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El astrólogo: Un chamán de los tiempos actuales (página 2)




Enviado por German Pastorini



Partes: 1, 2

 

EL
MONOMITO.

El Monomito, término que toma Campbell de Joyce
para referir al viaje del héroe, da cuenta de la
aventurosa travesía que hace a la experiencia humana
consciente, la que cuando es vivida de manera in-consciente
denominamos "vida cotidiana".

El viaje del héroe o de la heroína da
cuenta de aquellos seres que víctimas de una torturante
insatisfacción con sus actuales modos de existencia,
descubren bajo el peso inmenso de las innumeras farsas sociales,
un destello de su propia "divinidad" en cuanto a lo que
ésta hace al re-conocimiento y
re-descubrimiento de realidades interiores más profundas,
que no por negadas, inexistentes.

Cabe dar cuenta que el viaje del héroe es un
mito solar que
refiere a una dimensión y/o cualidad independiente de
género,
es decir, que hace tanto a hombres como mujeres.

Es un mito solar en tanto que no se encuentra
pre-definido sino que es algo en proceso de. No
nacemos héroes, pero tenemos la oportunidad de
constituirnos en tales. Cómo dijera Hércules: "Mi
padre es divino, yo no le conozco, excepto que, en mi mismo,
sé que soy su hijo. Mi madre es terrenal. La conozco bien
y ella me ha hecho como tú me ves.

Asimismo, oh Maestro de mi vida, soy también uno
de los gemelos. Hay otro, parecido a mi. A él
también conozco bien, sin embargo no lo conozco. Uno es de
tierra, por lo
tanto terrenal; el otro es un hijo de Dios" (4).

En este sentido es posible afirmar que nuestra madre
lunar es nuestro punto de partida y que nuestra meta solar es una
intuición de nuestro verdadero origen, pero no una
"realidad". Es tan sólo una insinuación, un
símbolo en el sentido original del término.
Recordemos en este sentido que el símbolo, en la antigua
Grecia,
hacía referencia a un fragmento de cerámica que se entregaba a otra persona a los
efectos de que al re-encontrarse ambos, se re-conocieran como
miembros de una misma unidad social. La carta natal
entonces es el fragmento del mapa celeste que nos permite, a
través de una voluntaria travesía, re-encontrarnos
con nuestro "gemelo divino" así como con nuestro
"Padre".

…Y COMIENZA EL
VIAJE.

El camino del héroe se inicia entonces cuando
logramos tomar pleno contacto, sin vendaje alguno que interfiera
con una sincera percepción, de ese nuestro sufrimiento
existencial, que destruye la complacencia cotidiana y nos obliga,
por ende, a un despertar hacia y de nosotros mismos.

El sufrimiento entonces constituye en si, la primera
gracia, pues su consideración de manera reflexiva y
racional, con pleno entendimiento del mismo, señala el
inicio del viaje hacia nosotros mismos. Sufrimos entonces, no
debido a que estemos enfermos, sino que siendo sanos y sanados,
nos abrimos, no sin miedo y reticencia, a un principio de
intuición creativa y sagazmente espontánea y
re-vitalizadora.

Y este sufrimiento es el que remite a una persona a
realizar una consulta con un astrólogo.

En términos astrológicos, podríamos
considerar que los dioses-planetas han
llamado a nuestra puerta y nosotros hemos respondido a la
llamada. Esto se vería referido a través de los
diversos tránsitos y progresiones que se van sucediendo en
el transcurso de nuestras existencias. En el caso de hacer
oídos sordos a tales llamados, nos veremos enfrentados a
lo que comúnmente damos en llamar "destino", es decir, los
arquetipos planetarios ya no nos hablan, sino que directamente
han de irrumpir en nuestras vidas, por tanto, podemos ver como
siempre, en última instancia, existe en cada uno de
nosotros una capacidad de libre elección, en cuanto a la
actitud con
que nos hemos de pronunciar ante la caleidoscópica
infinitud de variables
matices con que se nos presenta la vida misma.

Y ello va a depender no sólo de la integridad que
mantengamos para con nuestro propio ser, sino también de
nuestro grado de evolutivo desarrollo
conciencial. No con esto deseamos afirmar que el ser conscientes
del avecinamiento de un tránsito "difícil" por
ejemplo, nos permita evitar la sacudida que el mismo pueda
implicar, sino que tan solo seremos capaces de mantener firme el
timón mientras atravesamos la tormenta.

Y esta respuesta a la llamada hecha por nuestros
arquetipos planetarios ha de implicar un de-velamiento del
misterio con respecto a quienes somos en realidad. Sobrepasamos
nuestros horizontes familiares y conocidos para acceder a una
incipiente conciencia de y
sobre la existencia de un "algo más". Y ello conlleva una
profunda angustia y una no menor sensación de temor y
apremio.

Y una vez escuchada la llamada, ya el camino no puede
ser desandado; ya no es posible vivir en la rutinaria
cotidianeidad sin ser víctimas de una profunda ansiedad.
Una vez que hemos probado del fruto del árbol del
conocimiento, ya no podemos cerrar los ojos y decir que no somos
quien en realidad nunca hemos dejado de ser.

Y el consultante-héroe que decide realizar el
viaje, en todo momento contará con la ayuda (aspectos
armónicos) de figuras protectoras (arquetipos
planetarios), que lo apoyarán a lo largo de su peregrinaje
hacia su sí mismo más profundo y recóndito,
pues es este un viaje no exento de una diversidad de pruebas y
obstáculos.

Así hemos de avanzar hasta llegar a enfrentarnos
al "guardián del umbral", primer mojón de nuestro
camino.

El guardián del umbral se encuentra representado
?en la generalidad de los casos-, por el no siempre
suficientemente ponderado Saturno, como símbolo de nuestra
sombra, en el sentido junguiano del término.

Como afirma Edward Whitmont: "La sombra es un problema
moral que
constituye un reto para toda la
personalidad yoica, ya que nadie puede llegar a tener
conciencia de la sombra sin un considerable esfuerzo moral. Tomar
conciencia de ella implica reconocer como reales y presentes los
aspectos oscuros de la personalidad.

Este acto es la condición esencial para cualquier
género de conocimiento de si mismo y, por ende, tropieza
generalmente con considerable resistencia"(5).

Pero este cruce del umbral da cuenta de un verdadero
re-nacimiento, pues nos guste o no, lo aceptemos o no, la
"sombra" es una parte co-constitutiva de nuestro ser y
sólo podremos continuar el viaje hacia nuestro sí
mismo, en tanto seamos lo suficientemente honestos para con
nosotros mismos como para aceptar, como propios, nuestros
aspectos más rechazados. A nadie le apetece besar a la
bruja o al sapo de la fábula, pero sólo así
se convertirán en la princesa o el
príncipe, pues somos nosotros quienes los hemos
hechizado al reprimirlos al inconsciente, y por ende, los
únicos que podemos desconjurar el mismo, al hacer
consciente lo inconsciente.

A partir de este momento, nos veremos adentrar en un
mundo desconocido para nosotros, en el cual seremos sometidos a
un sinnúmero de pruebas. Nuevamente nos encontraremos
aquí con las "ayudas" ya mencionadas (aspectos
armoniosos).

Y así hasta culminar en la prueba suprema, donde
de modos diversos, logramos una expansión de nuestro
sí mismo, con la consiguiente transmutación
libertaria de nuestra conciencia.

Entonces hemos de iniciar el viaje de regreso a la vida
cotidiana. Paradójicamente, si bien es cierto que somos
los mismos que cuando iniciamos la partida, al mismo tiempo somos
diferentes. La diferencia radica en el plus de conciencia
transformadora que hemos conquistado al ser "conscientes" de
nosotros mismos.

LA CONSULTA
ASTROLÓGICA COMO RITO DE INICIACIÓN.

Dice Campbell, en "El héroe de las mil caras ?
Psicoanálisis del mito": "El camino
común de la aventura mitológica del héroe es
la magnificación de la fórmula representada en los
ritos de iniciación:
Separación-iniciación-retorno, que
podrían recibir el nombre de unidad nuclear del monomito"
(6).

Y en "Los mitos ? Su
impacto en el mundo actual", este mismo autor refiere: "Los
mitos son los soportes mentales de los ritos; los
ritos, las representaciones físicas de los mitos"
(7).

Dane Rudhyar refería a la carta astral como
un verdadero mandala celeste; consideración esta que lleva
implícito en su percepción mandálica, el de
convertirse la carta en una "imago mundi", donde al tiempo que
aparece representado el cosmos en su manifestación micro,
también se encuentra referida la esencia de una persona,
así como el devenir "potencial" de su existencia. Es
decir, en la carta misma no sólo se encuentra implicada la
esencia una del in-dividuo, inmutable por definición, sino
que a un mismo tiempo apreciamos la infinitud de posibilidades
que el ser puede desarrollar y cuajar a partir del libre
ejercicio de su voluntad.

El mapa astral personal, en este
sentido es un cuadro de las probabilidades inciertas, pero
presentes, de opciones múltiples y multiplicativas,
dependiendo de cada uno de nosotros el llegar a plasmarlas en
hechos y situaciones concretas.

Estas apreciaciones son las que convierten a la consulta
astrológica en un verdadero rito de iniciación, en
tanto que el consultante re-actualiza en el aquí y ahora
su ser implícito en la carta. En este sentido, Mircea
Eliade señala: "… al "vivir" los mitos, se sale del
tiempo profano, cronológico, y se desemboca en un tiempo
cualitativamente diferente, un tiempo "sagrado", a la vez que
primordial e indefinidamente recuperable" (8). Extrapolar estas
apreciaciones a lo que hace a una situación de consulta
astrológica, implica el considerar la misma como un
espacio "sagrado", donde el consultante no sólo ha de
tomar conciencia de sus potencialidades y debilidades, sino que
las habrá de vivenciar en el aquí y ahora, es
decir, no hablamos tan sólo de la percepción mental
de las mismas, sino de un verdadero "awareness" o "darse cuenta"
experiencial y vivencial donde no sólo están en
juego los sentidos
físicos y la mente, sino también nuestras emociones y
sentimientos más plenos. No es un re-memorar sino un
re-cordar, en las concepciones etimológicas de ambos
términos.

En este sentido la consulta astrológica se
convierte en un verdadero rito de iniciación en tanto que
se opera un verdadero "retorno al origen" (ab origine), a la
manifestación primigenia de la carta por decirlo de alguna
manera, donde al constituirse en un espacio y en un tiempo
"sagrados", nos aproximamos al mismo dejando de lado nuestras
máscaras tanto personales como sociales.

Y es en la re-actualización de ese tiempo
primordial, donde la carta adquiere la cualidad de convertirse en
algo orgánico, vivo. No es tan sólo un pensar la
carta como un vivir la misma. Ya no asistimos a la lectura y/o
interpretación de un mapa astral sino que
incursionamos en un proceso de auto-descubrimiento interior
personal.

Es entonces este retorno ab-origine, hacia ese "comienzo
primordial" el que ha de dar cuenta de la posibilidad de operar
como una verdadera "renovatio" y por ende, de constituirse en la
posibilidad de re-generar nuestra existencia.

Cómo vemos la re-actualización de nuestra
carta astral es un proceso dinámico más que una
situación estática,
refiriendo en última instancia a un verdadero "regressus
ad uterum" y es ello lo que la convierte en un verdadero rito de
iniciación; con lo que adquiere en definitiva rizos de
experiencia plutoniana y escorpiana, en lo que conlleva de
trans-formación y trans-mutación alquímica
de nuestro ser.

La consulta astrológica se constituye así
para el consultante en la posibilidad de que opere un verdadero
re-nacimiento (renovatio); un acceso a un nuevo modo de ser en el
mundo.

Así la carta natal, como promesa, a través
del proceso de consulta, deviene una posibilidad de
redención.

EL
ASTRÓLOGO COMO CHAMAN.

La posibilidad de que un astrólogo se convierta
en "chamán" trasciende la simple adquisición de
conocimientos a través de una base teórica y
mediante procedimientos
pedagógicos de carácter meramente intelectual.

Hay un viejo aforismo que dice que sólo un cuerpo
lleno de cicatrices puede sanar a otro. Y justamente es esto lo
que ha de transformar a un astrólogo de ser un mero
técnico a convertirse en un verdadero "chamán",
quien devendrá la capacidad de de-velar el mensaje de las
esferas celestes y trasmitir y guiar al lego por dichos
caminos.

Y cómo se lleva a cabo este proceso?

El mismo presenta similares características
referidas en cuanto hace al consultante en lo que hemos referido
como rito de iniciación en el viaje del héroe y en
el proceso de consulta astrológica, motivo por el cual no
lo habremos de repetir. Pero dichas similitudes operan en cuanto
hace a su configuración como estructura
matricial.

El camino se iniciaría a partir del momento en
que el Astrólogo recibe "la llamada" en el sentido que lo
refiere Joseph Campbell, lo que generalmente se produce a punto
de partida de una insatisfacción con la praxis
profesional cotidiana clásica que llevamos a cabo,
instaurándose de esta manera un sinsabor generado por el
anhelo y la intuición de la existencia de un "algo
más". Y esa es la "herida" que lo (nos) habrá de
conducir a un período de "iniciación".

Y esto implica el ser plenamente conscientes de la
presencia al interior de nosotros mismos de realidades no
percibidas en nuestra cotidianeidad y por otro lado, el asumir
que la negación por nuestra parte, de las mismas, no
implica necesariamente su no-existencia.

Por tanto, aceptar "la llamada" implica emprender el
camino de la experiencia personal, un sendero no de
explicación sino de experimentación
interior.

Y el arquetipo que entonces ha de ser invocado por el
astrólogo que acepte el "llamado" es el del "Guerrero
Espiritual". Cómo dice Don Juan, el brujo yaqui que
"inició" a Carlos Castaneda: "El guerrero espiritual es
aquel que está en permanente batalla contra si mismo, en
guardia para no perderse, y seguir sólo "el camino con
corazón" " (9).

Dicho camino ha de referir a un proceso
dinámicamente continuo de búsqueda, encuentro,
enfrentamiento y asimilación de nuestros aspectos no
aceptados, de nuestra "sombra" en el sentido junguiano del
término. En una palabra, es transitar a través de
un sendero de auto-des-cubrimiento de nuestra esencia, mediante
la experiencia directa de nuestro ser, tanto en el camino de
ascenso hacia nuestros aspectos espirituales como de descenso
hacia nuestras facetas más instintivas, siendo ambos
mundos comprendidos y aceptados como complementarias polaridades.
Como dijera Rainer María Rilke: "Tengo miedo de que si mis
demonios me abandonan, mis ángeles lo hagan
también" (10).

Y retomando a Castaneda y su camino del guerrero
espiritual, en este proceso iniciático, el
astrólogo ha de enfrentarse a diversos "enemigos"
representados en la propia carta por diversos planetas y
configuraciones "inarmónicas". Y son dichos
obstáculos los que nos han de obligar a utilizar al
máximo nuestros propios recursos, tanto
conocidos como des-conocidos, en tanto los mismos han de operar
como verdaderos "dioses del cambio", en
virtud de que habrán de configurar una "amenaza"
sistemática a todo lo que hemos de considerar como
seguro y
previsible. Un proceso en el cual el astrólogo deja de
leer y/o interpretar para convertirse y ser, en definitiva, para
llegar a "en-carnar" su propia carta.

La carta deja de convertirse en un objeto para
transformarse en un ser que lo enfrenta al astrólogo a su
si-mismo, la carta natal se transforma así en el hermano
gemelo, conocido al tiempo que desconocido, al que hacía
referencia Hércules.

Y no es este un proceso con comienzos y fines definidos,
sino que es una espiral dinámicamente eterna, re-definida
y re-configurada a través y mediante cada consulta que el
astrólogo lleva a cabo en su calidad de
"agente de cambio" más que de técnico.

De esta manera, el astrólogo ha de asumir el rol
de Virgilio conduciendo a Dante a través de los tres
reinos, partiendo
del Infierno, pasando por el Purgatorio, hasta llegar al
Paraíso. Pero esto sólo lo ha de lograr aquel que
se haya convertido en un verdadero psicopompo hermético,
es decir, aquel astrólogo que al igual que el dios
Hermes-Mercurio sea apto de y para guiar a las almas en y a
través de los tres reinos, de lo cual sólo hemos de
ser capaces cuando logremos constituir a los mismos en nuestro
hogar, pues tan sólo cuando nos aceptemos a nosotros
mismos como animales y como
dioses, podremos devenir finalmente como plenamente
humanos.

Bibliografía
Citada:

  1. Castaneda, C.: "La rueda del tiempo", pág. 20
    – (Biblioteca
    Nueva Era)
  2. Campbell, J. ? Moyers B.: "El poder del
    mito", pág. 19 ? Emecé Editores ?
    1991
  3. Ibidem.: pág. 30
  4. Bailey, A. A.: "Los trabajos de Hércules",
    pág. 9 (Versión electrónica digitalizada)
  5. Greene, L.: "Relaciones
    Humanas ? Un enfoque psicológico de la astrología", pág. 90 ? Ediciones
    Urano ? 1987
  6. Campbell, J.: "El héroe de las mil caras ?
    Psicoanálisis del mito", pág. 35 ? FCE. ?
    1997
  7. Campbell, J.: "Los mitos ? Su impacto en el mundo
    actual", pág. 59 ? Ed. Kairós S.A. ?
    1994
  8. Eliade, M.: "Mito y realidad", pág. 24 ? Ed.
    Kairós S.A. ? 1999
  9. Castaneda, C.: "La rueda del tiempo" 20 – (Biblioteca
    Nueva Era)
  10. Idemon, R.: "El hilo mágico", pág. 129
    ? Ediciones Urano – 1998

 

Lic. Germán H. Pastorini

Montevideo ? Uruguay

 

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