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Los instrumentos económicos y la gestión económica ambiental, alternativas para la sustentabilidad (página 2)



Partes: 1, 2

ALTERNATIVAS PARA PRÁCTICAS
ECONÓMICAS SUSTENTABLES

Si analizamos la relación que existe entre el
carácter global de los problemas
ambientales que más afectan a la humanidad y la
creciente brecha socioeconómica que continúa
agudizándose entre los países del Norte y del Sur,
una solución largoplacista es sin dudas la
reestructuración de las políticas
económicas sobre bases de equidad y
justicia
social y ambiental respectivamente.

Resulta indispensable que cada país fortalezca su
identidad y su
capacidad para diseñar y poner en práctica estrategias
propias de desarrollo
socioeconómico según sus recursos
disponibles, sin la merma de estos.

Existen tres valores en
conflicto que
requieren acciones o
instrumentos de políticas que los garanticen:

  • La eficiencia
    económica, que se garantiza con una asignación
    óptima de recursos;
  • La justicia social, que se asegura con
    políticas de redistribución del
    ingreso;
  • La sustentabilidad, que requiere tener en cuenta
    las consideraciones acerca de la escala
    óptima de utilización del medio
    ambiente.

La Valoración Económico – Ambiental,
la implementación de Instrumentos Económico –
Ambientales con un carácter sistémico, la Gestión
Económica Ambiental, son algunas de las políticas
que necesitan ser llevadas a cabo, de manera que se respete el
Rendimiento Máximo Sustentable en el manejo de los
recursos
naturales renovables, eso sin hablar de los no renovables,
que ni siquiera debieran ser explotados y lo son. Para ello la
voluntad política de los
gobiernos y representantes de las organizaciones
internacionales son el factor fundamental. Pues hasta ahora
varios economistas han hecho esfuerzos por lograr introducir
modos de conservación de la naturaleza y
su entorno, a través de las ciencias
económicas y contaduría, quedando la mayoría
sólo en la propuesta por la falta de seguimiento y
monitoreo por parte de las correspondientes
autoridades.

Instrumentos Económico – Ambientales. Análisis Sistémico

Es importante hacer énfasis en la importancia que
conlleva la aplicación de instrumentos económicos
para la protección del medio ambiente y el
uso racional de los recursos naturales, y cómo se
está trabajando sobre ello en la Región y el resto
del mundo, considerando los beneficios que reporta la
aplicación de dichos mecanismos regulatorios, como parte
de la política ambiental en cada nación;
a pesar de lo cual, su rol ha tendido a ser secundario,
fundamentalmente por la aplicación de medidas de
regulación directa.

En particular, se han reportado varias experiencias
exitosas de utilización de instrumentaciones de este tipo,
en la recaudación de fondos para financiar proyectos y
programas
ambientales, y servicios de
gestión
ambiental fundamentalmente en naciones pertenecientes a la
OCDE. Sin embargo, la aplicación efectiva de instrumentos
económicos en los países en vías de
desarrollo, ha sido hasta ahora relativamente escasa.

Asimismo, se debe hacer referencia, al evidente hecho de
que, después de la Cumbre de Río de Janeiro en el
´92, ha ganado aceptación la opción de
incorporar este tipo de instrumentaciones a la gestión
ambiental, con el fin de perfeccionar los esquemas tradicionales
de regulación, puesto que estas herramientas
han sido propuestos como una opción más maleable
para alcanzar los objetivos de
la política ambiental, que los controles mediante
regulaciones directas. Básicamente sucede por la
oportunidad que ofrecen los mismos para introducir mayor
flexibilidad mediante incentivos
basados en precios /
costos, y porque
estos ofrecen también la posibilidad de obtener
recaudación para financiar la gestión e inversiones
ambientales a través de Fondos específicamente
destinados.

Los Instrumentos Económicos constituyen una
categoría dentro de los Instrumentos de Regulación
Ambiental. Y no son más que aquellos que inciden en los
costos y beneficios atribuibles a cursos de acción
variados que enfrentan los diferentes agentes económicos,
afectando, por ejemplo, la rentabilidad
de procesos o
tecnologías alternativas o el precio
relativo de un producto, y en
consecuencia las decisiones de productores y consumidores (CEPAL,
1997). O sea, los sistemas de
instrumentos económicos para el medio ambiente, son un
mecanismo estatal de intervención en la economía, con la
única pretensión de incidir por un lado, en la
estructura de
precios, en los niveles de rentabilidad o costeabilidad
según sea el caso, y por lo tanto en la competitividad
de las empresas; y por
el otro, en los productores y consumidores, pretendiendo
modificar sus conductas negativas para con el entorno, así
como en la demanda.

Teóricamente pueden ser utilizados como
complemento o sustituto de otras categorías de
instrumentos con fines similares, pudiendo mencionar a los
instrumentos de regulación directa a través de
normativa ambiental; o los acuerdos directos entre la autoridad
ambiental y la industria para
efectuar mejoras de desempeño ambiental, reducir emisiones,
entre otras. En la práctica, los instrumentos
económicos en la gestión ambiental, se han
utilizado para complementar los marcos regulatorios existentes.
Los países reconocen la necesidad de mantener normas,
controles, sanciones y otras formas de intervención
directa de parte de los gobiernos como parte esencial de los
esquemas de gestión ambiental.

La implementación de mecanismos regulatorios a
favor del entorno tiene como uno de sus objetivos de mayor
importancia, el impacto que causa en la internalización de
las externalidades ambientales por parte del ente agresor, lo
cual se integra a los postulados de la economía
ambiental, y con una minimización de los costos por
dicho concepto.
Reconociendo, además, la importante contribución de
financiamiento
hecha por los impuestos a la
política ambiental, por supuesto, siempre y cuando estos
recursos financieros, si no el total por lo menos una buena
parte, sean devueltos a través de acciones de
conservación y mantenimiento
del área saneada a través del propio mecanismo
implementado.

Otro motivo por el cual existe un creciente interés en
la puesta en práctica de estos, es el esfuerzo de algunos
gobiernos por contrarrestar el estancamiento económico y
los déficit fiscales por medio de estrategias más
efectivas y de autofinanciamiento para el control de los
impactos sobre el medio ambiente, basándose en mecanismos
de mercado, y en la
gradual transición de las políticas ambientales de
la reparación hacia la prevención.

Los Instrumentos Económico – Ambientales,
generalmente resultan de mayor utilidad puesto
que son aplicados para generar una estrategia
eficiente de mínimo costo con el
objeto de lograr niveles de contaminación aceptables; son aplicados
para provocar un incentivo permanente para la disminución
de la
contaminación, y por otra parte estimulan la
utilización de tecnologías no contaminantes; y son
utilizados para inducir aplicaciones más eficientes de
otras técnicas,
en la fase de prevención del control ambiental.

A continuación se hará mención de
algunos de los instrumentos económico – ambientales
más utilizados a nivel mundial con la finalidad, tanto de
que actúen como mecanismos movilizadores de recursos
financieros, como otros mecanismos impositivos en pos de prevenir
y mitigar el daño
ambiental ocasionado por un determinado ente agresor; a
través de la exigencia por pagos de impuestos y
demás contribuciones, los cuales además contribuyen
a aportar recursos financieros adicionales a los diferentes
fondos creados, para que estos a su vez dispongan de una mayor
cantidad de los mismos para resolver los problemas
ambientales existentes, sobre todo en zonas donde no exista
un interés político o meramente económico
para su preservación y que sí requiera de una
depuración ambiental o ecológica, patrimonial,
sociocultural.

Impuestos de emisión

Permisos Transferibles

Tarifas o impuestos al usuario

Tarifas o impuestos por productos

Sistema de depósitos
reintegrables

Subsidios

Ecoetiqueta o Etiquetas Ambientales

Créditos

Ecoauditoría o Auditoría Ambiental

Sistemas de precios

Cambio de deuda por naturaleza

Posibilidad de negociación

Pagos por Servicios Ambientales

Impuesto por vertimientos

Cobro por acceso a Áreas Protegidas y
otras áreas similares

Impuestos de emisión: Están
relacionados con la descarga de contaminantes al aire, tierra o
generación de ruidos. Además están
vinculados con la cantidad y calidad de
contaminantes y con el daño ocasionado al medio ambiente
-costo de reposición o regeneración-. Se expresan
en términos de un impuesto por
tonelada o cantidad equivalente de contaminación. El nivel
del impuesto está en función
del objetivo de
calidad ambiental y los costos marginales de abatimiento o
reducción de la contaminación.

Tarifas o impuestos al usuario: Estos
impuestos, tasas o tarifas están vinculados con los costos
de tratamiento, recolección, deposición final,
así como con los gastos
administrativos y su recuperación o financiamiento. No se
relacionan directamente con los costos del daño ambiental.
En la práctica consisten en el cobro de tarifas por el
tratamiento de aguas albañales, etc.

Tarifas o impuestos por productos: Estos impuestos se libran sobre
productos cuyo uso tiene un efecto dañino sobre el medio
ambiente. El nivel del impuesto está relacionado con el
costo del daño significativo vinculado con el uso del
producto, por ejemplo: fertilizantes, herbicidas, pesticidas,
gasolina con plomo, etc.

Permisos transferibles: Constituyen
límites
generales a niveles de contaminación distribuidos en forma
de permisos en correspondencia a cada volumen de
emisión. Los permisos, una vez distribuidos inicialmente,
pueden ser objeto de compra y venta sujeto a
determinadas reglas preestablecidas.

Sistema de depósitos reintegrables:
Depósito monetario que se efectúa por el uso de
productos potencialmente contaminantes. Si estos productos son
retornados a un punto autorizado de recolección, evitando
por lo tanto la contaminación, se efectúa el
reintegro, ejemplo: botellas y otros envases.

Subsidios: Es el instrumento menos
utilizado, ya que por lo general las externalidades positivas no
se pagan. Se emplean en casos específicos para
descontaminar. La aplicación es potencialmente posible
para el desarrollo de procesos y tecnologías limpias y
sostenibles.

Créditos: No es más que el
establecimiento de líneas de créditos con condiciones preferenciales a
mediano y largo plazo para aquellas inversiones destinadas a
mejorar o mitigar completamente el daño ambiental, generar
nuevas
tecnologías que sustituyan productos o procesos
nocivos al medio ambiente, etc.

Etiquetas Ambientales: Consiste en otorgar
un distintivo a los productos que reúnan ciertas
características que son definidas con base a criterios muy
relacionados con los sistemas generales de normalización, es decir, con los
estándares mundialmente aceptados. Este etiquetado se
utiliza con el objeto de incentivar el consumo de
determinados productos que protegen el medio ambiente.

Ecoauditoría: Es una
revisión documentada, sistemática, periódica
y objetiva, relacionada con el comportamiento
de los requerimientos ambientales de una empresa, por
lo que conlleva un beneficio para esta en la medida que le
permite conocer su estatus ambiental y prevenir
responsabilidades. Es una institución de carácter
voluntario, que al igual que la ecoetiqueta, comparte la idea del
autocompromiso, descontando la obligatoriedad. Se realiza por
la empresa
bajo su responsabilidad y propia iniciativa; en forma
totalmente independiente de la autoridad pública, por
auditores que pueden ser de la propia empresa o de
organizaciones profesionales ajenas que actúen a nombre de
aquellas.

Sistemas de precios: Aquí se
establece que el precio de los productos que representen una
mayor nocividad al medio ambiente, incluyan el costo de la
confinación de los mismos o de la reestructuración
de los daños que causan, por ejemplo: los plásticos.

Cambio de deuda por naturaleza: Consiste
en intercambiar deuda externa
comercial de un país deudor por instrumentos financieros
emitidos por dicho país, que posteriormente serían
utilizados para financiar proyectos ambientales. De esta forma
pueden producirse diversas operaciones que
siempre suponen la existencia de un banco acreedor,
un país deudor y una entidad de protección de la
naturaleza.

Posibilidad de negociación: El objetivo de la
negociación de las licencias de contaminación es
reducir principalmente los costos de control, sin alterar las
metas establecidas por las licencias originalmente otorgadas. Una
vez fijado el estándar ambiental permitido se busca que
quienes tengan menores costos de control lo asuman más
ampliamente, vendiendo sus premisas a quienes tengan que asumir
mayores costos, con esto se pretende obtener el control al
mínimo costo.

Cobro por acceso a Áreas Protegidas y otras
áreas similares:
Como su nombre lo indica, este
instrumento económico se refiere al cobro de una
determinada contribución a toda aquella persona natural o
jurídica, órganos u organismos que acceda a zonas
consideradas como áreas protegidas u otras de similar
consideración.

Pagos por Servicios Ambientales
(PSA):

El PSA es uno de los mecanismos más novedosos
para generar beneficios sociales y ambientales; estos servicios
son considerados "capital
natural" y son valorados por su papel en el mercado y/o por los
beneficios indirectos que otorgan. Los PSA son un nuevo enfoque
dentro de los Instrumentos Económicos para la
protección ambiental, y del cual existen varias
definiciones de lo que este incluye. Puede limitarse a la
compensación de los que proveen externalidades positivas;
o bien puede incluir las tasas a la polución, que son un
enfoque paralelo pero diferente, en el cual, los que causan
externalidades negativas tienen que pagar para compensar los
daños que causan.

El principio central del PSA consiste en que los
proveedores de
servicios ambientales se verán compensados por los mismos,
mientras que los beneficiarios de los servicios han de pagar por
ellos. Este enfoque tiene la ventaja de generar fuentes de
ingreso adicionales, para los usuarios de tierras con bajos
ingresos,
contribuyendo por lo tanto a mejorar sus medios y
calidad de
vida; así como para los fondos creados al efecto,
dándole la cobertura de contar con recursos que van
directamente destinados al mantenimiento de la
conservación de los ecosistemas
pertinentes.

Y otros instrumentos económicos como son:
Seguro contra
riesgo de
desastres ambientales; Creación de mercados;
Premisas por contaminantes comercializables; Impuestos o
contribuciones al turismo; Impuestos por
vertimientos o contaminación
atmosférica, etc.

Todos estos mecanismos reguladores tienen en
común: La existencia de un estímulo
económico, la posibilidad de una acción voluntaria,
involucran a las autoridades de gobierno, y por
encima de todo mantienen la calidad ambiental.

Para decidir qué instrumento económico se
debe elegir, hay que tener en cuenta el
conocimiento que se tiene del problema ambiental y la
dimensión de este; y para ello se requiere un estudio
acerca de los problemas
ambientales más significativos del país. (CITMA,
2001)

La práctica demuestra que cuando se aplican
instrumentos o impuestos al azar sin la debida
fundamentación y sin posibilidades reales de control,
estos pierden credibilidad y con el tiempo pueden
crear distorsiones, que no ayudan al propósito de su
implementación (Casas, 2001).

Los estudios de valoración económica,
conllevan a que se fijen gravámenes o se subsidien
actividades por el monto real que implique el bien o servicio
ambiental que se beneficie con ello. Es por esto que para
implementar mecanismos económicos con dichos fines,
resulta casi imprescindible la realización de ese tipo de
estudios.

La degradación del ambiente y de los recursos
naturales, conocidos también bajo el nombre de Bienes y
Servicios Ambientales (BSA), puede ser ocasionada por un excesivo
desarrollo
económico o por un desarrollo económico
insuficiente. El crecimiento de la población, la extensión de los
asentamientos humanos y la industrialización provocan
creciente contaminación en los factores
físico–naturales más importantes para la
supervivencia de las especies vivas: el aire, el agua y el
suelo. Estos
problemas son el resultado de un desarrollo inadecuado y parte de
su solución se encuentra en un crecimiento
económico bien planificado.

Desde el punto de vista económico, un problema
ciertamente grave está en que el medio ambiente, a pesar
de tener un indudable valor, carece
de precio. El motivo es conocido: de una u otra forma, los
activos
ambientales introducen problemas propios de la presencia de
externalidades, dado el hecho de que muchos de ellos muestran las
características de los bienes públicos, o de los
recursos comunes. La carencia de precio lleva a la
sobreexplotación y a la degradación
correspondiente: el sistema de
mercado se muestra incapaz
de emitir una señal válida sobre el valor del mismo
para la sociedad, y
los agentes económicos actúan como si no lo
tuviera.

Para ello, resulta necesario recurrir a una evaluación
ambiental que incluya los factores físicos, naturales,
sociales y económicos. Mediante un proceso de
recopilación y análisis de la información podremos identificar problemas
potenciales y considerar alternativas de mayor factibilidad
económica y menor impacto
ambiental. Se podrán hacer así los cambios
pertinentes para proteger al ambiente.

La valoración económica debe proveer la
necesaria información que permita al menos:

  • Realizar las evaluaciones de impacto ambiental de los
    proyectos de
    inversión.
  • Incorporar los cambios producidos en la base de
    recursos naturales y los impactos ambientales en la contabilidad
    nacional y el sistema de cuentas
    ambientales.
  • Conocer el valor de los bienes y servicios naturales
    nacionales para su apropiada administración y
    gestión.
  • Diseñar y planificar el desarrollo nacional en
    consistencia con un uso sustentable de los BSA y sus
    ecosistemas.
  • Proveer la información necesaria para mejorar
    el desempeño del mercado en la asignación de
    recursos y uso de los BSA.

La valoración económica sirve para darle
valor económico a los recursos naturales e impactos
ambientales que el ser humano esté ocasionando en un
área determinada. Permite además, adentrarse en la
evaluación
de proyectos, así como en la formulación o
cambio de
políticas para el manejo y la conservación de los
BSA, que contribuyan al desarrollo
sostenible y sustentable regional, nacional o local. El
estudio del valor económico que pueda tener una especie o
un ecosistema,
ayuda a saber hasta dónde está comprometida la
humanidad, ya sea visitantes o pobladores propios del lugar, con
su cuidado y protección; o sea, la Valoración
Económica no es más que la cuantificación de
la demanda ambiental, la cual proporciona elementos importantes
para las decisiones sobre las políticas a implementar en
el área en cuestión.

Asimismo, es necesaria la inclusión de las
comunidades que radican en las áreas objetos de estudio,
tanto en la toma de
decisiones como en la definición y evaluación
de indicadores
(socioculturales, económicos, ecológicos,
políticos), de modo que pueda existir una retroalimentación que permita la
interrelación entre los beneficiados y los que benefician,
estos últimos, generalmente instituciones
académicas, deben tener la certeza de que como mismo
llegan a dar también reciben, reciben la práctica a
su teoría
y toda una gama de vivencias autóctonas y conocimientos
innatos de los pobladores que les será de gran utilidad a
la hora de plasmar mecanismos o instrumentaciones que afectan al
ambiente y a sus integrantes.

En este caso, cuando se hace necesario implementar
herramientas de este tipo, no se termina sólo con
imponerlas y esperar a que resulten sino buscar vías a
través de las cuales, se reviertan los recursos
financieros captados por los mismos para la continuidad de la
conservación de los bienes y servicios que se estén
valorando y cobrando por ellos, en las zonas (rurales o urbanas)
protagonistas de dichos estudios y resultados
favorables.

Todos los mecanismos regulatorios de compulsión
económica y demás instrumentos económicos
pro-ambiente, exigen su combinación con el resto de los
mecanismos, los de compulsión legal y social, con la
finalidad de verse mayormente potenciados y de que exista un
accionar conjunto y sistémico entre todos, de modo que
permita abrazar las metas del milenio y más, si así
nos lo proponemos. He ahí la enorme importancia que tiene
la inter. y transdisciplinariedad en el afán de unir a
todos los especialistas en un solo grupo de
trabajo mutuo
y dinámico.

En no pocas ocasiones, sí se evidencia una
sistematicidad en el accionar directriz en cuanto a
práctica ambiental se refiere, de algunos países,
puesto que, unido a los instrumentos económicos existe la
ayuda mutua de la educación,
información y capacitación que se le da a las personas
implicadas en el tema y a la población en general para
lograr un trabajo mayoritariamente adecuado y flexible, a pesar
de que se debe continuar el trabajo en
este sentido; así como el accionar en conjunto, a
través de la legislación vigente, con las
autoridades legales y tributarias que permiten hacer posible con
su ayuda, una labor más positiva y acorde a las
condiciones actuales de las economías y la política
correspondientes.

Sin embargo, luego de más de diez años de
práctica en este sentido, se ha comprobado, y existen
estudios incluso, acerca de la falta de un real análisis
en sistema de los instrumentos económicos que funcionan
actualmente en el mundo, así como de los posibles a
funcionar de acuerdo a lo pertinente o no que pudiera resultar a
futuro; con el fin esencial de que tributen a la eficiencia de
ellos mismos y de los demás que actúan en conjunto
con estos.

Se reitera la necesidad de ver cada instrumento
económico vinculado de forma sistémica con los
demás, los ya existentes y los de posible
aplicación, sobre todo partiendo de las difíciles
condiciones por las que atraviesan las economías
tercermundistas, fundamentalmente debido a la profunda escasez de
recursos financieros para cubrir las necesidades de los
diferentes sectores, por lo que urge buscar vías que se
identifiquen con las condicionantes existentes en la actualidad,
y que le den solución a los problemas ambientales que
aquejan estas naciones, con los recursos con que estas
cuenten.

El beneficio que puede traer consigo la práctica
en sistema de los instrumentos económico –
ambientales, es sin dudas altamente conveniente para la
política económico – ambiental de los
países subdesarrollados, y el mismo se manifiesta a
través del propio concepto de sistema, o sea, todo
mecanismo de regulación capta un tributo, que en este caso
pudiera ser de aportación directa al GEF u otros Fondos
para inversiones ambientales, para que estos lo utilicen en
aquellas inversiones de interés estatal o para organismos
con una gran contaminación que estén bien
necesitados y que no cuenten con los recursos suficientes, o no
tengan fuentes de ingresos precisadas; mientras que la parte
restante del tributo captado se reutilizaría en la misma
fuente de captación, para mitigar el daño ambiental
e ir resarciendo de a poco los problemas ambientales existentes y
los desequilibrios sociales.

Por lo tanto, si en conjunto con el logro de la
sistematicidad entre los instrumentos económicos de
regulación entre sí, los mismos potenciaran con
carácter integrado su papel, incluyendo en ello a los
instrumentos sociales y de regulación legal, esto
traería consigo una labor mucho más completa, en la
cual todos los actores y sectores de la política ambiental
conjugarían unos con los otros provocando la tan deseada y
necesitada eficacia y
eficiencia económica en la gestión
ambiental.

Ello constituiría un círculo lo
suficientemente favorable, donde cada instrumento ayudaría
a la solución de los problemas en cada sector ambiental
dañado y necesitado, a través de la unión en
sistema de él mismo con los demás instrumentos que
se tributan entre sí. Para ello lo primero que
habría que hacer sería darle apertura a nuevos
instrumentos económicos regulatorios, con la finalidad de
que la nueva instrumentación con la ya existente se
conjugue de forma sistémica y que de este modo, trabajando
juntos, estos instrumentos se compensen entre sí unos a
los otros.

Con esto no se pretende dar una solución, al
menos directa ni en corto plazo, a los problemas, sino que a
partir de la
organización y funcionamiento en sistema de los
instrumentos económico – ambientales, los mismos se
vean más potenciados y de esta forma lograr mayor
objetividad en el efecto recuperador y protector de los
mismos.

Los Sistemas de Gestión Ambiental
Empresarial

Las normas son necesarias en la actualidad para toda
actividad organizada, por esta razón en el mundo las
organizaciones las crean y las siguen con rigidez con el fin de
alcanzar con éxito
los objetivos de la misma. En la actualidad, a nivel mundial, las
normas ISO
9000 e ISO 14000 son
requeridas debido a que garantizan la calidad de un producto
mediante la implementación de controles exhaustivos,
asegurándose de que todos los procesos que han intervenido
en su fabricación operan dentro de las
características previstas.

Toda empresa debe tener en cuenta estas normas, pues son
el punto de partida en la estrategia de la calidad, así
como para la posterior certificación de la empresa. La
calidad de un producto no nace de controles eficientes, nace de
un proceso productivo y de soportes que operan adecuadamente, en
este espíritu están basadas las normas ISO, por esta
razón estas normas se aplican a la empresa y no a los
productos de esta.

La empresa que implante las normas, asegura a sus
clientes que la
calidad del producto que él compra, se mantendrá en
el tiempo. De esta manera, habrá diferenciación en
el mercado, de las empresas que ya han sido certificadas y las
que no, esto con el tiempo se tornará en algo habitual y
se presentará la discriminación hacia empresas no
certificadas, esta situación se presenta ya en
países desarrollados en donde los departamentos de
abastecimiento de grandes corporaciones exigen la norma a todos
sus proveedores.

La norma ISO 14000, no es una sola norma, sino que forma
parte de una familia de normas
que se refieren a la gestión ambiental aplicada a la
empresa, cuyo objetivo consiste en la estandarización de
formas de producir y prestar de servicios que protejan al medio
ambiente, aumentando la calidad del producto y como consecuencia
la competitividad del mismo ante la demanda de productos cuyos
componentes y procesos de elaboración sean realizados en
un contexto donde se respete al ambiente. Estas forman parte
además de la serie ISO (International Standart
Organization, Organización Internacional de
Normalización) de donde provienen las conocidas ISO 9000 e
ISO 9001,
referidas estas ultimas a la calidad total
dentro de la empresa.

Como todo sistema, la empresa tiene vocación de
permanencia. Puede decirse que su objetivo es permanecer
indefinidamente, para lo cual requiere de ciertas condiciones, de
las cuales, una de las más importantes es la
obtención de un conjunto de resultados que arrojen
beneficios. En la actualidad y de manera creciente hacia el
futuro, el medio ambiente se comporta como un factor que mide la
competitividad de las empresas; pues, tanto la calidad como la
integración ambiental potencian la mayor
eficiencia del proceso de producción, o sea, la reducción de
los costos, menores riesgos y la
posibilidad de mayores ventas de
productos.

Las oportunidades que presenta el incorporar lo
ambiental en la gestión
empresarial, se manifiesta como sigue:

  • En la obtención de mayores ayudas y
    subvenciones.
  • En la posibilidad de introducción en nuevos mercados, o en
    la expansión en aquellos donde la empresa ya
    está establecida.
  • Protección ante la competencia de países con sociedades
    menos estrictas en las exigencias ambientales.
  • Preparación para prevenir nuevas situaciones
    de demanda o exigencia ambiental.
  • Establecimiento de una garantía de seguridad
    ambiental, que eleve el valor de las instalaciones y aumente
    la confianza de inversores y accionistas.
  • Mejoras de las relaciones con las autoridades y el
    entorno social.
  • Mejora del ambiente de trabajo y creación de
    una conciencia
    de eficacia en el conjunto de la empresa.
  • Apoyo a la creación de una industria
    ambiental con las posibilidades de mercado que
    presenta.
  • Contribución a la búsqueda de un
    desarrollo global sostenible y a largo plazo como tendencia
    mundial.
  • La dimensión ambiental en una empresa tiene
    un papel muy importante en la reducción de los gastos
    y costos. Entre estos se pueden destacar los
    siguientes:
  • posibles penalizaciones por incumplimientos de la
    normatividad, la legislación y las disposiciones
    jurídicas;
  • riesgos de accidentes
    o situaciones que puedan llevar a paralizaciones e incluso el
    cierre de la empresa;
  • trabas a las exportaciones impuestas por países con
    una legislación ambiental más exigente que la
    nacional, e incluso denuncias por dumping;
  • la preferencia por parte de muchas empresas hacia
    proveedores con un correcto comportamiento ambiental;
    y
  • ahorro en el uso de recursos naturales e
    insumos.

Ciertamente, la tendencia actual impulsa un modelo de
desarrollo y producción que debe tener en
consideración la prevención de la
contaminación y el aprovechamiento eficiente y responsable
de los recursos de la humanidad, tanto naturales como humanos y
económicos. En tal sentido, con propósitos de
protección del ambiente, los gobiernos de distintos
países han respondido estableciendo un marco legal de
disposiciones que atienden a distintos aspectos del entorno.
Pero, en ciertos casos, las disposiciones son insuficientes, no
resultan muy claras, son de difícil implementación
y control, y varían con cierta frecuencia, de acuerdo con
los avances de la tecnología, lo que
dificulta su aplicación.

Por ello, una perspectiva para lograr la
protección ambiental de un modo más o menos
flexible, sin depender sólo de la normativa legal vigente,
consiste en que las organizaciones o empresas apliquen en sus
operaciones de producción de bienes y servicios normas,
patrones o estándares ambientales internos, aceptadas a
nivel internacional. En la práctica, ese enfoque
constituye el precepto que sirve de base para las Normas de
Gestión Ambiental de la Serie ISO 14000, destinadas a
facilitar a las empresas una metodología apropiada para implementar
convenientemente un Sistema de Gestión Ambiental (SGA)
orientado a proteger el ambiente. El SGA, que es una parte del
sistema de gestión global de la organización,
incluye la organización, planificación, responsabilidades,
prácticas y procedimientos
para implementar y mantener la política
ambiental.

La Norma internacional ISO 14001, que es de adopción
voluntaria para las organizaciones, prefija objetivos ambientales
de alto valor para la sociedad tales como "mantener la
prevención de la contaminación y la
protección del ambiente en equilibrio con
las necesidades socioeconómicas". Está claro que la
adopción de ciertas metodologías de gestión
ambiental y de la mejor tecnología disponible, puede
contribuir a un mejor desempeño ambiental, pero conviene
advertir que la adopción de la Norma no garantiza, por si
misma, óptimos resultados ambientales.

Al implementar y mantener un SGA que cumple con la ISO
14001, las empresas se involucran en un programa de
gestión ambiental eficiente. Además, por tratarse
de una norma internacional, las organizaciones que obtengan la
correspondiente certificación pueden mantener y acrecentar
su competitividad en el mercado.

En muchos casos, las empresas se han encontrado con que
sus competidores están tratando de obtener su
certificación y que los consumidores comienzan a exigirla.
De hecho, muchas grandes compañías que ya han
obtenido su certificación, exigen a sus proveedores que
también la obtengan. Asimismo, la puesta en vigencia de un
SGA que cumpla ISO 14001 resulta altamente conveniente. Entre los
beneficios resultantes, tanto para el ambiente y la sociedad como
para las organizaciones, pueden citarse:

  • Contribuir al Desarrollo Sostenible.
  • Prevenir la contaminación.
  • Proteger el ambiente.
  • Identificar los sectores donde puede reducirse el
    consumo de energía y otros recursos.
  • Reducir la contaminación, las emisiones y la
    generación de residuos.
  • Disminuir el riesgo ambiental.
  • Apoyar el cumplimiento del marco legal y la
    generación de legislación ambiental
    adecuada.
  • Exhibir un liderazgo
    ambiental a través del cumplimiento certificado de
    normas internacionales.
  • Responder convenientemente a las demandas de los
    consumidores, ONGs, accionistas y otros.
  • Ganar la buena voluntad de la comunidad.
  • Aprovechar la demanda de productos
    "verdes".
  • Demostrar la intención de generar productos
    y/o servicios de alta calidad.

Otros Beneficios que reportan las Normas
Internacionales ISO:

Para negocios,
la adopción extendida de Normas Internacionales significa
que los proveedores pueden basar el desarrollo de sus productos y
servicios contra los datos
específicos que tienen la amplia aceptación en sus
sectores. Esto, a su turno, significa que los negocios que usan
Normas Internacionales son cada vez más libres de competir
sobre muchos más mercados en el mundo entero.

Para clientes, la compatibilidad mundial de
tecnología que es alcanzada cuando los productos y
servicios son basados en Normas Internacionales les trae una cada
vez más amplia opción de ofertas, y ellos
también se benefician de los efectos de competencia entre
proveedores.

Para gobiernos, las Normas Internacionales
proporcionan las bases tecnológicas y científicas
que sostienen la salud, la legislación
ambiental y de seguridad.

Para países en vía de desarrollo,
las Normas Internacionales constituye una fuente importante de
know-how tecnológico, definiendo las
características que se esperan de los productos y
servicios para encontrarse sobre mercados de exportación, Normas Internacionales da una
base a países en vía de desarrollo para hacer las
decisiones derechas invirtiendo sus recursos escasos y así
evita malgastarlos.

Para consumidores, la conformidad de productos y
servicios a las Normas Internacionales proporciona el
aseguramiento sobre su calidad, seguridad y la
fiabilidad.

Para cada uno, Normas Internacionales pueden
contribuir a la calidad de vida en general asegurando que el
transporte, la
maquinaria e instrumentos que usamos es sano y salvo.

Para el planeta que habitamos, porque hay Normas
Internacionales sobre el aire, el agua y la
calidad de suelo, y sobre las emisiones de gases y la
radiación,
podemos contribuir a esfuerzos de co

nservar el ambiente.

La ISO desarrolla sólo aquellas normas para las
que hay una exigencia de mercado. El trabajo es realizado por
expertos, por el préstamo de los sectores industriales,
técnicos y de negocio que han pedido las normas, y que
posteriormente los ponen para usar. Estos expertos pueden ser
unidos por otros con el conocimiento
relevante, como los representantes de agencias de gobierno,
organizaciones de consumidor, la
academia y laboratorios de pruebas.

Es válido aclarar que las normas ISO nunca han
sido obligatorias, se han hecho necesarias en aquellas empresas o
entidades que desean dar a conocer en el mercado global
sus productos, y lograr un Reconocimiento Ambiental (como el
etiquetado ambiental, los sellos verdes o las banderas azules). Y
que en el caso de las Normas ISO ya el producto en sí no
se vende a una persona, se vende la imagen, se vende
la empresa, la organización, su entorno, no se beneficia
nadie en particular sino todas aquellas personas que tengan
acceso y que estén en contacto con el medio ambiente que
es afectado con los procesos de esta. Todos somos parte de este
proceso.

PASOS
PARA APLICAR UN SISTEMA DE GESTIÓN
AMBIENTAL:

Principios fundamentales, ventajas y requisitos
para su aplicación:

Las actividades económicas como parte esencial de
la existencia de las sociedades, permiten el trabajo de los
individuos, la producción de riquezas y la
generación de los bienes y servicios que garantizan su
bienestar social. En los sistemas sociales se produce una
interacción competitiva similar a la que se
da en los seres vivos; existe toda una lucha por la supervivencia
con arreglo a la cual se producen mutaciones, a las que
sobreviven los mejores adaptados, los que evolucionan con
respecto al medio con mayor capacidad de
reacción.

En los sistemas empresariales ello se manifiesta de
manera similar y las entidades que posean una estructura
más flexible, con mayor capacidad de adaptación al
cambio, tendrán mayores posibilidades de sobrevivir con
una cierta ventaja para su progreso y para el incremento en la
obtención de sus objetivos.

Deben pues reconocer los cambios actuales ocurridos en
las relaciones empresa – medio ambiente, para su
rápida asimilación. Tomar en cuenta al plantear su
política, que la forma de vida presente debe reconciliarse
con la preservación de los medios naturales, pues la
degradación de estos influirá definitivamente en el
crecimiento económico de la entidad en cuestión,
ambos son un círculo cerrado. Ello no significa que las
causas de la contaminación y la escasez o agotamiento de
los recursos naturales, sea responsabilidad única y
exclusivamente de la actividad industrial, pero sí que la
misma produzca un aporte importante en este sentido.

El SGA es una parte integral del sistema de
gestión global de una empresa, su diseño
es un proceso continuo e interactivo, que define la estructura,
responsabilidades, prácticas, procedimientos, procesos y
recursos para implementar políticas, objetivos y metas
ambientales, que pueden y deben ser coordinadas con los esfuerzos
que se desarrollen en otras áreas de la entidad
(economía y finanzas,
calidad, producción, etc.), basado en una serie de
principios
establecidos.

La Norma cubana ISO 14 004 de 1998, plantea como
principios claves para implementar o mejorar un SGA los
siguientes:

  1. Reconocer que la gestión ambiental está
    entre las prioridades de la empresa;
  2. Establecer y mantener comunicación con las partes interesadas
    internas y externas;
  3. Determinar los requisitos legales y los aspectos
    ambientales asociados con las actividades, los productos y los
    servicios de la empresa;
  4. Desarrollar el compromiso de la dirección y los empleados para la
    protección del ambiente;
  5. Estimular la planificación
    ambiental;
  6. Establecer procesos para alcanzar los niveles de
    desempeño fijados;
  7. Proporcionar recursos apropiados y suficientes,
    incluyendo entrenamiento,
    para alcanzar los niveles de desempeño fijados sobre una
    base continua;
  8. Evaluar el desempeño ambiental respecto a la
    política, los objetivos y metas ambientales de la
    organización, e instrumentar mejoras donde sea
    apropiado;
  9. Establecer un proceso de gestión para auditar
    y revisar el SGA, y para identificar oportunidades para mejorar
    el sistema y el desempeño ambiental
    resultante;
  10. Alentar a subcontratistas y proveedores para
    establecer un SGA.

Los SGA, como parte de la estrategia de negocio,
permiten transformar riesgos en oportunidades, para adaptarse con
mayor rapidez al entorno, de este modo, el factor medioambiental
afectará negativamente a las entidades que reaccionen
tarde o simplemente no reaccionen. Los directivos no deben cerrar
los ojos a esta realidad si desean mantener o aumentar su
capacidad de competencia.

La entidad que incorpora un SGA puede alcanzar ventajas
significativas, entre las que pueden incluirse:

  • Asegurar a los clientes el compromiso con una
    gestión ambiental demostrable.
  • El mantenimiento de relaciones cordiales con la
    comunidad.
  • Satisfacer criterios de inversión.
  • Obtener seguros a
    costos razonables.
  • Mejorar la imagen y participación en el
    mercado, cumplir con criterios de
    certificación.
  • Mejorar el control de costos internos.
  • Reducir incidentes.
  • Ahorro de consumo de materiales y
    energía.
  • Facilitar el acceso a permisos y
    autorizaciones.
  • Mejorar las relaciones industria – organismo
    gubernamentales, etc.

Los requisitos que propone Berra (2004) para la
implantación de un SGA en una unidad empresarial son los
siguientes:

  • POLÍTICA AMBIENTAL
  • PLANIFICACIÓN
  • IMPLEMENTACIÓN Y OPERACIÓN
  • VERIFICACIÓN Y ACCIONES
    CORRECTIVAS

Por su parte, la Norma ISO 14 004 (1998) relaciona los
siguientes elementos:

I. COMPROMISO Y POLÍTICA

II. PLANIFICACIÓN

III. IMPLANTACIÓN

IV. MEDICIÓN Y EVALUACIÓN

V. REVISIÓN Y MEJORAMIENTO

I. COMPROMISO Y POLÍTICA:

Es la expresión de los objetivos generales y
principios de acción de la Empresa para la
protección del medio ambiente y la incorporación de
la dimensión ambiental a la estrategia empresarial. Tal
política, debe expresar, al menos, el compromiso de
cumplir todos los requisitos normativos y de desarrollar una
mejora continua y razonable de su comportamiento con
relación al medio ambiente. Para ello, deberá
indicar explícitamente la obligación de emplear los
recursos necesarios dentro de lo económicamente
viable.

Además de la política ambiental pueden
existir otras en la organización, tales como: política
financiera, de compra, de calidad, de producción,
etc.; todas deben ser redactadas con cierto grado de libertad para
evitar se interpreten como reglas o instrucciones rígidas.
Existen criterios sobre la conveniencia de que las
políticas requieren no sólo la aprobación de
los directivos, sino también de todos los trabajadores, y
que como interactúan diversos intereses se requiere de
mucho tiempo para llegar a un acuerdo total

La Política Ambiental, debe ser elaborada y/o
ratificada al máximo nivel directivo, de forma que se
garantice su cumplimiento y se involucre a todos los
departamentos que constituyen la Empresa. Por otra parte, debe
estar plenamente integrada en la política general de esta,
para evitar incompatibilidades y fomentar sinergias.

II. PLANIFICACIÓN:

Esta es una función de la dirección y un
proceso de toma de decisiones, que busca una solución a un
estado
deseable de la relación de la Fábrica de Tabaco con el
medio ambiente. La entidad debe establecer y mantener
procedimientos para identificar los aspectos ambientales de sus
actividades, productos o servicios que pueda controlar y sobre
los cuales tenga influencia para evitar incidencias negativas
sobre el entorno.

La empresa que no cuente con un SGA debe establecer,
como primer paso, su posición actualizada respecto al
medio ambiente, lo cual fue lo que le sucedió a la entidad
que nos ocupa, identificando los aspectos ambientales de
relevancia (efluentes líquidos, emisiones gaseosas,
residuos
sólidos, materias primas y recursos naturales
consumidos, revisión de procedimientos de gestión
ambiental existentes, evaluación de incidentes previos y
contaminación de los suelos).

Los objetivos y metas ambientales deben mantenerse
documentados en cada función existente dentro de la
entidad. Estos deben ser coherentes con la política
ambiental fijada, especificándose los objetivos,
cuantificándose las metas y previéndose las medidas
necesarias a aplicar, con su correspondiente programa para el
logro de dichas metas y objetivos.

III. IMPLANTACIÓN:

Es en este caso donde se pone en marcha el SGA, por lo
que se debe realizar la asignación de los recursos
humanos, físicos y financieros que intervienen en el
proceso, definiendo las responsabilidades y asegurando que cada
uno de los empleados cuyo trabajo pueda originar un impacto
significativo sobre el medio ambiente, reciba capacitación
apropiada.

El diseño del Sistema de Gestión Ambiental
es la parte del sistema general de la entidad, que define la
Política Ambiental, y que abarca la estructura
organizativa, las responsabilidades, las prácticas y el
control operacional, los procesos y los recursos que se deben
asignar para llevar a la práctica dicha
política.

De gran importancia será la realización de
acciones de apoyo como las comunicaciones
internas entre los diferentes niveles, y la implementación
de la documentación referida a información
de los procesos productivos, organigramas de
trabajo, procedimientos operativos y planes de emergencia;
estableciendo mecanismos para el control de la totalidad de la
documentación relacionada con la gestión
ambiental.

La elaboración del Plan de
Acción será un elemento esencial en el
diseño del SGA en la Empresa. Su objetivo es crear
condiciones para que esta atienda su política ambiental
sobre la base de las informaciones obtenidas y las propuestas
internas de desempeño ambiental. El Plan de Acción
corresponde a lo que la ISO 14 001 establece como Programa de
Gestión Ambiental y debe ser elaborado para que la entidad
viabilice sus objetivos y metas establecidas, y de esta forma
garantizar el cumplimiento de la Política
Ambiental.

El Plan de Acción debe estar integrado al
Plan
Estratégico de la Empresa. Debe ser dinámico;
se debe revisar regularmente, reflejando las alteraciones en los
objetivos y metas. Se puede subdividir en planes
específicos sectoriales, para los procesos, proyectos,
productos y servicios, los cuales podrán ser gerenciados
individualmente. Se deberá así llevar a cabo un
acompañamiento permanente y un monitoreamiento de dichos
programas de gestión específicos como parte del
proceso continuo de la revisión del Plan de
Acción.

El Diseño del Balance Ambiental de Empresas (BAE)
es un instrumento de sostenibilidad que proporcionará a la
Empresa un marco orgánico sobre las interacciones que
existen entre ella y el medio ambiente. Constituye además
un instrumento para manejar las relaciones "extra-muros" y para
la gestión interna de las políticas ambientales de
la misma.

A través del Balance Ambiental de la Empresa se
representan: los datos cuantitativos y cualitativos relacionados
con el impacto ambiental de las actividades productivas y de los
esfuerzos económicos y financieros sostenidos por la misma
para incorporar la sostenibilidad y llevar a cabo acciones de
protección y mejoramiento ambiental.

Como resultado de las acciones llevadas a cabo mediante
la implementación de la Política ambiental y del
sistema de Gestión Ambiental de la Empresa, y para medir
la eficacia de su implementación, se utilizan los llamados
Indicadores Ambientales de la Empresa.

IV. MEDICIÓN Y EVALUACIÓN:

Se realiza el monitoreo del desempeño continuo
incluyendo acciones correctivas y preventivas, gestión de
los registros,
auditorías e información del SGA
aplicado. Para ello se deben establecer procedimientos que
permitan medir y seguir periódicamente las
características claves de las operaciones y actividades
que puedan tener un impacto significativo sobre el ambiente,
además de contemplar las no conformidades, acciones
preventivas y correctivas, definiendo la responsabilidad y
autoridad en el manejo e investigación de no conformidades.
También la Empresa debe establecer procedimientos para la
identificación, mantenimiento y disposición de los
Registros Ambientales.

La Empresa deberá mantener programas o
procedimientos para realizar auditorías periódicas
del SGA, basada en la identificación de los residuos, de
los problemas operacionales asociados al proceso y de las
áreas donde es necesario implementar las modificaciones
propuestas.

La auditoría de residuos tiene como objeto
reducir o eliminar la generación de los mismos en los
procesos industriales. Entre sus beneficios se encuentran la
minimización en el uso de materias primas, la
reducción de costos de
producción, el incremento en la eficiencia de los
procesos, la reducción de la contaminación industrial, entre
otros.

La realización sistemática de estas
auditorias
favorecerá el logro de producciones cada vez más
limpias, lo que implicaría cambios de procedimientos
dentro de la Empresa, con la necesaria asignación de
recursos e investigación y desarrollo de nuevos procesos y
productos, constituyendo a su vez el método
más efectivo para la reducción o eliminación
de residuos, y como consecuencia la reducción de los
costos por contaminación.

CONCLUSIONES

  1. Es marcado el interés en las últimas
    décadas por asegurar un crecimiento económico a
    partir de un equilibrio ecológico, precisamente porque
    los problemas económicos causan o agravan expolios
    ambientales que, a su vez, dificultan las reformas
    económicas y estructurales, y es esto lo que se quiere
    evitar. Pero estas prácticas "ambientalistas"
    generalmente dejan a un lado al Hombre
    como ente social y parte indisoluble del Medio Ambiente, y no
    tienen en cuenta que toda acción a favor de la
    conservación y manejo sostenible del entorno, tiene
    una repercusión directa hacia el ser humano, sus
    condiciones y calidad de vida.
  2. Resulta indispensable que cada país
    fortalezca su identidad y su capacidad para diseñar
    políticas y poner en práctica estrategias
    propias de desarrollo socioeconómico sobre bases
    ambientales, según sus recursos disponibles, sin la
    merma de estos. Desde luego, sustentado en una voluntad
    política que lo avale y apoye, pues es esta una
    razón de incuestionable valor a la hora de lanzar
    propuestas progresistas en países de bajos recursos y
    economías deformadas.
  3. La Valoración Económico –
    Ambiental, la implementación de Instrumentos
    Económico – Ambientales con un carácter
    sistémico, la Gestión Económica
    Ambiental, son algunas de las políticas que necesitan
    ser llevadas a cabo, de manera que se respete el Rendimiento
    Máximo Sustentable en el manejo de los recursos
    naturales renovables.
  4. En cada acción que se haga y en la que
    estén presentes sectores de la comunidad, incluirlos
    en la toma de decisiones, la evaluación y propuesta de
    indicadores, la selección de estrategias a seguir; en
    definitiva, ellos son los protagonistas y los que
    harán porque las propuestas y análisis se
    visualicen en esa realidad necesaria.

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AUTORA:

Msc. Inaivis Fábregas Amaya

INSTITUCIÓN: Universidad de Pinar del Río
"Hermanos Saíz Montes de Oca". Cuba.

OCUPACIÓN: Subdirectora de Investigación y
Postgrado, Sede Universitaria Municipal de Consolación del
Sur – Universidad de Pinar del Río.

ESTUDIOS REALIZADOS:

Licenciatura en Economía: Universidad de Pinar
del Río. Cuba.

Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo:
Universidad de la Habana. Cuba.

Partes: 1, 2
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