Las competencias que
se mencionaron anteriormente se pueden desarrollar a
través de programas de
preparación de maestros y de educación en servicio
(Reiff, 1995). En Puerto Rico no
existen programas formales para preparar los educadores de
adultos. Sin embargo, ha habido unas iniciativas en las cuales se
han ofrecido talleres, adiestramientos y cursos para que los
educadores del sistema
educativo cumplan con los requisitos de certificación
de maestro de adultos.
Entre los intentos que han iniciado las universidades
del país en los últimos cinco años para
facilitar que los educadores desarrollen competencias que le
permitan responder a las necesidades e intereses de los adultos
se puede destacar: el taller de Andragogía
que ofreció la Universidad del
Sagrado Corazón
(1993), el Instituto de Adiestramiento a
Maestros del Area de Extensión Educativa del Departamento
de Educación de Puerto Rico (1994, 1996) y varios proyectos de
certificación de maestros de adultos que ha desarrollado
la Facultad de Educación en el Recinto de Río
Piedras de la Universidad de Puerto Rico (1997, 1998,
1999).
Al diseñar los programas de educación en
servicio es necesario considerar que los educadores de adultos se
convierten en aprendices y como tal es que hay que considerarlos.
Wood y Thompson (1980) destacan que cuando los educadores asumen
una función
dual como educadores y aprendices es indispensable identificar
las condiciones óptimas que les facilitarán su
aprendizaje.
Knowles (1980) traduce esas condiciones en siete
elementos:
(1) establecer un clima de
aprendizaje,
(2) facilitar que los educadores y los aprendices se
involucren en la planificación del aprendizaje,
(3) diagnosticar las necesidades e intereses del
aprendiz,
(4) establecer los objetivos de
aprendizaje fundamentados en el diagnóstico de las necesidades,
(5) diseñar actividades para el logro de los
objetivos,
(6) seleccionar los métodos y
materiales
apropiados
(7) evaluar la calidad de la
experiencia de aprendizaje .
El clima de aprendizaje que se establece en el
proceso
educativo es fundamental para marcar las pautas de los cambios
que se desean lograr. Knowles (1980) describió el clima
que se debe promover para facilitar la educación de
adultos. Señaló que debe ser uno relajado,
informal, cálido, colaborativo, respetuoso y fortalecedor.
Para que el proceso de aprendizaje sea exitoso es necesario que
se fomente el compañerismo, la camaradería, la
colaboración y la colegialidad entre los participantes
(Showers,1990). Pahl (1992) por su lado, recomienda que se
establezca un ambiente
flexible, de apoyo, apoderamiento, libertad y
comprensión para propiciar la transacción que se
espera en la educación en servicio.
Solomon (1995), por su parte, sugiere que la
educación en servicio facilite la participación de
los individuos. Con ello se espera desarrollar la
comunicación y confianza entre los componentes del
adiestramiento. En ese ambiente relajado, informal, cálido
y fortalecedor se propicia el cambio que se
desea lograr.
Señala Knowles (1980) que es necesario que los
educadores y los aprendices se involucren en la
planificación del aprendizaje ya que esto promueve el
éxito
del proceso educativo. Castetter (1996) sugiere que los procedimientos y
actividades se presenten al grupo de
participantes de educación en servicio y se llegue a un
consenso mutuo para la selección
de los objetivos, las actividades y la metodología para facilitar el proceso de
enseñanza aprendizaje.
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