- Objetivos
- Historia y
Tradición - La
Danza - Rescate y
Revitalización - Conclusiones
- Bibliografía y
Testimonios
"Más vale ser cabeza de león que cola
de dragón". (proverbio chino)
Los objetivos de
este trabajo
son:
- Dar a conocer la historia de la Danza del
León en Cuba,
así como el simbolismo que guarda esta danza
milenaria. - Resaltar la integración de esta danza a la Cultura
Popular Tradicional Cubana. - Demostrar que esta danza es uno de los elementos
tradicionales transmitidos como herencia a los
descendientes. - Promover el respeto a
las tradiciones ante los embates de la modernidad.
Palabras clave: danza, tradición, artes
marciales, chino-cubanos
Desde su llegada a Cuba a mediados del siglo XIX, los
chinos se mantuvieron fieles a sus tradiciones para mantener vivo
el recuerdo de la lejana patria y como un medio de responder a
una cultura nueva, generalmente hostil. Después de un
largo proceso de
asentamiento y estabilización, se organizaron en sociedades
patronímicas, regionales, culturales y políticas,
lo que les permitió preservar su cultura, hábitos y
costumbres.
Posteriormente los chinos naturales, ya establecidos en
Cuba, iniciaron la transmisión de esos valores a sus
descendientes, inculcándoles no solo los valores
humanos y morales, sino el amor al
trabajo y al esfuerzo propio.
La tradicional Fiesta de la Primavera, la más
importante de todas las fiestas tradicionales que se celebra en
China y en las
Comunidades Chinas de Ultramar, marca el inicio
del Año Nuevo Lunar, que según el calendario solar,
corresponde celebrarse a finales de Enero o principio de
Febrero.
En los hogares, sociedades y establecimientos
comerciales, se realiza una serie de actividades previas a la
fiesta, entre las que cabe destacar la limpieza, la
decoración con recortes de papel, pegar estampas de
Año Nuevo, colocar lámparas chinas, Dísticos
de Primavera, etc. Los Dísticos de Primavera constituyen
una especie de talismán, son dos frases de buen augurio
escritas en papel rojo que se colocan en la puerta para ahuyentar
los malos espíritus.
Los miembros de la familia, de
las distintas generaciones, se reúnen para disfrutar la
comida china, al tiempo que
realizan diversas actividades recreativas, entre ellas las
más emocionantes y alegres son las demostraciones de
habilidades en artes marciales y la representación de las
Danzas del León y el Dragón, máximas
atracciones de la fiesta.
Mientras que en los balcones y entradas, de las casas y
establecimientos comerciales se colocan los mazos de lechuga con
una bolsita roja en cuyo interior se coloca una
gratificación (Lei si o Sun Lai), esperando que pase la
Danza del León, que lo recoge después de haber
realizado una demostración de sus habilidades
acrobáticas, verdadero espectáculo lleno de
vitalidad. Se afirma que con sus vigorosos movimientos esta danza
aleja los malestares y atrae la buena suerte, un año
próspero lleno de dicha y felicidad.
Tanto en la barriada de La Habana como en los
asentamientos del interior de la Isla, los inmigrantes revivieron
esta tradición, convirtiéndola en una de las
celebraciones más importantes de los chinos de Cuba. Se
adornaban las calles y fachadas, los interiores de las viviendas,
sociedades y establecimientos comerciales. En la víspera
se detonaban los petardos y fuegos artificiales que ellos mismos
elaboraban y que más tarde comercializaron al resto de la
población.
Sin embargo, la interrupción de la inmigración, el proceso de
asimilación natural que se operaba y una posterior
re-emigración, –entre otras causas–, hizo que la
costumbre de celebrar el Año Nuevo Lunar fuera quedando
como una expresión simbólica, sólo para los
chinos de mayor edad, referencial de un tiempo pasado que se
relacionaba directamente con la época de mayor esplendor
del Barrio Chino de la Habana, verificado en la primera mitad del
Siglo XX, y sufriera entonces un proceso de
recontextualización, a partir del papel que van jugando
las nuevas generaciones nacidas en Cuba.
En Cuba, la fiesta perdió todos sus elementos
místicos y supersticiosos. Ha perdurado como una
celebración tradicional que realizan las sociedades
aún existentes en la capital. Son
ellas, mediante su membresía, las encargadas de los
preparativos y celebración, para lo cual se ornamentan los
locales con motivos alegóricos, se preparan comidas
tradicionales, los socios y parientes se reúnen en un
ambiente que
trata en lo posible de acercarse a las viejas costumbres,
estimulados por los más ancianos y apegados a la
tradición.
Actualmente esta fiesta también se celebra cada
año, no solo en las sociedades chinas sino también
en las calles de la Habana, con un gran espectáculo, donde
se exhiben danzas de leones y de dragones, demostraciones de
habilidades de artes marciales y danzas chinas.
Las sociedades sirven como marco perfecto para estas
celebraciones pues constituyen espacios apropiados en los que las
tradiciones y las artes enlazan a los pueblos de Cuba y China.
Los descendientes son portadores de una tarea singular: ser un
puente de amistad entre dos
culturas.
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