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Efectividad personal y organizacional




Enviado por psicoseg



    • Presentación.
    • 1°. ¿Quién es Stephen R.
      Covey?
    • 2°. Fundamentos de la efectividad personal y
      organizacional.
    • 2.1 Paradigmas.
    • 2.2 Principios.
    • 2.3 Proceso de
      adentro hacia fuera.
    • 2.4 Hábitos de efectividad.
    • 2.5 Niveles de efectividad.
    • 3°. Los hábitos de la efectividad personal
      y organizacional.
    • 3.1 Primer hábito: Sea proactivo.
    • 3.2 Segundo hábito: Empiece con un fin en
      mente.
    • 3.3 Tercer hábito: Establezca primero lo
      primero.
    • 3.4. Cuarto hábito: Piense en ganar /
      ganar.
    • 3.5 Quinto hábito: Procure primero comprender
      y después ser comprendido.
    • 3.6 Sexto hábito: Sinergice.
    • 3.7 Séptimo hábito: Afile la
      sierra.
    • 4°. La sinergia de
      los hábitos de la efectividad personal y
      organizacional.
    • 5°. La inteligencia
      emocional: Una necesidad y una esperanza.
    • 6°. Los problemas
      existenciales del mundo contemporáneo.
    • 7°. ¿Qué es la inteligencia
      emocional?
    • 8°. La efectividad personal y organizacional y la
      inteligencia
      emocional.
    • 9°. Las personas y los líderes centrados
      en principios.
    • 10°. Reflexiones finales.
    • Bibliografía básica.

     

     

    Presentación.

    Con el propósito de contribuir con la
    difusión de la propuesta de efectividad personal y
    organizacional de Stephen R. Covey, que a todas luces es de
    capital
    importancia para impulsar el desarrollo de
    las personas y organizaciones en
    un escenario mundial de intensos cambios, crecientes
    desafíos y exigencias de mayor competitividad, desarrollo en
    este trabajo algunos de sus conceptos más importantes.
    Asimismo, presento algunas ideas acerca del nuevo concepto de
    inteligencia emocional y la importancia que tiene para el
    desarrollo del individuo y las organizaciones,
    de acuerdo a los estudios de Daniel Goleman. Entre Covey, con su
    visión administrativa, y Goleman, con su visión
    psicológica, introduzco algunas ideas generales sobre
    Viktor E. Frankl, con su visión filosófica, sobre
    los problemas
    existenciales del mundo contemporáneo.

    A pesar de que Stephen R. Covey y Daniel Goleman son
    autores muy conocidos en los Estados Unidos,
    su país de origen, así como en muchas partes del
    mundo, en nuestro medio realmente no lo son. Pienso, entonces,
    que la oportunidad es propicia para conocer sus ideas, primero,
    así como valorar la posibilidad de aplicarlas,
    después.

    1°. ¿Quién es Stephen R.
    Covey?

    Una década atrás Stephen R. Covey, el
    denominado Sócrates
    americano, escribió: Los 7 hábitos de la gente
    altamente efectiva
    (1989), convirtiéndose su libro en un
    extraordinario éxito
    de ventas en su
    país, primero, y en el resto del mundo,
    después.

    A la fecha este excepcional libro se ha
    traducido a más de veinticinco idiomas, se ha editado en
    un número mayor a los doce millones de ejemplares y su
    estudio se multiplica cada día más. En idioma
    castellano este
    libro fue editado en 1990 por la Editorial Paidós
    Ibérica S.A. con el nombre de: Los 7 hábitos de
    la gente altamente efectiva. La revolución
    ética
    en la vida cotidiana y en la empresa
    .

    Después de este gran éxito editorial,
    Covey ha continuado su carrera de escritor, escribiendo las
    obras: El liderazgo
    centrado en principios
    (1990); Meditaciones diarias para
    la gente altamente efectiva
    (1994); Primero lo primero
    (1994), escrito con la colaboración de A. Roger Merrill y
    Rebecca R. Merrill; Los 7 hábitos de las familias
    altamente
    efectivas (1998); The Nature of Leadership
    (1999), escrito con la participación de A. Roger Merril y
    Dewitt Jones; y Living the 7 habits: Story of Courage and
    Inspirations
    (1999), éstos dos últimos libros
    todavía sin traducir a nuestro idioma.

    Stephen R. Covey, BA por la Universidad de
    Utah, MBA por la Universidad de
    Harvard y Ph.D por la
    Bringham Young University, ha sido considerado por la prestigiosa
    revista
    Time como uno de los veinticinco estadounidense más
    influyentes de su país. El doctor Covey también se
    ha hecho merecedor a numerosos premios por la excelencia de su
    contribución al desarrollo de las personas y
    organizaciones.

    Actualmente el doctor Covey lidera la Franklin Covey
    Company, importante firma que realiza, entre otras actividades,
    estudios y aplicaciones sobre Liderazgo
    Centrado en Principios en las organizaciones e instituciones
    más importantes del mundo. Su portafolio de clientes incluye
    82 de las 100 Fortune y más de dos tercios de las
    500 Fortune, miles de medianas y pequeñas empresas y
    entidades gubernamentales y muchos miles más de familias y
    personas en todo el mundo.

    Los productos y
    servicios
    Covey se encuentran disponibles en más de veintiocho
    idiomas, y sus productos de
    planeación son utilizados por mas de 15
    millones de personas. La
    organización Franklin Covey tiene una red mundial de oficinas y
    tiendas; cuenta con una Sede Central ubicada en Salt Lake, Utah
    (USA), y más de cien representaciones dispersas en los
    Estados Unidos
    de Norteamérica, Europa, Asia, América
    Latina, Oceanía y
    Africa.

    Stephen R. Covey propone en su consagrada obra: Los 7
    hábitos de la gente altamente efectiva
    , una renovada
    filosofía de vida sustentada en la comprensión y
    aplicación de los siete hábitos de efectividad
    personal y organizacional. Tales hábitos –síntesis
    de su estudio magistral sobre la cultura del
    éxito en doscientos años en los Estados Unidos- son
    los siguientes: 1. Sea proactivo; 2. Empiece con un fin en mente;
    3. Establezca primero lo primero; 4. Piense en ganar / ganar; 5.
    Procure primero comprender y después ser comprendido; 6.
    Sinergice; y 7. Afile la sierra.

    La pregunta que seguramente muchos podemos hacernos, es
    la siguiente: ¿Por qué el primer libro de Stephen
    R. Covey –Los 7 hábitos de la gente altamente
    efectiva
    – ha causado sensación en todo el
    mundo?

    Me arriesgaré a señalar tres razones para
    intentar explicar este singular éxito editorial, el mismo
    que, a su vez, ha originado un extraordinario éxito
    empresarial reflejado en Franklin Covey Company.

    Primero, porque el libro en mención se encuentra
    muy sólidamente fundamentado en los estudios que realizara
    Stephen R. Covey sobre las ideas escritas sobre el éxito
    en los últimos doscientos años en su país de
    origen. En efecto, el propio autor señala que su estudio
    sobre la literatura del éxito
    comprende los millares de escritos realizados desde 1776 en su
    país. Este extraordinario conocimiento
    no constituiría sino la esencia de la sabiduría de
    un pueblo democrático sobre el arte de vivir
    basándose en principios.

    Segundo, porque las ideas de Stephen R. Covey son
    sumamente didácticas y enriquecedoras para todo aquel que
    sea capaz de responder al desafío personal que le plantea
    su propia superación. Sobre la base del importante
    concepto de
    principios sustenta la arquitectura de
    los siete hábitos de las personas altamente efectivas. Sin
    perder profundidad conceptual, Covey plantea todo un programa de
    desarrollo aplicable a individuos, familias, grupos y
    organizaciones de todo tipo.

    Tercero, porque el libro de Stephen R. Covey llega a la
    comunidad en
    el tiempo preciso
    para ser valorado, asimilado y explotado. Es indudable que existe
    en las personas una necesidad de encontrar un sentido a sus
    propias vidas, así como también es innegable que
    las ideas de Covey se trasforman en las manos de cada cual en
    poderosas herramientas
    de modelamiento de la propia vida.

    Stephen R. Covey ha iluminado en nuestra época la
    necesidad de comprensión sobre el camino de desarrollo
    personal y organizacional. Corresponde ahora a cada individuo
    y organización recorrer el fatigoso y largo
    camino que conduce a la propia superación. Cada cual
    iluminará su vida con una mayor comprensión y
    superación en sus propias circunstancias. Ese es el reto
    que a cada uno de nosotros nos toca responder con la calidad de
    nuestras decisiones y acciones.

    2°. Fundamentos de la efectividad personal y
    organizacional.

    Las cinco columnas que sostienen la estructura
    conceptual del pensamiento de
    Stephen R. Covey, son las siguientes: 1. Paradigmas; 2.
    Principios; 3. Proceso de
    adentro hacia fuera; 4. Hábitos de efectividad; y 5.
    Niveles de efectividad. Conviene al llegar a este punto explicar
    someramente cada uno de estos conceptos para entender los
    hábitos de la efectividad personal y
    organizacional.

    2.1 Paradigmas.

    De acuerdo con Covey, los paradigmas son los modos en
    que las personas ven el mundo, en el sentido de percepción, comprensión o
    interpretación. Otro modo de entender los paradigmas es la
    idea de que son teorías, explicaciones, modelos o
    supuestos que son útiles para explicar la realidad. Los
    paradigmas no serían sino mapas de nuestras
    mentes y corazones que dan origen a nuestras actitudes y
    conductas y, en última instancia, a resultados.

    La psicología tiene tres
    paradigmas importantes para entender el psiquismo y comportamiento
    humanos. Un paradigma -o
    fuerza
    psicológica- es el psicoanálisis de Sigmund Freud;
    otro es el conductismo de
    John B. Watson; y, por último, el humanismo de
    Abraham H. Maslow. Desde
    luego que cada uno de estos paradigmas o fuerzas
    psicológicas se han dividido en muchísimas otras,
    pero este tema no constituye propiamente un motivo central de
    esta exposición.

    En administración también podemos
    encontrar pensamientos administrativos paradigmáticos. En
    el siglo XVIII aparecieron las ideas de Adam Smith; en
    el siglo XIX las ideas de Charles Babbage; en los inicios del
    siglo XX las ideas de Frederick W. Taylor; y,
    finalmente, en las postrimerías de este siglo las ideas de
    W. Edwards Deming.

    2.2 Principios.

    Los principios -siempre en la visión de Covey-
    son leyes naturales
    en la dimensión humana que gobiernan la efectividad y que
    no pueden quebrantarse. Estos principios representan verdades
    profundas, fundamentales, duraderas, universales y permanentes
    que han sido reconocidas por todas las civilizaciones importantes
    a través del tiempo.

    Si los paradigmas son el mapa, pues los principios son
    el territorio. Uno de los principios más importantes es la
    ley de la cosecha. Bastaría para comprenderlo
    preguntarnos lo siguiente: ¿Podemos cosechar aquello que
    no hemos sembrado con nuestro propio esfuerzo? Algunos otros
    principios son los siguientes: Calidad, cambio,
    desarrollo, dignidad humana, educación,
    integridad, rectitud, servicio,
    potencial y proceso.

    2.3 Proceso de adentro hacia fuera.

    Conforme a Covey, el proceso de cambio y
    desarrollo
    personal siempre se produce de adentro hacia fuera, y se
    sustenta en los principios, la persona humana
    (carácter,
    paradigmas y motivaciones) y los hábitos de la
    efectividad. Esto quiere decir que los programas de
    cambio y desarrollo personal para poder ser
    realmente efectivos tienen antes que ser asimilados internamente
    por la persona
    traspasando las resistencias
    internas y las barreras externas.

    2.4 Hábitos de efectividad.

    Los hábitos de la efectividad personal y
    organizacional constituyen un nuevo paradigma
    propuesto por Stephen R. Covey, sustentados en siete
    hábitos reconocidos por nuestro autor en su original y
    productivo estudio acerca de la literatura del éxito
    en su país durante el período 1776 –
    1976.

    Los hábitos no serían sino la resultante
    de la intersección de tres elementos: 1. Conocimiento,
    responde al qué hacer y por qué; 2. Capacidad,
    responde al cómo hacer; y 3. Deseo, responde al querer
    hacer o motivación. Estos tres elementos son
    requeridos para convertir algo en un hábito en nuestras
    vidas.

    Veamos, a título de ilustración, el hábito de la lectura a
    través de estos tres elementos: 1. ¿Qué debo
    leer y por qué debo leer?; 2. ¿Cómo debo
    leer?; 3. ¿Deseo leer? Si una determinada persona carece
    del hábito de la lectura,
    resulta indudable que uno o más de estos elementos no
    están en la intersección. A propósito del
    hábito de la lectura,
    recientes estadísticas oficiales informan, por
    ejemplo, que el Perú sólo supera en índice
    de lectoría en América
    Latina a Haití. Como contrapeso de esta situación
    podemos decir que el hábito de ver la
    televisión está reemplazando al hábito
    de la lectura.
    Lastima, sí, que la televisión
    peruana no ofrezca todavía todas las posibilidades
    educativas que debiera poner al servicio de su
    propia comunidad.

    La clave de la efectividad es la relación entre
    la producción y la capacidad de producción. Covey ilustra muy bien esta
    relación narrando la fábula de Esopo de la gallina
    de los huevos de oro. Cuenta el fabulista que en cierta
    ocasión un granjero tuvo la dicha de encontrarse con una
    gallina que ponía cada día un huevo de oro. No
    dando crédito
    a lo que sus sentidos percibían, el desconfiado granjero
    hizo verificar por otras personas el huevo. Y en efecto, pudo
    realmente comprobar que el huevo era de oro. Por cierto que
    nuestro granjero enriqueció notablemente, pues cada
    día que pasaba la gallina le ponía un huevo de oro.
    No pasó mucho tiempo antes de que sus ambiciones
    desmedidas le hicieran pensar que era mejor dar muerte a la
    gallina para tener de una vez todos los huevos de oro. En efecto,
    sin pensarlo más decidió matar a la gallina de los
    huevos de oro. Mas al darle muerte y
    abrirla comprobó para su desesperación que en su
    interior no había ningún huevo de oro. Había
    matado sin pensar en las consecuencias a la gallina de los huevos
    de oro. Así, pues, el huevo de oro de cada día de
    la gallina representa la producción, así como la
    gallina representa la capacidad de producción.

    Los siete hábitos encarnan principios esenciales
    arraigados en nuestra conciencia
    moral y en
    nuestro sentido común. Los hábitos de la
    efectividad, son los siguientes: 1. Sea proactivo -hábito
    de la responsabilidad-; 2. Empiece con un fin en mente
    -hábito del liderazgo personal-; 3. Establezca primero lo
    primero -hábito de la
    administración personal-; 4. Piense en ganar / ganar
    -hábito del beneficio mutuo-; 5. Procure primero
    comprender y después ser comprendido -hábito de
    la
    comunicación efectiva-; 6. Sinergice -hábito de
    la interdependencia-; y 7. Afile la sierra -habito de la mejora
    continua-.

    2.5 Niveles de efectividad.

    Estos niveles de efectividad, siempre en la
    visión de Covey, son los siguientes: 1. Efectividad
    personal; 2. Efectividad interpersonal; 3.Efectividad gerencial;
    y 4. Efectividad organizacional. Veamos muy brevemente cada uno
    de estos niveles de efectividad:

    1. La efectividad personal, basada en el principio de
    la confiabilidad, constituye la relación conmigo
    mismo;

    2. La efectividad interpersonal, sustentada en el
    principio de confianza, son mis relaciones e interacciones con
    los demás;

    3. La efectividad gerencial, sostenida en el
    principio del facultamiento, es la responsabilidad de hacer que otros lleven a cabo
    determinada tarea con un claro sentido de responsabilidad y
    compromiso; y

    4. La efectividad organizacional, soportada en el
    principio de alineamiento, es la necesidad de organizar a las
    personas en armonía con las líneas maestras de la
    organización.

    3°. Los hábitos de la efectividad
    personal y organizacional.

    3.1 Primer habito: Sea proactivo.

    Este hábito de efectividad representa la
    posibilidad de asumir nuevos desafíos en un ambiente de
    libertad
    individual y responsabilidad
    social de la persona humana. Este es el hábito de la
    conciencia y
    conducta de
    responsabilidad, el que resulta determinante en cada persona para
    comprender sus realizaciones y frustraciones, sus retos y sus
    respuestas, sus ambiciones y sus logros.

    Es muy importante entender que entre los
    estímulos, procedentes del ambiente
    externo e interno, y las respuestas, manifestadas en conductas
    observables o no, existe la libertad
    interior de decidir. Esta es evidentemente una postura no
    determinista, tal como el propio Viktor E. Frankl la
    señalara al considerarla la última de las
    libertades humanas. Al hombre se le
    puede despojar de todo salvo la de elegir sus valores de
    actitud frente
    a las circunstancias de su propia vida. Una lección
    magistral de libertad interior de elegir la dio el propio Frankl
    a raíz de su dolorosa experiencia durante sus años
    de confinamiento (1942 – 1945) en cuatro campos de
    concentración nazi. Su extraordinario libro: Un
    psicólogo en un campo de concentración
    (1946),
    publicado después con el título de: El hombre en
    busca de sentido
    , siempre perdurará como uno de los
    más valiosos legados de valor y
    esperanza humanas en las condiciones más difíciles
    de soportar para un ser humano.

    Algunos ejemplos ilustrativos sobre lo que constituye
    el hábito de la responsabilidad, son los
    siguientes:

    • Valore positivamente la proactividad porque su
      práctica cotidiana le significará también
      mayor libertad personal.
    • Sienta, piense y actúe reconociendo que su
      familia es
      su responsabilidad más importante.
    • Acepte nuevos retos que lo desafíen a
      cuestionar y romper su precaria seguridad
      para desarrollarse cada vez más.
    • Supere con decisión y valor las
      barreras internas y externas que le impiden actuar en forma
      proactiva.
    • Anticípese al futuro diseñando con
      creatividad
      y oportunidad acciones
      preventivas.
    • Actúe con suma responsabilidad en su trabajo
      como un camino inteligente para progresar.
    • Reafirme día a día la responsabilidad
      que tiene sobre su propia vida.

    3.2 Segundo hábito: Empiece con un fin en
    mente.

    Este hábito de efectividad refleja el liderazgo
    personal y satisface plenamente la necesidad de encontrar un
    sentido a la propia existencia. Este es el hábito de la
    primera creación o creación mental, el que resulta
    esencial en cada persona para comprender el cumplimiento de su
    misión
    existencial.

    Las observaciones y estudios realizados acerca de la
    visión de futuro revelan que esta es en verdad
    extraordinaria y, tal como lo considera Stephen R. Covey, el
    poder de una
    visión de futuro es increíble. La literatura
    mundial abunda en casos que demuestran la manera en que la
    visión de futuro posibilita el cumplimiento de los propios
    objetivos.
    Viktor E. Frankl lo demostró personalmente, así
    como en los casos de aquellos otros individuos enfrentados a
    situaciones límites en
    los campos de concentración nazi. Benjamin Singer
    también comprobó el caso de niños
    escolares que tenían una imagen de roles
    centrados en el futuro y su influencia para su desarrollo. Andrew
    Campbell y Laura L. Nash estudiaron la influencia del sentido de
    misión
    para el caso de las organizaciones y equipos. Por último,
    Fred Polak estudió, para el caso de las civilizaciones, la
    influencia de la visión colectiva de futuro.

    Algunos ejemplos ilustrativos sobre lo que es el
    hábito del liderazgo personal, son los
    siguientes:

    • Decida y actúe iluminándose con su
      propia visión de futuro.
    • Dirija su vida previendo su derrotero
      futuro.
    • Contraste sus decisiones y acciones con su
      misión personal y realice los ajustes que
      correspondan.
    • Acepte que su vida tiene un sentido . . . pero
      reconozca también que es usted quien tiene que
      descubrirlo.
    • Identifique los principios y valores que
      orientan su propia vida.
    • Determine el sentido de su vida y comprométase
      con el mismo.
    • Lidere su vida trazando el rumbo que recorrerá
      hoy y mañana.

    3.3 Tercer hábito: Establezca primero lo
    primero.

    Este hábito de efectividad interpreta la idea de
    la administración personal, y su
    aplicación inteligente posibilita que las personas puedan
    encontrar la diferencia entre lo importante y lo urgente para ser
    más efectivas. Este es el hábito de la segunda
    creación o creación física, el que
    resulta básico para comprender la calidad de las
    decisiones y acciones en el día a día.

    Existen varias generaciones de aplicaciones inteligentes
    respecto a la administración del tiempo, cada una de las
    cuales ha logrado un avance sustantivo con respecto a la
    anterior: Desde la primera, basada en las notas y listas de
    tareas; pasando por la segunda, apoyada en las agendas; hasta la
    tercera, fundamentada en la administración del tiempo.
    Stephen R. Covey ha propuesto una cuarta que encuentra su
    sustento en la matriz de
    administración personal, en la que cada actividad puede
    ser clasificada según dos criterios: 1) Urgencia, aquellas
    actividades que requieren una acción inmediata; y 2)
    Importancia, aquellas actividades que tienen que ver con los
    resultados. Así, cada actividad es susceptible de
    clasificarse en los siguientes cuadrantes: 1) Urgente e
    importante: Administración por crisis; 2) No
    urgente e importante: Administración proactiva; 3) Urgente
    y no importante: Administración reactiva; y 4) No urgente
    y no importante: Administración inefectiva. Resulta obvio
    que es el segundo cuadrante el que resulta clave para el logro de
    la efectividad.

    Algunos ejemplos ilustrativos sobre el hábito
    de la administración personal
    , son los
    siguientes:

    • Defina en forma prioritaria los objetivos y
      metas que deberá alcanzar en el corto, mediano y largo
      plazo.
    • Decida sobre aquello que no es urgente pero sí
      importante en su vida . . . y determine actuar en
      consecuencia.
    • Precise sus roles y objetivos, esfuércese por
      cumplirlos . . . y renuévelos.
    • Establezca un modelo de
      conducta que
      le permita ser plenamente interdependiente.
    • Efectivice sus resultados definiendo previamente la
      jerarquía de sus obligaciones.
    • Trabaje y comprométase diariamente sobre su
      victoria privada.
    • Practique a diario el uso de su planificador (agenda)
      para marcar día a día la diferencia.

    3.4 Cuarto habito: Piense en ganar /
    ganar.

    Este hábito de efectividad ejemplifica el
    beneficio mutuo y ayuda poderosamente a encontrar el equilibrio en
    las relaciones
    humanas con un sentido de bien común y equidad. Este
    es el hábito que posibilita el logro de satisfacciones
    compartidas entre todas aquellas personas que participan en un
    proceso de negociación.

    Este hábito comprende el estudio de seis
    paradigmas de interacción humana: 1) ganar / ganar; 2)
    gano / pierdes; 3) pierdo / ganas; 4) pierdo / pierdes; 5) Gano;
    y 6) ganar / ganar o no hay trato. Cada uno de estos paradigmas
    es un modelo de
    relaciones
    humanas que conlleva determinados objetivos y logros; sin
    embargo, el primer modelo de los nombrados en una realidad
    interdependiente es el único viable. Este primer modelo
    representa beneficios mutuamente satisfactorios, además de
    que supone aprendizaje
    recíproco e influencia mutua. La historia de los conflictos en
    todos los ámbitos psicológicos y sociales refleja
    la ausencia de esta comprensión, primero, y la
    práctica desafortunada de las negociaciones,
    después. Los procesos de
    negociación colectiva llevados en forma
    periódica entre representaciones empresariales y
    sindicales reflejan, en la mayoría de las realidades
    empresariales latinoamericanas, un modelo basado en el paradigma
    gano / pierdes, el mismo que a la postre se convierte en un
    paradigma pierdo / pierdes.

    Algunos ejemplos ilustrativos sobre el hábito
    del beneficio mutuo
    , son los siguientes:

    • Piense que si trata al otro como a usted mismo le
      gustaría ser tratado, estaría sembrando la
      semilla del ganar / ganar.
    • Acepte el hecho de que tanto usted como los
      demás pueden y deben resultar beneficiados en una
      negociación.
    • Negocie actuando con integridad, madurez y mentalidad
      de abundancia.
    • Decida aquello que favorezca el bien común y
      la equidad.
    • Actúe pensando en que todos deben
      beneficiarse.
    • Cultive una filosofía de vida ganar / ganar en
      la vida familiar, laboral y
      social.
    • Estimule la inteligencia del equipo de trabajo
      aportando una filosofía y conducta sustentada en ganar /
      ganar.

    3.5 Quinto hábito: Procure primero
    comprender y después
    ser comprendido.

    Este hábito de efectividad describe la comunicación efectiva y conviene aplicarlo
    a los efectos de desarrollar los beneficios de la inteligencia
    emocional y obtener un clima social de
    respeto y
    convivencia armoniosa. Este es el hábito que sustenta la
    necesidad de comprender con empatía al otro para
    después ser comprendido y poder edificar relaciones
    interpersonales más constructivas.

    Destaca muy especialmente en este hábito la
    importancia de la escucha empática en el proceso de
    la
    comunicación humana. Si bien todos los hábitos
    de la efectividad se encuentran muy relacionados con la
    inteligencia emocional, este hábito lo está en un
    grado mayor por sus propias connotaciones emocionales. Se ha
    comprobado a través de diversos estudios que la escucha
    activa resulta para el supervisor una aptitud crítica para
    obtener el éxito en su gestión. Esta escucha es con la
    intención sincera de comprender profunda y realmente a la
    otra persona. Puede recordarse aquí que la antigua
    filosofía griega reconoce el ethos, fundamento del
    carácter e integridad; el pathos, base de la
    empatía y el sentimiento; y el logos, sustento de
    la lógica
    y la razón.

    Algunos ejemplos ilustrativos sobre el hábito
    de la comunicación empática
    , son los
    siguientes:

    • Aprenda mentalmente a ponerse en los zapatos del
      otro
      para empezar a comprenderlo.
    • Pregúntese si la calidad de su
      comunicación con las personas aporta el respeto
      necesario y posibilita una convivencia armoniosa.
    • Reconozca que para comprender al otro deberá
      aprender a escucharlo . . . con la mente abierta.
    • Entienda al otro para comunicarse, primero, y
      encontrar juntos una solución efectiva,
      después.
    • Compórtese con la necesaria firmeza y seguridad
      frente a los demás para ser escuchado.
    • Realice depósitos constantes y positivos en la
      cuenta bancaria emocional de los demás.
    • Aprenda a establecer una comunicación
      empática escuchando y dejándose
      escuchar.

    3.6 Sexto hábito: Sinergice.

    Este hábito de efectividad implica la
    interdependencia y es el producto
    social de individuos, familias, equipos de
    trabajo y organizaciones bien integradas, productivas y
    creativas. Este es el hábito que fundamenta los logros
    sinérgicos del trabajo en
    equipo, vale decir de aquellos equipos en los que el
    resultado del colectivo es mayor que la simple suma de sus
    integrantes. También podría afirmarse que el
    cociente intelectual del equipo es mayor que el promedio del
    cociente intelectual de aquellos que participan en su
    composición.

    La sinergia es un
    producto
    resultante de la calidad de las relaciones internas y externas de
    calidad singular. Así, la sinergia intrapersonal es
    consecuencia de la práctica de los tres primeros
    hábitos que propician la victoria privada o
    maestría personal; en tanto que la sinergia interpersonal
    es el resultado de la práctica de los tres segundos
    hábitos que generan la victoria pública o
    maestría interpersonal. Otra manera de enfocar la sinergia
    interpersonal es considerarla como un producto de la mentalidad
    de abundancia, la cuenta bancaria emocional y el esfuerzo por
    procurar primero comprender. Un ejemplo notable de sinergia son
    los círculos de calidad comprometidos, productivos y
    creativos.

    Algunos ejemplos ilustrativos sobre el hábito
    de la interdependencia
    , son los siguientes:

    • Sinergice actuando con proactividad, competitividad y creatividad
      en su equipo de trabajo.
    • Seleccione la tercera idea superior en los
      grupos humanos
      en los que participe.
    • Alcance nuevos logros y propicie la innovación en su propia familia.
    • Supérese a sí mismo para desarrollar
      cada una de las dimensiones de su personalidad
      y lograr una mayor sinergia interna.
    • Actúe proactivamente para ayudar a la
      formación de un equipo de trabajo bien integrado y
      productivo.
    • Acepte la diversidad como una fortaleza del equipo de
      trabajo que se necesita explotar con inteligencia, creatividad
      y sensibilidad.
    • Intégrese a un equipo de trabajo sumando y
      multiplicando esfuerzos para alcanzar los objetivos del
      grupo en
      forma sinérgica.

    3.7 Séptimo hábito: Afile la
    sierra.

    Este hábito de efectividad interpreta la mejora
    continua y ofrece un horizonte de superación personal en
    todas y cada una de las áreas de nuestra personalidad.
    Este es el hábito que permite entender el mejoramiento
    personal en las dimensiones física, mental,
    socio-emocional y espiritual.

    Stephen R. Covey denomina a este hábito afilar
    la sierra
    por aquella historia que relata acerca
    de un leñador que se encuentra en pleno bosque tratando
    con mucho afán de derribar árboles
    con su hacha. Sin embargo, no le pasa por sus mientes que su
    hacha también requiere ser afilada cada cierto tiempo para
    que recupere su filo y pueda seguir brindando un buen servicio.
    Pues eso es precisamente lo que acontece con las personas cuando
    no son capaces de hacer un alto en el camino de su vida para
    recuperar nuevas energías con el descanso reparador, la
    lectura de estudio, la ayuda solidaria al prójimo o la
    meditación. Las personas requerimos renovación en
    todas y cada una las dimensiones de nuestra personalidad:
    física, mental, socio-emocional y espiritual. En cualquier
    caso, la falta de una apropiada renovación en estas
    dimensiones puede tener un elevado muy costo para las
    personas.

    Algunos ejemplos ilustrativos sobre el hábito
    de la mejora continua
    , son los siguientes:

    • Descanse plácidamente las horas que necesita
      para reponer sus energías físicas y
      mentales.
    • Lea, estudie y reflexione . . . todavía sigue
      siendo una de las maneras más inteligentes de
      informarse, educarse y cultivarse.
    • Mejore todo lo que realiza, siempre existirá
      la posibilidad de mejorar.
    • Aliméntese en forma nutritiva y sana para
      estar siempre en buena forma.
    • Desarrolle su carácter expresando en su
      conducta principios y valores positivos.
    • Ofrézcase a sí mismo la posibilidad de
      renovarse en todos las dimensiones de su
      personalidad.
    • Cultive una vocación de servicio sirviendo a
      los demás con amor.

    4°. La sinergia de los hábitos de la
    efectividad personal y organizacional.

    Stephen R. Covey establece muy claramente que los
    hábitos de la efectividad personal y organizacional deben
    ser aplicados en forma integral, interrelacionada y secuencial.
    Los siete hábitos de la efectividad personal y
    organizacional deben ser aplicados en forma integral para
    propiciar precisamente su sinergia. Los hábitos
    también se encuentran entre sí interrelacionados,
    lo que también favorece su sinergia interna. La secuencia
    de los hábitos establece, primero, el logro de la victoria
    privada, básicamente por la práctica de los tres
    primeros hábitos de la efectividad; y, después, la
    victoria pública, fundamentalmente por la práctica
    de los tres segundos hábitos. El séptimo
    hábito debe practicarse en todo momento por cuanto ayuda a
    mejorar sustantivamente todas las dimensiones de la
    personalidad: física, mental, socio-emocional y
    espiritual. La clave de la efectividad de los siete
    hábitos reside precisamente en su aplicación
    integrada, interrelacionada y secuencial.

    Los siete hábitos de la efectividad constituyen
    un nuevo paradigma de desarrollo que establece un difícil
    desafío personal y organizacional. No se trata, pues, de
    una simple receta sino de incorporar en la propia personalidad
    nuevos hábitos que propicien el desarrollo en todas y cada
    una de las dimensiones de la
    personalidad. Aquí también puede comprenderse
    el fenómeno de la resistencia al
    cambio por diversas motivaciones y consideraciones. Puede
    observarse, por ejemplo, lo difícil que puede resultarle a
    una persona que carece del hábito de la lectura adquirirla
    este hábito durante la edad adulta. Es dramático
    comprobar que al lado del analfabetismo
    absoluto -personas que no son inteligentes en la lectura y
    escritura– se
    encuentra el analfabetismo
    funcional. Este analfabetismo funcional se produce cuando las
    personas aprenden a leer y escribir pero por la falta de
    hábitos educativos desaprenden estas habilidades
    culturales adquiridas. Puede también comprobar en su vida
    lo difícil que es adquirir nuevos hábitos si trata
    de adquirir el hábito de los ejercicios físicos
    diarios. Se trata entonces de vencerse a uno mismo para adquirir
    nuevos hábitos de vida saludables que reemplacen
    hábitos antiguos e insalubres. Es cierto que no es una
    tarea imposible pero si exigente al máximo, sobretodo
    cuando la autodisciplina no se encuentra toda lo fortalecida que
    se requiere.

    5°. La inteligencia emocional: Una necesidad y
    una esperanza.

    Inteligencia emocional es un nombre nuevo para una
    realidad antigua en la psicología. Este
    término aparece en la literatura psicológica
    recién en el año 1990, en un escrito de los
    psicólogos americanos Peter Salovey y John Mayer. Sin
    embargo, fue recién con la publicación del libro
    La Inteligencia Emocional (1995) de Daniel Goleman que el
    concepto se difundió rápidamente e hizo fortuna. A
    este interesante libro pronto le siguió otro, del mismo
    Goleman, con el nombre de La inteligencia emocional en la
    empresa
    (1998).

    Sin dejar de reconocer la importancia que tiene el
    cociente intelectual -C.I.- y la pericia para el logro de los
    objetivos de desarrollo en la empresa,
    Daniel Goleman, el principal estudioso y divulgador del concepto
    de inteligencia emocional, ha señalado que el éxito
    en la empresa
    obedecería nada menos que en un 80 por ciento a este
    importantísimo factor.

    ¿Por qué el tema de la inteligencia
    emocional ha capturado la atención de los medios
    científicos, académicos, empresariales, de
    comunicación y sociales en todo el mundo? Pueden haber
    varias razones que expliquen este fenómeno, pero me
    atrevería a señalar que la principal es la
    dramática comprobación a diario de los
    gravísimos problemas
    sociales y humanos que se viven en todo momento en el mundo.
    La inteligencia emocional en este escenario cotidiano de
    desencuentros y angustias no representaría sino una
    necesidad de reencontrarnos con nosotros mismos y los
    demás, además de una esperanza viva para la
    humanidad.

    6°. Los problemas existenciales del mundo
    contemporáneo.

    Viktor E. Frankl (1905 – 1997), el notable médico
    psiquiatra y neurólogo austriaco, fundador de la tercera
    escuela vienesa
    de psicoterapia, reflexionaba sobre los graves problemas
    existenciales y los males sociales de la época
    contemporánea en varios de sus extraordinarios libros y
    planteaba como una respuesta a los mismos la logoterapia y el
    análisis existencial.

    Los principios en los que se basa la logoterapia, de
    acuerdo a Joseph Fabry, uno de discípulos más
    conspicuos de Frankl, son los siguientes:

    1. La vida tiene sentido en cualquier
      circunstancia;
    2. El hombre es dueño de una voluntad de sentido,
      y se siente frustrado o vacío cuando deja de ejercerla;
      y
    3. El hombre es libre, dentro de sus obvias
      manifestaciones, para consumar el sentido de su
      existencia.

    Viktor E. Frankl explicó también la
    neurosis
    colectiva que caracteriza a las sociedades
    enfermas. Los cuatro síntomas de estas sociedades
    enfermas, serían los siguientes:

    1. El fatalismo, es decir la creencia de que existe un
      destino inexorable que encierra al ser humano en los
      límites de un determinismo del que no es posible
      escapar. Esta mentalidad fatalista es uno de los rasgos
      psicosociales de la cultura de
      la pobreza en
      Latinoamérica y en todo el
      mundo.
    2. El fanatismo o el reduccionismo en creencias, valores
      y comportamientos que alejan al ser humano de su racionalidad y
      lo impulsan a la exclusión, los prejuicios y el
      autoritarismo. Se manifiesta en la política, la
      religión, la cultura, el deporte y en muchos de los
      ismos segregacionistas de la época actual.
    3. La masificación o la pérdida del
      sentido de la individualidad que convierte al hombre libre en
      un hombre masa. Los totalitarismos de cualquier signo
      político engendran este tipo de personalidad
      básica.
    4. La existencia provisional por la inseguridad
      que permite que el horizonte de vida del hombre se reduzca al
      momento presente y olvide el valor que tiene la acción
      presente para la realización de un futuro con esperanza
      y desarrollo. Es una respuesta a la falta de esperanza y
      sentido de vida.

    Frankl también comprendió los males de
    nuestra época contemporánea, y los clasificó
    en tres grupos:

    1. La depresión, una de las enfermedades
      psiquiátricas de mayor gravedad, que tiene incidencia y
      prevalencia mundial en constante aumento. Se manifiesta
      también bajo la forma de desaliento, desánimo y
      desesperanza en la vida y por la vida.
    2. Las adicciones, que
      en los últimos años no solamente se han agravado
      sino que inclusive han aparecido nuevas formas con el
      desarrollo tecnológico. Es un problema mundial que tiene
      hondas y dramáticas repercusiones psicológicas,
      sociales, culturales, legales, económicas y políticas.
    3. La agresión, manifestada en todo momento y en
      todos los confines del planeta. Aparece revestida bajo la forma
      de conflictos
      de pareja, abandono familiar, paternidad no responsable,
      pobreza
      extrema, explotación de niños y mujeres para la
      prostitución, pandillas infantiles y
      juveniles, delincuencia
      criminal, tráfico de drogas,
      guerrillas, terrorismo,
      revueltas sociales y protestas, terrorismo,
      torturas y muchas otras formas más de violencia.

    Una comunicación personal de la maestra Leticia
    Ascencio de García, Directora General de la Sociedad Mexicana
    de Análisis Existencial y Logoterapia, nos
    informa: "Aquí en México la
    logoterapia responde a un anhelo de esperanza que los mexicanos
    sentimos ante un país que día a día vive en
    más inseguridad y
    al que el derrumbe de tradiciones está afectando como a
    muchos pueblos del mundo".

    Y qué es lo que podríamos decir cada uno
    de nosotros acerca del estado de
    cosas en nuestro país. Acaso bastaría observar
    sólo un día de programación de la
    televisión nacional para ver en la pantalla reflejada
    nuestra propia miseria no solo material sino también
    moral y
    espiritual.

    Afortunadamente existen esperanzas bien fundadas, hay
    fuerzas vivas de la sociedad que con
    pocos recursos y en
    silenciosa pero fecunda y comprometida acción luchan por
    vencer el avance degradante de la cultura de muerte y su miseria
    moral y espiritual que día a día tratan de
    vendernos sus mercaderes.

    El mensaje de Viktor E. Frankl, sintetizado en sus
    bellas palabras: A pesar de todo, sí a la vida, es
    realmente esperanzador para un mundo en el que grandes masas de
    personas pierden la fe en su propia vida y en la vida.

    El desafío para todos nosotros, recogiendo el
    esperanzador mensaje frankliano, es aprender a vivir cada
    día plenos de sentido o, lo que es lo mismo, plenos de
    humanidad por la riqueza de nuestros principios y
    valores.

    7°. ¿Qué es la inteligencia
    emocional?

    Después de comprender por qué es
    importante un tema como el de la inteligencia emocional en
    nuestro mundo actual, es necesario definirlo y saber un poco
    más acerca de su estructura y
    dinámica psicológicas y
    sociales.

    Daniel Goleman acerca del término emoción
    ha escrito, en La inteligencia emocional (1995), lo
    siguiente: "Utilizo el término emoción para
    referirme a un sentimiento y sus pensamientos característicos, a estados
    psicológicos y biológicos y a una variedad de
    tendencias a actuar. Existen cientos de emociones, junto
    con sus combinaciones, variables,
    mutaciones y matices. En efecto, existen en la emoción
    más sutilezas de las que podemos nombrar".

    Este mismo autor en su libro La inteligencia
    emocional en la
    empresa (1998) ha definido: "El
    término "inteligencia emocional" se refiere a la
    capacidad
    de reconocer nuestros propios sentimientos y los
    ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones,
    en
    nosotros mismos y en nuestras relaciones".

    En esta definición, Goleman ha considerado cinco
    aptitudes emocionales, clasificadas a su vez en dos grandes
    grupos:

    Aptitud personal: Son las que determinan el dominio de uno
    mismo. Comprenden las siguientes aptitudes:

    1. Autoconocimiento.
    2. Autorregulación.

      Aptitud social: Son las que determinan el manejo de
      las relaciones. Comprenden las siguientes
      aptitudes:

    3. Motivación.
    4. Empatía.
    5. Habilidades sociales.

    Antes de definir cada una de estas aptitudes
    emocionales, veamos, siguiendo al propio Goleman, qué es
    una aptitud emocional. Goleman señala: "Una aptitud
    emocional es una capacidad aprendida, basada en la inteligencia
    emocional, que origina un desempeño laboral
    sobresaliente".

    Ahora veamos rápidamente cada una de estas
    aptitudes emocionales, necesarias para sobresalir en el
    competitivo mundo del trabajo.

    1. El autoconocimiento consiste en conocer los propios
      estados internos, preferencias, recursos e
      intuiciones. Este autoconocimiento comprende, a su vez, tres
      aptitudes emocionales: 1. Conciencia emocional: Reconocimiento
      de las propias emociones y sus efectos; 2.
      Autoevaluación precisa: Conocimiento de los propios
      recursos interiores, habilidades y límites; y 3.
      Confianza en uno mismo: Certeza sobre el propio valer y
      facultades.
    2. La autorregulación consiste en manejar los
      propios estados internos, impulsos y recursos. Esta
      autorregulación comprende, a su vez, cinco aptitudes
      emocionales: 1. Autodominio: Mantener bajo control las
      emociones y los impulsos perjudiciales; 2. Confiabilidad:
      Mantener normas de
      honestidad e
      integridad; 3. Escrupulosidad: Aceptar la responsabilidad del
      desempeño personal; 4. Adaptabilidad: Flexibilidad para
      reaccionar ante los cambios; y 5. Innovación: Estar abierto y bien
      dispuesto para las ideas y los enfoques novedosos y la nueva
      información.
    3. La motivación son las tendencias emocionales
      que guían o facilitan la obtención de las metas.
      Esta motivación comprende, a su vez, cuatro aptitudes
      emocionales: 1. Afán de triunfo: Afán orientador
      de mejorar o responder a una norma de excelencia; 2.
      Compromiso: Alinearse con los objetivos de un grupo u
      organización; 3. Iniciativa: Disposición para
      aprovechar las oportunidades; y 4. Optimismo: Tenacidad para
      buscar el objetivo,
      pese a los obstáculos y reveses.
    4. La empatía es la captación de
      sentimientos, necesidades e intereses. Esta empatía
      comprende, a su vez, cinco aptitudes emocionales: 1. Comprender
      a los demás: Percibir los sentimientos y perspectivas
      ajenas, e interesarse activamente por sus preocupaciones; 2.
      Ayudar a los demás a desarrollarse: Percibir las
      necesidades de desarrollo de los demás y fomentar su
      capacidad; 3.Orientación hacia el servicio: Prever,
      reconocer y satisfacer las necesidades del cliente; 4.
      Aprovechar la diversidad: Cultivar las oportunidades a
      través de personas diversas; y 5. Conciencia política:
      Interpretar las corrientes sociales y políticas.
    5. Las habilidades sociales son las habilidades para
      inducir en los otros las respuestas deseadas. Estas habilidades
      sociales comprenden, a su vez, ocho aptitudes emocionales: 1.
      Influencia: Implementar tácticas de persuasión
      efectiva; 2. Comunicación: Escuchar abiertamente y
      trasmitir mensajes convincentes; 3. Manejo de conflictos:
      Manejar y resolver desacuerdos; 4. Liderazgo: Inspirar y guiar
      a individuos o grupos; 5. Catalizador de cambios: Iniciar o
      manejar los cambios; 6. Establecer vínculos: Alimentar
      las relaciones instrumentales; 7. Colaboración y
      cooperación: Trabajar con otros para alcanzar objetivos
      compartidos; y 8. Habilidades de equipo: Crear sinergia para
      trabajar en pos de las metas colectivas.

    Esta es buena cuenta la anatomía de las
    aptitudes emociones, tal como el propio Daniel Goleman las
    comprende en la
    organización. Sin embargo, otros autores tienen otra
    manera diferente de comprender la estructura de las aptitudes
    emocionales en el competitivo mundo de los negocios de
    hoy en día. Puede, por ejemplo, revisarse de Robert K.
    Cooper y Ayman Sawaf: La inteligencia emocional aplicada al
    liderazgo y a las organizaciones
    (1997). Estos autores
    presentan un modelo de la inteligencia emocional sustentado en
    cuatro pilares: 1. Conocimiento emocional; 2. Aptitud emocional;
    3. Profundidad emocional; y 4. Alquimia emocional. A su vez cada
    uno de estos pilares de la inteligencia emocional tienen cuatro
    aptitudes emocionales, lo que arroja un total de dieciséis
    aptitudes emocionales.

    El análisis de ambos modelos de
    inteligencia emocional permite comprender que en gran medida las
    aptitudes emocionales están superpuestas con diferentes
    nomenclatura.
    Este tema seguramente será todavía objeto de muchas
    controversias y debates, pero de momento la propuesta de Goleman
    parece tener un mayor número de seguidores.

    8°. La efectividad personal y organizacional y
    la inteligencia emocional.

    La inteligencia emocional será, a no dudarlo, uno
    de los temas que más se estudiará y
    explotará en los próximos años. Durante el
    siglo XX uno de los temas recurrentes de estudio e investigación de la psicología ha
    sido el de la inteligencia racional, el mismo que se ha expresado
    en términos como edad mental, cociente intelectual,
    aptitudes intelectuales, funciones
    cognitivas e inteligencias
    múltiples.

    Por cierto, hay todavía muchísimo por
    investigar y estudiar en cuanto al tema de la inteligencia
    emocional, pero de lo que podemos hoy estar seguros es que el
    papel de las
    emociones comienza a reconocerse y revalorarse plenamente en las
    organizaciones empresariales.

    Daniel Goleman no ha propuesto propiamente en sus
    últimos libros: La inteligencia emocional, primero,
    y La inteligencia emocional en la empresa, después,
    un programa para
    el desarrollo de las aptitudes emocionales. Ha establecido,
    sí, quince líneas orientadoras para la capacitación en aptitudes emocionales.
    Inclusive ha fundado el Consortium for Research on Emotional
    Intelligence in Organizations
    , entidad que se mantiene muy
    activa en la creación de programas
    efectivos para el desarrollo de las aptitudes emocionales en las
    empresas.
    Algunos de estos programas identificados, que pueden conocerse
    vía internet en la página web
    del Consortium, son los siguientes: Tácticas y
    estrategias de
    interacción gerencial para el liderazgo efectivo, entrenamiento en
    motivación de realización, programa de entrenamiento en
    competencias
    emocionales, entrenamiento en relaciones humanas,
    etcétera.

    Tengo la impresión de que muchas de las ideas
    propuestas por Stephen R. Covey concuerdan con las de Daniel
    Goleman. ¿Por qué no sinergizar las ideas de Covey,
    administrador,
    y Goleman, psicólogo, en un proyecto de
    desarrollo personal y organizacional? Este es un desafío
    interesante para psicólogos y administradores. He
    aquí también una aplicación práctica
    de la tercera idea superior de la que nos habla el propio
    Stephen Covey en su sexto hábito.

    9°. Las personas y los líderes centrados
    en principios.

    Diversos estudiosos e investigadores de la
    psicología han planteado en varias de sus obras un
    conjunto de características psicológicas que
    definirían al hombre maduro. Abraham H. Maslow (1908 –
    1970) en su libro Motivación y personalidad (1954)
    explicó mediante una muy valiosa y original investigación un conjunto de rasgos de la
    personalidad auto desarrollada.

    Las características de personalidad que pudo
    encontrar Maslow, explicadas ampliamente en su citado libro, son
    las siguientes:

    1. Percepción más eficiente de la realidad
      y relaciones más cómodas con ella.
    2. Aceptación de sí mismo, de otros, de la
      naturaleza.
    3. Espontaneidad.
    4. Enfoque del problema.
    5. La cualidad de separación; la necesidad de
      soledad.
    6. Autonomía, independencia de cultura y medio
      ambiente.
    7. Novedad continuada de expresión.
    8. La experiencia mística; el sentimiento
      oceánico.
    9. Sentimientos hacia la humanidad de
      identificación, simpatía y afecto.
    10. Relaciones interpersonales.
    11. La estructura del carácter
      democrático.
    12. Discriminación entre medios y
      fines.
    13. Sentimiento filosófico de buen
      humor.
    14. Creatividad.
    15. Resistencia a la "enculturación".

    Carl R. Rogers (1902 – 1987), otro brillante
    psicólogo contemporáneo de Maslow, también
    ha planteado un conjunto de características
    psicológicas de la personalidad del hombre del
    mañana
    . Tales características, serían
    las siguientes:

    1. Apertura interna y externa al cambio, a nuevas formas
      de vivir, de ver, de ser.
    2. Deseo de autenticidad, rechazo de la
      hipocresía, la falsedad o el llevar una vida doble,
      secreta.
    3. Cierto escepticismo hacia la ciencia y
      la tecnología, hacia lo que pretende la
      conquista y el control de
      la naturaleza y de
      las personas, a la vez que apoyo y colaboración con la
      ciencia y la
      tecnología que llevan a la
      autoconsciencia y el autocontrol.
    4. Deseo de armonía que evite dicotomía y
      busque la totalidad de la vida con el pensamiento,
      los sentimientos, las energías física y
      psíquica.
    5. Deseo de intimidad, de nuevas formas de
      cercanía, de comunicación tanto intelectual como
      emotiva.
    6. Persona en proceso. La persona del mañana
      está convencida de que la vida es dinámica, en cambio constante; vive este
      proceso de transformación y corre riesgos que
      le lleve a ser y crecer.
    7. Capacidad de amar, deseoso de brindar ayuda a otros
      cuando realmente la requieren. La persona del mañana es
      gentil, sutil, aguda, no-moralista, no-juez y está
      preocupada por los demás.
    8. Contacto con la naturaleza. Esta persona es amante de
      la naturaleza y tiene una conciencia ecológica que le
      permitirá el placer de aliarse con la naturaleza en
      lugar de luchar o tratar de conquistarla.
    9. Anti institucionalidad. Esta persona tiene
      antipatía por las estructuras
      inflexibles, altamente estructuradas o burocratizadas; piensa
      que la existencia de instituciones se justifica sólo si
      sirven a las personas y no a la inversa.
    10. Autoridad interna. La persona del mañana tiene
      confianza en su propia experiencia y desconfianza de las
      autoridades externas impositivas; es libre para, de acuerdo
      con sus propios juicios morales, desobedecer las leyes que
      considera injustas.
    11. Despego de bienes
      materiales.
      El dinero y
      el estatus social no son los objetivos de esta persona que
      valora más el ser que el tener.
    12. Tendencia al desarrollo espiritual. La persona del
      mañana desea encontrar el significado y
      propósito de la vida, que va más allá de
      lo humano; examina los caminos por los que el hombre ha
      encontrado valores y fuerzas que le permiten trascender y
      vivir en paz interior.

    Stephen R. Covey también ha definido,
    sustentándose en sus propios estudios y observaciones, las
    características distintivas de las personas y
    líderes centrados en principios. De acuerdo con Covey, las
    características de las personas centradas en principios,
    serían las siguientes:

    1. Son más flexibles y
      espontáneas.
    2. Sus relaciones con los demás son más
      fecundas y gratificantes.
    3. Son más sinérgicas.
    4. Aprenden continuamente.
    5. Se vuelven más propensas a
      contribuir.
    6. Obtienen resultados extraordinarios.
    7. Desarrollan un saludable sistema
      inmunitario psicológico.
    8. Fijan sus propios límites.
    9. Llevan una vida más equilibrada.
    10. Se sienten más confiadas y
      seguras.
    11. Son más capaces de hacer coincidir lo que
      pregonan con lo que realizan.
    12. Se concentran en su círculo de
      influencia.
    13. Cultivan una rica vida interior.
    14. Irradian energía positiva.
    15. Disfrutan más de la vida.

    Siguiendo a Covey, a reglón seguido
    también señalamos las características
    distintivas de los líderes centrados en principios. Tales
    características, serían las siguientes:

    1. Aprenden continuamente.
    2. Tienen vocación por servir.
    3. Irradian energía positiva.
    4. Creen en los demás.
    5. Dirigen sus vidas de forma equilibrada.
    6. Ven la vida como una aventura.
    7. Son sinérgicos.
    8. Se ejercitan para la
      autorrenovación.

    De algo sí que podemos estar seguros revisando
    el significado psicológico de todas estas
    características de personalidad. Todas ellas, en mayor o
    menor grado, se relacionan con lo que hoy día se denomina
    inteligencia emocional. De tal manera que el desarrollo de estas
    características de personalidad no significará sino
    el desarrollo de lo que hoy denominamos inteligencia
    emocional.

    10°. Reflexiones finales.

    Es necesario considerar seriamente las ideas propuestas
    por Stephen E. Covey porque pueden ayudar muy efectivamente en el
    propósito de contribuir al desarrollo personal y
    organizacional. ¿Son ideas difíciles de aplicar,
    quizá algo costosas y, además, con resultados
    más mediatos que inmediatos? Es posible que la respuesta
    sea afirmativa; sin embargo, en el tema de la efectividad
    personal y organizacional, de la misma manera que en el de la
    inteligencia emocional, todavía no se conocen atajos,
    caminos cortos o rutas fáciles.

    De lo que no podemos dudar es que en estos tiempos
    turbulentos que corren se requiere impulsar decisivamente en las
    empresas programas que ayuden efectivamente al desarrollo
    humano. Sin éste, a no dudarlo, no será posible
    en modo alguno lograr el desarrollo
    organizacional en forma firme y sostenida en un contexto
    mundial de creciente competencia e
    incremento de competitividad.

    Puedo señalar que el rol del supervisor puede y
    debe enriquecerse y fortalecerse sustantivamente con diversas
    acciones administrativas y psicológicas. Sin embargo, si
    acaso debo señalar una sola acción diría que
    el supervisor debiera asumir con más competencia,
    dedicación y vocación su papel de
    comunicador, motivador y capacitador en su trabajo del día
    a día. Debe también comprender -tal como Daniel
    Goleman lo enseña- que en el mundo del mañana, que
    en realidad viene siendo el mundo del presente, ya no es
    suficiente el cociente intelectual y la pericia para el logro del
    éxito sino que también es imprescindible el
    dominio de ese
    complejo psicológico al que se denomina inteligencia
    emocional.

    Finalmente, es muy necesario señalar la
    extraordinaria importancia que tiene la conducta ética en
    todos los ámbitos de actuación de la persona
    humana. Conducta ética que refleja la calidad de los
    valores
    humanos y que no puede olvidarse en la compleja realidad de
    las organizaciones y comunidades. Conducta ética que
    retrata el patrimonio de
    humanidad de los actores sociales en un mundo esperanzador y
    convulsionado. Conducta ética que necesita expresarse en
    el desarrollo
    humano por cuanto sin esta base de principios no
    podría sostenerse con solidez la efectividad personal y
    organizacional. La inteligencia emocional significa
    también, entre muchas otras cosas, la capacidad para
    expresar a plenitud la conducta ética, rica en valores
    humanos y esencia de nuestra propia humanidad.

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    Autor:

    Lic. Ricardo Vargas Trepaud
    Licenciado en Psicología
    Licenciado en Relaciones Industriales
    e-mail:

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