El posible origen de los animales: dos teorías sobre el tema
Se hace un análisis general de los aspectos esenciales
que fundamentan dos de las teorías
que tratan de explicar el origen de los animales: la
Sincicial y la Colonial, partiendo de la definición de
animal que caracteriza la propuesta de los cinco reinos hecha por
el ecólogo norteamericano R. H. Whittaker (1924-1980), Se
incorporan representaciones esquemáticas que ilustran los
aspectos tratados en
dichas teorías, con las que se facilita su
comprensión.
La elevación de la calidad de la
enseñanza de la Biología en la educación media en
Cuba exige, en
la etapa actual, la formación, en cada uno de sus alumnos
y alumnas, de una personalidad
con una concepción científica del mundo,
sólida, activa y creadora, es por ello que poner a
disposición de los educandos y sus educadores estas ideas
sobre tan interesante y polémico tema, relacionado con el
origen y evolución de los organismos, podrá
motivar su estudio y sentar las bases de una mejor
comprensión del mismo.
Ningún ser humano estuvo presente en el momento
cumbre del origen y la evolución de los animales para ser
testigo de este hecho: somos, en esencia, los últimos
llegados a este nuestro planeta azul, como un producto de
ese largo proceso al
cual nos referimos; pero todos en general nos hemos preguntado
alguna vez: ¿cómo pudo ocurrir?, ¿en
qué momento sucedió?, ¿qué pudo
desencadenar la extensa historia de transformaciones
y adaptaciones de estos organismos?
Nos ha quedado entonces la tarea de buscar una respuesta
a estas y otras interrogantes partiendo de la convicción
de que toda la realidad objetiva es cognoscible y por tanto
teóricamente explicable en forma de tesis o
hipótesis según el grado de
acercamiento a la verdad.
La naturaleza ha
brindado las evidencias
necesarias para poder
plantearnos, al menos de forma teórica, cómo pudo
desarrollarse este proceso que ocurrió hace millones de
años. Con este carácter se pretende abordar tan
polémico tema de la Zoología.
El origen de los pluricelulares, considerando a los
animales por definición como tales, debe buscarse en
aquellos que debieron iniciar su existencia en la Tierra como
los primeros organismos eucariotas, los protistas, pero
¿qué tipo de protista pudo haber sido? Es la
respuesta a tal pregunta la que parece contener la esencia de las
contradicciones que se manifiestan entre los que se han dedicado
a esclarecer este problema evolutivo dentro de este reino de
organismos. De hecho hay varias corrientes de opinión
entre los zoólogos para definir qué tipo de
protista dio origen a los animales, en ellas están
centradas básicamente las teorías más
aceptadas hasta hoy.
Todos los estudiosos de la Zoología concuerdan en
que los animales debieron evolucionar a partir de organismos
protistas unicelulares, pero todavía existen discrepancias
para definir en particular el grupo
ancestral del que se originaron y cuál fue el mecanismo de
este origen.
Es necesario para dar inicio al desarrollo de
este tema responder a la interrogante ¿qué es un
animal? Ello implica la delimitación del concepto, puesto
que sobre su definición se mueven las diversas
teorías sobre las que hablaremos.
Así pues, la delimitación de este concepto
requiere no excluir la clasificación sistemática
propuesta en 1969 por el ecólogo norteamericano R. H.
Whittaker (1924-1980). Esta sostiene la división de los
organismos en cinco reinos (Monera, Protistas, Hongos, Plantas y
Animales) la cual es muy aceptada por las ciencias
biológicas en la actualidad, y que demuestra de modo claro
y asequible los elementos fundamentales que dan comunidad a los
componentes de dichos reinos, al basarse no solo en los criterios
morfológicos, sino también en otros criterios que
evidencian las relaciones evolutivas, los niveles de complejidad
de la materia viva y
los modos de nutrición; elementos
que permiten comprender con mayor claridad los límites de
cada reino propuesto: los procariotas (móneras, pero que
se les denomina bacterias por
ser más asequibles a los alumnos de la secundaria
básica), los eucariotas unicelulares (protistas) y tres
reinos de eucariotas pluricelulares que se distinguen por su modo
de nutrición: los fotosintetizadores (plantas), los
saprótrofos o absortivos (hongos) y los holótrofos
o ingestivos (animales).
Siguiendo los criterios de este sistema de
clasificación, que es el se asume en el presente trabajo, se
deben definir a los representantes del reino de los animales
como: organismos pluricelulares eucariotas que no tienen
pared celular, que carecen de plastidios y pigmentos relacionados
con la fotosíntesis; heterótrofos, donde la
mayoría tiene nutrición ingestiva, con
digestión en una cavidad interna; algunas formas muestran
nutrición absortiva y varias no tienen cavidad digestiva
interna; alcanzan, en las formas superiores, un nivel de organización y de diferenciación
tisular que excede a las de otros reinos; presentan sistemas
sensorio-neuro-motores y
movilidad de los organismos, por lo menos en un estadio de su
vida (o, en las formas que son sésiles, de sus partes),
basada en la presencia de fibras contráctiles; predomina
en ellos la reproducción sexual.
Al delimitar la definición de animal a estos
elementos distintivos esenciales se precisa el concepto y se
ofrece con ello la posibilidad de diferenciarlo claramente del
resto de los reinos existentes. De modo que los protozoos,
pertenecientes al Reino Protistas y considerados por no pocos
zoólogos como los primeros animales, ya no lo sean.
Entonces, como los protozoos son protistas por su propia
naturaleza y, como tales, poseen muchos más rasgos en
común con otros protistas móviles y
heterótrofos que con los metazoos, los primeros animales
serían los primeros metazoos (esponjas o
celenterados).
Con independencia
de lo planteado, si se considera, como se ha hecho de manera
tradicional, a los protozoos como los animales más
primitivos, o se les considera como protistas evolucionados, la
realidad es que generalmente se suponen como los antecesores de
los animales.
Según el biólogo Paul Weisz (1971), la
mayoría de los zoólogos concuerda en admitir que
los animales no constituyen un conjunto monofilético,
sino, por lo menos difilético; es decir, con dos
líneas descendientes: parazoos (las esponjas) y eumetazoos
(resto de los animales). En opinión del mencionado autor,
existe una aceptación general de que las esponjas
evolucionaron a partir de los protozoos y que, de hecho, son
consideradas como colonias extraordinariamente complejas de
flagelados que solo han llegado a alcanzar un nivel de
organización tisular incipiente (algunos autores
consideran que solo han alcanzado el nivel celular de
organización). Como apoyo a esta idea, el mismo refiere
que se pueden alegar muchas razones: como que la estructura del
aparato
digestivo de las esponjas es única: en ellas se
aprecia la presencia de células
digestivas provistas de un collar transparente (coanocitos), que
son células completamente similares a las que presentan
ciertos grupos de
protistas (coanoflagelados); a diferencia de los eumetazoos
(resto de los animales), las esponjas no poseen estructuras
musculares o nerviosas; por otro lado el desarrollo
embrionario de estos animales difiere en aspectos importantes
de los modelos
típicos que existen en los eumetazoos, la
diferenciación celular es diferente a la del resto de los
metazoos.
Desde el punto de vista filogenético, existe en
general la aceptación, entre los zoólogos de
considerar a las esponjas como un grupo de metazoo aberrante sin
continuidad filogenética, es decir, que no dieron origen a
ningún otro grupo de animales.
Con los elementos planteados anteriormente, es evidente
que el problema no está en plantear si los protozoos o
protistas son los antepasados de los animales en general, sino
que estos son los antecesores de los eumetazoos. Es por ello que
la mayoría de las hipótesis tradicionales da una
respuesta afirmativa a este problema.
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