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Simón Rodríguez: Maestro de América (página 2)




Enviado por JESUS FAJARDO



Partes: 1, 2

La influencia
sobre Bolívar

Juntos parten en
marzo de 1805, a un viaje que los lleva a Lyón y Chambery
para luego atravesar los Alpes y entrar en Italia:
Milán, Venecia, Ferrara, Bolonia y Florencia. En
Milán presencian la nueva coronación de Napoleón, esta vez como rey de Italia. El
15 de agosto de ese mismo año, suben al Monte Sacro, en
Roma, y
Rodríguez recoge para la posteridad el juramento que
allí su discípulo hace:

"Juro delante
de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro
por mi honor; y juro por mi patria; que no daré descanso
a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta
que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del
poder
español".

Luego de una breve
visita, de Bolívar a
Nápoles, retornan a París hacia fines de
año. Poco tiempo
después se separan y, en 1806, inicia Simón
Rodríguez un largo peregrinar por Europa, viviendo
en Italia, Alemania,
Prusia, Polonia y Rusia, donde
se dedicó por varios años a la docencia. En
1823, en Londres se encuentra con Andrés
Bello y ese mismo año emprende su viaje de retorno a
América. Desembarca en Cartagena de Indias,
y retoma su nombre de Simón Rodríguez. En
Bogotá, en 1824, realiza la primera fundación de
una escuela-taller.

Visita Panamá,
Guayaquil y otros lugares. Al año se reúne en Lima
con el Libertador. Antes, a su paso por Ecuador deja
varias obras; en Latacunga, dicta clases de Agricultura y
Botánica en el Colegio Nacional; en
Quito presenta
al Gobierno un
Plan de
colonización para el Oriente del Ecuador, y en Ibarra,
funda una "Sociedad de
Socorros Mutuos"
.

Bolívar lo
incorpora al grupo de sus
colaboradores directos. A mediados de abril, parte con
Bolívar hacia varias ciudades de Perú y pasa por
Bolivia. En
noviembre de ese mismo año, Bolívar lo nombra
"Director de Enseñanza Pública, Ciencias
Físicas, Matemáticas y de Artes y Director General
de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la
República Boliviana".

En enero de 1826,
Bolívar regresa a Lima y Rodríguez se queda en
Bolivia; no volverán a verse jamás. En ese mismo
año, funda la segunda escuela-taller, esta vez con
proyecciones para toda Bolivia, desde Chuquisaca.

Marcha en 1828
para Arequipa, donde publica el prodromote la obra Sociedades
Americanas en 1828
. En esta obra insiste en la necesidad de
buscar soluciones
propias para los problemas de
Hispanoamérica, concepto que
sintetiza en una frase: "La América Española es
Orijinal i ORIJINALES han de ser sus instituciones
i su gobierno i ORIJINALES sus medios de
fundar uno i otro. O Inventamos o Erramos".

En 1830, aparece
su libro "El
Libertador del Mediodía de América y sus
compañeros de armas"
,
defendidos por un amigo de la causa social, un vibrante alegato a
favor de Bolívar. En septiembre de ese año, circula
su ensayo
científico "Observaciones sobre el terreno de
Vincocaya"
.

En 1831,
Simón Rodríguez contrae segundas nupcias con
Manuela Gómez, en Perú. Desde Lima acepta la
dirección de una escuela y publica su libro
Luces y Virtudes Sociales, donde afirma su concepto de la
escuela primaria puntualizando la diferencia entre instruir y
educar. Seguidamente, se edita en la misma ciudad el Informe sobre
Concepción después del Terremoto de febrero de
1835
. Rodríguez se encuentra por segunda vez con
Andrés Bello, ahora en Santiago de Chile, y reedita en
Valparaíso, Luces y Virtudes Sociales (1838).
Publica varios artículos en El Mercurio.

En 1842, reedita
su obra Sociedades Americanas en 1828, emprende viaje a
Ecuador en 1843 y a su paso por el puerto de Paita (Perú),
se entrevista con
Manuela Sáenz.

Años
más tarde, publica en El Neogranadino, periódico
de Bogotá, su Extracto sucinto de mi obra sobre la
Educación
Republicana
. En 1850, vuelve a Latacunga y, en 1851, entrega
al Colegio de San Vicente sus Consejos de amigo dados al
Colegio de Latacunga
.

En los años
finales de su vida, Simón Rodríguez va a Guayaquil,
donde se perderá buena parte de su obra a causa de un
incendio que devastó a buena parte de la ciudad. En 1853,
emprende un nuevo viaje al Perú, acompañado por su
hijo José y su amigo Camilo Gómez, quien lo
asistirá en el momento de su muerte,
ocurrida en el pueblo de Amotape el 17 de julio de 1853. Setenta
años después, sus restos fueron trasladados al
Panteón de los Próceres en Lima, y desde
allí, al siglo justo de su fallecimiento, fueron devueltos
a Caracas, ciudad natal, donde reposan en el Panteón
Nacional.

IDEAS Y PENSAMIENTOS DE SIMÓN
RODRÍGUEZ

Rodríguez quería que la educación, en
Venezuela y
América, se impartiera con calidad, en
torno al desarrollo
personal de
los individuos, su capacidad de comprender y analizar la sociedad
en la que viven, su desarrollo
humano y personal en el contexto del desarrollo social y
comunitario inspirado en principios y
valores como
la igualdad, la
equidad,
libertad,
emancipación social y humana. Una educación que
permita a cada uno desarrollar a plenitud sus talentos y
construirse como persona y
ciudadano solidario y productivo. Que le enseñe a ser, a
convivir, a aprender y a trabajar. En fin, una educación
que le enseñe a cada individuo
crecer y desarrollarse como persona y a preocuparse por su
entorno social, que le enseñe los valores y
principios de su sociedad. Formar individuos que enfrenten al
mundo valiéndose de sus destrezas y habilidades. Formar
personas pensantes que no se valgan solo de la memoria y
por ultimo que se les enseñe a trabajar y a valorar su
trabajo. Y con
estas bases se contrita una genuina Educación de
Calidad
.

Bases para una
Educación de Calidad.

1.-
Educación para formar personas y auténticos
ciudadanos.

2.-
Educación que enseñe a aprender

3.-
Educación que enseñe a trabajar y a valorar
el trabajo y
al trabajador.

1.- Esta primera
dimensión está orientada a formar y educar para
formar persona y auténticos ciudadanos, con una
educación en los valores de la convivencia,

Rodríguez
estaba convencido de que era urgente emprender un proyecto
educativo diferente que, pues bajo retórica e principios y
proclamas, seguía intacta la vieja estructura de
servidumbre. La independencia
no había desmantelado el viejo orden colonial, para ser
eficaz este proyecto educativo tenía que ser propio,
original, hecho en la propia entraña americana.

El fin primordial
de la educación es formar ciudadanos y es por eso que
todos deben tener acceso a ella, ya que, como decía
Rodríguez "sin educación popular no habrá
verdadera sociedad…". Esta educación debe estar
vinculada a la solidaridad que
se expresa en las múltiples y pequeñas dimensiones
del vivir y convivir diario.

Para tener
personas y auténticos ciudadanos, debemos superar la pobreza y
profundizar la democracia, y
esto requiere de un proceso
simultáneo.

La democracia se
puede construir dependiendo de nuestra actitud, de
nuestra voluntad, de nuestra voluntad de cooperación, de
nuestro respeto, de
nuestra responsabilidad, de nuestra solidaridad. Podemos
hacer una escuela y una universidad
diferente, de docentes, de
administrativos, de representantes y comunidad que
tengan en su horizonte los intereses de la mayoría y la
construcción y vivencia de la genuina
democracia.

2.- La segunda
dimensión de una educación de calidad es
ENSEÑAR A APRENDER.

Educar no es
transmitir paquetes de información para que los alumnos memoricen,
sino provocar las ganas e aprender, hacer que los alumnos sientan
interés
de aprender y que sean capaces de comprender analizar la
información que necesitan. De nada sirve llenarlos de
informaciones inútiles que no vayan a se capaces de
comprender y que solo les sirva para memorizar, ya que no
queremos convertirlos en máquinas
memorizadotas de conceptos, términos y palabras que con
frecuencia ni siquiera entienden, sino convertirlos en seres que
tengan la capacidad y la habilidad de buscar, comprender y
analizar la información y la puedan devolver en forma
personal y coherente. Esto supone desarrollo de las destrezas
básicas: lectura,
escritura,
expresión oral, escucha, informática, observación, estimación, cálculo,
pensamiento,
ubicación en el espacio y en el tiempo, es decir destrezas
lingüísticas, matemáticas, tecnológicas
y científicas, tales destrezas los ayudaran a aprender
dentro y fuera del sistema
educativo.

3.- La
EDUCACIÓN QUE ENSEÑE TRABAJAR Y A VALORAR EL
TRABAJO Y AL TRABAJADOR, era la tercera dimensión que con
mayor esfuerzo quería impulsar Rodríguez y
quizás la que le trajo más problemas y
dificultades, por parte de la sociedad, ya que no estaban
dispuestos a enviar a sus hijos a escuelas donde se le
ponía a trabajar, de ahí gran parte de los fracasos
de Rodríguez, que nunca renunció a su propuesta
educativa, de unir la instrucción académica con el
aprendizaje de
oficios mecánicos y agrícolas, es decir la
creación de escuelas-talleres. Toda su vida fue promotor
de unir la escuela y el trabajo. Por ello cuando regresa a
América en 1823, establece una escuela en Bogotá
(Colombia) donde
los estudiantes además de formarse intelectualmente y
aprender a vivir en sociedad, debían aprender un oficio
mecánico, pero la aristocracia de la capital
neogranadina no estaba preparada para aceptar las ideas sobre la
educación que busca introducir al trabajo. Escandaloso le
debió resultar el nombre de "Casa de Industria
Pública", en vez de escuela o colegio. Así el
proyecto fracasa, como también el que emprendió en
Chiquisaca años más tarde.

Rodríguez
insistió con renovada pasión en la necesidad de una
educación práctica, útil, que remedie
necesidades concretas, en conclusión una educación
de calidad.

Algunas sentencias del ideario de
Simón Rodríguez.

«El hombre no
es ignorante porque es pobre, sino lo contrario»

«Instruir no
es educar; ni la instrucción puede ser un equivalente de
la educación, aunque instruyendo se
eduque»

«No hay
interés donde no se entrevé el fin de la acción.
Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende
no interesa. Llamar, captar y fijar la atención, son las tres partes del arte de
enseñar. Y no todos los maestros sobresalen en las
tres»

«El
título de maestro no debe darse sino al que sabe
enseñar, esto es al que enseña a aprender; no al
que manda aprender o indica lo que se ha de aprender, ni al que
aconseja que se aprenda. El maestro que sabe dar las primeras
instrucciones, sigue enseñado virtualmente todo lo que se
aprende después, porque enseñó a
aprender»

«No hay
oveja que busque al pastor, ni muchacho que busque a
maestro»

«Enseñen los niños a
ser preguntones, para que, pidiendo el por qué de lo que
se les mande hacer; se acostumbren a obedecer a la razón,
no a la autoridad como
los limitados, no a la costumbre como los
estúpidos»

«La
ignorancia es la causa de todos los males que el hombre se hace
y hace a otros; y esto es inevitable, porque la moniciencia no
cabe en un hombre: puede caber, hasta cierto punto, en una
sociedad 9por el más y el menos se distingue una de otra).
No es culpable un hombre porque ignora – poco es lo que puede
saber -, pero lo será si se encarga de hacer lo que no
sabe.»

«Acostúmbrese al niño a ser veraz, fiel,
servicial, comedido, benéfico, agradecido, consecuente,
generoso, amable, diligente, cuidadoso, aseado; a respetar la
reputación y a cumplir con lo que promete. Y
déjense las habilidades a su cargo; él sabrá
buscarse maestros, cuando joven.

«Sólo
la educación impone obligaciones a
la voluntad. Estas obligaciones son las que llamamos
hábitos.»

«Enseñen, y tendrán quien sepa;'eduquen,
y tendrán quien haga.»

«Toca a los
maestros hacer conocer a los niños el valor del
trabajo, para que sepan apreciar el valor de las
cosas.»

«Al que no
sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo
compra».

«Enseñar es hacer comprender; es emplear el
entendimiento; no hacer trabajar la memoria»

«El maestro
de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y
comunicativo, porque su oficio es formar hombres para la
sociedad»

«Nadie hace
bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se hará
República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que
se adopte.»

¿Por qué Simón
Rodríguez no volvió nunca a
Venezuela?

El Presidente,
general Carlos Soublette, uno de cuyos ministros era el general
Rafael Urdaneta – ambos figuras centrales de la guerra de
independencia – le invitó al maestro a retornar a la
patria. El propio Rodríguez se lo cuenta a su amigo, el
obispo Pedro Antonio torres: « Una respuesta que me dan de
la Nueva granada, es una orden del gobierno de Venezuela para que
me envíen a mi tierra. Yo no
voy allá. Tanto se acuerda el Presidente de mí,
como Su Santidad de usted. » No sólo se niega a
viajar, sino que teme le fuercen a ello: « Siempre hay que
felicitarme: sólo tendrá usted que borrar Caracas y
poner Bogotá; porque somos mortales, y hallando las monjas
entre los papeles de usted enhorabuena para Venezuela, puede que
se presenten al obispo y me hagan seguir mi derrota con costas,
costos,
daños y perjuicios. Los tiempos no están para
andarse por las ramas. ¡Dios nos libre de la justicia
humana! ». ¿Volver a Caracas, viejo, aparentemente
derrotado por las circunstancias, sin saber a qué
iría, y con el mal recuerdo por el rechazo de sus ideas en
1794, y el fracaso de la revolución
de Picornell en que anduvo comprometido? Regresar no es avanzar.
¿Y a una Venezuela sin Bolívar?

Bibliografía

Rumazo
González, Alfonzo; "Ideario de Simón
Rodríguez"; Ediciones Centauro; 1980; Caracas;
Venezuela.

 

Senen
Fajardo

Andrea
Santana

Saidruby
Ortega

Sorangel
Hernandez

sorahernandez[arroba]hotmail.com

Todos estudiantes de la
Licenciatura en Educación Integral en la Universidad
Nacional Expeimental Simón Rodríguez. Núcleo
Palo Verde.

Trabajo: SIMÓN
RODRÍGUEZ: MAESTRO DE ÁMERICA.

VENEZUELA, CARACAS, JUNIO,
2006

CARACAS, JUNIO, 2006

Partes: 1, 2
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