Stretta
"… ¿Quién las
recubrió?
Venía,
venía,
venía, una palabra,
venía,
venía a través de la
noche,
quiso resplandecer, quiso
resplandecer.
Ceniza. Ceniza,
ceniza…
Huracanes de siempre,
torbellinos de átomos; lo
otro,
tú lo sabes,
lo leímos en el libro,
era era sólo
apariencia.
Era, era
sólo apariencia.
¿Cómo
nos asimos —con estas
manos?
Estaba escrito que.
¿Dónde?
Tendimos
encima un silencio
nutrido con veneno,
inmenso,
un
verde
silencio, una hoja como un
cáliz,
una idea adherida a lo
vegetal,
verde, sí,
adherida, sí,
bajo el cielo
maligno….
Huracanes, torbellinos
de átomos:
quedó
el tiempo,
quedó,
de intentarlo en la
piedra—,
ella fue hospitalaria,
no cercenó la
palabra.
Qué holgadamente
vivíamos:
Granulada,
granulada y fibrosa,
cualiforme,
compacta;
ubiforme, irradiada,
reniforme,
aplanada,
aglomerada, esponjosa,
ramificada—:
no cercenó la palabra,
habló,
habló suavemente a los ojos
secos,
antes de cerrarlos.
Habló,
habló.
Era, era.
Nosotros
no cedimos,
estábamos
en medio, una estructura
porosa,
y llegó.
Se nos vino encima,
se abrió camino,
zurciendo
invisible, zurciendo
hasta la última
membrana
y
el mundo,
un millar de prismas,
cristalizó,
cristalizó…" Paul Celan
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