Prólogo
Este ensayo bien
podría haber sido uno de los juegos
preferidos de Henri Bergson al referirse a la Duración o
para explicar que hay un cambio pero no
un cambio de un cambio de cosas; de Jorge Luis Borges
con sus ocurrentes y grandiosas temáticas e incluso al
mismo Macedonio Fernández en su "No todo es vigilia para
los ojos abiertos". El autor de este modesto ensayo piensa que en
el mismo se coligen dos homenajes: uno, tan devoto y
excéntrico respecto a la obra de Cervantes.; y
otro, como un ferviente tributo a la obra del primer
metafísico argentino. Que se tratan en esencia de dos
clásicos y no de uno ya que, en términos de J.M.
Coetzee, ambos pudieron superar las peores barbaries,
pues siempre hay gente que acude a ellos.
El objetivo de
este ensayo es además el de omitir las cronologías.
La literatura
como idea jamás se somete a aquellas, a no ser para contar
con un registro
histórico y organizativo de tres milenios de constante
producción. Cabe acotar que esta nota
pretende una elucidación estrictamente literal y por otro,
la elucidación temporal. Así conviene hacer una
apreciación ya que es otro tipo de tiempo el que
aquí se refiere. La Duración, explicó
Bergson, no se trata de la simple sucesión de instantes
sino, más bien el progreso continuo del pasado que roe el
futuro. En el cual se es capaz de reflexionar sobre un objeto, un
libro en este
caso y de ampliarlo hasta el infinito; "El Museo de la Novela de la
Eterna" es esencialmente de esta naturaleza. Ya
que uno no es sino el creador del pasado, recordando el titulo
que figura en el Quijote, en el "Suplemento de Virgilio Polibio,
en la invención de antigüedades".
Por otra parte, entiendo que relacionar dos obras no es
enfatizar sobre ambas por mas que uno así lo desee,
entiendo mas bien que es la excusa para marcar la enorme
distancia entre una y otra.
I
Son varias las acepciones con las que contamos acerca
del Quijote. La presente exposición
no excluye las ya realizadas sino más bien intenta echar
luz a un nuevo
atisbo, mas cuando uno revisa la obra de Macedonio el precursor
de Cortazar,
Borges,
Marechal y tantos otros. Pero es curioso que un escritor
prácticamente anónimo (cuando sí muy bien
reconocido), que ha escrito escasamente, e incluso ha sido reacio
a publicar, resulte ser junto a Amadís de Gaula el
precursor del Quijote; ese libro universal y principal pieza de
la literatura del habla hispana.
Es verdad que el Quijote se ha vuelto loco de tanto leer
libros de
caballerías. Y que este libro, escrito por el morisco Cide
Hamete Benengeli, sea reverenciado mediante sonetos de personajes
famosos de la época al Caballero de la Triste Figura y a
Sancho. Pero también es cierto que su mismo autor no es
quien direcciona esta novela sino que
es Don Quijote quien
la actúa. Ya en el prologo, Cervantes nos asegura
que el Quijote no tiene autores y que se trata de un libro que
acota todos los libros, como un hipotético catalogo:
"Vengamos ahora a la citación de los autores que otros
libros tienen, que en vuestro os faltan. El remedio que esto
tiene es muy fácil, porque no habéis de hacer
otra cosa que buscar un libro que los acote a todos de la
A a la Z, como vos decís". Justamente ese es el
"Museo de la Novela de la Eterna", el compendio de obras
pretéritas como futuras.
La obra del argentino se contenta con dirigir su obra
hacia el todo, pero que siempre será una multitud de
libros en potencia.
Cervantes en cambio recurre a una historia potencialmente
capaz de ser narrada En el capitulo XXI afirma: "Y allí no
faltará quien ponga en escrito las hazañas de
vuestra merced para perpetua memoria: de las
malas mías no digo nada, pues no han de salir de los
limites escuderiles". Y mas adelante: "Y podrá ser que el
sabio que escribiese mi historia deslindase de tal manera mi
parentela y descendencia" Y ese sabio que por entonces, tal vez
no habría escrito ese libro aún, es el morisco Cide
Hamete Benengeli. Sepamos así que el Quijote no solamente
precede sino también sobrepasa al autor de la obra. Luigi
Pirandello escribe en el prólogo de "Seis personajes en
busca de un autor" preguntándose: "¿Qué
autor podrá decir alguna vez cómo y porqué
nace un personaje en su fantasía?" Hay quienes sienten la
necesidad de plasmar figuras situadas dentro de un marco
universal. Son personajes que saben vivir por su cuenta,
corriendo por el mundo en busca de un corazón.
Leonardo Castellani dijo que el destino existe y está
hecho de algo tan real como las leyes de la
naturaleza y que después de hechas se volvieron
necesarias, al igual que el destino de la literatura. Los dos son
semejantes en si mismos.
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