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Murrup, continuidad y ruptura cultural en el desierto del norte del Perú



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Monografía destacada

    1. El origen prehispánico de
      Mórrope: Félam, la iguana y el
      agua
    2. La
      organización socioeconómica de
      Mórrope
    3. La
      comunidad campesina "San Pedro de
      Mórrope"
    4. La
      cultura tradicional: continuidad y ruptura
    5. Reflexiones
      finales
    6. Fuentes y
      bibliografía

    No existe una historia de
    Mórrope, aparte de algunos artículos escritos por
    entusiastas estudiosos locales, con escasa documentación. Tiene mucho que ver con
    esto el descuido en la conservación de los archivos
    locales: los libros
    parroquiales son de muy difícil acceso y han resistido a
    un intento de expoliación, estando actualmente en
    proceso de
    restauración. Los antiguos archivos municipales se han
    perdido, por lo que para reconstruir la historia de
    Mórrope debemos recurrir a los archivos de Lambayeque,
    Trujillo y Lima. Por lo tanto, en esta parte trataremos de
    organizar las informaciones dispersas de que disponemos, tanto
    de fuentes
    primarias como secundarias, tratando de encontrar un sentido y
    una caracterización histórica de largo plazo a
    Mórrope, lo cual es importante desde nuestra
    perspectiva, dada la íntima relación entre lo
    sociocultural y la historia.

    El cura lambayecano Justo Modesto Ruviños y
    Andrade, cura de Pacora y Mórrope en la época del
    obispo de Trujillo Baltasar Jayme Martínez
    Compañón y Bujanda, hizo una monografía de su curato, que si bien no
    llegó a concluir, nos proporciona valiosas informaciones
    para comprender la tradición e historia morropana
    (Ruviños 1776).

    1.
    El origen prehispánico de Mórrope: Félam,
    la iguana y el agua

    El asentamiento original de los actuales morropanos
    habría sido Félam, un sitio árido, ubicado
    entre Sechura y el actual Mórrope. Ruviños recoge
    la versión que alrededor del año 1125
    existía una relación comercial entre los
    señoríos andinos y costeños con la zona de
    Paita. Félam sería así un sitio
    intermedio, o pascana de la "gentilidad", que por el comercio e
    intercambio frecuentes se fue ampliando, congregándose
    algunas familias. Durante el período del Inca Yupanqui
    (sic), habría sobrevenido en Félam una epidemia
    que los obligó a emigrar a la zona de Pacora.

    En este punto Ruviños inserta una
    tradición sobre el origen del actual Mórrope.
    Relata que tres pequeños, que se encontraban al ocaso
    jugando a dos leguas hacia el oriente de Pacora (donde estaban
    asentadas las familias de Félam), perseguían a
    una iguana, que a poca distancia entró en una brecha de
    la tierra.
    Al buscarla en la profundidad encontraron un elemento muy
    importante para la vida de esta gente del desierto: el agua, de
    lo que avisaron a sus padres.

    Los pobladores formaron una iguana del propio barro
    que sacaron al excavar el pozo, dándole el carácter de deidad beneficiadora y dios
    de las aguas; pusieron al ídolo en un adoratorio,
    negando a la luna, y, en signo de gratitud, sacrificaron
    solemnemente las vidas de los tres inocentes.

    Pusieron por nombre a este pozo Murrup (que significa
    en lengua
    muchik iguana), que después se pronunciaría como
    Mórrope por los españoles. Así, el pueblo
    cambió de nombre de Félam al de Mórrope,
    llevando sus familias hacia el lugar donde encontraron el
    agua. Desde
    entonces se pobló esta zona. Es más, indica
    Ruviños que desde 1125 Manco Cápac hizo poblar
    todas estas tierras, seguramente queriendo indicar la
    incorporación de este espacio al territorio del reino de
    Lambayeque o de los mochicas, en el cual seguramente
    cumplía algunas funciones
    dentro de la
    organización socioeconómica y política (Cf.
    Espinoza 1975 y Ramirez 1981).

    En cualquier caso, el período de esta migración original de los morropanos, lo
    ubicaríamos en el período llamado Sicán
    Tardío, entre los años 1050 y 1350 d.c. (Cf.
    Shimada 1985), en pleno funcionamiento del complejo urbano de
    Túcume como núcleo político del
    señorío de Lambayeque o Sicán. Hay
    discrepancias sobre la ubicación del antiguo curacazgo
    de Jayanca del cual dependía Mórrope. Algunas
    referencias nos hacen ubicarlo entre Salas y el actual Jayanca,
    espacio que coincide con las ruinas de Apurlé (Cf.
    Trimborn 1961).

    Es interesante también relacionar la
    tradición narrada por Ruviños, con el mito de
    Naymlap, que recoge el cura Miguel Cavello de Valboa, a fines
    del siglo XVI. Según esta tradición, hacia el
    año 1200, se dio una migración del norte, de un
    Señor étnico llamado Naymlap, que aparentemente
    conquistó a la sociedad
    regional existente, insertándose en la tradición
    de la cultura
    Sicán o Lambayeque existente. Pues bien, el origen de
    Mórrope es situado en este período.

    La leyenda narrada por Miguel Cavello de Valboa,
    recogida en 1586, es recogida también por el cura
    Ruviños, en Mórrope en 1782, en forma
    independiente, lo cual es evidente por ciertas discrepancias
    resultantes seguramente.

    Es necesario indicar que a la llegada de Naymlap (o
    Ñamla, según Ruviños), ya existía
    un florecimiento cultural importante en lambayeque, evidenciado
    en la existencia, ya madura, de la cultura Sicán o
    Lambayeque (Shimada 1985: 125 y ss.). Es probable que esta
    mogración de naymlap, así como de los morropanos
    originales, estén asociadas al Fenómeno del
    Niño, que habría creado fuertes disturbaciones
    ecológicas y biológicas en esta región.
    Shimada, basándose en Paul Kosok, ubica la
    migración de Naymlap alrededor del año 1025,
    construyendo los templos del complejo
    Chotuna-Chornancap.

    Paul Kosok asocia la expansión de la
    dinastía de Naymlap con la construcción del canal Taimi, que
    habría sido construído por los nietos de Naymlap
    que fueron a Jayanca y Túcume. Además afirma que
    en el momento de su llegada se percibía una cierta
    apariencia de unidad en el valle de Lambayeque, y se explica la
    expansión hacia el norte y hacia el sur por los grandes
    canales, como el de Taymi, hacia el río La Leche, y el
    de Pacherres Saltur, hacia el Zaña (Kosok 1965).
    Así pues, el norte ofrecía un periodo de
    espléndido florecimiento, que con presencia de la
    dinastía de Naymlap esto no se truncó, sino que
    colaboraron para que las obras se impulsaran por ser gentes
    emprendedoras, pacíficas y dinámicas. De acuerdo
    a una hipótesis sugerida por Izumi Shimada,
    Naymlap procedería del centro de oráculos de
    Pachacámac, y su principal significado cultural e
    histórico fue la de ser un líder
    carismático que revivió la cultura Sicán,
    permitiendo el florecimiento del llamado Sicán – Medio
    (Shimada 1985: 128).

    Asimismo, debemos relacionar la leyenda de Naymlap con
    la evidencia arqueológica que justamente es parte de la
    tradición morropana. En el límite sur-oeste de
    Mórrope se encuentran las ruinas de Chornancap, en el
    límite con el actual distrito San José, antigua
    caleta de pescadores de origen sechurano.

    Al sur de Mórrope, en los límites
    con Lambayeque, se encuentran también unos extensos
    paredones, cuya identificación cronológica ni
    cultural, aunque tal vez representen cierta frontera
    cultural, esta apreciación coincide con la que
    señala un estudioso local (Villamonte 1988).

    Las entonces fortalezas, convertidas posteriormente,
    en la época de los incas, en
    huacas o lugares místicos, las que fueron objeto de
    veneración, de temor y respeto, por
    los mochicas del murrup, permanecen como verdaderas
    irrefutables de aquella grandeza milenaria. Así tenemos:
    La fortaleza de Chornancap y Chotuna, ubicadas al sur-oeste del
    poblado de Mórrope, sirven ambas de línea
    divisora entre las Comunidades de Campesinos de la caleta de
    San José y San Pedro de Mórrope. Villamonte hace
    un inventario de
    huacas en Mórrope. Señala la huaca de El
    Mirador, Huaca Agujereada
    , en un cascajal despoblado, junto
    al camino real que unía Quito, con
    Cusco, construido posiblemente en la época del
    Tahuantinsuyo.

    Estos monumentos se ubican entre el límite de
    Mórrope y Lambayeque. Al norte se ubica la Huaca
    Solecape o Paredones, denominada también Huaca Viva
    porque por las noches su observación es clara. A 15 Kms. Al
    noroeste se encuentra la Huaca de Barro, en el límite de
    Mochumí y Ferreñafe. Entre los límites de
    la comunidad de
    San Pablo de Pacora y Mórrope se ubican las huacas de
    Puplán y la "Huaca de Bandera". Otro monumento
    importante, es el "Encanto de Casagrande", según
    Zacarías Villamonte una ciudadela, construída en
    pleno desierto en el común de naturales del
    Murrup.

    De acuerdo a la tradición recogida por el cura
    Ruviños, Pacora fue fundado al mismo tiempo que
    Mórrope, aunque atribuye la creación al curaca
    Culloc-Cápac por orden de Manco Capac (sic). En el breve
    período de la dominación incaica Pacora fue el
    asiento y cabeza del cacicazgo y Mórrope una guaranga o
    anexo.

    La cronología de la narración de
    Ruviños es confusa, dado que el recogió la
    información de indígenas, que
    habían conservado la información como
    tradición oral, más de dos siglos después
    de la conquista. Hay que imaginarnos las dificultades de
    comunicación del cura Ruviños, que
    no era entendido en las lenguas locales, pero que recoge de
    todos modos la tradición oral. Haciendo una interpretación libre de la
    narración de Ruviños, entendemos que Culloc fue
    el primer curaca o gobernante de Mórrope.

    Después de varias generaciones, durante el
    gobierno del
    nieto o descendiente de éste, llamado Lluco, se dio la
    conquista de una etnía cajamarquina, por una
    expedición venida desde Cajamarca, al mando de
    Yupac-Soli, siendo desterrado el curaca Lluco a Cusco. Los
    nietos de Yupac-Soli fueron los caciques de Pacora y
    Mórrope a la llegada de los españoles: Cusu-Soli,
    y Caxu-Soli. La hija de Caxu-Soli se casó con un tal
    Santisteban. Hacia la época de la conquista, la población de Mórrope había
    crecido mucho, por lo que a la muerte de
    su padre, se divide en dos cacicazgos, reconociéndose a
    la hija de Caxu-Soli como la heredera. Así, encontramos
    que la tradición oral morropana recogida por el cura de
    Pacora y Mórrope Justo Modesto Ruviños y Andrade,
    nos resume una gran complejidad étnica y migratoria en
    este espacio cultural. Es más, articula la leyenda del
    origen de Mórrope, con la leyenda de Ñamla (o
    Naymlap, según la versión recogida
    independientemente por Miguel Cabello de Valboa dos siglos
    antes de Ruviños).

    Después de los trabajos de Walter Alva, Izumi
    Shimada y Alfredo Narváez en Sipán, Batangrande y
    Túcume, se reconoce con mayor claridad que ha existido
    una gran complejidad en la organización socioeconómica del
    espacio lambayecano, del cual, aunque en forma marginal,
    participaba Mórrope. Asimismo, comprendemos ahora que en
    el largo plazo, la historia precolonial de Mórrope no es
    tan larga como la de los núcleos de la cultura
    Sicán, que tienen una historia de ocupación del
    espacio lambayecano desde por los menos el año 450. Por
    lo menos así indica la cronología de Batangrande
    propuesta por I. Shimada, que ubica evidencias
    de Mochica Tardío hacia los 450 a 700 D.C.

    Sin embargo, Mórrope surge en este milenio,
    probablemente en la segunda centuria, al decir del cura
    Ruviños.

    En el período inmediatamente anterior a la
    conquista, después de la dominación chimú
    y durante la breve época inca, Mórrope era parte
    del curacazgo de Jayanca. Este curacazgo, a inicios de la
    colonia, estaba formado por los pueblos de indios de Jayanca,
    Mórrope, Pacora y Papo, organizados en las encomiendas
    de Jayanca y de Pacora. Esto nos da una idea de la
    organización prehispánica tardía (Ramirez
    1981: 286-7). Era un curacazgo básicamente agricultor,
    pero dentro de él Mórrope aportaba a la economía del
    señorío a través de sus especialistas
    salineros, pesqueros y artesanos.

    Cuando Sebastián de la Gama hizo una visita al
    curacazgo de Jayanca, en 1540, encontró que
    comprendía cuatro curacazgos subordinados o menores
    (Pacora, Maxu, Chamacol y Salapa). Además tenía
    siete señores subalternos y poseía dos huarancas:
    una del cacique Minimixas, con siete pachacas, y otra del
    señor Facollapa, con cuatro.

    Precisamente una de las más poderosas
    pachaquías estaba integrada por pescadores, que ocupaban
    el pueblo Número 136, compuesta por cincuenta
    trabajadores y con más de doscientas personas en total,
    incluyendo hijos y mujeres. Estaba localizada a orillas del mar
    (probablemente el uno de los "poblezuelos" del antiguo
    Mórrope). Su curaca llamado Millamisan estaba
    considerado como una gran principal a quien siempre lo
    conducían y trasladaban a cualquier parte en hamaca. El
    poder de
    este curaca emanaba del comercio del pescado salado a base del
    trueque, con lo cual obtenía oro, plata,
    coca, y otros productos
    valiosos

    Como en el resto de la provincia de Trujillo, el Oidor
    de las Audiencia de Lima Doctor Gregorio Gonzales de Cuenca, es
    el funcionario que ordena el traslado de los indios de
    Mórrope. En efecto, en el juicio de residencia de
    Gonzales de Cuenca, dentro de los documentos
    anexos de la visita que realizara al norte del Perú
    entre 1566 y 1567, aparece una ordenanza del Oidor, en que
    resuelve un pedido de Diego Muchoni, principal de los indios
    pescadores de Túcume, sobre reubicación de los
    idnios pescadores que eran sus tributarios. Con ocasión
    de la visita, Gonzales de Cuenca, según sus
    palabras

    "…adjudiqué por suyo un mandón
    llamado Pacho con todos sus indios que están en el
    pueblo de Muerrepe …"

    Estos indios no reconocían ni obedecían
    a Diego Muchoni, según el cual informaba a Gonzales
    Cuenca que no querían ir a misa,

    "…donde está poblado, antes se
    están en el dicho pueblo de Muerrepe. Y que él
    quería que los dichos indios se pasasen al pueblo de
    Colchuc, donde están muy bien y serán
    industriados y enseñados en las cosas de nuestra santa
    fe católica."

    Como resultado de este pedido, Gonzales de Cuenca con
    fecha 21 de noviembre de 1566, en el Monasterio de Chiclayo, da
    un mandato a García de Vargas corregidor del
    repartimiento de Túcume de que

    "…que el dicho principal Pacho y todos sus
    indios questan poblados en el dicho pueblo de Muerrepe se
    pasen a vivir y poblar al dicho pueblo de Colchuc, donde el
    dicho don Diego Muchuni está poblado y los compela
    para que ansi lo cumpla, quemando las casas que tuviera en el
    dicho pueblo de Muerrepe. Y no consintiréis que los
    dichos indios ni alguno dellos se ausenten del dicho pueblo
    de Colchuc. Y si ausentaren los haréis recoger
    allí. Mando a Lorenzo Zamudio, encomendero del dicho
    repartimiento de Túcume, y al dicho don Diego Muchuni,
    tengan particular cuidado en la dicha poblacion se conserue.
    Y ansimismo vos mando proveáis que el dicho principal
    Pacha y sus indios obedezcan, acaten y respeten al dicho don
    Diego Muchuni en todos los casos y cosas que los indios deuen
    y suelen respetar a sus caciques y principales
    compeliéndoles y apremiándoles a que
    ansí lo cumplan y cantigádolos si ansí
    lo hicieren…"

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