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Relación entre "Espergesia" (César Vallejo), "Estanco" (Fernando Pessoa) y "Borges y Yo" (Jorge Luis Borges)




Enviado por Nicolás Parra



    Monografía destacada

    Quizás sea un poco ardua la elaboración de
    este proyecto, sin
    embargo mi carácter ambicioso no me deja renunciar
    ante la posibilidad de encontrar una serie de similitudes
    contundentes que sustenten la posibilidad de que estos tres
    poetas, por mas de que sus obras son diametralmente distintas, se
    identificaban con una preocupación que los llevo a cada
    uno a escribir unos versos con la finalidad de comprender sin
    distorsión alguna la dualidad entre hombre y
    poeta.

    Tal vez este tema ha sido frecuentado por numerosos
    poetas que veo innecesario nombrar, pues prefiero detenerme en
    estos tres autores y especialmente en esos poemas que
    abarcan en gran parte la cuestión que nos
    incumbe.

    Para comenzar a establecer la relación entre
    hombre y poeta veo pertinente examinar, minuciosamente los dos
    términos, pues esta comprensión será una
    herramienta fundamental para el análisis que haremos a
    continuación.

    Pues bien, primero que nada quiero iniciar esta
    búsqueda con una afirmación de gran utilidad,
    ésta consiste en que todos los hombres tenemos el instinto
    innato de poetas, sin embargo muchos nos conformamos en caminar
    por la vida sin el más mínimo interés de
    transformarla, de justificarla o de explicarla, simplemente nos
    dejamos llevar de un lado para otro como un rebaño que no
    tiene la mas mínima determinación de si
    mismo.

    Menos mal hay artistas, específicamente poetas
    que no se conforman en pasar su existencia en una corriente, sino
    todo lo contrario estos poetas son los encargados de justificar
    ese mundo que los rodea y del que hacen parte.

    No obstante por más superiores que sean estos
    seres no dejan de ser hombres, y su condición humana les
    impone límites
    que los encasilla a la hora de definir a partir de lo particular
    temas esenciales. Sin embargo, su cualidad de poetas los impulsa
    a que estos límites sean traspasables en lo
    posible.

    El lenguaje que
    utilizan no es el mecanizado, lleno de formalismos y
    redundancias, sino un lenguaje que a partir de lo particular,
    generaliza lo que transmite, pues el poeta tiene la capacidad de
    sentir universalmente. El hombre
    común particulariza todo: sentimientos, sensaciones,
    mundo, pensamientos, etc. En cambio el
    poeta representa lo humano en su totalidad, y se aparta por
    completo de las concepciones triviales del rebaño, como
    por ejemplo mantener ficciones, cuya única función es
    negar la realidad y opacar la existencia humana.

    Pero, ¿por qué sostienen esto? Esta
    interrogante ha sido a lo largo de la historia una
    discusión complicada, sin embargo hay quienes argumentan
    que el principal motivo, es porque el hombre desconoce su
    naturaleza, es
    decir abandona su talante creador para sumergirse en un mundo
    ficticio.

    Ahora detengámonos en los tres poemas que citamos
    y analicémoslos separadamente, pues lo considero
    pertinente para comprender las visiones de los autores frente a
    esta dualidad, que al parecer ellos padecen.

    En "Borges y Yo" se ve desde el titulo una diferencia,
    un distanciamiento, entre el hombre subjetivo (el hombre
    común) y Borges como personaje público,
    símbolo de la literatura universal y sobre
    todo: poeta. Sin embargo, al leer todo el texto se
    podrá afirmar que apenas se termina la labor del individuo
    cotidiano, empieza el comprometedor trabajo del
    poeta.

    Aunque veo pertinente mirar a fondo este tema, para
    así validar o no, esta aserción. Como primera
    medida Borges muestra al hombre
    como un individuo común y corriente "…Yo camino por
    Buenos Aires y
    me demoro, acaso ya mecánicamente…", con gustos y
    pasiones que no explota ni explora, simplemente hacen parte de su
    vida y ya. Este hombre dice: "…yo vivo, yo me dejo vivir,
    para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me
    justifica…".

    Es esencial que exista el subjetivismo, el hombre
    común, pues ese es un elemento vital para la
    creación del poeta, quizás porque es un
    intermediario entre el poeta y el mundo. Además el poeta y
    su obra justifican al individuo cotidiano, no obstante argumenta
    Borges con la siguiente frase, que lo rescatable que ha escrito
    el otro, no le pertenece a ninguno, sino a la humanidad.
    "…ha logrado ciertas paginas validas, pero esas paginas no
    me pueden salvar, quizás porque lo bueno ya no es de
    nadie, ni siquiera del otro…".

    ¿Le corresponde a la humanidad?
    ¿Qué implica esto? El poeta logra desprenderse del
    subjetivismo por más de que sus obras nazcan a partir de
    este, por lo que deduciremos que tiene la capacidad de expresarse
    en términos universales, convirtiendo así las
    preocupaciones borgianas en desasosiegos de la
    humanidad.

    "…Hace años yo traté de liberarme
    de él y pasé de las mitologías del arrabal a
    los juegos con el
    tiempo y con
    lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré
    que idear otras cosas…". Acá el hombre es el que
    idea las cosas, es decir gracias a su percepción
    constante de la realidad es capaz de inventar, sin embargo es el
    poeta el que materializa estas ideas, es el poeta el que con sus
    versos une esas dos esferas (sujeto-objeto) y le da valor a la
    existencia.

    Al concluir el texto con la frase: "…No sé
    cuál de los dos escribe esta página…", deja
    más que claro la imposibilidad de distinguir cuándo
    terminan los límites del hombre y cuando inician los del
    poeta, en otras palabras sería, cuál es la
    línea donde se cruza el mundo objetivo y el
    mundo subjetivo. Esta línea la describe Pessoa en su poema
    de "Estanco" como la calle que divide su ventana con la
    tabaquería, luego examinaremos esto
    detalladamente.

    Volviendo a Borges, encontré una entrevista en
    la que le preguntaron lo siguiente: usted dice que al otro es a
    quién le suceden las cosas, con cuál Borges
    converso ahora?

    Borges contesto serenamente: "Esa es una pregunta de
    tipo metafísico… yo diría que soy
    continuamente cada uno de ellos, yo soy los dos, el uno
    necesita del otro, pero yo pensaba sobre todo en la diferencia
    entre el hombre íntimo y el poeta que siempre y de
    algún modo es un hombre público, no, yo no
    sé si yo me parezco a esa imagen
    pública, a la imagen que yo doy de mis libros,
    posiblemente yo sea bastante distinto, posiblemente mi
    retórica me traicione…".

    Continuemos ahora con "Espergesia" con el que deja claro
    Vallejo su condición de poeta y hombre
    simultáneamente. Desde el titulo se puede suponer que es
    una búsqueda del origen tanto del hombre como del poeta,
    pues "Espergesia" es la unión de dos palabras: esperma y
    génesis. "Yo nací un día que Dios estuvo
    enfermo…" esta frase simplemente lo deja a uno
    atónito, perplejo y sin embargo lo invita a reflexionar
    sobre el nacimiento.

    Pero ¿A qué tipo de nacimiento se refiere
    Vallejo? ¿Qué simboliza la figura de Dios en este
    poema? Este Dios es Vallejo, pero también es el Dios que
    creó a Vallejo, por lo tanto se puede interpretar de dos
    maneras distintas, es decir Vallejo como Dios creador de su obra
    y el Dios en si como inventor de Vallejo. Por eso al estar
    enfermo este Ser se humaniza y queda en el mismo plano del
    hombre.

    Hay un texto de Borges que veo imprescindible citar, ya
    que abarca este tema con gran elocuencia. "Everything and
    Nothing" cuyo tema principal también es la dualidad entre
    hombre y poeta: "…La historia agrega que, antes o
    después de morir, se supo frente a Dios y le dijo: "Yo,
    que tantos hombres he sido en vano, quiero ser uno y
    yo".

    La voz de Dios le contestó desde un torbellino:
    "Yo tampoco soy; yo soñé el mundo como tú
    soñaste tu obra, mi Shakespeare, y
    entre las formas de mi sueño estabas tú, que como
    yo eres muchos y nadie…".

    Es preciso decir que Shakespeare y Dios tienen una
    similitud trascendental, pues los dos se justifican por lo que
    crean y no por lo que son. De ahí que el poeta existe si
    su obra perdura, de lo contrario será una ceniza
    más en el polvo.

    Otro aspecto que me gustaría analizar es el
    adjetivo "enfermo" que le atribuye al Dios, ¿Por
    qué enfermo? ¿Qué relación tiene esto
    con nuestras distintas interpretaciones? La enfermedad es una
    causa del sufrimiento, por lo tanto podemos afirmar que la obra
    vallejiana se construye a partir del dolor que padecía su
    creador, de igual manera podemos insinuar que al estar Dios
    enfermo sus creaciones (el mundo y los hombres) son productos del
    sufrimiento, por consiguiente estarán fuertemente ligados
    a esta sensación.

    En sus versos Vallejo dice que de él saben poco,
    mejor dicho saben lo banal, lo cotidiano: "…Todos saben
    que vivo, que mastico…", pero lo que no saben es que
    "…Hay un vació en mi aire
    metafísico que nadie ha de palpar…"

    Este vació del que Vallejo habla solo
    podrá llenarlo su obra, y deja claro que entre el mundo
    metafísico y la realidad hay un gran abismo. Tal vez la
    única forma de juntar esos dos mundos es materializando la
    metafísica, de igual manera debería
    ocurrir con la obra, pues ésta es la que justifica no solo
    al poeta sino al hombre y los vuelven a los dos uno.

    Sin embargo esta obra necesita de un lector para
    subsistir, para que tenga validez, por eso las ansias de Vallejo
    para que lo oigan "…Hermano, escucha,
    escucha…Bueno. Y que no me vaya sin llevar diciembres, sin
    dejar eneros." ¿Llevar diciembres, dejar
    eneros?

    Es evidente que los eneros representan las cosas incidas
    o las ideas no concretadas, en cambio los diciembres son los
    finales o las obras terminadas. Si suponemos que los eneros le
    pertenecen a Vallejo como hombre que percibe, que idea, pero que
    no concreta estas ideas, por lo tanto él tendrá que
    llevárselos a la muerte,
    pero lo que logró materializar en condición de
    poeta lo dejara en la tierra con
    el anhelo de alcanzar la inmortalidad.

    Vallejo concluye el poema con estos versos: "…Y
    no saben que el Misterio sintetiza…que él es la
    joroba musical y triste que a distancia denuncia el paso
    meridiano de las lindes a las Lindes…" El misterio del que
    habla Vallejo es la poesía
    que une la realidad, para así darle sentido a la vida. Es
    esta disciplina la
    que pronostica el portal de los límites particulares hasta
    los universales.

    En conclusión tanto Vallejo como su obra son dos
    productos que terminan siendo inherentes y cómplices
    mutuos. También deja clara su visión frente a la
    dualidad de poeta y hombre.

    Quise terminar con Pessoa no solo por preferencias
    personales, sino porque considero que es el autor que deja
    más clara la diferencia entre hombre y poeta.

    Además nos contextualiza en un cuadro que
    representa en su totalidad el mundo metafísico, el real y
    el abismo que los separa.

    En las dos primeras estrofas Pessoa habla como el hombre
    común, el que tiene todos los sueños del mundo, el
    que es como uno más del montón: "…Ventanas
    de mi cuarto, del cuarto de uno de los millones del mundo que
    nadie sabe quien es (y si supiesen quien es, ¿qué
    sabrían?…"

    Al igual que Vallejo, Pessoa sabe que la gente que no lo
    conoce solo sabrían lo trivial de él. Este hombre
    del que habla Pessoa, se esconde en su mundo, en su subjetividad
    y gracias a la ventana de su "cuarto" tiene la posibilidad de
    contemplar la realidad.

    Sin embargo en la tercera estrofa nos comienza a hablar
    como poeta, pues es ahí donde se despoja de toda la
    realidad "…Hoy estoy lúcido, como si estuviese a
    punto de morir, y no tuviese más hermandad con las cosas
    que una despedida…", pero poco a poco se va dando cuenta
    que él es un hombre dividido, es un poeta y un hombre al
    mismo tiempo, tiene en sí la realidad subjetiva (hombre) y
    la realidad objetiva (poeta): "…Hoy estoy dividido entre
    la lealtad que debo al Estanco (…) como cosa real por
    fuera, y a la sensación (…) como cosa real por
    dentro…"

    Para Pessoa esas dos realidades se complementan, pues es
    a partir de su condición de hombre es que tiene contacto
    con la realidad, pero es el poeta el objetiva esas ideas, esas
    percepciones y las generaliza. Por eso dice, que el hombre
    sueña conquistar el mundo, no obstante es el poeta el que
    lo conquista, pues es éste el que materializa, el que
    vuelve tangible la realidad, uniendo así las dos esferas:
    su cuarto y el estanco.

    Pessoa se siente como "…Mi corazón es
    un cubo vació…", Vallejo también tiene un
    sentimiento similar: "…el claustro de un
    silencio…". Esta relación es interesante, pues
    acá los dos hablan sobre la condición del poeta
    antes de escribir, y sustentan que después ese
    vació y ese silencio, hablará con pasión
    desmesurada.

    En la siguiente frase Pessoa expone que una de las
    más grandes diferencias entre poeta y hombre, es que el
    hombre es el que siente, el que ama, el que sufre, pero el poeta
    por más de que no vive eso logra crear la realidad de
    todas esas sensación: "…puede que nunca hayas
    vivido ni estudiado ni amado ni creído (porque es posible
    crear la realidad de todo eso sin hacer nada de
    eso)…"

    Es ahí donde comprendemos que el poeta es un Ser
    alejado de la realidad, pero gracias a ser hombre antes que poeta
    logra conectarse con el mundo que lo rodea y ahí radica la
    magia de la poesía.

    Quizás le sucedió lo mismo que a Borges,
    es decir no sabe cual es el Pessoa-poeta y cual el Pessoa-hombre,
    ya que: "…Estaba borracho, no sabía ya vestir el
    disfraz que no me había quitado…".

    Pero, es gracias a la escritura, en
    particular a la poesía que el autor se sale del
    "rebaño" y logra, o por lo menos trata de sublimarse:
    "…y voy a escribir esta historia para probar que soy
    sublime…"

    Por ultimo quiero resaltar que el poeta como bien lo
    dijimos con Vallejo, busca un lector, pues de lo contrario su
    obra no tendría sentido y no perduraría.

    Es el lector el que aterriza la obra del poeta, y la
    siente como si fuera suya. A partir de ahí se reconstruye
    el universo,
    es decir se justifica entre la relación de lo objetivo con
    lo subjetivo. "…Como por instinto divino Esteves se ha
    vuelto y me ha visto. Gesticula un saludo, le grito
    ¡Adiós, Esteves!, y el universo se
    reconstruye en mí sin ideal ni
    esperanza…"

    Se podría decir que en efecto existe una
    relación entre estos tres poemas, pues los tres autores
    buscan la naturaleza del poeta y la del hombre.

    Además concuerdan que la naturaleza del hombre es
    percibir, idear, estar en constante contacto con la realidad y el
    poeta despojado de la realidad la logra crear, justificar,
    reconstruir a partir de su condición de hombre. Como lo
    mencionamos al principio, Pessoa, Vallejo y Borges antes de ser
    poetas son hombres, y su naturaleza de hombres los encasilla en
    cuadro, que la única manera de salir de él, es
    apartándose de la realidad subjetiva y centrarse en la
    objetiva.

    El poeta es una especie de Dios como vimos en Vallejo,
    pues no solo es el creador de una obra, sino que esa obra es la
    que justifica y plasma la humanidad como tal.

    Sin embargo para que su creación tenga validez y
    perdure requiere de un individuo, de un lector que tenga contacto
    con ella y se la apropie como suya.

    Es ahí (en ese contacto de sujeto-objeto) donde
    el abismo que separa al hombre del poeta, a la realidad objetiva
    de la subjetiva, a Borges del "Yo", a la esperma de la
    génesis vallejiana, a los diciembres de los eneros, al
    cuarto pessoaiano del "Estanco", en conclusión a las
    lindes de las Lindes; se elimina creando una complicidad mutua y
    reconstruyendo como dijo Pessoa el universo sin ideal ni
    esperanza.

    Bibliografía

    Antología Poética, Fernando Pessoa,
    Argonauta, Buenos Aires, 2005, (Tabaquería) Página
    96-103.

    Antología Poética, Fernando Pessoa,
    Argonauta, Buenos Aires, 2005, (Tabaquería) Página
    96-103.

    Antología Poética, Fernando Pessoa,
    Argonauta, Buenos Aires, 2005, (Tabaquería) Página
    96-103.

    El Hacedor, Jorge Luis Borges, (Everything and Nothing)
    Alianza, Madrid, 1999.
    Página 52-55.

    Los Heraldos Negros, César Vallejo,
    (Espergesia).

    El Hacedor, Jorge Luis Borges, (Borges y Yo) Alianza,
    Madrid, 1999. Página 61.

    Harold Alvarado Tenorio/Lecturas
    Dominicales El Tiempo, 18 de Octubre de 1981.

     

     

    Nicolás Parra

    7 Noviembre 2005

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