Los Medios de comunicación afectan negativamente el aprendizaje
Una de las grandes preocupaciones por las que atraviesan
los sistemas
educativos de todo el mundo es la obsesión por la calidad.
Cada vez más se destinan recursos
económicos a la
Educación.
La escuela formal,
como hasta ahora ha sido, no satisface los requisitos que
socialmente le son planteados, sean éstos desde una
perspectiva de transformación o de simple reproducción.
Esto puede apreciarse en los altos índices de
reprobación y deserción, así como en los
perfiles de los egresados de las escuelas formales de cualquier
nivel educativo.
De acuerdo a Jaume Trilla Bernet, (1993), "Las crisis
económicas que se han venido sucediendo en distintos
períodos de las dos últimas décadas ha
puesto en evidencia algo, que la extensión de la demanda social
de educación,
tanto horizontal, igualdad de
oportunidades, como vertical, educación permanente,
difícilmente podrá absorberse mediante la
escolarización convencional", lo cual se hace evidente al
hacer un análisis presupuestal de lo que
implicaría que en cada escuela se logre una mayor eficacia y
eficiencia
educativas, considerando los recursos necesarios para
ello.
De acuerdo a Vallet (1970) hace algunas décadas,
el 80% de los conocimientos adquiridos por el niño
provienen de los medios
informativos especialmente de la
televisión.
Esta escuela paralela de los medios ha irrumpido abruptamente en
el panorama social, poniendo en crisis no sólo el concepto
tradicional de escuela, sino también muchos de los pilares
básicos de la sociedad: la
visión de la vida, la cultura, las
relaciones familiares, el ocio y el consumo, entre
otros.
Se ha hecho evidente la incidencia que los
medios masivos de comunicación tienen por sí solos en
aspectos ligados al proceso de
formación o de deformación de la gente, obligando a
la pedagogía a descentrarse de su casi
exclusiva atención a la escuela y a la familia, no
quedándole mas remedio que reconocer el hecho de que la
educación se estaba produciendo también y de forma
muy considerable a través de los medios masivos de
comunicación, produciéndose sin propósitos
ni orientaciones pedagógicas explícitas.
Desde una óptica
innovadora, el sistema escolar
no puede permanecer al margen de estos trascendentales cambios en
el ámbito de la vida diaria y tiene la necesidad y
obligatoriedad de responder a estas nuevas y acuciantes demandas
sociales.
Una escuela que siga enseñando, como hace veinte
años está irremediablemente abocada al fracaso y
cava, a pasos agigantados, su propia fosa.
Según Méndez y Reyes (1992), "corremos el
riesgo de
preparar a los ciudadanos del año 2000 como si
viviéramos en el siglo de Gutenberg".
La preocupación por la calidad ha de concebirse como la
necesidad de adaptarse a los nuevos retos sociales, de ser capaz
de poner en práxis nuevos objetivos,
métodos y
procedimientos
de aprendizaje
que preparen a los niños y
jóvenes ante esta emergente sociedad.
Una mejora cualitativa de la enseñanza no puede entenderse hoy
día si no tiende, aspira y actúa en la
educación de ciudadanos, que sean capaces de desenvolverse
de forma autónoma y responsable y de manera crítica
y creativa.
Frente a la acumulación de saberes que provienen
de la calle hay que trabajar con la formación de actitudes, de
valores, de
estrategias para
enfrentarse a la realidad con espíritu de análisis
y creatividad.
No podemos perder de perspectiva que los medios de
comunicación han tenido y tienen cada vez más
una gran responsabilidad en este importante cambio social,
pero más trascendente es aún su papel para poner en
práctica la nueva educación.
Si una enseñanza de calidad se fundamenta en la
formación de ciudadanos más críticos y
creativos, la educación en medios de
comunicación tiene como función
básica la formación de la conciencia
crítica y el desarrollo de
actitudes activas y creativas en los estudiantes para hacer
frente a los procesos de
comunicación en los que estamos inmersos.
El fenómeno del analfabetismo
audiovisual es una realidad palpable en nuestra sociedad. El
consumo masivo e indiscriminado de los medios no lleva un
conocimiento
de los códigos del lenguaje
audiovisual.
La educación para los medios de
comunicación representa un proceso que tiende a
problematizar tanto el contenido como la relación que
establece el sujeto receptor con los medios de
comunicación, confrontando la propuesta cultural de los
medios como parte de la sociedad, con la suya, esclareciendo las
convergencias y divergencias» (CENECA, 1992,
20).
Se trata de echar una mirada sin prejuicio, a
través de la cual los jóvenes se sitúen como
consumidores de la televisión, la radio o el
cine, sin
culpa de serlo y conocer los gustos o preferencias
espontáneos que se poseen, los vacíos que cubren,
las necesidades que satisfacen, buscando entender a qué
patrones culturales, sociales, de sexo o edad
corresponden.
A partir del reconocimiento de los efectos educativos
informales de los medios masivos de comunicación en la
transmisión de valores, en la producción de actitudes y hábitos
que se añaden, superponen o interfieren con la acción
escolar, la pedagogía tiene que integrarse a los medios de
comunicación como un objeto dentro de su campo de estudio,
ello con el propósito de orientar o reorientar esta
función educativa implícita para el logro de
objetivos definidos de formación o aprendizaje.
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