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Palestina: una aproximación necesaria (página 2)



Partes: 1, 2

 

II. Los acuerdos de
Oslo, la Autoridad
Nacional Palestina

y la resistencia
islámica

El triunfo del Movimiento de
Resistencia Islámica (HAMAS) en las elecciones
parlamentarias celebradas en enero pasado en Palestina puso
nuevamente al descubierto el discurso del
Occidente expansionista, capitalista e imperial para explicar los
procesos
históricos y políticos de los países del
Medio Oriente y justificar sus estrategias y
acciones de
agresión. En la mirada e intereses de las grandes
potencias, la democracia
sólo es posible cuando el resultado de una elección
parlamentaria o presidencial responde a los parámetros,
nociones y paradigmas
definidos por Occidente.

Por ello no resultaba extraño las exigencias de
Estados Unidos y su coro de voces de naciones europeas para que
HAMAS abandonara sus reclamos y métodos de
lucha por la construcción del Estado
palestino, el no reconocimiento de Israel y la
devolución de todos los territorios conquistados, antes de
cualquier reconocimiento diplomático o "ayuda exterior" al
nuevo gobierno
presidido.

Previo a las elecciones parlamentarias, Estados Unidos,
Inglaterra e
Israel apostaban, invirtieron y activaron sus mecanismos de
inteligencias para que HAMAS no resultara victoriosa. Celebrada
las elecciones, los resultados no resultaron satisfactorios a la
estrategia
estadounidense para el mundo árabe. La victoria
alcanzada por HAMAS frente a todos los pronósticos adversos, representaba un
escollo más en sus planes hegemónicos.

Para los propios palestinos, la victoria de HAMAS
representaba una nueva esperanza en la lucha por su soberanía. Ante esa nueva realidad, Israel,
Estados Unidos y las naciones europeas trataron de imponer al
gobierno de HAMAS la política del chantaje
e iniciaron el boicot de la ayuda económica exterior. El
objetivo
principal de esa estrategia era derrocar al gobierno
democráticamente electo. A raíz de la
invasión, Israel ha establecido como uno de sus objetivos el
secuestrar y asesinar a los principales dirigentes de HAMAS. En
una de sus acciones, fuerzas israelíes secuestraron 8
ministros, 21 diputados y otros dirigentes en
Cisjordania.

Analizado en su contexto
histórico-político el triunfo de HAMAS en las
elecciones de enero de 2006 tiene que ubicarse en el contexto de
los acontecimientos ocurridos en mundo árabe a partir de
la guerra
árabe-iraelí de 1967. La derrota árabe de
1967 frente a Israel fue interpretada por la comunidad
islámica fundamentalista como un castigo divino por el
abandono de la fe y el islám. De igual modo, la
continuidad de la ocupación israelí en Cisjordania
y la Gaza fue entendida como el recrudecimiento de la amenaza a
las identidades árabe y palestina.

Después de 1967 la resistencia palestina
entró en una nueva fase de lucha armada. Al principio
amplios sectores del pueblo palestino se mantuvieron al margen
pero según se desarrollaron los acontecimientos, el apoyo
a la OLP fue creciendo. A mediados de 1980 el respaldo a la OLP
entró en una fase de reflujo y comenzaron a surgir nuevas
organizaciones
que retaban su autoridad e incrementaban las acciones contra
el Estado de
Israel. En la medida en que la OLP perdía sus bases de
apoyo en El Líbano y Jordania, se debilitaba su influencia
en los territorios ocupados mientras crecía la de los
grupos
islámicos.

Los sectores religiosos islamistas en Palestina,
al igual que en otros países del mundo árabe
construyeron sus propias instituciones
a partir de las cuales integraron la enseñanza del islam con la obra
de beneficencia, actividades deportivas y educativas y políticas
entre otras. Esto les permitió crear una base de apoyo. En
1973 se creó el primer Centro Islámico (Al
Mujamma al islán
). Surgió como una mezquita y
en torno a ella se
estableció una clínica, un club deportivo, una
escuela de
enfermeras, un salón para fiestas, un comité de
caridad (Zakat) y un centro para el uso exclusivo de la población femenina. Entre sus fundadores
estaban Ahmad Yasin y Abd Al Azis Al Rantisi, portavoz de los 413
palestinos deportados hacia El Líbano y condenado a cinco
años y cinco meses de prisión en 1995 bajo la
acusación de ser uno de los miembros de HAMAS. A los seis
años de fundado el Centro Islámico éste
contaba con más de dos mil miembros.

En 1978 se creó en Gaza la Universidad
Islámica. A raíz de la sublevación palestina
(intifada) en diciembre de 1987, sus publicaciones asumieron un
discurso de fuerte contenido político y la
represión se volcó contra ellas. El establecimiento
de mezquitas fue uno de los mayores mecanismos para incrementar
la influencia política islámica frente a los
sectores nacionalistas y seculares. Según Ziad Abu, el
crecimiento del número de mezquitas fue vertiginoso. De
unas 400 mezquitas que había en Cisjordania en 1967, para
1977 aumentaron a más de 750.

Durante ese mismo periodo, de doscientas mezquitas que
existían en la franja de Gaza aumentaron a seiscientas.
Por otro lado, la presencia de grupos islámicos en los
territorios ocupados tenía como objetivo en común
el construir una sociedad
modelada según lo establecido por el Profeta Mahoma y sus
compañeros en el marco de un Estado
islámico.

Los acontecimientos que se sucedieron en el mundo
árabe en las pasadas décadas tuvieron una
influencia decisiva en la configuración del entramado
político, militar y religioso palestino. El triunfo de la
revolución
iraní en 1979 que condujo al establecimiento de la
República Islámica de Irán, sirvió de
estímulo a las organizaciones islámicas palestinas.
Por su parte, la Guerra del Golfo Pérsico de 1991, como
resultado de la invasión iraquí al emirato
árabe de Kuwait, trastocó las relaciones entre los
países árabes y contuvo las aspiraciones de
Irak en
convertirse en una potencia
regional. Finalizada la misma, Estados Unidos se propuso impulsar
un nuevo orden en la región que facilitara la paz entre
los países y garantizara el abastecimiento de hidrocarburos
a los mercados. En ese
contexto, trataron de buscarles una solución negociada al
conflicto
árabe-israelí.

A ese momento, aunque el prestigio de la OLP se
encontraba debilitado dado su apoyo a Irak con motivo de la
Guerra del Golfo, era la
organización con autoridad para negociar. Las
negociaciones se desarrollaron en líneas
diplomáticas simultáneas. Mientras en Camp
Davis
, Washington, se llevaban a cabo negociaciones para
concertar acuerdos de paz entre Palestina e Israel que se
firmaron el 13 de septiembre de 1993, se celebraban
conversaciones secretas en Oslo, las cuales culminarían en
la Declaración de Principios de
1995 y la Hoja de Ruta que llevaría a la paz entre
Palestina e Israel tras el periodo de autonomía que
culminaría en 1999 y daría paso a la
creación del Estado palestino en 2005.

Las bases para las negociaciones de Oslo comenzaron a
tomar forma en la Conferencia
Internacional de Paz para Oriente Medio celebradas en Madrid en
octubre de 1991. En ella participaron Israel y sus vecinos
árabes. Los palestinos estuvieron representados por
dirigentes de los territorios ocupados, como parte de la
delegación Jordana. Como resultado de la Conferencia se
establecieron mecanismos para encuentros bilaterales entre Israel
y los países árabes vecinos en los que se
tratarían controversias específicas con cada
país.

En un periodo posterior a la Conferencia de Madrid se
efectuarían encuentros multilaterales para asuntos del
interés
de todas las partes como el problema de los refugiados, el agua y
otros. En 1992, los laboristas israelíes partidarios de un
acercamiento y arreglo con los palestinos, establecen vías
secretas de negociación con la OLP. El resultado de
esos acercamientos y prenegociaciones se concretaron en los
Acuerdos de Oslo a mediados de 1993. En ellos ambas partes se
reconocían mutuamente y suscribían un protocolo de
entendimiento para el auto gobierno de los palestinos. Se
establecía un periodo de transición de cinco
años. Como parte de los acuerdos, se crearía un
área autónoma y se someterían a
discusión gradualmente diferentes aspectos de las
controversias entre las partes.

A raíz del acuerdo, se creó la Autoridad
Nacional Palestina, con autoridad limitada en áreas
geográficas específicas de Gaza, se creó una
policía palestina, se permitió el retorno de
algunos dirigentes de la OLP. Los asuntos relacionados con los
refugiados, los asentamientos judíos
en territorios ocupados (colonos), la autoridad sobre
Jerusalén y el estado definitivo de Palestina, entre otros
se considerarían en una segunda fase de
negociación. A los acuerdos de Oslo de 1993 siguieron los
entendimientos de Oslo II. En ellos se ampliaron las áreas
autónomas en las principales ciudades de
Cisjordania.

En enero de 1996 se efectuaron elecciones palestinas en
las que Yasser Arafat resultó electo como presidente de la
ANP y se constituyó el Consejo Legislativo. Esos acuerdos,
aunque fueron acogidos con beneplácito por la comunidad
internacional, por amplios sectores de la población
palestina en los territorios ocupados y por los israelíes,
generaron conflictos y
sus resultados concretos sirvieron de agente catalítico
para el fundamentalismo.

El significado de los acuerdos de Oslo, al no lograr la
consolidación de un Estado nacional independiente, ni
mejorar las condiciones de vida de los palestinos
contribuyó a la erosión
del apoyo a la ANP y fue creciendo la influencia de los grupos y
la resistencia islámica. Uno de los parámetros que
se utilizaron para palpar la ascendencia de los sectores
fundamentalistas en Palestina fue la reacción al retorno
de Yaser Arafat y el sepelio del activista y uno de los
dirigentes del Hamas. Su entierro provocó la
manifestación popular considerada más grande que la
movilización del pueblo palestino para recibir al Arafat
durante su regreso a tierras palestinas.

Después de Oslo, Israel seguía controlando
el 35% de los territorios de gasa. El desempleo
alcanzaba el 60%. De 30 mil palestinos que cruzaban la frontera entre
Gasa e Israel antes de 1993, se redujo a cerca de 8 mil
palestinos. Se impusieron trabas al transporte de
mercancías, y sólo se permitía acarrear
productos de
consumo. Dada
las restricciones y puestos de control
impuestas, los pocos camiones autorizados al transporte de
mercancías necesitaban de 12 horas para recorrer un tramo
no mayor de una milla.

La Paz de Oslo no solucionó los problemas que
se esperaban resolver. Israel continuó con su
política de nuevos asentamientos y de represión,
Esto y la lentitud en la implantación de los acuerdos
profundizaron las críticas y la oposición a los
acuerdos. Ante las protestas y manifestaciones palestinas, Israel
intensificó sus medidas de represión.

En los territorios palestinos, los grupos de resistencia
intensificaron sus ataques contra objetivos israelíes. De
igual modo, en Israel los conservadores catalogaron los acuerdos
de Oslo como un acto de traición. En noviembre de 1995
asesinaron al primer ministro israelí, Isaac Rabin, y en
las elecciones de 1996 los laboristas, fueron derrotados.
Según Gilles Kepel, la firma de los acuerdos de paz entre
la OLP e Israel representaba el interés de las elites
dirigentes para lograr un "reacomodo" con Occidente y evitar los
problemas que ocasionaba el a causa del boicot contra Israel. Por
medio de los acuerdos, buscaban insertarse en el sistema
financiero internacional para encontrar recursos
económicos a corto plazo, establecer la paz social y
neutralizar los grupos fundamentalistas islámicos en
Palestina.

III. Palestina: un
símbolo en tres tiempos, su nombre y su
historia

Para el lector común de nuestros días,
Palestina es un nombre asociado con violencia,
terrorismo,
islamismo, fundamentalismo y muerte. Para
otros es sinónimo del "Septiembre Negro" en las Olimpiadas
de Munich (1972), fotos de niños
enfrentándose a los tanques israelíes, hombres y
mujeres encapuchadas portando armas o la
bandera palestina, la Organización para la Liberación de
Palestina (OLP), Yaser Arafat y HAMAS. Pero Palestina es mucho
más que las nociones mediáticas impuestas por el
capitalismo
imperialista occidental. Forma parte de la lucha milenaria de los
pueblos y naciones por el derecho a su soberanía e
independencia
nacional. En su afán por ocultar las causas
político-sociales del conflicto, desde occidente se ha
enfatizado en la manifestación religiosa del mismo como si
en el mundo árabe no existiesen contradicciones de
clase entre
ricos y pobres. Negándole inclusive, tanto a Palestina
como al Líbano y otras naciones árabes su derecho a
la existencia como naciones libres y soberanas.

En su manifestación histórica, es la
expresión de un conflicto económico,
ideológico, político, geográfico y militar
entre el Occidente imperialista expansionista y el Oriente
invadido y conquistado desde antes de la Primera Guerra
Mundial (1914-1917) o el Acuerdo Sykes-Picot para la
división y repartición de la región
árabe entre Francia e
Inglaterra (1916) y la Declaración de Balfour para hacer
de Palestina el "hogar nacional" de los judíos
(1917).

En el contexto del mundo árabe (islámico y
no islámico), Palestina es el centro de un conflicto
político-militar que se incrementó a partir de la
resolución 181 de la ONU de noviembre
de 1947, conocida como el "Plan de
Partición", que dividía el territorio y
proponía la creación de dos Estados: uno
constituido por la población árabe palestina y otro
judío. En su extensión territorial actual, ya sean
los territorios reclamados por los palestinos y demás
naciones árabes, los asentamientos judíos
conquistados por Israel a partir de 1967, o los reconocidos por
la ONU en de los acuerdos de Oslo de 1993, es el eje de un estado
de beligerancia que trasciende sus fronteras, e incide sobre la
comunidad internacional y los países árabes
vecinos.

En sus factores de identidad
nacional moderna (cultural, étnica y religiosa), vista
desde Occidente, Palestina se entiende como el resultado del
proceso de
colonización europea sobre el Oriente Medio a partir del
siglo XIX y los conflictos surgidos con el mundo árabe con
la creación del Estado de Israel. En el contexto
expansionista occidental decimonónico se visualizaba como
un pablado más de lo que había sido la "Gran Siria"
que comprendía los territorios de Suria
(Beladosh-Shâ m), Jordania, Palestina y
el Líbano. Su estrecha asociación con el
surgimiento del monoteísmo y las tres religiones de origen
común (judaísmo, cristianismo e
islamismo), y la ciudad reclamada como símbolo del
surgimiento de ellas (Jerusalén), la ha convertido en
"universalmente conocida como la Tierra
Santa".

En términos históricos los países
árabes establecen su enlace directo con Palestina a partir
de la expansión del Islam y del significado que tiene
Jerusalén para su tradición religiosa y cultural.
Como parte del proceso de expansión y conquista las
provincias de Siria fueron las primeras en ser conquistadas por
los musulmanes. En ese movimiento inicial de expansión
islámica Jerusalén se convirtió en el lugar
hacia donde miraban los musulmanes durante sus oraciones
(quibla) hasta la dinastía Omeya (657-750 d.C.)
cuando se reoriento la peregrinación y la quibla de
la tradición islámica en dirección de la Meca.

Según la tradición, Mahoma fue llevado de
la Meca hasta Jerusalén por el Ángel Gabriel. En su
ascensión, a través de un halo de luz, lo
llevó a Sinaí, Belén, y finalmente a
Jerusalén en cuyo lugar entraron por un pasadizo (la
puerta de entrada del profeta) y se dirigieron hasta la Roca
Sagrada, donde se cree que estaba el centro del templo de
Salomón. Llegado allí, se postró como lo
hicieron otros profetas y apóstoles y fue ascendido
nuevamente para ser llevado ante la presencia de Allah, de quien
recibió su palabra e instrucciones de cómo sus
fieles deberían hacer las oraciones. De esa
tradición deriva también su nombre la gran mezquita
de Jerusalén, Al Masjid al
Aksâ
(la Mezquita Lejana). Según Le
Strange, Mahoma hace alusión al hecho en los versos del
Corán (Xvii, I) glorificando a quien lo transportó
del Masjid al Haram (la Mezquita de la Meca) a la de
Jerusalén. La interacción de esos factores: lugar
sagrado, tierra de
conquista y territorio de consolidación de la
dominación árabe, ha hecho de Palestina uno de los
lugares más controvertidos y sagrados de la historia.

Para las naciones del Medio Oriente, Palestina es
árabe por más de cuatro siglos a pesar de los
grupos humanos o estados que la conquistaron en el devenir de su
historia y que "después de haber experimentado la
influencia del cristianismo, es musulmana desde el siglo VII".
Como contraparte a ese discurso, en el que Palestina se entiende
como "un auténtico y definido pueblo árabe",
algunos autores defensores de la causa palestina catalogan lo
israelita como anticristo y sionistas ateos. De otra parte, en
sectores de la opinión
pública israelí, Palestina representa la
negación del derecho a existir, la "destrucción de
Israel" y "el retorno de Mahoma como conquistador".

Entendida por los países árabes como el
lugar que les pertenece por su historia e identidad, no
ha dejado de ser un paradigma, en
ocasiones aparentemente insoluble. Por otro lado y analizando las
posturas de varios países árabes ante la realidad
palestina, no significa lo mismo la defensa de Palestina y sus
territorios en el contexto del discurso nacionalista del
panarabismo antes de 1967, y esa misma defensa en el contexto de
las particularidades económicas, políticas y
sociales de cada uno de esos estados. Esa dicotomía la
describe Edward Said en relación a las dificultades que
enfrentan los palestinos refugiados. Según Said, lo que
resultaba una ruta de tránsito viable, en la que se
podía ir desde el Líbano y Siria hasta Palestina y
Egipto sin
mayores dificultades, resulta ahora imposible, y las naciones
solidarias con los palestinos "son a menudo los que peor los
tratan".

Como entidad autónoma bajo la
administración de la ANP, organizada a partir de los
Acuerdos de Oslo Palestina es un pueblo que reclama la
independencia plena y la transferencia de los territorios
ocupados por Israel entre 1948 y 1976. También es un
símbolo en tres tiempos: del panarabismo, de la
resistencia árabe ante el Estado de Israel y del
fundamentalismo islámico desde mediados de la
década de 1970.

La cotidianidad en el uso de "Palestina" como concepto de
identidad, crea la noción de que vocablo ha existido
política y geográficamente desde tiempos
inmemorables. Al tratar de conceptuar a Palestina, debe
establecerse una diferencia entre la "Palestina antigua" y la
Palestina de nuestros días. Como concepto para identificar
la identidad y espacio geográfico reclamado por el pueblo
palestino, éste corresponde al mundo moderno. Su nombre se
deriva de Falastín o Filastin, nombre con el cual
comenzó a identificarse la región ubicada en la
zona del Mediterráneo Oriental a partir del
establecimiento de los filisteos entre el año 1200 y el
1000 a.C.

En las descripciones del mundo islámico hechas
por geógrafos y
escritores árabes durante la Edad Media,
Palestina como pueblo o tribu y su gentilicio correspondiente no
existe. Se utiliza el vocablo Filastín, Falastín o
Filistea. Se consideraba parte de Siria, el cual a su vez fue el
nombre dado por los griegos para designar al territorio que
circundaba a Sû r o Tyro, y que más
tarde se utilizó para toda la provincia. Los territorios
que conocemos hoy como Siria, Palestina, Jordania y el
Líbano, se extendían desde el "Paso Ciciliano" al
norte hasta los desiertos de Egipto e incluyendo la costa del Mar
Mediterraneo al oeste y el desierto de Arabia al este. Los
árabes designaban esa zona con el nombre de Ash
Shâ m como marco de referencia al Norte y el
Sur de sus dominios. De igual modo, según plantea Le
Strange, citando al geógrafo árabe Mukaddasi, Siria
se denominada con el vocablo Shâ m
porque se encontraba "como recostada a la izquierda" del
territorio

En términos geográficos, la
Palestina antigua estaba localizada en la costa del
Mediterráneo Oriental del Oriente Medio. Comprendía
una extensión territorial de aproximadamente 27,000
km2 entre Egipto y Siria, y estaba dividida en cinco
zonas geográficas: Llanuras de Salón y Filistea,
Sefela, la Cordillera Central, el Valle del Jordán y la
Meseta Transjordana. Su ubicación geográfica, entre
el Nilo y Mesopotamia,
le permitió recibir la influencia cultural de diferentes
pueblos y civilizaciones, "creando una realidad
multiétnica y multiconfesional" que subsiste hasta
nuestros días. Dada su historia religiosa, se le considera
el lugar fundacional del monoteísmo (cristianismo,
judaísmo e islamismo).

En el siglo noveno de nuestra era, el geógrafo e
historiador árabe nacido en Egipto, Ya¢ kû bi, conocido como
Ibn Wâ dhih, indicaba que la población
de Filastín estaba integrada por árabes de las
tribus de Lakhm, Judhâ m,
 milah, Kindah, Kais y
Kinâ nah.
Los geográfos Istakhri
(c. 951 d.C.) e Ibn Haukal (c. 978 d.C.) al referirse a los
recursos
naturales de Palestina destacan la fertilidad de sus tierras,
que no necesitaban de irrigación artificial y la
consideraban la más fértil de la provincias sirias.
Destacan el hecho de que a pesar de su poca extensión
territorial tenía alrededor de unas 20 mezquitas para las
oraciones de los viernes:

Filastin is the watered by the rains and the dew. Its
trees and its ploughed lands do not need artificial
irrigation…Filastin is the most fertile of the Syrian
provinces… In the province of Filastín, despite its
small extent, there are about twenty mosques with pulpits for
the Friday prayer

En el siglo XIII Palestina era descrita por
Yâ kû t como "la
última provincia de Siria hacia Egipto" con
Jerusalén como capital. Entre
sus principales pueblos nombraba a Askalâ
n, Ar Ramlah, Ghazzah, Arsû f, Kaisariyyah,
Nâ bulas, Arî ha (Jericho),
´Ammâ n, Yafah y Bait Jibrin .
Sobre
la referencia y genealogía de Palestina
Yâ kû t indicaba que
según las palabras del Corán, Abraham y Lot fueron
llevados "hacia la tierra de salvación que fue bendecida
para todo el género
humano". Esa "tierra de salvación" la identifica con
Filastin.

Como parte del proceso de movimiento migratorio antiguo
comenzó a ser habitada aproximadamente hace unos 50,000
años. En su espacio geográfico se establecieron,
las tribus semitas, Para el año 1500 a.C. se establecieron
los hebreos, y hacia el 1200 a.C. iniciaron la conquista de
Israel, Samaria, Amon, Moab, Jerusalén y Judá
(Palestina Central). Dominada por los persas a partir del 539
a.C., y en el año 232 a. C. sería conquistada por
Alejandro
Magno, pasando a ser una colonia griega.

En el año 63 a.C. Pompeyo conquistó
Jerusalén y extendió su dominio sobre
Filastín instaurando el control romano. Con la presencia
romana, y a raíz de una revuelta judía, los hebreos
fueron expulsados de Jerusalén por el emperador Adriano.
La expulsión de los judíos de Jerusalén, la
utilizan los juristas árabes como marco de referencia
histórica para indicar que a partir de ese momento se
puede considerar a Palestina de nuevo como "una provincia
árabe".

Durante el periodo de ocupación romana estuvo
habitada por judíos, idumeos, etrureos, amonitas y
árabes. Bajo la dominación bizantina (330-637 d.C)
su población recibió las influencias del
cristianismo. Como resultado de la expansión de los
árabes y el islamismo, en el año 636 d. C. el
segundo califa, Omar, conquistó Jerusalén y
ordenó construir la mezquita Al Aqsa (La Lejana).
Durante el desarrollo de
las Cruzadas para la reconquista de las "Tierras Santas", Godfrey
de Bouillon conquistó Jerusalén en 1099 d.C. A
partir de entonces estuvo controlada por los cruzados hasta el
año 1187 cuando fue reconquistada por Saladino. En 1516 se
incorpora al Imperio Otomano y estuvo bajo su dominio hasta
principios del siglo XX cuando, tras la derrota de los turcos en
la Primera Guerra Mundial
(1914-1918), se creó el Mandato de Palestina y
Transjordania en la Conferencia de San Remo (Italia 1920)
otorgándose el mismo a Inglaterra. Dicho Mandato
incluía el territorio que comprende actualmente Israel,
Cisjordania, Jerusalén, la Franja de Gaza, las Alturas de
Golán y Jordania.

La administración británica de los
territorios finaliza en 1948, luego que las Organización
de las Naciones Unidas
(ONU) aprobara en 1947 el Plan de Partición de Palestina.
Dicho Plan dividía el territorio en dos estados: Palestina
e Israel. Los judíos y su Movimiento Sionista aceptaron el
Plan de Partición mientras que los países
árabes lo rechazaron. La inconformidad con la
creación de Estado de Israel provocó una guerra
entre árabes e israelíes. Finalizada la misma,
Cisjordania y el este de Jerusalén quedaron bajo la
ocupación de Jordania, Egipto ocupó la Franja de
Gaza, e Israel logró conquistar un 26% del territorio
adjudicado en la Partición a los palestinos y obligando a
un alto número de ellos abandonar sus territorios y a
refugiarse en otros estados árabes. Los acuerdos de Oslo
no resolvieron el reclamo fundamental de los palestinos: la
construcción del Estado y su absoluta soberanía
nacional. Israel continuó con su política
expansionista, asesinando a dirigentes políticos de la
resistencia. Su agresión se puso de manifiesto nuevamente
a principios del 2000 cuando comenzó la
construcción del Muro de Israel a pesar de la condena
mundial y cercó y bombardeo los cuarteles generales del
gobierno de la Autoridad Nacional Palestina.

IV.
La resistencia islámica

Entre los palestinos, decepcionados con la OLP; ante la
imposibilidad los países árabes de hacer realidad
la expulsión de Israel; la impunidad ante
la comunidad internacional con que el Estado israelí se
apropiaba de sus territorios; la política de
expulsión de poblaciones enteras para el establecimiento
de nuevos asentamientos judíos; la incapacidad de la
Autoridad Nacional Palestina para contener las incursiones y
ataques del ejército israelí; y el realismo
político (aglanah) que llevó a gobiernos
árabes a negociar y reconocer la existencia de Israel,
fueron algunos de los factores que contribuyeron al crecimiento y
fortalecimiento de HAMAS y las organizaciones islámicas en
Palestina. Analizada desde el interior de su dinámica, como expresión de la
identidad religiosa y el fundamentalismo en tanto
manifestación de un discurso político, comenzaron a
tener espacio frente a las contradicciones de la
Organización para la Liberación de Palestina y de
la existencia de un estado laico sin poder real
representado por la Autoridad Nacional Palestina y los acuerdos
de Oslo.

Unos lo han visto como la continuación de una
lucha milenaria por el control de las tierras palestinas que se
remonta a la época de los primeros fundadores. Otros la
caracterizan como un conflicto eminentemente religioso entre el
islamismo y el judaísmo, y otros como parte de la lucha
contra el colonialismo europeo que estimuló las
migraciones fomentadas por el movimiento sionista hacia
Palestina. Rashid Al Ghannouchi, dirigente del movimiento Al
Nahda
(El Renacimiento),
indica que la lucha islámica no es contra el
judaísmo, sino contra el sionismo. Al considerar el
judaísmo como una de las tres religiones
reconocidas por el islám establece que su lucha
está dirigida contra el sionismo por ser éste un
proyecto
colonialista de occidente.

Según Al Gannouchi, uno de los conceptos
árabes para el accionar político es el
aglanah ("realismo"). Éste lo define como la
continua vinculación con la realidad (aql ua waqi)
que se pretende transformar para que "el trabajo no
sea gobernado simplemente por el texto" y se
pueda establecer un balance entre lo humano, el texto y la
realidad. Ello implica el considerar las condiciones coyunturales
al momento de tomar decisiones para la actividad política.
En el pensamiento de
Gannouchi, la aglanah podría implicar el riesgo del
pragmatismo
que podría conducir a la "rendición" ya que, al
considerarse como factor fundamental las reglas del acontecer
político, lleva a muchos dirigentes árabes a
aceptar la realidad tal cual la interpretan y a "tratar de salvar
lo mínimo antes que perderlo todo" sin considerar la fe. A
partir de la relación entre la aglanah y las
consideraciones religiosas que establece Gannouchi, éste
critica la lógica
del pragmatismo de Yasser Arafat y su equipo de especialistas al
asumir posiciones políticas sin balancear sus opciones con
el "contrapeso de la fe". En el caso de Gannouchi, a pesar de que
se le identifica con el radicalismo fundamentalista, su
visión sobre Occidente y Oriente implica una
relación de mutuo reconocimiento y no de
exclusión:

Los términos Occidente y Oriente son conceptos
abstractos que no representan la realidad. Occidente no puede
ser sólo realismo, democracia y ciencia,
mientras que Oriente no puede ser todo superstición,
despotismo y atraso. Aspectos positivos y negativos existen en
varios niveles, tanto en Occidente como en Oriente.

Uno de los planteamientos con respecto a la resistencia
Palestina es el asunto de la expulsión de Israel del
territorio Palestino. Según Ziad Abu Amr, "expulsar a
Israel de Palestina es imposible" en la medida en que Siria y
Jordania concreten tratados de paz
con Israel. Siria es una base de apoyo logístico para
Hamas, y en Jordania tiene una fuerte base de apoyo y "se
verá muy presionado para no continuar con ésta
táctica (acciones suicidas), si ésta tiene como
objetivo sabotear el proceso de paz."

Esa visión ha obligado al reconocimiento de que
la existencia de Israel es un hecho irreversible. Al analizar los
acuerdos de Oslo, Edward Saíd expone su convencimiento de
que, no solo es irreversible la expulsión de Israel de
territorio árabe, sino la imposibilidad de recuperar los
territorios palestinos perdidos en 1948. Ante esa realidad
entiende que el único camino a alcanzar es una
solución "intermedia" de carácter político e histórico
que preserve la integridad palestina reconozca, la historia y el
significado de la lucha del pueblo palestino. A esa noción
sobre el futuro de la resistencia Palestina, se contrapone la que
se resiste a la existencia de Israel:

…toda Palestina es tierra islámica…Israel
no tiene derecho a existir…nadie tiene derecho a ceder
ninguna parte de Palestina y que cualquier arreglo
político que deje a Israel intacta es una
traición

Es probable que en el ámbito de político
académico se continúe la discusión acerca
del derecho o no derecho de Israel a existir. En ese aspecto, en
las condiciones actuales en que el poder de las armas de
destrucción masiva determinan quien detente e impone el
poder, lo expresado por Edward Said parece ser la opción
más realista. Pero mientras ese debate
continúa resulta perentorio reconocer el derecho del
pueblo palestino a la lucha por su independencia y la
construcción de un Estado nacional, así como a
exigir el retiro del ejército israelí de la franja
de Gaza, el cese de los bombardeos y su derecho a vivir en
paz.

V. Un
apéndice poético

Los poetas tienen la noble virtud y capacidad de
sintetizar en la más sencilla y expresiva imagen
poética lo que a los historiadores le toma cuartillas y
notas al calce. Palestina es también poesía
construida al fragor del sufrimiento, la resistencia y el
combate. He aquí un ejemplo. Se trata del poema
Qibya del poeta Yabra Ibrahim Yabra (1926-1994) y
traducido del árabe por

QIBYA*

Balas

en la noche de luna llena

surcaron las colinas y los
caminos.

Balas

chocaron contra los muros

y golpearon las puertas y las
ventanas.

Iban dirigidas a los corazones y a las
entrañas.

Balas

por detrás de las
piedras,

a través de los
desfiladeros,

por detrás de los sacos de
arena.

Balas.

Se esparcen por las piedras arrayanes de
sangre

y se pegan adornos de sangre en las
paredes.

Balas

y gelignita

arrojan los cuerpos a las
hienas.

Sembramos el trigo pero no lo
recogimos,

regamos las vides pero no bebimos el
vino.

En vano se bañó nuestra
noche con la fragancia de los naranjos.

Nuestra sangre corre por la tierra
roja

y sobre las piedras.

Buscad nuestras manos bajo los
ejércitos de hormigas.

Cerrad las puertas,

apartaos de las ventanas,

ocultaos de la luna,

protegeos de la noche.

Pero las puertas son de madera

y las ventanas no se construyen para
evitar

el aire, la
luna,

la gelignita

y los colmillos de las hienas.

El corazón es
de hierro
pero

para las balas, la gelignita y los
colmillos

es más débil que la
madera.

Los brazos de Fátima rodean el
cuerpo de Hasan:

una alberca de sangre,

y del padre de Hasan no queda

más que el qunbaz hecho
jirones.

Buscadlos bajo las piedras

y juntad los brazos a los
cuerpos.

Sembramos el trigo pero no lo
recogimos,

regamos las vides pero no bebimos el
vino.

En vano se bañó nuestra
noche en la fragancia de los naranjos.

Nuestra sangre fluye por la tierra
roja

y sobre las piedras.

Buscad nuestras manos bajo los
ejércitos de hormigas.

Balas

golpean las piedras.

Gelignita.

La noche se desgarra

entre nuestros olivos y
viñas.

"Del poemario Tammuz fi l madina (Adonis
en la ciudad). Beirut, 1959."

"* QIBYA es un pueblo palestino de
Cisjordania, cuyos habitantes fueron masacrados por tropas
israelíes en la tarde del 14 de octubre de 1953. El ex
primer ministro israelí, Ariel Sharon, fue quien
dirigió las tropas en aquel día."

VI.
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http://actualidad.terra.es

www.monografias.com
:(Conflicto palestino ? israelí)

 

Datos sobre el Autor:

Jesús Delgado Burgos

es ciudadano de Puerto Rico, se
desempeña como maestro de Historia y actualmente realiza
estudios conducentes al Doctorado en Filosofía y Letras
con concentración en Historia en la Universidad de Puerto
Rico, recinto de Río Piedras. Para comunicarse con el
autor pueden hacerlo a través del siguiente correo
electrónico:

 

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