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Los Empleados de los Cementerios Públicos (página 2)




Enviado por Yasmina Datola



Partes: 1, 2, 3

Partes: 1, , 3

 

ASPECTOS METODOLÓGICO-TÉCNICOS DE
LA INVESTIGACIÓN

Para delimitar las características técnicas y
metodológicas de nuestro trabajo
comenzaremos por decir que en nuestra investigación las unidades de análisis tomadas fueron: individuos de 32 a
82 años que trabajan en cementerios públicos de la
zona sur del país (Alte. Brown, Avellaneda, La Plata,
Lomas de Zamora) realizando diferentes tareas.

La información analizada proviene de una
muestra de 12
entrevistados: 1 lo fue en dos oportunidades y los restantes una
sola vez. En suma, un total de 13 entrevistas,
de las cuales cuatro fueron volcadas en notas de cuaderno de
campo y el resto registradas en grabación
directa.

A todas las unidades de análisis se les
informó acerca del trabajo que se estaba llevando a cabo;
dos de ellos fueron entrevistados fuera del
cementerio.

La selección
de los casos en nuestra muestra de tipo no probabilística
se dio por Muestreo de
Oportunidad y Bola de Nieve, ya que los primeros que comenzamos a
entrevistar de forma voluntaria donde estos a su vez fueron nexo
para con los restantes.

Los casos obtenidos fueron: un empleado del cementerio
de Alte. Brown, cuatro del de Avellaneda, tres de La Plata y
cuatro de Lomas de Zamora. De este último es necesario
aclarar que un entrevistado actualmente no es empleado del
cementerio pero su testimonio nos resultó pertinente para
la investigación ya que nos informó acerca del por
qué de su renuncia.

La edad de las unidades de análisis oscila entre
los 32 y los 82 años, una sola entrevistada fue de
sexo femenino
y todos tienen (o tuvieron) una antigüedad como empleados de
cementerios municipales por encima de los dos años, un
empleado lleva 64 años realizando su trabajo lo cual lo
convierte en el entrevistado de mayor antigüedad.

La metodología utilizada ha sido cualitativa y
el diseño
de la investigación exploratorio y descriptivo. Las
técnicas de recolección
de datos al comienzo de la investigación fueron no
reactivas (observación pura, sin participación)
y durante el resto (la gran parte del trabajo) fueron reactivas
implementando la experiencia en el campo (observación
participante) utilizando entrevistas de carácter testimonial con cuestionarios
semiestructurados de preguntas abiertas.

Básicamente el cuestionario
utilizado como instrumento en esta investigación estuvo
diseñado con el fin de obtener información
sobre:

-Algunos datos personales
de los empleados (nombre, hijos, estado
civil)

-El cementerio como lugar físico (horarios, gente
que lo visita)

El trabajo
realizado en el cementerio por los empleados (tareas que
realizan, sectores que cuidan, tiempo libre,
día laboral en el
cementerio, etc)

-La experiencia individual y los sentimientos que cada
entrevistado experimenta en relación a su trabajo (miedo a
la muerte,
supersticiones, religión, creencias
en espíritus).

A medida que avanzaba nuestro trabajo de campo
adquirimos mas información que resultó relevante y
que no había sido tomada en cuenta por nosotros (ejemplo:
robos en el cementerio) y que fue importante para las entrevistas
posteriores.

Los datos utilizados fueron exclusivamente primarios
debido a la intención de plasmar la realidad de los
empleados del cementerio tal como ellos la perciben y
relatan.

La observación pura que llevamos a cabo en un
primer contacto con el campo nos sirvió para observar
detalles de los trabajadores del cementerio como por ejemplo el
tipo de importancia que le asignaban a su trabajo en general
algunos de ellos: en nuestra primera visita al campo pudimos
percibir que los sectores pertenecientes a distintos cuidadores
del cementerio presentaban una notable diferencia en el cuidado y
prolijidad de cada sector con respecto a la limpieza, la poda de
árboles
y el recorte de césped.

Las observaciones participantes que implantamos luego
resultaron muy fructíferas para conocer la perspectiva de
los entrevistados y poder llegar
mediante éstas a obtener respuestas a nuestros objetivos.

PLANTEO DEL PROBLEMA DE
INVESTIGACIÓN

El problema que motivó a nuestra
investigación en el comienzo del trabajo fue el
siguiente:

¿Existe o no alguna resignificación en
los valores,
creencias y pensamientos en personas cuya vida laboral se
desarrolla en un cementerio?

Para responder a este interrogante nos hemos
planteado los objetivos:

Objetivo General

  • Dar cuenta de la cotidianeidad laboral en un
    cementerio.

Objetivos Particulares

  • Indagar cuáles son las visiones que tienen los
    empleados del cementerio acerca de la muerte, la
    vida y el cementerio
  • Explorar su vida social
  • Describir su vida religiosa

LA MATRIZ COMO
FUENTE DE ANÁLISIS

Ya que el análisis de datos en las investigaciones
cualitativas se basa en la creatividad, y
frente un gran cantidad de información que parecía
desordenada y sin sentido, realizamos una matriz que
contenía las respuestas de cada uno de nuestros
entrevistados a fin de poder lograr un orden.

De forma horizontal, se pueden observar las respuestas
de cada unidad de análisis a cada una de nuestras
preguntas, de forma vertical la matriz ofrece las entrevistas
cortadas según diferentes dimensiones
temáticas.

Para realizar el análisis insertamos como
comentarios cada una de las respuestas de que nos habían
dado los entrevistados y luego al leerlas y compararlas, pudimos
encontrar datos en común, relaciones y tendencias que
hacen a la cotidianidad laboral de los empleados de un
Cementerio.

La utilización de éste recurso nos
resultó de gran utilidad para el
orden y la correcta interpretación de las respuestas de los
entrevistados, intentando lograr saciar los objetivos de
éste trabajo de investigación.

INTRODUCCIÓN AL
ANÁLISIS

"No morimos porque

estemos enfermos, sino

porque estamos vivos"

Montaigné

Era un sábado lluvioso de junio en Lomas de
Zamora. El día gris dotaba al cementerio de un aspecto
escalofriante. La soledad del predio ahondaba más la
sensación, inspiradora de tantas películas en
torno a este
escenario.

Al atravesar el portón de entrada nos dirigimos
directo a la
administración, no sin percatarnos de algunas tumbas
que yacían a nuestro lado, desarregladas algunas,
cubiertas de flores otras pocas. Fuimos recibidos por un
policía, que nos señaló que sólo
algunos pocos del personal del
cementerio se encontraban en actividad en aquel momento, porque
la mayoría de ellos se había ausentado en busca del
cobro de sus sueldos. No obstante, decidimos adentrarnos en busca
de nuestro primer testimonio.

Alberto trabajaba en el cementerio desde hacía
22 años. Siendo tan sólo un niño,
comenzó a trabajar en el área de limpieza y hoy
sigue cumpliendo las mismas tareas.

– Como no había trabajo agarré y dije,
bueno, entro en el cementerio, y unos pesitos más, unos
pesitos menos… Averigue cuanto pagaban por día, hasta
que quedé fijo.

Se trataba de un hombre joven,
sencillo y humilde. Vestía una raída campera de
lluvia color azul, un
jogging y unas alpargatas embarradas. De mirada esquiva al
escuchar nuestras preguntas, Alberto evocaba sus primeros
momentos en su trabajo:

– Cuando empecé a laburar lo acepte, primero como
uno no sabe, vistes, hace limpieza, barre y después si
empecé con las cosas más grandes, jardines
después ya me enseñaron a chuzar, lavar con
lavandina, pulir los monumentos, hasta que agarré la mano
y seguí solo.

Su rutina comienza temprano en la mañana, con
unos mates junto a sus compañeros para luego comenzar con
la limpieza, tanto de los establecimientos administrativos como
de los nichos y tumbas. Su tarea sólo se ve interrumpida
por un descanso de rutina para almorzar. Considera a su trabajo
como liviano.

Cuando empezó a trabajar
¿sintió "miedo"o algo en
especial?

– A lo primero sí, como antes robaban carteles y
todo eso, pero después cuando empecé a agarrar la
mano conocí a uno, conocí a otro y a otro, y ya
cuando agarras confianza con uno, ya no tenés miedo porque
conoces a uno y a otro y ya está no tenés miedo. Yo
acá entre a los 12 años a laburar, tengo 34 y yo me
voy de la bóveda hasta el fondo y me conozco todo de la
punta de los nichos hasta la bóveda y no tengo miedo. Yo
laburé en bóveda, en nicho, y después en
tierra y no le
tengo miedo. Miedo, como diciendo no vallas al fondo que te van a
robar, no te juntes con este porque te das vuelta y te puede
pegar un tacazo… después, ¿acá miedo?, no
porque conozco a todos.

El cielo aún estaba cubierto. Su vocabulario
escaso nos obligaba a insistir en ciertas cuestiones.

– Pero ¿qué piensa acerca de la gente
a la que le da miedo el cementerio porque cree en fantasmas o
espíritus?

– Sí, hay casos, la gente piensa… uno que
parte, duele, pero bueno es así. Yo me voy caminando y no
sé si llego porque al otro día puedo estar
acá (señala el suelo). Cuando
vos te descuidas ¿Dónde estás?
¡Acá adentro! Acá hay cada caso… uno,
hay que tenerle miedo a los vivos, no a los muertos. Los muertos
no te pueden hacer nada. A veces veo o escucho "uh, éste
labura acá adentro". Yo prefiero laburar acá
adentro y no andar robando. Si voy a robar me meten adentro y me
cagan a palos… vas a salir, robas de vuelta y a los tres
días estás acá. A mí, mi trabajo
siempre me sirvió, poco o mucho, siempre un plato de
comida no me hace falta, o un pantalón, unas zapatillas.
Aunque sea yo me rompo todo para laburar, pero me tengo que
comprar un kilo de pan y no tengo que andar robando. Todo lo que
saco acá, si tengo ganas de comer un asado voy y me lo
compro.

Alberto es católico creyente y practicante. Una
vez por semana va a la iglesia y dice
sentirse muy bien. No así Nestor, también empleado
de limpieza en el cementerio de Lomas de Zamora.

– ¿Se considera una persona
religiosa?

– No. No creo en la religión

– ¿Por que no cree?

– Porque yo creo solamente en lo que veo.

– ¿Hay algo que haya visto aquí que
haya causado no creer en religiones?

No, no, no, lo que a veces uno cree que escucha o ve…
yo a veces veo sombras a la tarde noche, pero eso es todo de la
mente, yo no creo en eso. Es la imaginación de
uno.

– ¿Y Sus compañeros le contaron
algo?

– Algunos son supersticiosos, pero como saben que yo no
creo, no me cuentan cosas de esas.

La charla con Nestor tuvo lugar en un bar nocturno
cercano a la estación de ferrocarriles de Banfield Tras
acceder a nuestra citación, se encontró con
nosotros un hombre de baja estatura, delgado y prolijo en su
vestimenta. Escéptico, Nestor imponía un ritmo
lento a la conversación.

– ¿Qué visión del cementerio
tenía antes de entrar en él?

– A lo principio, un poco de miedo, y bueno… pero una
vez que ya entre, lo veo como un trabajo y es lo que es… y
cuando no hay posibilidades de otro trabajo, lo
aceptas.

– ¿Hay algo que el ingresar en el
cementerio haya cambiado su forma de vivir?

– No, porque cumplo con lo mío y no más.
No me cambió, y uno por ahí dice, como puede ser
que ya te acostumbras a la muerte, cada día que vienen a
un velorio, con la tristeza, te acostumbras.

Néstor se mostraba firme en su pensar. Su trabajo
era sólo uno más de los tantos posibles que le
podrían haber tocado. Uno más, como el trabajo de
cualquier persona, que no afectaba su pensar ni su manera de
vivir. Pero para María del Carmen el cementerio
significaba algo más.

– El contacto real con el lugar lo tuve cuando
empecé a trabajar ahí adentro… Me replantee
muchas cosas…cuándo se iba a morir la gente que yo
quería, qué era en si la muerte, y si
existía la vida después de la muerte.

Para esta mujer de 48
años, con dos años de actividad dentro del
área administrativa del cementerio de Almirante Brown, la
experiencia transformó su perspectiva con respecto a
algunos temas.

– Me hizo replantear muchas cosas, me dejó en
claro que a la muerte hay que tenerle demasiado respeto, no
miedo. No hay que ser cobarde, hay que ser respetuoso… para el
caso tarde o temprano te va a tocar. Y sobre todo veo a mis
hijos, a mi nieto, y deseo en el alma que no me
toque verlos irse. Porque es tan grande la angustia de solamente
pensarlo. Y sí me sensibilicé mucho. Veo gente
todos los días que está destruida, que no tienen
consuelo, no hay palabras que puedan calmar la angustia que traen
adentro.

ANÁLISIS DE LOS DATOS

EXPERIENCIA LABORAL Y EL TRABAJO ACTUAL

Nos interesó analizar las características
de los entrevistados en cuanto a su experiencia laboral antes de
ingresar en el cementerio para conocer si existe alguna
correlación entre su pasado y presente laboral. La
particularidad que pudimos observar en cuanto a los trabajos que
han tenido nuestros entrevistados es que ninguno de ellos
tenía relación con su trabajo actual, destacando
que no se ha ejercido alguna profesión u oficio, la cual
requiera algún tipo de formación, o conocimiento
previo. En este punto, sí se puede encontrar cierta
analogía, en tanto que el empleado del cementerio, no
necesita una previa formación antes de ingresar en este
rubro.

Carlos: "Ninguno fijo, siempre de changas y trabajos
particulares como arreglos domésticos (luz o
cañerías)…"

Cristina: "si, trabajé en casas de familia, empleada
domestica…"

Alberto: "una panadería, en un depósito
de metales, en
depósito de lana…"

En general, los trabajos que han tenido son
predominantemente de tareas manuales y
labores no calificados.

Con respecto a la incorporación como personal del
cementerio, distinguimos tres formas de ingreso al
cementerio:

  • Voluntad propia, referida a aquellos casos que
    mostraron cierto interés
    individual por trabajar en el cementerio;
  • Herencia familiar; casos en los que se
    transmite el puesto por miembros de la misma
    familia;
  • Por medio de la Municipalidad, a través
    de la bolsa de trabajo, en donde las personas se anotan y son
    sometidas a un sorteo para acceder a diferentes puestos de
    trabajo.

La mayoría de los casos ingresó por
voluntad propia, siendo estos entrevistados los que habían
manifestado una situación laboral menos
estable.

Nestor: "Entré…, yo conocía gente que
trabajaba adentro, eh, gente grande…. Primero yo cuidaba
autos en la
puerta y ahí me hice conocido y después
entré ya…."

Raul: "Hacia monumentos con otro hombre, sin ser
parte de el cementerio, hasta que un dia me comentaron que
necesitaban gente para cortar el pasto y esas cosas y bueno, me
quede"

El resto de nuestra muestra, ingreso a través de
herencia
familiar y por medio del sorteo de la Municipalidad.

Carlos: "Y yo estaba buscando trabajo y me dijeron
que me anotara en la municipalidad que te llamaban porque en el
cementerio siempre pedían gente. Y bueno, salí
sorteado y quedé"

Maria del Carmen: "a través de la
municipalidad"

Alfredo: "…Acá se hereda de padre a hijo. Yo
cuando me jubilé lo puse a nombre de mi hijo, todo legal
se va heredando. Pero hay gente que compra una sesión y la
pone a nombre de cualquiera y la trabaja otro. Yo la exploto yo,
porque mi hijo es carnicero el tiene dos carnicerías y yo
me la rebusco acá y así no le tengo que manguear a
mis hijos…

…Mi papá tenía la sesión esa de
ahí, se la dejó a mi hermano y después mi
hermano empezó a trabajar con Los Playeros. Por
escalafón vas agarrando mejores sesiones. A mi hermano le
dieron un piso en los nichos del fondo y cuando empezó con
Los Playeros lo puso a nombre de la señora y la cuida ella
con un peón…"

Luego de indagar acerca de las tareas que desarrollaban
en el cementerio, pudimos distinguir 3 tipos de tareas que los
dividiremos en sectores.

Oscar: "yo lo que hago son las esculturas, en todos
los estilos, para todo el cementerio

Si, lleva tiempo el trabajo, mas o menos 25
días, porque son contra moldes y te lleva tu
tiempo"

Cristina: "Me encargo de la limpieza de las placas y
barrio los pasillos, sería el mantenimiento"

María del Carmen:"… estoy con los
papeleríos y, bueno, hablando con los familiares de los
fallecidos…"

Los sectores son los siguientes:

  • Limpieza y Mantenimiento: de tumbas,
    lápidas, galerías, pasillos, bóvedas,
    etc.
  • Administrativo: poner al día el
    archivo, y
    ser una contención para las familias de los
    fallecidos.
  • Constructor: confección de esculturas
    de todos los estilos.

La mayoría de nuestros entrevistados
desempeñan sus labores en el sector de limpieza y
mantenimiento.

Queriendo encontrar algún tipo de actitud que se
notara en general en todos los trabajadores, comenzamos a indagar
acerca de cómo era un día de trabajo, pregunta que
respondía a nuestros objetivos de
investigación.

Alberto: "Lo primero que hago a la mañana me
tomo unos mates con los muchachos y a las 8:30 ya me pongo a
laburar en limpieza hasta la una, después descanso una
hora y cuando está el tiempo
así,(refiriéndose al clima de ese
día) si llueve mucho a las 4 ya me voy sino hasta las
5."

Pablo: "…cuando es semana de cobro sí
venimos…"

Observamos que había actitudes que
se manifestaban repetidamente entre los entrevistados. Es por eso
que definimos dos tipos de trabajador que responden a cualidades
particulares: uno que llamaremos OCIOSO y otro
INTERESADO.

El trabajador al que incluimos en la dimensión de
Ocioso, se caracteriza por tener una actitud pasiva frente al
trabajo, a "tomárselo con tranquilidad" y estrechar
vínculos de amistad con sus
compañeros a través de los que ellos mencionan como
"mateadas", reuniones en la que conversan sobre aspectos de
actualidad, fútbol, o sólo la utilizan para pasar
el tiempo. El sector que se caracteriza por este tipo de
trabajador es el de Limpieza y Mantenimiento.

Gustavo: "…Hablamos de fútbol, de
mujeres, somos muy compañeros…"

Carlos: "…Este es tranquilo (trabajo), lo
único es que no hay patrón, descansas cuando
querés y laburás cuando
querés…"

Raúl: "Llego, tomo mate, corto el pasto. Hay
veces que no hay nada para hacer entonces tomo
mate"

El trabajador al que incluimos en la dimensión de
Interesado, se caracteriza por tener una actitud hacia el trabajo
relacionada con el interés monetario y por no perder su
fuente de trabajo. Trabajan en función
del dinero que
pueden recaudar.

Alfredo: "Hay que trabajar donde aparezca, en
cualquier lado. Si yo me voy de acá, esto se vende con
autorización de allá"

Pablo: "Yo voy adelantando los trabajos, por ejemplo
hoy limpié nueve, para tener limpio para el día del
padre"

Podemos señalar que ésta actitud se
manifestaba particularmente en el cementerio de Avellaneda donde
las condiciones de trabajo son distintas que en las de los
demás cementerios. En éste se observó un
clima competitivo ya que los que trabajan allí "alquilan"
el lugar de trabajo, le pagan a la Municipalidad para poder
trabajar allí y ellos ganan el dinero que
les paga la gente por los trabajos particulares que le encargan
los familiares de los fallecidos.

Ninguno quiere perder su espacio y a veces está
también la competencia por
los precios de los
servicios. Esa
es una de las razones del por qué de su actitud. En el de
Lomas de Zamora, por ejemplo, todos son empleados contratados por
la municipalidad, con un sueldo mínimo, y luego pueden
obtener una ganancia extra por los trabajos que realizan
particularmente. En éstos la actitud predominante fue la
de Ocioso.

Para el análisis de éstas dos dimensiones,
hemos utilizado una tabla comparativa que se detalla a
continuación:

LAS OPINIONES AJENAS

Uno de nuestros objetivos de investigación se
refería a explorar la vida social del entrevistado y la
posible conexión u influencia que tenía su trabajo
para con ese ámbito. Para esto creamos una
dimensión que se refería a indagar las opiniones
que tenía el ámbito social directo de los empleados
(familia y amigos) y para saber si estas opiniones tenían
alguna influencia en la vida laboral del trabajador.

Desde nuestra posición, considerábamos el
trabajar en el cementerio como algo no cotidiano, y como actores
sociales que somos sabíamos que existían prejuicios
acerca de éste trabajo:

Alberto: "A veces veo o escucho -uh éste
labura acá adentro-. Yo prefiero laburar acá
adentro y no andar robando. Si voy a robar me meten adentro y me
ca— a palos, vas a salir, robas de vuelta y a los tres
días estás acá. A mí, mi trabajo
siempre me sirvió, poco o mucho siempre un plato de comida
no me hace falta, o un pantalón, unas zapatillas. Aunque
sea yo me rompo todo para laburar pero me tengo que comprar un
kilo de pan y no tengo que andar robando. Todo lo que saco
acá si tengo ganas de comer un asado voy y me lo
compro."

Gustavo: "Y primero me decían(los amigos):
"Estás loco, viejo, ¿no tenés miedo?"; y yo
les digo: miedo a qué. Los que están ahí
descansan en paz.

¿Y su familia?

No, mi familia no opina. Saben que es mi trabajo y
listo."

Néstor: "Me hacían preguntas al
principio, ese tipo de cosas, si no tenia miedo… pero
después lo tomaron como algo normal, ellos sabían
la situación de cómo había entrado y
bueno… es un trabajo más."

A partir de éstos comentarios podemos
señalar que si bien es cierto que hay opiniones negativas
sobre el trabajo en el cementerio, los entrevistados realmente no
las toman en cuenta, considerando a su trabajo como normal y como
un medio digno de vivir. No les interesa que opinen los
demás ya que es la manera en que se ganan la
vida.

En el caso de la gente que había entrado por
herencia, la situación y la aceptación del trabajo
fue más rápida.

Carlos: "Cuando entré mi familia ya estaba
acostumbrada, ya sabia…"

También para Cristina la situación de
ingreso fue por herencia que su marido ya trabajaba desde
hacía varios años y la aceptación del
trabajo no tuvo negativas. Ahora también su hija trabaja
allí.

Cristina: "A la mañana esta mi hija, hace lo
mismo que yo, y a la tarde me toca a mi…..agarro un balde
con detergente y un cepillo y a laburar no
más!"

Concluimos en que los empleados no dejan que las
opiniones ajenas afecten su vida laboral o la modifiquen de
algún modo.

VISIONES
El objetivo de
este apartado es analizar las visiones que contemplan nuestros
objetivos principales. Nos interesaba saber si existía
resignificación en las visiones y tras el trabajo de campo
pudimos comprobar que se refutaba nuestra hipótesis. No tienen una mirada particular
sobre el trabajo que realizan, consideran que es un trabajo mas.
Los prejuicios forman parte del resto de los individuos que no
forman parte de este ambiente de
trabajo. De hecho desde este prejuicio
construimos nuestra hipótesis, de que
surgen cambios en algunas visiones a partir el trabajo que
realizan.

Solo uno de los casos dijo haber cambiado su vida el
hecho de trabajar en el cementerio. Coincidentemente con ello es
la única persona que desempeñaba sus tareas en
administración, por lo tanto es la que
menos relación directa tiene con las tumbas y
bóvedas. Esta unidad de análisis era una mujer de
48 años que hacía dos años trabajaba en el
cementerio de Almirante Brown.

María del Carmen: "Me hizo replantear muchas
cosas, me dejo en claro que a la muerte hay que tenerle demasiado
respeto, no miedo, no hay que ser cobarde hay que ser respetuoso,
para el caso tarde o temprano te va a tocar. Y sobre todo veo a
mis hijos, a mi nieto, y deseo en el alma que no me toque verlos
irse (morir). Porque es tan grande la angustia, de solamente
pensarlo. Y si, me sensibilicé mucho, veo gente todos los
días que esta destruida, que no tienen consuelo, no hay
palabras que puedan calmar la angustia que traen
adentro"

Sobre las visiones que tienen sobre el cementerio en el
resto de las informantes no variaron en absoluto. La
mayoría consideran que es un trabajo como cualquier
otro.

Carlos: "Este es un trabajo más, no es nada
raro".

Gustavo: "Este es un lugar triste donde uno deja a
los que más quiere. Es dónde quedan los que
queremos cuando se mueren y este lugar te deja como seguir
estando con ellos de alguna forma ¿no? Pero no me parece
que haya cambiado nada en mi vida"

"como empecé a trabajar desde chico,
trabajé en galerías, en tierra, para mi no fue
ninguna impresión, ya estaba acostumbrado, así que
después, tuve la suerte que me tocó de entrar en el
sector de bóvedas y bueno, para mí era todo
igual"

Néstor: "Cumplo con lo mío y no
más. No me cambió, y uno por ahí dice, como
puede ser que ya te acostumbras a la muerte, cada día que
vienen a un velorio, con la tristeza, te acostumbras. La tristeza
ajena no me modificó en nada"

Otros testimonios fueron aún más
contundentes:

Entrevistador: ¿Que visión tenía
del cementerio antes de entrar?

Raúl: Ninguna, yo que sé, nada. Ni
cuenta

Entrevistador: ¿Cree que el trabajo
modificó en algo su vida personal?

Raúl: No, para nada. Sigo siendo el
mismo.

Otro de los aspectos que nos interesaba ahondar era el
tema de los miedos. Si sentían miedo en general, al
cementerio, a la muerte. Las opiniones fueron casi
unánimes. De 13 entrevistados sólo uno
afirmó haber sentido miedo al ingresar a trabajar pero
haciendo referencia a los robos, de este tema hablaremos mas
adelante. A la mayoría, cuando se le preguntaba acerca de
este aspecto coincidían en que "miedo hay que tenerle a
los vivos",
desmitificando la idea, desde el sentido
común, de relacionar la muerte con lo malo, lo negativo.
Hay que destacar que todas nuestras unidades de análisis
pertenecen al horario diurno, todos trabajan en el horario en el
que el cementerio esta abierto al
público. No
habiéndose realizado ninguna entrevista a
los trabajadores que realizan otras actividades (como por ejemplo
los cuidadores nocturnos).

Oscar: "Miedo no, miedo hay que tenerle a los
vivos
, ¿los muertos que te pueden hacer?"

Alberto: "A lo primero si, como antes robaban
carteles y todo eso pero después cuando empecé a
agarrar la mano conocí a uno, conocí a otro y a
otro y ya cuando agarras confianza con uno ya no tenés
miedo porque conoces a uno y a otro y ya está no
tenés miedo. Yo acá entre a los 12 años a
laburar, tengo 34 y yo me voy de la bóveda hasta el fondo
y me conozco todo de la punta de los nichos hasta la
bóveda y no tengo miedo. Yo laburé en
bóveda, en nicho, y después en tierra y no le tengo
miedo. Miedo como diciendo no vayas al fondo que te van a robar,
no te juntes con este porque te das vuelta y te puede pegar un
tacazo después acá miedo no porque conozco a
todos."

El que más se acercó a nuestra conjetura,
lo que nosotros creíamos a lo que ellos le temen, fue
Gustavo de 34 años que trabaja en el cementerio de Lomas
de Zamora:

Gustavo: "No, eh, yo eh, en lo mío, he
escuchado ruidos dentro de los cajones
, pero bueno…
miedo no, miedo no porque ya es lo que estaba acostumbrado, para
mí era algo normal. Muchos comentan que tuvieron miedo,
pero yo igual no…."

En realidad el sentimiento que se manifiesta dentro de
la cotidianeidad laboral en este lugar, tiene más que ver
con los estados de ánimo. El hecho de asistir a muchos
entierros diariamente, y ver de cerca el sentimiento de dolor de
los familiares y/o amigos de los fallecidos produce en algunos de
los trabajadores cierta tristeza. Sobre todo cuando el fallecido
es un menor.

Javier: "No, miedo no pero me deprimía un poco
el lugar. Yo no le tengo miedo a los muertos pero estar todo el
día entre los muertos y ver gente llorando o que esta mal
a cada rato me bajoneaba bastante."

Un testimonio que nos llamó la atención, fue el de Alberto del cementerio
de Avellaneda. Un hombre de 82 años que hacía 22
que trabajaba allí. Este hombre, cuando se le
preguntó acerca de los miedos, dijo nunca haber sentido
(lo que entraría dentro del común de los
entrevistados) pero contó anécdotas que entran en
el terreno de lo irreal:

"Nunca tuve miedo para nada, ¿a que vas a
tenerle miedo? Lo único acá hacen cosas las brujas,
macumberas. La otra vuelta apareció allá un
muñeco de la magia negra, lo pusieron justo mirando para
acá. Desde entonces puse un cajón de felpa por
aquellas cosas, lo puse y después se fueron. Te hacen
cosas, a veces te dejan trapos en la puerta. Son macumbas, maldad
que hace la gente. Es la brujería."

INGRESO ECONÓMICO Y SATISFACCIÓN
LABORAL
De los cementerios públicos que forman parte de nuestro
estudio podemos distinguir dos formas de ingreso económico
por parte de los trabajadores. Por un lado el sueldo fijo
municipal. En el caso de los empleados administrativos (de
nuestra muestra se encuentra María Del Carmen del
Almirante Brown) cobran sólo este sueldo fijo aunque en un
número mayor que los empleados de limpieza. Estos
últimos, en el caso de quienes realizan esta tarea en
Lomas de Zamora cobran un sueldo básico de trescientos
pesos y luego las propinas que le da la gente. La otra forma de
ingreso para los cementerios de Avellaneda y La Plata es
exclusivamente de propinas. Quienes visitan a sus seres queridos
se acercan a los limpiadores para darles algunas monedas, dos
pesos o hasta cinco pesos. El caso de los constructores es algo
diferente, también realizan su tarea de forma
independiente pero cobran por ejemplo 35 pesos en promedio por la
realización de placas recordatorias en bronce. El problema
con estos últimos es que al no poseer un sector fijo es
más competitivo para ellos el conseguir o no trabajos. Van
al cementerio para buscar clientes o
trabajan por referidos, dependiendo de la calidad del
constructor. Algunos tienen clientes de muchos años que
confían en ellos, pero otros (los mas jóvenes)
"tienen que caminar más" y para conseguir trabajos cobran
menos dinero.
Quienes están en la parte de limpieza de nichos o de
bóvedas reciben una propina mayor al resto de los
limpiadores del cementerio ya que tienen clientes de mayor
ingreso económico. Como el caso de Gustavo que trabaja en
el sector de nichos:

Entrevistador: ¿Le parece justo su sueldo?
Gustavo: "Y depende de la frecuencia del pago de los clientes,
pero está bien, no me quejo."

Acá se gana más que cuidando en tierra.
Las familias que tienen bóvedas por ahí
están mejor con la plata y te pagan más seguido.
Nosotros vivimos de lo que nos abona la gente

El caso mas llamativo de ingreso económico es el
de Avellaneda. Allí los empleados tienen que pagar para
poder trabajar ahí, no ocurre esto en los demás
cementerios de nuestro estudio. Los constructores pagan un monto
anual de 140 pesos y de 20 pesos mensuales para los permisos que
les provee la administración. Los empleados de limpieza
realizan este mismo pago de 20 pesos por mes que representa el
alquiler del sector donde trabajan.

Pablo: "ese es el sueldo mío (limpieza), yo
pago patente acá para trabajar, no tengo sueldo somos
todos particulares. Pagamos una patente, trabajamos la
sesión, lo que nos da la gente es el sueldo de nosotros.
Tengo 550 sepulturas y cuido 29"

Alberto: "Estas casillas ya estaban yo por estar
acá tengo que pagar la patente, nos cobran 20 pesos por
mes, si no, no podés estar. Para mi mas o menos me
alcanzaría pero como soy el único que trabaja en
casa y somos seis, están los nietos, están los tres
hijos del mayor, está la nuera que tuvo otro mas de otro y
todos viven con mi sueldo. Ella trabaja en el plan trabajar
pero a veces le pagan a veces no le pagan"

Era de preverse que el ingreso económico que
provee trabajar en un cementerio, ya sea en el área de
limpieza como los constructores, no es muy elevado. En general,
si tienen que mantener una familia, tienen otros miembros de la
misma que realizan otras tareas para el sustento básico.
Otros, como el caso de Pablo del cementerio de Avellaneda,
trabajan para no tener que pedirles dinero a los hijos. El
testimonio de Alberto ilustra la situación promedio de los
empleados de limpieza.

Alberto: "Para mi mas o menos me
alcanzaría
pero como soy el único que trabaja
en casa y somos seis, están los nietos, están los
tres hijos del mayor, está la nuera que tuvo otro mas de
otro y todos viven con mi sueldo. Ella trabaja en el plan
trabajar pero a veces le pagan a veces no le
pagan"

Oscar nos describe como es en el caso de los
constructores:
Oscar: "Lo que gano acá me alcanza mas o menos, porque
esta todo mal, en la lucha. Pensá que somos muchos
constructores, la gente viene le das un precio, va al
otro constructor le da otro precio. También puede ir a
afuera y hay casas de exposición
que hacen lo mismo que nosotros, y la gente mira su bolsillo. Yo
te doy un precio y vos sos dueño de hacer lo que quieras.
Yo trabajo mas con la clientela, tantos años que me
recomiendan, es una cadena. No soy como otros constructores que
tienen que andar caminando para ver si consiguen trabajos. Si te
portás bien tenés trabajo, ahora si no le terminas
el trabajo a alguno después se sabe"

En relación a la satisfacción con el
trabajo que realizan y si quisieran cambiar de empleo si bien
los datos no nos permiten generalizar o hacer porcentajes ya que
nos manejamos con una muestra no representativa, podemos
conjeturar que aproximadamente la mitad de los casos está
conforme con su actual trabajo y otra mitad que no lo
está. Si bien este trabajo no busca explicaciones causales
ya que es un diseño exploratorio, podemos decir que
podría existir una relación directa entre la
conformidad o disconformidad de su trabajo con el aspecto
económico. Los dos casos más relevantes para
ilustrar esto serían el de Alberto (82) y de Pablo (81),
ambos del cementerio de Avellaneda y que atienden sectores
próximos entre si. Estos testimonios nos muestran que hay
trabajadores que están muy conformes con su trabajo y
otros que no lo están:

Pablo: "Yo lo extraño al cementerio, cuando
tengo que faltar lo extraño. Yo me voy de vacaciones por
ejemplo una semana con los jubilados y a donde me llevan voy al
cementerio, me saco fotografías en el cementerio. Lo
extraño, yo me crié acá adentro, de
pibe"

Alberto: "No merece la pena estar acá, yo
estoy porque estoy jubilado, un poco de allá, un poco de
acá. Pero si usted va a vivir con esto no
vive"

Del resto de los testimonios hubo algunos que
preferirían un trabajo que tenga obra social y un sueldo
fijo, aunque la permanencia en el lugar se debe a que les parece
un trabajo liviano. Esto es para el personal que realiza la
limpieza. El caso de los constructores es diferente ya que la
mano de obra requiere un conocimiento más
específico.

De las muestra, los más jóvenes son
quienes dejan abierta la posibilidad de un eventual cambio de
trabajo.

Néstor: "Si, siempre que sea mejor que este,
si, pero si no acá igual yo estoy
cómodo"

De los testimonios de personas mayores obviamente no ven
esa posibilidad de cambiar de trabajo y se encuentran dentro de
las dos formas mencionadas: los que no cambiarían por
disconformidad y quienes no lo harían por
conformidad:

Alberto: "A mi edad que voy a ir a otro
lado"
Entrevistador: ¿Le gustaría trabajar de otra
cosa?
Carlos: "No, estoy conforme y cómodo"

INSEGURIDAD
Uno de los puntos que no teníamos en cuenta al realizar la
investigación fue el de la inseguridad,
tema que luego fue recurrente en las sucesivas
entrevistas.

Al momento de preguntar acerca de los robos en el
cementerio, fue llamativo que casi el total de los entrevistados,
afirmo tal cuestión. Lo único que ha variado, son
los objetos que han sido robados. Desde objetos materiales,
tales como placas, elementos pesados o de bronce, pasando por
robos a los empleados o a los visitantes del cementerio, y
llegando hasta robar los cadáveres.

Maria del Carmen: "Es toda una cuestión esa.
Hubo un tiempo que los estudiantes de medicina
robababan los cuerpos, o los mismos sepulteros vendían los
cuerpos. Y uno decía, cuando este muerta me van a vender a
mi?. La verdad se ha llegado a escuchar cada cosa, que hasta me
da vergüenza ajena decirlas. Después están los
robos de las cosas materiales"

Aun así, muchos cementerios cuentan con custodios
o policías, uniformados o vestidos de civil, los cuales
están durante el día, y en algunos casos durante
las noches.

Gustavo: "Hubo un tiempo en el que hubo muchos robos.
Venían por las placas y bueno, luego se puso seguridad que
anda recorriendo el cementerio porque nadie se imaginaba que
alguien podía venir a robar algo acá en el
cementerio, un lugar muy, como te puedo decir, un lugar muy, muy
triste para la gente que viene a dejar aquí a sus
familiares"

Pablo: "Hay que venir y cuidarse de los chorros que
hay, a mi me asaltaron acá en la puerta de la casilla
abriendo el candado. Tenía 24 pesos en el bolsillo, no se
lo que me puso atrás y me dijo ¿A dónde
tenés la billetera? Que billetera si no cobro, para que
voy a tener si no viene nadie a pagar, hoy cobré 20 pesos.
"Sacate el anillo", me dijo, "dejamelo que es un recuerdo de
muchos años, como me lo vas a sacar". Ahora me lo
saqué y lo tengo en la mesita de luz adentro de un
llavero. El reloj lo pongo en el bolsillo, por ahí me
vienen a preguntar la hora y les digo que no tengo. Es bravo
acá"

De este modo, queda al descubierto la inseguridad que se
"vive" a diario en un cementerio, un lugar donde ni los empleados
ni los visitantes cuentan con una agradable estadía,
haciéndose presente siempre el "fantasma" de los
robos.

Es importante comentar en este punto, que al momento de
realizar una de las entrevistas en el cementerio de Lomas de
Zamora, fuimos victimas de un intento de robo, pero por nuestra
atención, este no se llevo a cabo.

LA RELACIÓN CON COMPAÑEROS DE
TRABAJO

Los empleados del cementerio por lo general tienen una
relación normal y poco profunda con sus compañeros.
Esto se debe a que cada trabajador tiene un sector de trabajo
asignado y por tal motivo no hay demasiado trato personal entre
ellos.

En los casos analizados pudimos observar que la
mayoría mantiene una buena relación con sus
compañeros pero ésta no es muy estrecha. Al indagar
a los entrevistados sobre su trato con los compañeros
estos se refirieron solo a cuestiones solidarias en torno al
empleo y a distintos temas de conversación superfluos. En
ningún caso los empleados comentaron como tema de
conversación con sus pares "la muerte" ni nada respectivo
a dicho tema. Los empleados entrevistados son solo
compañeros de trabajo, no hay relaciones de amistad entre
ellos.

Es común que la palabra "compañero", se
defina y relacione con alguien a quien se le da poca importancia
e inclusive en ocasiones se utiliza de manera despectiva. De esto
deducimos que cuando se suele decir compañero, se esta
refiriéndose al nivel más bajo de la
relación interpersonal, y simplemente se está
haciendo mención de un "conocido".

Entrevistador: ¿Cómo es la
relación con sus compañeros?

Alberto: Buena, si alguien necesita una mano se le da
una mano, si uno no puede venir se queda el otro
compañero. A veces hacemos dos
turnos…

Carlos: Nos llevamos bien, nos cubrimos cuando uno no
puede venir… es un buen grupo.
Hablamos de fútbol y de política.

Gustavo: Hablamos de fútbol, de mujeres, somos
buenos compañeros.

Carlos Mastrangelo: Con mis compañeros de
trabajo, muy bien, me llevo bien.

Néstor: Charlamos de trabajo, de
fútbol, de cosas así…

Por otro lado, algunos entrevistados de la muestra
señalan que entre los compañeros de trabajo existe
competencia y engaño.

Las competencias
consisten en determinadas características individuales que
se puedan medir o contrastar de modo fiable, y que se pueda
demostrar que se diferencia del resto de una manera significativa
en el desempeño eficaz del trabajador y en la
conveniencia del precio que establecen.

Oscar: Acá adentro no hay compañerismo,
es competencia. Vos pasas 50 el otro le tira 20, 15 y la gente
busca precio. La gente mira su bolsillo y tiene razón.
Ahora, yo siempre dije que lo barato sale caro. La gente capaz
paga y le tardan en hacer, y a todos nos meten en la misma bolsa,
que todos son así, y no es así cada uno tiene su
forma de trabajar.

Alfredo: Acá no hay amigos, no tengo amigos,
los mas cercanos son aquellos los constructores. Los amigos me
robaban. Me roban la puerta, roban los cristos, los
portarretratos. Los compañeros si te pueden cagar te
cagan. Ahora no hay amigos, el que te conoce te jode. Uno que no
te conoce no te va a joder, te va joder uno que te conoce, es
así.

RELIGIÓN

La mayoría de los testimonios cree en Dios,
independientemente de la religión a la cual pertenezcan,
en general son católicos, salvo uno de los casos (el de
María del Carmen del cementerio de Almirante Brown) que
afirma ser "orientalista". Otros creen en Dios pero no son
practicantes. Y algunos concurren a la iglesia.

Sólo tres no creen en ninguna religión, ni
en Dios. De todas las afirmaciones podemos concluir que el hecho
de trabajar en un cementerio no altera en absoluto las opiniones
acerca de esta cuestión.

Javier: "Si, soy creyente pero no voy a misa ni a la
iglesia, ni me confieso ni nada. Rezo, eso si pero solo en mi
casa"
Alberto: "Soy creyente desde los 8 años, voy a una iglesia
frente a la cancha de talleres. Voy a la iglesia y siempre estoy
bien. Voy, voy y vengo no me meto con nadie tampoco ellos se
meten conmigo."

Otro de los casos (el de Alberto de 82 años, del
cementerio de Avellaneda) afirmó concurrir a la Iglesia
Universal.

"Yo voy a la Iglesia Universal, ¿la conocen?
Hace 10 años que estoy. Primero escuchaba por radio,
después agarre y fui a Lavalle, después me vine
acá. Voy dos, tres días por semana, por semana no
pierdo un día, aunque vaya un día por lo menos,
pero últimamente estoy yendo tres, hace rato que voy
tres."

(Una mujer interrumpe para dejarle un bidón y
darle dos pesos).

"Las iglesias para mi son todas
iguales"

De los no creyentes, el testimonio de Néstor (35
años) un claro ejemplo.

"No. No creo en la religión

Porque yo creo solamente en lo que
veo."

 

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