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Mesopotamia




Enviado por Gianfranco Cueva



    1. Sociedad
    2. La
      arquitectura
    3. Características
    4. Pintura y
      Relieve
    5. Orfebrería

    Mesopotamia significa en griego "entre ríos". La
    región así denominada abarcaba inicialmente los
    territorios comprendidos entre los ríos Tigris y Eufrates.
    En la actualidad comprende a Iraq y el este
    de Siria.

    La abundancia de agua
    creó una gran riqueza natural, hasta el punto de que,
    según la Biblia, estuvo allí localizado el
    Paraíso. El neolítico pronto alcanzó un gran
    desarrollo en
    Mesopotamia,
    con asentamientos urbanos importantes, como Eridu o Uruk (desde
    el año 3.750 a.c.).

    En esta ciudad comenzó, muy probablemente, un
    sistema complejo
    de escritura. La
    historia de
    Mesopotamia es una sucesión de civilizaciones, iniciada
    por los sumerios (3.000 a.c. – 2.350 a.c.). Estos son vencidos
    por las huestes de Sargón, rey de los acadios (Akkad), que
    imponen su poder hasta
    1.800 a.c.

    Desde ese momento conviven dos importantes culturas: los
    asirios (Assur), al norte, y los babilonios (Babilonia), al sur.
    Cada uno evoluciona de forma diferente, pero ambos
    acabarán dominados por pueblos guerreros llegados del
    este, los persas (Persia), medos y aqueménidas.

    MAPA DE MESOPOTAMIA

    RELIGIÓN:

    La religión en el mundo
    Mesopotámico domina todo y permanece más o menos
    inalterable hasta la conquista musulmana.

    Está basada en un principio en las fuerzas de la
    naturaleza que
    se identifican con los dioses: el dios del agua es Enlil, el del
    cielo Anu y el de la tierra
    Enki. Estos dioses poco a poco van tomando forma, primero con
    símbolos y van a acabar teniendo forma
    humana. Anu va a ser el dios de los dioses.
    Posteriormente se van configurando nuevos dioses: la gran diosa
    Inanna, que más tarde se va a identificar con Ishtar, va a
    ser la diosa más venerada. Es la diosa de la fertilidad y
    del amor. Sin
    será la luna y Shamash el sol. A estos
    se les van a unir otros dioses que van a ser venerados
    sólo en algunas zonas, como Assur en Asiria o Marduk en
    Babilonia.
    Pese a ser extremadamente importante, la religión en
    Mesopotamia no tiene un desarrollo artístico tan
    importante como en Egipto.
    También creen en espíritus maléficos y
    demonios, creencia que sí va a influir en el arte pues hay
    numerosas representaciones artísticas para espantar a
    estos espíritus ya que, entre otras cosas, creían
    que estaban relacionados con las enfermedades. Ligado a la
    religión hay un mundo que en Mesopotamia tuvo un gran
    auge: la magia, especialmente la relacionada con la observación de los astros, la astrología, de la que los pueblos
    mesopotámicos van a tener un gran conocimiento
    que transmiten a otros pueblos.
    Los templos van a ser grandes complejos que se van desarrollando
    a través de las distintas épocas y en ellos se da
    una gran burocracia. No es
    sólo una institución religiosa, sino también
    política y
    administrativa. Así, en torno al recinto
    religioso se van a construir una serie de estancias e incluso el
    palacio del rey. El monarca va a ser el que debe construir los
    templos. Así, el rey-sacerdote pone la primera piedra de
    estas construcciones, que para los mesopotámicos era muy
    importante, por lo que hay muchas representaciones de este
    hecho.

    SOCIEDAD:

    Las ciudades están aglomeradas en unas
    ciudades-Estado que son
    autónomas e independientes y que están gobernadas
    por un monarca que dirige el ejército, administra la
    justicia y
    dirige los ritos religiosos junto a los sacerdotes. Es el
    dueño y señor de todo el territorio.
    Hay dos tipos de nobleza: la nobleza cortesana y la nobleza
    empleada, o bien en el ejército o en la
    administración. También hay escribas, aunque no
    están representados como en Egipto, pero que
    también están muy bien considerados y están
    ligados al templo. La clase urbana
    está formada por mercaderes y artesanos. Por debajo se
    sitúan los campesinos y por último los esclavos.
    Esta sociedad
    está bien organizada desde un principio. Prueba de ello es
    la legislación que hay desde muy pronto, como la de
    Ur-Namu, que es la más antigua, de la época
    neosumeria, o el código
    de Hammurabi, ya de época babilónica.

    Este desarrollo de los pueblos se ha podido estudiar
    gracias a su conocimiento de la escritura. Se conoce desde
    finales del IV milenio, con los sumerios. Se trata de una
    escritura cuneiforme, llamada así por el aspecto de los
    trazos, que es en forma de cuña. La escritura ha aparecido
    en tabletas de arcilla blanda y era realizada con un buril o
    cálamo, con los que se van haciendo los trazos, tras lo
    que se cuecen las tabletas, para que se endurezcan. Las primeras
    tabletas eran funcionales, escritas en ladrillos en los cimientos
    de los templos, y luego ya apareció en relieves, en
    materiales
    duros, etc.

    La escritura cuneiforme se conoce desde 1802 gracias a
    Groterfend que descifró la estela persa de Behistun, que
    estaba escrita en tres lengua: persa,
    acadio y elamita. Se sabe de la existencia de bibliotecas, pero
    han desaparecido. La más importante fue la de
    Nínive.
    El pueblo mesopotámico estuvo muy desarrollado y fue
    poseedor de gran cultura.
    Fueron los grandes conocedores de la astrología:
    conocían planetas,
    movimientos, constelaciones, inventaron el horóscopo,
    etc.
    También tenían grandes conocimientos de medicina y
    cirugía, de lo que quedan notas, por ejemplo, en el
    código de Hammurabi.
    Sobresalieron en el cálculo
    matemático y en las operaciones
    mercantiles. También tenían grandes textos
    relacionados con el mundo de la literatura: hay restos de
    poemas
    épicos, oraciones, textos didácticos, etc., pero
    siempre con una finalidad práctica, que era la continua
    exaltación del poder, un continuo carácter político y religioso. Las
    artes plásticas también tenían esta
    finalidad, no existe la
    motivación estética, por ello no se conocen nombres de
    artistas, ya que sólo sirven para exaltar al poder con un
    matiz propagandístico.

    LA ARQUITECTURA:

    La producción artística, de la que
    hasta ahora hemos indicado las características esenciales,
    se expresa a través de una serie de "géneros" o
    categorías sobre cuya autonomía es, evidentemente,
    posible formular reservas. Pero también es verdad que el
    culto de las formas tradicionales, con los fenómenos de
    supervivencia y arcaísmo, junto con el componente
    religioso y hasta mágico de los modelos,
    confiere a estos últimos una función
    esencial. Sería un error creer que, como en el caso de
    otras civilizaciones, esto sirve sobre todo para las artes
    figurativas. Antes bien, la tipología
    arquitectónica, es decir, el conjunto de modelos (casa,
    templo, palacio etc.) del cual dependen las obras completas,
    constituye un adecuado paralelo de la tipología
    escultórica, detal manera que las formas tipo de los
    edificios tienen valor de
    modelos no menos que las estatuarias.

    Por otra parte, esta convergencia que la crítica
    moderna sugiere entre las tipologías de la arquitectura y
    las iconografías de las artes visuales (o sea las imágenes
    figuradas que brotan de la creatividad de
    escultores y pintores) halla en Mesopotamia, (como en otras
    regiones del próximo oriente antiguo, en particular
    Egipto) una comprobación muy considerable.

    Esto se verifica especialmente en el caso de los toros
    alados de cabeza humana, insertados en las puertas de los
    palacios para protegerlos con su fuerza
    mágica (carácter profiláctico); y en el de
    los relieves esculpidos en las paredes de las salas, como
    guía ideal de los visitantes. Asistimos aquí (como
    para las esfinges situadas en la entrada de los templos egipcios)
    a las manifestaciones de un arte que combina elementos
    arquitectónicos y escultóricos al realizar sus
    fines determinados. En tales fines se pueden reconocer las
    condiciones necesarias para entender la articulación de la
    tipología arquitectónica. Así, en el culto
    de los dioses encontramos la premisa natural del templo, en la
    expresión del poder real de palacio. Ni ciertas carencias
    están privadas de significado: por ejemplo, faltan los
    edificios para espectáculos y deportes, ya que estas actividades
    van unidas ambas a la vida del palacio y del templo, sin asumir
    autonomía propia.
    Como se ha dicho, la actividad fundamental de las gentes
    mesopotámicas es la construcción de templos en honor de los
    dioses. Ya antes de los sumerios y después de ellos a
    través de la documentación no sólo
    antropológica, sino también literaria, parece clara
    la dinámica del pensamiento
    mesopotámico: en el ámbito de la ciudad-estado del
    sistema
    político con el que los sumerios se asoman a la
    historia, cada centro tiene su dios, cada dios tiene su soberano
    que lo representa en la Tierra; y es
    deber primero del soberano erigir lugar de culto, para que el
    dios pueda complacerse y asegura como contrapartida el gran
    recurso necesario para la vida de la región, esto es:
    el agua
    fecundadora de los campos.

    Una inscripción del soberano sumerio más
    famoso, Gudea que gobernó la ciudad de Lagash alrededor
    del 2000 a. C., expresa estos conceptos de forma tan evidente que
    conviene citarlo directamente. Habla en primera persona el dios
    de la ciudad: "Cuando el fiel pastor Gudea empiece a construir mi
    templo real, el agua será anunciada por un viento en el
    cielo: entonces la abundancia llegará a ti desde el cielo
    e hinchará la tierra. Cuando se coloquen los cimientos de
    mi templo, entonces habrá prosperidad. Los grandes campos
    te llevarán frutos, las osas y los canales se
    llenarán de agua para ti" "…" E la tierra de los
    sumerios el aceite se
    producirá abundancia, la lana se pesará en gran
    cantidad "…"El día en que empieces a construir mi
    templo, yo pondré el pie sobre los montes, allí
    donde habita la tempestad; desde el lugar de la tempestad, desde
    los montes, desde los lugares puros, yo te mandaré la
    lluvia, que dará vida a la tierra". Circunstancias
    ambientales determinadas, referentes al material, condicionan la
    construcción de los templos.

    En el área Mesopotámica, y particularmente
    en el sur, se construye desde la prehistoria con
    ladrillos de arcilla, modelados y secados al sol. Se superponen
    de una forma tan compacta y maciza, que el muro raramente aparece
    interrumpido por ventanas, las cuales comprometerían su
    solidez. Falta la columna: o por lo menos no existe la columna
    con función portante, sino a veces con función
    ornamental. Las paredes se articulan con frecuencia en entrantes
    y salientes, que mitigan la uniformidad pero no la solidez. La
    luz se obtiene
    mediante aberturas en el techo. Las puertas de acceso tienen
    amplias dimensiones y constituyen la única
    interrupción efectiva de la continuidad de las
    paredes.
    Desde el punto de vista de la planta, el templo
    mesopotámico aparece inicialmente como único
    espacio rectangular, que tiene el altar en uno de los lados
    cortos y la mesa de las ofrendas
    delante de él. El altar no puede faltar y por ello la
    elevación formada por su plataforma en el lado corto de a
    planta es el carácter distintivo del lugar sagrado. La
    entrada está a menudo en uno de los lados mayores, o en
    ambos por la parte opuesta a la del altar. En la siguiente
    evolución del santuario (que tiene lugar ya
    en el periodo prehistórico) al espacio único se
    añadan otros y aparece el uso del patio, generalmente en
    el lado más ancho de la estancia sagrada.
     En el conjunto así ampliado se insertan las
    habitaciones de los sacerdotes y de los funcionarios, a veces
    también las de los escribas anexos a la administración del templo y los
    depósitos de los productos
    alimenticios. Lo completa el cinturón de murallas y de
    esta manera queda separado del resto del área ciudadana,
    constituyendo un temenos (área sagrada). El concepto de
    área sagrada prevalece obre el del lugar sagrado; y
    existen témenoi con más de un templo, además
    de con más de un palacio de soberanos porque, como
    veremos, el edificio profano se integra muy pronto con el
    sagrado. Una distinción fundamental que aparece desde la
    prehistoria, es entre templo "bajo" y templo "alto"; el primero
    se apoya directamente en el suelo, el segundo
    se construye sobre una terraza de base.

     

    Zigurat

    La terraza de base es el punto de partida de un ulterior
    tipo de edificio sagrado, que será el más
    característico de toda la civilización
    mesopotámica: el zigurat (o ziggurat) o torre del templo,
    construido por una serie de terrazas superpuestas de dimensiones
    decrecientes hacia arriba, con un santuario en el vértice.
    Un sistema de escaleras en los lados permite la ascensión
    piso por piso, hasta la cima. Inmediatamente surge el recuerdo de
    un típico monumento egipcio, la pirámide
    escalonada, que aparece más o menos al mismo tiempo: y es
    difícil que no haya existido influencia entre un tipo y
    otro Sin embargo, es problemático establecer en qué
    sentido y manera tanto más que el destino de los dos
    monumentos es distinto, ya que el zigurat permanece y se
    perfecciona en el tiempo; mientras que la pirámide
    escalonada desaparece para dejar paso a la de pareces
    lisas.

    El esquema de palacio mesopotámico no difiere
    (salvo en la falta de espacio sagrado del templo): un patio
    alrededor del cual se disponen las habitaciones, abiertas todas a
    dicho patio. La
    comunicación con el exterior se asegura con una puerta
    que se abre a la calle. Tal esquema puede multiplicarse con la
    combinación de otros conjuntos con
    un patio en el centro: ya a principios del II
    milenio a. C. el palacio de Mari se extiende sobre en área
    de más de dos hectáreas y media; presentando un
    conjunto de casi trescientas habitaciones. Particular interés
    adquiere la presencia de grandes palacios de uno o más
    santuarios (nosotros lo llamaremos capillas): evidentemente, la
    integración entre edificio civil y edifico
    sagrado continúa y se desarrolla desde épocas
    antiguas, con un cambio de
    importancia que enfatiza el carácter civil.
    La arquitectura funeraria, tan esencial en otras religiones y muchos pueblos
    vecinos presenta un desarrollo mucho menor en Mesopotamia.
    Sólo en época sumeria, en la ciudad de Ur, se
    encuentran hipogeos de cierta importancia.

    A la I dinastía Ur (es decir, hacia mediados del
    III milenio a. C.) corresponden las tumbas reales que se han
    hecho famosas tanto por la cantidad de joyas que
    contenían, como por el sacrificio de los familiares y del
    quito que
    allí se encuentra testimoniado. Las tumbas están
    construidas por cámaras subterráneas abovedadas, en
    ladrillo, a las que se accede por un amplio foso de paredes en
    declive, que penetra en el terreno con ligera pendiente.
    Más importante arquitectónicamente, también
    en Ur, es la necrópolis de la III dinastía (finales
    del II milenio).

    A nivel del suelo sobre estas tumbas (igualmente
    subterráneas y abovedadas) se eleva una
    construcción que tiene un aspecto de edificios con patios:
    puede tratarse del lugar donde se veneraban los difuntos, o en
    cambio puede ser su residencia en vida.
    Es necesario recordar la situación religiosa que es la
    razón del escaso desarrollo de la arquitectura funeraria.
    A diferencia de otros pueblos dela antigüedad (concretamente
    los egipcios), los mesopotámicos tuvieron una fe muy
    débil y vaga en la existencia ultraterrena. Que dicha fe
    no faltaba, nos lo revelan en algunos textos que hablan de
    personajes de regreso de la morada de tristeza y dolor en el
    más allá, o de visitas a tales personajes; pero se
    trata de hechos limitados y, sobre todo, a nivel de
    superstición popular o de la mitología que evoca tiempos remotos. Es
    necesario observar, para concluir, que la arquitectura
    mesopotámica, muy definida y predominante en todo el valle
    de los dos ríos, registra también algunas
    irradiaciones más allá de sus fronteras. La
    estructura de
    los templos anatólicos (que se observa en distintos
    templos de la capital,
    Khattusha) renueva la forma mesopotámica de las
    habitaciones recogidas alrededor de uno o más patios,
    aunque las paredes exteriores se abren en amplias ventanas por
    las que entra la luz. Otro tanto puede decirse de la
    región siria, donde el poder mesopotámica se
    difundió con gran fuerza.
    En todo caso, reconocer una obra de arquitectura
    mesopotámica siempre es posible y a menudo bastante
    simple. Toda una serie de características muy evidentes
    constituyen el armazón de la identificación y a su
    vez su garantía: tales características se refieren
    al arte que surgió o se irradió de Mesopotamia, y
    que no se verifican en otros lugares, ni siquiera en alguno de
    los mundos geográficamente vecinos un templo en planta
    central con un patio a cuyo alrededor se recogen las diferentes
    habitaciones, con la cámara sagrada señalada o el
    altar en el lado corto y por la mesa de las ofrendas delante de
    dicho altar, es sólo mesopotámico. En Egipto la
    estructura era completamente distinta, con una sucesión de
    espacios desde el exterior hasta el espacio sagrado. El material
    de construcción contribuye decididamente a la
    identificación: los ladrillos crudos son
    típicamente mesopotámicos, el contraste entre ellos
    y la piedra egipcia es claro y lo mismo ocurre con sus
    consecuencias totalmente distintas en cuanto aberturas y
    afluencia de luz. Finalmente, la base del templo en las terrazas
    superpuestas y degradantes es un hecho tan típico de
    Mesopotamia que hace rápidamente reconocible la
    arquitectura, y no es ciertamente el breve paréntesis
    egipcio de la pirámide escalonada el que pueda alterar
    este estado de las cosas.

    CARACTERÍSTICAS:

    El arte mesopotámico tenía carácter
    vico: tiene
    palacios, templos y servicios
    públicos; tales como murallas, canales de riego,
    puentes, puertas y fortalezas. También combina el sistema
    de platabanda y dintel con el de arco y bóveda.

    Como en la región no había piedra y la
    madera era
    escasa, emplearon el ladrillo (hecho de adobe). Como el ladrillo
    es un material algo frágil, los muros se fabricaban
    gruesos y sin apenas aberturas; de manera que la apariencia de la
    edificación es maciza, pesada y
    monótona.

    Debido a las periódicas inundaciones que eran
    favorables a los cultivos, los edificios solían
    construirse sobre terrazas.

    Las paredes se cubrían de relieves en colores siguiendo
    esquemas muy simples, en particular los de repetición y
    simetría.

    Monumentos Principales:

    a) El Templo: Consiste en un gran patio
    amurallado que en el espacio correspondiente a uno de sus lados
    menores lleva lo que va a ser su elemento más
    característico: el Zigurat.

    El Zigurat es una torre cuadrada de varios pisos
    escalonados, en cuya cima está el santuario. Las caras se
    orientan hacia los cuatro puntos cardinales y se sube a los
    diferentes niveles por medio de una rampa que rodea los cuatro
    lados, o por dos escaleras simétricas que trepan por el
    frente o os laterales.

    En su construcción se empleaban materiales muy
    ricos: mármol, alabastro, lapislázuli, oro y
    cedro.

    b) El Palacio: No existe una forma prevista para
    el palacio. Tampoco es un edificio, sino una serie de
    edificaciones prismáticas de distintos tamaños
    unidas entre sí por pasillos, galerías y corredores
    con amplios patios intermedios y con murallas alrededor.
    Consistía en una sencilla construcción cuadrangular
    con un patio central por el cual recibía luz
    y ventilación. Se alzaba sobre terrazas de ladrillo
    a las que se subía por escaleras y rampas con
    desagües para protegerse de las inundaciones y de la
    humedad. Las puertas, cuyas hojas solían ser de bronce,
    estaban flanqueadas por estatuas y toros alados con cabeza humana
    a los que se les atribuían poderes protectores. Las
    paredes interiores se decoraban con pinturas al fresco sobre
    enlucido de cal, o con revestimientos de ladrillos esmaltados de
    colores vivos y relieves. Algunos de los palacios más
    importantes fueron los de Nínive,

    Khorsabad y Nimrud.

    Nínive

    Salón del trono en
    Nimrud

    c) Las Murallas: Las ciudades estaban guardadas
    por gruesas murallas de paredes verticales y cortadas en
    ángulos rectos, reforzadas de trecho en trecho por torres
    cuadradas. El paso se hacía por puertas fortificadas. El
    pasaje de estas puertas era de bóveda de medio
    cañón, en ambos lado se colocaban las habituales
    estatuas protectoras.

    d) Las Tumbas: Desde el punto de vista
    arquitectónico, la tumba no ofrece gran interés,
    pues es un simple hipogeo con bóveda de ladrillo y varias
    cámaras, que se manifiesta al exterior por algún
    pequeño monumento sin valor artístico. En su
    interior se ha encontrado un ajuar funerario muy rico:
    cadáveres de damas, músicos, criados, cocheros y
    guardias inmolados en número grande que revelan las
    bárbaras costumbres fúnebres de estos
    pueblos.

    Escultura:

    En la escultura los habitantes de Mesopotamia emplearon
    basalto, arenisca, diorita y alabastro. También trabajaron
    algunos metales como el
    bronce, el cobre, el oro
    y la plata, así como piedras preciosas en las piezas
    más delicadas y en las labores de incrustación. En
    sus sellos cilíndricos usaron piedras de todas las clases,
    como lapislázuli, jaspe, cornalina, alabastro, hematites,
    serpentina y esteatita. No obstante, algunas de estas piedras
    escaseaban en la zona, por lo que tuvieron que importarlas. Otra
    importante forma de expresión fueron los sellos
    cilíndricos, delicadamente grabados en piedra. La mayor
    perfección en esta técnica la habrían
    alcanzado los acadios.

    La finalidad de este tipo de arte, era social y
    religioso, por lo cual su finalidad era utilitaria. Su
    temática era el retrato de los dioses, reyes o altos
    funcionarios, en cuya ejecución domina la idea de
    duplicación. Respondía a las leyes de
    verticalidad, frontalidad y simetría, aunque no conocieron
    la perspectiva. Había también estilización
    de las facciones, cabellos y barbas (de cabello rulo). Dentro de
    la escultura, se desarrollaron tanto las estatuas como el
    bajorrelieve.

    Estatua:

    Es una réplica de la realidad, que incluye
    también el tamaño. Sin embargo, este

    realismo lleva la impronta
    subjetiva del artista, que le imprime una simbología, o un
    significado que va mas allá de lo estrictamente visual. La
    estatua es quizás, la categoría artística en
    la que el mundo mesopotámico se hace reconocer con mayor
    evidencia: en sus concepciones en sus caracteres, en su manera de
    traducirse en arte. Su patrón es el siguiente: manos
    unidas cruzadas sobre el pecho, cabeza afeitada y el torso
    desnudo o cubierto por un manto. Su temática estaba basada
    en los protagonistas de ese mundo de
    poder y de fe del que el
    arte mana y del que es expresión

    Diosa del vaso manante. Caliza
    (1,49m).

    Tableta con escritura
    pre-cuneiforme
    Mesopotamia del Sur, época de Uruk
    III
    Fin del IV milenio antes de C.
    Tierra cruda
    Alto 7,2 cm

    b) Bajorrelieve: se usaba para narrar las grandes
    hazañas militares, los sucesos cívicos y
    familiares, y los motivos religiosos. La figura humana es
    representada de perfil con algunos rasgos frontales, como lo son
    los ojos y el torso. Los animales son
    esculpidos también de perfil, y con un realismo
    impresionante.

    La guerra entre
    los asirios.

    Pintura y
    Relieve

    Características de la pintura:
    Fue estrictamente decorativa. Se utilizó para embellecer
    la arquitectura. Carece de perspectiva, y es
    cromáticamente pobre: sólo prevalecen el blanco, el
    azul y el rojo. Uso de la técnica del temple. Se puede
    apreciar en mosaicos decorativos o azulejos. Los temas eran
    escenas de guerras y de
    sacrificios rituales con mucho realismo. Se representan figuras
    geométricas, personas, animales y monstruos. Se emplea en
    la decoración doméstica. No se representaban las
    sombras.

    Escena de sacrificio ritual. Pintura
    mural, Mari.

    Características del
    relieve: Fueron
    frecuentes en las plaquetas o estelas narrativas y algunas de
    estas estelas tienen textos cuneiformes. Son obras detallistas y
    minuciosas. Refleja notable naturalismo. Se distingue la
    separación de los asuntos divinos de los humanos. El rey
    es plasmado en escenas de guerra, banquetes o caza; una figura
    aparece siempre erguida, lo que hace destacar su
    poderío.

    Orfebrería:

    La orfebrería mesopotámica constituye uno
    de los hallazgos más interesantes de las excavaciones de
    tumbas reales y templos. El trabajo de
    los metales era una de las actividades artísticas
    más importantes en los pueblos
    mesopotámicos.

    Entre los valores
    más preciados de este tesoro se cuenta el tocado de una de
    las sesenta y cuatro cortesanas enterradas en el sepulcro real,
    de una suntuosidad y un diseño
    exquisito, en el que finísimas láminas de oro
    imitan hojas y pétalos de flores. Restos de vajilla
    labrada en oro y numerosísimas estatuillas de cobre, uno
    de los metales más trabajados, así como collares y
    brazaletes de cornalina, lapislázuli y plata e instrumentos
    musicales con piedras preciosas completaban el tesoro
    más antiguo del mundo oriental.

    En las formas y el modelado del metal se descubre un
    naturalismo de cierta ingenuidad, con obsesión por el
    detalle ornamental. Se hace difícil un estudio del estilo
    general de la orfebrería mesopotámica debido a la
    gran variedad de pueblos y culturas que poblaron sucesivamente el
    territorio.

    Cabeza de toro en Ur
    (2.500 a.c.)

    Forma parte de un arpa encontrado como
    ajuar funerario de la reina Subad. Confeccionada en gran parte en
    oro, refleja ya un total dominio en la
    representación naturalista de los animales.

    Cabeza de Naram-sin
    (h. 2.250 a.c.)

    Es una obra maestra del trabajo sobre
    bronce. El rostro, y en especial los labios, alcanza un alto
    grado de belleza idealizada, en contraste con la barba, muy
    detallada y que se agrupa en formas
    geométricas.

     

    Gianfranco Cueva

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