercado.
El conocimiento se traduce en productos y servicios
gracias a la acción
creadora de los ingenieros de la compañías y eso es
lo que se valora. Si usted consulta el índice Dow Jones o
los reportes de Wall Street o del Nasdaq se podrá dar
cuenta que una compañía de alta tecnología
que en la bolsa de valores
se cotiza en US $ 800.000.000, en los libros de contabilidad
sólo cuesta $ 100.000.000. La diferencia estriba,
entonces, y de nuevo, en el conocimiento.
En Colombia, por ejemplo, no se valora el know-how y
mucho menos el capital intelectual; no lo hacen los bancos ni ninguna
organización en general ni el Estado. Se
valora, eso sí, los activos fijos y
el patrimonio; o
sea, los edificios, las máquinas, los muebles y los
vehículos, pero nada de eso se puede llevar, si se
quisiera montar la compañía en China, por
ejemplo, mientras que usted viaja a donde quiera con el
conocimiento y lo aplica o lo vende donde se requiera.
No es gratuito, entonces, que las
compañías de tecnología aparezcan muy bien
ubicadas en el ranking mundial de empresas de peso pesado,
durante varios años, como lo han publicado la revista
Fortune y otras revistas especializadas de economía y
gerencia .
Siempre aparecen en el sitial de honor
compañías como Microsoft, Sun Microsystems,
Motorola, IBM, Dell, Hewlett Packard, Intel, Nec, Hitachi, Sony,
Panasonic, General Electric, Ericson, Nokia, Philips, Siemens. De
hecho, en los últimos años, en el ranking de las 10
primeras empresas más poderosas de los EEUU, siempre
aparecen cinco de alta tecnología: Microsoft, General
Electric, Intel, Motorota y Hewlett Packard, como para variar. Su
común denominador? la tecnología, el
conocimiento.
Cuando esas empresas compran o negocian capital
intelectual o servicios de ingeniería, lo hacen
valorándolos en su justa proporción. Saben que para
ganar en los negocios de
tecnología hay que invertir en ingeniería y que el
valor agregado será tal que con ello tendrán una
ventaja competitiva considerable. Es que cuando se trata de
tecnología, y de calidad, no se puede violar la ley del equilibrio en
los negocios de John Ruskin.
El negociante colombiano, que se las da de muy pilo,
desea ganar igual que el negociante de las
compañías de tecnología, pero invirtiendo
menos o aún sin invertir nada y así sí es
muy difícil hacer tecnología en Colombia. Pretende
pagar por la receta para hacer un pan pero al precio de lo
que vale un pan.
" Un científico puede
descubrir una nueva estrella,
un jurista puede redactar una ley
para contemplarla,
un contador puede presupuestar el
costo para llegar a ella,
un economista puede proyectar el
valor en el tiempo,
un periodista puede comunicar la
noticia de su fulgor;
pero ninguno de ellos puede crear
una.
Tendrían que llamar a un
ingeniero para que lo hiciera."
Adaptado de Gordon L. Glegg. The design of
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Revista SILICIO : El mundo de la Ingeniería
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-Rúa, Nelson. "Breve introducción a la Gestión de
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2000
Por
Nelson Rúa Ceballos