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Mendicidad indígena: los warao urbanos (página 2)



Partes: 1, 2

El
éxodo Warao
.

De las diferentes entrevistas
realizadas en Tucupita, Barrancas, La Horqueta y Caracas y la
abundante información recogida por la prensa nacional
desde la década de 1970, se desprende que hacia 1966, (por
coincidencia, cuando se produjo el cierre del Caño
Mánamo), se inicia un éxodo cada vez mayor de los
Warao hacia los centros poblados de la periferia deltaica, a
causa de:

1) Deterioro de las condiciones naturales de
subsistencia

2) Invasión progresiva de las tierras
útiles por parte de agricultores y ganaderos
criollos

3) Atractivo de los centros poblados por las
oportunidades de encontrar trabajo,
recursos
alimenticios y sanitarios

4) Presión
ideológica, tanto civil como religiosa, para imponer al
Warao el modelo
cultural criollo moderno (Pascual 1994).

La inserción de los Warao en los centros poblados
criollos se produce de dos maneras:

A) En el sector laboral terciario
(de servicios,
como mano de obra no calificada, dependientes o
domésticos), que involucra tanto a hombres como
mujeres.

B) En el sector mendicante (Batatín
1994).

Estos mecanismos de interrelación son
fundamentalmente diferentes, tanto en lo que respecta a sus
objetivos,
como en la forma que presenta su estructura
interrelacional. Es evidente que las opciones también
pueden estar condicionadas por varios elementos propios de la
misma: Dominio del
idioma castellano,
capacitación profesional, necesidades
económicas individuales, etc. Por lo tanto, en el proceso de
desplazamiento del grupo
étnico Warao hacia los centros criollos, se van a producir
diferentes tipos de estructuras
relacionales.

En el caso que estudiamos, los centros poblados
más cercanos a su lugar de origen fueron los que
recibieron al principio el mayor número de emigrantes. Por
consiguiente, para los indígenas bilingües y/o con
cierta experiencia laboral, si tomamos en cuenta el factor
tiempo, la
capacidad de absorción en el área laboral de los
diferentes centros urbanos criollos sería la que
determinaría la recepción de los desplazados
según los criterios ya mencionados.

Por el contrario, la opción obligada de aquellos
que NO hablaran o dominaran el castellano y NO poseyeran
calificación técnica mínima adecuada,
sería el sector mendicante y de prostitución; al principio por la
imposibilidad de insertarse en otro sector, pero más
recientemente, simplemente porque representa la posibilidad real
de obtener mayores ingresos en
lapsos más cortos que si se dedicaran a otras
actividades.

En cuanto a los que se dedican a la mendicidad, el estado
actual de esta investigación me permite señalar que
existen evidencias que
indican que parece existir un patrón de actividad que se
está haciendo recurrente. En dicha actividad, diversos
grupos de
Warao, provenientes de zonas donde todavía se mantienen
vigentes valores y
técnicas relacionadas con el antiguo
patrón de asentamiento relacionado con la
explotación del moriche (Mauritia flexuosa), con
una muy incipiente horticultura y poca capacidad para articularse
de otra manera en los centros urbanos de la periferia deltaica,
acuden sistemáticamente a diversos centros urbanos
criollos como principal foco de obtención de recursos
económicos, educativos y sanitarios, de los que no
disponen en sus lugares de origen. Por otro lado, los centros
poblados criollos de la periferia del Delta han ido saturando la
capacidad de absorción de indígenas desde tiempo
atrás, precisamente a causa de su cercanía con el
hábitat
tradicional Warao. Esto hace que los indígenas que en los
últimos años se han desplazado por las presiones de
la cultura
criolla moderna y que mayormente son de la región del
Delta Central, al encontrar ya establecidos allí a otros
Warao, deben emigrar actualmente a distancias cada vez mayores en
busca de la satisfacción de sus necesidades.

Formas de la articulación
interétnica:

Según las formas con las que se nos presenta, el
vínculo de articulación de ambas etnias en sus
respectivas fronteras interrelacionales puede ser considerado
como integrado simultáneamente por dos
aspectos:

1) Positivo, en el sentido de que se crea un contacto en
el cual ambas etnias establecen los límites de
su interrelación, participando de un código
común mínimo que permita su viabilidad. Así,
el Warao acude al centro criollo en busca de solución a su
problema económico o sanitario y a su vez, el centro
urbano lo tolera por dos razones fundamentalmente: A) Por un
sentimiento implícito de responsabilidad hacia el indígena, cuya
condición es resultado del abandono institucional y del
atropello individual y B) porque este contingente indígena
significa también una mano de obra barata.

2) Negativa, cuando la estructura relacional está
articulada en función
del rechazo, lo cual se aplica igualmente a ambas etnias, pues si
bien la cultura urbana criolla limita y condiciona la presencia
del indígena en su seno, el warao, a su vez recurre a ese
medio procurando involucrarse lo menos posible, en un lapso de
tiempo igualmente lo más breve posible. Esta
interrelación lleva implícita, por lo tanto, una
tensión o contradicción dialéctica en la
cual ambos grupos "negocian" su participación en
función de ciertos intereses mutuos.

Estoy consciente de que, en el fondo, el proceso
formativo de esta estructura relacional interétnica
está dado por la presión cada vez mayor del sector
criollo, el cual ha ido obligando al sector Warao a desplazarse
física y
culturalmente en la única dirección posible: los centros urbanos
criollos.

En el caso concreto de su
inserción dentro del ambiente
urbano, se observa, incidentalmente, el acierto de Barth al
señalar que cuando dos o más grupos compiten dentro
de un mismo sector, uno de ellos termina por desplazar al otro
(Barth 1976: 24). En efecto, La presencia de los Warao representa
un factor competitivo importante para los profesionales criollos
de la mano de obra barata y la mendicidad en las zonas
aledañas; la condición de indígenas, por lo
que mencionábamos anteriormente, no sólo
representan los indígenas una alternativa barata como mano
de obra, que desplaza al criollo, sino que en cuanto a la
mendicidad, parece motivar mucho más al transeúnte,
quien ejerce su preferencia hacia los Warao, incluso dando mayor
cantidad de dinero que de
costumbre.

Por otro lado, está la estrategia
particular del grupo warao, que, en el caso de la mendicidad,
emplea para pedir a las mujeres y los niños,
repartidos en un área extensa, en puntos claves de lugares
y avenidas de los centros urbanos, mientras que los hombres se
quedan en los lugares de concentración, cuidando los
enseres, de otros niños que no salen a pedir,
encargándose de compras y
preparando la comida del grupo.

Se añade al anterior un elemento de eficiencia
logística que se traduce en la
recolección de una mayor cantidad de dinero per
cápita
en menor tiempo que el que emplearía un
mendigo criollo.

En cuanto a los trabajadores, su baja
retribución, a veces apenas lo suficiente para vivir ese
día, en el caso de los que residen permanentemente en los
centros criollos, desplaza automáticamente a cualquiera
que no sea Warao de ese mercado laboral.
A esto se añade el hecho de la presencia de organizaciones de
respaldo como la Comisión Educativa Para Ayuda al
Indígena (CEPAI), la Comisión Indigenista del
Congreso Nacional y voceros de otras insituciones que,
eventualmente, pueden actuar u opinar en respaldo de los
indígenas.

Reforzamiento cultural:

El mecanismo de interrelación étnica
descrito anteriormente, en el cual el grupo Warao se inserta en
el contexto criollo urbano, aunque a primera vista pudiera
parecer extemporáneo, totalmente ajeno a su
condición y valores culturales, representa, en mi
opinión, la aplicación del modelo de subsistencia
Warao, con las técnicas tradicionales de
recolección, que llevan a cabo, fundamentalmente mujeres y
niños en su hábitat original, transportadas y
aplicadas en un ambiente radicalmente diferente al de las
marismas deltaicas.

Visto desde este punto de vista, las limosnas de los
transeúntes representarían análogamente la
obtención de excedentes recogidos en un ambiente urbano, a
semejanza de lo que sería la recolección de frutos
y pequeños animales en su
hábitat natural. Esta suposición se ve confirmada
por el detalle de que, a diferencia de otras etnias, los warao no
acuden a los centros urbanos a comerciar artesanías,
puesto que tradicionalmente su cultura no es la de comerciantes,
sino la de recolectores y pescadores. Así, pues, no
habría en realidad ningún cambio
substancial en el objetivo de la acción
emprendida, sino en el de la forma de realizar dicha
acción, con lo cual estaríamos en presencia de una
aplicación de sus estrategias de
supervivencia tradicionales en un medio diferente, al mismo
tiempo que se hace efectiva su articulación con el otro
grupo, del que depende para ello. La creación de una
frontera o
límite de interacción entre los dos grupos
cumpliría la doble función de permitir la
relación de ambas etnias, en una zona de compromiso mutuo,
al mismo tiempo que su contraste refuerza ambas
identidades.

Igualmente, como señalan repetidamente a lo largo
de los años los informes y
artículos de prensa, los indicios que apuntan en
dirección a una organización delictiva que los trae y
explota, en beneficio de unos pocos individuos, es, en nuestra
opinión, simplemente la aplicación de otro de los
mecanismos de subsistencia económica de la cultura Warao,
en el cual los miembros más jóvenes y activos de la
comunidad
salen al campo o a los caños en busca del sustento del
grupo familiar; este producto es
entregado a los ancianos, quienes se encargan de repartirlo
según ciertas normas
específicas determinadas por la edad y el parentesco de
los demás miembros de la unidad doméstica (Heinen
1982:422, 1986 y 1988). Esta última "fase" de la
recolección de limosnas ha querido ser vista como la
manipulación de "maffias", aun cuando la búsqueda
de tales organizaciones por parte de las autoridades ha resultado
infructuosa (Davies 1994a y 1994b, Martínez 1998,
López 1998).

Se da entonces:

  1. Un reforzamiento de algunos elementos básicos
    de la cultura Warao (la recolección
    femenina)
  2. Una modificación de otros aspectos
    tradicionales (roles tradicionales masculinos)
  3. La articulación efectiva con el otro grupo en
    sus propios términos.

La creación de la frontera o límite de
interacción cumpliría entonces la doble
función de permitir la relación de ambas etnias, en
una zona de compromiso mutuo, al mismo tiempo que refuerza ambas
identidades y se mantiene la diferencia
criollo/indígena.

Los testimonios expresados por los mismos Warao no dejan
lugar a duda de que estamos ante una estategia de supervivencia,
en la cual hay un movimiento
continuo de emigración temporal o permanente, de ciertos
grupos que se insertan limitadamente en los medios urbanos
criollos con una estructura relacional que descansa directamente
en sus propias formas y normas culturales, es decir, en sus
propios términos. Por lo tanto, la aplicación de
esta estructura de recolección/distribución de recursos en el medio urbano
criollo, no significaría una transformación radical
de su cultura, o una creación de cultura radicalmente
nueva, sino un reforzamiento de la misma, aplicada en un medio
diferente y modificada en su aspecto formal, pero no
funcional.

Conclusión:

Las fronteras étnicas que surgen en la
interrelación cultura Warao/cultura criolla urbana parecen
ser lo suficientemente rígidas como para mantener la
identidad
étnica de ambos grupos, al mismo tiempo que se facilita
dicha interacción. La consecuencia de ello es la "negociación" y conservación de
ciertas características culturales que ambas etnias
consideran como propias, si bien, al menos mientras dura esa
interrelación, es necesario una modificación formal
por ambas partes con el fin de lograr la conformación de
un código básico mutuamente compartido que haga
viable dicho contacto. No creo, por lo tanto, que nos hallamos en
presencia de un proceso de formación étnica
novedoso (etnogénesis), puesto que lo que se trata
aquí es de la puesta en practica de un mecanismo ancestral
de adaptación a ciertas condiciones particulares dadas,
típicas del entorno urbano moderno. Pero ese proceso de
adaptación y las modificaciones que supone para los
integrantes de ambas etnias, se realizan en función de las
características propias de cada grupo étnico, lo
cual permite a ambos "seleccionar" el tipo e intensidad de las
cesiones, préstamos y restriciones necesarias para hacer
posible su articulación.

Fuentes consultadas:

ANÓNIMO. 1983. "GDF busca una solución a
los indígenas del Nuevo Circo" En: El Mundo.
12/01/93: 83.

BARTH, Fredrik. 1976. Los grupos étnicos y sus
fronteras
. México,
Fondo de Cultura Económica..

BATATÍN, Carlos. 1994. "Diez mujeres y quince
niños Guarao llegaron a Caracas a pedir limosna". En:
El Universal. 18/07/94: 2-26

BONFILL BATALLA, Guillermo. 1984. México
Profundo
. México, Grijalbo,.

DAVIES, Vanessa. 1994. "8 de cada 10 indígenas
venezolanos están fuera de su territorio" en: El
Nacional
. 21/08/1994.

—————1994B. "Los Warao confinados al Delta"
en: El Nacional. 31/8/1994

GUERRERO, Sandra. 1994. "Más de 100 Waraos
esperan su traslado a Delta Amacuro". En: El Nacional.
25/08/94: D-7.

HAYES-LATIMER, Catherine G. 1980. From palm
wine to Pepsi-Cola. Culture change in four Warao indian
villages
(Thesis submited in partial satisfaction of the
requirements for the degree Master of Science in Latin American
Studies). University of California, Los Angeles,.
(Unpublished).

HEINEN, H. Dieter. 1988. Marshland people of the
Orinoco Delta
. Munster, Lit. Verlag..

————–1982. "Estructura
social y mecanismos de desintegración en la sociedad
Warao". En: Acta Científica Venezolana. 33::
419-423.

—————1986. "Proyectos de
desarrollo en
Guayana y el problema de la tierra
indígena" en: Boletín Antropológico.
La Universidad de
los Andes.

Nº 10, enero-julio (110-124).

LÉVY-STRAUSS, Claude. 1968.
Antropología Estructural. Buenos Aires,
Eudeba.

MARTORELLI, Judith. 1994. "Los indígenas se
mudarán a Caracas" en: El Globo.
29/08/94.

PASCUAL, Pilar. 1994. "El éxodo indígena a
Caracas y sus falsos protectores" en: El Universal,0
6/09/94:1-14.

TABUAY, Mireya. 1994. "Concejo de Caracas investiga la
presencia de indígenas". En: El Nacional. 24/08/94:
C-3.

TORREALBA, Aura. 1997. "Fiscal General
y Gobernador de Delta Amacuro buscan soluciones al
éxodo de los Guaraos". En: El Globo, 09/08/1997. P.
13

YOYOTTE, Yira. 1994. "Huyendo de condiciones
infrahumanas los indígenas acuden a las ciudades" en:
Ultimas Noticias. 26/8/94.

Publicado previamente en:

1) Boletín Antropológico. (Revista
arbitrada del Centro de Investigaciones
Etnológicas y el Museo Arqueológico de la
Universidad de Los Andes (ULA). Nro 48: Enero/abril. (79-90).
Mérida, Venezuela.
2000.

2) Presencia Ecuménica. Revista de
Acción Ecuménica . Nº 54. Enero-Marzo (28-34).
Caracas, Venezuela. 2000

3) "Mendicidad Warao en Caracas".En: Revista
Bigott
. N° 56. Agosto-septiembre-octubre. Caracas,
Venezuela. 2001.

 

Alvaro A. García Castro

Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (IVIC)

Departamento de Antropología

Caracas, Venezuela

Partes: 1, 2
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