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Pobreza y desempleo




Enviado por jvillalva



    1. Introducción
    2. Pobreza
    3. Ingresos
    4. Egresos
    5. Gasto público
    6. Gasto privado
    7. Desempleo
    8. Explicar la forma de medir el desempleo en
      Venezuela
    9. Marginalidad social
    10. Conclusión
    11. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    El trabajo que a
    continuación se presente se abordan temas muy importantes
    en la cátedra de geografía, como lo
    son: La pobreza
    absoluta y relativa, marginalidad
    social, ingresos y
    egresos, gasto
    público y privado y como se mide el desempleo en
    Venezuela.

    POBREZA:

    Es la
    circunstancia económica en la que una persona carece de
    los ingresos suficientes para acceder a los niveles
    mínimos de atención médica, alimentos,
    vivienda, ropa y educación.

    La pobreza
    relativa:
    es la experimentada por aquellas personas cuyos
    ingresos se encuentran muy por debajo de la media o promedio en
    una sociedad
    determinada.

    La pobreza
    absoluta:
    es la experimentada por aquellas personas que
    no disponen de los alimentos necesarios para mantenerse sanos.
    Sin embargo, en el cálculo de
    la pobreza según los ingresos también hay que tener
    en cuenta otros elementos esenciales que contribuyen a una vida
    sana. Así, por ejemplo, las personas que no pueden acceder
    a una educación o a servicios
    médicos deben ser considerados en situación de
    pobreza aunque dispongan de alimentos.

    Causas: Las personas que, por cualquier
    razón, tienen una capacidad muy por debajo de la media
    para ganar un salario es
    probable que se encuentren en situación de pobreza.
    Históricamente, este grupo viene
    formado por personas mayores, discapacitados, madres solteras y
    miembros de algunas minorías. Hoy un sector considerable
    de población en situación de pobreza
    está constituido por madres solteras con
    hijos.

    Esto no se debe
    únicamente a que las mujeres que trabajan fuera de casa
    suelen ganar menos que los hombres, sino fundamentalmente a que
    una madre soltera tiene dificultades para poder cuidar a
    sus hijos, ocuparse de su casa y tener unos ingresos adecuados al
    mismo tiempo.

    Otros grupos son los
    discapacitados con personas a su cargo, familias numerosas y
    otras en las que el cabeza de familia
    está en situación de desempleo o tiene un salario
    mínimo. La falta de oportunidades educativas es otra
    fuente de pobreza, ya que una formación insuficiente
    conlleva menos oportunidades de empleo. Gran
    parte de la pobreza en el mundo se debe a un bajo nivel de
    desarrollo
    económico.

    Efectos: Decenas de miles de personas en
    situación de pobreza fallecen cada año a causa del
    hambre y la malnutrición en todo el mundo. Además,
    el índice de mortalidad infantil es superior a la media o
    promedio y la esperanza de vida inferior.

    Parece inevitable
    que la pobreza esté, según los criminólogos,
    vinculada de una forma estrecha al delito, aun
    cuando la mayor parte de los pobres no son delincuentes y estos
    últimos no suelen sufrir graves carencias. Otros problemas
    sociales, como las enfermedades mentales y el
    alcoholismo,
    son más habituales, debido a que son causas y efectos de
    la escasez de
    recursos
    económicos y de una atención médica
    inadecuada.

    Distribución La pobreza ha sido
    considerada como indicador de desigualdad de clase social y
    sexo en las
    sociedades
    industriales, en donde las mujeres que viven solas y las familias
    de clase baja presentan el nivel más bajo de pobreza.
    Asimismo, ha sido considerada como un indicador de trato
    económico desigual entre los países desarrollados y
    en vías de desarrollo, estando la riqueza acumulada en los
    primeros y la pobreza en los segundos, lo que forma la denominada
    línea norte-sur. Las zonas más pobres del mundo
    son: el sur de Asia (Bangla
    Desh, India y
    Pakistán), los países subsaharianos, África
    del Norte, Oriente Próximo, Latinoamérica y Asia oriental (China).

    INGRESOS:

    Dinero, o
    cualquier otra ganancia o rendimiento de naturaleza
    económica, obtenido durante cierto periodo de tiempo. El
    ingreso puede referirse a un individuo, a
    una entidad, a una corporación o un gobierno.

    Se pueden
    distinguir diversos tipos de ingresos tanto en el sector privado
    como en el sector
    público de una economía.

    En el sector
    privado podemos distinguir cuatro clases de ingresos: los
    salarios, que
    es la remuneración del trabajo; la renta, que es el
    rendimiento de los bienes
    inmuebles; el interés,
    que es el rédito del capital; y los
    beneficios, que son los rendimientos que obtienen los
    propietarios de las empresas de
    negocios.

    Al hablar del
    sector público, hacemos referencia a la renta nacional,
    que supone la medida, en dinero, del
    flujo anual de bienes y servicios de una economía, que se
    calcula sumando los ingresos de todos los agentes que la
    conforman.

    Aunque el ingreso
    se suele medir en términos monetarios, a veces se utilizan
    otro tipo de medidas, sobre todo en teoría
    económica. La renta real no representa el ingreso
    monetario, sino la capacidad que determinada cantidad monetaria
    tiene para adquirir bienes y servicios cuyos precios
    están sujetos a variaciones.

    EGRESOS:

    Erogación
    o salida de recursos financieros. En el ámbito personal las
    causadas por el compromiso de pago de algún bien o
    servicio
    recibido o por algún otro concepto. En el
    ámbito empresarial lo constituyen los desembolsos o
    salidas de dinero, aún cuando no constituyan gastos que
    afecten las pérdidas o ganancias. En el ámbito de
    Contabilidad
    Gubernamental, los pagos que se hacen con cargo al presupuesto
    público.

    GASTO
    PÚBLICO:

    El gasto
    público es aquel en que el Estado
    incurre para sostener las instituciones
    gubernamentales centrales y para financiar servicios
    públicos prioritarios que permanecen en manos
    estatales; es decir, la cantidad de recursos con que puede
    funcionar el Estado para el
    ejercicio de sus diversas funciones.

    Se incluye el
    gasto social, que es el subconjunto del gasto público que
    agrupa los recursos que el Estado destina directamente para
    atender el desarrollo y el bienestar de su población. Hay
    diferentes criterios sobre las partidas presupuestarias que deben
    incluirse en el cómputo del gasto social, pero hay acuerdo
    respecto a sectores básicos tales como: educación,
    salud, seguridad social,
    cultura y
    comunicación social, ciencia y
    tecnología, vivienda y servicios y desarrollo
    social.

    GASTO
    PRIVADO:

    Es desembolso
    realizado por un individuo para satisfacer sus necesidades
    particulares o por una empresa para satisfacer los
    requerimientos necesarios para su funcionamiento.

    DESEMPLEO:

    Es el paro forzoso o
    desocupación de los asalariados que pueden
    y quieren trabajar pero no encuentran un puesto de trabajo. En
    las sociedades en las que la mayoría de la
    población vive de trabajar para los demás, el no
    poder encontrar un trabajo es un grave
    problema.

    Debido a los
    costes humanos derivados de la privación y del sentimiento
    de rechazo y de fracaso personal, la cuantía del desempleo
    se utiliza habitualmente como una medida del bienestar de los
    trabajadores. La proporción de trabajadores desempleados
    también muestra si se
    están aprovechando adecuadamente los recursos
    humanos del país y sirve como índice de la
    actividad económica.

    Causas: Los economistas han descrito las
    causas del desempleo como fricciónales, temporales,
    estructurales y cíclicas.

    El desempleo
    friccional se produce porque los trabajadores que están
    buscando un empleo no lo encuentran de inmediato; mientras que
    están buscando trabajo son contabilizados como
    desempleados. La cuantía del desempleo friccional depende
    de la frecuencia con que los trabajadores cambian de empleo y del
    tiempo que tardan en encontrar uno nuevo.

    El cambio de
    empleo se produce a menudo y un importante porcentaje del
    desempleo es friccional y sólo dura un corto espacio de
    tiempo. Esta clase de desempleo se podría reducir de
    alguna manera con servicios de colocación más
    eficientes. Sin embargo, siempre que los trabajadores puedan
    abandonar libremente su trabajo se producirá un desempleo
    cíclico.

    El desempleo
    temporal se produce cuando las industrias tienen
    una temporada de baja, como durante el invierno en la industria de
    la construcción o en otros sectores de
    producción cuyas tareas se realizan a la
    intemperie. También se produce al finalizar el año
    escolar, cuando muchos estudiantes y licenciados se ponen a
    buscar trabajo.

    El desempleo
    estructural se debe a un desequilibrio entre el tipo de
    trabajadores que requieren los empresarios y el tipo de
    trabajadores que buscan trabajo. Estos desequilibrios pueden
    deberse a que la capacitación, la localización o las
    características personales no sean las adecuadas. Por
    ejemplo, los desarrollos tecnológicos necesitan nuevas
    cualificaciones en muchas industrias, y dejan sin empleo a
    aquellos trabajadores cuya capacitación no está
    puesta al día. Una fábrica de una industria en
    declive puede cerrar o desplazarse a otro lugar, despidiendo a
    aquellos trabajadores que no pueden o no quieren
    desplazarse.

    Los trabajadores
    con una educación inadecuada, o los trabajadores
    jóvenes y los aprendices con poca o ninguna experiencia,
    pueden no encontrar trabajo porque los empresarios creen que no
    producirán lo suficiente como para que merezca la pena
    pagarles el salario mínimo legal o el salario pactado en
    el convenio colectivo con los sindicatos.

    Por otro lado,
    incluso los trabajadores muy cualificados pueden estar
    desempleados si no existe una demanda
    suficiente de sus cualificaciones. Si los empresarios discriminan
    a algún grupo en razón de su sexo, raza, religión, edad o
    nacionalidad
    de origen, se puede dar una alta tasa de desempleo entre estas
    personas aunque haya muchos puestos de trabajo por cubrir. El
    desempleo estructural es especialmente relevante en algunas
    ciudades, profesiones o industrias, para aquellas personas con un
    nivel educativo inferior a la media y para otros grupos de la
    fuerza
    laboral.

    El desempleo
    cíclico es el resultado de una falta de demanda general de
    trabajo. Cuando el ciclo económico cae, la demanda de
    bienes y servicios cae también y, por lo tanto, se despide
    a los trabajadores.

    Medición: El método
    más utilizado para medir el desempleo se desarrolló
    en Estados Unidos
    en la década de 1930; muchos países utilizan este
    sistema bajo la
    recomendación de la
    Organización Internacional del Trabajo (OIT). Con un
    seguimiento mensual de una muestra de familias representativas de
    toda la población civil se obtiene información sobre la actividad de cada
    persona en edad activa. Para asegurar la precisión de los
    datos y
    facilitar su recopilación, los encuestadores preguntan
    qué es lo que hizo la gente en una semana
    determinada.

    Una persona que
    realizó cualquier tipo de trabajo durante esa semana para
    recibir una paga o un beneficio, trabajó quince o
    más horas como un trabajador sin paga en una empresa familiar
    o tuvo un trabajo del que estuvo temporalmente ausente, es
    considerado como empleado. Una persona que no estuvo trabajando
    pero que buscaba trabajo o estaba despedido y disponible para
    trabajar se considera como desempleado.

    A
    continuación, el número de desempleados se divide
    por el número de personas de la fuerza laboral civil (es
    decir, la suma de empleados y desempleados) con el fin de
    calcular la tasa de desempleo. En algunos países, en vez
    de elaborar una encuesta
    especial, la estimación del desempleo se realiza a partir
    de los datos de la cantidad de personas que buscan empleo a
    través de las oficinas públicas de empleo o de la
    cantidad de personas que reciben compensaciones por desempleo. En
    España
    se utilizan los dos sistemas
    simultáneamente. Por un lado, todas las semanas se realiza
    la Encuesta de Población Activa (EPA) entre 60.000
    familias y se publica la media trimestral cada tres
    meses.

    EXPLICAR LA FORMA DE MEDIR EL DESEMPLEO
    EN VENEZUELA

    Según el
    Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Venezuela el
    desempleo se mide a través de un índice. El
    índice o tasa de desempleo es un cociente entre el
    número de personas que (estando en edad y
    disposición de trabajar) se encuentran desocupados, y el
    total de personas en edad y disposición de trabajar
    (ocupados y desocupados)
    . Es lo mismo que decir que la
    Tasa de Desocupación es el porcentaje de la
    Población Desocupada con respecto a la Población
    Económicamente Activa
    . Tanto numerador como
    denominador dependen de fenómenos complejos, tales como la
    tasa de crecimiento poblacional, la deserción
    escolar, la efectividad y cobertura de los programas
    sociales, el crecimiento
    económico y del número de personas que, estando
    en edad y disposición de trabajar, desean efectivamente
    hacerlo. Esa complejidad hace del desempleo una estadística atractiva para la
    práctica de la transformación.

     

    TASA DE DE DESEMPLEO = DESEMPLEADOS . X
    100

    POBLACIÓN ECONÓMICAMENTE
    ACTIVA

     

    Cabe destacar
    que, al menos en lo que se refiere al indicador de desempleo, la
    estadística del INE coincide con el criterio utilizado
    internacionalmente, cosa que hace posible la comparación
    de los índices de desempleo entre países. Esto es
    cosa cierta, como también lo es el hecho de que, al menos
    en el caso venezolano, la medición subestima considerablemente el
    fenómeno del desempleo en su sentido más amplio.
    Después de todo, en la situación actual de
    Venezuela son muy pocos los que no son capaces de buscar una
    solución parcial a su problema de
    empleo.

    De acuerdo a la
    tasa de medición de desempleo se
    considera:

    Población Desocupada: A las
    Personas de 15 años o más, de uno u otro sexo,
    quienes declararon que durante la semana anterior al día
    de la entrevista
    no estaban trabajando y estaban buscando trabajo con
    remuneración. Asimismo, se incluyen aquellas personas que
    nunca han trabajado y buscan trabajo por primera
    vez.

    Población Económicamente
    Activa:
    Está constituida por todas las personas de
    15 años y más con disposición y
    disponibilidad para trabajar en el período de referencia,
    que es la semana anterior a la realización de la entrevista.

    ¿Qué se considera una persona
    desempleada? De acuerdo con la definición universalmente
    aceptada, están desempleados personas mayores de 15
    años quienes respondan "no" a la siguiente
    pregunta: "La semana pasada, de lunes a domingo, ¿ha
    realizado un trabajo remunerado (en metálico o especies),
    asalariado o por su propia cuenta, aunque sólo haya sido
    por una hora o de forma esporádica u
    ocasional?".

    VARIACIÓN DE LA TASA DESEMPLEO EN
    VENEZUELA EN EL AÑO 2005

    Tasa De
    Desempleo Mensual y su variación (2004 –
    2005)

    mes

    ene.

    feb.

    marz.

    abr.

    may.

    jun.

    jul.

    agost.

    sept.

    oct.

    nov.

    dic.

    2004

    19.1

    17.1

    15.6

    16.3

    15.8

    15.5

    15.3

    14.2

    14.5

    13.7

    12.8

    10.9

    2005

    15.5

    14.0

    13.5

    12.1

    12.6

    11.8

    12.6

    12.1

    11.5

    11.4

      

    *VAR.

    3.6

    3.1

    2.1

    4.2

    3.2

    3.7

    2.7

    2.1

    3

    2.3

      

    *
    variación

    º

     

    Análisis Comparativo Septiembre 2005 –
    Octubre 2005

    La
    población desocupada en octubre de 2005 (1.398.677
    desocupados: 11,4%), permaneció estable en términos
    estadísticos al compararla con la estimación del
    mes anterior (1.395.740 personas: 11,5%). Igual comportamiento
    se observa por sexo y grupos de edad.

    Análisis Comparativo Octubre 2004 – Octubre
    2005

    La tasa de
    desocupación en octubre de 2005 es 11,4% (1.398.677
    desocupados), siendo en el mismo mes del año 2004 igual a
    13,7% (1.661.785 personas), una disminución de 2,3 puntos
    de porcentaje, que equivale en términos absolutos a la
    reducción de 263.108 desocupados, distribuidos en 108.643
    hombres y 154.465 mujeres.

    Por grupos de
    edad, se observa una reducción relevante
    estadísticamente en los rangos centrales, ocurriendo la de
    mayor magnitud en la población desocupada de 25 a 44
    años: 145.721 desocupados menos en el
    período

    Análisis Comparativo Septiembre 2005 –
    Octubre 2005

    La
    estimación de la tasa de actividad para el mes de octubre
    de 2005 es 67,1% (12.260.489 activos), que al
    compararla con la estimación del mes anterior 66,5%
    (12.095.365 activos), refleja estabilidad en términos
    estadísticos la población activa. Igualmente por
    grupos de edad.

    Por sexo, se
    observa el incremento de 181.454 mujeres activas entre septiembre
    y octubre de este año.

    Dentro de las
    categorías de clasificación de la población
    activa (ocupados y desocupados), no se observa movimientos
    estadísticamente significativos entre septiembre y octubre
    de este año.

    Análisis Comparativo Octubre 2004 – Octubre
    2005

    La
    población económicamente activa en octubre de 2005
    (12.260.489 activos: 67,1%) muestra estabilidad en
    términos estadísticos, en comparación con la
    estimación de octubre de 2004 (12.116.973 activos:
    68,3%).

    Por sexo, destaca
    el incremento de 148.251 hombres activos en la comparación
    interanual.

    Por grupos de
    edad, no se registraron cambios significativos en términos
    estadísticos.

    Con respecto a la
    desagregación de la población activa, se observa la
    disminución 263.108 desocupados y el aumento de 406.624
    ocupados.

    Para el cierre
    del mes de septiembre de 2005, el Instituto Nacional de
    Estadísticas (INE) anunció que la tasa de desempleo
    se encontraba en 11,5%, una cifra 3,0% inferior al 14,5%
    registrado a estas mismas alturas del año anterior. Esa
    disminución, si bien se encuentra alineada con el proceso de
    crecimiento económico que ha experimentado Venezuela en
    estos doce meses, no coincide con la percepción
    de estómago del ciudadano común en relación
    con el tema: "uno no siente que la situación del empleo en
    Venezuela haya mejorado significativamente".

    Siendo el
    desempleo un cociente, es posible que las disminuciones en la
    estadística se deban a aumentos en el numerador (puestos
    de trabajo), o disminuciones en el denominador (número de
    personas buscando trabajo). Las estadísticas del INE tanto
    de septiembre de 2004 y 2005 hacen posible cuantificar
    específicamente qué proporción de la
    caída es atribuible a cada factor:

    Para septiembre
    de 2004 Venezuela contaba con 26.087.042 habitantes, de los
    cuales 17.701.156 tenían quince años o más.
    De esta última cifra, 12.247.300 (69,2%) se encontraban
    activos, es decir, ocupados, o activamente buscando
    ocupación. Ese porcentaje es lo que se conoce como la tasa
    de actividad. La diferencia (30,8%) está representada por
    mayores de quince años que se encontraban estudiando, o
    discapacitados, o sencillamente con medios
    suficientes para subsistir sin necesidad de trabajar. Para
    septiembre de 2004 existían en el país 10.472.578
    ocupados ("aunque sólo haya sido por una hora"), y, en
    consecuencia, 1.774.722 desocupados. Esta última cantidad,
    dividida entre el número de personas activamente buscando
    trabajo, determinó la tasa de desempleo para la fecha
    (14,5% = 1.774.722 / 12.247.300).

    Para septiembre
    de 2005, la población había crecido a 26.562.642,
    de los cuales 18.191.910 tenían quince años o
    más. De esta cifra, 12.095.365 (66,5%) se encontraban
    activos. Para esa fecha existían 10.699.625 ocupados y
    1.395.740 desocupados, de donde se deriva la estadística
    de desempleo más reciente (11,5% = 1.395.740 /
    12.095.365).

    De este sencillo
    conjunto de cifras se desprenden varios aspectos
    importantes:

    1. En primer
      lugar, el número de personas en edad de trabajar (15
      años o más) creció en 490.754, una cifra
      similar (acaso un poco mayor) a su promedio de los
      últimos siete años (416.932).
    2. A pesar de lo
      anterior, el número de personas en edad y
      disposición de trabajar (fuerza laboral) cayó en
      151.935.
    3. Como
      consecuencia de lo anterior, la tasa de actividad de la
      economía venezolana cayó de 69,2% (septiembre de
      2004) a 66,5% (septiembre de 2005).
    4. Como se puede
      apreciar en el cuadro I, esa caída en la tasa de
      actividad se encuentra fuertemente concentrada entre las
      mujeres.

    Es posible
    calcular qué hubiese sucedido con la tasa de desempleo si
    la economía venezolana hubiese mantenido su tasa de
    actividad en 69,2%, considerando el crecimiento poblacional y el
    número de puestos de trabajo (incluyendo parciales) que se
    crearon. Ese cálculo ha sido hecho en la última
    columna del cuadro I: la tasa de desempleo al cierre de
    septiembre de 2005 sería de 15%, es decir, 0,5% mayor a la
    registrada hace un año.

    Lo anterior no
    quiere decir que no se hayan creado puestos de trabajo. El
    número de personas que se consideran "ocupadas"
    aumentó entre ambos períodos 227.047. Lo que sucede
    es que la población también va creciendo y quienes
    se encuentran en edad de trabajar crecen a un ritmo superior a
    400.000 cada año, de manera que aun cuando se creen nuevos
    puestos de trabajo, es perfectamente posible que la tasa de
    desempleo continúe aumentando. De hecho, para el
    período estudiado, si se hubiese mantenido constante la
    tasa de actividad, la tasa de desempleo hubiese aumentado 0,5%, a
    pesar de la creación de 227.047 puestos de trabajo. Esto
    no representa ninguna novedad. En Venezuela desde 1978 el drama
    no ha sido la destrucción de puestos de trabajo, sino el
    hecho de que los puestos creados son muy inferiores al
    crecimiento de la fuerza laboral

    ¿Por
    qué ahora, proporcionalmente hablando, hay menos gente que
    quiere trabajar que hace un año?
    Una respuesta posible
    podría estar en los programas sociales del Gobierno, que
    llegan para asistir, a veces en especie y a veces en ingresos, a
    un sector importante de la población. Ese sector obtiene
    un ingreso que antes no tenía, lo que podría
    disminuir su propensión a buscar de forma activa un
    trabajo. Por esta razón, la Encuesta de Hogares del INE
    podría registrar una caída en la tasa de actividad,
    que a su vez se traduce en una caída en la tasa de
    desempleo. Técnicamente es correcto considerar a estas
    personas fuera del espectro laboral activo. Sin embargo, conviene
    tener en cuenta que si la efectividad o cobertura de los
    programas sociales se deteriora en el futuro, ya sea por falta de
    eficiencia o
    porque se hacen escasos los fondos públicos con los que
    éstos se financian, esas personas regresarán al
    mercado laboral.
    Si eso ocurriera hoy en día, Venezuela amanecería
    con una tasa de desempleo superior a la que tenía hace un
    año, a pesar de haber crecido aceleradamente en ese
    período.

    Otra hipótesis que ha surgido de algunos colegas
    es que el proceso de crecimiento económico registrado el
    año pasado ha provocado un efecto de ingreso en el sector
    femenino de la fuerza laboral. Según esta
    hipótesis, este
    hecho es consistente con la evidencia empírica a escala
    internacional, según la cual la disposición a
    trabajar de la fuerza laboral femenina disminuye en
    períodos de crecimiento
    económico.

    En mi
    opinión, esta hipótesis pierde fuerza en el caso
    venezolano, puesto que si se considera el crecimiento
    económico en términos agregados en los
    últimos siete años, promedian 0,5%, lo que produce
    un Producto
    Interno Bruto por habitante de 10,3% menos al cierre de 2004
    (versus 1997). En otras palabras, en términos agregados no
    hay crecimiento, por lo que la disposición a trabajar de
    la fuerza laboral femenina debería ser similar a la de
    hace siete años.

    En
    conclusión, las variaciones en las estadísticas de
    empleo y desempleo resultan un espejismo, en tanto no cambien los
    factores estructurales que predominan en el mercado laboral
    venezolano:

    1. Los bajos
      niveles de inversión pública o privada,
      nacional o extranjera.
    2. Los
      elevadísimos costos
      laborales (costos de contratar y despedir gente): no se olvide
      que Venezuela es el país en donde resulta más
      caro contratar y despedir gente, después de todo, hay
      que aumentarles el sueldo por decreto, hay inamovilidad
      laboral, y cuando se logra despedir, se incurre en los costos
      de despido más altos de América
      Latina.
    3. El bajo
      crecimiento económico registrado, negativo en
      términos per cápita (no se olvide que a pesar de
      crecer 17,4% en 2004, al promedio de los últimos 7
      años es apenas de 0,5%, y el promedio 1978-2004 es
      apenas 1,3%).

    Mientras eso no
    ocurra, el fenómeno del desempleo se reduce a la
    disponibilidad de suficiente renta petrolera como para crear
    empleos en el sector público y mantener alejada del
    mercado laboral a una parte de la población por la
    vía de los programas sociales y las transferencias. El
    día que esa renta vuelva a faltar, se acabarán los
    efectos de la alquimia.

    MARGINALIDAD
    SOCIAL:

    Marginalidad
    social, es la falta de integración de una persona o de una
    colectividad en las normas sociales
    comúnmente admitidas O son sectores de la población
    segregados en áreas no incorporadas al sistema de
    servicios urbanos en viviendas improvisadas y sobre terrenos
    ocupados ilegalmente

    La Marginalidad
    social responde a ciertos desajustes producidos en el
    tránsito de una sociedad tradicional, hacia una moderna,
    como supuestamente. Esta situación debía, por
    consiguiente, ser objeto de intervenciones específicas
    tendientes a corregirla. Se concebía así un campo
    de acción-reflexión en torno de la
    marginalidad-integración. Desde este punto de vista, se
    tornan marginales sociales aquellos grupos y territorios que
    exhiben un retraso respecto de la porción
    «moderna» de la sociedad. En resumidas cuentas, la
    marginalidad social es la resultante de un alejamiento temporal
    del sendero «natural» por el que toda sociedad
    transita hacia la modernización.

    En
    contraposición a las anteriores afirmaciones, desde una
    segunda perspectiva se sostiene el carácter relacional existente entre la
    marginalidad, el mercado de trabajo y el sistema de relaciones
    socioeconómicas imperante en la región. Un rasgo
    distintivo de este abordaje es que ya no se define a los
    marginalidad social en función de
    «desajustes ocasionales» producto del desarrollo
    «natural» de la sociedad, sino –y muy por el
    contrario a partir del lugar ocupado en el mercado de trabajo y
    de cómo la conformación de este mercado guarda
    relación, al mismo tiempo, con el modelo de
    desarrollo de las sociedades.

    En este marco
    interpretativo se abandona o, para ser más exactos, se
    refuta aquella afirmación según la cual ser
    marginal significaba «estar fuera» del sistema de
    relaciones económicas y sociales, idea que de alguna
    manera estaba presente en la teoría de la
    modernización. Es preciso recordar que parte de la
    literatura
    abocada a la marginalidad sobre todo la inscrita en la anterior
    perspectiva distinguía entre los estratos bajos o
    populares «establecidos» (sean obreros, urbanos o
    rurales) y la población marginal, situada fuera del
    sistema de estratificación, acaso como una forma de
    outcasts

    En realidad,
    percibir al sector marginal como fuera del sistema de clases
    sociales (y ya ni siquiera como el estrato más bajo
    del mismo) implica desconocer por completo a la marginalidad como
    un proceso y una relación social, presentándola,
    por consiguiente, como un insólito e inexplicable factor
    emergente de la situación latinoamericana. De este
    modo,

    puede sostenerse
    que el marginal, en lugar de ser un outsider del sistema social,
    es más bien una emanación de él. No
    está, por lo tanto, fuera de la escala; más bien
    constituye el último peldaño de ésta. En
    consecuencia, los roles y funciones que ocupa están
    situados en los niveles más bajos. Es la víctima de
    un círculo vicioso socioeconómico en el que, a
    menudo, el punto de partida es el presagio infalible del punto de
    llegada, con excepción de algunos pocos
    casos…

    En
    relación con lo anterior, cabe agregar que la marginalidad
    social se origina en los cambios en la estructura de
    relaciones entre capital y trabajo asalariado, los que son
    producidos por una tendencia del capital –apoyada en el
    desarrollo tecnológico– que lleva al gradual
    predominio del trabajo acumulado sobre el trabajo
    vivo dentro del capital. Esa particular tendencia de movimiento del
    capital implica que una proporción creciente de fuerza de
    trabajo queda sobrante respecto de las necesidades del
    capital.

    Esa
    población excedentaria es la que se denomina
    «marginalizada», y son las fuerzas del capital las
    que tienden a marginalizar a los trabajadores, por eso se habla
    de proceso. He aquí el por qué de hablar
    también de relaciones sociales. Este proceso (lejos de ser
    inesperado» o «inexplicable») es el producto
    predecible de este tipo de sistema de relaciones
    económicas. Quedan a un lado, pues, aquellas explicaciones
    con énfasis en el sujeto, en la cultura, en la
    disposición geográfica y los desajustes en el
    desarrollo histórico «natural» de la
    sociedad.

    En consecuencia,
    puede sostenerse que la marginalidad, y en particular este polo
    marginal, consiste en un modo identificable de pertenencia y de
    participación en la estructura general de la
    sociedad.

    De
    múltiples modos, los integrantes de hogares marginales
    latinoamericanos obtienen medios mínimos para su
    subsistencia al producir bienes y generar servicios en
    actividades de muy baja productividad,
    que no requieren un capital importante puesto que utilizan
    «obsolescencias» del resto de la sociedad. En
    ocasiones, el mercado al que destinan sus esfuerzos está
    constituido por los sectores obreros, cuyos ingresos son
    insuficientes para permitirles el acceso a bienes y servicios
    «modernos».

    CONCLUSIÓN

    La pobreza se hace notar en la carencia que sufre una
    persona/hogar por la falta de bienes y servicios considerados
    indispensables para cubrir las necesidades vitales: vivienda y
    todo lo que comporta el alojamiento, vestimenta, alimentación,
    protección sanitaria, formación (escolar,
    profesional, universitaria), etc. En el grado de incapacidad para
    participar en todos los aspectos de la vida (social, cultural,
    cívica, profesional), así como en la imposibilidad
    de comunicarse.

    Es imprescindible mencionar que la pobreza tiene serios
    efectos sobre las personas. La impotencia que sienten ante la
    imposibilidad de modificar su situación se traduce en
    menosprecio propio, menosprecio el país, depresión
    anímica y social, violencia y
    quebrantamiento de la ley.
    Además, provoca el resentimiento hacia los que tienen,
    refuerza el racismo y mata la
    sensibilidad humana.

    Planteado en estos términos el problema de la
    pobreza se ve fundamentalmente influido por los componentes
    inherentes a las variables
    utilizadas en su medición, en tal sentido: "La pobreza se
    reducirá siempre y cuando los ingresos nominales medios
    crezcan mas rápidamente que los precios", por tanto el
    objetivo
    central de una política de
    reducción de la pobreza se fundamenta en la posibilidad de
    lograr una mejora del ingreso real de las familias. Crecimiento
    económico y control de la
    inflación serían las metas por excelencia de una
    política
    económica que tratara de enfrentar con alguna
    posibilidad de éxito
    el problema de la pobreza. Esta afirmación, la cual no
    deja de ser cierta, nos deja sin embargo con muchos asuntos aun
    sin responder; tal como apuntamos, la relación existente
    entre el crecimiento económico y la reducción de la
    pobreza dista mucho de ser una relación lineal.

    La
    Depresión económica por la que pasa actualmente
    nuestro país presenta una producción y unas
    ventas
    reducidas, y al mismo tiempo altas tasas de desempleo y de
    quiebras empresariales. Una depresión es el punto
    más bajo de un ciclo económico. Casi todas las
    teorías
    económicas modernas consideran que las depresiones son el
    resultado de una caída de la demanda, junto a una
    disminución de la inversión y de los salarios, que
    reducen el nivel de consumo.

     

    BIBLIOGRAFÍA

     

     

    JUANA
    VILLALVA

    PUERTO LA CRUZ –
    VENEZUELA

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