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Fascismo y Nazismo (página 2)




Enviado por Soledad Rosales



Partes: 1, 2

Alemania: los nazis en el
poder

El crac de 1929 afectó toda Europa, pero al
que más afecto fue a Alemania. La
República se disolvió. Surgieron las propuestas
nacionalistas y obtuvieron apoyo; Hitler
accedió al poder a
través de métodos
violentos y acciones
parlamentarias.
Guiado por ideas antisocialcitas y antisemitas, organizó
grupos armados
y estructuró una rígida disciplina, el
PARTIDO NAZI. Luego este partido ganó en votos
provenientes de personas afectadas por la crisis
económica y en 1933 Hitler fue nombrado canciller.
En pocos meses logró tener apoyo de todos los partidos
nacionalistas y el partido católico y así
disolvió el parlamento. Fue proclamado Jefe y
obligó al Ejército a jurarle fidelidad.
La dictadura de
Hitler se transformo asi en un nuevo tipo de estado: el III
REICH.

EL TERCER REICH CONSOLIDACIÓN DEL
RÉGIMEN AUTORITARIO:
Hitler encarnó una
política
de persecución y eliminación de toda
oposición política y social. Se crearon las SS,
escuadrones defensivos, para perseguir y capturar cualquier
oposición ideológica.
La propaganda
estatal fue fundamental para convencer a los alemanes, de la
necesidad de llevar adelante una "Purificación
racial".

EL HOLOCAUSTO
JUDÍO:

El antisemitismo
no era un fenómeno exclusivamente Alemán. El odio
¡hacia los judíos
se había exacerbado entra algunos habitantes de otros
países de Europa, coincidiendo con el auge de las ideas
nacionalistas y del expansionismo colonialista.

El exterminio del pueblo judío fue planeado por
el estado
hitleriano. La eliminación de los judíos era parte
de la ideología nacionalista, y se sustentaba en
el supuesto de que entre los hombres existen razas superiores e
inferiores. A su plan de
exterminio de los judíos, Hitler lo llamo la
solución final. Antes de consumir la matanza, los
judíos fueron privados de sus derechos como ciudadano y
obligados a vivir en guetos. A los judíos los
tenían a vivir penosamente, hacinados y hambreados, y el
paso siguiente era el campo de concentración: obligados a
trabajar forzados y luego muertos en las cámaras de
gas.

Los Nazis usaban el terror como manera de controlar a la
gente. En 1933 el primer campo de concentración, Dachau,
fue construído para encarcelar a aquellos que vocalmente
se opusieran a los Nazis–principalmente los comunistas,
socialistas y demócratas sociales. Las condiciones en el
campo eran brutales, y Dachau servía como ejemplo amargo a
los que se atrevían a oponerse al régimen
nazi.

El Partido Nacionalsocialista en el
Reichstag

El NSDAP ganó apoyo rápidamente
y reclutó en sus filas a miles de funcionarios
públicos despedidos, comerciantes y pequeños
empresarios arruinados, agricultores empobrecidos, trabajadores
decepcionados con los partidos de izquierdas y a multitud de
jóvenes frustrados y resentidos que habían crecido
en los años de la posguerra y no tenían ninguna
esperanza de llegar a alcanzar cierta estabilidad
económica. En las elecciones al Reichstag (cámara
baja del Parlamento alemán) de 1930 los nazis obtuvieron
casi 6,5 millones de votos (más del 18% de los votos
totales emitidos), lo que suponía un gran ascenso en
comparación con los 800.000 votos (aproximadamente un
2,5%) obtenidos en 1928. Los 107 escaños alcanzados en
estas elecciones les convirtieron en el segundo partido del
Reichstag, después del Partido Socialdemócrata
Alemán (SPD), que ganó 143 escaños. El KPD,
con 4,6 millones de votos, también logró un
considerable avance con la obtención de 77
escaños.

El partido nazi rentabilizó al
máximo el agravamiento de la depresión
económica (conocida internacionalmente como la Gran
Depresión) entre 1929 y 1932. Los esfuerzos desesperados
del canciller Heinrich Brüning por salvar la
república democrática mediante decretos de
emergencia no consiguieron frenar el creciente desempleo. Por el
contrario, la ineficacia de su administración socavó la escasa fe
de la población alemana en la democracia
parlamentaria. Así pues, Hitler obtuvo un elevado
número de votos en las elecciones presidenciales de 1932,
aunque la victoria final fue para Paul von Hindenburg.

En las elecciones al Reichstag
celebradas en julio de 1932, el NSDAP recibió 13,7
millones de votos y consiguió 230 escaños de un
total de 670. Se había convertido en el partido más
fuerte, aunque no contaban aún con la mayoría
absoluta, y el presidente Hindenburg ofreció a los
nacionalsocialistas ingresar en un gobierno de
coalición. Hitler rechazó esta propuesta y
reclamó gobernar en solitario. Se disolvió el
Reichstag y el NSDAP obtuvo únicamente 11,7 millones de
votos (196 escaños) en las elecciones que se convocaron en
noviembre para elegir una nueva asamblea. El SPD y el KPD
obtuvieron en total más de 13 millones de votos, lo que
les reportó 221 escaños; sin embargo, puesto que
estos grupos eran rivales, los nazis, a pesar de su retroceso
electoral, continuaron siendo la fuerza
mayoritaria en el Reichstag. Hitler volvió a
negarse a participar en un gobierno de coalición y la
asamblea legislativa alemana se disolvió por segunda vez.
Hindenburg finalmente nombró a Hitler canciller el 30 de
enero de 1933, aconsejado por quien desempeñaba ese cargo
hasta entonces, el dirigente del partido católico del
Centro, Franz von Papen.

A partir de este momento se inició la
creación del Estado nacionalsocialista instituido bajo un
sistema de
partido único.

A finales de febrero, cuando estaba a
punto de concluir la campaña de las nuevas elecciones al
Reichstag, el edificio que albergaba al parlamento fue
destruido por un incendio y se sospechó que este acto
había sido provocado. Los nazis culparon a los comunistas
y utilizaron este incidente como un pretexto para reprimir a los
miembros del KPD con una brutal violencia; la
misma suerte corrió posteriormente el SPD. Ningún
partido ofreció una resistencia
organizada. Finalmente, todas las demás agrupaciones
políticas fueron ilegalizadas, se
consideró un delito la
formación de nuevos partidos, y los nacionalsocialistas
pasaron a ser la única organización política legal. Por la
Ley de Poderes
Especiales del 23 de marzo de 1933, todas las facultades
legislativas del Reichstag fueron transferidas al gabinete. Este
decreto otorgó a Hitler poderes dictatoriales por un
periodo de cuatro años y representó el final de la
República de Weimar. El 1 diciembre de 1933 se
aprobó una ley por la cual el partido nazi quedaba
indisolublemente ligado al Estado.

La Organización del Partido a partir de
1933

Desde ese momento, el partido se
convirtió en el principal instrumento del control
totalitario del Estado y de la sociedad
alemana. Los nazis leales no tardaron en ocupar la mayoría
de los altos cargos del gobierno a escala nacional,
regional y local. Los miembros del partido de sangre alemana
pura, mayores de dieciocho años, juraron lealtad al
Führer y, de acuerdo con la legislación del
recién instituido III Reich, sólo debían
responder de sus acciones ante tribunales especiales del partido.
En principio, la pertenencia a esta agrupación era
voluntaria; millones de ciudadanos deseaban afiliarse, pero
muchos otros fueron obligados a ingresar en ella contra su
voluntad. Era preciso ser miembro del partido para ocupar un
puesto en la administración
pública. Se estima que el número de afiliados
llegó a alcanzar los 7 millones en el momento de mayor
auge.

La principal organización auxiliar del
partido nazi eran las SA, designadas oficialmente como garantes
de la revolución
nacionalsocialista y vanguardia del
nacionalsocialismo. Obtuvieron por la fuerza grandes cantidades
de dinero de los
trabajadores y campesinos alemanes a través de sus
recaudaciones anuales de las contribuciones de invierno para los
pobres; se encargaron de la formación de los miembros del
partido menores de diecisiete años; participaron en
la
organización de un pogromo contra los judíos en
1938 (causante de la denominada Noche de los cristales rotos);
adoctrinaron a los oficiales asignados a las fuerzas terrestres
del Ejército alemán y dirigieron a las fuerzas de
defensa nacional del Reich durante la II Guerra
Mundial.

Otra importante formación del partido
eran las SS, que organizaron divisiones especiales de combate
para apoyar al Ejército regular en los momentos
críticos de la contienda. Este cuerpo, junto con el
Sicherheitsdienst (Servicio de
Seguridad o SD),
la oficina de
espionaje del partido y del Reich, controló el partido
nazi durante los últimos años de la guerra. El SD
se encargó del funcionamiento de los campos de
concentración, creados para retener a las víctimas
del terrorismo
nazi, y desempeñó un importante papel durante la
etapa del conflicto
bélico al permitir a Hitler controlar a las Fuerzas
Armadas desde el Estado Mayor. Otra sección importante del
partido eran las Hitler Jugend (Juventudes Hitlerianas),
que formaban a jóvenes entre los 14 y los 17 años
de edad para convertirlos en miembros de las SA, las SS o del
partido. La Auslandorganisation (Organización para
Asuntos Exteriores) se ocupaba de la propaganda nazi y
creó, financió y dirigió las agrupaciones
nacionalsocialistas de Alemania y de la población alemana
residente en el extranjero.

La reorganización de la sociedad
alemana

Hitler comenzó a crear un Estado
nacionalsocialista eliminando la oposición de las clases
trabajadoras y de todos los demócratas. El juicio del
incendio del Reichstag sirvió como pretexto no sólo
para suprimir al KPD y al SPD, sino para abrogar todos los
derechos constitucionales y civiles y crear campos de
concentración para confinar a las víctimas del
terror nacionalsocialista.

POLÍTICA ECONÓMICA, INDUSTRIAL Y
GUERRA
:
Para resolver los problemas
económicos, el tercer reich impuso la intervención
del estado en la economía. El objetivo era
lograr la autarquía económica ( lograr que el
país pudiera autoabastecerse y no necesitara comprar al
exterior), y reestructurar el aparato productivo
orientándolo a la industria
bélica.
Aumentaron la producción agrícola y
favoreció la concentración económica. Redujo
el desempleo y promovió el desarrollo de
la industria automotriz.
La intervención del Estado, la falta de oposición
política y el apoyo de los grupos económicos
permitió la rápida recuperación
económica y se redujo el desempleo. Se estableció
el servicio militar obligatorio.
La política de Hitler fue uno de los factores
desencadenantes de la Segunda Guerra Mundial.

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL:

EL EXPANSIONISMO NAZI:

El inicio de la segunda guerra
mundial fue provocado por el expansionismo del Tercer Reich,
su primer objetivo era unir Austria y el segundo era ocupar
Checoslovaquia, para "Unir a todos los alemanes en una gran
Alemania", la invasión nazi a Polonia provocó que
finalmente Francia e
Inglaterra
entraran en la guerra acusándolo de violar el tratado de
paz de Versalles.
* La segunda guerra
mundial provocó transformaciones en las sociedades y
en las relaciones
internacionales. Fue otra manifestación de " Crisis
ínter imperialistas" y que no había sido resuelta
completamente por los tratados de
paz.

Fue una guerra total, los países intervinieron
con su potencia militar
económica y política, con fines más
económicos.
– Finalizada la guerra, los EEUU y la URSS se repartieron las
zonas de influencia y representaron dos modelos
opuestos. Europa quedó dividida en dos bloques y
pasó a ocupar un segundo plano.

La Guerra Total:

La guerra relámpago para Hitler fue exitosa en
primer momento. Alemania ya ocupaba Polonia, Checoslovaquia,
Austria y Francia, y fue imposible penetrar en Gran
Bretaña.
En 1941 la guerra se generalizo, y se sumaron la Unión
Soviética, Estados Unidos y
Japón.
Se establecieron 2 frentes, el Frente Ruso y la Guerra del
Pacifico.
La derrota alemana frente a la Unión Soviética y a
Estados Unidos debilitaron de manera decisiva a
Alemania.

El frente ruso: Hitler realizo una mala
evaluacion del poderio sovietico y creyo oportuno atacar a la
Union Sovietica. Los nazis justificaron el ataque con los
argumentos del espacio vital y del anticomunismo. La intencuion
de Hitler apoderarse de la zona petrolera del Cáucaso y
tomar la ciudad de Stalingrado, por ser un centro industrial y de
comunicaciones
claves.

La guerra del pacifico:En 1942 las
esperanzas japonesas de nuevas conquistas quedaron frustradas por
la batalla de midway, pero el cambio de
situación en el Pacifico solo se podía lograr
mediante la ocupación metódica y completa de las
islas. Los marines norteamericanos comenzaron esta fase con la
conquista de guadalcanal: contra todo pronostico, aquel
desembarco no ofreció dificultades excesivas, pero los
combates en tierra duraron
seis meses (agosto de 1942-febbrero de 1943) en un clima tropical
extremadamente caluroso. Al mismo tiempo
(agosto-octubre) tuvieron lugar las no menos sangrientas batallas
navales de la isla de Savo, de las Salomon Orientales, el cabo
Esperance y Santa Cruz. En 1943 el ritmo de las operaciones
norteamericanas se mantuvo lento debido a la necesidad de
constituir y concretar unidades tácticas aeronavales y
tropas anfibias. El avance norteamericano se limito al
archipiélago de las Salomon, donde se conquisto Nueva
Georgia (julio), las Islas Treasury (octubre), Choiseul
(octubre-noviembre) y Bougainville (noviembre-diciembre). Los
norteamericanos actuaron, además, el lado de los
australianos en la campaña de reconquista de Nueva Guinea
y efectuaron tres sangrientas operaciones combinadas para la
conquista de los Atolones de Makin, Apamama y Tarawa en el
archipielago de Gilbert (noviembre). En el continente asiatico, a
comienzos de 1943 Birmania regisro el avance Britanico en Arakan,
se desencadeno la contraofensiva japonesa de Akyab y la primera
incursion de las unidades espaciales mandadas por el general
Wingate. Se efectuaron también otras operaciones en la
frontera entre
Birmania y China

EL FINAL DEL III REICH:
En 1943 los aliados pasaron a la ofensiva Alemana debilitada por
problemas económicos y crecía la resistencia de sus
territorios ocupados. En Francia comenzaron a actuar los
"Partismo"(grupos antifascistas).
La derrota definitiva se produjo en Normandia y Berlin. Por el
Oeste EEUU e Inglaterra liberaron Francia; Por el este la union
Sovietica libero Berlin.
El presidente de los Estados Unidos ordeno lanzar la Bomba
atómica sobre Hiroshima y Nagasaki, Y cuando estas fueron
destruidas, Alemania ya había sido derrotada.
Estados Unidos se justifico diciendo que la bomba
terminaría de convencer a Japón.

Fascismo

Sistema ideológico y político creado por
Benito Mussolini, de carácter radicalmente
antidemocrático y antisocialista, a favor del militarismo
y de un nacionalismo
extremo, organizado en Italia con un
sistema de extrema derecha, jerárquico-autoritario,
fundamentalmente opuesto a la democracia y al liberalismo.

Fascismo, forma de totalitarismo
del siglo XX que pretende la estricta reglamentación de la
existencia nacional e individual de acuerdo con ideales
nacionalistas y a menudo militaristas; los intereses
contrapuestos se resuelven mediante la total subordinación
al servicio del Estado y una lealtad incondicional a su líder.
En contraste con los totalitarismos de izquierdas identificados
con el comunismo, el
fascismo basa sus ideas y formas en el conservadurismo extremo.
Los regímenes fascistas se parecen a menudo a dictaduras
—y a veces se transforman en ellas—, a gobiernos
militares o a tiranías autoritarias, pero el fascismo en
sí mismo se distingue de cualquiera de estos
regímenes por ser de forma concentrada un movimiento
político y una doctrina sustentados por partidos
políticos al margen del
poder.El fascismo hace hincapié en el
nacionalismo, pero su llamamiento ha sido internacional.
Surgió con fuerza por primera vez en distintos
países entre 1919 y 1945, sobre todo en Italia, Alemania y
España.
En un sentido estricto, la palabra fascismo se aplica para
referirse sólo al partido italiano que, en su origen, lo
acuñó, pero se ha extendido para aplicarse a
cualquier ideología política comparable. Del mismo
modo, Japón soportó durante la década de
1930 un régimen militarista que presentaba fuertes
características fascistas. Los regímenes fascistas
también existieron en periodos variables de
tiempo en muchos otros países. Incluso democracias
liberales como las de Francia e Inglaterra tuvieron movimientos
fascistas importantes durante las décadas de 1920 y 1930.
Después de la derrota de las potencias del Eje Roma-Berlín-Tokyo en la II Guerra
Mundial, el fascismo sufrió un largo eclipse, pero en los
últimos tiempos ha reaparecido de forma más o menos
abierta en las actuales democracias occidentales, sobre todo en
Francia y en Italia.

Italia después de la guerra:
La primera guerra
mundial acentuó el nacionalismo de los italianos en la
medida en que sus reivindicaciones territoriales no fueron
satisfechas por el tratado de Versalles. La región de
Fiume, por ejemplo, que los italianos reclamaban, le fue
entregada a Yugoslavia. Además, las potencias de la
Entente

no reconocieron los esfuerzos de Italia en la guerra en
la que había perdido 650.000 combatientes y sufrido la
devastación de Venecia y otras regiones. El frustrado
pueblo italiano achacó al gobierno liberal italiano su
debilidad frente a Francia e Inglaterra culpándolo
además de la generalizada crisis económica del
país que afectaba principalmente a obreros y
campesinos.

Las rebeliones rurales y urbanas se generalizaron,
produciéndose saqueos de comercios y ocupación de
fábricas alentados por los partidos de izquierda:
Socialista y Comunista.El principio esencial de la doctrina
fascista es la concepción del Estado. Para el fascismo, el
Estado no es lo absoluto, ante el cual los individuos y los
grupos no son sino lo relativo. El estado fascista es una
voluntad de poder y de dominación. Para el fascismo, la
aspiración al Imperio, es decir, a la expansión de
las naciones, es una manifestación de vitalidad; s u
contrario, el espíritu casero, es un signo de decadencia.
Loa pueblos que nacen o que resucitan, son imperialistas, los
pueblos que mueren son los que renuncian. El imperio exige la
disciplina, la coordinación de esfuerzos, el deber y el
sacrificio. En este momento más que nunca, los pueblos
tienen sed de autoridad, de
dirección y de orden. Si cada siglo tiene
su doctrina, mil indicios muestran que la de este siglo fue el
fascismo.

ITALIA: El ascenso del
Fascismo:

Luego de la guerra, Italia se vio afectada por tensiones
sociales, frente al gran numero de desocupados que impulso la
actividad sindical.
Los años 1919-20 se llamaron "Viena Roja" por la
manifestación de huelgas, ocupaciones de fabricas y
tierras organizadas por el socialismo.
Los sectores de la burguesía industrial se vieron
amenazados, sus ingresos
disminuían y veían que los obreros ganaban
más que ellos.
La alta burguesía y los sectores medios,
querían mantener el orden capitalista. Así
emergió Benito Musollini quien creo una
organización que proponía frenar el avance
político de los socialistas.
Entre 1922-25, Musollini llego a controlar el poder, Mantuvo la
monarquía pero destruyo las instituciones
democráticas e instalo un régimen autoritario.
Los partidos políticos opositores,
fueron destruidos, se estableció:
La
censura de la prensa.
Pena de
muerte.
Se persiguió a la oposición.

El Estado "fascista" impulso un "sistema corporativo"
impulso en "la colaboración de las clases".
El estado fue el "arbitro" de los conflictos
entre obreros y empresarios.
Finalmente en 1939 se termino de formar el régimen cuando
se suprime la cámara de diputados asumido luego por
"cámara de fascios y corporaciones".

Los fascistas en el poder: El
partido fascista fue creado por Benito Musscolini, a poco de
terminar la guerra. Agrupó inicialmente a individuos
partidarios de detener la expansión izquierdista que se
venía operando en Italia y para lo cual no vacilaban en
propiciar el uso de la violencia. El fascismo fue ganando el
apoyo de sectores vinculados con los militares, la
burguesía y la clase media
italianos, quienes alarmados por el auge de los izquierdistas,
vieron en esta fuerza un medio para detener las agitaciones
sociales.Ante lo que calificaban de pasividad del gobierno,
grupos fascistas armados realizaron frecuentes atentados contra
líderes socialistas y comunistas así como en las
sedes de esos partidos y de sindicatos. En
octubre de 1922, cincuenta mil fascistas, los llamados camisas
negras (fasci de combatimento, distinguidos precisamente, por
vestir camisas negras), realizaron una marcha sobre Roma y
exigieron al rey Victor Manuel II la formación de un nuevo
gobierno liderado por Musscolini.

El rey cedió y los fascistas llegaron al
poder.Musscolini instauró una dictadura que no
vaciló en recurrir a todos los medios coercitivos,
aún el secuestro y el
asesinato de destacados líderes opositores. Fue declarado
Duce (guía, conductor, caudillo) y todo el poder se
concentró en él.Con el fascismo en el poder, se
terminaron las libertades públicas en Italia. Se
disolvieron los partidos políticos y todas las organizaciones
hostiles al gobierno; sólo subsistió el Partido
Fascista; toda oposición fue destruida.Desde el gobierno
se propició un nacionalismo extremo que derivó
hacia prédicas militaristas e imperialistas,
creándose un fuerte ejército y una poderosa
escuadra. Con la intención de poner fin a los
enfrentamientos entre empresarios y trabajadores, los fascistas
concibieron un Estado corporativo basado en las corporaciones
(representaciones mixtas de patrones y obreros).En el orden
económico se apoyó la iniciativa privada y se
planteó una política de pleno empleo
propiciándose grandes obras públicas y
estimulándose la producción de la agricultura y
de la industria. Las reservas del Banco de Italia
se incrementaron y la lira (moneda italiana), aumentó su
valor.Bajo el
lema "Creer, obedecer, combatir", se estructuró un Estado
que se fundamentó en la Cámara de los Fascios y las
Corporaciones, ambas convertidas en instrumentos incondicionales
del gobierno. El fascismo afirmó la primacía del
Estado, encarnado en el Duce, jefe todopoderoso. La
expresión "il duche ha siempre razione" (el Duce siempre
tiene razón) envolvió a Musscolini con un
hálito de infalibilidad indiscutible.En 1929, Musscolini
llegó a un acuerdo con el Papado con quien firmó el
Tratado de Letrán, por el cual se reconoció al Papa
su soberanía sobre la pequeña
región del Vaticano.

El Estado Fascista

En la Estructura del
Estado Fascista Italiano es característico el mantenimiento
de ciertas formas institucionales tradicionales y al mismo tiempo
la existencia de instituciones paralelas que, sin suprimir a
aquellas, las vacían de contenido. Continúan el
Rey, el Parlamento y el Ejército, pero el poder
está en el jefe del Estado, en el Gran Consejo, en el
Partido Fascista y en las Milicias. Existía un verdadero
culto al jefe, muy visible en las grandes manifestaciones a las
que Mussolini aportaba sus naturales actitudes para
dirigirse de modo efectista a las multitudes y provocar en
éstas verdaderas explosiones de entusiasmo. La prensa,
la radio y el
cine se
encargaban de mantener este estado de pasión colectiva. La
fórmula "Mussolini siempre tiene razón",
artículo octavo de los diez mandamientos de las milicias
fascistas, es altamente representativa. La Ley Electoral de 1928
también es ilustrativa. Establecía las "listas de
confianza", o sea, un proceso previo
de selección
de candidatos, a cambio del Gran Consejos y a propuestas de las
confederaciones nacionales de corporaciones, lo que significaba
que el electorado no tenía opciones entre listas sino que
debería simplemente aceptar o rechazar así
elaborada. El partido fascista decidido por la consigna "creer,
obedecer, combatir", constituyó la elite dirigente del
gobierno y de la sociedad. En 1932 recibió nuevo estatuto
que determinaron su estructura jerárquica. Su base eran
los "fascios", que se agrupaban en cada provincia en una
Federación. En cuanto a la acción
fascista de encuadramiento de la población, ella se
manifestaba muy claramente en las manifestaciones juveniles, en
la prensa, en la enseñanza y en la política
cultural.

La Opera Nazionale Balilla controlaba los movimientos
juveniles, organizándolos con base en la
preparación física y militar,
así como en la fanática obediencia al jefe. De
los cuatro a los ocho años, los niños
permanecían a los "hijos de la loba"; a los ocho
años pasaban a las "Balilla"; a los catorce años
eran "Avanguardisti"; finalmente a los dieciocho años
pasaban a las "Juventudes Fascistas".

Los adultos eran organizados en asociaciones
profesionales y sindicatos. También fue destacada la
organización dependiente del Partido, la Opera Nazionale
Dopolavoro, encargada de organizar vacaciones viajes, y
diversiones colectivas de los obreros.

El Ministerio de Prensa y Propaganda tenía el
control total de la prensa.

La enseñanza estaba sujeta a normas
estrictas: "El gobierno exige que toda la escuela en
todos sus grados, en toda su enseñanza eduque a la
juventud
italiana a comprender el fascismo y a vivir en el clima
histórico creado por la revolución fascista". Los
profesores de la Universidad
estaban sometidos a la obligación de prestar juramento
de fidelidad al régimen.

En 1925 fue fundado el Instituto Nacional Fascista de
Cultura,
destinado a impulsar la política cultural del
régimen y desplazar la cultura tradicional.

Sociedad fascista:

El fascismo suprimió las libertades sindicales y
prohibió las huelgas y los sindicatos de clase como
contrarios a la unidad y a los intereses nacionales. A
raíz de la aprobación de la Ley de Relaciones
Laborales de 3 de abril de 1926, obra de Rocco, de la
creación del Ministerio de las Corporaciones (2 de julio
de 1926) a cuyo frente estuvo Giovanni Bottai, el ideólogo
del corporativismo, y de la publicación de la Carta del
Trabajo,
debida también a Bottai y Rocco, el fascismo fue
configurándose como un "Estado corporativo" en virtud del
cual los intereses privados, organizados en confederaciones
patronales y obreras, quedaban integrados unitariamente bajo la
dirección del Estado al servicio de los intereses de la
colectividad. Corporativismo y acción social del Estado
eran, así, las alternativas del fascismo al capitalismo
liberal y al socialismo obrero. En la práctica, ello
supuso, en primer lugar, un alto grado de dirigismo estatal en
materia
laboral. El
Consejo Nacional de las corporaciones, organismo consultivo
creado también en 1926 bajo control del ministro del ramo,
coordinaba las actividades de los distintos sectores
económicos y regulaba las relaciones laborales, elaborando
directamente los convenios colectivos o arbitrando, mediante
decretos obligatorios, los conflictos.

La acción social del Estado se concretó
ante todo en la Opera Nazionale Dopolavoro (Obra Nacional de
Descanso), creada el 1 de mayo de 1925 bajo la tutela del
Ministerio de Economía y luego (1927), de la
secretaría del partido Nacional Fascista. El Dopolavoro
consistió básicamente en la organización de
actividades recreativas para los trabajadores: casas de recreo,
viajes, vacaciones, piscinas, instalaciones deportivas, centros
de cultura, salas de cine. Fue un éxito
innegable. Ofreció a millones de obreros, campesinos y
empleados modestos -en torno a los
4,600.000 inscritos en 1940- una amplia variedad de posibilidades
de recreo y esparcimiento, tal vez sin equivalente en la Europa
de su tiempo. Con razón pudo decir Achille Starace
(1889-1945), el secretario del Partido de 1931 a 1939 y principal
artífice del culto al ,
de la ritualización totalitaria del fascismo, del
desarrollo del deporte, de la organización
Balilla y del propio Dopolavoro, que éste explicaba la
adhesión pasiva al régimen de una parte
considerable de la población italiana. Con todo, fue en el
ámbito económico donde el dirigismo estatal
fascista se hizo más evidente.

Desde 1925-26, se dio por finalizada la etapa liberal y
la economía italiana quedó sujeta a un creciente
control del Estado en razón de las concepciones
nacionalistas y autárquicas del fascismo. En 1925, el
régimen lanzó, con el respaldo de toda su
formidable maquinaria propagandística, su primera batalla,
"la batalla del trigo", con el doble objetivo en palabras
oficiales de "liberalizar a Italia de la esclavitud del
pan extranjero" (las importaciones de
trigo en 1924 se habían elevado a 2,3 millones de
toneladas) y de aumentar para ello sensiblemente la
producción nacional mediante la extensión de la
superficie cultivada y la modernización de las técnicas
de cultivo (fertilizantes, tractores, simientes, silos,
etcétera). El gobierno impuso, así, una
fortísima elevación arancelaria para los trigos
extranjeros y favoreció por distintos métodos el
cultivo nacional, por ejemplo, subsidiando los precios de la
nueva tecnología agraria. El resultado fue
notable. Las importaciones cayeron drásticamente y la
producción de trigo italiano aumentó de la media de
5,39 millones de toneladas anuales de los años 1921-25 a
una media de 7,27 millones de toneladas anuales para los
años 1931-35. El éxito tuvo graves contrapartidas,
pues se hizo a costa del abandono de pastos -que arrastró
a la ganadería
vacuna y a la industria láctea- y de cultivos de exportación esenciales a la economía
italiana como el viñedo, los cítricos y el olivo.
Pero ello quedó oculto por la propaganda oficial. En 1927,
vino la "batalla de la lira" y en 1928, "la batalla de la
bonificación".

Por la primera, Italia, en parte por razones de
prestigio ante la caída de su moneda, en parte por
combatir la inflación, revaluó la lira hasta la
llamada "cuota noventa" (paridad 1 libra: 90 liras, frente al
valor anterior de 1 libra: 150 liras) y procedió
paralelamente a elevar los tipos de interés, a
reducir la circulación monetaria y los costes salariales
(los salarios fueron
reducidos en un 20 por 100 en 1927), medida ésta
compensada por la reducción de la jornada laboral y por la
concesión de distintas formas de beneficios sociales para
las clases modestas como subsidios a familias numerosas,
vacaciones pagadas, paga extraordinaria de Navidad y
mejoras en los seguros de
enfermedad y accidentes
(además del Dopolavoro). La "batalla de la lira" produjo
una gran estabilidad de precios y hasta una disminución
del coste de la vida, estimada en un 16 por 100 entre 1927 y
1932. Lógicamente, perjudicó al comercio
exterior, pero con todo, el Producto
Interior Bruto creció notablemente, y determinados
sectores –construcción, electricidad,
química,
metalurgia
registraron altas tasas de crecimiento.

La Italia fascista tuvo, además, suerte. Las
medidas de 1927 harían que el país aguantara bien
la gran crisis internacional de 1929 o que, al menos, le afectara
de forma menos dramática que a otros países.
Sufrieron ciertamente algunos sectores, como el agrícola y
el manufacturero. El empleo industrial, por ejemplo,
disminuyó en un 7,8 por 100 anual entre 1929 y 1932 (si
bien se recuperó notablemente desde ese año). Pero
otros sectores, como la construcción, la industria
eléctrica, los transportes y el comercio,
continuaron prosperando. La balanza de pagos
italiana se cerró con superávit en 1931 y 1932. La
"batalla de la bonificación", o desecación de
grandes zonas pantanosas de la Toscana y de la región del
Pontino, cercana a Roma, para su conversión en tierra
arable y su colonización -mediante la creación de
poblados, construcción de carreteras y pantanos, y
repoblación forestal-, fue en cambio un fracaso pese a lo
que dijera la propaganda oficial y aunque tuviera beneficiosas
consecuencias sanitarias. Los resultados quedaron muy por debajo
de los objetivos
oficiales: no se alcanzó ni siquiera el 10 por 100 de lo
previsto. Se desecaron sólo unas 250.000 hectáreas
(y no las casi 5 millones planeadas) y apenas si se asentaron
unos 10.000 campesinos. El diseño
económico fascista se completó con grandes inversiones
públicas en obras de infraestructura y con la
creación de un gran sector
público tras la constitución en 1933 del IRI (Instituto
para la Reconstrucción Italiana), que hizo del Estado en
muy pocos años el principal inversor industrial. Las
inversiones se concentraron en la construcción de pantanos
-elemento sustancial para la electrificación del
país y para la renovación de la agricultura- y en
el trazado de autovías. Milán y Turín,
Florencia y el mar, Roma y la costa, quedaron unidos por grandes
autopistas, únicas en Europa. El fascismo
electrificó la red ferroviaria
prácticamente en su totalidad. La producción
italiana de energía
eléctrica, dominada por la empresa
Edison, pasó de 4,54 millones de kilovatios-hora en 1924 a
15,5 millones en 1939 (cinco veces más, por ejemplo, que
la de España). La producción de acero, a favor de
las grandes obras del Estado y del proteccionismo arancelario,
subió de 1 millón de toneladas en 1923 a 2,2
millones en 1939.

El régimen fascista hizo del IRI la pieza
fundamental del Estado corporativo y lo presentó como uno
de los grandes logros de la dictadura. Lo que el IRI hizo fue
nacionalizar, mediante la compra de acciones, muchas de las
grandes empresas
industriales y proceder luego, merced a la intervención
del Estado, a modernizarlas y hacerlas eficaces y competitivas.
En 1939, el IRI controlaba tres de las grandes siderurgias del
país -entre ellas, los altos hornos de Terni-, algunos de
los mejores astilleros (como los Arnaldo), la telefónica,
la distribución de la gasolina -para lo que se
creó la AGIP, Agencia Italiana de Petróleos, con
grandes refinerías en Bari y Livorno-, las principales
empresas de electricidad, las más importantes
líneas marítimas -cuya flota se renovó con
barcos de gran lujo como el Rex- y las incipientes líneas
aéreas. El Estado controlaba así los centros
neurálgicos de la economía nacional. Italia
parecía a punto de conseguir un altísimo grado de
independencia
económica, uno de los viejos sueños del
nacionalismo italiano que el fascismo veía, además,
como condición esencial para la realización de la
política internacional imperial y de prestigio que
ambicionaba para su país (y a lo que se encaminaba la
política de construcción de armamentos y material
de guerra impulsada por el gobierno). Cuando en 1935 la
Sociedad
de Naciones
ordenó el "bloqueo
internacional" contra Italia como castigo por la invasión
de Abisinia (2 de octubre), el país parecía
disponer de los recursos
económicos para resistir. Es más, Italia
respondió elevando las cuotas a la importación, impulsó una
política de substitución de importaciones -que
favoreció sobre todo a las grandes empresas tanto privadas
como del IRI- y reforzó los controles estatales sobre la
economía nacional (precios, salarios, circulación
monetaria): la autarquía, hasta entonces aspiración
ideológica del fascismo, pasó a ser una realidad.
Las realizaciones económicas y sociales del fascismo no
fueron, por tanto, en absoluto desdeñables. Ciertamente,
ello se hizo a costa de un gigantesco gasto
público y de enormes déficits. El
proteccionismo favoreció los monopolios de las grandes
empresas tradicionales (Fiat, Pirelli, etcétera) y la
supervivencia de empresas pequeñas, poco competitivas y de
producción de ínfima calidad:
la
II Guerra Mundial
pondría de relieve la
impreparación, pese a todo, de la industria italiana. El
fascismo poco o nada hizo respecto al gran problema
económico italiano, el problema del Mezzogiorno, el atraso
secular del Sur. La política del trigo benefició
principalmente a los grandes latifundistas; las desecaciones y
nuevas colonizaciones, como se ha indicado, fracasaron. La
"ruralización de Italia" que el fascismo prometió
en 1925 fue otro eslogan vacío más. La
población rural siguió sin otra alternativa a
la pobreza que
la emigración: unas 500.000 personas emigraron durante los
años 1922-1940 hacia Milán, Turín,
Génova y Roma (que dobló su población entre
1921 y 1941); otras 650.000 lo hicieron a Francia, y
millón y medio a Estados Unidos, Argentina, Brasil,
África, Australia y otros países. Pero así y
todo, se habían hecho grandes obras de infraestructura. La
Italia urbana se había electrificado. El país
tenía a su disposición un gran sector
público, por lo general eficiente. El PIB
registró un crecimiento sostenido anual de un 1,2 por 100
entre 1922 y 1939 -crecimiento muy superior al de la
población- y la producción industrial había
crecido en el mismo tiempo al 3,9 por 100 anual. Todo ello,
más la política asistencial del fascismo, la
estabilidad de los precios, la seguridad pública impuesta
por la policía- que incluso logró grandes
éxitos contra la Mafia siciliana-, explicaría el
alto grado de consenso nacional que la dictadura y Mussolini
habían conseguido.

La caída del fascismo:

En 1943, los aliados invadieron el sur de Italia y se
apoderaron de Sicilia. Entre las fuerzas armadas italianas
tomaron fuerza los partidarios de la paz: Mussolini fue depuesto
y encarcelado y el nuevo gobierno se rindió a los aliados.
Los alemanes no aceptaron esta capitulación; siguieron la
lucha, liberaron a Mussolini (quien se instaló en
Milán al frente de un gobierno débil) y se hicieron
fuertes en Roma.Para esa época tomó fuerza la
resistencia italiana integrada por partisanos que enfrentaron a
alemanes y fascistas. Mientras tanto proseguía el avance
de los aliados que entraron triunfalmente en Roma. Mussolini
intentó huir pero, sorprendido por miembros de la
resistencia italiana, fue fusilado.

Conclusión

Para finalizar esta monografía, podemos concluir que realizando
este trabajo logramos entender por que causa los países
europeos llegaron al punto de tal crisis en todos los aspectos
que decidieron votar y seguir la doctrina fascista y nazista,
siendo esta tan perjudicial para ellos a medida que se
desarrollo.

Debido la investigación realizada aprendimos de
cómo era la vida de los Italianos y Alemanes cuando cada
partido asumió el mando, como era el estado, la sociedad,
y cuando fueron derrotados, etc.

Bibliografía

  • Encarta 2002
  • M. Alomo, R. Elizalde y E. Vásquez, Historia
    Argentina y El Mundo Contemporáneo, Aique, libro de
    Edición Argentina.
  • Edwin Black, JBM y el Holocausto, Editorial
    Atlántida 2001.
  • Fnancois Fures y Ernst Nolte, Fascismo y Comunismo,
    1999.
  • Emilio J. Corbiére, Esteban entre nosotros,
    editorial Letra Buena. S.A, 1992.
  • Historia del mundo contemporáneo Editoriales
    Aique; A-Z; Estrada; Santillana.

 

Soledad Rosales

Partes: 1, 2
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