- Origen del
racismo - "Raza" como
mito - El racismo en
los EE.UU. - El racismo
en la América dependiente - Racismo y
Ciencia actualIntroducción
- Conclusión
Entender el significado del racismo no es
tarea sencilla, pues se trata de un fenómeno complejo,
multifacético y doloroso. Muchos crímenes cometidos
por racistas fueron inclusive justificados con teorías
pseudocientíficas aumentando así las
confusiones.
Dicho fenómeno no pertenece sólo al
pasado, es cotidiano, alimentado por las ideologías
defensoras de sociedades
basadas fundamentalmente en la explotación del hombre por
el hombre. El
tema es también de actualidad ya que en los últimos
años se ha propagado en forma preocupante en distintos
puntos del planeta. Por ejemplo, los neonazis y "skinheads" en
Alemania, que
incendian albergues de inmigrantes; los partidarios del Frente
Nacional de Jean Marie Le Pen en Francia, que
ahogan a marroquíes en las aguas del Sena; los fascistas
que en Rusia atacan a
estudiantes latinoamericanos; la discriminación en España
contra los "sudacas" (sudamericanos); etc. Aunque en esta
materia, los
EE.UU. mantienen por lejos la delantera.
Es necesario aclarar que no es posible comprender
el racismo en toda su complejidad, sin estudiarlo en nuestra
región como uno de los componentes de la conquista
colonial y neocolonial, que generó a su vez las luchas por
la liberación nacional y social.
Hoy el racismo no sólo adquirió
mayor relevancia en varios países capitalistas sino
también mayor virulencia y estas características
tienden a generalizarse. El mistificador concepto "nuevo
orden mundial" ya las tiene en su haber e incorporadas
estructuralmente.
Un breve repaso de la historia nos muestra que en
Occidente el racismo ha adoptado formas de lo más
violentas, agresivas y sutiles. Se elaboró toda una
construcción ideológica basada en
teorías aparentemente científicas para justificar
etnocidios, genocidios, matanzas, torturas, linchamientos, robo,
pillaje, explotación, opresión, dominación,
alienación, etc.
En consecuencia, luchar contra el racismo es parte
integrante de la lucha de clases. Es un combate esencialmente
político por un cambio radical
de estructuras
sociales que ahora mantienen la opresión y la
explotación de los trabajadores, en especial el
proletariado.
Es más, toda la lucha contra el racismo no
puede limitarse a propagandas de ideas igualitarias, incluso en
sociedades donde se erradicaron las condiciones históricas
que permitieron el surgimiento del racismo y su posterior
desarrollo.
Esto es así, pues no es sencillo sacar al hombre ciertos
prejuicios, luego de la integración a su personalidad.
Este último aspecto sobrepasa el marco
histórico, político, económico y
sociológico, pues entramos ya en el plano de la psicología. Por eso,
adquieren mayor importancia los trabajos de información veraz y científica, como
así también la educación
permanente como complementos en la lucha por desterrar
definitivamente el racismo.
El racismo no puede existir fuera de la historia,
es decir, independientemente del desarrollo y sucesión de
formaciones sociales como producto de la
lucha de clases. A lo largo de la historia, hubo distintos
esfuerzos por establecer relaciones y/o explicaciones racionales
acerca del racismo. Los méritos de los racionalistas del
siglo XVIII, por ejemplo, son reconocidos como importantes. No
obstante, es sólo mediante el uso del marxismo que
podemos llegar a una cabal comprensión del fenómeno
y de la vía para borrarlo de la
tierra.
Sería demasiado largo el desarrollo de
nuestro punto de vista sobre el origen del racismo si
quisiéramos remontarnos a los comienzos de la
civilización occidental.
Solamente recordamos que "los egipcios
consideraban a todos los pueblos que no hablaban su lengua como
bárbaros" como indicó Herodoto en "Enquête
II". Los griegos, a su vez, estaban convencidos de su
superioridad y de la supremacía de su civilización.
Varios historiadores consideran que, entre la creencia de la
superioridad de una civilización y de su lengua, a la
creencia de la superioridad de una "raza" sobre otra, no hay
demasiada distancia.
Sin embargo, es menester recalcar que no existen
datos firmes
acerca de comportamientos racistas hasta el final del mundo
antiguo. Si bien es cierto que en el siglo IV antes de Cristo,
Aristóteles en su obra "La Política"
desarrolló una teoría
sobre los pueblos esclavos con elementos cercanos al lenguaje o
análisis racista, insistimos que no son
determinantes para considerar su obra como tal.
El racismo es un nefasto producto del mundo
moderno. Lo engendró la civilización occidental que
se impuso como consecuencia de la conquista colonial, en especial
cuando mediante tesis
supuestamente científicas se empezó a dividir la
humanidad en grupos a partir
de fenotipos (color de la
piel, forma de
la nariz, textura del cabello, espesor de los labios, etc). Es
decir, clasificar la especie humana a partir de caracteres
anatómicos hereditarios. Así, de manera arbitraria,
esas tesis afirmaron que una etnia
poseía características de belleza, inteligencia,
superioridad y otras las de
inferioridad.
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