- Primera etapa: La
Concentración - Segunda etapa: La
Memoria - Tercera
etapa: La Imaginación - Cuarta
etapa: La Clasificación - Quinta
etapa: La Intuición - Sexta
etapa: El Cambio
El entrenamiento
psicológico, Coaching, como
cualquier otro entrenamiento, se hace para lograr, alcanzar, o
conquistar, un objetivo muy
concreto.
Desde nuestra forma de entender este tema, el proceso de
lograr un objetivo puede ser, al mismo tiempo, una
forma de aprender un método que
permitirá al que hoy es entrenado pasar a ser su propio
entrenador, hacer Auto Coaching, Auto Entrenamiento
Psicológico, para lograr cada vez que lo use, un mayor
desarrollo
personal.
Primera etapa: La
Concentración.
Lo más importante es la delimitación clara
y precisa del objetivo a conseguir. Esto no es fácil en el
coaching, porque toda dificultad que se plantea en el
ámbito psicológico suele estar mezclada con otras
dificultades no resueltas anteriormente. La primera tarea,
entonces, es "separar la paja del trigo".
Este ejemplo no es casual, lo más difícil,
si lo descomponemos en sus elementos constituyentes, aparece
extraordinariamente parecido a lo más fácil. Lo
más fácil es comparar todo nuestro funcionamiento,
incluido el psíquico, al funcionamiento de la naturaleza,
entendiendo que nosotros mismos, cada persona, es el
mejor, o el más comprensible, modelo de la
naturaleza.
Desde este punto de vista, el hecho de que un objetivo
aparezca muy mezclado con otros no nos debe sorprender ni
preocupar. Es natural. Saberlo y tenerlo en cuenta
ayuda.
La mezcla, la confusión, el caos, están,
siempre, en el principio de cualquier proceso creativo, como el
de intentar un determinado logro de objetivos, por
ejemplo. Parece una repetición continua de lo que
conocemos como el origen del
universo, y nosotros somos un micro universo, por lo
que es bastante lógico que, al comenzar una tarea, nos
encontremos con todo mezclado, en confusión.
Resulta curioso deducir que de aquella tremenda
energía que generó el universo, –
teniendo en cuenta que la energía puede transformarse pero
no desaparecer – nuestro deseo es el heredero indiscutible. En
nosotros, como representantes individualizados de toda nuestra
especie. Nuestro deseo es el combustible necesario para cualquier
tarea. Por lo tanto lo utilizaremos para organizarnos, por orden
de prioridades naturalmente lógicas.
Nos aseguraremos que el objetivo que elegimos
esté perfectamente sustentado, que cuente con los recursos
básicos y que sea, necesariamente, el próximo paso
que debemos dar, en el área que hayamos elegido, en
nuestra área personal,
familiar, profesional, o en cualquier otra. En ese momento es
cuando podemos dirigir todo nuestro deseo a una sola zona muy
bien delimitada, en la cual concentramos, centramos en un solo
punto, el deseo por lo que tenemos que hacer primero.
Segunda etapa: La
Memoria.
Cuando revisamos nuestros recursos aparece uno que es
como un iceberg, muestra apenas
una parte de toda su dimensión, es el impulso evolutivo.
Es una fuerza que
está en nosotros, viene de antes de nuestro nacimiento y
seguirá estando después que nos hayamos ido. Este
impulso evolutivo esta en nuestra memoria, la
consciente, la inconsciente, la personal y la
colectiva.
Nos produce un cierto estremecimiento este hecho, pero
también un gran entusiasmo, porque es fácilmente
reconocible que, después del encuentro amoroso entre
nuestros padres, el que nos dio vida, nosotros comenzamos a ser
nosotros y no tenemos más remedio que reconocer que
nuestra conciencia no
tuvo ningún papel en nuestro desarrollo
hasta nacer. Como tampoco la tiene actualmente cuando dormimos y
nuestro organismo se mantiene activo.
El impulso evolutivo nos ha dotado con mecanismos no
conscientes que se hacen cargo de más funciones que la
propia conciencia. Pero no son ajenos a nosotros. Son una parte
nuestra, casi desconocida, pero nuestra.
La memoria, por ejemplo, almacena no sólo todos
los detalles, hasta el más ínfimo, de todo lo que
hemos vivido, sino también todo lo aprendido por nuestra
especie desde su existencia. Esto significa que si conseguimos
organizar un intercambio consciente entre nuestras dos partes,
nuestra fuerza se multiplica, no sabemos por cuánto,
suponemos que no hay más límites
que nuestra propia ignorancia sobre el tema que nos ocupa. Por lo
que vemos que el reconocimiento de la dualidad, consciente /
no-consciente, y la intención de integrarla hace que el
logro de nuestro objetivo se vea con mayor seguridad y
confianza.
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