Propuesta para el desarrollo sostenible del turismo en el Parque Granma
RESUMEN
El turismo es considerado
actualmente como la industria del
mundo con el crecimiento más rápido. Sin embargo,
abundan las pruebas que
muchas modalidades del desarrollo
turístico tradicional dañan en diversos grados el
medio
ambiente. El desarrollo turístico tradicional sin
control,
convencional o de masas en áreas de belleza natural y en
pequeñas comunidades de importancia cultural es
particularmente dañino para el medio ambiente y las
poblaciones locales.
Por lo
señalado anteriormente, el turismo debe desarrollarse de
manera sostenible, es decir, de tal manera que satisfaga las
necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las
generaciones futuras.
El objetivo del
presente trabajo fue
diseñar y aplicar una propuesta de Indicadores
Locales para la evaluación
y el seguimiento de la Sostenibilidad turística en el
Parque Granma.
Para lo anterior,
se realizó una descripción de las actividades
turísticas actuales, seguida de una identificación
de Elementos Prioritarios generados por las actividades de
turismo. Luego, se presentó una propuesta de Indicadores
Locales de Sostenibilidad para la unidad y finalmente se
realizó una toma de datos preliminar
utilizando los indicadores propuestos.
1 INTRODUCCIÓN
El Parque Granma
posee una considerable importancia natural, social,
científica y turística. No obstante su importancia
eminentemente científica, es una atracción
turística para los amantes de la naturaleza,
que encuentran interesantes atractivos recreacionales
básicos y
contemplativos en
las diferentes comunidades vegetacionales y la fauna. El
reconocimiento del Parque, como zona núcleo por parte de
las comunidades aledañas, requiere establecer mecanismos
apropiados de acción
para lograr manejarla y desarrollarla adecuadamente, sin poner en
peligro los ecosistemas
presentes. Al mismo tiempo, se
debe vincular esta unidad con las comunidades locales, toda vez
que históricamente los recursos
naturales han estado ligados
a la agricultura,
ganadería
de subsistencia, extracción de leña y
carbón.
Al contrario de lo
señalado anteriormente, la acción del hombre puede
impactar negativamente en los valiosos recursos
naturales existentes al interior de Áreas Naturales
Protegidas (Törey, 1993; Manning, 1996; CCA, 2000), ya sea
por parte de los visitantes, lugareños o empresarios
turísticos que no adoptan un comportamiento
acorde con los principios de
sostenibilidad. Por esto, la gestión
y administración adquiere un papel
fundamental para la preservación de estos
recursos.
Los indicadores de
sostenibilidad son una importante herramienta para el seguimiento
y evaluación del estado de la gestión de los
recursos naturales, ya que permiten prever y corregir los
problemas que
existen y pudiesen surgir (CCA, 2000).
Partiendo de este
fundamento, se ha planteado el siguiente problema
científico: La gestión turística que se
desarrolla en el Parque Granma no se realiza bajo el criterio de
sostenibilidad.
Como
Hipótesis para el presente trabajo se plantea que
"si la gestión turística que se desarrolla en el
Parque Granma se realizara bajo el criterio de sostenibilidad los
resultados obtenidos serían cada vez más
elevados".
De esta forma, el
objetivo general del presente trabajo es: "Diseñar
y aplicar una propuesta de Indicadores Locales para la
evaluación y el seguimiento de la sostenibilidad
turística en el Parque Granma".
Como objetivos
específicos, se pretende:
- Describir las actividades
turísticas que actualmente se desarrollan en el Parque
Granma, - Identificar Elementos
Prioritarios para evaluar el grado de sostenibilidad del
conjunto de las actividades turísticas, - Proponer una serie de
indicadores locales para la evaluación y el seguimiento
del grado de sostenibilidad turística para la zona de
estudio y - Realizar una toma de datos en
forma inicial en la zona de estudio utilizando los indicadores
propuestos.
2 CAPÍTULO
TEÓRICO
2.1
Desarrollo y Turismo Sostenible
2.1.1 Desarrollo
Sostenible. El primer punto de partida para el desarrollo
operativo de la sostenibilidad del turismo, está en la
definición del concepto de
desarrollo
sostenible, el cual es: "Satisfacer las necesidades del
presente sin comprometer las posibilidades de las
generaciones
futuras para satisfacer las suyas"
(Comisión Mundial sobre Medioambiente y Desarrollo, 1987).
Significa asegurar la calidad de
vida de todos los seres humanos en cuanto a seguridad
alimentaria, salud, educación, acceso a
la cultura y
disfrute de sus recursos naturales, y es una urgencia para la
civilización, es decir una respuesta inaplazable a la
crisis
ambiental que vive el planeta y que es resultado de un modelo
impulsado por el Capitalismo en
sus doscientos años de existencia basado en la
dominación, la explotación, el despilfarro y el
consumo
desenfrenado.
Durante las
décadas de 1970 y 1980 empezó a quedar cada vez
más claro que los recursos naturales estaban
dilapidándose en nombre del "desarrollo". Se estaban
produciendo cambios imprevistos en la atmósfera, los
suelos, las
aguas, entre las plantas y los
animales, y en
las relaciones entre todos ellos.
A finales de 1983,
el secretario general de las Naciones Unidas
le pidió a la Primera Ministra de Noruega, Gro Harlem
Brundtland, que creara una comisión independiente para
examinar estos problemas, que sugiriera mecanismos para que la
creciente población del planeta pudiera hacer frente
a sus necesidades básicas. El grupo de
ministros, científicos, diplomáticos y legisladores
celebró audiencias públicas en cinco continentes
durante casi tres años. La principal tarea de la llamada
Comisión Brundtland era generar una agenda para el
cambio global.
Su mandato especificaba tres objetivos:
reexaminar cuestiones críticas relacionadas con el medio
ambiente y el desarrollo, y formular propuestas realistas para
hacerles frente; proponer nuevas fórmulas de
cooperación internacional en estos temas capaces de
orientar la política y los
acontecimientos hacia la realización de cambios
necesarios; y aumentar los niveles de concientización y
compromiso de los individuos, las organizaciones de
voluntarios, las empresas, las
instituciones
y los gobiernos. El informe fue
presentado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas
durante el otoño de 1987.
En este informe se
describen dos futuros: uno viable y otro que no lo es. En el
segundo, la especie humana continúa agotando el capital
natural de la Tierra. En
el primero los gobiernos adoptan el concepto de desarrollo
sostenible y organizan estructuras
nuevas, más equitativas, que empiezan a cerrar el abismo
que separa a los países ricos de los pobres. Este abismo,
en lo que se refiere a la energía y los recursos, es el
principal problema ambiental del planeta; es también su
principal problema de desarrollo. En todo caso, lo que quedaba
claro era que la incorporación de consideraciones
económicas y ecológicas a la planificación del desarrollo
requeriría toda una revolución
en la toma de
decisiones económicas.
Tras la
Comisión, el siguiente acontecimiento internacional
significativo fue la Cumbre sobre la Tierra,
celebrada en junio de 1992 en Río de Janeiro. Denominada
Conferencia de
las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Los
resultados de la Cumbre incluyen convenciones globales sobre la
biodiversidad
y el clima, una
Constitución de la Tierra de principios
básicos, y un programa de
acción, llamado Agenda 21, para poner en práctica
estos principios. En sus 41 capítulos, el programa de
acción contenido en la Agenda 21 aborda casi todos los
temas relacionados con el desarrollo sostenible que se puedan
imaginar, pero no está lo suficientemente financiado, es
un programa de acción para lograr el desarrollo sostenible
y afrontar las cuestiones ambientales y de desarrollo de forma
integrada a escala mundial,
nacional y local. Incluye propuestas para luchar contra la
pobreza, la
degradación de la tierra, el aire y el agua; para
conservar los recursos naturales y la diversidad de especies; y
para fomentar la agricultura sostenible.
El desarrollo
sostenible en los sectores silvoagropecuarios consiste en
"La
administración y conservación de la base de los
recursos naturales y la orientación de los cambios
tecnológicos e institucionales de tal forma que aseguren
el logro y la satisfacción permanente de las necesidades
humanas para el presente y las futuras generaciones". Dicho
desarrollo sostenible (en los sectores agropecuario, forestal y
pesquero) conserva la tierra, el agua, los
recursos genéticos de los reinos animal y
vegetal, no degrada el medio ambiente, es tecnológicamente
apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable.
(FAO, 1992)
Según
CONAMA (1994), la definición en Chile de Desarrollo
Sostenible está dada en la Ley 19.300 de
Bases generales sobre Medio Ambiente, la cual lo define como el
proceso de
mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de vida
de las personas, fundado en medidas apropiadas de
conservación y protección del medio ambiente, de
manera de no comprometer las expectativas de las generaciones
futuras.
En Cuba cuando
hablamos de sostenibilidad nos referimos a la preservación
del equilibrio de
la naturaleza y la sociedad que
le dé sustento al bienestar social, el progreso
económico, el enriquecimiento cultural y el crecimiento
personal sobre
la base de la equidad y la
solidaridad.
Como modelo de
desarrollo tiene entre sus características esenciales la
utilización racional de los recursos naturales, el
respeto hacia
otras formas de existencia y a la vida en todas sus
manifestaciones basado en la responsabilidad personal y el abandono de la
mentalidad de dominación, el respeto a la diversidad
cultural y la preservación de la identidad de
nuestros pueblos contra corrientes estandarizadoras provenientes
de sociedades
tecnológicamente más avanzadas y la renuncia al
empleo de
materias y sustancias contaminantes que ponen en peligro la vida
y la salud y cuyo impacto dañe los ecosistemas de manera
irremediable, sustituyéndolas por otras de menor o
ningún impacto, el ejercicio de una solidaridad con
nuestros contemporáneos y nuestros
descendientes.
La evolución de las relaciones entre turismo y
desarrollo se ha dado en diversas declaraciones y documentos
auspiciados por organizaciones internacionales, entre las que se
destaca la
Organización Mundial de Turismo (OMT):
Declaración de Manila sobre el Turismo Mundial (1980),
Declaración de Derechos y Código
del Turista de Sofía (1985), Declaración del
Turismo de la Haya (1989), Carta del Turismo
Sostenible de Lanzarote (1995), Agenda 21 para el sector de
Viajes y
Turismo (1995) y Código Ético Mundial para el
Turismo de Santiago de Chile (1999). En estos documentos se
observa una paulatina transición desde el predominio de
los aspectos socioculturales y económicos del turista al
paradigma
omnipresente de la sostenibilidad. (Ivars, 2001; citado por
Navarro Lizama, 2004)
En 1995, cuando
habían pasado cinco siglos de explotación de los
recursos naturales, se constituye en el mes de agosto la
Asociación de Estados del Caribe (AEC) en Trinidad y
Tobago. En esta histórica Cumbre, en la que participaron
30 países de área, los jefes de Estado y Gobierno
emitieron una Declaración de Principios y un Plan de
Acción, haciendo énfasis al compromiso del inicio
de una nueva era en la región del Gran Caribe,
comprometiéndose a la promoción del desarrollo sostenible de la
región y a la conservación del medio
ambiente.
El turismo fue uno
de los tres puntos a discutir. En su discurso,
nuestro Comandante en Jefe expresó: "En el sector del
turismo hemos logrado algunos avances. Pero aún estamos
lejos de haber convertido a la región en su conjunto en un
destino privilegiado de turismo internacional, a lo que nos hacen
acreedores nuestras riquezas naturales. Este patrimonio
común de nuestros pueblos requiere de un cuidado
especial"
2.1.2
Concepto de Turismo. Según Chávez
(1996, citado por Navarro Lizama, 2004), el turismo es "Un
proceso social que se da a partir del hecho que un individuo (o
grupo de ellos) se desplaza, por diferentes motivos, en forma
temporal de su lugar habitual de residencia hacia un destino sin
percibir por ello una remuneración".
El turismo
comprende las actividades que realizan las personas durante sus
viajes y estancias en lugares distintos a su entorno habitual con
fines de esparcimiento, negocios y
también por otros motivos. Hay un turismo interno que es
de las personas que viajan dentro del país y un turismo
receptivo que comprende las actividades que realizan extranjeros
o residentes de fuera del país que viajan a
éste.
El crecimiento del
turismo a escala internacional ha acarreado problemas, sobre todo
en lo referente a su impacto en las sociedades y en el medio
ambiente. La aceptación sin restricciones de los
beneficios del turismo en la década de 1970 empezó
a dar paso a una propuesta más equilibrada sobre el papel
del turismo en el desarrollo, especialmente en lo referente a sus
impactos no económicos. Los planificadores del turismo
empiezan a incluir factores socioeconómicos y
medioambientales en su trabajo. En los últimos
años, las ventajas económicas ya no son el
único criterio para apoyar el desarrollo del turismo;
éste está cada vez más unido al concepto de
sostenibilidad.
En la actualidad
es la industria más grande del mundo y una de las de
más rápido crecimiento. (CCA, 1999; Barret al.,
2001; OMT, 2001) El ritmo de crecimiento en Cuba en el 2005 es de
12 %, arribaron al país más de 2 millones de
visitantes extranjeros.
Clasificación de Actividades Turísticas.
Según Espinosa et al. (2000, citado por Navarro Lizama,
2004), las actividades turísticas se clasifican
según el lugar en donde se realizan, de acuerdo a lo
siguiente:
Turismo
tradicional de naturaleza: agua, lagos y lagunas,
ríos, saltos de aguas y cascadas, mar, sol y playa,
termas, volcanes,
áreas silvestres (Parques Nacionales, Monumentos
naturales, Reservas Forestales y otras áreas
afines).
Turismo
deportivo tradicional: Montañismo (excursionismo,
caminatas), triatlón, caza deportiva, pesca
deportiva (excursiones de pesca, bajadas de ríos, orilla
de mar, catch y release), natación,
buceo (squba, diving, caza submarina), remo, navegación
(velerismo, canotaje, canoismo, Kayakismo).
Turismo
deportivo no tradicional y de aventura: ciclo turismo,
ciclismo de
montaña, esquí acuático, orienteering
(deporte de
Orientación), cabalgatas, motos
acuáticas.
Turismo de
intereses especiales o turismo activo o motivacional:
Ecoturismo
(observación de flora y fauna), agroturismo,
etnoturismo, ornitología, cultural, histórico,
patrimonio arqueológico y antropológico, museos,
ferrocarriles, religioso, santuarios, iglesias, festividades,
tradiciones y ceremonias campesinas, folklore,
arte (música, prosa,
poesía,
pintura,
grabado, murales, danza, coros,
cine, video, fotografía, artesanía, textil,
cestería, madera,
tallado, torno,
orfebrería, piedra), gastronomía, nostalgia, negocios, eventos,
seminarios, festivales, universitario, científico,
descanso, ocio, recreación
y reposo, vida nocturna, apuestas, casinos,
hipódromos.
Turismo
Tradicional. La mayor parte de esta actividad se conoce como
turismo "masivo" o "convencional" que, por lo general, presta
poca atención a los impactos en el medio
ambiente o en la cultura de los países visitados (Ivars,
2001, citado por Navarro Lizama, 2004). Es más, abundan
las pruebas que muchas modalidades del desarrollo
turístico tradicional dañan en diversos grados el
medio ambiente. Este tipo de desarrollo turístico
tradicional sin control, convencional o de masas en áreas
de belleza natural y en pequeñas comunidades de
importancia cultural es particularmente dañino para el
medio ambiente y las poblaciones locales (Törey, 1993;
Manning , 1996; CCA, 2000).
2.1.3
Turismo Sostenible. Al comienzo de los años
setenta aparecen nuevas aproximaciones al tema turístico
desde perspectivas críticas y medioambientales. Sin
embargo, no es hasta principios de la década de los
noventa cuando se plantea la sostenibilidad en el turismo. En
efecto,
el 41 Congreso de
la Asociación Internacional de Expertos Científicos en Turismo
(AIEST) celebrado en 1991,
bajo el epígrafe de Turismo cualitativo se plantea la
complejidad del estudio de la sostenibilidad del turismo, y en
tal sentido el turismo sostenible fue descrito como un turismo
que mantiene un equilibrio entre los intereses sociales,
económicos y ecológicos; integrando las actividades
económicas y recreativas con el objetivo de buscar la
conservación de los valores
naturales y culturales.
El turismo es uno
de los pocos sectores económicos identificados en la
Declaración de Río y el Programa 21, aprobado en la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, por su
potencial para un aporte positivo a la salud del planeta. El
potencial del sector turismo como motor del
desarrollo
económico y social sostenible ha sido desde entonces
reconocido por varias entidades políticas
Con posterioridad, el
World Widlife Fund (WWF) , el Tourism Concern y
la Unión Europea, incluyen al turismo como uno de los sectores clave hacia el
que deben de encaminarse todas las medidas en material de medio
ambiente y de desarrollo sostenible.
Por otro lado, en septiembre de 1993, se inicia el proceso de
aplicación de la Agenda 21 y de la sostenibilidad al ámbito turístico de
la Cuenca Mediterránea con la celebración de la
Conferencia Euromediterránea sobre Turismo y Desarrollo
Sostenible (Hyeres-Les Palmiers, Francia).
Dentro del mismo año sería la Organización Mundial de Turismo (OMT)
en el documento titulado Tourism the
year 2000 and beyond qualitative aspects la que definió el
concepto de Turismo Sostenible:
"El turismo
sostenible atiende a las necesidades de los turistas actuales y
de las regiones receptoras y al mismo tiempo protege y fomenta
las oportunidades para el futuro. Se concibe como una vía
hacia la gestión de todos los recursos de forma que puedan
satisfacerse las necesidades económicas, sociales y
estéticas, respetando al mismo tiempo la integridad
cultural, los procesos
ecológicos esenciales, la diversidad biológica y
los sistemas que
sostienen la vida".
Al año
siguiente la OMT (1994) considera
fundamentales para la implantación de la Agenda 21 en los
centros turísticos los siguientes requisitos:
- La minimización de los
residuos. - Conservación y
gestión de la energía. - Gestión del recurso
agua. - Control de las sustancias
peligrosas. - Transportes.
- Planeamiento urbanístico
y gestión del suelo. - Compromiso medioambiental de
los políticos y de los ciudadanos. - Diseño de programas para
la sostenibilidad. - Colaboración para el
desarrollo turístico sostenible.
La Carta Mundial del Turismo Sostenible
(1995) establece 18 principios que
tratan de poner los fundamentos para una estrategia
turística mundial basada en el desarrollo sostenible.
La Carta de
Lanzarote supone la acepción definitiva de los lazos de la
sostenibilidad, la conservación y el desarrollo de los
recursos, y el papel central del turismo para el desarrollo de
muchas localidades a nivel de la geografía mundial y
muy particularmente de los países menos desarrollados con
una variada riqueza de flora, fauna, paisajes y elementos
culturales.
El Plan
Estratégico de Cooperación Solidaria 1997-2001,
del Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral,
identifica el desarrollo sostenible del turismo como una de las
ocho áreas prioritarias de las actividades del CIDI. El
Plan Estratégico prevé que el CIDI "respalde las
actividades de cooperación en materia de
turismo, teniendo en cuenta la necesidad de preservar el
patrimonio nacional, incluidos sus aspectos culturales y
ambientales".
No hay ninguna
razón para creer que el turismo declinará como
actividad internacional en el futuro. Todo se inclina a suponer
que aumentará para convertirse en un aspecto significativo
del desarrollo económico y social en muchos países.
El desafío, pues, es asegurar que ese crecimiento pueda
acomodarse dentro de una estructura
sostenible.
El turismo de
naturaleza en Cuba dejó de ser una utopía para
convertirse en una realidad, en el 2004 creció un 18 por
ciento con 74 500 visitantes extranjeros para este fin, los
nacionales también experimentaron un aumento considerable;
en el 2005 los datos se incrementaron aún
más.
2.2
Indicadores para el Turismo Sostenible
Se han probado
varias herramientas
de gestión para aplicar y vigilar el desarrollo del
turismo sostenible en áreas naturales. Entre ellas figuran
la colaboración intersectorial y la participación
pública, las evaluaciones de impacto
ambiental, la planeación
y zonificación del uso de la tierra y la generación
de indicadores. La planeación, el uso de indicadores y los
esfuerzos de supervisión podrían asegurar la
conservación de un sitio, al tiempo que se mantienen sus
características distintivas (CCA, 2000). Los Indicadores
de sostenibilidad son una herramienta útil cuando se
acoplan con otras herramientas al manejar al turismo en una
manera sostenible (Manning et al., 1995).
La OMT ha
desarrollado iniciativas para ayudar a anticipar y prevenir
efectos no deseables de la industria turística y sus
destinos. La idea es crear administraciones capaces de manejar
los efectos del turismo sobre el ambiente, con el fin de que
puedan actuar a tiempo para impedir impactos negativos. Con
buenos indicadores, los administradores de turismo pueden
identificar mejor los asuntos emergentes, y por lo tanto
prevenirlos o mitigarlos. Estos indicadores pueden servir como
una forma de monitoreo en el ámbito regional o nacional
(Manning, 1996).
Se identifica como
un Indicador a una señal que muestra una
tendencia. Es una herramienta para simplificar, medir y comunicar
información, permitiendo representar un
conjunto de datos en el tiempo y así visualizar los
cambios generados (Meza y Navarro, 1999; Reyes, 2001). Los
indicadores son herramientas que promueven una gestión
efectiva y acabada de proyectos. Si se
elaboran cuidadosamente, proporcionan información a las
autoridades, fomentan la compresión de problemas, permiten
intervenciones oportunas y hacen posible una toma de decisiones
fundamentada (CCA, 1999).
Por otra parte
Lizano (2001), señala que la utilidad que
prestan estos indicadores son: brindar información sobre
un sistema, evaluar
situaciones, plantear opciones para mejorar las políticas,
apoyar la toma de decisiones, acumular experiencias para el
futuro, fijar normas y permitir
la anticipación de eventos.
Se pueden formular
indicadores para medir problemas difíciles, como la
capacidad de carga y el número de turistas que excede la
capacidad de carga del sitio. Las estimaciones de dicha capacidad
se determinan con indicadores ambientales, sociales y de
gestión. Los indicadores son indicio de problemas
incipientes y manifiestos, de necesidad de acción o
resultados de acciones.
Destacan los vínculos entre medio ambiente y turismo y los
efectos asociados. El
conocimiento local y la participación de los
principales grupos de
interés
son críticos para la elaboración de los indicadores
(McNeely, 1999; citado por CCA, 2000).
Según
Lizano (2001), las características de los indicadores en
el turismo son: indicadores de estado actual como por ejemplo:
Número de turistas, estadía promedio, gasto
promedio, ingresos. La
comparación se hace con respecto al año anterior,
no de año base. No existen mecanismos de
verificación internacional. En forma interna, los
países lo utilizan para la toma de decisiones. En
términos generales se tienen muy pocas fuentes de
información y datos históricos.
Por su parte, la
OMT agrega que existen indicadores de turismo sostenible propios
del destino aplicables a ecosistemas o formas de turismo
particulares. Esos indicadores se clasifican en dos
categorías: indicadores complementarios propios de un
ecosistema, utilizados para la aplicación de
ecosistemas particulares; e indicadores de sitios
específicos, que son desarrollados únicamente
para un sitio turístico en particular y reflejan los
atributos singulares del área (Manning, 1996; CCA,
1999).
Una de las
principales características de los indicadores es que no
son estáticos. Con el tiempo, la utilidad de un indicador
puede reducirse, y también puede surgir la necesidad de
indicadores nuevos. Su utilidad puede variar por muchas razones:
el indicador ya no refleja bien los cambios, o que el objetivo
original ya se ha logrado y no es necesario seguir midiendo el
avance. También es posible que algunos problemas que antes
no se consideraban de pronto se vuelvan importantes y se requiera
de nuevos indicadores (CCA, 1999).
Los indicadores de
Sostenibilidad deben recoger las tres dimensiones social,
económica y ambiental y, por tanto, no deben
circunscribirse exclusivamente a indicadores de tipo ambiental, a
pesar de que los avances más significativos se produzcan
en este campo. (Ivars, 2001)
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