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La fama…




Enviado por jmaestre




    I . VIRGILIO

     

    Su educación

     

    Sus obras

     

    Las influencias

     

    Su muerte

    II. LA ENEIDA

     

    La arquitectura de la

     

    El tiempo en
    la Eneida Eneida

     

    La voz pública y la voz privada

    III. EL LIBRO
    IV

     

    El arribo a Cartago

     

    Épica y tragedia

     

    La cierva herida

     

    La gran tentación

    IV. LA FAMA

     

    Lo humano y lo divino

     

    La naturaleza
    de la Fama

     

    La Fama y su función social

     

    Efectos de la acción de la
    Fama

     

    Otras menciones de Fama en la
    Eneida

     

    La originalidad de Virgilio

    CONCLUSIONES

    BIBLIOGRAFÍA

    INTRODUCCIÓN

    El presente trabajo es un acercamiento a la obra de
    Virgilio, en especial a La Eneida, concretamente al
    Libro IV y a
    una de sus creaciones más originales: la figura de la
    Fama, tal como el genio del mantuano la
    imaginó.

    Se ha creído necesario hacer una introducción al tema central a
    través de breves consideraciones sobre la
    personalidad del poeta, las características de La Eneida y el
    contenido general del Libro IV.

    Posteriormente me ocupo del asunto específico,
    utilizando el texto latino
    para desentrañar el significado de La Fama en la
    presentación virgiliana.

    Para el resto del trabajo he hecho uso de dos
    traducciones: la del ecuatoriano Aurelio Espinosa Pólit,
    que optó por el endecasílabo libre castellano para
    verter el más espacioso hexámetro latino. La otra
    traducción, en prosa, es la de Lorenzo Ríber,
    publicada por Aguilar.

    Por supuesto tengo entendido que ¨toda
    traducción es una interpretación¨ y que no
    existe ninguna perfecta.

    Sea propicia la oportunidad para agradecer la
    dedicación, responsabilidad y delicada erudición de la
    cátedra. Pero de los errores que pueda contener el
    presente trabajo el único responsable soy yo.

    Sale al punto la Fama a toda Libia,

    veloz como ninguna, horrible plaga.

    Vive de movimiento,
    crece andando; débil, medrosa empieza, luego se irgue,
    pisa el suelo y su frente
    va en las nubes.

    I.-
    VIRGILIO

    Publius Vergilius Maro nació en Andes,
    cerca de Mantua, el 15 de octubre del año 70 a. C., siendo
    cónsules Pompeyo y Craso. Murió en Brindisi el 21
    de septiembre del año 19 a. C., a los cincuenta
    años de edad. Hijo de campesinos acomodados del norte de
    Italia, su nombre
    completo parece revelar un lejano origen etrusco.

    I. 1.- Su educación: Sus
    padres proyectaron para él la carrera de abogado o de
    político. Estudió en Cremona bajo el
    grammaticus lengua y
    literatura. En el
    año 55 a. C. tomó la toga viril y partió
    hacia Milán donde completó su formación
    gramatical y literaria recibiendo instrucción en lengua y
    literatura
    griegas. No mucho después, quizás hacia el 54, se
    trasladó a Roma para iniciar
    los estudios de retórica que le permitieran ejercer como
    abogado pero finalmente no actuó como tal, debido
    quizá a su carácter
    tímido y reservado y a que no poseía gran facilidad
    de palabra. Por entonces componía poesías
    y posteriormente abandonó sus estudios de elocuencia para
    dirigirse a Nápoles a fin de consagrarse a la
    filosofía en el círculo del epicúreo
    Sirón.

    I. 2.- Sus obras: A partir del año 42 a.
    C., los datos de que
    disponemos acerca de Virgilio no sólo proceden de fuentes
    externas como biógrafos,
    comentaristas etc., sino que pueden obtenerse también de
    la lectura de
    sus obras .

    Las Églogas o Bucólicas
    fueron compuestas entre los años 42 y 39. Virgilio intenta
    aclimatar en el jardín de la poesía
    latina, aún no demasiado poblado, un nueva planta, la
    bucólica del griego Teócrito. Puso manos a la obra
    pero las difíciles circunstancias por las que atravesaba
    Roma, más
    su propia situación personal
    pérdida de sus propiedades- influyeron profundamente en
    sus poesías. Lo que comenzó siendo un género
    escapista y poco problemático, un mundo poético
    auto-suficiente e incontaminado, terminó admitiendo en su
    interior nuevas producciones que lo alejaron cada vez más
    del modelo griego
    y de su diseño
    primitivo de bucólica.

    Las Geórgicas le llevaron siete
    años de trabajo. Fueron compuestas en Nápoles y, de
    las alusiones a las victoriosas campañas de Augusto, se
    deduce que estaban concluidas antes del 29. Por la época
    en que escribió el poema, Virgilio ya pertenecía al
    círculo de Mecenas. Este intelectual y político,
    descendiente de reyes etruscos, poesía
    una sagacidad excepcional para captar talentos y unirlos en una
    tarea política común. Mecenas, quien le
    sugirió escribir la obra, y Augusto, jefe supremo del
    estado romano
    tras la batalla de Accio, fueron los únicos
    contemporáneos citados en el poema. Frente a las
    Bucólicas el tema de las Geórgicas
    ganó en profundidad filosófica y en altura
    literaria. Se elogiaba al campo en lugar del paisaje. No era ya
    la naturaleza
    sino su modificación por parte del hombre, la
    cultura,

    el objeto de Virgilio. Como ocurrirá en la Eneida,
    Virgilio ejerció en las Geórgicas una
    imitación múltiple y original de modelos
    griegos y latinos: Hesíodo, Arato de Solos y Lucrecio
    están presentes sin lugar a dudas.

    La Eneida comenzó a escribirse en al
    año 30, apenas derrotados Antonio y Cleopatra, y no estaba
    totalmente terminada en 19 a. C., cuando la muerte
    sorprendió al poeta. Augusto pasó por alto su
    última voluntad de quemar la Eneida o quizá
    lo persuadió en su lecho de muerte para
    que consintiera en que sus amigos Vario y Tuca la publicaran. En
    el plazo de un año aproximadamente estos realizaron su
    trabajo y la obra salió a la luz en torno al 17 sin
    ningún añadido a los versos incompletos y
    únicamente con aquellas supresiones que a juicio de los
    editores también habría realizado el propio
    Virgilio. Según Guillemin, la intriga de la Eneida,
    tal como se presenta hoy, reúne ¨unidad, claridad,
    facilidad en el encadenamiento de los hechos, relato bien
    construido, bien equilibrado, tan conmovedor para el corazón
    como satisfactorio para la inteligencia¨. Dicho autor encuentra en el
    ¨subsuelo de la Eneida¨ cuatro grupos de
    leyendas: El
    primero y más antiguo viene de la Ilíada. El
    segundo grupo es el
    relativo a los viajes, que
    han sido comparados con los de Ulises. El tercer grupo, el
    más complejo de todos, concierne a la prehistoria de la
    fundación de Roma. Y el cuarto grupo de
    leyendas se
    refiere a las guerras que
    constituyen el tema de los seis últimos libros de la
    Eneida. El tratamiento de la obra merece un
    capítulo aparte.

    I. 3.- Las influencias: Se ha comparado la
    Eneida con una espaciosa construcción en la que coexisten,
    armoniosamente mezclados, dominios pertenecientes al mito, a la
    leyenda heroica, a la historia, a la religión y a la
    filosofía. Mas para alcanzar ese grandioso resultado, el
    autor tuvo que recorrer un camino muy largo. Es preciso,
    entonces, detenerse brevemente en los que pueden considerarse
    como sus jalones más representativos. Tales son la
    influencia de los neotéricos, los principios de los
    epicúreos y la realidad política.

    Cuando Virgilio llegó a Roma en el año 54
    encontró en plena efervescencia la llamada escuela
    neotérica,
    grupo de poetas cuya figura más
    representativa era el veronés Cayo Valerio Catulo,
    fallecido ese mismo año. Aunque no puede sostenerse que
    Virgilio perteneciera a dicho círculo, puede afirmarse que
    recibió influencia del credo neotérico.
    Heredó de ellos, además de los modelos
    griegos y de cánones y técnicas
    estéticas, una gran seriedad y una intensa
    dedicación al oficio de poeta: corregía
    incansablemente lo ya escrito y desarrollaba una contínua
    labor limae.

    En algún momento, entre los años 54
    y 43, Virgilio abandonó Roma para dirigirse a
    Nápoles donde, bajo la guía de Sirón – un
    maestro epicúreo-, se dedicó a la filosofía.
    Bauzá considera que Virgilio presumiblemente se
    habría acercado a esa doctrina filosófica a
    través de la obra de Lucrecio. Aunque después
    aparezca como abandonando un epicureísmo a outrance
    no significa que el poeta renuncie a todos los principios de ese
    sistema muchos de
    los cuales perdurarán a lo largo de toda su existencia.
    Con todo, la visión dominante sostiene que, en temas como
    la relación entre filosofía y poesía,
    filosofía y política o filosofía y religión, Virgilio
    fue progresivamente abandonando la influencia epicúrea
    para acercarse a posiciones estoicas, neopitagóricas o
    platónicas.

    El diseño
    político de la Eneida es muy complejo: al
    eclecticismo filosófico y a la capacidad integradora de
    las más variadas influencias poéticas hay que sumar
    la habilidad política de Virgilio para exaltar a un
    hombre –
    Augusto – sin por ello desmerecer al del bando adversario.
    También debe tenerse en cuenta que las confiscaciones de
    tierras que siguieron a la victoria de Filipos (42 a.C.) en el
    territorio de la Galia Cisalpina, fueron un acontecimiento
    histórico que repercutió decisivamente en la vida
    de Virgilio, en sus relaciones políticas
    y en su evolución poética. Esta
    confiscación supuso, por lo menos, la irrupción
    brutal de la política contemporánea en su vida
    privada.

    I. 4.- Su muerte.- Virgilio, habiendo terminado
    la redacción de la Eneida, no se
    encontraba totalmente satisfecho con lo que había escrito.
    Un punto lo atormentaba: parte del derrotero de Eneas se
    desarrollaba en los mares griegos, en la misma Grecia y en
    Asia. Tratando
    de evitar decir algo que no estuviese verificado por él
    mismo viajó a la zona con la intención de
    recorrerla. Cuando llegó a Atenas se encontró con
    Augusto y durante una excursión a Megara se sintió
    enfermo. Su estado se
    agravó durante el regreso a Italia y
    murió en Brindis, poco después de haber
    desembarcado. Era el 21 de septiembre del año 19 a. C. Un
    amigo grabó este dístico sobre su tumba:

    Mantua me genuit; Calabri rapuere; tenet
    nunc

    Parthenope; cecini pascua, rura,
    duces.

    Dícese que irritada con los dioses
    la tierra
    madre la engendró postrera,
    fiera hermana de Encélado y de Ceo,
    tan rápidos los pies como las alas:
    Vestiglo horrendo, enorme; cada pluma
    cubre, oh portento, un ojo en vela siempre
    con tantas otras bocas lenguaraces
    y oídos siempre alertos .

    II .- LA ENEIDA

    Para R. D. Williams, la Eneida constituye ¨un
    poema patriótico que es también un mito del
    individuo en la sociedad, de la
    conducta del
    hombre en un mundo divinamente ordenado de humana experiencia y
    sobrenatural visión¨. Desde la antigüedad, los
    estudiosos de la obra fueron conscientes de que Virgilio se
    había propuesto un objetivo
    triple: a) utilizar el material de los dos poemas
    homéricos en una imitación compleja; b) glorificar
    la historia de Roma
    a través de los orígenes de la ciudad; c) exaltar
    la figura de Augusto.

    II. 1.- La arquitectura de
    la Eneida :
    En un pasaje bien conocido Otis
    afirma:

    Virgilio captó desde el comienzo el papel de VI
    como pivote, la idea de una Ilíada y una
    Odisea combinadas (con dos proemios), la noción
    de una sección central augústea rodeada por
    libros de
    acción ilíadicos y odiseicos ( II, IV, X, XII),
    la disposición de los libros en dos esquemas
    contrapuntísticos y la distribución general del contenido entre
    los libros pares y los impares (temas mayores en los pares;
    temas menores en los impares).

    Según estas aseveraciones, Virgilio tuvo como
    modelo a
    Homero para el
    planteamiento de una acción dividida en dos mitades una
    odiseica y otra illíadica, concibió asimismo una
    división de la totalidad en doce libros lo que
    convirtió cada libro individual en una unidad
    artística, y no dejó de seguir esquemas
    alejandrinos y neotéricos, similares a los que
    había incluido en las Bucólicas y
    Geórgicas, al promover la parte central del poema a
    un lugar privilegiado y al buscar correspondencias entre los
    libros de una y otra parte, o contrastes entre los libros pares e
    impares.

    En la primera mitad de la Eneida, la llamada
    ¨parte odiseica¨, la acción principal está
    constituida por el viaje de Eneas y sus compañeros desde
    Troya hasta el Lacio. El Libro II se ocupa de la causa de dicho
    viaje, la destrucción de Troya. El III trata del primer
    tramo hasta Sicilia, el más largo en el tiempo y el
    más pobre en acontecimientos. El IV describe la estancia
    de Eneas en Cartago, su enamoramiento de Dido y la
    tentación, difícilmente vencida, de olvidarse de su
    misión.
    El V se ocupa de los juegos en
    honor a Anquises, celebrados en Sicilia. El VI se presenta el
    descenso a los infiernos. La Sibilia y Anquises le transmiten a
    Eneas información acerca del futuro: los enemigos
    que deberá enfrentar y el glorioso porvenir de
    Roma.

    La acción de la segunda parte ha sido llamada
    ¨La Ilíada
    itálica¨ . Alcanza desde la llegada de Eneas al Lacio
    hasta el asentamiento definitivo de los troyanos. Virgilio la
    distribuyó en seis libros, a saber: Libro VII, desde el
    desembarco hasta el estallido de la guerra. Libro
    VIII, partida de Eneas en busca de Aliados. Libro IX, el asalto
    al campamento troyano en ausencia de Eneas. Posteriormente, en el
    X, se presenta el primer gran combate. El Libro XI se ocupa de la
    tregua y de los combates de caballería. Y en el XII,
    aparece la batalla decisiva y el duelo final. El diseño de
    la segunda parte del poema expone, con más elocuencia que
    ningún otro tramo, lo que puede llamarse ¨la
    originalidad virgiliana¨: 1) frente a Homero, introduce
    nuevo material itálico; 2) frente a la tradición
    itálica, su análisis previo de la estructura del
    poema homérico determina importantes cambios; 3) su
    método
    artístico, claridad, concentración, simplicidad
    -cualidades derivadas de su
    estética clasicista- termina por
    reorganizar un material no homérico siguiendo
    líneas de acción que recuerdan a la
    Ilíada, pero con criterios artísticos muy
    distantes ya de los homéricos.

    II. 2.- El tiempo en la Eneida: En el
    aspecto puramente técnico, el orden de acontecimientos en
    la Eneida resulta verdaderamente complicado. Propiamente
    hablando, la acción del poema transcurre en apenas un
    año, el tiempo que va desde la tormenta de Sicilia al
    asentamiento y posterior victoria de los troyanos en el Lacio.
    Pero esta medida se amplía considerablemente hacia
    atrás y hacia adelante. Hacia atrás, porque se nos
    ofrecen los acontecimientos anteriores a la tormenta con que
    empieza el libro – siete años de viajes en
    busca de una nueva patria contados a partir de la
    destrucción de Troya – . Hacia adelante, porque se alude
    en diversas ocasiones a la fundación de Roma, a la
    duración eterna de su Imperio y a diversos acontecimientos
    de la historia romana que culminarán en la batalla de
    Accio ( 31 a.C.). Es así como las diferentes
    temporalidades de la trama y del sujeto determinan una
    técnica narrativa llena de anacronías con un uso
    constante de informaciones retrospectivas y
    prospectivas

    II. 3.- La voz pública y la voz privada:
    Varios autores distinguen en Virgilio estas dos ¨voces¨:
    por un lado, en el entramado del poema, el estilo de vida romano
    fundado por Eneas y continuado por sus descendientes hasta la
    época de Augusto, querido por los dioses y en acuerdo con
    su propio destino. ¨Es el tema romano el que sostiene la
    Eneida¨, afirma Williams de manera tajante. Esta es la
    voz pública, muchas veces alabada y otras denigrada, que
    indudablemente es una parte del poema. Son evidentes los pasajes
    en los cuales los ideales nacionales de Roma aparecen como una
    expresión sincera de pleno corazón.
    La antorcha de los ideales patrióticos, acordes con el
    favor divino, corre a través de todo el poema; a veces se
    oscurece, pero nunca desaparece. La voz pública se
    encuentra en la tradición de Ennio, presentando la
    épica nacional de un pueblo viril en términos
    severos, con un duro tono moral, un
    llamado imperial y una energía tal como resalta en los
    primeros libros de Tito Livio

    Por otro lado, otros aspectos de la experiencia,
    más privados, se encuentran en tensión con los
    anteriores. La voz privada de Virgilio, a menudo en
    oposición con la voz pública que proclama el
    destino romano, es más fácilmente identificable. Es
    la tradición de los alejandrinos y de Catulo, preocupada
    por los individuos y sus problemas,
    sensible, exhibiendo una cierta ¨molicie¨. Williams
    recalca que en los últimos años los lectores de la
    Eneida han concordado en la apreciación del
    pathos virgiliano: esto es lo que Sainte-Beuve
    llamó ¨humanidad, sensibilidad, profunda ternura¨
    y Mathew Arnold, ¨la constante búsqueda de su
    insatisfecho corazón¨. No se imita frecuentemente a
    Catulo en la Eneida, pero cuando se lo hace se trata de
    pasajes importantes y memorables como los símiles de las
    flores en la muerte de
    Euríalo (IX, 435 ss) y el funeral de Palas (XI, 68 ss.) o
    las tristes últimas palabras de Eneas, Salve
    aeternum mihi maxime Palla aeternumque vale
    (XI, 97-98)
    En el único lugar de la Eneida donde Virgilio usa
    un adjetivo diminutivo nos transporta abruptamente del grandioso
    estilo de la gran épica a la íntima atmósfera familiar de
    Catulo, cuando Dido suplica a Eneas: Si quis mihi parvulus
    aula / luderet Aeneas
    (IV, 328-329) ¨Lo que Dido ama
    es el hijo que no ha tenido, pasión conmovedora y muy
    humana¨, señala agudamente Guillemin.

    La Eneida es ¨la epopeya del destino¨
    pues, antes que los personajes humanos, el destino
    desempeña el papel
    principal en ella. También es un poema simbólico
    porque, bajo las realidades visibles de su superficie, se
    disimula una realidad más preciosa aún.
    Además, es la epopeya de Roma porque propone su gloria. Y
    la victoria, la que obtiene Venus sobre Juno, es, en realidad, su
    verdadero desenlace.

    Por la noche

    vuela entre cielo y tierra en las
    tinieblas,
    zumbando y sin ceder al dulce sueño;

    de día, está en los techos, en las
    torres,
    a la mira, aterrando las ciudades.

    Tanto es su empeño en la mentira infanda
    como en lo que es verdad. Gozaba
    entonces regando por los pueblos mil
    noticias,ciertas las unas, calumniosas otras:

    III .- EL LIBRO IV

    Ya se ha dicho que el Libro IV describe la
    estancia de Eneas en Cartago, su enamoramiento de Dido y la
    tentación, difícilmente vencida, de olvidarse de su
    misión.
    En buena parte este libro se desentiende de la figura de Eneas y
    de la acción principal -fundar una ciudad en el Lacio-
    para centrarse en Dido, personaje secundario desde el punto de
    vista de la leyenda, pero fundamental si el contenido
    último del poema es la historia de Roma.

    III. 1.- El arribo a Cartago: Eneas navega en un
    mar calmo, viene de Sicilia y se dirige a Italia. La diosa Juno
    ve esta flota desde lo alto del Olimpo y su corazón se
    inflama de cólera porque, enemiga de los troyanos desde
    que Paris rehusó otorgarle el premio de la belleza para
    dárselo a Venus, los persigue con odio. Logra que el viejo
    Eolo libere los vientos y, con su potencia, suscite
    una tempestad. Esta es la tormenta que lanzará a Eneas y
    sus compañeros a las costas de África. En la ciudad
    de Cartago reina la fenicia Dido, quien los recibe con buenas
    palabras. Las luchas que Troya sostuvo contra los griegos son
    conocidas por todos y esto les asegura la simpatía de la
    soberana. Eneas aparece ante la reina cubierto por una belleza
    que su madre Venus ha desparramado sobre él . ¨Primer
    encuentro entre dos seres que van a conocer los tormentos del
    amor¨
    apunta Grimal. En las desdichas de Eneas Dido percibe un lazo con
    ella, que también ha padecido mucho. Y al mismo tiempo que
    experimenta piedad, manifiesta la admiración que ha
    sentido por el intrépido pueblo de Troya.

    III. 2.- Épica y tragedia: El
    trágico desarrollo de
    los amores de Dido y Eneas proyecta sobre la épica la
    atmósfera
    de una tragedia de Eurípides, lo que testimonia la
    facilidad de Virgilio, al fin y al cabo helenístico en su
    estética, para conciliar en una obra géneros
    literarios muy dispares. Porque al contar la historia de los
    amores desde el punto de vista de la reina, incorporó a su
    épica una auténtica tragedia. Además, el
    episodio de Dido sirve como cristalización poética
    de una serie de pensamientos morales que acompañaron
    siempre los contactos de Roma y Oriente. Dido, la reina oriental,
    la fenicia, representa el lujo y la molicie y se hace arquetipo
    del ¨peligro al que el genio romano ha estado expuesto
    continuamente a medida que los progresos de la conquista lo
    ponían en contacto con civilizaciones más
    brillantes¨.

    Venus sabe que Cartago es la ciudad de Juno y teme por
    Eneas. Entonces, para proteger a su hijo, recurre a las armas que le son
    familiares: hace que Dido se enamore de Eneas, para eso sustituye
    a Ascanio por Amor, que toma
    la forma del hijo de Eneas y que vierte en el alma de la reina el
    veneno de la pasión. Ella ruega a Eneas que le cuente los
    acontecimientos ocurridos durante los siete años en los
    que ha recorrido los mares desde que salió de Troya. Como
    Ulises en la Odisea, Eneas cuenta a sus anfitriones en el
    curso de un banquete lo que constituye la materia de los
    Libros II y III. El Libro segundo trata de la caída de
    Troya, de los combates y prodigios que le acompañan, y
    concluye con la partida de Eneas llevando a su padre Anquises y
    al pequeño Ascanio. El tercero es aquel de las
    navegaciones, desde Troya hasta Sicilia, y concluye con la
    alusión, en un solo verso, a la tempestad que ha arrojado
    a la flota troyana en las costas de África: ¨Un
    dios me empujó a vuestras playas¨,
    sin aclarar que
    fue Juno, la misma protectora de Cartago.

    III. 3.- La cierva herida: Y he aquí que
    la larga narración se termina. ¨Mas la reina, hace
    tiempo el alma herida / del mal de amor, con sangre de sus
    venas / nutre su llaga, y en oculto fuego /consumiéndose
    va¨ (
    IV,1). Fiel a la memoria de
    su marido Siqueo no había ni siquiera soñado en
    casarse de nuevo. Pero el troyano no le desagrada.
    ¨Sueña con pueblos que rodean a su ciudad; será
    menester sostener guerras que se
    anuncian inevitables. Es un dios el que ha enviado a los troyanos
    y a Eneas para brindarle seguridad y,
    más tarde, la gloria de Cartago. Es preciso
    retenerlo¨. Dido ha sido herida vitalmente: ¨Mas la
    noche prolonga Dido con preguntas múltiples, bebiendo
    largo amor la sin ventura¨
    (I,1078 ss). A partir de
    entonces la reina está perdida en los vericuetos de la
    pasión amorosa que la consume sin descanso: de noche no
    puede dormir ( …¨no consigue con tan honda inquietud la
    paz del sueño¨,
    IV, 8), y de día vaga por
    la ciudad sin rumbo:

    ¨… por toda la ciudad errante
    vaga:

    cual corza traspasada de improviso

    por el pastor que en los dicteos
    bosques

    de lejos la acertó, y ella en la
    fuga

    llevando va, sin que él lo sepa,
    hincado

    el hierro
    volador; por la umbrías

    y las cañadas sin descanso
    corre,

    fija en el blanco la mortal saeta…¨
    (IV, 105 ss.)

    Para Guillemin,el episodio de Dido y Eneas abarca cinco
    motivos: el peligro corrido por el héroe, el amor
    milagroso contra el cual ninguna fuerza humana
    tiene poder, la
    ayuda acordada por la amante al héroe, la falta cometida
    por la heroína, la ingratitud del héroe. El tema
    tiene rasgos precisos y adecuados: el héroe debe cumplir
    una tarea difícil y peligrosa. Encuentra en el lugar de su
    prueba a una mujer a la cual
    algún dios protector inspira una irresistible
    pasión hacia él. Esta mujer pone a su
    servicio todos
    los dones, todas las fuerzas de las que ella dispone; lo protege;
    le asegura el éxito y
    en recompensa reclama su amor; le suplica que la lleve consigo y
    haga de ella su esposa. Ella abandona para seguirlo su patria, su
    familia, y sus
    padres y, si es necesario, no retrocede ante el crimen. Pero el
    corazón del héroe no abriga amor ni reconocimiento;
    lleva consigo, sin embargo, a su benefactora, pero aprovecha la
    primera ocasión para abandonarla.

    III. 4.- La gran tentación: El Libro IV,
    que recuerda los amores de Medea y de Jasón en las
    Argonáuticas de Apolonio, sitúa a Eneas
    frente a la terrible tentación, urdida por las mismas
    divinidades, puesto que Juno ha concebido el proyecto de
    retenerlo en Cartago y de capturar en favor de su propia ciudad
    eso que el Destino prometía a la nueva Troya. De este
    modo, en el curso de una caza, Eneas y Dido, sorprendidos por una
    tormenta de granizo, se refugian juntos, y sin escolta, en una
    gruta. Allí Juno, divinidad de los matrimonios, hace que
    ellos se unan, bodas presididas por las grandes fuerzas de la
    naturaleza: Tellus, la Tierra,
    reserva de vida, a quien se hacen sacrificios después de
    matrimonio en
    Roma; Juno, que juega el rol de la pronuba,
    la mujer que
    conduce hacia el esposo a la que va a casarse; las ninfas del
    bosque y de la montaña acompañan con sus aullidos
    esta unión, imitando tal vez los gritos de alegría
    del cortejo, pero, aquí, el término del que se
    sirve Virgilio (ululare) evoca, también, los
    llantos bulliciosos de las ceremonias fúnebres: Ille
    dies primus leti primusque malorum / causa fuit
    ,
    (IV,
    169-170).

    Habiendo realizado las consideraciones precedentes sobre
    la poetica de Virgilio, la estructura de
    la Eneida y el contenido del Libro IV, están dadas
    las condiciones para ocuparse del tema central de este trabajo:
    La figura de Fama, en el poema virgiliano.

    Que está en Cartago Eneas, el troyano;

    que le brinda su amor la bella Dido;

    que ya el invierno entero entre placeres

    se gastan, olvidados de sus reinos,

    presa de una pasión que los infama…

    IV .- LA FAMA

    Al buscar en el Diccionario de Pierre Grimal, la
    palabra Fama, se encuentra el siguiente comentario:
    ¨Cuenta Virgilio que Fama, es decir ¨la voz
    pública¨, fue engendrada por la tierra
    después de Ceo y Encélado. Está dotada de
    numerosos ojos y bocas, y viaja volando con grandísima
    rapidez ¨. A continuación, el latinista francés
    señala que Ovidio adopta la figura virgiliana y que
    Horacio la menciona en las Odas. Este brevísimo comentario
    de Grimal da la tónica de la dificultad de la tarea
    emprendida, porque no existen antecedentes en la literatura
    griega y romana de la figura de la Fama así como la
    presenta el autor de la Eneida .

    IV. 1.- Lo humano y lo divino: Según
    Otis,en el pasaje de la Fama ¨lo local se vuelve
    ecuménico, lo humano toca lo divino y lo divino toca lo
    humano¨. Se magnifica y exalta un evento pequeño hasta
    convertirlo en sinónimo del destino mismo. La figura de la
    Fama es perfectamente adecuada para marcar la
    transición de lo privado a lo público y de la
    esfera de acción humana a la divina. La Fama es el
    rumor, una ¨hipóstasis transparente¨ que
    carece de personalidad
    en cualquier sentido y al mismo tiempo es una fuerza
    demoníaca que eleva lo humano a nivel sobrehumano. Su
    descripción -múltiples plumas, ojos,
    lenguas, bocas, oídos- como también su nocturnidad,
    rápido vuelo, actividad insomne y vigilancia diurna sobre
    techos y torres, muestra su
    capacidad receptiva y su potencia
    kinésica. La personificación de la Fama en un
    monstruo horrendo representa el demoníaco poder de la
    publicidad y el
    rumor. ¨La terrible publicidad del
    pecado privado cuando éste desafía a la sociedad y a sus
    costumbres¨, añade Otis.

    La Fama, término que puede entenderse como
    voz pública, aparece como un monstruo en los
    versos 173-97 de la Eneida. Estos 25 versos se inician con
    el enunciado que postula a la Fama como un mal, muy veloz
    cual ningún otro: Fama, malum quo non aliud
    velocius ullum
    (vs.173-4). A estos versos le suceden
    otros 23 que constituyen la demostración de lo dicho. Y el
    discurso se
    cierra con dos versos que constatan la afirmación inicial
    al mostrar la reacción de Yarbas y advertir la
    repercusión de su accionar en el resto de la obra:
    Protinus ad regem cursus detorquet Iarban, / Incenditque
    animum dictis atque aggerat iras
    .
    (vs.196- 7).

    Definida la tesis inicial,
    el resto del discurso puede
    analizarse escindido en dos partes: La primera está
    comprendida por los vs.175-89, anticipada en 174. En este verso,
    al lexema mal, connotado negativamente, se le agrega, como
    atributo, la velocidad.
    Este rasgo imprime un sello significativo a su naturaleza
    maléfica. Precisamente esta capacidad de movimiento la
    muestra
    sumamente apta para atravesar raudamente cielo y tierra de
    Libia,(vs. 175-89).

    IV. 2.- La naturaleza de la Fama:
    Atendiendo a su naturaleza, la Fama se manifiesta con tres
    rasgos significativos: es una fuerza dinámica, de origen divino y con aspecto
    monstruoso.

    a) Su fuerza dinámica: Como fuerza
    dinámica se presenta en la siguiente
    descripción:"… cobra vigor con la movilidad y
    adquiere fuerzas nuevas mientras anda. Es primero pequeña
    y medrosa; luego se alza hasta los cielos; anda por el suelo y esconde
    su cabeza entre las nubes",
    (175-7). Su potencia expansiva en
    la tierra y el cielo libios se hace sentir como una acción
    acabada tras el uso verbal del pretérito perfecto
    simple.

    c) Su origen divino: Como ente divino, es
    hija sólo de madre, la Tierra, diosa que se caracteriza
    por mantener una tensa relación con los demás
    dioses -según se explicita en ira inritata
    deorum
    (v.178). La Tierra es Gea, concebida como
    el elemento primordial del que surgieron las razas divinas.
    Según Hesíodo, Gea nació en segundo
    lugar, después de Caos e inmediatamente antes de
    Eros. Sin intervención de lo masculino
    engendró al Cielo (Urano) que la recubre, a las
    Montañas y al Ponto, personificación masculina del
    elemento marino. Después del nacimiento del Cielo,
    Gea se unió a él, por eso sus hijos no
    fueron ya simples potencias elementales sino dioses propiamente
    dichos. Primero hubo seis Titanes: Océano, Ceo,
    Crío, Hiperión, Jápeto y Crono,
    y seis
    Titánides: Tía, Rea, Temis, Mnemósine,
    Febe y Tetis,
    divinidades femeninas.

    En cuanto a los hermanos de Fama,
    Encélado y Ceo, son tan feroces como ella:
    Encélado es el titán hijo de
    Tártaro y Gea, el más célebre
    de los que se rebelaron contra Júpiter. En su fuga
    fue herido por el rayo y enterrado por Júpiter
    debajo del Etna, cuyas erupciones representaban las sacudidas y
    el aliento del gigante. Según otra tradición, fue
    Atenea la que le dio muerte, persiguiéndolo hasta Sicilia,
    donde lo inmovilizó, arrojándole encima toda la
    Isla. Y Ceo es el gigante hijo de Urano (Cielo) y
    Gea (Tierra) que, al unirse a su propia hermana
    Febe, engendró a Leto, madre de Apolo y
    Artemis.

    c) Su aspecto monstruoso: Como potencia
    monstruosa, numerosas imágenes
    la describen ágil de alas y pies, horrenda y gigantesca,
    cubierta de plumas, con múltiples ojos, orejas, bocas y
    lenguas. Este alarde de imaginería pone en evidencia,
    primero, su capacidad receptora, tanto visual como auditiva, y,
    segundo, su facultad para la transmisión oral de la
    información (vs.180-88). Se anticipa
    aquí su función social de mensajera que se
    explicita más adelante.

    IV. 3.- La Fama y su función
    social:
    En la segunda parte, vs. 189-97, el uso del
    pretérito imperfecto de los dos primeros versos muestra el
    proceso de
    divulgación de la información, referida a la pareja
    formada por Eneas, el troyano, y la hermosa Dido. Es un mensaje
    axiológicamente connotado, pues descubre la opinión
    que se transmite sobre la unión de aquéllos:
    Regnorum immemores turpique cupidine captos,
    (v.194). Se denuncia un himeneo inter se luxu
    (v.193). La información de lo ya consumado, que se
    sintetiza en el v. 195, da lugar al inicio de otra
    consideración. Este discurso describe la naturaleza de la
    Fama y muestra su repercusión en la sociedad. Como
    agente individual, ella se asemeja a los monstruos
    ctónicos, preolímpicos y de naturaleza
    titánica, que promueven el caos. Como agente social, se
    asemeja al mensajero divino, que promueve la restauración
    el orden.

    La Fama, especie de Gorgona, podría
    simbolizar la aberrante relación de Eneas y Dido. Aquel
    monstruo alado, veloz y de múltiples bocas que extiende
    por Libia la relación amorosa de aquéllos, pone en
    peligro no sólo la situación social de la reina
    -que pierde su condición de univira- sino, y
    sobre todo, la del héroe que, si permaneciera con
    aquélla, interrumpiría una misión de
    carácter social. Por esto se sostiene que la naturaleza
    monstruosa de la Fama simboliza la sanción social
    de aquella relación amorosa y augura un trágico
    desenlace a partir de la intervención de
    Yarbas.

    IV. 4.- Efectos de la acción de
    Fama:

    a) En Yarbas: El acto locutorio de la horrenda
    diosa se hace sentir de inmediato en un receptor como Yarbas,
    debido a su compromiso afectivo con Dido. Motivado por la
    Fama, el ánimo de aquél se enardece y se
    acrecienta su ira, Incenditque animum dictis atque aggerat
    iras,
    v. 197.
    Éste, continuando con el hilo
    conductor de nuestro análisis, representa a un agente
    obstaculizador de la relación amorosa de Dido y Eneas. Lo
    monstruoso de la Fama devela también la
    aberración de las pasiones, tanto las de la pareja
    señalada, como la de Yarbas.

    b) En Eneas: La intervención de la
    Fama en el desarrollo de
    la obra es el preludio de la llegada de Mercurio que pone en
    movimiento al héroe de Eneida. De aquí que
    la cueva, refugio de los amantes, no es más que una
    momentánea parada en la marcha del viajero que
    continúa su ruta por el camino hacia su heroicidad,
    instancia similar a la de Odiseo en la isla de la divina Calipso
    o en la cueva del Cíclope que "Nadie"puede
    vencer-.

    C) En Dido: La monstruosidad de los efectos de
    Afrodita se diluye, entonces, cuando el designio de
    Júpiter sirve de guía a la misión social del
    protagonista de la epopeya virgiliana. La cueva, que cobija a la
    pareja, no sirve de obstáculo al viaje civilizador de
    Eneas, ya que el amor
    furtivo se presenta con culpas por parte de la reina, culpa que
    pagará con su vida, como se anticipara en versos previos a
    la aparición de la Fama, cuando se sostiene que
    aquel día fue la causa primera de su muerte y de sus
    males: Ille dies primus leti primusque malorum / causa
    fuit
    , 169-170
    -. La Fama también
    transmitirá a la apasionada reina la noticia que la
    impulsará a la muerte: ¨Las naves se arman a zarpar
    ya próximas…¨
    (IV, 423).

    IV. 5.- Otras menciones de Fama en la
    Eneida:
    A través de la lectura de la
    obra se han encontrado otros pasajes en los cuales Virgilio se
    refiere a la Fama en diversas circunstancias:

    1.- Es la Fama la que previene a Dido de la
    inminente partida de Eneas: ¨La misma Fama impía a
    sus oídos /a exacerbarla llega, murmurando: /Las naves se
    arman a zarpar ya próximas…¨
    (IV,
    423).

    2.- ¨Gira la Fama en la ciudad convulsa,
    cual bacante;¨
    ante la terrible noticia del suicidio de la
    reina Dido. Los efectos en la población son terribles: ¨Cual si
    Cartago, presa del invasor, viese las llamas / devorando sus
    casas y sus templos¨.
    (IV. 973)

    3.- Cuando el rey Latino recibe el ¨paterno
    oráculo¨ de que no debe entregar a su hija en matrimonio a
    Turno, sino esperar que ¨venga de fuera¨ el futuro yerno
    ¨…Ya la Fama lo tenía esparcido voladora por toda
    Ausonia…¨
    (VII, 147 ss).

    4.- La reina Amata, ¨envenenada¨ por Alecto, se
    siente presa del delirio báquico y contagia a las otras
    mujeres: ¨Vuela la Fama, / y una furia común a las
    matronas / invade y las concita a torpe fuga…¨
    (VII,
    569 ss). La imagen de madres
    de familia que
    abandonan sus hogares, para entregarse a fantásticas
    danzas nocturnas en lo profundo del bosque vestidas con pieles de
    animales,
    sacude fuertemente la sensibilidad el lector.

    5.- Cuando el rey Evandro decide apoyar a los troyanos
    envía doscientos hombres por su cuenta, y a su hijo Palas
    quien aporta otros doscientos guerreros, entonces ¨En un
    instante, en alas de la Fama / la pequeña ciudad capta la
    nueva / de que hacia Etruria los jinetes salen. / Redoblan ante
    el riesgo sus
    plegarias / las madres pavoridas, y a sus ojos / se agiganta el
    fantasma de la guerra
    ¨. ( VIII, 785 ss)
    .

    6.- La Fama es también la mensajera
    de la infausta noticia de la muerte de Niso y Euríalo a
    manos del escuadrón de Volcente: ¨La Fama en tanto
    voladora siembra / la horrible nueva en la medrosa plaza, y hace
    que se deslice a los oídos de la madre de Euríalo.
    La triste / al punto siente helársele los huesos; / suelta
    el huso, se enredan las madejas, y a la calle se lanza
    enloquecida, / con alarido femenil…¨
    (IX, 641
    ss).

    7.- Nuevamente la Fama es portadora de una
    horrible noticia. Quien la recibe es Evandro, y se trata de la
    muerte de Palas: ¨Más ya la Fama, que antes
    pregonaba / las victorias de Palas en el Lacio, / volando llega
    con fatal noticia / a Evandro y por doquier veloz se esparce
    ¨
    (XI, 201 ss).

    8.- Otra muerte, en este caso el suicidio de la
    reina Amata ante el incontenible avance de los troyanos, es
    transmitida por la Fama: ¨… de dolor enloquecen
    las mujeres, / el palacio resuena con sus llantos, / por toda la
    ciudad vuela la Fama. ¨
    (XII, 896 ss).

    En general la Fama continúa exhibiendo los
    atributos del pasaje del Libro IV: Es veloz, difunde sus noticias
    a todas partes, transmite novedades terribles, (la partida del
    amado, la muerte del hijo, el suicidio de una reina, el
    oráculo que será origen de una guerra, el
    comienzo de las batallas, etc.) y sus efectos son inmediatos y
    devastadores.

    IV. 6.- La originalidad de Virgilio: En el
    ejercicio de su imaginación Virgilio aumenta la
    galería de monstruos mitológicos dotando de
    imagen a una
    entidad tan impresionante como Fama, conocida hasta
    entonces por sus efectos y, a partir de la Eneida,
    también por su figura. El pasaje de Fama (IV,
    173-197)
    es notable no sólo por su aspecto pintoresco,
    sino también por su función en la ¨economía
    narrativa¨ del poema. La descripción y el relato
    iterativo de la actividad del monstruo transmiten al lector la
    sensación de su potencia tanto receptora como
    dinámica con proyección social. La Fama, que
    en el discurso se presenta como un mal, resulta ser tal
    porque pregona males de otros más que por su naturaleza
    maléfica. Se devela así la ambigüedad de esta
    figura, pregonera tanto de cosas falsas y malas como mensajera
    de verdades, Tam ficti pravique tenax quam nuntia
    veri
    (v. 188). Con esto, se afirma que la Fama es
    una novedosa creación alegórica que, con sus
    numerosas bocas, pregona la intención del enunciador de la
    Eneida

      

    CONCLUSIONES

    De toda la producción literaria de Virgilio la
    Eneida es su obra de mayor importancia, para la cual se
    estuvo preparando toda la vida .

    La Eneida es un poema simbólico y
    también es la epopeya del destino. Utiliza los dos
    poemas
    homéricos en una compleja imitación, exalta la
    figura de Augusto y glorifica la historia de Roma a través
    del relato de los orígenes de la ciudad.

    El Libro IV es uno de los más llamativos y
    dramáticos de la obra que proyecta sobre la épica
    la atmósfera de una tragedia de Eurípides. Los
    amores de Dido y Eneas no son únicamente la
    narración de una pasión desdichada sino
    también la cristalización poética de una
    serie de pensamientos morales que acompañaron siempre los
    contactos de Roma y Oriente. Se plantea el peligro que corre el
    genio romano a medida que los progresos de su conquista lo
    relacionaban con civilizaciones orientales.

    En el desarrollo del Libro IV Virgilio pergeña –
    haciendo gala de profunda originalidad – la figura de La
    Fama,
    una criatura horrible, con características bien definidas: De origen
    divino, es veloz, posee fuerza dinámica, con aspecto
    monstruoso. El mensaje de La Fama produce un impacto
    devastador en la sociedad y en las personas. Funciona como un
    elemento de control social
    que, en el caso concreto de
    Eneas logra movilizarlo en pos del cumplimiento de su
    misión heroica y fundante. En las otras ocasiones en que
    aparece mencionada en la Eneida, la Fama conserva
    sus atributos esenciales: conocimiento
    inmediato de la realidad, velocidad para
    transmitir su mensaje, efectos instantáneos y contundentes
    en los receptores.

    La Fama – en cuanto a su caracterización
    personificada, la descripción de su accionar y la
    presentación de los efectos que produce – se constituye en
    una de las más originales creaciones que el genio de
    Virgilio legó a la posteridad literaria.

    BIBLIOGRAFÍA

    BAUZÁ, Hugo F., Las Geórgicas de
    Virgilio,
    Bs. As., Eudeba, 1989.

    HORACIO, Odas y Epodos. Sátiras.
    Epístolas. Arte
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    México,
    Porrúa, 1977

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    Bs. As., Paidós, 1997.

    —————–, Virgilio o el segundo nacimiento
    de Roma,
    Bs. As., Eudeba, 1985.

    GUILLEMIN, A. M. Virgilio, Poeta, Artista y
    Pensador,
    Bs. As., Paidós, 1968.

    JACKSON, K. W. F., Virgil, Harmondsworth,
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    OTIS, B., Virgil, A study in Civilized Poetry,
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    P. VERGILI MARONIS, Aeneidos, L. IV, Bs. As.,
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    PERRET, J., Virgile: l¨Homme et l¨oeuvre,
    París 1952.

    VIRGILIO, Eneida, Madrid, Aguilar, 1988. Trad. de
    Lorenzo Riber, revisada y corregida por Ángel
    Sierra.

    VIRGILIO, La Eneida, Barcelona, Altaya,
    1994, Trad. Aurelio Espinosa Polit. Edic. Carlos
    Fernández Corte.

    WILLIAMS, R. D. Virgil, Oxford, Clarendon Press,
    1967.

    El autor analiza la Eneida de Virgilio en especial el
    Libro IV en el que se presenta el idilio de Eneas y Dido y la
    acción de La Fama en la divulgación de sus
    amores.

     

     

    Autor:

    Julio Maestre
    Presentada a la Facultad de Humanidades de la Universidad
    Nacional del Comahue
    En cumplimiento parcial de los requisitos para la materia
    Literatura Latina I, cátedra a cargo de la Prof.
    María Isabel López Olano
    Agosto de 1997

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