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¿Quién tiene un libro de Juan Filloy? Informe sobre la obra de un escritor singular




Enviado por Aniulis, Raquel



Partes: 1, 2

Monografía destacada

    1. Breve presentación
      biográfica de Juan Filloy
    2. Desde el
      olvido y la distancia
    3. La
      inspiración literaria y el gusto del
      lector
    4. Conclusión
    5. Bibliografía

    Introducción

    El objeto del presente trabajo es
    registrar la experiencia de aplicación ?en el caso puntual
    de la obra del autor cordobés Juan Filloy?
    de los contenidos teóricos considerados durante el
    presente año en el Espacio de Definición
    Institucional.

    Concebido originalmente como un trabajo
    monográfico, los ajustes necesarios que se han impreso a
    este recorrido fueron definiendo la estructura de
    un informe de
    lectura. Una
    lectura muy particular, si se tiene en cuenta que resulta
    imposible, para quien consulta bibliotecas en
    Salto, encontrar obras de Filloy. Cabe aquí entonces
    intentar una breve reseña del camino andado. Y
    desandado.

    La idea de investigar sobre la figura y la producción literaria de Juan Filloy surge
    durante una clase, cuando
    la cátedra presenta su caso como ejemplo de los escritores
    prolíficos, inteligentes, creativos, pero que por
    algún motivo no están en los topes de venta ni en el
    comentario de la gente más o menos lectora.

    El paso siguiente, Internet mediante, fue
    bucear en algunos de los artículos periodísticos y
    literarios que se ocuparon alguna vez de la vida y de la obra del
    escritor cordobés. Dado que los diarios argentinos
    conservan sus ediciones digitalizadas en Internet desde el
    año 1995, los textos encontrados con referencia a la
    búsqueda datan de esa fecha o menos.

    Quizá sea necesario hacer la salvedad de que al
    trabajar con artículos periodísticos ya se
    está partiendo desde la parcelación de un discurso
    previo, "digerido" y mediado por la intervención de
    participantes que, tanto en la ocurrencia efectiva de las
    entrevistas
    como en la suscripción de ensayos
    críticos o de reseñas literarias, ya organizan una
    operación de lectura "interesada" del escritor y de su
    obra.

    La extensión y la complejidad de los fragmentos,
    además, obedece no tanto a la propuesta mediadora de
    periodistas y escritores, y/o a las intervenciones del mismo
    entrevistado, sino al estilo propio de la Red: colores, tablas,
    fotografías, poca extensión y casi ninguna claridad
    en muchos casos, pero no a causa de la complejidad del discurso
    que se exhibe en el corpus de los textos sino, más bien,
    por los defectos gramaticales. En todos ellos, sin embargo, puede
    leerse una unidad significativa en la evaluación: Filloy es un escritor fuera de
    lo común, talentoso, innovador, erudito, trasgresor pero
    poco leído. Sirvan estas citas como ejemplo:

    "(?) a lo largo de 105 años cultivó una
    forma de cultura
    atípica y transgresora. Cordobés de pura cepa,
    abogado, juez de paz, dibujante, fundador del Club Talleres de
    Córdoba y del Museo de Bellas Artes
    de esa provincia fue, fundamentalmente, un escritor
    prolífico, enigmático y casi secreto. Más
    de 50 títulos, todos formados por siete letras, habiendo
    utilizado todas las del alfabeto (desde la A a la Z) como letra
    inicial, integran su obra. Aunque casi desconocida para el gran
    público su influencia llegó a escritores como
    Leopoldo Marechal y Julio
    Cortázar, quien reconoce en Rayuela matices de
    Filloy."

    "Con estas novelas
    llegó el reconocimiento de la crítica y la revalorización de los
    rasgos vanguardistas de su literatura que
    en cierta forma anticipan la narrativa de escritores como Julio
    Cortázar y Leopoldo Marechal. Su imperturbable
    residencia en Córdoba y la posición marginal que
    ocupa una escritura a
    veces inclasificable y singular han hecho de Filloy una figura
    excéntrica pero exenta de devotos lectores. (?) La
    posición que ocupa Juan Filloy en la literatura
    argentina no es la que merece. No podría afirmarse
    que es un desconocido en nuestras letras, pero sí que es
    uno de los más notorios enigmas literarios de la
    lengua
    castellana. De todos modos, actualmente ya es posible hablar
    del "mito"
    Filloy, un mito que ha sido alimentado por múltiples
    factores: la asombrosa personalidad
    de este autor; el volumen
    (más de 50 títulos) y las características
    de su obra; la errática publicación y la
    prolongada ineditez de sus libros; el
    escamoteado reconocimiento y el olvido generalizado de la
    crítica"

    Dos preguntas relevantes vertebrarán el
    recorrido: ¿cómo se construye un escritor para las
    masas?, ¿cómo capta la simpatía del
    público un autor talentoso?. Ambos interrogantes
    constituyen el núcleo fuerte del trabajo y se resumen en
    el último texto
    analizado: "Un escritor real. El mito Filloy", aparecido en
    Página/12, el 20 de febrero de 1994. La lectura de
    este artículo periodístico supuso completar el
    círculo y situarse nuevamente en el punto de partida.
    Claro que con algunas respuestas para los interrogantes
    iniciales.

    Por último, corresponde señalar que se
    redacta el presente informe sin ninguna pretensión de
    ejercer una lectura sobre la obra del escritor cordobés,
    sino más bien orientado al análisis de algunos fragmentos textuales
    que, sobre la vida y la obra del escritor, circularon
    públicamente en diarios argentinos o circulan
    todavía en el marco de la Red.

    Por lo tanto, el análisis de la obra es
    verdaderamente exógeno: no es lo que escribió el
    autor sino lo que se dice de lo que escribió, o más
    aún: lo que se dice que escribió.
    Así, este trabajo no es tanto la lectura de la literatura
    de Filloy sino de la figura de escritor y de la imagen de obra
    que contribuyen a construir de él los medios
    gráficos.

    El intento es, por lo tanto, una simple
    aproximación, mediatizada por las cauciones que hemos
    señalado, a la vida y a la obra de un escritor
    singular.

    Breve
    presentación biográfica de Juan
    Filloy

    La breve reseña biográfica que sigue es
    una síntesis
    de lo que circula a propósito del escritor y de su obra en
    las páginas de Internet, con la falta de citas
    bibliográficas y datos de edición
    propios de muchos sitios de la Red. Es interesante señalar
    que se puede descubrir que ciertas frases reaparecen vez tras vez
    en diferentes páginas, sin poder
    determinar a quién pertenece la redacción original. Por ejemplo, "se
    enorgullecía de ser "el campeón mundial" de los
    palíndromos", "el olvido generalizado de la
    crítica" o "el silencio incomprensible de la
    crítica".

    Escritor argentino nacido el 1 de agosto de 1894 en
    Córdoba, en el seno de un matrimonio
    formado por Dominique Grange, una francesa que se ganaba la vida
    como lavandera, y Benito Filloy, un comerciante español
    oriundo de Pontevedra. Compartió la vida y el trabajo con
    sus seis hermanos en el negocio de ramos generales de su padre,
    hasta conseguir el título de abogado en la Universidad
    Nacional de Córdoba. De joven fue también dibujante
    caricaturista, además de uno de los fundadores del popular
    Club Talleres de Córdoba (aunque jamás jugó
    al fútbol), el Golf Club de Río Cuarto, y el Museo
    de Bellas Artes de Río Cuarto. Trabajó durante
    sesenta años en el diario El Pueblo, en donde tenía
    un artículo diario de actualidad, de crítica
    teatral, arte,
    etc.

    A partir de 1931 comenzó a publicar sus obras en
    ediciones privadas. Fue, fundamentalmente, un escritor
    prolífico, enigmático y casi secreto. Entre sus
    características como escritor, llama la atención la costumbre de utilizar siempre
    siete letras en todos sus títulos: por lo menos uno de
    ellos se corresponde con cada letra del abecedario, de la A a la
    Z. También asombra su afición a los
    palíndromos, frases que se pueden leer tanto al derecho
    como al revés, entre otras. Después de sus primeras
    siete obras, y debido a su labor como magistrado, se mantuvo casi
    30 años sin publicar (desde 1939 a 1967), aunque no
    dejó de escribir ni un solo día.

    Aunque casi desconocida para el gran público, su
    influencia llegó a escritores como Leopoldo Marechal y
    Julio Cortázar, quien reconoce en Rayuela
    matices de Filloy. Se refiere a este tema Mempo
    Giardinelli:

    "Sus relaciones, tanto literarias como personales, con
    otros autores han sido ?para decirlo de alguna manera?
    curiosas. La influencia de Filloy sobre sus
    contemporáneos es mucho más evidente que
    admitida. De hecho, algunas de las obras más importantes
    de la narrativa argentina de las últimas décadas
    tienen deudas con la producción filloyana, aunque en
    ningún caso esa influencia ha sido estudiada y mucho
    menos admitida. Filloy es un antecedente irrefutable de las
    obras de Marechal y de Julio Cortázar, entre otros. Es
    obvio que Marechal se inspiró en Op Oloop para su
    novela El
    banquete de Severo Arcángelo, del mismo modo que es
    evidente la deuda que tiene lingüísticamente
    Adán Buenosayres con Caterva. Es obvio que Rayuela y
    otros textos de Cortázar acaso no se hubieran escrito
    sin Caterva y otros textos de Filloy detrás.
    Cortázar lo conocía bien: en Rayuela lo menciona
    y en cierto modo sus clochards recuerdan a los linyeras de
    Caterva. Claro que Cortázar tuvo la delicadeza de hablar
    siempre maravillas de Filloy. Como fuere, es una verdadera
    lástima que la crítica latinoamericana no haya
    estudiado la influencia de Filloy en estos y otros autores. Un
    estudio de correspondencias intertextuales entre Filloy,
    Cortázar, Marechal, Borges, y
    muchos otros, arrojaría resultados
    asombrosos…"

    "El hombre de
    los tres siglos", como se definió en una entrevista
    periodística difundida el 1 de enero de 2000, decía
    ser "el campeón mundial" de los palíndromos, lo que
    se refleja en su novela Karcino. Novelas como
    Caterva y La Potra,
    entre muchas otras, le ganaron la admiración y
    también "el silencio incomprensible de la crítica",
    a pesar de los incontables premios y distinciones que le fueron
    otorgadas. Filloy fue prácticamente el inventor de la
    parodia en la literatura
    latinoamericana. Su novela Op oloop, que
    publicó en 1934, fue prohibida por las entonces
    autoridades de Buenos Aires, que
    la calificaron de pornográfica.

    Esa no fue la única obra que le deparó
    más de un disgusto, pues también otras
    publicaciones lo llevaron a ser perseguido por las dictaduras
    militares que gobernaron el país. Tenía más
    de 80 años cuando, en 1976, en pleno gobierno
    dictatorial, fue llevado a comparecer ante jefes militares por la
    publicación -el año anterior- de su novela
    Vil y vil, aunque sólo estuvo retenido doce
    horas, pues aburrió a sus inquisidores hablando de
    literatura.

    En particular, sostenía que lo que decía
    el libro lo
    decían los personajes, y que él no tenía
    influencia sobre ellos, que hablaban lo que querían. Entre
    1967 y 1973 aparecieron sus tres novelas más conocidas en
    una importante editorial porteña, Karcino,
    Caterva y La Potra, y,
    desde 1973 en adelante, volvió a su costumbre de publicar
    ediciones de autor. Entre sus obras cabe destacar también
    Periplo (1931), ¡Estafen!
    (1932), Balumba (poemas, 1933),
    Op Oloop (1934), Aquende (1936),
    Caterva (1937) y Finesse
    (1939).

    El escritor argentino Julio Cortázar no
    sólo lo consideraba su maestro, sino que llegó a
    calificarlo como "uno de los mejores literatos de habla hispana"
    pero, pese a ese elogio, las novelas, cuentos y
    poemas de Filloy tuvieron más repercusión en el
    extranjero que en Argentina. A comienzos de la década de
    los 90, cuando ganó el Premio Nacional de Literatura, una
    nueva generación de lectores descubrió a Filloy y
    la demanda
    llevó a varias editoriales a disputarse la
    reedición de sus novelas La potra y
    Caterva, así como una colección de
    cuentos. En 1997, cuando su libro Op oloop fue
    editado en Holanda, el crítico holandés Peter
    Venmans destacó que el estilo del escritor argentino es de
    "una ironía superior, precioso, pedante, lleno de palabras
    alambicadas y hallazgos literarios que parecían
    imposibles" .

    Murió mientras dormía la siesta, en la
    tarde del sábado 15 de julio del 2000, tras haber
    permanecido una semana hospitalizado por una
    descompensación respiratoria.

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