- Sueño de unión
religiosa - El
Mensaje - La
propuesta - Religión
Universal - Los
escépticos - ¿Seré
yo, Señor? - Cordial
invitación - Perfil de
Apóstol de Paz
"En La Tierra y en
el cielo hay espacio para Todos"
Lo que va a leer a continuación es una profunda
clase de
religión
en un lenguaje y
estilo ameno, vanguardista, revolucionario y muy
conciliador.
Todos actuamos porque tenemos sueños. Urge una
comunidad
internacional integrada en la fe. Lo invito a soñar mi
sueño de ver unida fraternalmente a la humanidad religiosa
y donde reine la hermandad entre todos los creyentes. Si todos
empezamos a realizar este sueño, la humanidad se
liberará de la causa principal de la guerra: el
sectarismo religioso. Cuanto más lo soñemos
haremos realidad el más anhelado: la Paz
Para mí no hay diferencia entre soñar
despierto o dormido. ¿Quién no ha soñado
mientras duerme? ¿Quién no ha soñado
despierto? ¿Quién no tiene sueños en la
vida? Mis sueños son nítidos y dirigidos
conscientemente porque mientras sueño dormido tengo
conciencia de que
estoy soñando y mientras sueño despierto, soy
consciente de que soñar es vivir. Cuando lea el libro VIVAMOS
AMPM-Manual de
Funciones Cerebrales, aprenderá a dirigir sus
sueños, a superar la angustia existencial mediante un
mayor y mejor uso del cerebro
después de conocer las funciones de sus
partes.
Por ahora lo invito con todo mi optimismo, a
soñar un…
SUEÑO DE UNIÓN
RELIGIOSA
Soñé que me encontraba en un lugar
sagrado, sin precisar si era una iglesia, un
templo, una sinagoga o una mezquita. Lo único que tengo
claro es que todo se veía sagrado mientras caminaba en
medio de imponentes columnas ancestrales. Durante este
sueño me vi vestido de apóstol como en la
época de Jesucristo, tal como aparezco en la fotografía
que está circulando por el mundo vía Internet como una
invitación a celebrar la conciliación
mundial.
Después de un largo trayecto, llegué a la
puerta del otro extremo del templo que daba al exterior. Me
detuve en medio de las dos últimas columnas, y antes de
bajar al piso de tierra arenosa
me extasié contemplando el paisaje. Cuando hube mirado
todo lo que se hallaba a la intemperie, precisé que me
encontraba en un extremo de una gran isla que terminaba en punta.
Bajé tres gradas, caminé directo y de frente al mar
¡Qué playa y mar tan serenos! De un momento a otro,
del mar salían gradas cristalinas. Subí hasta
llegar a un palacio celestial donde se encontraban humanos alados
de indudable aspecto angelical, que daban la bienvenida. El
aspecto angelical de los anfitriones, no lo digo tanto por lo
alados y bellos, sino por la sensación de paz que
proyectaban.
La imponencia de aquel palacio era impresionante y en su
interior había otros ángeles de toda la
jerarquía celestial; vale decir, serafines, querubines
tronos, dominaciones, principados, potestades arcángeles,
virtudes y ángeles. Entre los invitados terrenales se
encontraban hombres y mujeres, líderes espirituales de
todas las religiones, vistiendo acorde
con las costumbres de su credo. Católicos, musulmanes,
judíos,
protestantes, etc.; departían y compartían la dicha
de estar allí. Todo el sitio resplandecía con haces
de luces multicolores que en mil direcciones matizaban el
ambiente. Todo
se reflejaba en todo y uno podía verse y ver a los
asistentes desde todos los ángulos posibles: de frente, de
espalda, de medio lado, de perfil. Al fondo había tres
bellas esculturas del mismo tamaño, que por momentos se
volvían móviles, casi vivas: una representaba un
gigante y hermoso león alado; le seguía un toro
también con alas, e inmediatamente se hallaba un
águila; sus alas estaban desplegadas hacia lo alto y se
tocaban una contra otra al hacer inclinaciones de bienvenida a
los invitados que las observaban. A considerable distancia,
quizá once o doce metros, detrás de estas tres
bellas esculturas animadas, había grandes cristales que
dejaban ver las nubes blancas arreboladas y el cielo azul de un
claro firmamento. Alineados al frente de veinticuatro tronos
altos y sublimes, destinados para veinticuatro senadores de Dios,
había once candelabros de oro y los
senadores de Dios se encontraban mezclados con los invitados. Los
muros estaban construidos en cristal de brillo destellante. La
suntuosidad y celestialidad del lugar superan mi precaria
capacidad de descripción. Mi emoción por
encontrarme entre los invitados era aún más
indescriptible. Los ángeles anfitriones entregaban un
pequeño candelero de oro en cuya base se podía leer
Concilio Religioso Universal-Tercer Milenio, que los invitados
guardaban como recuerdo y constancia de asistencia.
Otros ángeles invitaban a tomar vino servido en
copas de oro. Cuando probé el vino, su sabor fue
glorificante. ¡No había duda! era un vino especial
añejado por siglos. Uno de los senadores de Dios era el
mismo Santo Anciano, que en otro sueño me había
entregado un rollo-libro, y que ahora se encontraba vestido con
túnica de algodón
natural con cinturón de tela y parecía tejido con
hilos de oro. Sus cabellos eran completamente blancos, sus gestos
maduros y amorosos. En su mano izquierda tenía un libro
que decía Libro Sagrado Universal y entre
paréntesis aclaraba: (contiene el Tercer Testamento y lo
que tienen en común los libros
sagrados de todas las religiones), y
en su mano derecha tenía una piedra preciosa cristalina
como un diamante con mi nuevo nombre gravado: APÓSTOL DE
PAZ VIVE AMPM. Al acercarme pude apreciar que era un prendedor y
el Santo Anciano extendió su mano para colocarlo sobre mi
túnica al lado izquierdo, a la altura del corazón.
Mientras el Santo Anciano lo abrochaba y yo admiraba la belleza
sin igual de aquel lugar sagrado, escuché una voz de
trueno, fuerte pero cordial que venía de lo alto.
Miré en todas direcciones en busca de grandes parlantes,
mas no vi ninguno. En cambio, si
observé en lo alto, una mano que señalaba una gran
estatua y al tiempo se
oía la voz solemne que venía del firmamento
diciendo: "Bienvenidos hijitos míos y leales
ángeles al servicio del
séptimo cielo, actualmente las diferentes religiones del
mundo de las cuales sois líderes, son como esta gran
estatua cuya cabeza es de oro; su pecho y sus brazos, de plata;
su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas, de hierro; y sus
pies, parte hierro y parte barro.
Escuchad y acoged, con amor y
obediencia, de manos de Apóstol de Paz el mensaje que os
entrega. Cuando todos escuchéis y acatéis el
mensaje en este Concilio Universal Religioso y conciliéis
vuestra fe en el gran Libro Sagrado Universal surgirá de
vuestra unión la Religión Universal. Ninguna
religión se impondrá sobre las demás y
ninguna será inferior a la otra, ni rival. Hijitos
míos escuchadle y haced lo que él os
pide"
Después que terminó de hablar nuestro
Padre Espiritual, procedí a leer el Mensaje a las
Religiones y mi voz se escuchaba como si fuera de trueno
queriendo llegar a todos los rincones de la tierra. Cuando
terminé de leerlo, los ángeles anfitriones
procedieron a entregarlo por escrito; simultáneamente a la
entrega, todos vimos cómo la brisa desintegraba como polvo
la gran estatua, hasta desaparecerla.
De un momento para otro, todos nos vimos en la cima de
una montaña y alrededor de una gran hoguera, y los
líderes espirituales sostenían el libro en cuya
carátula se leía con claridad: Libro Sagrado
Universal y entre paréntesis la misma
aclaración… y haciendo ronda, repetían sin
cesar:
Todos somos hermanos espirituales, con un único
hogar: la Tierra; bajo el cielo como un solo techo; el Padre
Espiritual como el único Creador; la Iglesia Universal
como una misma y sola Madre.
Escuchando este coro desperté feliz.
Pues bien, esto fue lo que recordé del Mensaje
que leí en mi Sueño de Unión
Religiosa:
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