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La ley y el sábado de Jehová




Enviado por Giovanni Giovanni



Partes: 1, 2, 3

    1. Respuestas a las cuarenta
      preguntas sobre la ley y el sábado
    2. Conclusiones
    3. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Se define como "antinomianismo" la corriente que reclama
    la desobligación de la ley de Dios para
    los cristianos, apelando a la gracia divina para la
    salvación sin necesidad de atender a los mandamientos de
    Dios.

    Noah Webster ubica la aparición de esta
    herejía hacia 1538, por iniciativa de John
    Agrícola. Sin embargo, partiendo de 1 Juan 3, Albert
    Barnes propone que para tiempos de Juan ya había aparecido
    una forma de oposición a la ley de Dios. Puesto que Juan
    dice que el pecado es la transgresión de la ley (1 Juan
    3:4), y que Pablo además dice que el pecado
    apareció con Adán (Rom. 5:12), podemos
    apropiadamente concluir que la oposición a la ley de Dios
    empezó en el Edén.

    Rastreando un poco más el problema del pecado,
    llegamos a lo que ocurrió en el cielo: la
    sublevación de un querubín quien, siendo
    sólo una criatura, pretendió convertirse en otro
    dios (Is. 14:12-14; Ez. 28:13-16). Así, tenemos que la
    Biblia presenta la oposición a la ley de Dios como el
    inicio del conflicto
    entre el bien y el mal, el origen de la historia de la
    redención. En suma, el antinomianismo es el fundamento de
    la historia del pecado, y habrá de terminar sólo
    cuando Dios decida llevar a juicio toda obra de acuerdo con el
    patrón de su santa ley (Sant. 2:12).

    En la actualidad el antinomianismo sigue campeando,
    siendo el principal problema, no sólo por parte de los
    incrédulos que no sienten obligación alguna hacia
    Dios, sino principalmente por parte de las iglesias cristianas
    que públicamente han manifestado su absoluta independencia
    de la ley de Dios, y han condenado a quienes pretenden
    obedecerla.

    El antinomianismo moderno ha esgrimido diferentes
    argumentos para combatir la vigencia de la ley de Dios y en
    especial el reposo del séptimo día o sábado.
    Últimamente han aparecido en la red cuarenta preguntas
    formuladas a los adventistas en relación con la doctrina
    de la ley de Dios y el reposo del séptimo día. En
    el presente escrito se persigue una satisfacción,
    fundamentada en la Biblia, a dichas preguntas en relación
    con la ley y el sábado de Jehová.

    Estas "Cuarenta preguntas para los Adventistas del
    Séptimo Día acerca del sábado de Israel", que
    más que preguntas, son objeciones contra la ley de Dios y
    el sábado, fueron tomadas del siguiente URL: http://www.geocities.com/alfil2_1999/40preguntas.html, aunque
    pueden hallarse también en otros portales.

    Analizar la validez y pertinencia de tales argumentos,
    de acuerdo con la evidencia bíblica, constituye el
    objetivo de
    este trabajo.
    Partiendo de los principios
    fundamentales de la hermenéutica bíblica, los textos
    implicados en el tema son analizados de acuerdo con el contexto,
    y también con lo que el resto de la Biblia enseña
    acerca de la ley y los mandamientos de Dios como un todo.
    Además, en materia de
    interpretación bíblica se
    recurrió a la ayuda de los principales autores
    protestantes como Martín Lutero, Juan Calvino, John
    Wesley, Adam Clarke, Matthew Henry, Albert Barnes y otros de
    diferentes épocas.

    En materia de historia del cristianismo,
    se consultan las obras de varios historiadores e investigadores
    católicos.

    El texto
    bíblico de consulta es la Reina Valera 1995, pero en
    algunos casos se recurre a otras traducciones para enriquecer la
    comprensión del pasaje estudiado.

    Aunque en el título de las Cuarenta
    preguntas
    se menciona el "sábado de Israel", en este
    trabajo se ha sustituido esa fórmula por el "sábado
    de Jehová", porque la nomenclatura
    anterior no es bíblica. En realidad, el sábado fue
    creado antes de que existiera un solo judío (Gén.
    2:1, 2), por lo tanto, el séptimo día no puede ser
    el "sábado de Israel". En cambio,
    Moisés declara que es "el sábado de Jehová"
    (Éx. 16:25; Reina-Valera, 1909). Jehová
    mismo lo llama "mi día santo", "glorioso de Jehová"
    (Is. 58:13, Reina Valera 1960). En toda la Biblia nunca se
    le ha llamado "sábado de Israel", lo que demuestra la
    falta de fundamento bíblico de las Cuarenta
    preguntas
    empezando desde el título mismo.

    Esta es la primera de las respuestas para el autor o los
    autores de las Cuarenta preguntas. Las respuestas
    restantes, son las que siguen.

    RESPUESTAS A LAS CUARENTA
    PREGUNTAS SOBRE LA LEY Y EL SÁBADO

    1. ¿Por qué guardan ustedes un solo
    sábado? El año séptimo y también el
    año del jubileo eran sábados. (Levítico
    25:1-22). ¿Por qué guardan el uno y dejan de
    guardar los otros?

    Para ser precisos, los adventistas guardan el
    sábado porque Jehová así lo ordena. El
    reposo del séptimo día fue instituido antes de que
    entrara el pecado en la humanidad (Gén. 2:1-3). En cambio,
    el año séptimo y el año del jubileo,
    así como otros sábados que no coincidían con
    el séptimo día (Lev. 23:34-38), fueron dados siglos
    después de que entró el pecado, y a causa de
    él
    (Lev. 23:19; Ez. 45:25). Siendo estos
    sábados (reposos) adicionales e instituidos a
    propósito del pecado, quedan abolidos con la muerte de
    Cristo. Pablo dice que esos sábados eran "sombra" de
    Cristo (Col. 2:16, 17). Puesto que el sábado semanal fue
    introducido independientemente de la entrada del pecado, y antes
    de él, el séptimo día no puede ser una
    "sombra" del sacrificio de Cristo. Antes bien, la Biblia es clara
    al explicar que es un memorial de la Creación (Éx.
    20:8-11).

    2. ¿Por qué basan tanto de su religión en el
    día del sábado cuando sabemos que el Señor
    enseñó que la ley y los profetas se basan todos en
    el amor y no
    en guardar la ley? (Comp. Mateo 22:34-40 con Romanos
    13:8-10).

    Estamos completamente de acuerdo en que el amor es el
    primer mandamiento. Nótese que esta pregunta menciona
    acertadamente que la ley se basa en el amor. Eso es lo que
    proclaman los adventistas. Para el pueblo de Dios la ley es una
    manera apropiada de demostrar amor a Dios y al prójimo.
    Jesús enseñó: "De estos dos mandamientos
    dependen toda la Ley y los Profetas" (Mat. 22:40). Nótese
    que Jesús no dice que estos dos mandamientos
    habrían de sustituir la ley, sino que son el
    espíritu de la ley
    . En esta apreciación
    coincide el apóstol Pablo (un guardador del sábado
    como bien lo explica la Biblia en Hechos 16:13) al decir que "No
    adulterarás, no matarás, no hurtarás, no
    dirás falso testimonio, no codiciarás", y cualquier
    otro mandamiento, en esta sentencia se resume: "Amarás a
    tu prójimo como a ti mismo" (Rom. 13:9).

    Desde luego, alguien que ame de verdad a su
    prójimo no lo ofenderá robándole, ni
    levantándole falsos testimonios, ni matándolo. Este
    mismo principio se aplica a los primeros cuatro mandamientos del
    Decálogo. Siguiendo el razonamiento de Pablo,
    habríamos de decir: "No tendrás dioses ajenos, no
    te harás imágenes,
    no tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano y
    acuérdate del sábado para santificarlo, en esta
    sentencia se resume: Amarás a Dios sobre todas las
    cosas".

    Pero la pregunta dice, además, que la ley y los
    profetas no se basan en guardar la ley. Esa idea no está
    fundada en las Escrituras. Al contrario, detállese
    cómo habla la Biblia sobre el modo en que debe vivir un
    hijo de Dios: "Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque
    esto es el todo del hombre". (Ecl. 12:13).
    ¿Pretende alguien ser hijo de Dios sin guardar sus
    mandamientos? Debe entonces considerar esto: "El que dice:
    «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandamientos, el
    tal es mentiroso y la verdad no está en él" (1 Juan
    2:4).

    Pretender que Cristo enseñó una ley
    diferente al ordenar amar a Dios sobre todas las cosas y al
    prójimo como a uno mismo es un error. Jesús en
    realidad sólo está citando la ley que Dios
    había dado: "Amarás a Jehová, tu
    Dios, de todo tu corazón,
    de toda tu alma y con
    todas tus fuerzas" (Deut. 6:5); "No te vengarás ni
    guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino
    amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lev. 19:18).
    Así, Jesús ratifica la vigencia de la
    ley.

    ¿Que Jesús nos enseñó a no
    guardar la ley? ¿Qué significan entonces los
    siguientes pasajes: Mat. 5:17; 7:12; 23:23; Mar. 7:9-13; Luc.
    10:26; Juan 14:15?

    3. ¿Cómo es que encienden fuego en el
    séptimo día, a pesar de que esto estaba prohibido
    en la ley levítica? (Éxodo 35:3). Al hacerlo,
    ustedes quebrantan la ley del sábado.

    Cualquiera puede ver la diferencia que hay en
    cómo se encendía fuego en la antigüedad y
    cómo se hace hoy. A diferencia de ahora, cuando presionar
    un botón basta para que tengamos fuego, en los tiempos
    bíblicos encender una fogata implicaba en verdad un
    esfuerzo físico como el que requería cualquier otro
    oficio dentro del hogar. Puesto que el mandamiento del
    sábado exige no hacer ninguna obra servil, es decir,
    labores domésticas, el encendido de fuegos quedaba
    así prohibido. Hoy, el asunto queda reducido a lo
    siguiente: los alimentos se
    preparan el día viernes, y se calientan el
    sábado.

    4. Dígannos cuándo y dónde
    mandó el Señor Jesús, o alguno de sus
    apóstoles, u otro escritor de la Biblia, que algún
    gentil guardase los diez mandamientos. Bastarán
    sólo el capítulo y el
    versículo.

    5. ¿Pueden darnos un pasaje bíblico
    donde se mande a los gentiles
    observar el sábado según la ley? Otra vez,
    simplemente dennos el capítulo y el
    versículo.

    Isaías 56:1-7

    6. Dicen que el sábado se guardaba antes de
    darse la ley a Moisés. La ley de la circuncisión
    también fue dada antes de Moisés. (Génesis
    17:10). Entonces, ¿por qué no practican la
    circuncisión, siendo que éste es uno de los
    mandamientos claros de la ley? De nuevo preguntamos: ¿Por
    qué el uno sí y el otro no?

    El sábado de Jehová fue santificado no
    sólo antes de la ley de Moisés, sino antes de la
    entrada del pecado. La circuncisión, en cambio,
    entró al menos unos dos mil años después del
    pecado (Gén. 21:4). Como bien lo dice la Biblia, la
    circuncisión dejó de tener validez con la muerte de
    Cristo (Gál. 5:6). En cambio, la ley de Dios es
    válida aún. Pablo explica: "La circuncisión
    nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar
    los mandamientos de Dios
    " (1 Cor. 7:19). ¿Nos autoriza
    Pablo a desobedecer los mandamientos? No, no lo hace. Al
    contrario, nos dice que lo que realmente importa es el guardar
    los mandamientos de Dios. Lo que dice la Biblia sobre la
    circuncisión es claro: ya no es necesaria (Gál.
    5:2, 3). En cambio, no se encontrará en toda la Biblia esa
    misma declaración en relación con los Diez
    Mandamientos, sino la idea contraria.

    7. El apóstol Pablo escribe en Gálatas
    3:19 que la ley fue dada a causa de las rebeliones. Ustedes
    enseñan que la parte de la ley que se refiere al
    mandamiento de guardar el sábado fue dada al hombre
    inmediatamente después de su creación, pero las
    Escrituras dicen que fue después de la caída.
    ¿No ven que la teoría
    adventista de que la ley fue dada en dos entregas no concuerda
    con los hechos?

    Por alguna razón en esta pregunta se cita
    Gálatas 3:19 usando el verbo "dar" en vez del verbo
    añadir, que es el que usa Pablo. Esta
    pequeña diferencia lingüística marca sin embargo
    una importante diferencia cuando se lee el pasaje. Nótese
    que la ley de la que se habla en Gálatas 3:19 fue
    "añadida". El verbo "añadir"
    (prostíthemi) significa agregar, anexar, aumentar,
    sugiriendo la idea de complemento o adición a algo que ya
    existe. Por ejemplos, aumentar un codo a la estatura del hombre
    (Mat. 6:27), o aumentar el número de creyentes en la
    iglesia
    (Hechos 2:41, 47; 5:14; 11:24). Por eso, que Pablo diga que una
    ley fue "añadida", implica que otra ley ya existía.
    ¿Cuál ley es ésa? Precisamente la que fue
    transgredida por el pecado. El mismo versículo lo dice:
    "Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Fue
    añadida a causa de las transgresiones
    …". Puesto
    que el pecado es la "transgresión de la ley" (1 Juan 3:4,
    Nueva Versión Internacional) se entiende que
    existía una ley transgredida antes de la ley que fue
    añadida; y que esta ley añadida se
    añadió precisamente a causa de la
    transgresión de aquella ley. Por tanto, la ley
    añadida que menciona Pablo en Gálatas 3:19 es una
    ley que no existió sino después que se
    introdujo el pecado, como representación del sacrifico
    expiatorio de Jesús y, por tanto, era una ley
    transitoria.

    El versículo 24 dice que la ley fue nuestro
    guía para llevarnos a Cristo. Esto ratifica la idea de que
    esta ley de que habla Pablo fue la que se introdujo a raíz
    de la entrada del pecado en el mundo. No se trata de la ley
    eterna de Jehová, aquella que fue transgredida, sino del
    sistema ritual
    judío que fue introducido a causa de esa
    transgresión, y que simbolizaba la muerte de
    Cristo.

    Obsérvese cómo Pablo dice que antes del
    Sinaí ya había pecado en el mundo (Rom. 5:13).
    ¿Cómo podía haber pecado en el mundo si no
    había ley que transgredir? Porque "donde no hay ley,
    tampoco hay transgresión" (Rom. 4:15). Necesariamente,
    entonces, tenía que haber ley en la humanidad, o no
    habría habido pecadores.

    Por otro lado, no es que la ley se haya dado "en dos
    entregas", sino que de hecho se dieron dos leyes diferentes,
    una ley eterna, inmutable, perfecta (Sal. 111:7, 8) dada antes de
    la caída; y otra pasajera, mutable, imperfecta (Heb.
    10:1-4) y añadida a causa del pecado.

    8. ¿Por qué será que en los
    mandamientos dados a nuestros primeros padres en el Edén,
    y en los que fueron dados a los patriarcas Noé, Abraham y
    otros no se hace ni una sola referencia al deber de guardar el
    sábado? ¿Por qué no se menciona la palabra
    sábado sino cuando habían pasado más
    de dos mil años desde la creación del hombre? Si
    las teorías
    adventistas fueran ciertas, ¿no se había de hacer
    referencia al deber de guardar el sábado muchas veces
    antes del capítulo 16 del
    Éxodo? 

    El ítem Nº 8 en realidad son tres preguntas.
    Pasemos por tanto a analizar cada una por parte, con la ayuda de
    las Escrituras (Hec. 17:11).

    La primera de estas tres preguntas asegura que el
    sábado no se menciona en las instrucciones dadas a la
    primera pareja y a sus descendientes. Pero, ¿qué
    hay de los demás mandamientos que tampoco son mencionados
    antes de Sinaí? Por ejemplo, en la Biblia no se menciona
    el mandamiento de no hacer imágenes sino hasta que esto se
    prohíbe en Éxodo 20:3-6. ¿Significa esto que
    los patriarcas no sabían que era incorrecto adorar
    imágenes? El pacto sinaítico se estableció
    unos 2500 años después de la caída de
    Adán. ¿Hemos de creer que durante esos 25 siglos de
    historia los hijos de Dios tenían libertad para
    adorar imágenes?

    Lo mismo puede decirse de otros mandamientos, tales como
    no tomar el nombre de Dios en vano, honrar padre y madre, no
    decir falso testimonio y no codiciar, los cuales no se mencionan
    sino hasta que se dicta la ley en Sinaí. ¿Hemos de
    creer por eso que aquellos santos hombres eran libres de mentir,
    deshonrar a los padres y codiciar? Pablo dice que donde no hay
    ley no hay transgresión (Rom. 4:15). Por eso, si los
    patriarcas no tenían la ley, entonces estaban libres de
    todas estas obligaciones.

    ¿Dónde dice la Biblia, antes de
    Sinaí, que se le prohibió al hombre matar? Esta
    prohibición no aparece por ningún lado. Sin
    embargo, Caín mató a su hermano, y ya sabemos
    cómo reaccionó el cielo. ¿Por qué
    Dios respondió de manera tan drástica contra
    Caín? ¿Qué de malo había en que
    él le diera muerte a su hermano, si no había un
    mandamiento que se lo prohibiera? Pablo declara
    inequívocamente que "donde no hay Ley no se inculpa de
    pecado" (Rom. 5:13). Si no se les había dado la ley a
    aquellos primeros hombres, ¿por qué entonces se
    inculpó de pecado a Caín?

    Antes de dar muerte a su hermano le fue advertido: "El
    pecado está a la puerta" (Gén. 4:7). ¿Por
    qué se le habla de pecado cuando no había ley? Si
    el pecado es la transgresión de la ley (1 Juan. 3:4), y si
    no hay pecado donde no hay ley (Rom. 4:15), ¿cómo
    puede explicarse que a Caín se le acuse de
    pecado?

    Otro caso ilustrativo lo representan los antediluvianos,
    cuyos pensamientos eran "solo de continuo el mal" y por eso Dios
    decidió borrarlos de la superficie de la tierra
    (Gén. 6:5-7). Pablo define "el mal" precisamente como el
    pecado (Rom. 7:14-21). Pedro, además, dice que los
    antediluvianos "fueron desobedientes" (1 Pe. 3:20, Reina
    Valera
    , 1989), es decir, que estaban desobedeciendo la ley de
    Dios.

    Lo mismo puede decirse de los sodomitas, quienes son
    descritos como "muy malos y pecadores contra Yahveh" (Gén.
    13:13, Biblia de Jerusalén). ¿Qué
    pecados cometían y dónde dice que eran pecados? El
    pacto sinaítico estaba todavía a unos 400
    años en el futuro y, por demás, ¿por
    qué Dios demanda
    obediencia a los sodomitas si él a fin de cuentas no
    había hecho con ellos un pacto como el que
    establecerá después con los israelitas? Esto
    demuestra que, si los sodomitas pecaban contra Jehová, es
    porque conocían la voluntad divina en relación con
    lo que practicaban, y tenían una responsabilidad ante Dios. Y esto es así
    porque "por medio de la Ley es el
    conocimiento del pecado" (Rom. 3:20).

    Abimelec y José se opusieron a cometer adulterio, a
    pesar de que este mandamiento no aparece escrito sino hasta
    Sinaí. Abimelec declara que no quería cometer "tan
    grande pecado" (Gén. 20:9), y José prefirió
    huir antes que ceder a la tentación (Gén.
    39:11-13). ¿Habrían podido reaccionar de esta
    manera aquellos santos de la antigüedad si no hubieran
    conocido lo que Dios había indicado al respecto? Esto
    demuestra que de hecho Abimelec y José conocían la
    ley divina, y por eso procuraban no desacatarla, a pesar de que
    aun no se habían recibido las tablas de la ley. Si no la
    conocían, ¿qué sentido tenía todo
    aquel escándalo por algo que Dios no les había
    prohibido?

    Enoc, séptimo desde Adán, testifica que
    los hombres de su tiempo eran
    "pecadores impíos" (Judas 15,
    Nácar-Colunga), lo que comprueba que, 18 siglos
    antes de Moisés, los hombres conocían la ley de
    Dios y la transgredían a voluntad.

    Pero, ¿cómo es que los hombres
    conocían los mandamientos de Dios si estos aun no se
    habían escrito? En esto nos ayuda el justo Job, quien
    pasó su prueba aproximadamente hacia el -1613, es decir,
    un siglo antes del Éxodo. Él nos dice: "Recibe
    la ley de su boca, pon sus preceptos en tu corazón"
    (Job 22:22, Nácar-Colunga). Esto quiere decir que
    Dios había expresado su voluntad oralmente, y así
    se había transmitido a todos los hombres. Job, quien no
    era judío y vivió antes del Éxodo, declara
    conocer los mandamientos de Dios: "¿Cuántas son mis
    iniquidades y pecados? Hazme entender mi transgresión y mi
    pecado" (Job 13.23). Además, enumera varios pecados que
    sabe que violaban la ley de Dios: asesinato (Job 24:14),
    adulterio (Job 24:15; 31:9), codicia (Job 31:1, 9), falso
    testimonio (Job 31:5), hurto (Job 27:8, 31:7), idolatría
    (Job 31:26). Aunque sólo menciona seis de los diez
    mandamientos, ¿significa eso que él
    desatendía los otros mandamientos? No, porque él
    declara: "Nunca me separé del mandamiento de sus labios,
    sino que guardé las palabras de su boca más que mi
    comida" (Job 23:12).

    El conocido autor metodista Adam Clarke declara que al
    hablar Job de "la ley de su boca" demuestra que los hombres de su
    tiempo ya conocían la ley de Dios. Esto aclara por
    qué Bildad, quien tampoco era judío sino suhita,
    estaba conciente de lo que era el pecado en la humanidad (Job
    8:4). De manera que, aunque no haya una expresión escrita
    de los mandamientos de Dios antes de Sinaí, una cosa es
    clara: los hombres antiguos conocían la ley de Dios. Ahora
    bien, si conocían la ley de Dios, ¿no significa eso
    que conocían el día que fue declarado "santo", es
    decir, apartado para el servicio de
    Dios? Al respecto, el comentarista anglicano A. R. Fausset
    expone:

    Algunos concluyen del silencio en relación con
    su observancia por los patriarcas que en realidad no se
    había dado ninguna ordenanza sabática antes de la
    ley Sinaítica, y que Gén. 2:3 no es
    histórico sino anticipatorio. Pero este versículo
    es parte de la historia de la creación, el mismo
    trasfondo de la narración inspirada de Moisés. La
    historia de los patriarcas durante 2500 años, comprimida
    en el pequeño compás del Génesis,
    necesariamente omite muchos detalles que él da por
    sobreentendidos, como la observancia del
    sábado.

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