- Nota
aclaratoria - En Alemania se gritaba el
"gooool", y en Palestina: bombas israelíes cantaban loas
a la muerte - Los acuerdos de
Oslo, la Autoridad Nacional Palestina y la resistencia
islámica - Palestina: un
símbolo en tres tiempos, su nombre y su
historia - La resistencia
islámica - Un
apéndice poético
Nota
aclaratoria
El presente ensayo tiene
como propósito hacer una aproximación sucinta a
algunos aspectos de la historia y la lucha del
pueblo palestino por su liberación nacional en el contexto
de la tragedia de la reciente invasión del ejército
israelí a
Palestina, El Líbano y el cerco a la franja de Gaza.
Está basado en una serie de lecturas y ensayo
historiográfico que hiciera para el seminario
"Problemas
teóricos del mundo moderno, el Islam y el mundo
árabe" en verano de 2005 ofrecido por el profesor Bruno
Ferrer del Departamento de Historia en la UPR, Recinto de
Río Piedras y que he actualizado a la luz de los
recientes acontecimientos. No es un trabajo
acabado ni un tratado de verdades absolutas sino más bien
aproximaciones a una realidad histórica que algunos
comentan y pocos conocen. A raíz del triunfo del Movimiento de
Resistencia
Islámica (HAMAS) en las elecciones palestinas de enero
pasado pensé publicarlos a manera de artículos,
pero por razones de trabajo, estudio y otras consideraciones no
me fue posible hacerlo. Lo pongo a disposición de los
interesados en el tema y mi lista de contactos con el
propósito de contribuir a crear conciencia de
holocausto que
sofrenen estos momentos palestinos y libaneses frente a
Israel..
jdb, julio de 2006.
I. En Alemania se
gritaba el "gooool", y en Palestina: bombas
israelíes cantaban loas a la muerte
Mientras el público televidente occidental y de
casi el mundo entero era prácticamente hipnotizados por
las imágenes
del mundial de balompié, en otra parte de ese mismo mundo
mujeres, niños y
hombres; infantes, adolescentes y
ancianos; amistades y familias enteras; poetas, artistas y
escritores eran víctimas de la invasión militar
efectuada por el ejército sionista israelí.
Mientras la prensa deportiva
y no deportiva comentaba las jugadas más espectaculares,
esa misma prensa prestaba muy poca o ninguna atención a la horrenda tragedia del pueblo
palestino. Terminada la euforia del futbol y la
añoranza de ver al equipo de Argentina o Brasil levantar
la copa del triunfo, todavía en los medios de
información cotidiana se sigue comentando
sobre el triunfo de Italia sobre
Francia y el
cabezazo de Zidane.
En tiempos muy remotos, más allá del campo
de batalla, había que esperar semanas o meses para
enterarse del resultado o las incidencias de una guerra. Tal
vez la más rápida y veloz fue la de
Filípides quien, tras recorrer sus 42 kilómetros,
llevó a los atenienses la noticia de la victoria sobre los
persas en la batalla de Maratón en 490 a.C.
En esta época cibernética, no hay que correr tanto ni
esperar a que los editores distribuyan textos de teletipos para
redactar la noticia. En fracciones de segundos y en los lugares
con acceso al medio, se recibe la información e
imágenes que recrean lo que está ocurriendo. Al
amparo de esa
tecnología, la Guerra del Golfo en 1991, la
invasión a Afganistán en diciembre de 2001 y la
invasión militar a Irak en 2003
fueron transformadas por Estados Unidos en
serie televisiva al rojo vivo. Las imágenes transmitidas
estimulaban alabanzas y júbilo en las mentes guerreristas,
pero también provocó indignación y protestas
inmediatas en todo el mundo. Eran tiempos de escalada militar y
sus efectos lo notamos hoy también en la invasión
israelí a Palestina, al Líbano y en el cerco
genocida que se ha establecido sobre la franja de
Gaza.
Aquellas imágenes de misiles teledirigidos
cayendo sobre Bagdad para convertir en escombros zonas
residenciales, hospitales, museos y escuelas, además de
toda la infraestructura civil y militar, resultaban
escalofriantes. Hoy se ocultan las imágenes
instantáneas del bombardeo indiscriminado israelí.
Recuerdo que una noche de un 14 de febrero de 1991, mientras
caían bombas sobre Bagdad, un grupo de
amigos me invitaron a una velada poética. En mi mente no
cabía la posibilidad de estar degustando vino y leyendo
poesías
mientras a cientos de millas de distancia morían
víctimas inocentes de una guerra atroz. Me abstuve de
asistir a la bohemia. En cambio, a
manera de homenaje y protesta por aquel genocidio, escribí
una "Carta
poética a mis amigos en una noche de bohemia" que a quince
años de escrita adquiere el mismo sentido de entonces. La
comparto con el lector a manera de grito de protesta por lo que
en estos momentos sucede a libaneses y palestinos:
Carta Poética a mis
amigos
En una noche de bohemia
15 de febrero de 1991,
a 30 días de la guerra
Amigos míos:
Constructores de versos y piropos;
hoy se cumple un mes
del plazo fijo,
firme,
permanente,
asegurado.
Hoy se cumple un mes
¡van treinta días!
y el siglo XXI
casi está del otro lado.
Hoy se cumple un mes
y
yo
pregunto:
¿qué mas puedo decir en
esta hora,
en la eterna soledad que me
aprisiona
si la esperanza construida
en el subsuelo
(para niños
mujeres
enfermos
y ancianos)
es el llanto y el clamor
de un pueblo ausente
cuando la parca retumba en el
tejado?
Amigos míos:
poetas,
cantores de un verso franco;
qué más puedo rimar sobre
la vida
qué más gritar
tranquilamente
si el nuevo porvenir
es sangre
ardiente,
muerte
destrucción
cantos de guerra,
luto
temor-lágrima-llanto
Qué más puedo escribir de lo
sublime
si la noche estrellada de Neruda
con su manto de luceros
se desvanece
en esta hora
y otro tiempo.
No palpita
¡Muere!
No es una oda a la ternura
por esa maldita lluvia de
fuego.
Amigos míos:
poetas,
amigos míos:
bohemios,
no pude compartir esa velada
ni de las cuerdas el arpegio.
Ahora…
aquí…
en este instante,
pierde sentido mi palabra,
y en sus versos quedo.
Pd.
"Bagdadad, Irak- Un denso humo emana de
un edificio residencial en Amerieh…blanco de dos misiles que
dejaron un saldo de más de quinientos civiles
muertos."
"Washington…lamentamos sinceramente
cualquier daño o
muerte
causados a la población civil, dijo Dick
Cheney"
Hoy es la parca israelita la que retumba una vez
más sobre el tejado de hogares palestinos en una de las
más encarnizadas ofensivas de invasión militar
desatada por el ejército de Israel. Según la
información que hemos obtenido a través de Mundo
Árabe, los bombardeos continuos e ininterrumpidos durante
las veinticuatro horas del día han destruido tanto
edificios de la Autoridad
Nacional Palestina como escuelas, hogares y
hospitales.
En los pasados doce (12) días Israel ha asesinado
a mas de 82 palestinos incluyendo una familia entera
compuesta de 9 personas; centenares de civiles han resultado
heridos; y cada cinco minutos se lanzan bombas sonoras para
aterrorizar a la población. Igual actitud
genocida está demostrando en El Líbano donde, desde
el comienzo de la invasión, han muerto decenas de civiles
y su infraestructura económica, civil y militar, ha sido
destruida.
En su acción
bélica, Israel ha bombardeando inclusive vehículos
con civiles al sur del Líbano entre los que murieron nueve
niños calcinados. En un acto bárbaro e inhumano, el
ejército israelí ha cerrado las fronteras de Gaza,
aislando a los palestinos del mundo exterior. Todo ello con el
apoyo explícito de Estados Unidos quien vetó una
resolución de condena a las acciones al
Israel en Gaza presentada en la ONU. Mientras
todo eso ocurre, como pregunta Karim Hauser en un artículo
publicado en BBC: "¿Quién defiende a los
palestinos?". De nuestra parte tenemos que preguntarnos:
¿Dónde está la solidaridad?
En esa nueva escalada militar israelí, la
desinformación resulta ser parte de la estrategia de
guerra. El adagio para el momento parece ser "a menor
información menor es la indignación". En Occidente
(los latinoamericanos y caribeños entre ellos) estamos tan
acostumbrados a mirar al mundo árabe como una realidad a
la distancia que pasamos por alto inclusive que en una de las
obras importantísimas para el mundo de la literatura como El Quijote,
la xenofobia
contra lo árabe y lo islámico está presente
en algunos de sus pasajes. De la misma manera en que desde las
estructuras
ideológicas del poder se
intenta borrar la memoria
histórica de los pueblos. Palestina es una realidad
histórica que nos toca de cerca. Tanto por su significado
para la lucha por la justicia, la
igualdad y la
soberanía de los pueblos como por la
importancia de toda la tradición histórica y
cultura
árabe en la formación de nuestras identidades. En
ese sentido, es indispensable aproximarnos el desarrollo de
Palestina en su dimensión histórica en momentos en
que su pueblo se enfrenta a los intentos de exterminio y
sufriendo en carne propia no sólo la diáspora sino la
muerte.
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