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Los Chaimas (página 2)



Partes: 1, 2

 

III. ENTORNO NATURAL

13. Aunque también cazaban y pescaban, los
chaimas eran fundamentalmente indígenas
agricultores. Para ello, empleaban los valles que sirven de lecho
a los ríos y quebradas del territorio. Su relación
con el entorno que les rodeaba estaba regida de manera
mágica por sus creencias y mitemas. Las costumbres que son
comunes hoy a sus primos hermanos los pemón nos
pueden dar una idea aproximada de cómo era esa
relación con el mundo físico.

14. De acuerdo al testimonio de los misioneros
que los intentaban evangelizar, los chaimas conocieron muy
bien el mundo vegetal y animal donde se desenvolvían,
donde cazaban algunos animales y
cultivaban algunas plantas para su
dieta diaria. Además, algunos eran utilizados en su
interesante farmacopea, transmitida oralmente por los ancianos y
los piazpan (piaches). Tomando en cuenta el Arte
y Vocabulario
de Tauste y los apuntes recogidos en el
territorio, puede darse una breve relación de los animales
y las plantas que ellos conocían, indicando entre
paréntesis sus nombres chaimas

Animales.

15. Entre los animales conocidos por los
chaimas, estaban diversas aves y
pájaros (torono-kon). Entre las aves de
rapiña, se relacionan las denominadas como piana,
warawao, awachako
y arawataiko, además del rey
zamuro (enuana) y del zamuro común (kurumo);
varios gavilanes (aria, cumuz, tawarpa), algunos afectos a
lagunas y playas, como el alcatraz (aurun), la garza
común (guacara o, yipuin), la garza blanca
(carabaz), la garza roja o corocora (kukurkur,
kurukurare);
la golondrina (teira, arekirik); entre
las prensoras, el loro (roro), el periquito colorado
(puekir) y el verde (kirikiri). También
conocían el aguaitacaminos (kiaonok), la lechuza
(yamian) la lechuza blanca (chaure, chawire), el
mochuelo (tute, o kiarawari); el picaflor
(tukuz), del cual diferenciaban tres variedades llamadas
wanarí, wareware y teretere; el
cucarachero (tokokzaz), el tordo (chakrokro), el
tordo picudo (tuyura), la paloma torcaz (wakua), la
perdiz (maukaba); las gallinas de monte o codornices
chekiri y koktere; la cotúa
(cutúa) y el ave que debido a su canto los
españoles llamaron cristofué, llamada por los
chaimas krisotok; dos clases del pájaro carpintero,
llamadas turma y maraypona; el pájaro pipe
(pipe), el paují (paojí), y
variedades de patos (werwerí o wiriwiri,
roponó, chakuiri, wenípo
(pato
cucharón). El pájaro de la cueva del
Guácharo, que dio nombre a esta espelunca,
originalmente era denominado por los chaimas con el nombre
de kaka. La gallina, que conocieron por los
españoles, la denominaron karina.

16. Los chaimas conocían algunos
artrópodos, como el cangrejo de río
(tupoko), el de mar (kua); el alacrán
(ayawaka), la araña (moyoz), la avispa
común (ocoma), otra avispa más grande
(kazkan); las abejas comunes (imarua, imota) y las
llamadas pegones (puez y pon); el ciempiés
(kumepe), la cucaracha (yuta), la cucaracha
pequeña o chiripa (puitikir), el cigarrón
(wamo), la cigarra (konzarat), los gusanillos
chipichipi (tupuruan); el carángano
(makapu), el piojo (yamue, adamó) y la
liendre del piojo (yukmuey), la luciérnaga
(cucuy), el escarabajo cornudo (tapuezke), el
grillo (kriz, iriz), la garrapata común
(kaymatek, karimatek o kaimuek), la garrapata
venadera (konós), la garrapata chivacoa
(kiezpok o kuchivakoa), el zancudo común
(zarke), y el chipo (mazaka o mazake), el
mosquito rodador (nurke), la mosca común
(werewere), el tábano (tureke), el mosquito
(panapakne), un insecto cavador llamado kachikan y
otros insectos menudos llamados pepur y tapirimo;
también la nigua (chika, chike), la pulga
(chikón) y la hormiga común pequeña
(puene, o enek), la hormiga grande, negra y
agresiva (irak), y
otra similar (kuyuk), además de las llamadas
watipa que es hedionda, y la kitirime; así
como otras hormiguillas (inere, keretek), el bachaco rojo
(kiyaweke) y el comején (muko). Admiraron
las mariposas, como una llamada kamaywa, y otra
pok.

17. En sus ríos, playas marinas y lagunas
se movía gran variedad de la fauna
acuática, de manera que los chaimas conocían a los
peces, en
singular woto y en plural wotokon. Entre los de
río, están: la lisa de río (arawa),
el pez corroncho (guaraguara), el pez manatí
(kuyumuri), la sardina de río (kerepe,
moroco)
y la llamada guabina (matawari) . De las
lagunas, está documentada la lisa de laguna
(chupukiri). Entre los peces de mar están la
sardina (wawa); el bagre (yake), la lisa de mar
(waria o waira, o wara), el lebranche
(werma), el mero (wuna, o pukare), la
doncella (makpa), pez raya (chupare), el robalo
(mewechí), el carite (awawur), el pez espada
(tarú) y el tiburón (waypayaba),
así como otros peces espinosos no identificados llamados
por ellos wayup, o wayupo y kiaokot o
kiaokoto.

18. Los mamíferos eran objeto de caza permanente
por parte de los chaimas y eran muy numerosos en las
montañas del Turumikire; entre ellos la ardilla o ardita
(iwa, iwarakná), la danta (wararé),
varios roedores (achik, kuok, kaye), el acure
(wamara, kurí), el ratón de monte, llamado
por los españoles de entonces comadreja (zanoto),
otro roedor comestible, llamado kurareke, o
kaparakuari, una especie de zarigüeya, o roedor
comedor de maíz
(waymit o kuete) y otro llamado coromamicha;
el conejo (karpa), el cachicamo (kazkan, kachikan),
el zorro (yoroko), el mono machín (yorakar),
el venado caramerudo (iwiripo), el venado común
(waikem o koche), la lapa (irapa o
tumen), el tigre (yaware, ekere, kaikuche,
kurache)
, el tigre pequeño o gato cerval
(warure), el puma (kocheiko), el oso grande
(anxa, ancha), el oso hormiguero (wariz), el puerco
de monte o jabalí (puinke), el puerco espín
(waypakua), la báquira (pakara), el perro de
agua (saro), el chigüire (capiwa), el
murciélago pequeño (rere), y el grande
(tamane, tamawi),

19. Los chaimas conocían varias serpientes
a las cuales llamaban, en singular ekuey o awi y en
plural ekuei-kon o awi-kón; entre ellas, la
tragavenado (ekueyma), la coral (ekuey-temenukren),
el cascabel (tumarwaken, tawarukien) y otras especies,
llamadas vetun (que al morder da sueño),
kamakua (parecida a la anguila), okokirichi,
makurakura, makawa, anarawa,
y la serpiente hormiguera
(kiawekenoto, o sea, la abuela de las hormigas.
Conocían otros reptiles, como el caimán
(yarbe), la lagartija (waima), el lagarto (mato,
tezenpú
o ipez), y la iguana (ayamaka, o
ipeche), y quelonios como la tortuga jicotea
(wayamuri)¸ la tortuga terrestre (morocoy o
morrocoy), la tortuga carey (karay), la tortuga de
mar (akzapan) y otras llamadas paye, kani,
kuramiwa.

20. También les eran comunes a los chaimas
algunos moluscos, como los caracoles de la cueva del
Guácharo (irit-kon, o teptaón), y
otros (kuakara, o wakara, kurupo), y las variedades
que se criaban en pantanos (kuiwa, iwata, iroz o
eruapi). Conocieron varios tipos de camarón
(kamachí, cheruk, yuchure, coyonué) y de
cangrejo (kachuk, pukpoimá, kakché,
ororó, apuko, pukche, akuima).
Además de
crustáceos como las langostas llamadas chawika,
kuritaka, chiri
y chakari.

21. Había en su entorno algunos batracios,
de manera que conocían diversas ranas (chenao, machapo,
wareke, wirwarú, wonoyú, wichi),
y el sapo
común (pokpok, pororo o puerere) y
sus renacuajos (parparú); además
idemntificaban alguna especie de sanguijuela llamada
mizke. También identificaron algunos gusanos: el
gusano en general (erke u orke), un gusano picador
no identificado (okton), el gusano de monte
(ichike), el gusano del papayo que les era comestible
(putukuma). Conocieron las lombrices de tierra
(kiyiwe, mueniremá, motowari), y la intestinal
(yukrepana).

Plantas

22. Las plantas entre las que se movían
los chaimas, por supuesto, eran innumerables, incluso
había mucha más flora que la actual, dada la
depredación que han producido los asentamientos humanos.
Se recoge, pues, una enumeración de las plantas que por
razones de utilidad y de
cultivo ellos empleaban. En chaima el nombre genérico para
árbol era yekiz, o ekiche.

23. Las principales plantas cultivadas por los
chaimas eran la yuca, el maíz, el barbasco, el
plátano (introducido en su territorio por los invasores),
la papaya, el ocumo, el mapuey, los ajíes y otros
frutales.

24. Cultivaban dos tipos de yuca: la
amarga o agria (kichere), cuya planta llamaban
kicharapo, y cuya raíz era empleada para hacer
cazabe (katcha) y almidón; y la yuca dulce
(kazet o kazite) que podían comer sancochada
o asada, y de la cual tenían múltiples variedades:
kaziripuer, morocopuer, warakapuer, teypanpuere,
emmanpuere
y kumakapuer, que se traducen
respectivamente, como cazabera, morrocoyera, totumera,
raízdura, almidonera y ceibera.
Este cultivo, heredado
de los ancestros karibe le permitía la
elaboración del cazabe. (ver. 48)

25. El maíz era la otra planta
importante, heredada de sus ancestros arawak. Cultivaban
la variedad de maíz blanco grande, conocida por ellos como
ayaze y añaze. El maíz amarillo
grande, llamado yucatán por los españoles,
lo denominaban con la voz taína maíz, o con
la palabra saro. No obstante, tenían otras
variedades de este grano, que comían tierno (yurar,
yurare)
, o molido como harina (tapochen), y cocinado
como pan (erepa, arepa), tales como: el maíz negro
(arepaymayen), maíz rojizo (ewayupiere), el
morado (tumuepiere), el amarillo pequeño
(pariazer o pariayer), el blanco pequeño
(tiemizer o tiemiyer). Aprovechaban asimismo
algunas semillas comestibles que los misioneros se
empeñaban en llamar maíz, tales como los hoy no
identificados marik, tekizyer, tiepuere,
tawaryer.

26. La papaya la llamaban
tuparaniak cuando estaba florida, la fruta del papayo la
consumían madura, pero también aprovechaban las
proteinas del gusano del papayo, llamado por ellos
putukumá.

27. Del ají o pimento
conocían dos especies: Uno grande (pomi o
pomuey) y el picante pequeño (chirel o
cherer). También cultivaban frijol o caraota
(marik), la calabaza (merik) y la totuma
(tutumo, warakua)

28. Entre las plantas del bosque (yuto),
tenían una deferencia especial por la maya
(Bromelia chrisanta), de la cual extraían un licor
ceremonial; además conocían el chaparro
(kurata), el cedro (upiere), la caoba (muez
o mueche), la ceiba (kumaka), el jabillo
(warka), el jobo (kamare) cuyo fruto
(marapa) aprovechaban sin cultivo alguno, como
también el cotoperiz (cutuprich) y la guayaba
(warapa);
además en sus montañas encontraban el
copey (morokoyor), algarrobo (amere), la
chika, el paují (paoxiwa), cacao silvestre
(tarnen) amores secos o uña de tigre
(ekeryamor), el anón (yarure), varios tipos
de bijagua o bijao (eretawa, wanakna, kachipo, akna), y un
grupo de
árboles
no identificados, entre los cuales están: uno similar al
cacaco (upuerete), uno muy florido (tuazikik), dos
árboles que producen vainas, uno con granos como caraotas
(okopron) y otro de vaina ancha (onoman), uno con
frutas como peras (paramin), y otro de frutas como arvejas
(curapare), dos con guindillas, uno con estas verde
(kumutir), y otro con las guindas coloradas (pamueipo);
,
y en las orillas del mar oriental el mangle (kutari,
kutariz).

29. Las gramíneas, yerbas (werena,
warena, werenaz)
conocidas por los chaimas eran desde las
enormes majagua (oropo) y la guadua (kuruche),
hasta las más menudas, como el carrizo de laguna
(chata), el carrizo para pasto (wanapo), la enea
(karakarate, karakarache, karakaraz), la caña brava
(ratá, chupakuri), y la caña dulce
(kazit), introducida por los conquistadores; una paja
grande de hoja filosa (rinate), También hierbas,
tubérculos y arbustos, como la verdolaga (iruiyop),
la cocuiza (karuata, karota); el ocumo
cimarrón (urokian), la higuereta (waymare),
un tipo de planta urticante (puton). Sacaban provecho de
variadas palmas de las cuales aprovechaban el cogollo
(chatire) como alimento y las hojas para techar, entre
ellas la chawarama, el corozo (yaguara, parapara),
la karata.

30. Los barbascos de los chaimas eran el
cultivado, llamado punari, y los silvestres, de uno de los
cuales usaban la corteza, llamado kaybe, o kaipe, y
el otro, llamado fruta de paloma (wakuayur),

31. La farmacopea chaima ha dejado a
través de la tradición oral el
conocimiento de algunas plantas
medicinales, como el ditamo real (tamiyek) como
depurativo; el kuaurpo (no identificado) para
refrescar los riñones; el pazote (pazatagua) contra
los parásitos; el palo de aceite (kurrukay,
karaña)
para curar heridas; la cuspa o
cuspare que es la famosa quina de Nueva Andalucía,
particularmente útil para fiebres de paludismo; un
orégano llamado karama para curar males del
estómago; una especie de escorzonera llamada
kiawichi como depurativo; una hierba llamada cacho de
venado (kochewaika) que sirve para curar llagas, al igual
que otra llamada ikuriki; una especie de yerbamora,
llamada pereketei; otra utilizada para hacer salir el pus
de los postemas, llamada kuechenkutu o kueche.
También se acepta entre los chaimas las propiedades
curativas del tabaco (kaway), utilizado para zahumar las
casas y espantar así los insectos, así como para
masticarlo y usar las hojas con saliva como emplasto en heridas.
La lista de plantas curativas de la región chaima puede
alargarse mucho más, pues existen muchas otras plantas
cuyo potencial curativo es guardado todavía celosamente en
la zona chaima por ancianos y curanderos que trasmiten el
conocimiento
oralmente a sus descendientes.

IV. ENTORNO SOCIAL

La familia

32. Para los chaimas, como es el caso en las
tribus caribanas en general, el concepto de
familia era
extendido, considerándose que muchos miembros de una misma
comunidad,
eran de manera natural familiares directos, pero donde todos eran
familias por compromisos mágicos y rituales que los
her.manaban. Además, las alianzas matrimoniales de los
caciques de las comunidades extendían también este
concepto. Utilizando la nomenclatura de
los españoles, a continuación, se recogen algunos
conceptos relacionados con la constitución de la familia
chaima.

33. El padre (yum), la madre (zan),
los hijos (mur, murer) y las hijas (yemchi)
conforman el grupo familiar primario; pero también se
recoconcen otros parentescos, como el de tía (zan o
ayamak), tio (yumter), primos (meytur);
ahora bien, entre sí los hermanos se llaman de maneras
diferentes; de manera que el hermano mayor es rui; el
menor, pir; las hembras llaman a sus hermanos varones
pir; a las hermanas mayores, pachir o
pachire; y a las hermanas menores pit. Los varones
llaman a sus hermanas y primas, las llaman
nachuto.

34. Reconocen también las
relaciones de yerno (paton), y suegro (zaur), de
esta misma manera llama el sobrino a su tio materno. La abuela es
llamada yuruto por su nieta; y noto por el
varón. Por otra parte, el abuelo por parte de hija
reconoce al nieto como par, mientras que si es nieto por
parte de hijo, lo llama pir, es decir, como al hermano
menor las hembras. Reconocen el parentesco del padrastro, al cual
llaman yumubter y de la madrastra, chanubter. Ahora
bien, el tío reconoce a sus sobrinos así: si es
hijo de su hermano, los denomina murer, es decir, hijo; si
es hijo de su hermana, los llama yarokur. La sobrina llama
a su tía iwaknepuirpe.

35. Reconocen la unión de las parejas, de
manera que cuando el hombre
(waraito) es soltero, lo llaman iketepuin; a
la mujer
(wariche o waricha) soltera, iwanepuin. Al
quedar sin el compañero por la muerte de
este, al viudo lo llaman ipuetepuin y a la viuda,
iwanepra.

36. Los niños
huérfanos de padre (yumupuin) y de madre
(ichanepuin) normalmente los recogen los tíos o los
abuelos. Estos se llaman tamor si es el abuelo, y
not o noto, a la abuela.

37. En resumen, en la familia inmediata chaima,
se reconocen los padres, los abuelos, los hermanos, los hijos,
los tíos, los suegros, los yernos y los primos o
parientes.

La comunidad

38. Las relaciones del chaima con su comunidad,
comienzan por reconocer al jefe o cacique, así como
al médico o curandero, piache. Enseguida, las
relaciones con los demás chotokon, es decir,
indios, tinden a ser positvas, pues los trata como
yacono-kon, es decir, amigos. Sin embargo, se puede tener
algún enemistado (ozitoype) en la tribu, y hasta un
enemigo (yotoy). Las dificultades se resuelven con el
cacique o el piache quienes actúan como jueces de paz, o
bien a través de un juego (techene) o una lucha
cuerpo a cuerpo.

Modo de vida y cultura
material

39. Los chaimas construían sus casas
(yewit-kon) en sitios despoblados (oponumpra u
opunumbra) cercanos a las fuentes o
corrientes de agua (ikuarcom) y formaban poblados o
caseríos (chotopatar-kon), alrededor de una plaza
(puroro, pororo), generalmente ubicada enfrente de la
yewit del cacique. Difrenciaban el sitio poblado
por indios (chotopatar), del poblado por blancos
(tuponache).

40. Se hace necesario dejar dicho que por lo
general sobre los centros originalmente poblados por
indígenas fue que los españoles "fundaron" los
pueblos de sus "reducciones" y "conversiones", no porque
respetaran las escogencias de los indios, sino por su propia
conveniencia, es decir, porque se les hacía más
sencillo "poblar" los lugares.

41. El material de construcción de las vivienda era una
madera
específica para este fin (charare), con la cual
elaboraban varas que cumplian diferentes funciones en la
armazón de la casa, tales como el horcón de la
cumbrera (ipuryapón, o ipurairón,
asiento de la cumbre, literalmente), en el centro de la
casa, los horcones de los lados de la yewit, llamados
ipet-kon, y los horcones con horquetas
(tupamataken), donde se amarraban con bejucos los tirantes
del techo (iraperon, o iboban). Adicionalmente, los
chaimas armaban un ba-areke o pa-areke, que
rellenaban con lodo (patachakre)¸amasado con paja, a
la manera que aún se usa en la región oriental y
otras partes del país. Esta forma de construcción
parece haber sido extendida por los españoles,
después de aprenderla en las Antillas, pues originalmente
los chaimas cubrían las paredes con hojas de diferentes
palmas, dejando dos puertas¸(manata-kon), una al
este y otra al oeste, para garantizar la entrada del sol a la
casa durante todo el día.

42. La cumbrera (inekaptar) originalmente
cónica en las casas chaimas, con el dominio español
cambió a una armazón o barbacoa de dos aguas
(pakokta), con su planta cuadrada, hecha con materiales y
estilos de construcción distintos, pues utilizaron maderas
aserradas y clavos (paruta-kon o baruta-kon),
alterando también la ubicación de las puertas
según la orientaciones de las calles trazadas por los
invasores. También como consecuencia de la
colonización, los chaimas aprendieron a levantar paredes
con piedras normales (tep-kon, o top-kon) y las
calizas (iwaratare-kon), para construir como esclavos las
iglesias, muros y casas de los capitanes pobladores, para lo cual
aprendieron a utilizar el sistema de
calicanto y a atender los hornos de cal que sus tiranos
explotaban.

Artesanía

43. La artesanía de los chaimas era muy
prolífica. Los misioneros encontraron a una nación
que utilizaba utensilios muy primitivos, construidos con piedra.
Entre estos, el mortero lítico formado por el envase
(patna) y el mango (yom, o zon), el cuchillo
de piedra (mariá, mariyá) con su cabo
(yepo, o chepo) hecho de hueso, y el rallador de
yuca lítico (tepuekir). También había
otros objetos elaborados con materiales a su alcance, como la
batea (nu) labrada en troncos de árboles, la macana
(apuezana) hecha de la palma hoy llamada macanilla, los
canaletes (wapukuita) y el anzuelo (kowey) hecho de
espina de pescado.

44. También en la cestería,
trabajaron la corteza de la guadua (kuruche), de
camuay y de la caña brava (chupakuri), para
tejer con ellos objetos como la petaca de caña
(pakara), el canasto grande (mara), el
pequeño (mapirit), el cedazo (yumna), el
cataure (camuay, camay, mueroze), la cesta ancha y
baja (wapa). También tejieron un instrumento muy
útil en su industria
cazabera, el sebucán (tenekiche, es decir, el
árbol de ojos), y el cernidor (manare), con el cual
cernían algunos potajes y harinas.

45. También fueron industriosos en la
confección de varias cuerdas (cabuya), una de ellas
con la pita, a la cual llamaban chaparay. Con esta planta
elaboraron un tipo de cuerda especial (etuat-yaguar) que
les servía para tejer el chinchorro (etuat); con el
algodón
(otekuate), elaboraron el hilo (pichen) que les
servía para la elaboración de sus tejidos
(tekachen) y ropas, y untados con cera (mane) como
cuerdas para pescar y para coser sus prendas y sandalias.
(57)

44. Los chaimas tenían en alta estima el
árbol tutumo, o taparo en todas sus
variedades, y lo cultivaban para la elaboración de sus
vasos (tutum), cucharas (pichau), y embudos
(matareke). Un tipo de calabazo curvo llamado
charapo le servía al varón para cubrir su
miembro viril, y otro más recto (karapocha) para
elaborar las pichaú.

45. Cultivaron la cerámica y la trabajaron con greda roja
(tokpiran) y blanca (wey, o reune); este
arte les
permitió elaborar tinajas (múkura), aripos
(putari) y platos (karupo).

46. Los chaimas al conocer el hierro,
comenzaron a apreciarlo, particularmente por su uso para la
guerra, de
manera que pronto, los franceses les pudieron en contacto conel
metal y les ayudaron a usar la lanceta de hierro (kapura)
y la lanceta de hierro arponada (teptaken).

Cultura culinaria

47. Como es ya conocido, los chaimas, como parte
de la cultura indígena caribe-arawak, en lo culinario nos
legaron entre, otras cosas, el cazabe, la arepa y
la cachapa.

48. La confección del cazabe en muchas
comunidades chaimas sigue actualmente el procedimiento
milenario. La yuca amarga (katcha) es rallada para obtener
una masa o catevía (cherekna, o tinekna) que
es depositada en un cilindro tejido, el sebucán
(tenekiche), el cual se cuelga verticalmente del techo,
para ser estirado halando su otro extremo. Este termina en una
asa, en la cual se inserta un palo (yup) sobre el cual se
ejerce fuerza hacia
abajo, para que los ojos del sebucán cierren, esto
exprime la masa, extrayéndole el zumo venenoso,
cuando la yuca es amarga.

Este zumo se cocina y se puede consumir como salsa, pues
su principio activo se neutraliza al cocerse. Si la yuca es dulce
(kachite), el zumo de deja secar para almidón
(emian, o eknan). La harina resultante, la que
queda en el sebucán muy rica en fibra, se extiende con un
paleta especial (ipeya, o peye) sobre el aripo
(putari), previamente calentado en el fogón
(apoto-tok), y se cocina por una cara primera, luego se
voltea con el peye para cocer la otra, y finalmente se
recoge para colocarlo al sol, donde se seca aún
más. Se distinguían en la cocina chaima dos tipos
de cazabe: el grueso (tipchinke), y el delgado doblado o
de doble capa (upana). Dice Las Casas: "tienen una manga,
que llaman sibucán, la media sílaba
breve, hecha de empleyta de palma, de braza y media, o poco
más; e ancha quanto quepa el brazo; la qual tiene un asa a
cada cabo, de donde se puede colgar: esta manga hínchanla
de aquella masa, muy llena e apretada, e cuélganla de la
rama de un árbol; e por la otra asa meten un palo de dos
brazos o poco más; e metido el cabo del palo en un agujero
de un árbol junto a la tierra,
siéntanse dos y tres mujeres, o personas, al otro cabo del
palo, e están allí una hora e más sentadas;
e así se aprieta y exprime aquella masa."

49. El fogón donde se coloca el haripo,
consistía en una especie de horno encerrado en tierra,
sobre le cual se conocaba el putari de cerámica. El
fuego (apoto) se obtenía de la leña
(-nu) colocada en ese horno; para cocer el cazabe se
animaba para hubiera mucha llama alta (imir), a fin de
producir rápidamente las tortas de cazabe de la
comunidad.

50. Otro fogón chaima consiste en una
barbacoa (tapipo) puesta encima de una fogata donde el
carbón (karamakate) se hace brasas
(carazire), y generalmente se usa para hacer comida asada
(tupukche), especialmente carne (mun, o pun)
de cacería. Para hacer cocidos (takoimazen,
o tawaranokchen), se empleaba un fogón montado de
otra manera: la olla (erine) se coloca sobre tres piedras
(topias), debajo de la cual se coloca la leña
(nu) para levantar la llama (intaz); este se usa
para hacer cocidos, que suelen ser caldo (chenkur) o
guisado (teteche).

51. La confección de la arepa requiere
otra elaboración. El maíz (añaze)
estando crudo, se le quita la cáscara (chipur), es
decir, se maja para quitarle el hollejo (chakchipur), se
lava y se sancocha (takoimaz). Luego se muele con el
yon o zon en la patna, a la masa obtenida se
le pone un poco de sal (pam, pamue) y se moldea en
pequeños discos que se cocinan en el putari. Esta
arepa, hecha del maíz ya seco, se llama puereta,
mientras que la de maíz tierno, es llamada tetekua
o kachapa. La arepa es una herencia
arawak, y los indígenas de tierra firme la
apreciaban mucho, de manera que eran grandes cultivadores de
maíz; esto fue tan notorio en el pasado que los
indígenas de mayor ascendencia karibe, y por tanto
más amadores de la yuca, se burlaban de estos
indígenas llamándolos erepa-entaino, es
decir, "comedores de arepas".

52. En la mesa de los chaimas, eran frecuentes
las bebidas (wek, wekir); algunas obtenidas del zumo de
las frutas y otras hechas a partir del maíz y del cazabe.
También hacían bebidas con fines ceremoniales.
Había una bebida hecha de maíz, llamada
yukche; otra bebida que se hacía de masa de
maíz se llamaba trakrezen o espuereka; y dos
bebidas de cazabe, una que se hacía remojando este y
llevándolo a un punto determinado (tepereko),
llamada mazato, y otra que se hacía moliendo
previamente el casabe, llamada pacia.

53. Otra delicia culinaria de los chaimas era la
mazamorra (kuataka), elaborada por medio de hervir la masa
de maíz tierno en una olla hasta el punto de su
cocción. Elaboraban masas para sazonar (zozire) y
levadura (wamane) generalmente para sus bebidas
ceremoniales. Además, apreciaban los sabores en las
distintas frutas, bebidas y comidas; degustaban lo dulce
(tebetuken), lo amargo (yuminke, yusminkan), lo
salado (tenekmaze), lo agrio (tupreneke,
tuprenekene),
y lo ácido (rocton, recte),
Sabían apreciar lo sabroso (tekatene) y desechar lo
desabrido (katanare), o sin cocer (akebra,
akepra).

54. Eran amantes del sebo (carar) y de la
manteca (kazorone), de hecho, explotaban el aceite que se
acumulaba en los pichones de guácharo para emplearlo
principalmente en su cocina.

Objetos y sus usos

55. A continuación se presenta una tabla
con los objetos que normalmente conocían y utilizaba los
chaimas, dentro de su cultura material. Esta lista es
aparentemente escasa, pero no se puede olvidar que su mundo era
poco exigente y por ello muy limitado en el empleo de
artificios materiales; de esta lista se excluyen los artificios
de su vestimenta normal y ritual, así como los objetos de
cerámica y cestería ya nombrados.
(43-46)

Objeto

Nombre chaima

Uso

Alhajas o caudal, riqueza

Yamakner

Uso comercial o adorno
personal

Batea

Nu

Amasar y usos en la cocina

Calabazo con vueltas

Charapo

Cubrir miembro viril

Calabazo de cuentas

Zapo

Guardar las alhajas o cuentas personales

Calabazo sin vueltas

Karapocha

Elaborar cucharas, totumas, etc.

Canaletes

Wapukuita

Remar

Canasto grande

Mara

Cargar objetos, peces, frutas, mazorcas,
etc.

Canasto pequeño

Mapire, mapirit

Cargar objetos livianos o
pequeños

Cataure

Camuay, mueroze

Cargar objetos

Cedazo

Yumna

Colar

Cernidor

Manare

Cernir

Chinchorro

Etuat

Dormir

Cuchara

Pichau

Comer mazamorra y comidas similares

Cuerda

Cabuya

Amarrar, colgar hamacas

Embudo

Matareke

Trasegar líquidos

Escoba

Zaronatok

Para barrer desperdicios del
puroro

Hilo

Pïchen

Tejer, cocer

Horquilla de cabello

Che-epe

Sostenerse el cabello

Mano de piedra del mortero

Yon, zon

Majador de la piedra de moler

Maraca

Maraka

Hacer ejecutar música

Nasa de pescar

Maurati, moroz

Trampa para pescar langostas, cangrejos y
similares

Peine

Imacaz

Peinarse, despiokarse

Peine

Iamakaz

Peinarse

Petaca de caña

Pakara

Guardar objetos

Petaca de cuero

Kremez

Guardar objetos

Piedra de moler

Patna

Molienda de granos, cazabe y yerbas

Piedra de raspar yuca

Tepuekir

Rallar la yuca

Pita o cuerda vegetal

Chaparay

Amarrar objetos, armar casas

Sebucán

Tenekiche

Exprimir la catevía o harina de
yuca

Tambor

Ambarina

Hacer ejecutar música

Tinaja o jarra

Mucura

Guardar líquidos

Vaso

Tutum

Beber al comer o en ceremonias

56. Las prendas y objetos que formaban parte de
su vestimenta normal y de sus accesorios rituales, eran
confeccionados con algodón y con otros objetos de su
medio, como calabazas, semillas, dientes de animales, huesos,
madera.

57, Entre los objetos y prendas de vestir
utilizados por los chaimas, se pueden relacionar los
siguientes:

Prenda/Objeto

Nombre chaima

Uso

Adorno del pecho

Karkurí

Adornarse ceremonialmente el pecho

Alhajas personales

Tireu, reu

Adornarse normal y/o ceremonialmente

Atadura de la cintura

Ipozemuir, maritur

Adornarse de la cintura abajo, o para colocar
prendas colgantes

Atadura de la frente

Maur, pemuit

Adornarse la frente o sujetar adornos en la
cabeza

Atadura de la rodilla

Puzun

Adornarse la rodilla

Atadura del tobillo

Prakon

Adornarse los tobillos

Gargantillas

War, Warate

Adornarse el cuello

Guirnalda

Oroko, yorokir, torokenar

Adorno en bailes y ceremonias

Horquilla del cabello

Che-epe

Atarse el cabello

Prenda femenina

Wayuko

Cubrir sus partes íntimas

Prenda masculina

Enapú

Cubrir sus partes íntimas

Pulseras

Emekna

Adornarse las muñecas

Recipiente del pene

Charapo

Para el varón ocultar el pene, en vez del
enapú

Sandalias

Kotiz, putachir

Calzarse

58. A la lista anterior, hay que
agregar los muchos abalorios formados por cristales de variados
colores, que les
regalaban los conquistadores para engañarlos al
trocárselos por perlas o adornos de oro,
así como las piedrecillas también multicolores que
ellos coleccionaban en su calabza especial o zapo. Estos
abalorios, eran llamados por el nombre de los colores,
así: el blanco, zacao o yurake; el rojo,
tokpire, o tapire; el verde, ichene; el
azul, turaren; el amarillo, karayer; el cenizoso,
tekazmokne. La perla que sacaban de los ostiones
(pachur), la denominaban pachonur, es decir,
"lengua del
ostión".

59.Los chaimas, como consecuencia de la
penetración cultural de los españoles, comenzaron a
atesorar sus alhajas personales para formar una especie de
riqueza, llamada yamakner; al que no las tenía, lo
denominaban tewechimachen o amanenpuin (el sin
riquezas) y, totalmente contrarios a sus orígenes, lo
consideraban de alguna manera, en desventaja. Antes de la
colonización, no existía tal diferenciación
por el uso o no de las alhajas, las cuales por lo general
tenían fines ceremoniales.

60. En este sentido, vale la pena señalar
que la transculturización eliminó de raíz
todas las prendas aborígenes y las sustituyó por
los vestidos españoles; así como eliminó
toda manifestación de sus creencias y mitemas,
sobreviviendo en la actualidad el baile de la culebra de
Ipire, en Capayakuar y el reconstruido baile de la
Maya, en Arawa, ambos en en estado
Monagas.

IV.
VISIÓN DEL MUNDO

El sacerdote y médico

61. Como todos los pueblos aborígenes, los
chaimas basaban su visión del mundo en sus mitemas y
sistemas de
creencias, heredados por vía oral de sus remotos
antapasados. En este aparte, se sigue la información obtenida por diferentes autores
que examinaron esta etnia en el
pasado y los que la han investigado desde el presente.

62. En cuanto a la cosmovisión chaima,
vale destacar el papel que tenía el piache como
guardián y transmisor del conocimiento ancestral,
así como médico de la comunidad. En algunos casos,
el papel de curandero y kacike se daba en una misma
persona.
Inclusive, los estudios indican que este personaje tenía
una serie de privilegios, entre los que estaban usar las pieles
de tigre como vestimenta, desflorar a las vírgenes que
casaba y disfrutar de tener su casa aparte, construida por su
comunidad, y de tener su wanapo, atendido por esta misma
tribu.

63. Entre los chaimas se dio el caso de mujeres
piaches. Un dato suministrado por el misionero Francisco
de Tauste señala que en un pueblo cercano al cerro de El
Guácharo vivió una mujer que ya
mayor se hizo piache. Su condición de mujer no la
libró de ser ahorcada por los españoles en el
ejercicio de su justicia
"cristiana" y junto con ella, otros indios que la
acompañaban.

64. La labor de los piaches chaimas era
actuar como médico de la comunidad. Esta labor la
hacía no solamente por medio de la preparación de
pócimas y warapos de su extensan farmacopea
tradicional, sino a través de ceremonias y rituales que,
aunque parezca extraño, sobreviven en los caseríos
y alejadios rincones de la región chaima actual. El
misionero Nicolás Olot, recogió el siguiente relato
de una curación por un piache chaima:

El estilo que guarda para curar los enfermos es el
siguiente: llegando a la casa del enfermo toma su tabaco de humo,
chupandolo, va echando por todo el cuerpo del enfermo aquel
humo, cantándole algo a su modo, y tomando alguna totuma
con algunas piedrecitas que adentro se echan, le va haciendo
música.
Con esto y semejantes ceremonias, dícele
curar.

65. De la cita anterior (tardía puesto que
es del siglo XVII, cuando ya habían transcurrido
doscientos años de dominación española), se
desprenden varios aspectos dignos de ser destacados: El uso del
tabaco y la maraca ceremonial y los cantos curativos. Estos tres
elementos parecen comunes a otras etnias caribanas. Debe
destacarse que el tabaco ceremonial es el tamot o cigarro,
es decir, "el abuelo", un puente mítico con los
antepasados, representa la sabiduría ancestral; la
maraka era utilizada normalmente en las ceremonias
ancestrales como un elemento musical hipnotizante, que
podría facilitar la sugestión del paciente a
través de las palabras de la invocación recitada o
cantanda.

66. El estudio de la etnomedicina chaima no se ha
profundizado lo suficiente para hacer comentarios más
detallados. Sin embargo, es de destacar que todavía en la
zona chaima se emplean ensalmos, utilizando ramas de ciertas
plantas, sobre todo de olores fuertes como la albahaca de monte
(echemayek), que son pasadas por el cuerpo del enfermo
mientras se hacen rezos que pueden ser confundidos por el
oído no
entrenado con el padrenuestro o el católico
avemaría, pero que en realidad son un misterio que guardan
muy bien los ensalmadores o ensalmadoras, por lo general,
personas muy ancianas de ciertas comunidades como Arawa,
Wayuta, Tawaya, Chakarakuar, Karipe, Wanota,
así como
en remotos caseríos.

67. Vale la pena destacar que además del
papel de médico, el piache era una especie de
sacerdote o intermediario de los chaimas con el mundo invisible,
donde se movían los antepasados, albergados en la Cueva
del Guácharo, y los espíritus o amos de los
diferentes animales y plantas del entorno, además de los
seres de sus mitemas.

Origen del mundo

68. Los chaimas se sentían particularmente
identificados con las Cabrillas del cielo, a las cuales
denominaban Maya-waray, es decir, "semejantes a
mayas". Se creían venidos de allá; pero en
sus mitemas, declaraban ser hijos de un kuchiuano, llamado
Amanaroka, que es una clase especial
de choto (indio), hijo de Sis o Chis
(el Sol) y de una
reina hija del aire (Pechecho
yemchi).
Por otra parte, es de destacar que los chaimas se
consideraban a sí mismos como la Gran Semilla
(Cha-ima) que seres míticos dejaron sobre la
tierra.

69. El texto
más conocido sobre el mitema sobre el origen de los
chaimas, es el del misionero capuchino Agustín de
Frías, que dice:

Si se les pregunta que quién dio principio a
las cosas todas y sus primeros progenitores, responden mil
ridículos y bárbaros desatinos. Porque el que
más discurre dice que el Padre de todos los Indios fue
un cuchiuano, que es cierta especien de indios, llamado
en su lengua Amanaroca, el cual era hijo del sol y de
una reina hija del aire, que vivía en la cueva
del,Guácharo, en donde aún van sus sombras a
bailar cuando se mueren.

Podemos ser misericordes con la escasa vocación
etnográfica de entonces y la poca antropológica
conclusión, para entrever una pizca de luz sobre sus
creencias.

70. Este personaje llamado Amanaroka, que
algunos identifican con el Amalivaká de sus primos
los tamanako, que los parecas llaman
Amaruacá y los caribes Amarivaca, juega un
importante papel en sus mitemas. Según el mito citado,
que sigue el mismo esquema de otros de origen americano sobre los
dos hermanos, Amanaroka tenía un hermano, llamado
Uruipuín o Irvipuin. Contó el
misionero Tauste, repitiendo la historia por el oida
que,

Estos dos hermanos, Amanaroca y Uruipuin, dice se
disgustaron en una ocasión, y Amararoca como el
más valiente, cogió a su hermano y lo
arrojó sobre un cerro, convirtiéndolo en
peñasco, el cual se ve en la falda del cerro El
Guácharo

71. Es interesante señalar que la voz
Urupuin (o Iruipuin, que parece más
apropiada) posee el afijo puin que es negativo, implicando
el mismo sentido de nuestra preposición "sin". La palabra
está relacionada con el cerro llamado el Imposible en las
crónicas de Humboldt y otros autores, pues la palabra
Iripuin en el lenguaje de
los cumanagotos, significa "imposible" según los
vocabularios de Ruiz Blanco y Yangües. Al parecer, el
sentido del nombre de este personaje mítico es el "Sin
(nada que) Hacer", pues la voz iri, se refiere al verbo
hacer en el idioma chaima, así como en cumanagoto. De la
misma manera, siendo Amanaroka el hermano mayor, por ser
quien aparece como primero parido por la Tierra, y
Uruipuin el menor, si la voz Uruipuin, significa
"Sin hermano mayor", pues rui significa "hermano mayor",
el nombre es una paradoja. A menos que quiera explicar la
actitud del
personaje, quien según la leyenda, como destructor de todo
lo que encontraba a su paso, tendría la meta de
aniquilar también a su hermano mayor. En este sentido, es
significativa la enemistad entre estos hermanos, pues
según los relatos, llegaron a una batalla final que
termina con la conversión de Uruipuin o
Hirvipuin, en un gran peñasco.

72. También es de interés
señalar que, como contraste con la actitud destructiva de
Iruipuin, el étimo mana de la voz
Amanaroka se encuentra en el kariña actual,
en la voz mano, o manürü con el
significado de vida, existencia. También es notorio que
existe un río llamado Amana, que significa
"dueño o espíritu del agua", pero
cuyo significado mítico se desconoce y pudiera estar
ligado al nombre de Amanaroka..

73. Así mismo, es de resaltar que el
nombre de este kuchivano quedó grabado como
topónimo en las cercanías de Aragua de
Maturín, donde se encuentra un lugar llamado La Amanaroca,
frase en la cual claramente se identifica el nombre del
personaje, aunque castellanizado como femenino. Se trata de una
hacienda de vieja data en la zona.

74. Miguel Acosta Saignes al examinar el mito de
Amanaroka, opina que "se trata seguramente del mismo
Amalivaca de los tamanacos, con alguna variación" Notemos
que los nombres de estos (¿dos personajes?) poseen cierta
similitud entre sí, así como con el ser
mitológico de la cosmovisión pemón, llamado
Amariwak, que en este caso es un ente malévolo, a
diferencia de Amanaroka. Sólo resta suponer que en
estos nombres que identifican a seres poderosos, se mantiene el
étimo mani, de la voz manitú, que
guarda un sentido mítico. Se observa con interés
que la palabra Mani identifica al personaje mítico
que da origen a la yuca o manioka (Casa de
Mani) en la ancestral leyenda de las diversas tribus de
Brasil.

75. No cabe la menor duda que los nombres de los
personajes de los mitemas indígenas son muy antiguos. En
el caso de la chaimas, tal vez el mitema tenga origen
arawak, transmitido generación tras
generación, incluso después de la conquista
karibe. La etimología pudiera ser:
Amán (serpiente, espíritu del agua,
tragavenado); aroko (penacho); -a, (por
ima), es decir, Amana-oroko-a, Amanaorokoa, con lo
cual podría significar Gran penacho de serpiente,
nombre asignado al personaje, tal vez porque usara un penacho muy
largo y colorido.

76. La figura de la Serpiente es común en
la religión
ancestral amerindia. Los indígenas chaimas emplearon una
palabra común para serpiente (ekuey, o awi),
e identificaron la tragavenado como ekueima, la coral como
makurakra o ekuey-temenukren (literalmente,
"culebra pintada"), la cascabel (tumarwaken), la
makawa, una no identificada llamada kamakua y otra
que producía sueño, llamada wetun o
vetun. Acerca de estas culebras, según el
testimonio de los misioneros, " dicen que son madres del agua" ,
además donde hay "algún río o manantial, hay
una de las tales culebras" y su creencia les llevaba a ser
respetuosos de las serpientes, de manera que

no quieren matarlas […] porque les parece que
arrojarían tanta agua por la boca que los
ahogaría, o no los dejarían pescar, o cuando se
bañan, los sorberían a lo profundo.

En el estas explicaciones, aparecen relaciondas las
culebras y el agua. La
culebra de agua (Eunectes murinus), anaconda o tragavenado
es el símbolo de esta relación, dado que vive en
los pozos profundos, desde los cuales caza a los animales que van
a beber.

77. En la zona chaima de Ipure subsiste una
danza que
parece rememorar esta devoción de los indígenas por
las culebras. Inclusive, es de señalar que también
pervive la creencia de una gigantesca culebra subterránea
que produce los temblores y terremotos
(nono-wezeuchí).

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Tauste, Francisco de: Arte y Vocabulario de
la lengua de los indios chaymas, cumanagotos, cores y otros
diversos.
Edición facsimilar, Leipzig,
1888.

 

EL AUTOR:

Jesús Israel
Acevedo

Es natural de la zona sur del antiguo territorio
chaima. Nació en Aragua, estado Monagas, Venezuela.
Egresó de la Universidad
Central de Venezuela en 1991 como Licenciado en Educación. Desde niño ingresa al
mundo de la literatura y
desde muy jóven, al periodismo.
Entre sus obras destacan Diccionario chayma-español,
Toponimia Indígena del Municipio Vargas, Conflicto
educativo en Venesuela: la liubertad de enseñanza (1940),
y otras actualmente
inéditas. Vive en el Estado
Vargas, Venezuela, donde tiene ganado un nombre en el hacer
cultural regional.

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