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Las corridas de toros (página 2)



Partes: 1, 2

 

1.2. Creta:

Varias pruebas nos
dejan ver que en esa región el toro fue divinizado. En
primer lugar, cuenta Arthur Evans (yo) , arqueólogo
británico, descubridor del palacio de Cnossos, que se han
encontrado obras artísticas en las que se ve la presencia
de una sacerdotisa y un altar, dichos rituales concluían
con el sacrificio del toro a la diosa de la ciudad.

Otra prueba es la que se encontró en el Hagia
Triada -un celebre sarcófago- en el que se ve a un toro
sobre una mesa de sacrificio mientras su sangre se
distribuye en un vaso y una sacerdotisa reza hacia un
pequeño altar.

Además, es imposible ignorar la leyenda del
Minotauro. En ella se cuenta que Minos, rey de la ciudad,
llamó a Dédalo para que construyera un laberinto
con el fin de encerrar en él al minotauro (bestia mitad
hombre, mitad
toro) que había sido concebido por su esposa Pasifae.
Cuando Creta somete a Atenas, exige cada nueve años la
entrega de 14 jóvenes, siete hombre y siete mujeres, que
eran encerrados en el laberinto para ser devorados por la bestia.
En una de esas ofrendas,
Teseo entró al laberinto, mató a la bestia y
logró encontrar la salida con la ayuda de un hilo que le
había entregado Ariadna, hija de Minos. De esta manera
Teseo se convierte en el primer "torero" de la historia.

Finalmente, los frescos del palacio de Cnosos (periodo
minoano, 4000 a 3000 aC) muestran un espectáculo
acrobático sobre el toro en el que participan sacerdotisas
y muchachos. Estos se aferraban de los cuernos del toro, se
lanzaban hacia atrás y daban saltos acrobáticos
sobre el animal. Según el arqueólogo Arthur Evans
este es un ritual religioso en honor a la diosa de la ciudad, en
el que el toro moría en el ruedo. Sobre este mismo ritual,
piensa el escritor y polígrafo español,
gran aficionado a los toros, José María de
Cossío, que al hacerse en nombre a una diosa se acerca a
las corridas de hoy porque la autoridad
reemplaza a la diosa; recordemos que en las corridas actuales hay
una autoridad que decide si se le entrega al torero una o dos
orejas como premio o si el toro fue lo suficientemente bueno para
vivir, es decir, es quien toma las decisiones.

Adicionalmente, se cree que estos juegos fueron
practicados en recintos cerrados, probablemente rectangulares,
muy parecido a lo que sucede en la actualidad con las plazas de
toros.

1.3. España:

Hay pruebas de la presencia del toro desde hace
muchísimos años. Los dibujos
rupestres de la Cueva de Altamira (edad paleolítica ?
aproximadamente en el año 6000 a.C.) y las
representaciones hechas en el neolítico (6000 ? 3500 a.C.)
encontradas en casi toda la región montañosa del
este de la península ibérica, muestran al toro
salvaje siendo perseguido por los primitivos.

Además los yacimientos neolíticos
encontrados en Almizaraque prueban que se sacrificaban toros
dentro de los cultos solares, con el fin de devolver los colores al
sol.

Según Cossío, estudioso de las corridas de
toros, en España el culto al toro fue muy importante
durante la edad de bronce ibérica. Ese ritual fue anterior
a las invasiones romanas.

Además el toro es el protagonista de pinturas
rupestres en las cuevas prehistóricas de Altamira y
Turuel, en las que se representan los cultos solares.

Por otra parte en Termes descubrieron un lugar de
sacrificio de toros que se puede fechar en el año 99 AC y
en la muralla de Clunia, el 28 de julio de 1774, mientras un
grupo de
hombres sacaba piedras para reparar la iglesia se
encontró la primera imagen de un
torero, donde un toro se prepara para embestir a un hombre armado
que espera para herirlo o matarlo.

Por último, el catedrático español
de historia de las religiones Ángel
Álvarez de Miranda (MA) en su libro "Ritos y
juegos del toro" recoge el mito del
Oricuerno ?un toro magnífico dotado de grandes atributos
que tiene el poder de
transformar a las mujeres en hombres- y la leyenda del Obispo
Ataulfo. Según ésta el obispo fue acusado
injustamente de sodomía. El rey, para castigarlo, lo
obliga a enfrentarse a un toro bravo, pero cuando el Obispo se
para delante de la bestia ésta, repentinamente, se
transforma en un animal manso dejando clara la inocencia del
obispo.

Tras este repaso de la presencia del toro en los
mitos de
algunas culturas mediterráneas, revisaremos la
relación rito-toros en España, pues fue en este
país donde nacieron las corridas de toros como tal y es el
único país del mediterráneo donde se mata al
toro públicamente.

2. Relación
rito ? toro en España

Si bien las corridas de toros son un espectáculo
relativamente reciente puesto que se originaron entre mediados
del siglo XVII y el siglo XVIII, según los investigadores
estas pueden tener su origen tanto en la caza del uro (toro
primitivo) como en la esfera religiosa (sacrificios del
animal).

En España las dos teorías
se pueden comprobar. La caza, por las pinturas rupestres; los
sacrificios por el lugar encontrado en Termes en cuya arena se
encontraron cuchillos, hachas, huesos de uro y
cenizas.

La evolución que se da entre matar al toro por
necesidad o para sacrificios y matarlo por diversión,
queda comprobada en la estela de Clunia en la que, como se dijo
anteriormente, aparece un hombre armado con una espada que espera
la embestida del toro para herirlo o matarlo.

Aunque, según los libros de
Alfonso X, rey de Castilla y León, más conocido
como Alfonso el Sabio, y autor de varios libros (YO) , desde el
año 815 había funciones de
toros, la primera Función
Real de Toros que ha quedado debidamente registrada en un
documento, se celebró en Varea, Logroño, en el
año 1135.

A mediados del siglo XIII, Alfonso X, el Sabio,
dictó una serie de medidas restrictivas para el empleo de
matadores ya que según él era deshonroso combatir
con animales salvajes
por dinero, pero
era permitido hacerlo sólo para demostrar el valor. De esta
manera el toreo dejó de ser un entretenimiento popular y
se convirtió sólo en una práctica de la
nobleza que a caballo, y ayudada por sus criados como peones de
pie, toreaba.

A mediados del siglo XVII y comienzos del XVIII las
corridas de toros caballerescas comienzan a decaer,
básicamente porque llegan al poder los Borbones quienes no
estaban de acuerdo con el espectáculo.

Según el filósofo español
José Ortega y Gasset, la tradición popular
renació en el siglo XVIII y las corridas, tal como hoy las
conocemos, se comenzaron a celebrar aproximadamente desde el
año de 1740.

Éstas se ajustan a una estructura
determinada la cual está dividida en tres tiempos o
tercios: el de picas, el de banderillas y el de muerte.

3. Estructura de
las corridas de toros y rituales

Como acabamos de decir, las corridas de toros, como
todos los rituales, se ajustan a un esquema estricto. Dicho
esquema ?que tiene como único fin la muerte del
animal- se divide en tres tiempos o momentos.

Tercio de picas:

Es el primero en la lidia de un toro. En él el
torero busca recoger al toro con el capote, para irlo dominando.
Además, debe llevarlo al caballo del picador quien,
abusando de su calidad de ser
"racional", le clava al animal una lanza en el lomo causando la
primera herida por la cual se comienza a desangrar el toro en el
ruedo. El objetivo es
lastimar los músculos que sostienen la cabeza del toro
para hacerlo "humillar" y evitar peligros al torero durante la
faena y al momento de entrar a matar.

Tercio de banderillas:

Es el segundo en la lidia de un toro. Su objetivo es
"reanimar" al animal con el puyazo del arpón de las
banderillas, "sin restarle fuerzas".

Antiguamente, existían banderillas de fuego
(pólvora) para castigar a los toros mansos. Dichas
banderillas explotaban dentro de la piel del
animal. Hoy han sido sustituidas por banderillas de color
negro.

Tercio de muleta:

Es tercero y último en la lidia del toro.
Según Cossío, "Comprende la preparación del
toro para la muerte con la muleta, y su muerte a estoque" (Tomo
I, pág. 862).

Según los taurófilos, es el más
importante de los tres tercios pues es cuando el torero tiene que
demostrar toda su habilidad para ser juzgado tanto por el
presidente de la corrida como por el público.

Al final de este tercio el torero debe ejecutar la
"suerte de matar" con espada al animal. Posteriormente el toro es
apuntillado en la médula con el fin de
rematarlo.

El espectáculo termina con la entrega al torero
de los trofeos que merece según los asistentes y el
presidente de la corrida: una oreja o dos orejas. Hay cierta
semejanza entre esto y la entrega a los sacerdotes de los
animales muertos en los sacrificios rituales.

Además de los tiempos en los que está
dividida la lidia, existen otra serie de rituales
como:

– El traje de luces: en primer lugar, el traje de luces
solamente tiene un sentido estético, no ayuda ni como
protección ni aumenta la comodidad de los toreros, pues es
un traje pesado y caliente. Sin embargo, en el momento de
vestirse se sigue un ritual especial: el torero se viste ayudado
por sus colaboradores más cercanos. En la
habitación del hotel, o en el
sitio donde este ritual ocurre, hay generalmente un altar con
imágenes religiosas ante el cual reza el
diestro. El proceso de
vestir el traje de luces, empieza porque el torero se ponga unas
calzonas (pantalones largos) que van bajo la taleguilla
(pantalón del traje de luces). La última fase
consiste en ponerse la chaquetilla y en la plaza, ya a punto de
salir al paseíllo, de colocar correctamente el capote de
paseo y la montera.

Algunas partes del traje tienen significados especiales.
El capote de paseo es un capote de lujo que tiene bordada una
imagen generalmente religiosa, de una virgen. La montera o
sombrero especial, es utilizada para realizar ciertas acciones
dentro de la corrida de toros, como el saludo al presidente y el
brindis.

Finalmente, en este apartado vale la pena señalar
que el traje de luces también transmite un mensaje
simbólico: muestra la
superioridad del matador frente a sus auxiliares de brega.
Sólo los matadores pueden usar trajes de luces bordados en
oro o en
plata; los peones llevan trajes bordados en plata o en hilo de
colores.

Andrés Holguín, abogado y escritor
colombiano, (YO) en su libro sobre las corridas de toros, plantea
una comparación entre estos trajes y los que usan los
sacerdotes católicos para oficiar misa. La
comparación se plantea, primero sobre la riqueza del
traje, y segundo sobre su "aparente" inutilidad. Igualmente
establece que se usan sobre todo para llenar de significados una
ceremonia y para darle importancia y que se reconozca el rango de
la persona.

Sobre el torero también recaen unos ritos que hay
que señalar. En primer lugar, después de un largo
viaje lidiando novillos se le da la oportunidad al novillero de
volverse matador de toros a través de una ceremonia de
iniciación.

Esta ceremonia se realiza en una plaza de primera
categoría, con toros y no con novillos, y con matadores
profesionales. En ella, el más antiguo de los matadores
entrega al primíparo una
espada y una muleta, frente al público, y le cede la lidia
de su toro. De esta manera el nuevo torero termina de torear al
primer toro de la tarde y desde ese momento es considerado un
torero profesional. Esta ceremonia se conoce con el nombre de
alternativa. Holguín compara esta formalidad con la
ceremonia de ordenación sacerdotal en la que los novicios
obtienen su grado como sacerdotes, o con las ceremonias de
investidura de los caballeros medievales.

Otro aspecto a señalar es que las corridas
importantes suelen coincidir con fechas de grandes celebraciones
religiosas, por ejemplo, la feria taurina de Sevilla,
España, considerada la segunda del mundo, coincide con la
celebración de la semana santa católica, o la feria
de San Fermín en Pamplona, España, encaja con las
celebraciones en honor de este santo.

Adicionalmente, las corridas de poco prestigio son las
que se celebran en domingo, las importantes respetan el
día santo.

En Colombia las
corridas ya no guardan ninguna relación con este
calendario, pues se planean de manera que coincidan con la
época de invierno en España buscando con ello que
los diestros importantes no tengan contratos
allá y vengan a América.

Respecto al toro, aún se exige en los reglamentos
taurinos de las plazas de primera, que sea un animal entero,
formado completamente, de más de cuatro años y con
un peso mínimo de 450 kilogramos. Además se supone
que debe tener su cornamenta en perfecto estado, aunque
esto es altamente controvertible pues se ha comprobado que en
algunas plazas afeitan los cuernos de los animales antes de salir
a la arena. Con esto empieza a deformarse el sentido de la
perfección que debían tener los toros de los
sacrificios antiguos, pues un toro afeitado ya no es un toro
perfecto, y entonces empieza a evidenciarse una
preocupación por el bienestar del torero y dudamos de la
"valentía" de los diestros ya que un toro afeitado pierde
la capacidad de medir las distancias, se desorienta y no
está en igualdad de
condiciones.

4. Comienzos de las
corridas de toros en América

Según el expositor Adolfo Lucumí,
perteneciente al movimiento
antitaurino de Colombia (MAC) existen datos que
señalan que la primera corrida de toros en América
se celebró el 24 de julio de 1526, en México en
honor al conquistador español Hernán Cortés
celebrando la caída de las tribus y razas
prehispánicas.

En Perú, las corridas se iniciaron en el
año de 1535, y contaron con la participación del
conquistador español Francisco Pizarro quien
"lanceó, suerte antigua que consistía en atravesar
al toro desde el caballo". Las corridas fueron tan bien acogidas
por el pueblo, que la iglesia tuvo que intervenir para que no se
celebraran en domingo, pues la gente prefería ir a la
corrida que a la misa. Realmente el espectáculo
tenía poco de tauromaquia, pues incluía alanceo,
peleas de toros con perros, burros y
demás animales.

En Colombia, se tiene registro de que
se celebraron a partir del siglo XVI. Hay datos que comprueban
que se celebraron por lo menos cinco corridas entre 1545 y 1564,
todas ellas eran justificadas como celebración, ya fuera
por la llegada de un virrey o por festividades
religiosas.

Sin embargo a principios del
siglo XVIII las autoridades religiosas prohibieron las corridas
de toros, siguiendo una orden del Papa. No obstante Diego
Córdoba (YO), general de artillería español,
encargado de la Nueva Granada, logró restaurarlas aunque
con algunas condiciones.

Años después, Carlos III condenó
nuevamente la fiesta de toros en España y en sus colonias.
Sólo después de su muerte las corridas de toros se
restablecieron.

Sólo en 1896 se celebró una corrida formal
en Santa Fe, con toreros españoles vestidos con el traje
de luces y ayudados por sus peones de brega.

Entre 1900 y 1931 funcionaron en Bogotá
aproximadamente 19 plazas de toros, a diferencia de hoy que
sólo hay una. La actual Plaza de Toros de
Santamaría fue fundada en febrero de 1931 por Ignacio
Sáenz de Santamaría. En la temporada de
inauguración, se utilizó por primera vez la suerte
de picas, pero fue prohibida por orden municipal que luego se
abolió. En dicha temporada se realizaron 21
corridas.

A partir de entonces cada ciudad importante
construyó su propia plaza de toros. Así, Cartagena
la inauguró el 1 de enero de 1974; Medellín el 4 de
marzo de 1945; Cali el 30 de junio de 1955 y Manizales el 23 de
enero de 1955.

En Colombia el movimiento antitaurino surge en Cali el
26 de diciembre de 1996, con la participación de
más de 300 personas.

5. Argumentos de los
antitaurinos

Según los antitaurinos, hay diferentes momentos
no sólo dentro de la corrida de toros, en los que se
maltrata al toro públicamente y otros que, aunque no son
públicos, existen y en ellos también se maltrata al
animal.

La tortura de los animales empieza desde el momento
mismo en que son preparados para ser transportados a la plaza de
toros. El transporte
generalmente se realiza en cajones de 90 centímetros de
ancho, en los que los toros no se pueden girar ni mover e incluso
a los toros de mayor tamaño les queda imposible agachar la
cabeza.

Una vez en la plaza son sometidos a todo tipo de
torturas. En comienzo, los toros se mantienen en corrales al
aire libre, pero
justo antes de la corrida son encerrados en corrales individuales
y completamente oscuros donde, entre otras cosas, se les arrojan
sacos de arena sobre los riñones, algunas veces se les
recortan las astas; en otras ocasiones les hacen cortes en las
patas traseras que luego cubren con aguarrás o amoniaco de
manera que el animal sienta escozor y no deje de moverse. Se dice
incluso que a veces se les unta vaselina en los ojos para
distorsionar su visión, se les administran laxantes, se
les pone algodón
dentro de la nariz y se les clavan alfileres en los testículos.

Finalmente, antes de salir al ruedo, se les clava un
arpón con una cinta de colores en el lomo, llamado
"divisa" y que representa a la ganadería.

Una vez en el ruedo, el animal recibe todo el impacto de
la luz y queda
momentáneamente ciego.

Después de empezada la faena, el toro es sometido
a la pica. Este es un acto cruel en el que el animal recibe entre
uno y tres puyazos, con un arpón que en la actualidad
tiene 10 centímetros de largo. Por lo general, es
necesario que un picador sea robusto para que emplee toda su
fuerza y peso
contra las carnes del animal, de manera que alcanza a abrir un
hueco en la piel de hasta 40 centímetros de
largo.

La pica produce una hemorragia tanto externa como
interna, de manera que el animal empieza a desangrarse. Hay datos
que comprueban que el toro puede perder hasta dos litros de
sangre de un total de 19, es decir un 10% del total.

El propósito de la pica es "ahormar" la embestida
del toro, pero en realidad lo que hace es cortar los
músculos que sostienen la cabeza, de manera que el animal
no puede levantarla, facilitando la labor del torero y
disminuyendo el riesgo para el
torero.

Existe incluso un estudio realizado entre el 25 de mayo
y el 8 de junio de 1998 por un grupo de veterinarios, sobre un
total de 83 toros lidiados que comprueba que: el 95% de los
puyazos fueron hechos fuera de la zona ideal y el 54%
causó una hemorragia mayor de lo deseado. El 100% de los
puyazos logró una profundidad de más de 10
centímetros, con un promedio de 21.6 centímetros y
varios de ellos con más de 30
centímetros.

El 62% se realizó practicando la suerte del "mete
y saca" con un promedio de 7.4 mete y sacas por pica, que
según lo reglamentado son tres, es decir, recibe 22,2 mete
y sacas. Además, cada puyazo alcanza hasta 3,57
trayectorias en la carne de un toro, lo que significa que al
final del tercio de varas el animal queda con más de 10
heridas internas.

Es decir ninguna de las veces se realizó
siguiendo las normas del
reglamento taurino.

Posterior al tercio de picas, el animal recibe
mínimo dos pares de banderillas, pero no hay límite
para ellas. Cada banderilla tiene un arpón de 6
centímetros.

Las banderillas se clavan en las carnes del toro y
causan desgarros musculares pues giran dentro de ellas.
Ocasionalmente, cuando éstas estorban la labor del
diestro, son arrancadas a la fuerza, lo que causa un dolor mayor
y una herida aún más grande.

Finalmente, el toro, preparado para morir, recibe la
estocada. La espada de matar tiene un largo de 40
centímetros. El objetivo es cortar la aorta y la vena cava
posterior.

Sin embargo hay estocadas defectuosas, en su
colocación, que pueden perforar los pulmones, provocar
hemorragia bucal, cortar los tendones de los remos delanteros,
lesionar la médula espinal, entre otras.

Después de la estocada viene el descabello o la
puntilla. Es decir, un peón de brega trata de seccionar la
médula espinal a la altura del cuello con un puñal
corto o una espada con cruceta.

Pero en muchas ocasiones el toro no muere, sino que
queda paralizado o pierde el sentido, de manera que se da cuenta
de que está siendo arrastrado por las mulillas y siente
cómo es desollado vivo en las instalaciones de la
plaza.

Cuando la puntilla está bien dada, el toro puede
sentir durante más o menos 15 minutos, de manera que
siente cómo le cortan las orejas.

 

Miguel Angel Moncada Velásquez

 

Partes: 1, 2
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