No me canso de releer los agudos escritos de Don Davius
Sanctex, Andreasb, Juan Blanco y jpisa, nombres o
pseudónimos de pensadores que analizan aspectos del
marxismo o de
actuales u otroras marxistas y que por alguna razón
dejaron de serlo mencionando relevantes figuras del quehacer
revolucionario y político como Horst Mahler, Jean Francois
Revel, Federico Jiménez Losantos, Pío Moa, Paul
Wolfowitz, David Horowitz, Joseph Piqué, Mario Vargas
Llosa, Hernrique Cardoso y Denis Sassou Ngueso de quien
volveremos a referirnos más adelante..
Todas esas visiones que en síntesis
ellos expresan sobre el tema están acertadas, entre todas
se agrupan y dan una visión de conjunto adecuada para
comprender el porqué somos así, unas veces en una
posición que asegura una posición de principios o de
conciencia que
tiene una vertical apoyatura de una práctica política que se
corresponde a las ideas que las sustentan y en otras abjurando de
ellas y/o traicionándolas para tomar otros derroteros por
múltiples razones.
Yo recuerdo cuando era niño en la época
del mandato del anterior dictador de Cuba el
General Fulgencio Batista y Zaldívar que era apodado con
el apelativo de "El Hombre"
que una vez visitó la ciudad de Matanzas en el occidente
de Cuba, hablamos de los años 1956 o 1957. Una enorme
muchedumbre se volcó a las calles para recibirlo y
aclamarlo, se organizó un mitin político y se
prepararon grandes fiestas para su recibimiento.
Había una gran comelata y se mataron miles de
cerdos que se asaron y prepararon en forma de pan con
lechón. Había miles de esas raciones preparadas y
listas para ser devoradas y además existía la
posibilidad de que el presidente Batista regalase $10.00 a muchos
de los asistentes. Fueron tantas las horas que el pan con
lechón estuvo expuesto al intenso calor y
humedad del verano cubano que la carne de cerdo se descompuso
pero así y todo la gente la devoró y hubo una gran
intoxicación en la ciudad. Muchos centenares abarrotaron
los cuerpos de guardia de los hospitales, fue un desastre
aquello.
El gobierno ante
tanto descalabro le echó la culpa a las fuerzas
antibatistianas de haber envenenado el pan con lechón y
aquello pasó a ser un sabotaje. Muchos lo creyeron y otros
no. En definitiva las fuerzas antibatistianas ponían
bombas y
hacían atentados en lugares públicos, era una norma
y a nadie le extrañó. Poco tiempo
después el nuevo dictador que sucedería a Batista,
Don Fidel Castro
Ruz, eximio Comandante en Jefe de la Invencible Revolución
cubana tomaba el poder y
visitó a Matanzas y de nuevo el pueblo se volcó a
las calles a darle la bienvenida siendo recibido entre clamores y
vítores, como algunos se acordaban de lo que pasó
con el pan con lechón de su predecesor Batista se cuidaron
muy bien de repartir ningún tipo de comida.
Con esta historia acerca del comportamiento
del hombre político común y corriente quiero
parangonar un poco lo que también hacemos los que no lo
somos tanto. Y es que tenemos un denominador común, los
seres humanos somos oportunistas, y que en algún momento
lo somos por nuestra propia conveniencia humana, unos más
y otros menos y otros son enfermizos en eso.
A los que nos gusta la política como
afición y para ocuparnos de ella, solemos padecerla en
demasía, porque la política reclama el provecho
personal y el
provecho de las masas.
Es verdad, un extremista de derechas es idéntico
a uno de izquierdas y la intolerancia de un extremo es igual a la
intolerancia del otro. Pero el camarada "jpisa" habla de
que el escritor y periodista Pío Moa era un agente
provocador del GRAPO (Grupos de Resistencia
Antifascista Primero de Octubre) una organización clandestina de tipos duros que
eran la vertiente militar del Partido Comunista de España
reconstituido creado por el General Don Carrero Blanco
(e.p.d.) que a su vez fue volado por los aires mientras
transitaba por una calle en su auto.
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