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La Democracia Cosmopolita en David Held: Argumentación y Debate (página 3)



Partes: 1, 2, 3

Partes: 1, , 3

Esferas de Poder.

El autor identifica siete esferas de poder clave en una
sociedad,
respecto de las cuales todos los ciudadanos debieran tener una
grado adecuado de participación-inclusión, ya que
solo así podrían participar de manera efectiva en
la democracia. En
torno a estas
esferas de poder es que el autor articula los derechos que debieran
ostentar los ciudadanos, y por ende del dominio del
derecho
público democrático. La idea del reconocimiento
de grados de participación de los ciudadanos en las
esferas de poder es evitar una situación social de
nautonomía, la que ha sido descrita por el autor como
"cualquier pauta socialmente condicionada de perspectivas de vida
asimétricas, que impone límites
artificiales sobre la creación de una estructura
común de acción
política".

De este modo los derechos en las distintas esferas
sociales buscan hacer frente a situaciones sociales inequitativas
que tienen por efecto minar la posibilidad de influencia sobre el
sistema
político de la comunidad. Por
consiguiente la búsqueda de mejora en las condiciones de
vida de los ciudadanos no se busca per-se, sino que esta
mejora es deseable, a juicio del autor, solo en cuanto contribuya
a la plena participación política de parte de
los ciudadanos, verdadero fin en sí mismo para el
autor.

En lo que sigue, haré una caracterización
de las distintas esferas de poder que identifica el autor y los
derechos mínimos que debieran tener los ciudadanos
respecto a cada una de ellas. A pesar de está
escisión, realizada más bien por conveniencia
metodológica, estas esferas están
íntimamente relacionadas, de forma tal que muchas veces
podemos percibir una superposición de esferas y de
consecuencias sociales atribuidas a cada una de ellas.

1. La primera esfera es la del cuerpo que "se
refiere a la
organización de la salud física y emocional a
través de redes y medios
institucionales específicos, formales e informales, a lo
largo de espacios sociales en que se cruzan lo local y lo
internacional".En este contexto va a existir nautonomía
toda vez que las personas carezcan de los recursos
necesarios "nutricionales, de vivienda y financieros", que les
permitieren una adecuada participación publica y normal
calidad de
vida en la esfera privada. Derechos que les debieran
corresponder a los ciudadanos en el ámbito de esta esfera
son: i)Bienestar físico y emocional, ii)Ambiente
limpio, no tóxico, sostenible y iii) Control de la
fertilidad.

2. Una segunda esfera de poder es aquella identificada
como de bienestar, definida por el autor como "la organización del dominio de bienes y
servicios que
facilitan la transición del ciudadano desde la
posición de persona privada a
la de miembro pleno de la comunidad". Para compensar la amplitud
de la definición Held precisa que este dominio
comprendería los derechos sociales de i)Cuidado infantil
Universal, ii) Educación Universal y
iii) Servicios comunitarios.

3. La tercera esfera es la de la cultura., que de
acuerdo al autor "comprende los reinos de
actividad social donde se pueden discutir las cuestiones de
identidad e
interés
público, donde es posible examinar las diferencias de
opinión, y donde se pueden evaluar las costumbres y dogmas
locales". Es decir, este orden supone el acceso a la
interiorización y discusión de la agenda
pública y asimismo de los marcos interpretativos de la
realidad que prevalecen en una sociedad en un tiempo y lugar
determinados, comprendiendo la libertad para
sostener y expresar una cosmovisión particular. Los
derechos habilitados en el marco de esta esfera serian: i)
Libertad de pensamiento y
culto, ii)de Expresión y iii)el derecho/deber de Tolerancia.

4. La cuarta esfera de poder estaría comprendida
por la de las asociaciones cívicas,
íntimamente relacionada con el concepto de
sociedad civil, explorado en el marco de la gobernabilidad
mundial por autores como Falk.Sin embargo el concepto de sociedad civil es
más amplio que el de asociaciones cívicas, similar
al de "cuerpos intermedios de la sociedad" en la voz del
legislador constitucional, ya que este último concepto
connota un especifico campo de acción dentro de la esfera
de la sociedad civil, encontrándose así estos
conceptos en una relación de genero a especie.
Held comprende que el reino de las asociaciones cívicas
está referido "a la configuración de instituciones
y organizaciones
mediante las cuales los individuos y los grupos pueden
promover sus propios proyectos
independientemente de la intervención directa del Estado o de
colectividades económicas como corporaciones o sindicatos".
La nautonomía en esta esfera se presenta cuando no existe
la posibilidad de acceso a estas organizaciones, o cuando estas
se desvían de sus propósitos originales,
favoreciendo a determinados grupos en desmedro de otros. Los
derechos que para Held debieran ser reconocidos en este campo
son: i) Libertad de unirse o formar asociaciones
autónomas, ii) Pertenencia activa a las asociaciones
cívicas y iii) Libertad de información.

5. Una quinta dimensión, o esfera, de poder que
el autor identifica, esta constituida por el ámbito de la
economía, que comprendería la
organización colectiva de la protección, la
distribución, el intercambio y el consumo de
bienes y servicios. Cabe destacar que, como bien puntualiza el
autor, está esfera es una de las principales fuentes de
estratificación y nautonomía, lo que es correcto si
abarcamos las economías nacionales de corte neoliberal. La
restricción impuesta por la economía neoliberal
no abarca solo a los individuos, sino también a los
Estados, que enfrentan enormes presiones para excluir la
intervención política en esta esfera. De acuerdo al
autor en esta esfera los ciudadanos debieran ostentar al menos
los siguientes derechos: i) Ingreso mínimo garantizado,
ii) Diversas formas de consumo y propiedad
productiva y iii) Acceso a los flujos de recursos productivos y
financieros.

6. La sexta esfera que el autor identifica es aquella
relacionada con la organización de la violencia y de
las relaciones coercitivas
en una sociedad. De esta forma en
una sociedad la violencia puede estar presente en menor o mayor
magnitud o con mayor o menor concentración, a este
respecto recordemos que el Estado
necesita el monopolio del
uso de la fuerza, ya
para subsistir como tal, o para terminar con la violencia
arbitraria privada. Los derechos mínimos que debieran
ostentar las personas en este ámbito son: i) Coexistencia
pacífica, ii) Política exterior legal y iii)
Accountability (Responsabilidad) de los líderes
políticos por delitos
civiles o criminales.

7. Por último la séptima esfera es la que
el autor identifica como de las instituciones administrativas
o legales
, que son aquellas de las cuales se vale un Estado
para regular, ejercer sus fines sobre un territorio y población determinados. Para Held, en esta
esfera se pueden consolidar procesos y
estructuras
nautonómicas por varias razones, ya por restricción
al acceso de los ciudadanos a integrar estas instituciones, por
medidas restrictivas hacia estos, restricción de
libertades de empresa y
opinión por ejemplo. Asimismo estas instituciones pueden
contribuir al mantenimiento
de estructuras nautonómicas, por el simple hecho de
reproducir este tipo de estructuras sociales en su seno, de modo
que no basta el que el poder público no contribuya a
acrecentar estas diferencias, sino que debe precisamente
plantearse de forma tal que no consolide este tipo de estructuras
por inacción. A juicio de Held los derechos que
corresponderían a los ciudadanos en este ámbito
son: i) Debido proceso e
Igualdad ante
la ley, ii)
Oportunidades adecuadas y equitativas de deliberación y,
iii) Participación directa o por
representación.

Autonomía y Democracia

La importancia que tiene el reconocimiento por parte del
Derecho público democrático de estas
baterías de derechos dice relación con la
concepción de Held, Habermas, y en general de los
socialdemócratas, de que si bien los derechos civiles y
políticos primarios deben estar garantizados para que
exista el sistema
democrático en un sistema político, estos no bastan
para garantizar el ejercicio democrático o una "estructura
común de acción política", sino que es
necesario, y consubstancial al esquema político
democrático cierto bienestar material, que Held ha
traducido en los derechos y obligaciones
en las diversas esferas de poder que él identifica, que
integran el derecho público democrático y son
necesarios para la consolidación del principio de
autonomía. De esta manera el Derecho publico
democrático es el "marco o metamarco que puede
circunscribir y delimitar de forma legítima la interacción política,
económica y social". Así para Held, el Derecho
público democrático cumple al menos dos funciones. Una de
ser fuente de legitimidad democrática y la otra de servir
como criterio de medición de la legitimidad
democrática en un sistema político determinado, en
cuanto que la capacidad que tengan los individuos de participar
en un pie de igualdad en el proceso político de toma de
decisiones condiciona la real existencia de una
democracia.

En esta línea, para Held la autonomía es
antes que nada un ideal, alcanzable y urgente. De este modo el
Derecho público democrático no realiza
inmediatamente la autonomía en una comunidad
política determinada, sino que por el contrario, el ideal
de autonomía le da una dirección, orientando su contenido en busca
de la realización de la democracia, puesto que la
consagración plena de la autonomía en una sociedad,
requeriría no sólo de buena voluntad y consenso
político, sino que también de un sustrato
económico, lo que no es cuestión de dictar una ley,
sino de una creación/reorientación de recursos
siempre escasos. Así pues, tenemos que Held reconoce tres
niveles de exigibilidad del principio de
autonomía.

El nivel ideal, el alcanzable y el perentorio. Lo que,
en definitiva apunta Held, es que la autonomía es antes
que todo un ideal normativo, antes que un principio cercenado por
su facticidad, de esta forma la instauración de una
comunidad de autonomía plena será no inmediata,
sino que en la mayoría de los casos, en
consideración a los recursos y voluntad política,
progresiva.

Así pues, el nivel ideal de
autonomía es para el autor "un programa de
acción política orientado a la creación de
un orden democrático cuyo cimiento básico sea la
consagración del principio de autonomía y su
valides para todos y cada uno de los ciudadanos dentro y a
través de todas y cada una de las esferas de
poder".

El segundo nivel de la autonomía es el
alcanzable, que para el autor es "el nivel de capacidades
y recursos necesarios para participar en la comunidad
política sin desventajas sistemáticas ni
restricciones arbitrarias dentro de la gama de alternativas
demostrables". En definitiva para el autor, el nivel
alcanzable de autonomía está representado
por la factibilidad de
lograr un nivel óptimo de autonomía, de acuerdo a
la disponibilidad de recursos con que cuenta una comunidad
política determinada. Así pues, este nivel es el
que puede alcanzar una comunidad determinada en un mediano plazo,
con una utilización eficiente de los recursos, y la
consecuente voluntad política en esa dirección. De
lo anterior se desprende que su materialidad (del nivel)
estará determinada de acuerdo a las características
específicas de cada comunidad.

El tercer nivel, y por ende de mayor urgencia en su
exigibilidad es el perentorio, que esta caracterizado por
que su no satisfacción acarrea un "daño
serio", es decir que pone en peligro la propia vida de las
personas. El autor precisa que este daño es evitable, en
consideración a que puede ser evitado sin alterar
gravemente el orden político ni las estructuras
económicas vigentes.

A este respecto es que bastaría tan solo la mitad
del 1 por ciento del P.I.B mundial, o el 5% de los gastos militares
para cumplir los objetivos de
"alimentación adecuada, agua, cuidado
de salud y educación para cada varón, cada mujer, y cada
niño", es por tanto perentorio cambiar la estructura
internacional que valida lo que a ojos de todos parece una
aberración, que aún cuando bastaría tan solo
destinar una pequeña porción de lo que se gasta en
causar sufrimiento y muerte a fines
menos insignes se podría terminar con el padecimiento de
miles de personas que en este momento se desgarran por apenas
subsistir, esto no se efectúe. Creo que esta
situación choca tanto a la razón –logos-,
como al sentimiento- pathos-, que no seria necesaria mayor
argumentación.

Una vez comprendidos los conceptos de autonomía y
de Derecho Público Democrático, podemos revisar el
significado de democracia cosmopolita.

 

La Democracia Cosmopolita

La responsabilidad (accountability) de los
líderes por sus decisiones ante la comunidad, y la total
simetría entre las decisiones de estos y sus electores,
son supuestos del pensamiento democrático liberal de los
siglos XIX y XX. Hoy por hoy, esta situación dista mucho
de la realidad, en cuanto a que en la sociedad global o "red", las estructuras
clásicas de relaciones entre quienes toman las decisiones
y los afectados parecen haberse difuminado. Por lo demás
tampoco es claro que alguna vez las comunidades políticas
hayan respondido a la forma de "sistemas
cerrados", que parece inspirar la reflexión en torno a
supuestos de accountability y simetría entre "imputs" y
"outputs" en el marco del Estado Nación.

Según Held, hoy en día ninguna de ambas
condiciones se cumplen. Por un lado la accountability
nunca ha sido más puesta en duda por los siguientes
puntos. En primer lugar, existen lideres (políticos y no)
que dirigen asociaciones cuyas decisiones están ajenas de
control de parte los que son afectados por ellas. En este caso
este líder
solo va a responder frente a una pequeña porción
del universo afectado
(sus connacionales), quedando libre de todo control
político frente a los demás, o no va a responder en
absoluto, caso de los directores de Compañías
Multinacionales.

En segundo lugar, el territorio que controla la
asociación política no contiene los efectos de las
decisiones de esta (outputs). Es decir las decisiones que se
toman en una comunidad política determinada, asentada
sobre la idea de soberanía tradicional conceptualmente
territorial, tienen repercusiones que exceden el marco dentro del
cual debieran obrar (el territorio).

De esta forma, lo que hace Held es constatar la
obsolescencia del principio de soberanía tradicional, el
que supone un ente político que controla un territorio
hermético, y del concepto de democracia asentado sobre
este. En relación a lo anterior, pierde también su
efectividad el control democrático. Esta pérdida de
efectividad esta dada por la erosión de
su supuesto de adecuada retroalimentación informacional, si bien es
posible que nunca haya tenido lugar.

En un contexto de adecuada retroalimentación
informacional, el ente político reabsorbe todas las
consecuencias de sus decisiones, en cuanto a que tomará
razón de los efectos que ellas produjeron en las partes,
produciéndose así un óptimo de
correspondencia que tiene como resultado la eficacia del
control democrático, al menos en teoría.
En la realidad, la asociación política no obtiene
contestación respecto a la totalidad de sus outputs, y por
tanto no puede ajustarse a las consecuencias de estos.

De esta forma la democracia cosmopolita vienen a ser un
intento por hacer más fluida el tránsito de
información en el sistema internacional, optimizando el
funcionamiento de las instituciones por la vía de la
extensión de la rapidez y magnitud de la
retroalimentación comunicacional que suponen las formas
democráticas.

Pues bien, volviendo al planteamiento del autor,
recordemos que este plantea que el concepto de Estado soberano y
la idea de gobierno
democrático sobre unidades herméticas nunca se ha
ajustado a la realidad, y menos hoy en día, donde la
complejidad relacional ha llegado a niveles inauditos. De esta
manera, para el autor las comunidades políticas deben ser
pensadas no como centros "unidimensionales" de
organización, sino como estructuras formadas por redes de
interacción superpuestas.

De esta forma, el proceso democrático que parte
de la base de que las comunidades políticas responden a
estructuras lineales de poder, deja fuera todas las formas y
redes que no responden a ese modelo, en
cuanto a que es imposible, según Held, explicar la
naturaleza y
las posibilidades de la comunidad política haciendo
exclusiva referencia a las estructuras y mecanismos nacionales de
poder político, coincidiendo con la postura que plantea la
incapacidad del nacionalismo
metodológico, o de "contenedor de la sociedad de explicar
de manera acabada los fenómenos sociales de una comunidad
determinada, y por ende la necesidad de su superación. De
acuerdo a estas consideraciones, es que el principio de
autonomía no será efectivo mientras las diversas
estructuras de toma de decisiones que afectan a las personas se
mantengan ajenas a la posibilidad de dialogo
democrático, sin esta posibilidad de dialogo se ve
truncada la posibilidad de crear y acceder al debate sobre
temas de interés publico y con ello la disponibilidad de
una estructura de común acción
política.

Plantea Held, que en el contexto actual de
interconectividad regional y planetaria, el compromiso con los
ideales de autonomía y democracia en una comunidad
política se hace extensible a todas "las comunidades cuyas
acciones,
políticas y leyes
estén interrelacionadas y entremezcladas". El argumento es
que en las condiciones socio-políticas actuales es
imposible argumentar a favor del control democrático y de
la autonomía en una comunidad sin pretender extenderlo al
resto de las redes planetarias imbricadas, lo que tiene bastante
sentido en cuanto tenemos que decisiones tomadas en el
ámbito externo de una comunidad política, ya sea un
gobierno, OIG o compañía transnacional, pueden, y
de hecho tienen bastante frecuentemente, un poder de influencia
mayor que aquellas tomadas en el seno del sistema político
de una comunidad determinada. De esta forma la Democracia
Cosmopolita puede ser vista como una extensión del control
democrático con la consiguiente apertura de instituciones
tanto políticas como económicas a ese
control

Por cuanto el Derecho público democrático
es susceptible de verse minado en su efectividad por redes, o
esferas de poder de alcance global, es que este necesita de una
estructura legal supranacional que Held conceptualiza como
Derecho democrático cosmopolita, expresión que ya
había utilizado Kant en la paz
perpetua
, aunque para él el derecho cosmopolita
equivalía más bien a un deber de hospitalidad
universal, en virtud del cual ningún sujeto podía
ser tratado con hostilidad en el extranjero. Este es un Derecho
que debe ser concebido "como un dominio del Derecho diferente del
Derecho de los Estados y de las leyes que vinculan a un Estado
con otro ?el Derecho
internacional-. Es en consecuencia una esfera del dominio
legal extendida entre ciudadanos, ya no de Estados, sino que del
mundo.

La comunidad cosmopolita, se encuentra para Held, "a
medio camino entre una organización federalista, y otra
confederalista", donde la primera, asociada a un Estado Mundial,
puede ser considerada como una unión política en la
cual rige una estructura política, financiera, exterior y
militar común y no caben cláusula que permitan la
renuncia de las entidades subfederales; confederalismo connota
una unión en la cual cada nación
y cada Estado asociado elabora e implementa de forma separada su
propia política financiera, exterior y militar,
disponiendo además de la posibilidad de renuncia, la que
permite poner fin a las relaciones coordinadas.

Ahora bien, Held rechaza la identificación con el
federalismo, o
Estado mundial, ya porque es políticamente inviable, en
cuanto "los Estados siguen cuidando celosamente su
soberanía y a menudo buscan vías de protegerla e
incrementarla ante flujos regionales o globales". Otro aspecto
que Held considera negativo de la organización federalista
es que esta peca de burocrática, con la consecuente
pérdida de eficiencia en las
decisiones producto de la
centralización excesiva de la toma de
decisiones. Además para Held, considerando que un Estado
mundial requeriría de una cultura
uniforme, esta posición implicaría asumir con
demasiada sencillez que "las poblaciones del mundo puedan pueden
llegar a compartir una cultura homogénea, un universo de
discurso
común y una única forma de ciudadanía". De otro modo también
considera que la emergencia de un único Estado mundial, es
peligroso por su potencial tiránico, el que no
tendría ya contestación externa, ni
ofrecería posibilidades de escape, es decir que existe un
recelo frente al rumbo totalitario que podía tomar ese
estado único, arquetípicamente ilustrado por
la novela de
George Orwell, 1984, o bien como ejemplo más
cercano, la ex -URSS. También manifiesta su temor respecto
a la formación de un Estado único Thimothy Breenan,
quien ve con ojos desconfiados los intereses poderosos que se
ocultarían tras la formación de dicha
estructura.

De igual forma Held discrepa de la organización
de la comunidad cosmopolita al modo del esquema confederalista,
por cuanto a que seria una forma muy limitada de coordinación política mundial,
asimismo parecería inaceptable que los Estados pudieran
declinar a su arbitrio a seguir siendo parte de la
organización.

Ahora bien, el Derecho cosmopolita en Held, no debe
concebirse en términos de una estructura rígida, de
un solo nivel que impone derechos y obligaciones a los
ciudadanos, sino como un marco legal donde tienen cabida diversas
redes de regulación, ya en el plano local, nacional o
regional. Sin embargo lo que deben tener en común todas
estas redes es su respeto por el
principio de autonomía y coherencia con el Derecho
Cosmopolita. De esta forma la persona ya no respondería a
una sola forma de ciudadanía, sino a varias, con los
correspondientes derechos y obligaciones y sustratos
identitarios, en la línea con la concepción que la
identidad en la
globalización ya no responde al esquema de la cultura
que se presenta en un estado nación determinado, sino que
es una construcción que se recrea y desarrolla a
través de las diversas redes o flujos identitarios de
alcance global, lo que para Beck constituye un "motivo ulterior
para el socavamiento de la soberanía del Estado nacional y
la obsolescencia de la sociología nacional estatal (nacionalismo
metodológico)".

Ahora bien, para Held este entramado de relaciones no
implica la muerte del
Estado nación, sino que estos "dejarían de ser los
únicos centros de poder legítimos dentro de sus
propias fronteras", lo que vendría a ser además el
ajuste del ius al facto, esto debido a la
constatación de la efectiva pérdida de influencia
del Estado aún dentro de sus fronteras. De esta forma "el
reconocimiento de que ciertas tareas y funciones son y deben ser
desempeñadas en y a través de diferentes niveles
políticos ?local nacional, regional e internacional- no
implica que la misma idea de Estado moderno deba extinguirse;
implica en todo caso, que esta idea requiere de adecuaciones para
poder estirarse a través de las fronteras". Lo anterior
nos deja con una duda que es ¿Cómo se
articularían estas redes?, o lo que es lo mismo
¿Que rango de decisiones le corresponde a cada
nivel?

Para Held, los asuntos que corresponderían a las
asociaciones más cercanas a las bases, nivel local,
comunidades o de trabajo, son
"aquellos que involucran a las personas en la
determinación directa de las condiciones de su propia
asociación", es decir que afectan a las personas de manera
más inmediata. A su vez los niveles nacionales de gobierno
se deberían ocupar de los "problemas
colectivos que afectan a una población en particular sin
llegar a cruzar las fronteras de su territorio".

A los niveles regionales les corresponderían
aquellos asuntos "que exigen mediación transnacional a
causa de la interconexión de las decisiones y las
consecuencias nacionales". Por tanto el nivel internacional
debiera tomar las decisiones que por su marco de influencia o
asuntos a los que hacen frente, escapen de la competencia de
los otros niveles, es decir los que solo pueden ser resueltos
eficazmente desde una perspectiva global.

Vemos así como en Held, los distintos marcos de
decisiones políticas, se distribuirían los campos
de acción de acuerdo a un criterio de eficiencia, de
acuerdo al cual los asuntos que puedan ser tratados
eficazmente por un nivel inferior serán resueltos a ese
nivel sin necesidad de elevarse a nivel contiguo. Así
también los distintos niveles actuaran articulada y
simultáneamente respecto de temas que así lo
requieran, siendo para Held, los problemas
ambientales el fenómeno paradigmático que
requeriría este tipo de intervención.

En definitiva lo que Held propone es avanzar sobre las
siguientes tres líneas:

  1. Extender los sistemas de accountability más
    allá de las instituciones políticas propiamente
    tales, y someter a este control a flujos que actualmente se
    mueven en la irresponsabilidad política.
  2. Re-articular los focos de poder político, ya
    sea a nivel nacional, regional o global, para hacerlos
    más sensibles a temas de interés
    público.
  3. Integrar al proceso democrático a los grupos,
    agencias, asociaciones y organizaciones de la economía y
    de la sociedad civil.

Concreción y lineamientos
institucionales

Ahora bien, como se concretarían estos
lineamientos en el orden institucional, y cual es la propuesta
concreta de Held para instaurar/promover el Derecho cosmopolita
es lo que revisaré en lo que sigue.

En primer lugar la consolidación del Derecho
cosmopolita exigiría su consagración "dentro de la
constituciones de los parlamentos y asambleas a nivel nacional e
internacional; y la extensión de la influencia de las
cortes internacionales de manera que los grupos e individuos
dispongan de los medios efectivos para controlar que las
autoridades políticas respeten, y hagan respetar los
derechos y obligaciones clave, dentro y fuera de las asociaciones
políticas".

Held también apunta hacia la creación de
un poder
ejecutivo y legislativo transnacional, efectivos tanto en el
plano regional como en el global, sujetos por las disposiciones
del derecho público democrático. Esto
implicaría la creación de parlamentos regionales y
la afirmación de los existentes, para que "sus decisiones
sean reconocidas como fuentes independientes y legítimas
de la regulación regional e internacional".

Por otra parte, existiría la posibilidad de
efectuar referéndums internacionales, donde la
población se pronunciaría sobre discrepancias que
pueden existir entre las prioridades en la implementación
del Derecho democrático cosmopolita y los objetivos del
gasto
público. Además se abrirían las
organizaciones internacionales y los cuerpos funcionales
internacionales a la accountability. Seria también
necesaria la implementación de "una asamblea que reuniera
a todos los Estados y agencias democráticas" dotada de una
real capacidad de acción política, donde sus
miembros sean elegidos y controlados directamente por la
población.

Esta asamblea, una vez constituida, seria el centro de
discusión y de decisión política de todos
los problemas globales como las enfermedades, la desnutrición, la deuda del tercer mundo,
los problemas medioambientales, etc.. La exigibilidad de los
acuerdos y disposiciones dependerá del nivel de urgencia
que tengan dichas disposiciones de acuerdo a la
implementación del principio de la autonomía. En
este sentido es que se presentan tres niveles de exigencia;
inmediato, a mediano plazo e ideal. No está demás
apuntar que respecto al primer nivel de exigibilidad, la
comunidad internacional junto con la comunidad nacional afectada,
aunque esta por regla general tendrá un bajísimo
nivel de intervención política, deberán
tomar todas las medidas a su disposición para poner
término a la situación
nautonómica.

Respecto a la ejecución del Derecho, Held plantea
que una parte de las fuerzas militares de cada Estado
nación podrían ser asignadas a la autoridad
trasnacional, conformando todas las unidades un bloque coherente
de mando centralizado. Otra posibilidad que plantea es la
creación de una fuerza militar independiente conformada
por voluntarios de todos los países. De esta manera Held
salva la objeción que apunta a que las normas sin
coerción no son jurídicas y le da el sustrato
coercitivo necesario al modelo cosmopolita, bajo la premisa que
toda estructura jurídica, al menos hoy por hoy, requiere
la potencialidad de la fuerza para su implementación y
eficacia.

A este respecto el mismo autor tilda las propuestas de
gobierno internacional que no cuenten con el auxilio de la fuerza
como "equivocadas y peligrosamente optimistas", lo cual no deja
de ser cierto repito, bajo las condiciones actuales. Sin embargo
creo que el cumplimiento del propósito de la
creación de una fuerza transnacional, dotar de
coercibilidad al Derecho cosmopolita, requeriría que la
capacidad bélica de esta fuerza, fuera superior a la
más poderosa de las fuerzas armadas estatales, por cuanto
la existencia de una fuerza superior anula la efectiva
coerción, al menos, sobre el espectro al cual ella
protege.

Está demás apuntar todas las dificultades
e inconvenientes de implementar tamaña fuerza, al menos
bajo las condiciones estratégico-militares existentes hoy
por hoy. De modo tal que estimo que una solución
más eficiente pasaría por el desarme en el mayor
grado posible de las naciones, y una vez entonces implementar el
modelo de Held, o de la centralización del mando de todas
las fuerzas estatales en un comando supranacional militar, lo que
supone que todas ellas obedecen a una misma autoridad o superior
jerárquico.

Ahora me centraré en el campo de la
economía global y las medidas que debieran ser adoptadas
en esa esfera en orden a la consolidación de la Democracia
Cosmopolita según el autor. Cabe destacar que el
ámbito de la economía, y la posibilidad de encauzar
su desenvolvimiento es central para la efectiva
realización del ideal cosmopolita, tanto por su capacidad
configuradora del orden político, como por constituir un
eje articulador de la vida social, o como sostuviera Polanyi, su
único eje, esto cuando el mercado pierde
toda orientación desde la política publica,
alcanzando así su "autorregulación". De esta forma
es imposible soslayar la relevancia de esta esfera en todo
proyecto
político, que más aún pretenda una
reconfiguración del orden internacional, sobre todo en un
contexto de globalización que se produce desde esta
esfera.

En esta línea es que estimo que principalmente
por el desarrollo de
esta esfera es que estamos hoy discutiendo formas de
gobierno planetario, en cuanto a que esta opera tanto como
-agente- que acrecienta la interconexión planetaria, como
eje articulador de los desequilibrios materiales y
políticos, tanto en el plano internacional como en el
orden interno de los Estados. En este sentido es que para Held se
justifica la intervención estatal en la economía,
corrigiendo esos desequilibrios con el objetivo de
asegurar el óptimo desempeño de la democracia en una sociedad,
lo cual tiene como supuesto la efectiva realización del
principio de autonomía en la comunidad
política.

Además de las grandes desigualdades materiales ya
a nivel local o global, se añaden al menos cuatro efectos
del "libre mercado" que hacen recomendable la intervención
política en la economía.

1. En primer lugar, porque existen áreas
importantes respecto de las cuales el libre mercado no puede
arribar a respuestas satisfactorias. Tal es el caso de las
externalidades negativas, que son efectos no deseados respecto a
actividades económicas, y respecto a los cuales no
está asociado un costo, al menos
directo que provoque un desincentivo a ejecutar tal actividad.
Típico es el caso de la contaminación ambiental, ya por industrias, o por
particulares. Otra área no cubierta es la de los bienes
públicos, respecto a los cuales los privados no tienen
incentivos
para producir, a pesar de beneficiarse de ellos, tal es el caso
de obras publicas, educación. Además esta el
problema de la concentración económica, es decir
empresas que
se constituyen como monopolios u oligopolios.

2. En segundo lugar, y de gran importancia por la
relevancia que ha alcanzado la inversión en mercados de
capitales, esta la fragilidad a las que están expuestas
las economías nacionales frente a operaciones
económicas, que poco dicen relación con utilidades
o producción, sino que con
especulación en las bolsas de comercio.De
modo que en verdad aquí hago referencia a dos problemas,
uno es la posición de vulnerabilidad en que quedan las
economía frente a las emigraciones de los capitales,
ejemplo paradigmático de esto es la "crisis
asiática", en la que una oleada de desconfianza respecto
al real valor de los
instrumentos financieros que se transan en las bolsas de los
países asiáticos, termino produciendo una de las
mayores crisis económicas que recuerde el mundo desde la
"crisis del petróleo" en los años setenta. El
otro problema dice relación con que las ganancias para los
inversores en las bolsas a menudo no guarda relación con
el real rendimiento económico de una empresa o
nación, produciéndose de esta manera una
escisión entre rendimiento real y utilidades para los
inversionistas, ya que la especulación pasa a ser la
medida de efectividad de las políticas macro/micro
económicas.

3. Una tercera consecuencia, solo para dejar esbozado el
problema, estaría dada por la inmersión de los
espacios culturales/sociales dentro de la lógica
económica, lo que equivale a entregar importantes campos
constitutivos de la misma subjetividad humana al juego de la
oferta y la
demanda. La
búsqueda de mayores utilidades en el menor tiempo toma
posición de instrumentos de aculturación
importantísimos como son los medios de comunicación, y en menor grado de la propia
educación. Así el espacio de televisión
no se esfuerza por producir un producto de calidad cultural,
sino de solo de "vender publico a los publicitarios", es decir a
las empresas apetitosas por audiencias numerosas, que implican
numerosos potenciales clientes y
consecuentemente utilidades. Es parte de esta cuestión la
creación de necesidades artificiales, de nuevos nichos de
consumidores para vender productos, una
vez cubiertas las necesidades básicas, pero no de todos
sino que de aquellos que disponen del poder adquisitivo
suficiente.

4. Una cuarta consecuencia indeseable, que considera
Held, es la subordinación del poder político a los
poderes económicos, lo que equivale a decir que los
gobiernos cuentan con enormes presiones para tomar decisiones
políticas dentro de un marco de conveniencia para esos
grandes intereses lo que implica una limitación del
espectro de toma de decisión política. Lo que
subyace a esto es que la aprobación y continuidad de un
gobierno depende en gran medida de los resultados
económicos de una nación determinada, los que
están condicionados por la satisfacción de las
exigencias de los grupos económicos y financieros, lo que
implica asegurar la coherencia "de las políticas
económicas con los imperativos del sector empresarial y/o
de los mercados de capital
internacionales". Esto implica que estos grandes grupos
económicos cuentan con un "poder estructural
desproporcionado sobre la comunidad política y, en
consecuencia, sobre la naturaleza de los resultados
democráticos". De esto se desprende que si se quiere
posibilitar la convivencia democrática en una comunidad
será necesario al menos mitigar esa condición de
desproporcionalidad en la influencia y posibilidad de acceso al
sistema político y social.

Pues bien, la intervención de la política
en la economía tiene por objeto "que se cumplan las
condiciones de la regulación democrática en todas
las esferas de poder". De esta forma para Held, la legitimidad de
la intervención en la economía estará dada
por asegurar la vigencia del principio de autonomía en una
comunidad política determinada, vigencia siempre
dependiente de la forma de manifestarse y ubicuidad de las
estructuras de poder en una sociedad. Ahora examinaremos cuales
serian en concreto las
medidas que Held propone para lograr esa finalidad.

En primer lugar, sostiene Held que las
compañías y corporaciones debieran respaldar e
internalizar el imperativo de la autonomía, lo que implica
dar un trato acorde a empleados y clientes. Esto es asegurar y
promover condiciones recondiciones y prácticas de trabajo
que preserven la salud y la seguridad, la
capacitación, asegurar un ingreso
básico y participación en la empresa y
demás tipos de
organización económica.

Esta "independencia
económica" además requeriría del
establecimiento de sueldos mínimos y una red amplia de asistencia
social, para quienes queden en situación de
marginación laboral. La
importancia que tendría asegurar un ingreso mínimo
radicaría en que, mediante este se aseguraría la
independencia económica de cada empleado. Estimo que la
coordinación entre los estados, que presupone la
democracia cosmopolita, haría posible la fijación
de condiciones mínimas de trabajo, a nivel mundial, lo que
ayudaría a reducir la tendencia hacia la baja de estas
condiciones por la competencia desregulada entre los estados,
donde los con menores estándares de protección
atraen inversión, y consecuentemente generan empleo, aunque
de pésima calidad. Así pues, los Estados tienen
temor a establecer mejoras en las condiciones de la
relación laboral, por cuanto esa mejora podría
implicar la pérdida de inversión y
empleos.

En este sentido es que la instauración de una
regulación mundial de las condiciones de trabajo le
pondría a lo menos un piso a esa competencia, asegurando
así que los empleos satisfagan estándares
mínimos de calidad en cualquier lugar del mundo. De esta
manera la competencia por atraer inversiones,
en base a mano de obra barata, tendría igualmente lugar
pero ya desde un piso mínimo que asegurara condiciones
dignas de trabajo y sueldos decentes. Esta cualidad del orden
cosmopolita, de poder establecer normas coercibles a nivel
planetario, haría que el referido mecanismo actué
de igual formas respecto a diversos temas, entre otros el
ambiental y gasto militar.

En cuanto a la participación en la empresa, esta
incluiría para Held, no solo la conversación entre
los distintos actores en el marco de una empresa, sino que
también la negociación orientada a la
consecución de acuerdos relativos a "áreas tan
diversas como las perspectivas de empleo, métodos de
trabajo, oportunidades de inversión y los niveles de
ingreso y beneficios". Esta negociación debiera tender al
"equilibrio
entre la eficiencia económica y los requerimientos
democráticos", en el sentido de que la empresa debiera ir
accediendo a las peticiones de los empleados, en la medida en que
estas concesiones no afecten la misma viabilidad del proyecto
económico de la empresa.

Otro punto que precisa Held, es que las empresas
debieran respetar el derecho tanto de sus empleados como de los
pueblos en general, a tomar cualquier orientación
política y consecuentemente identificarse con proyectos
ideológicos, siempre que dentro del marco del principio de
autonomía. Esto implicaría que las "organizaciones
económicas no deberían participar en actividades
que, abierta o encubiertamente, recortaran las opciones
políticas de las personas".

Tal situación tiene lugar cuando las empresas se
involucran con un sector político determinado y toman
medidas a favor de la primacía de su proyecto
político, por ejemplo financiándolo, o cuando por
el contrario se plantean en contra de un sector determinada
tomando cursos de acción destinados a su mengua, por
ejemplo saboteando sus proyectos o financiando a grupos que se
planteen en su contra.

Por otro lado, seria necesario para la concreción
del modelo cosmopolita, el establecimiento de una
legislación marco "que especifique los principios y
objetivos del derecho democrático cosmopolita" y la
creación de un organismo de coordinación
económica, que articule las políticas
económicas globales, y que a diferencia organismos como el
FMI o G-8,
actúe dentro del marco de la democracia y persiga el
bienestar de la humanidad como un todo, a diferencia de tales
organismo que actúan en representación de intereses
particulares..

La legislación económica global
cristalizaría entonces un acuerdo en orden al trazado
normativa del orden económico internacional, en busca de
la concreción del principio de autonomía,
particularmente en lo referido a condiciones materiales de vida y
posibilidad de acceso a los recursos. En esta línea, es
que Held propone avanzar en temas tales como la reducción
de la deuda, tomando en cuenta que cada año el costo de
los servicios del Sur excede a la ayuda directa del Norte en
desarrollo, y la creación de programas de
asistencia. Aunque no lo apunta el autor, la legislación
económica cosmopolita seria también la instancia
para fijar los limites a la actividad económica derivados
del uso sustentable de los recursos
naturales y de las consideraciones ecosistémicas, es
decir seria también el lugar donde se analice el tema de
la producción y reparto de los riegos, de manera
razonable. Es decir, seria la instancia en que la política
encauza a lo económico, de acorde a los requerimientos de
la especie y el ecosistema
planetario.

De esta manera en el orden cosmopolita de Held, la
economía, y las decisiones de los agentes
económicos, serian tomadas dentro de un marco de plena
recepción de los riesgos/externalidades y en cuenta de la
orientación general que guiaría a las decisiones
económicas. No seria un sistema de planificación económica centralizada
a la usanza de las economía marxistas, pero las decisiones
económicas si serian tomadas en un plano de
adecuación a las necesidades planetarias, definidas en un
contexto democrático.

De esta manera para las empresas no seria llegar y
producir sin importar los costes que el proceso productivo
acarree para el entorno y/o el ecosistema, tanto por las materias
primas usadas como por los diversos tipos de contaminación, sino que dicho
producción solo tendrá lugar en la medida en que se
ajuste a las pautas de producción de riesgos y
extracción de recursos naturales que hayan sido definidas
en la legislación cosmopolita, en vistas a un desarrollo
económico sustentable y coherente con la
preservación del medioambiente. Así es posible
observar que en Held la economía responde a un cierto
orden, derivado de la asimilación plena de las
consecuencias de las decisiones económicas y de la
búsqueda de satisfacción de estándares en
cuanto a condiciones materiales de vida y de preservación
medioambiental. De este modo se observa una reorientación
respecto de lo que ocurre actualmente en que la descentralización de las decisiones
económicas, esto es tomadas por un agente económico
por consideraciones de utilidad
netamente individuales, tiene como resultado un desorden desde el
punto de vista global, en cuanto a que el agente no se hace cargo
de las consecuencias de sus decisiones económicas.
Así tenemos como resultado que las empresas opten por la
utilización de materiales nocivos o de difícil
biodegradación por ser más económicos, por
poner un ejemplo de desadecuación de la toma de
decisión gerencial respecto a un óptimo
social.

Problemas de esta índole no tienen respuesta
desde los mecanismos actuales del mercado, en tanto respirar
aire limpio y
bañarse en un lago no contaminado, por ejemplo ,no tienen
valor económico, y solo pueden ser abordados interviniendo
dichos mecanismos vía regulación.

De este modo Held se hace cargo de la crítica
a la globalización neoliberal de hoy de estar al margen de
todo cauce, de beneficiar principalmente a grandes corporaciones,
de ser insustentable ambientalmente y de aumentar, o al menos
mantener, el estado de desigualdad entre los pueblos del
mundo.

V. Críticas
y Debate.

En este apartado se pasará revista a
algunas de las críticas que se le han formulado, o le son
formulables a la Democracia Cosmopolita de Held, más
acabado trabajo sobre gobierno mundial, desde diversas
posturas/autores. Más que agotar todas las observaciones
que le son efectuables a la elaboración teórica del
autor, me inclinaré por revisar las críticas
más orientadas a sus aspectos esenciales, profundas que ha
recibido en general el cosmopolitanismo, y en particular la
Democracia Cosmopolita de David Held.

En particular se analizaran cinco posturas
críticas.

En primer lugar la que cuestiona el supuesto de la
tesis de Held
de un mundo donde el Estado a dejado de ser el actor único
y por excelencia en las relaciones
internacionales, la segunda, que plantea la inviabilidad
política del proyecto de Held, en tercer lugar y
relacionada con la anterior en la dificultad de establecer un
ideal cosmopolita/ solidaridad
transnacional, en cuarto lugar, la crítica a la
deseabilidad de un geogobierno central y en cuarto lugar, aquella
efectuada al cosmopolitanismo en general, de acomodar la historia y de sostener una
visión particular del nacionalismo
metodológico.

1- Preeminencia incuestionable del Estado como actor
en la esfera de las relaciones internacionales.

Esta crítica es propia de la postura que sostiene
la escuela realista,
que se constituyó como una respuesta al "idealismo" en
la esfera de las relaciones internacionales, de acuerdo a la cual
el Sistema internacional está compuesto principalmente por
Estados, que compiten entre sí por la
supervivencia/acrecentamiento del poder nacional dentro de un
contexto anárquico, carente de reglas de gran similitud al
estado de naturaleza Hobbesiano y la escisión total entre
el actuar moral y el
actuar político, orientado a la consecución de
mayor poder para la nación.

Esta postura sostiene que a pesar de todos los cambios
acaecidos principalmente a partir del término de la
Guerra Mundial
como el desarrollo de los Derechos Humanos,
Globalización y creciente interdependencia, emergencia de
actores internacionales no estatales, el Estado sigue controlando
de forma consistente el proceso político global.
Así se señala que la merma de la soberanía
estatal es, si bien apreciable desde un punto de vista
estadístico, la estructura estatal sigue siendo el eje
articulador de la vida en comunidad además de constituir
una fuente importante de la identidad de los ciudadanos. Afirman
que el Estado es el mayor detentador de poder a nivel mundial y
el responsable de la coerción nacional y de la
homogeneidad cultural y religiosa de una comunidad
determinada.

De esta manera, si el Estado retiene sus competencias y
soberanía, aún en un mundo altamente complejo e
interconectado, de forma tal que puede obrar sobre su territorio
de manera eficaz y autónoma, no seria en consecuencia
necesaria una estructura supranacional de gobierno que cumpliera
funciones que el Estado de por sí puede ya
asumir.

A esta postura se suma, la del etnosimbolismo,
corriente que reafirma la pertinencia del Estado y las
identidades nacionales como fenómenos estables y de
tremendo arraigo cultural. El etnosimbolismo, y en
relación con el perennialismo, sostiene que los
fenómenos de la nación y el Estado son
fenómenos tanto socioculturales como simbólicos.
Así pues, estos elementos incluyen un lenguaje,
mitos,
rituales y valores en
común compartidos e institucionalizados más o menos
formalmente.

Esta postura critica al modernismo y
al construccionismo social, subyacente en algunas formas de
cosmopolitanismo, por tratar a la nación como un
fenómeno reciente y políticamente motivado, en vez
de entender sus raíces más profundas, asi pues de
acuerdo a esta corriente las naciones ostentan una larga gama de
redes culturales y simbólicas que las hacen mucho mas
tangibles que identidades más amplias o globales. De este
modo, la aproximación del etnosimbolismo niega la
posibilidad de, al menos en las próximas décadas,
abandonar la nación e identidades nacionales.

Recapitulando, el etnosimbolismo pone énfasis en
la solidez cultural y el arraigo que las identidades nacionales
tiene en las personas hoy por hoy, lo que haría poco
probable la superación del Estado nación. Sin
embargo este enfoque falla al no reconocer la formación de
la nación como un hecho contingente y accidental,
además de las modernas, nuevas identidades que se forman y
que poco dicen relación con la pertenencia a un Estado
determinado, sino mas bien, con comunidades de vida y sentido de
poco arraigo territorial.También debemos reconocer que el
Estado nación, como forma de organización de largas
comunidades, tiene éxito,
en parte por su capacidad de poder cubrir las necesidades
materiales de la población, capacidad, que hoy por hoy se
halla amenazada, bajo la presión a
la desaparición del Estado de bienestar.

Asimismo para Fine, "El viejo marco nacional ya no es
capaz de enfrentar los riesgos globales que no respetan fronteras
nacionales asi también como las estructuras de poder que
pueden prescindir de una rendición de cuentas
democrática. La heterogeneidad interna y la hibridez
cultural de los habitantes de los Estado nación,
así como la proliferación de relaciones externas
entre estados nación, está conduciendo
inexorablemente a la superación del marco general de las
sociedades
nacionales".

Las críticas y sustentabilidad de esta primera
postura crítica ya han sido con mayor detención
analizadas en este trabajo cuando se examinó la
cuestión del contexto político en el cual tiene
lugar la teoría de Held, de modo que creo que no es
pertinente detenerse en ese punto.

2. Inviabilidad Política.

Esta crítica, que puede o no concordar con la
postura anterior y sostener o no la deseabilidad/necesidad de una
estructura de gobierno supranacional, sostiene que la
conformación de una estructura supranacional de gobierno
es muy difícil, cuando no imposible.

Esta dificultad deriva del mismo concepto de Estado
soberano, en tanto que la soberanía apunta hacia el poder
de influencia e imposición que tiene el Estado sobre un
territorio y población determinados. Por tanto es
contradictorio conceptualmente para la estructura estatal, tal y
cual se ha concebido hasta hoy, delegar competencias propias e
instituir nuevas a un ente supranacional, limitando su
soberanía, ya que el Estado, recordemos la posición
de la escuela realista, esta abocado a atender las necesidades de
su propia población y debe, dentro de un contexto
anárquico, luchan por acrecentar su propio poder
geopolítico, excluyéndose así de plano la
posibilidad de delegar poder en una instancia
supranacional.

Ello es particularmente cierto respecto de los
países que ostentan el mayor peso geopolítico, en
tanto que ocupando una posición de privilegio en el
sistema internacional, que les permite acrecentar su poder e
influencia y obtener solo ventajas de su status quo
geopolítico, es difícil que quieran renunciar a esa
posición y no habiendo mecanismos para obligarlos a ello,
no cabria más que conformarse con la actual
situación por más inicua y estructuralmente
deficiente que sea.

Me parece que esta crítica es la más
plausible de todas, en tanto que en el esquema político
actual tal reforma no va a tener lugar espontáneamente
desde las elites políticas que comandan las estructuras
nacionales, sino que va a pasar necesariamente por una toma de
conciencia de
parte de los pueblos de formar parte de una misma especie y
habitar el mismo planeta. Además de esa toma de conciencia
es necesario que esta vaya de la mano con un juicio de valor, que
se traduzca en la extensión de la fraternidad/solidaridad
más allá de las "creadas" fronteras estatales. De
esta manera, toma de conciencia y extensión de la
solidaridad constituyen el cambio de
conciencia que es la condición sine qua non del
gobierno cosmopolita.

Debemos también apuntar que estamos bajo el
supuesto de que se trata de gobiernos democráticos,
capaces de recibir ese input y transformarlo en actuar
político, lo que tendrá lugar típicamente
bajo la forma de gobierno democrático. Así es como
Habermas sostiene "Solo bajo la presión de un cambio de
conciencia de los ciudadanos inducida desde la política
interior podrá lograrse que los actores globales lleguen a
ser concientes de su situación, es decir, que deben
considerarse cada vez más como miembros de una comunidad
internacional y que están obligados mutuamente a cooperar
y a tener en cuenta los intereses de los otros".

De este modo , bajo la lógica realista
tradicional, es impensable que los Estados avancen hacia la
estructura cosmopolita, pero debemos tener presente que la
conducción política correspondientes al análisis realista tiene sus raíces y
legitimidad, ya bajo las formas democráticas de gobierno,
en una identidad
nacional propia que lleva a que los ciudadanos extiendan su
lealtad hacia, y solo hacia los miembros de la comunidad
política -nación- de la cual forman parte,
identificando de esta forma los intereses de la nación con
los propios.

Así podemos observar que la conducción
egoísta de la política de los estados, y que los
lleva a ser reticentes de un gobierno supranacional, reposa en
definitiva sobre la comunión de solidaridad entre los
ciudadanos de la misma comunidad política, de esta forma
la consecuencia es lógica, si los estados actúan
egoístamente respondiendo a los intereses de los
ciudadanos, si cambian esos intereses, en torno a una
identificación con la comunidad humana, cambiaria
también la forma de conducción egoísta de
los Estados, sobretodo si la conducción política,
como sucede en un gobierno democrático responde a los
intereses de los pueblos.

De esta forma podemos concluir que la plausibilidad de
esta crítica se relaciona directamente con la
mantención de una solidaridad limitada al interior de la
frontera del
estado nación.

A esta crítica añadiremos la
crítica a la viabilidad y posibilidad de
implementación de una Democracia Cosmopolita, al modo como
lo sostiene Held. De modo que está crítica se
relaciona superficialmente con la propuesta de Held, poniendo en
duda su puesta en marcha por razones prácticas. Fine
sostiene que entre estas dificultades se encuentran:

-Problemas de Representación, o sea como
establecer un sistema de partidos cosmopolitas y una Asamblea
deliberante.

-Problemas Administrativos, como implementar las
decisiones democráticas y canalizar el poder deliberante
en iniciativas concretas de política

-Problemas de eficacia, como asegurar el cumplimiento de
la ley cosmopolita.

-Problemas de legitimidad, relacionada con la
aceptación e identificación con estructuras
"lejanas" y supranacionales.

A pesar de la plausibilidad de esta critica creo que
ninguno de estos problemas son irreversibles, y es más
creo que el avance de las tecnologías de la
información propiciarán varias respuestas en este
sentido.

3. Dificultad de establecer un ideal
cosmopolita/solidaridad transnacional.

Ya concluimos que el establecimiento de una Democracia
Cosmopolita tiene que pasar por el convencimiento de los
ciudadanos de los distintos países de la necesidad,
conveniencia o deseabilidad de su
implementación.

De acuerdo a esta crítica, la solidaridad
más allá de las fronteras es un ideal de poco
arraigo en la realidad, por varias razones.

En primer lugar se sostieneque nuestra capacidad para
ser generoso con el otro pasa primero por que podamos imaginarnos
esa alteridad, y de que podamos hacerlo de forma tal que aliente
esos sentimientos. Esta imaginación de otros seria un
hecho en caso de los connacionales, con quienes compartimos un
pasado, raza y cultura en común. Pero el ejercicio de
imaginar al otro, de acuerdo a Scarry, seria mucho más
difícil respecto de pueblos con razas, culturas y pasados
tan diversos al nuestro. Esta dificultad no seria problema, si no
fuera, como lo propone la autora, la capacidad de imaginar a
otros necesaria para tomar una actitud
solidaria para con él. Actitud que como apuntamos
recién es necesaria para la construcción del orden
cosmopolita. Lo que sostiene, sin embargo, la autora que ante la
dificultad del ejercicio de imaginar a otros, paso previo para
respetarlos, se debe avanzar en formulas legales,
constitucionales, que consagren deberes de respeto solidaridad
para con aquellos que nos cuesta tanto imaginar.

Craig Calhoun concuerda en que la democracia requiere de
un tipo de compromiso mutuo entre los ciudadanos que vaya
más allá del que puede establecer un ordenamiento
jurídico, o un pasaporte común, sino que se
requiere de lazos de compromiso, solidaridad que refuercen las
estructuras legales que establecen o bien presumen formas de
cohesión social. Pues bien, a juicio del autor tales lazos
no existirían a nivel planetario, tal como lo
exigiría la democracia cosmopolita.

Así es como sostiene que la "mayor parte de las
formulaciones de teoría cosmopolita comparte con el
liberalismo
tradicional una débil concepción de la vida social,
el compromiso y la pertenencia", de esta forma para el autor las
formulaciones cosmopolitas carecen de "adecuada base
sociológica". En esta línea, sostiene el autor que
si bien el cosmopolitanismo adecuadamente cuestiona la idea de
que la nacionalidad
provee de una única y homogénea identidad y sentido
de pertenencia, conceptualizaria sin embargo la alternativa a
esta de forma vaga y poco concisa.

El autor reconoce que el cosmopolitanismo hace bien al
partir desde el punto de vista que el compromiso y la solidaridad
social, no tiene lugar en base a la pertenencia a una comunidad
nacional determinada, sino que compromiso y solidaridad se
construyen y toma lugar por distintas formas de integración tales como los mercados, que
"sistémicamente conectan a las personas ya por fuerza o
por necesidad", la raza, la pertenencia a una clase o
nación determinada y la cultura en común.
Así se puede observar que las diversas formas de
integración social, presupuesto de la
solidaridad, fundamental como vimos en la creación de un
gobierno cosmopolita, no dice relación directa con la
nacionalidad a
la cual pertenezcan los sujetos, pues estas formas de
integración a menudo toman la forma de flujos que no
conocen fronteras. A su vez estas formas de integración y
contacto social se han multiplicado exponencialmente en la
modernidad con la
emergencia de la sociedad global, denominada no por nada como
"sociedad red".

Otra crítica que recibe el cosmopolitanismo, es
que en verdad corresponde a una visión occidental del
mundo, es mas, de la parte de occidente que tiene acceso a
viajes por el
mundo y cultura universal (elitismo). Lo que sostiene esta
postura es que las buenas intenciones de los cosmopolitanistas no
tienen correspondencia fuera del primer mundo. Así es como
se cita al fundamentalismo islámico, la intolerancia
religiosa, los gobiernos despóticos y sistemas de castas,
como algunos de los atentados a los principios, de igualdad y
solidaridad humana que informan al cosmopolitanismo,
fenómenos todos, que tienen lugar en culturas no
occidentales. Esta visión corresponde a afirmar que los
ideales de igualdad, solidaridad y de comunión entre todos
los seres humanos son compartidos exclusivamente por
occidentales, lo que distaría enormemente de la realidad
al menos desde el punto de vista de que diferentes credos de gran
arrastre en el mundo no occidental reconocen como principios
fundantes la igualdad y compasión entre los seres
humanos.

Por otra parte es innegable el continuo avance a nivel
mundial, de valores como la igualdad de sexos, la no discriminación y otros considerados
típicamente como occidentales, lo que nos podría
llevar a pensar, sin incurrir en ningún exceso de
imaginación, que en un tiempo más dichos valores
pueden perfectamente tener arraigo en todos los lugares del
mundo.

Así también, es como se citan los
localismos y las distintas formas de separatismo, fuerzas
centrifugas, que tienen lugar en el mundo, como el caso de vascos
y catalanes en España,
servios y bosnios en la ex/Yugoslavia, sunitas y chi?is en
Iraq, etc.,
como fenómenos opuestos al planteamiento del
cosmopolitanismo. Sin embargo esta objeción esta obviando
que la democracia cosmopolita no intenta suprimir las identidades
locales o particularismos, sino que articularlos dentro de una
supra estructura. De esta forma, no seria incompatible la
existencia de localidades vascas o sunitas, por ejemplo
autónomas, con el gobierno cosmopolita. Recordemos que
según Held en la Democracia cosmopolita…"las personas
gozaran de múltiples ciudadanías/ membresías
políticas en las diversas comunidades políticas.
Serán ciudadanos de sus comunidades políticas
inmediatas y de las mas distantes redes regionales y
globales".

La crítica respecto de la insuficiencia de
solidaridad mundial es acertada en cuanto si consideramos las
circunstancias actuales, no existe ella de manera tal para
permitir la constitución de un gobierno cosmopolita,
con todas las renuncias que ello implica. Sin embargo es
igualmente cierto que esa solidaridad global es un
fenómeno creciente de la mano de la misma
globalización de la cultura y comunicaciones.

La mejor muestra de ello
es el desarrollo y conformación reciente de una Sociedad
Civil Global, que como indica su nombre trasciende las
clásicas fronteras del estado nación y tiene
pretensiones a nivel planetario. En esta línea, y
relacionado con lo apuntado anteriormente, si bien la
extensión de redes de comunicación que posibilitan
el que todo el planeta este al tanto de lo que tiene lugar en
todo el planeta al tiempo real, no propicia la solidaridad global
per se, si la hace tremendamente posible, es decir genera
todas las condiciones para que se extienda una red de solidaridad
global, al mismo tiempo que se amplían los horizontes de
mundo de las personas.

De acuerdo a Pianta esta emergente sociedad civil global
puede ser definida como "la esfera de relaciones transfronterisas
entre actores heterogéneos que comparten valores y
preocupación por los asuntos mundiales, comunicaciones y
sentidos, acciones de resistencia y
experimentos
de auto organización". La importancia de este
fenómeno es insoslayable para el proyecto cosmopolita, en
cuanto constituyen las bases que consienten y persiguen el cambio
en torno a mayor justicia y
solidaridad a nivel planetario, y corresponden claramente a un
actor que surge como producto de la globalización y las
inequidades del mercado global
desregulado y por tanto son el reflejo del potencial
utópico latente dentro del sistema
internacional.

Creo que este fenómeno era impensable hace tan
solo 50 años atrás. Una reciente muestra del actuar
de esta nueva fuerza política fueron los conciertos Live
8, y las multitudinarias marchas que lo acompañaron. Live
8 fue una serie de conciertos simultáneos en las capitales
de los países miembros del G/8, que no tenían otro
objeto que protestar por la poca democrática manera de
decidir la política
económica global del g-8 a la vez de solicitar por la
condonación de la deuda y ayuda a los países mas
pobres, particularmente a las naciones del África sub
sahariana. No cabe duda que este tipo de manifestaciones se opone
a la lógica tradicional que relaciona los intereses de las
personas con los intereses de la nación y constituye una
clara muestra de conmovedora solidaridad transnacional. Y este es
solo un botón de muestra, ya que son numerosas las
manifestaciones de este tipo que han tenido lugar en todo el
mundo con móviles similares. Seatle, Davos e incluso
Santiago, con ocasión de la celebración de la
cumbre APEC, han sido testigos de tales movimientos, que
podrían denominarse "altermundistas". Tal como se
desprende del estudio de Mario Pianta las Organizaciones de la
Sociedad Civil Global crecen en magnitud e influencia.

Un ejemplo de cómo operan estas Organizaciones de
la Sociedad Civil lo constituyen las "cumbres paralelas" que
celebran para contrarrestar y criticar por contraste las cumbres
a puertas cerradas que celebran lideres de Estados y
organizaciones internacionales. En estas cumbres alternativas se
discuten temas de importancia global, pero desde una perspectiva
critica, no oficial y se aprovecha de difundir y crear conciencia
ciudadana respecto de las preocupaciones y orientación que
tienen estos grupos.

De acuerdo a Pianta, lo que tienen en común estos
heterogéneos grupos son las siguientes aspiraciones
demandas:

– Democracia global y paz al sistema de
estados

-Justicia global económica al sistema de
mercado

-Justicia social y sustentabilidad ambiental globales a
ambos sistemas.

4. Cuestionable Idoneidad de un gobierno
mundial.

Esta postura es la que sostiene que a pesar de ser
acertados el diagnostico y fundamentos del cosmopolitanismo
democrático, la solución que propone
-creación de supraestructura de gobierno global- no es la
respuesta más adecuada. Esto por:

A) Falta de legitimidad democrática.

Se sostiene que el cosmopolitanismo democrático
no explicita, ni asegura el como la democracia va a tener lugar
sobre esta supraestructura de gobierno. Es así como Nadia
Urbinati señala que los vicios que tiene la democracia a
nivel nacional, se transferirán a esta supraestructura,
sobretodo teniendo en cuenta que la extensión del
territorio constituye uno de los problemas fundamentales para la
efectividad de la democracia representativa hoy en
día.

Algunos de estos vicios de la democracia serian el como
hacer efectiva la responsabilidad de los lideres electos, el
potencial de que tenga lugar una oligarquía
democráticamente electa y el surgimiento de estructuras
jerárquicas de formación de consentimientos. En
definitiva, lo que representa la postura de Urbinati es un
razonable temor a que los problemas de la democracia a nivel
nacional, se reproduzcan, y con mayor agudez y riesgo, en tanto
ya no podría existir un poder externo que lo confrontara o
urgiera a corregir, a nivel global.

B) Potencial tiránico asociado a la
supraestructura mundial.

Se ha argumentado también que la formación
de un gobierno cosmopolita seria peligroso en cuanto a que una
vez formado, no habría posibilidad de contestarlo si se
vuelve tiránico. Es el temor que nos asalta cuando
imaginamos un Estado único despótico con poder
ilimitado sobre los ciudadanos, al mas puro estilo del orden
mundial que tiene lugar en la conocida novela
1984 de George Orwell. Uno de los que manifiesta este
temor es Timothy Breenan quien nos advierte que "existen
demasiados intereses poderosos" detrás de un proyecto como
tal. Por otro lado, Nadia Urbinati sostiene que en una
época donde existe un estado con un poder cuasi imperial
seria demasiado peligroso, se entiende por la probabilidad de
que ese poder maneje esa estructura para dar a su poder
hegemónico una apariencia de legitimidad.Tal temor se
agudiza si se considera la circunstancia, ya apuntada, de que tal
poder no podría tener una contestación
externa.

La otra oposición a la forma cosmopolita de
gobierno estaría, de acuerdo a Urbinati, dada por los
libertarios, asociados a la globalización desde abajo y a
las organizaciones de la sociedad civil. Así es como para
la autora, este grupo,
representado por la postura de Richard Falk, se opondría a
toda forma de organización política centrada en el
Estado. Sin embargo, es el mismo Falk quien sostiene que la
democracia cosmopolita avizora la necesaria reconciliación
entre nacionalismo y cosmopolitanismo. De esta forma es como
demuestra su venia hacia la Democracia Cosmopolita
señalando "si las estructuras de gobierno global de tipo
económico son reorientadas para expresar un tipo de
equilibrio entre la globalización desde arriba (orientada
hacia el mercado) y la globalización desde abajo
(orientada hacia las personas), entonces es posible una recreación
del espacio político que permita el resurgimiento del
estado humano".

Así pues, Falk avala el tipo de
organización política requerida para implementar la
Democracia Cosmopolita, en tanto esta sea capaz de orientar las
fuerzas del mercado hacia el bienestar ciudadano, tal y como
propone Held. Asimismo es como es difícil imaginar que la
sociedad civil por si sola lleve a cabo esta nada de fácil
tarea, en cuanto no cuenta con el poder de imposición y
organización necesaria. Por otra parte cabe observar que
la democracia cosmopolita surge por las mismas preocupaciones que
atañen a las organizaciones de la sociedad civil,
constituyendo así una forma de cauce institucional de
estas.

5. Desfiguración de parte de los Cosmopolitas de
la Teoría Social e historia del Estado.

Esta crítica es la que sostiene que el
Cosmopolitanismo presenta una visión del Estado Moderno,
como una institución sólida e incuestionada,
descartando así su carácter de contingente y en constante
recreación, tal y como habría sido siempre
teorizado, para así sostener y marcar la diferencia entre
aquel Estado y el Estado contemporáneo, sujeto a las
enormes presiones de la globalización. Asimismo la
crítica de Chernilo al cosmopolitanismo, en particular el
de Beck, de sostener sus proposiciones en una visión
errada y artificial del nacionalismo metodológico, como en
extremo cerrado y condicionado por las fronteras estatales,
cuando en verdad la agenda de la sociología clásica
fue tan nacional, como global desde un comienzo.

En particular creo que la tesis de Held, no cabe hacerle
estos reproches, ya que Held no se ocupa de criticar a la
teoría social y que, si bien es cierto a veces presenta
una imagen de solidez
del Estado Moderno, reconoce su carácter de contingente
desde el proceso de su misma formación.

Por otra parte, de ser cierto lo que plantean quienes
sostienen esta crítica, que el cosmopolitanismo presenta
una imagen errónea del Estado, ello no le quita mayor
fuerza persuasiva a los argumentos que se sostienen a favor de
propuestas como la de Held, sobretodo respecto al hecho de que
hoy en día se hace más obvia que nunca la
interconectividad global, sin importar la progresividad de los
fenómenos que propician ese actual estado, en tanto estos
podrían tener mayor o menor continuidad respecto a
épocas pretéritas.

VI.
Conclusión

La humanidad carece de rumbo. Sigue un-no proyecto
común que la tiene al borde del colapso, colapso no solo
referido a la ruptura de los equilibrios ecosistémicos,
profunda degradación ambiental, sino también en
cuanto a enormes desequilibrios socio-políticos globales,
agudizados en los últimos años. A esto me refiero
en cuanto a que los países pobres del tercer mundo padecen
del hambre y la miseria, mientras los países ricos
disfrutan de la bonanza económica, amparados en la
inexistencia de mecanismos redistributivos a nivel mundial,
supraestatal. Asimismo son apreciables enormes diferencias en el
marco de las mismas naciones, situación que amenaza con
agudizarse por la tendencia del Estado a no intervenir en los
mecanismos de mercado. Tampoco se ha hecho frente de manera
decidida y eficaz al problema del medioambiente, quizás
porque hacerlo implicaría establecer un mecanismo de
gobernabilidad mundial, que a muchos no
convendría.

El sistema económico global neo-liberal, ha
demostrado su faceta oscura, millones sumidos en la pobreza,
crecientes desigualdades intra e interestatales y aguda
degradación medioambiental. Lo que nos permite dudar de su
continuidad y vigencia en el tiempo, en cuanto a las enormes
presiones que significa mantener un estado de cosas tan nefasto y
desigual, en desmedro de muchos y beneficio de pocos. El actual
sistema capitalista, basado en el sujeto egoísta y
maximizador de su utilidad, resulta incompatible con la
preservación medioambiental y un equilibrio socio
económico global, en tanto sin regulación, aspira a
conseguir la mayor riqueza en menos tiempo, sin consideraciones
ético-sociales o de cualquier otra índole, sino que
solo regido por un principio de ciega eficiencia.

La globalización, abre enormes esperanzas, pero
no en solo en su aspecto de apertura de mercados y
acrecentamiento de la influencia cultural y política
occidental en el resto del mundo, sino en cuanto a que es
también un proceso que propicia además de nuevos
marcos identitario-culturales globales, una toma de conciencia de
la radical interconectividad presente en el sistema planetario, y
una consecuente extensión de la solidaridad más
allá de barreras artificiales, hacia la humanidad y el
sistema planetario como un todo. Así podemos citar el
desarrollo en los últimos años de una fuerte,
organizada e informada Sociedad Civil Global, orientada a la
crítica del actual status-quo y a la
búsqueda, y apoyo, de nuevas formas de convivencia y
gobierno.

Así pues, frente a un estado de cosas como el
actual, con tremendas paradojas y sinsentidos, es natural y
positivo que se genere una resistencia, y mejor aún, una
búsqueda de alternativas que, internalizando la
generalizada crítica al estado actual de cosas, ofrezca
respuestas y soluciones. En
este punto es que se enmarca la propuesta de Held, como proyecto
alternativo de gobernabilidad mundial que canaliza las
críticas que recibe el modo actual de conducción de
la política mundial, realizada por múltiples
actores que buscan maximizar su propio beneficio, lo que redunda
en un estado del tipo de la "tragedia de los comunes", en
ausencia de una real entidad coordinadora de los intereses de la
humanidad, al paso de demostrar la existencia y viabilidad de
modelos de
geogobierno.

No obstante las grandes posibilidades que se han
generado en torno a la implementación de un (necesario)
proyecto coherente y sustentable de conducción de la
especie humana, que marque un nuevo estadio de evolución
humana, dicha implementación, y salto evolutivo, no
será fácil ni inmediato, ni necesariamente tiene
que ser tal y como lo propone Held. Recordemos que un proceso
histórico de esta magnitud requerirá que se den
ciertas condiciones que solo pueden alcanzarse con el paso del
tiempo, sobretodo cuando importantes condiciones que lo propician
se vienen dando hace un tiempo relativamente corto.

Este cambio a un sistema de gobierno planetario pasa por
un cambio de conciencia, que vaya más allá de un
individualismo u otras formas de solidaridad restringida, que han
propiciado el estado actual de cosas. Es algo tan simple como la
búsqueda de la realización personal, pero
con respeto hacia la continuidad de la especie y de la vida en
la tierra. No
es más que la limitación de la libertad por el
derecho de los demás y la toma en serio de la igual
dignidad
humana.

El proceso de globalización es irreversible, pero
lo que si puede ser revertido, es la forma en que esta se
está llevando a cabo, mediante la sujeción de los
múltiples actores e intereses a una instancia coordinadora
superior, representante de los intereses de la humanidad y el
planeta y de la racionalidad en la conducción de los
asuntos humanos.

La inevitable tendencia al cambio y a la
superación, no sólo forma parte del hombre, sino
que a través de este, permea los grandes procesos
políticos y sociales, que desde esta óptica
pueden ser leídos como el devenir histórico de esta
fuerza en la búsqueda de su realización. . De este
modo, es que creo que la revisión profunda del proceder
político mundial actual es cosa de tiempo, ya por la
inevitable tendencia a la optimización, sumada a un cambio
en la percepción
del otro, o extensión de la solidaridad, o simplemente
porque la necesidad haga inevitable un cambio de rumbo. En este
sentido es que creo que la utopía escrita por Held es no
solo necesaria, sino tremendamente plausible.

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A los árboles
y plantas, a su
abnegada y hermosa labor.

 

Sebastián Muñoz Cornejo

Estudiante de Derecho

Universidad Diego Portales

20/07/06

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