Será, primordialmente, una revolución
que resurge de la lucha en variados frentes sociales, con muchos
métodos,
bajo diferentes formas sociales, con grados diversos de
compromiso y participación.
Temas tratados:
– Neoliberalismo: Aspectos Sociales.
– Noeliberalismo y Democracia.
– EL Neoliberalismo
en América
Latina.
– El Neoliberalismo; ¿Una Nueva Religión?.
– La Social Democracia y
la Planeación
Estratégica.
– Keynes
Alreves.
– Frente a los cuatro modelos de
planeación.
EL NEOLIBERALISMO: ASPECTOS SOCIALES.
El neoliberalismo como ideología contiene significados, ideas, y
valores
basados en los principios
sociales del liberalismo
clásico: el mercado libre, el
individualismo, la ocupación con un egoísmo
estrecho, y el propósito que éstos lograrán
el bienestar social. El neoliberalismo también ofrece un
repertorio de estrategias a
través de los cuales se puede dominar, subordinar,
asimilar y excluir a la gente. El neoliberalismo es una respuesta
a un ciclo anterior de lucha por la parte de obreros,
estudiantes, mujeres, minorías y campesinos que
llevó el neoliberalismo a un punto de crisis; una
respuesta que busca deshabilitar a todos estos grupos
convirtiendo sus diferencias en antagonismos de salarios, raza,
género
y etnicidad.
Los programas
políticos neoconcervativos del neoliberalismo socava a la
clase media reduciendo su temor del descenso contra ellos quienes
luchan más abajo en la jerarquía de salarios. La
reducción de programas
sociales y derechos legales tratan de
deshabilitar a los movimientos comunitarios, dejándolos
susceptibles a las demandas de las grandes empresas. Las
luchas por igualdad son
atacadas por la criminalización de programas de
Affirmative Action. El triunfo de lograr una heterogeneidad
cultural en el sistema escolar y
universitario se enfrente con la reducción en la
diversidad de la facultad, en el plan de cursos y en la
fundación de programas. La libertad
reproductiva de la mujer, la
liberación sexual y la independencia
económica han sido atacadas ferozmente por los ultra
cristianos a la derecha. La homofobia de éstos
también da la oportunidad de reducir los derechos gay a través
de la violencia
privada y las leyes
públicas.
El neoliberalismo xenofóbico ha sido utilizado
para promover una histeria antimigrante y un temor de la gente de
color. Tales
esfuerzos han producido comunidades y sitios de trabajo
amurallados y vigilados.
EL NEOLIBERALISMO Y LA VIOLENCIA.
La violencia, manifiesta y estructural, está al
centro de la creación de tales antagonismos. La violencia
manifiesta o física ha sido
promulgada legalmente por el terrorismo en
masa, y la militarización de la frontera y muchas
comunidades. Ha sido promulgada ilegalmente por linchamientos
privados, la violación, golpeos a manos de las fuerzas
públicas y tiroteos e incendios a
manos de grupos
paramilitares. La violencia estructural, social como
económica, se ha hecho resaltada a través de
símbolos, la ideología y programas públicos
para someter a unos y amenazar a otros con los horrores de
la pobreza,
hambre, las enfermedades evitables, la
mal educación, la servidumbre y la
privación del derecho de ciudadanía.
A pesar de una retórica penetrante que exige un
límite al gobierno,
el estado en
realidad ha aumentado su papel intruso
en la sociedad por la
guerra contra
las drogas, la
vigilancia de poblaciones y la intervención
domésticas e internacional, de la policía y las
fuerzas armadas. El ejercito, el INS, el FBI y otras unidades
militares y agencias policiales han empezado una guerra de baja
intensidad en la frontera y en áreas urbanas, con operaciones como
Operation Hammer, operation Rock Crusher, y
Operation Hold the Line. Prisioneros y campamentos de trabajo en
crecimiento rápido alojan a un número creciente de
jóvenes de color,
criminalizados por ser joven, por asociarse con comunidades
alternativas, y por tratar de explotar mercados
lucrativos e ilícitos.
LA RESISTENCIA.
La resistencia a
toda esta violencia manifiesta y estructural ha sido a la vez
individual y colectiva. Los esfuerzos más efectivos han
sido basados en luchas anteriores donde la gente aprendió
a trabajar en conjunto en redes informales
autónomas, en comunidades y espacios sociales que acepten
la diferencia y la diversidad. No ha sido fácil para los
neoliberales reducir los triunfos de los años 60s y 70s.
El pueblo ha resistido los ataques sobre los sueldos, los
gastos
sociales, y el tiempo libre a
través de retrasos de trabajo, robos, sabotaje y motines.
Otros han explotado mercados
alternativos a través del comercio
ilícito y de sistemas
clandestinos de redistribución. Aún otros han
elaborado nuevas críticas culturales por la música, el arte y el
teatro.
LA LUCHA CONTRA PROGRAMAS SOCIALES
NEOLIBERALES.
La superación de programas sociales neoliberales
se depende de la transformación creativa de instituciones
tradicionales en nuevas redes sociales que permiten
a la gente tomar control de su
propio aprendizaje,
redistribuir sus recursos conforme
a sus necesidades, y gozar de la diferencia sin antagonismo,
mientras que busque la elaboración de sus propios deseos.
Mucha gente se ha quebrado con la exaltación restrictiva
de la familia
nuclear tradicional, siguiendo alternativas de modas de vida,
arreglos de vivienda, y relaciones sociales. Otros han disputado
abiertamente los valores
neoliberales de propiedad
privada, la competición y el énfasis en el éxito
individual que viene del trabajo sin fin y el consumo
ostentoso. Llegando a ser parte de barrios y organizaciones y
centros comunitarios, la gente promueve esfuerzos cooperativos en
la producción y distribución de necesidades mientras que
trasforma sus relaciones personales en formas más
autorizantes y mutualmente sustentadoras. Muchas de estas
alternativas han incorporado una búsqueda para nuevas
vías de entrada a interrelaciones entre seres humanos y el
resto de la naturaleza. La
abolición exitosa de programas sociales neoliberales solo
puede ser realizada superando los viejos métodos
con los esfuerzos de construir un nuevo mundo y así
proveer la fuerza
necesaria para la destrucción de esos viejos
programas.
NEOLIBERALISMO Y DEMOCRACIA.
Hoy, en el despertar de la crisis del
Keynesianismo, el neoliberalismo racionaliza la
destrucción no solamente de comunidades tradicionales sino
también de programas sociales del gobierno ganados
en luchas anteriores para proteger a la gente de las fuerzas del
mercado. Se trata
de imponer el valor del
mercado en todas las esferas de la vida. La naturaleza, la
contaminación, el bienestar humano,
la
educación y todo comportamiento
social están medidos puramente por su contribución
a hacer ganancias en la histeria capitalista más insana
que el mundo ha conocido. El cambio
neoliberal de programas públicos al sector privado ha
tratado de remover todas las protecciones de las fuerzas del
mercado. Transferiendo poder de la
legislatura al ejecutivo, se ha reducido la efectividad de
presión
por parte de las masas. El uso de los medios de
comunicación para dominar el debate
electoral ha concentrado el poder en las
manos de los adinerados y ha fortalecido el monopolio de
partidos
políticos y sus patrocinadores
empresariales.
RESISTIENDO LA POLÍTICA
NEOLIBERAL.
Se ha resistido ha todos estos cambios, a veces de una
manera parcial, por ejemplo el esfuerzo para proteger programas
de beneficio social, a veces estructuralmente, por ejemplo, los
esfuerzos para detener la poca democracia que hay en sistemas
políticos contemporáneos. Ha habido más
logros en estas luchas que lo que usualmente se reconoce. Si
comparamos lo que los neoliberales han querido hacer con lo que
han sido capaces de hacer hasta ahora, podemos ver el alcance de
sus derrotas. Un problema importante con la mayoría de
estas luchas de resistencia, sin embargo, es que al aceptar la
estructura del
sistema en
sí misma, solo han podido aspirar a reformas marginales.
Los mejores medios para
resistir neoliberalismo quedan afuera y en contra de su propio
marco no democrático.
COMO LUCHAR EN CONTRA DE LA POLÍTICA
NOELIBERAL.
Lo que esta historia de política
liberal, Keynesiana y neoliberal enseña es la necesidad de
transformar radicalmente las estructuras de
la política: las maneras en que la gente se reúne
para hacer decisiones colectivas y públicas sobre como
vive. La fachada democrática de políticos
profesionales debe ser desgarrada y nuevas formas de
política democrática inventadas. Aunque partidos
basados en ideología pueden sobrevivir, deben ser
reducidos solamente a una forma de auto-organización colectiva entre otros dentro
de un sistema verdaderamente democrático. Hay
alternativas, una variedad amplia de auto-actividad
política requiriendo una democracia más
participativa contribuyó a la caída del
Keynesianismo y desafía a los esfuerzos neoliberales de
reprimirla o coaptarla. La lucha política, hoy debe crear
más espacio por tal auto-actividad para elaborar y
consolidarse a sí mismo, en todos los niveles, en cada
aspecto de la sociedad. La
gente indígena de Chiapas han articulado claramente la
clave conceptual y organizacional para la democracia:
autonomía. La manera de organizarlo cambia mucho pero la
autonomía de las comunidades de grupos étnicos y
lingüísticos, de las regiones y otros grupos
auto-definidos es la única manera posible para un
verdadero pluralismo, un neo-pluralismo que sea verdaderamente
democrático. Autonomía no significa
abolición de la política o fragmentación de
las sociedades. La
política es un elemento ineludible de la vida social
humana. La política autonómica simplemente rehusa
la estructuración de esta dinámica a través de la
imposición de una serie de reglas universales de valores y de
comportamiento. En cambio, se
celebra una visión de diálogo
sin fin e interacción dentro de una comunidad de
comunidades siempre cambiante, tanto en escala local como
universal.
EL NEOLIBERALISMO EN AMÉRICA
LATINA.
Carta de los Provinciales Latinoamericanos de la
Compañía de Jesús.
Queridos compañeros:
- Nosotros, Superiores Provinciales de la
Compañía de Jesús en América
Latina y el Caribe, siguiendo el llamado de la
Congregación General 34 a profundizar nuestra misión
fe-justicia.
Queremos compartir con todos los que participan de la
misión apostólica de la
Compañía de Jesús en el continente y
todas aquellas personas preocupadas y comprometidas con la
suerte de nuestro pueblo, especialmente los más
pobres, algunas reflexiones sobre el llamado neoliberalismo
en nuestros países. Nos resistimos a aceptar
tranquilamente que las medidas económicas aplicables
en los últimos años en todos los países
latinoamericanos y el Caribe, sean la última manera
posible de orientar la economía y que el empobrecimiento de
millones de latinoamericanos sean un costo
irremediable de un futuro crecimiento. Detrás de estas
medidas económicas existe una estrategia
política, subyace una concepción de la persona
humana y una cultura
que es necesario discernir desde nuestros propios modelos de
la sociedad a la que aspiramos y por la cual trabajamos, al
lado de tantos hombres y mujeres movidos por la esperanza de
vivir y dejar a las futuras generaciones una sociedad
más justa y humana.Son solamente reflexiones que encontramos
pertinentes sobre las consecuencias y criterios del
neoliberalismo; y características de la sociedad que
anhelamos. Nuestra preocupación principal, al
compartir estas reflexiones, es de orden ético y
religioso. Los comportamientos económicos y
políticos a lo que nos referimos reflejan en el
ámbito de lo público los límites y los contra valores de una
cultura
fundada en una concepción de la persona y la
sociedad ajena al ideal cristiano.LA SOCIEDAD DE LA QUE SOMOS
PARTE. - Las consideraciones presentadas no pretender ser el
análisis científico de un asunto
complejo que requiere investigación desde muchas
disciplinas. - En el umbral del siglo XXI las comunicaciones nos unen estrechamente, la
tecnología nos da nuevas posibilidades de
conocimiento
y creatividad,
y los mercados penetran todos los espacios sociales. En
contraste con la década pasada, la economía de la
mayoría de nuestros países ha vuelto a
crecer. - Este auge material, que podría abrir esperanza
para todos deja sin embargo a multitudes en la pobreza, sin
posibilidades de participar en la construcción del destino común,
amenaza la identidad
cultural y destruye los recursos
naturales. Calculamos que en Latinoamérica y el Caribe por lo menos
180 millones de personas viven en la pobreza y 80
millones sobreviven en la miseria. - Las dinámicas económicas que producen
estos efectos perversos tienden a transformarse en
ideologías y absolutizar ciertos conceptos: el mercado,
por ejemplo, de un instrumento útil y hasta necesario
para elevar y mejorar la oferta y
reducir los precios,
pasa a ser el medio, el método y
el fin que gobierna las relaciones de los seres
humanos. - Para lograrlo, se generalizan en el continente las
medidas conocidas como neoliberales.
- Ellas ponen el crecimiento
económico y no la plenitud de todos los hombres y
mujeres en armonía con la creación como
razón de ser de la economía. - Restringen la intervención del estado hasta
despojarlo de responsabilidades por los bienes
mínimos que se merece todo ciudadano por ser
persona. - Eliminan los programas generales de creación
de oportunidades para todos y los sustituyen por apoyos
ocasionales a grupos focalizados. - Privatizan empresas con el
criterio de que en todos los casos el estado es
mal administrador. - Abren sin restricciones las fronteras a
mercancías, capitales y flujos financieros y dejan sin
suficiente protección a los productores más
pequeños y débiles. - Hacen silencio sobre el problema de la deuda externa
cuyo pago obliga a recortar drásticamente la inversión social. - Subordinan la complejidad de la hacienda
pública al ajuste de las variables
macroeconómicas: presupuesto
fiscal
equilibrado, reducción de la inflación y balanza de
pagos estables; como sí allí se siguiera todo
bien común y no se generarán nuevos problemas
para la población que tienen que ser atendidos
simultáneamente. - Insisten en que estos ajustes producirán un
crecimiento que, cuando sea voluminoso, elevará los
niveles de ingreso y resolverá por rebalse la
situación de los desfavorecidos. - Para incentivar la inversión privada, eliminan los
obstáculos que podrían imponer las legislaciones
que protegen a los obreros. - Liberan a grupos poderosos de impuestos y de
la obligación con el medio
ambiente y los protegen para acelerar el proceso de
industrialización, y así provocan una
concentración todavía mayor de la riqueza y el
poder económico. - Ponen la actividad política al servicio de
esta política
económica, con lo que caen en la paradoja de quitar
todas las trabas al libre ejercicio del mercado, y al mismo
tiempo
controles políticos y sociales, por ejemplo a la libre
contratación de mano de obra, para garantizar la
hegemonía del mercado libre.
- Debemos reconocer que estas medidas de ajuste han
tenido también aportes positivos. Cabe señalar la
contribución de los mecanismos del mercado para elevar
la oferta de
bienes de
mejor calidad y
precios. La
reducción de la inflación en todo continente. En
quitar a los gobiernos tareas que no les competen para darles
oportunidad de dedicarse, si quieren, al bien común. La
conciencia
generalizada de austeridad fiscal que
utilizan mejor los recursos
públicos. Y en el avance de las relaciones comerciales
entre nuestras naciones. - Pero estos elementos están lejos de compensar
los inmensos desequilibrios y perturbaciones que causa el
neoliberalismo en términos de concentración de
los ingresos, la
riqueza y la propiedad
de la tierra;
multiplicación de masas urbanas sin trabajo o que
subsisten en empleos inestables y pocos productivos; quiebra de
miles de medianas y pequeñas empresas,
destrucción y desplazamiento forzado de poblaciones
indígenas y campesinas; expansión del narcotráfico basado en sectores rurales
cuyos productos
tradicionales quedan fuera de competencia; desaparición de la
seguridad
alimentaria; aumento de la criminalidad provocada no pocas
veces por el hambre; desestabilización de las
economías nacionales por los flujos libres de la
especulación internacional; desajuste en comunidades
locales por proyectos de
empresas multinacionales que presiden de los
pobladores.LA CONCEPCIÓN DEL SER
HUMANO. - En consecuencia, al lado de un crecimiento
económico moderado, aumenta en casi todos nuestros
países el malestar social que se expresa en protestas
ciudadanas y huelgas. Vuelve a tomar fuerza en
algunos lugares la lucha armada que nada soluciona. Aumenta el
rechazo a la orientación general que, lejos de mejorar
el bien común, profundiza las causa tradicionales del
descontento popular: la desigualdad, la miseria y la corrupción. - Detrás de la racionalidad económica que
suele llamarse neoliberal hay una concepción del ser
humano que delimita la grandeza del hombre y la
mujer a la
capacidad de generar ingresos
monetarios. Exacerba el individualismo y la carrera por generar
y poseer, y lleva fácilmente a atentar contra la
integridad de la creación. En muchos casos desata la
codicia, la corrupción y la violencia. Y, al
generalizarse en los grupos
sociales, destruye radicalmente la comunidad. - Se impone así un orden de valores donde priva
la libertad
individual para acceder al consumo de
satisfacciones y placeres; que legitima, entre otras cosas, la
droga y el
erotismo sin restricciones. Una libertad que rechaza cualquier
interferencia del estado en la
iniciativa privada, se opone a planes sociales, desconoce la
virtud de la sociedad, y solo acepta las leyes del
mercado. - Por el proceso de
la
globalización de la economía, esta manera de
comprender al hombre y a
la mujer
penetra nuestros países con contenidos simbólicos
de gran capacidad de seducción. Gracias al dominio sobre
los medios de
comunicación de masas rompen las
raíces de identidad de
culturas locales que no tienen poder para comunicar su
mensaje. - Comúnmente los dirigentes de nuestras sociedades, articulados a estos movimientos de
globalización y embebidos en la
aceptación indiscriminada de las razones del mercado,
viven como extranjeros en sus propios países sin
dialogar con el pueblo, lo consideran obstáculo y
peligro para sus intereses, y no como hermano,
compañero o socio.LA SOCIEDAD QUE QUEREMOS.
- De manera más general, esta concepción
considera normal que nazcan y mueran en la miseria millones de
hombres y mujeres del continente incapaces de generar ingresos
para comprar una calidad de
vida más humana. Por eso los gobiernos y las
sociedades no experimentan el escándalo frente al hombre
y la incertidumbre de multitudes desesperanzadas y perplejas
ante los excesos de los que usan, sin pensar en los
demás, los recursos de la sociedad y de la
naturaleza. - Gracias a Dios, hay iniciativas de
transformación que insinúan el resurgimiento de
un mundo nuevo desde diversos grupos culturales, etnias,
generaciones, género y sectores sociales. - Animados por estos esfuerzos queremos ayudar a
construir una realidad más cercana al reino de justicia,
solidaridad y
fraternidad del evangelio; donde la vida con dignidad sea
posible para todos los hombres y mujeres. - Una sociedad donde toda persona pueda acceder a los
bienes y servicios
que se merece por haber sido llamada a compartir este camino
común hacia Dios. No reclamamos la sociedad de
bienestar, de las satisfacciones materiales
ilimitadas, sino una sociedad justa, donde nadie quede excluido
del trabajo y del acceso a bienes fundamentales para la
realización personal como
la educación, la nutrición, la
salud, el hogar
y la seguridad. - Queremos una sociedad donde todos y todas podamos
vivir en familia y mirar
al futuro con ilusión, compartir la naturaleza y legar
sus maravillas a las generaciones que nos
sucederán. - Una sociedad atenta a las tradiciones culturales que
dieron identidad a los pueblos indígenas; a los
pobladores que llegaron de otra parte, a los afro americanos y
mestizos. - Una sociedad sensible a los débiles, a los
marginados, a quienes han sufrido los impactos de procesos
socioeconómicos que no ponen al ser humano en primer
lugar. Una sociedad democrática, construida
participativamente, donde la actividad política sea la
opción de los que quieren entregarse al servicio
de los intereses generales que imponen a todos.TAREAS
- Somos conscientes de que alcanzar este tipo de
sociedad tiene un precio
elevado, por los cambios de actitudes,
hábitos y valoraciones que exige. Nos reta a hacer
aquellos elementos positivos de la modernidad,
como el trabajo,
la
organización, la eficiencia, sin
los cuales no podemos construir esa sociedad que
soñamos. Queremos finalmente contribuir a al construcción de una comunidad
latinoamericana entre nuestros pueblos. - Tenemos delante una tarea enorme para realizar en
distintos campos: emprender al lado de muchos otros, a partir
de nuestras universidades y centros de estudio, investigación y promoción, un esfuerzo intelectual de
gran envergadura en ciencias
sociales, teología y filosofía, para conocer
el neoliberalismo, explicar su racionalidad profunda y sus
efectos sobre el ser humano y la naturaleza. Sopesar en el
discernimiento las líneas de acción que se sigan
del análisis, y tomar las opciones
pertinentes. - Este conocimiento
y estas decisiones deben llevarnos a:
- Acompañar el camino de las víctimas,
desde comunidades de solidaridad.
Para proteger los derechos de los excluidos, y emprender con
ellos, en el diálogo con los sectores que controlan las
decisiones, la construcción de la más inclusiva o
incluyente de las sociedades posibles. - Fortalecer las tradiciones culturales y espirituales
de nuestros pueblos para que se sitúen, desde su propia
identidad, en el espacio de las relaciones globalizadas sin
menoscabo de su riqueza simbólica y su espíritu
comunitario. - Incorporar en el trabajo
educativo, que hacemos con muchos otros, el orden de valores
necesario para formar personas capaces de preservar la primicia
del ser humano en el mundo que compartimos, y dar a los alumnos
la preparación requerida para entender y trabajar en la
transformación de esta realidad. - Resistir particularmente a la sociedad de consumo y
su ideología de la felicidad basada en la compra sin
límite de satisfacciones materiales. - Comunicar por todos los medios los resultados del
análisis sobre le neoliberalismo, los valores
que deben ser preservados y promovidos y las alternativas
posibles. - Proponer soluciones
viables en los espacios donde se toman las decisiones globales
y macroeconómicas.
- Trabajaremos por fortalecer el valor de
la gratitud, en un mundo donde todo se exige por un precio;
por estimular el sentido de la vida sobria y la belleza
simple; por favorecer el silencio interior y la
búsqueda espiritual y por vigorizar la libertad
responsable que incorpora decididamente la práctica de
la solidaridad, desde la espiritualidad de San Ignacio de
Loyola comprometida en la transformación del corazón humano.Queremos así reafirmar la opción
radical de fe que nos llevó a responder el llamado de
Dios en el seguimiento de Jesús en pobreza, para ser
más eficaces y libres en la búsqueda de la
justicia. - Para hacer creíble nuestro empeño, y
para mostrar nuestra solidaridad con los excluidos del
continente y evidenciar nuestra distancia del consumismo,
procuraremos no solamente la austeridad personal, sino
también que nuestras obras e instituciones eviten todo tipo de
ostentación y empleen medios coherentes con nuestra
pobreza. En su
política de inversiones
y de consumo no deberán apoyar a empresas que
notoriamente infringen los derechos
humanos y vulneren la ecología. - Buscaremos con muchos otros una comunidad nacional y
latinoamericana solidaria, donde la ciencia,
la tecnología y los mercados estén al
servicio de todas las personas de nuestros pueblos, donde el
compromiso con los pobres ponga en evidencia que el trabajo por
la plenitud de todos los hombres y mujeres, sin exclusiones,
sea nuestra contribución, modesta y seria, a la mayor
gloria de Dios en la historia y en la
creación. Esperamos que estas reflexiones animen los
esfuerzos por mejorar nuestro servicio a los pueblos
latinoamericanos.
EL NEOLIBERALISMO; ¿Una nueva religión?
Por Horst Kurnitzky.
"La democracia en sí misma jamás ha
sido un valor central del neoliberalismo."
Friedrich Hayek.
Liberada al fin de la pasada confrontación
este-oeste y, con ello, de la falsa alternativa de la planificación económica socialista,
hoy en día, la democracia económica de libre
mercado se está zafando, también en el mundo
occidental, de las últimas ataduras impuestas en los
pasados 100 años por los movimientos obreros y las ideas
de economistas como John Maynar Keynes. Desde
su nuevo centro, Chicago, comenzó su victoriosa marcha por
el mundo bajo la bandera del neoliberalismo. Su llamamiento
declara, "dejar el mercado al libre juego de las
fuerzas de la competencia", se
ha constituido en un concepto de
bienestar que reconoce en estas fuerzas la única
regulación que, elevadas al rango de fuentes de la
riqueza, garantiza no solamente el bienestar social sino
también en última instancia, el bienestar
individual.
No es algo nuevo decir que el concepto
básico de la ideología neoliberal descansa, sobre
todo, en la idea de que la libertad del hombre es debida a la
protección de la propiedad y al ilimitado aprovechamiento
e igualmente ilimitado intercambio de los bienes producidos. En
los Bill of Rights de Norteamérica y en la
Declaración de los Derechos del Hombre de la Revolución
Francesa ya estaban establecidos estos derechos fundamentales
que hasta hoy pertenecen a las irrenunciables garantías
fundamentales que otorga el Estado de
Derecho. Esta es la protección asegurada por
tribunales independientes de la libertad, igualdad y
propiedad. Cuando el 8 de Junio de 1.774, el ciudadano
Robespierre, armado con un ramo de flores en una mano y una
antorcha en la otra, proclamó la Religión de la
Humanidad en París, ya era común entre la opinión
pública creer que la naturaleza divina, a la cual en
última instancia le debemos todo, también encierra
los poderes que prometen la felicidad y el bienestar del hombre.
El reino de estos poderes sin límites
automáticamente garantiza esto. La meta
señalada por los economistas liberales es abolir cualquier
limitación artificial del comercio y de
la industria a
fin de que los hombres sean libres para perseguir sus intereses
individuales.
El poder de interpretación y por ello en parte
también el poder político que hasta entonces
correspondía a los representantes de dios en la tierra se
trasladó, en la ilustración, a los mediadores entre la
naturaleza y la sociedad. Con la misma autoridad con
la que los líderes eclesiásticos proclamaron la
voluntad de Dios y supieron imponer sus intereses, ahora las
revoluciones liberales podrían citar el libro de la
Naturaleza, interpretar las leyes naturales y, y cuando les era
posible, aprovecharlas en su favor. También se
podría decir que los liberales sustituyeron a la Biblia
por Libro de la
Naturaleza. Cuando antes el benevolente o encolerizado dios
dirigía tanto la economía como la sociedad, era
entonces la mano invisible la fuerza dinámica e impulsora que, desde
atrás, arreglaba la reciprocidad de acción entre
oferta y
demanda.
La nueva religión de la humanidad, que reconoce
el hombre como
único ser supremo, ha liberado sus necesidades
psíquicas y sus cualidades de carácter
de la tutela social, ignorando sus condiciones de desarrollo
tanto históricas como sociales y, en consecuencias, las ha
elevado al rango de formas naturales de expresión y
existencia que no deben ser restringidas. Esta condición
del hombre está libre de cualquier responsabilidad
social. Perseguir sin límites sus intereses personales
también quiere decir perseguir a la naturaleza
inconscientemente; ahí donde domina la ley de la selva,
donde el instinto lo es todo y la reflexión y la responsabilidad social están canceladas. De
este modo, la sociedad se convierte en una sociedad de sacrificio
total, es decir, el sacrificio pierde su elemento racionalizante
y la masacre social lo sustituye.
Sustituir la todo poderoso y también injusto dios
creador por una no menos todopoderosa pero inhumana naturaleza
significa dejar a la sociedad en manos de un – en muchos
sentidos – desconocido sujeto que, como dios, está
reconocido como creador de la sociedad humana pero no es
responsable de los hombres ni de la sociedad. La naturaleza como
sujeto no establece ninguna relación humana con la
sociedad. El amor y el
odio sobre los que se constituye la sociedad son objetos de
investigación de las ciencias
sociales, aunque para la naturaleza inconsciente, estas emociones no sean
elementos de una formación reactiva. La naturaleza no
piensa ni siente, no es un ente social.
Además, las leyes de la naturaleza, que para el
liberalismo
también incluyen a la economía y a la sociedad,
están formuladas por un interés
dirigido hacia la sumisión y la explotación. Su
carácter provisional, las ciencias
siempre entienden las leyes de la naturaleza como hipótesis, el cual amplía el
conocimiento de la naturaleza, esto es, la imagen que
nosotros nos hacemos de ella, indica, sobre todo, el progreso de
las técnicas
de explotación de la naturaleza misma.
Francis Bacon, quien como accionista de la East Indian
Company debía saber esto, en su Nueva Atlantis. Con otras
palabras, leer el Libro de la Naturaleza quiere decir ganar poder
sobre ella. Quien conoce su nombre aprehende sus leyes, es decir,
tiene poderes sobre la naturaleza, como no lo enseñan el
cuento de los
hermanos Grimm del Enanito Rumpelstilzchen. Para los
revolucionarios liberales del nuevo orden económico, la
naturaleza era un dios y un demonio al mismo tiempo; como una
arcaica figura de culto que tenían que poner a su
servicio.
Pero hay algo que añadir: la meta de la
aspiración humana era bajada del cielo a la tierra.
Puesto que el paraíso prometido por la religión
todavía tenía que ser comprado por medio de
sacrificios, éste ya no fue colocado en el más
allá, sino en la vida terrenal, como un fuego fatuo
brillando en el horizonte del progreso social. Sólo la
acumulación de la riqueza social e individual, es decir,
la ambición de fortuna en la vida económica la
persecución imperturbable de los intereses personales
automáticamente conduce a ala tierra
prometida. Así lo planteó en todos los casos la
Declaración de Independencia
de los Estados Unidos de
Norteamérica. Desde entonces, la ambición de
fortuna no fue un derecho humano sino un deber. En el país
de las grandes oportunidades, hasta hoy en día, juventud,
fortuna y éxito económico son los requisitos del
prestigio social.
Finalmente, la idea del progreso condujo y para entonces
ya estábamos en el siglo XIX a este concepto de evolución que formuló Charles
Darwin como la
ley de la
supervivencia de los más aptos (Survival of the fittest).
Como lucha por la existencia, este principio de la evolución de las especies se
convirtió en un lema empleado para la descripción de liberales procesos
económicos y sociales. Con todo esto, muchas veces no se
entiende que la lucha por la existencia en la naturaleza no tiene
lugar entre el gato y el ratón sino entre el ratón
que se traga al gato y el ratón que escapa, una
oportunidad de sobrevivir que, en la lucha económica no
existe para los débiles.
Tampoco resulta claro que las leyes de la naturaleza,
formuladas por Darwin, de hecho
son una proyección de las leyes del liberalismo
económico de su tiempo a la naturaleza. Lo que se busca se
encuentra; de todos modos, la experiencia de cualquier progreso
es el resultado de una lucha que ha influido profundamente en el
pensamiento y
en las acciones de la
sociedad. Hasta hoy, no existe ninguna doctrina económica
influyente que de alguna manera no tenga sus bases en el
postulado de la libre competencia como fundamento al progreso, el
crecimiento y bienestar social; y la única ley que admite
el neoliberalismo es la de Darwin pero formulada con un poco
más de elegancia: En lugar del survival of the fittest ha
sido retomado por el laissez faire.
Una parte de las drásticas transformaciones de
nuestro tiempo ha sido la liberación económica y
social de aquellas sociedades que por decenios estuvieron
sometidas a la absoluta tutela de un partido único y de
una economía de planificación burocrática: Los
estados de la antigua Unión Soviética y
también una serie de estados del llamado Tercer Mundo que
se orientaron al modelo
Soviético o que se desarrollaron en una sociedad
caracterizada por caudillos nacionales y una dictadura de
partido. Todos esos países, en conjunto, siguen un
supuesto político económico neoliberal establecido
por el Banco Mundial
y el Fondo Monetario
Internacional que les permite obtener créditos. Está condición se
atribuye a la influencia que ha tenido la escuela de
Chicago en el grupo de las
siete potencias industriales dirigentes. Como en la época
del liberalismo, Gran Bretaña ha jugado aquí, un
papel
protagónico, bajo el nombre de Thacherismo, el
neoliberalismo entró, como un costoso experimento, a la
historia económica de Inglaterra,
destruyendo las posibilidades de vida de amplios estratos
sociales. A través de sus principales instrumentos (el
comercio mundial, los acuerdos sobre aranceles y
las comunidades económicas) este modelo se
convirtió en la doctrina general de la política
económica contemporánea.
Cuando en 1962 Miltón Friedman con su libro
Capitalism and Freemon en cierto modo fundó la nueva
escuela del
neoliberalismo en Chicago, el público no tomó nota
de su intento para revitalizar el liberalismo económico
radical. Las dos grandes guerras, en
donde tuvo lugar la lucha por la existencia a nivel
económico y en consecuencia, también a nivel
nacional, no se había olvidado; así como la idea
del socialismo, a
pesar del terror y la represión en los estados
socialistas, no estaban tan arruinada como para que un
contramovimiento pudiera ganar terreno. Al contrario, los
movimientos para la liberación nacional en el tercer mundo
y la crítica a la guerra de Vietnam
emprendida por los Estados Unidos,
junto con los movimientos políticos de protesta hicieron
que las ideas socialistas y sus modelos fueron todavía
atractivas.
Finalmente, la crisis económica y la
descomposición del mundo socialista que se avizoró
a fines de los sesenta, en conexión con la crisis
económica y del estado benefactor ocurrida en occidente
provocaron un cambio en la política económica
mundial. Al hacerse evidente que el estado benefactor no
podía financiarse más por los caminos acostumbrados
y cuando la alternativa socialista cayó en el
descrédito total, la recurrencia a viejas doctrinas de
salvación fue notable. Quizá el fracaso del llamado
experimento socialista ha impedido entender que la
economía mundial, por lo menos en lo que se refiere en las
metas humanas del liberalismo, también ha fracasado
miserablemente.
¿Qué es la libertad política sin
libertad económica, sin que la mayor parte de la población lleve una idea humana con
libertad de información y formación?.
Si la economía quiere hacer una
declaración relevante acerca de la sociedad debe
entenderse a sí misma como una ciencia
social.
Precisamente, las sociedades socialistas y fascistas de
este siglo no estuvieron al margen del proceso económico
sino que siempre formaron parte de la economía mundial.
Ambas se entendieron como respuestas al liberalismo, ambas
radicalizaron parte del liberalismo: En la sociedad Nazi, la idea
del progreso retornó en eugenesia, en criaderos de raza
pura, en el salvajismo del mundo de las especies, cuando la misma
idea para la sociedad socialista se reducía, como en las
sociedades arcaicas tribales, al simple plan de distribución. En lugar de retomar la
razón del siglo de las luces para criticar al liberalismo
con el fin de transformar la sociedad en una sociedad humanizada
y justa para los individuos, las respuestas al liberalismo
siempre se refirieron a quimeras sobre el mito del
origen: Aquí la horda del origen germánico,
allá al paraíso de la sociedad tribal del comunismo
primitivo.
Con la reducción de la
ilustración a la racionalidad de la acumulación
capitalista o socialista fue posible, a través de una
crítica igualmente simplificada, quitarle la ilustración su fundamento en el humanismo
universal. Lo que ha quedado ha sido el caos de sociedades en
descomposición en las cuales se ha podido extender los
organismos sobrevivientes del salvajismo económico:
Fomaciones mafiosas que con terror y violencia han arrebatado la
riqueza de las naciones.
Parece una burla de la historia que precisamente fuera
Chicago donde en los años veinte la mafia de Al Capone se
apropió de la ciudad, la policía, los tribunales y
todas las instituciones sociales y a donde el gobierno en
Washington pensó en enviar al ejército el lugar en
donde sé de desarrollo la
doctrina de salvación que tradujo la práxis de la
mafia en una teoría
económica pseudocientífica y que, a demás,
se vendiera al mundo con éxito como neoliberalismo. Por su
puesto hoy en día, aunque los orfanatorios y dispensarios
de Al Capone se llamen pacto de solidaridad, estos sirven para un
mismo fin: A la carnicería lucha económica por la
sobrevivencia le da un toque de carácter social con el
objeto de influir, como un calmante, sobre la población
asustada y apelar a una conciencia humana
que desapareció desde hace mucho tiempo de la realidad
social.
La catastrófica situación económica
y social, en que gracias a una economía monopolizada por
el estado o monopolista liberal, se encuentran ahora en la mayor
parte de los hombres, ha desencadenado una angustia y letargia
generales; pero no ha dejado entender que toda una época
de la economía mundial ha fracasado y que todo los
imperativos sociales de la humanidad y de la moral que
organizaban la cohesión social se encuentran hoy en
descomposición. Todos los temas o religiones de moda, desde el
posmodernismo hasta el supuesto "fin de la historia" o la entrada
a una nueva época de libertad absoluta, con los que se
intentan explicar la situación actual de la sociedad, son
solamente la expresión de una específica
condición social; son los síntomas de la crisis
general en la que se encuentra tanto la economía como la
sociedad.
El hecho de que una parte importante de la
economía se encuentre desde hace mucho tiempo en manos de
bandas internacionales no es un secreto. Los carteles de drogas, los
carteles de armas, las bandas
de los mercados informales del este y del oeste que ponen casi
todo a la venta desde el
vulgar contrabando hasta el plutonio, todos lavan su dinero
ilegalmente ganado en el archipiélago de los restos de la
economía formal que casi completamente controlada por
monopolios, ha abandonado todas las relaciones y compromisos
sociales. El gobierno de los carteles, conectado con grandes
capitales no controlados, en muchos países ha cambiado y
ala economía en una economía de bandas que ha
contribuido en una enorme barbarización de la sociedad.
Este es un fenómeno que el secretario general de las
Naciones Unidas,
Boutros Gahli, ha señalado como el mayor peligro para la
paz en el mundo, porque los carteles, pueden transferir, en
tiempos más cortos, sus enormes capitales especulativos a
cualquier destello de crisis y con ello atizar conflictos
armados de grandes dimensiones. En las sociedades en
descomposición, a esta selva corresponde una
disposición y necesidad de violencia que se descarga en
conflictos de
religión, de regiones o naciones, o como violencia
cotidiana en las pandillas de kids en los patios de las escuelas
y en los barrios miserables que llaman la atención de los mass media. También
se puede decir: Los marginados de la economía ejecutan el
neoliberalismo a su manera emulando los métodos y valores
de los grupos dominantes.
Con el abandono de la ilustración y la
reflexión, el liberalismo económico radical
dejó todos los fines humanos de la sociedad para
convertirse en un apologeta de la brutal lucha de la competencia
social. La batalla por la sobrevivencia en su forma más
desnuda, como lo ha vivido y elogiado Ernest Jünger con
respecto a las trincheras de la primera guerra
mundial, se ha extendido hasta los últimos rincones
del mundo. En relación con esto, el proceso de
destrucción social no ha generado una reflexión
sobre la economía la sociedad y la historia, acerca de las
perspectivas y metas de vida, sino solamente ha preparado el
terreno para la emergencia de nuevos movimientos
salvacionistas.
El miedo a la catástrofe y la fascinación
a ella favorecen el surgimiento de movimientos fundamentalistas
de salvación que, como en la época medieval,
protestan contra la miseria y prometen la salida de la crisis
universal. Esto concreta el frente de salvación del
Islam con el
nuevo fundamentalismo del Vaticano y con las numerosas sectas y
movimientos de salvación guiados por gurúes. En
este contexto, el neoliberalismo aparece como una variante
adicional en la asociación de las nuevas doctrinas de
salvación, todas ellas vinculadas por un consenso
común fundamentalmente antiiluminista.
El regreso a mitos eternos
y la tendencia a la mistificación del mundo parecen ser
características de las doctrinas de la
salvación pos modernas. En lugar de ilustrar acerca de los
fines sociales y de reflexionar en todo a sus perspectivas, se
espera que potencias oscuras y místicas salven al mundo:
Las desconocidas fuerzas del mercado regulándose por
sí mismas.
Este es el efecto imperial del mercado neoliberal, que
no deja espacio alguno a otras formas económicas, a otras
formas de vida, fuera de este mercado. El mercado neoliberal es
el "mercado total", así subrayen incansablemente sus
propagandistas su fin totalitarista.
Esto es la ideología, en realidad, el
neoliberalismo aprovecha más la ayuda del estado a
través de políticas
fiscales, subvenciones, etcétera que ninguna otra forma
económicas anterior.
Combatiendo el nazismo
así como al estado de bienestar, Hayek escribió, en
1.944, camino a la servidumbre. El argumento era que "la social
democracia moderna inglesa conduce al mismo desastre que el
nazismo
alemán". En 1.947 un grupo de
simpatizantes del neoliberalismo se reunió en Mont
Pélerin, Suiza y fundó una sociedad de amigos
fraternos que, como las ordenes de caballería o, como dice
Perry Anderson, la francmasonería, perseguía el fin
de combatir al comunismo. Entre
ellos estaban: Milton Friedman, Karl Popper, Ludwig Von Mieses,
Walter Lippman y Salvador de Madariaga. Este grupo existe hasta
hoy y se reúne cada dos años para discutir las
estrategias para
implantar el neoliberalismo en todo el mundo. Se trata de un
grupo de conspiradores que se amplía cada año con
nuevos miembros como el economista neoliberal Gary Becker y
escritores propagandistas del neoliberalismo como Vargas
Llosa.
DESECHAR EL
NEOLIBERALISMO
El neoliberalismo está resultando un modelo
económico residual que desecha a las grandes
mayorías de los Colombianos a quienes no tienen nada que
ofrecer: Ni empleo ni
bienestar. Se nota un modelo económico no solamente ajeno
a la idiosincrasia de los Colombianos, sino antifuncional. De
plano imponerlo en Colombia a
constituido un error garrafal de la clase política
tecnocrática actualmente en el poder.
Además de ser un modelo injusto y antifuncional,
también a resultado un modelo hipócrita, porque
finge dejar las soluciones a
las fuerzas del mercado, sobre todo si se trata de no solucionar
las necesidades de las mayorías, pero otorga gigantescos
subsidios a los banqueros.
El neoliberalismo a resultado un sistema que quita el
subsidio a los pobres y lo entrega a los ricos (a los superricos)
en forma paladina y descarada. En el subsidio a los bancos entonces
sí entonces no hay que dejar las soluciones al mercado,
sino a las finanzas
públicas.
Se dejan en libertad todos los precios de bienes de
consumo y de servicios, en
perjuicio de la economía popular, pero se mantienen bajo
control los
salarios, las tasas de
interés y el tipo de
cambio, que representan en forma u otra subsidios a los
grandes industriales exportadores y al sistema
financiero nacional.
El neoliberalismo ha destruido la agricultura
nacional dando paso a importaciones sin
límites de granos y alimentos; a
desmantelado la planta productiva industrial que producía
para el mercado interno, para el consumo de los
Colombianos.
El neoliberalismo está entregando la riqueza
nacional a intereses extranjeros: La planta industrial, los
bancos, la
bolsa de
valores, los aeropuertos, los puertos, el gran
comercio.
El neoliberalismo ha expropiado los bienes de los
Colombianos a través de la davaluación y el
perverso sistema
financiero. Los Colombianos han perdido sus casas, sus
automóviles, sus industrias, sus
parcelas agrícolas. Es más, los Colombianos han
perdido sus empleos.
El neoliberalismo desecha a los Colombianos cualquiera
que sea su clase social y no tiene nada para ellos. Es hora de
desechar el neoliberalismo.
El neoliberalismo no tiene nada para los
Colombianos.
LA SICIAL DEMOCRACIA Y LA PLANEACIÓN
ESTRATEGICA.
DOS MODELOS DE
PLANEACIÓN
LA "PLANEACIÓN ESTRATEGICA" Y LA
"PLANEACIÓN INDICATIVA": DOS MODELOS DISTINTOS, CON
PRINCIPIOS Y
OBJETIVOS
DETERMINADOS, PARA ORIENTAR LA ECONOMÍA DE LOS
PAÍSES. ¿CUÁL ESCOGER?
El debate central
de todo cuerpo constituyente no debe girar al rededor de los
mecanismos que le pueden dar operatividad al Estado.
En este sentido es necesario entender que las dos
alternativas básicas son la de dar prioridad a la libertad
individual o el condicionar ésta a unos propósitos
de igualdad social; de este dilema fundamental se derivará
el carácter de nuestra Constitución.
En el aspecto económico las dos opciones se
reflejan (a nivel teórico) en que para algunos el mercado,
como la expresión de la libertad individual, es por
definición "bueno" y se legitima este principio con el
argumento de que además es la forma más
idónea para explotar adecuadamente los escasos recursos de
una sociedad. Quienes no adhieren a la premisa que el derecho
individual es el aspecto más importante que debe preocupar
al Estado descartan la definición del mercado y la
propiedad privada como buenas per-se y, por considerar que la
realidad económica no coincide con las condiciones
abstractas del modelo ideal – luego este no operar -,
proponen que el Estado debe asumir la responsabilidad de toda la
organización económica a través de una
planeación centralizada, de donde la necesidad de la
colectivización de los medios de producción.
Es decir, que las diferencias entre los dos paradigmas o
modelos extremos se concretan en la función o
la importancia que asignan a la planeación.
La historia que todo lo enseña demostró
que estos modelos no sólo no son únicos sino
tampoco necesariamente excluyentes.
Políticamente la evolución del mundo
superó los absolutismos y el acceso al poder de
regímenes socialistas como en Italia, Francia o
España
y la ola liberacionista de la ex Cortina de Hierro o de
China muestran
que la búsqueda de soluciones intermedias siempre es un
cambio viable.
Paralelamente, la necesidad de la planeación
tanto como del mercado para que cada cual aporte sus elementos
positivos a la ordenación de un país también
es motivo de consenso.
El éxito de países como Japón o
Corea es atribuido al modelo de "Planeación
Estratégica" que explícitamente asumieron y las
economías Suecas, Alemana o Suiza han estado siempre
regidas por un sistema de "Planeación
Indicativa".
La primera cosiste en que se ve el sistema nacional como
una unidad dentro del total del mundo económico, es decir
dentro del contexto internacional y después de un estudio
de las condiciones externas y una evaluación
de las condiciones internas del país se diseña una
"estrategia" o
política industrial para participar del mercado total.
Acorde con eso las medidas que se toman es que el Estado
interviene o asume la responsabilidad de apoyar aquellos sectores
definidos como necesarios para lograr el objetivo
estratégico (con investigación tecnológica,
crédito, negociación política en los mercados
internacionales, etcétera…) dejando en plena libertad
sin apoyo pero sin intervención el resto de las
actividades económicas. Planeación a largo plazo,
hacia fuera y mercado libre interno.
La segunda toma como universo
principal el conjunto del mercado nacional y tiene por
propósito buscar una estrategia entre los diferentes
sectores entre los cuales el externo es sólo uno
más. La intervención se dirige a crear condiciones
internas para que las necesidades generales de generación
de empleo y
abastecimiento de productos y
servicios para la población se satisfagan, mediante
estímulos transitorios que se van ajustando según
la evolución de la economía. Intervención a
corto plazo en lo interno y libertad en el mercado
externo.
El modelo "estratégico" es implícitamente
desarrollista en la medida que la prioridad es el enriquecimiento
global de la Nación
y la redistribución se asume como subproducto conexo con
el anterior. El intervencionismo sería el inspirador del
modelo "indicativo" en la medida que la satisfacción de
las necesidades de la población es el objetivo y el
desarrollo – probablemente por ya haber sido alcanzado – no
es una obsesión.
La Planeación Estratégica es una propuesta
para países en vía de desarrollo, la indicativa
parece más apropiada para economistas ya
desarrolladas.
KEYNES AL REVES
EL EQUIPO ECONÓMICO DEL GOBIERNO
HA INVERTIDO LA RACIONALIDAD ECONÓMICA DE LA TEORIA
KEYNESIANA, CONVIRTIENDO EL MEDIO EN OBJETIVO.
Desde la perspectiva de la economía
política la más importante al estudiar una
materia
básica como la macroeconomía no es la
formulación y el manejo mecánico de la misma sino
el para qué propósito sirve, qué aspectos
específicos aporta para entender y administrar mejor la
sociedad a través de un mayor dominio de los
fenómenos económicos.
Por ejemplo, para mejorar la comprensión del
análisis y de las propuestas de Keynes se plantea la
pregunta de cuál es su más importante
contribución a la "ciencia" de la
economía, (obviamente no con el fin de encontrar una
contestación sino de dar alguna orientación al
estudio de sus planteamientos y familiarizarse con
ellos).
Dos posibles respuestas me parecen importantes
destacar:
- Una sería su inclusión dentro del
análisis económico, de los factores
psicológicos, sociológicos y políticos, al
señalar que no sólo existe la realidad de las
cifras concretas sino que también las expectativas, es
decir, el clima
político o los conflictos sociales, forman parte del
manejo y del campo de la economía. - Otra sería el cuestionamiento dentro de la
misma ortodoxia económica entonces vigente (es decir,
desde la misma perspectiva y como desarrollo de los
conocimientos aceptados hasta entonces) del supuesto que las
fuerzas del mercado tienden a optimizar la explotación
de los recursos al equilibrar el conjunto de la demanda y la
oferta de todos los sectores: Keynes planteó que si bien
es cierto que existe tendencia al equilibrio
éste puede presentarse a cualquier nivel de
explotación de la capacidad productiva instalada y no al
máximo (por ejemplo, si se reduce la capacidad de oferta
de las empresas cerrándolas el crédito y la capacidad adquisitiva de los
consumidores reduciendo el circulante se logra un equilibrio a
un nivel bajo de la utilización industrial).
De estas dos consideraciones concluyó Kaynes que
la intervención del Estado era necesaria para procurar que
el cruce oferta – demanda sea un
alto nivel de ocupación del potencial productivo y que
esta intervención debe ser tanto en la forma de medidas
concretas como de la generación de
expectativas.
Por eso la inflación, sea ésta creada
alrededor de expectativas (la que llaman inercial) o alrededor de
medidas concretas (v. Gr. La expansión monetaria), es
vista como una variable para el manejo de la política
económica y no como un objetivo de ella.
El actual equipo económico parece haber reducido
cada uno de los anteriores planteamientos a sólo uno de
sus componentes: Del seguro
sólo se interesa en la importancia del equilibrio sin
tener en cuenta a qué nivel; y del primero admite la
capacidad de crear fenómenos económicos alrededor
de simples expectativas pero relega a un segundo plano la
inevitabilidad de que éstos sean producto
también de las realidades concretas en particular de la
estructura del
aparato productivo o de la distribución del ingreso que
determinan.
Es así como se ha logrado invertir la
racionalidad económica de la teoría
Keynesiana y convertir el medio en objetivo: los índices
inflacionarios dejaron de ser una consecuencia de las políticas
que se utilizaban para alcanzar otros fines, para convertirse
ellos en un fin sí.
Pero al romper la lógica
teórica necesariamente se perturba su aplicación a
la realidad: Se combaten las expectativas como factor
inflacionario (con medidas contuyurales que, sin duda,
algún efecto producen a corto plazo) pero a costa de
alterar en forma inflacionaria a mediano plazo las condiciones
reales de la economía (incremento en costos por unidad
de producción por altos intereses y altos costos
fijos).
Lo malo de la opción que escogió el
gobierno es que es engañosa, puesto que las medidas
tomadas son de efecto inmediato pero de breve duración en
el espacio inflacionario, mientras que su impacto recesivo es de
efecto retardado y de larga permanencia.
EN TORNO A LA
INTERVENCIÓN DEL ESTADO
EL ORIGEN DEL INTERVENCIONISMO DE ESTADO Y LOS ADALIDES
LIBERALES DE SU APLICACIÓN EN COLOMBIA.
DISCREPANCIAS Y PRECISIONES SOBRE UN ARTÍCULO DE
WILLIAM JARAMILLO
Interesante el artículo del doctor William
Jaramillo "Estatismo, Libre Empresa y
Democracia", (El Espectador, Feb. 26) no sólo por
importancia de su autor sino porque permite debatir el origen del
pensamiento
liberal de intervencionismo de Estado.
Propone le senador que serían ciertos pensadores
del siglo pasado (Sismondi, Hobson, León XXIII), quienes
habrían inspirado una propuesta política que se
fundamenta en los criterios de justicia social, y sería
una tergiversación la que ha hecho pensar que estos
propósitos son influencia del marxismo;
tendría el intervencionismo de Estado su origen en un
pensamiento filosófico – político y no en una
escuela económica; existiría una
identificación entre el pensamiento del liberalismo
colombiano y el de la Social Democracia; sería el doctor
López Pumarejo el creador y representante de esta
propuesta en Colombia y Carlos Lleras y la Reforma del 68 el
epítome de la misma, en el sentido de establecer la
compatibilidad de la defensa de la libertad de empresa y la
justicia social.
Discrepo del doctor Jaramillo:
No fue un pensamiento político o una
filosofía la que dio origen al intervencionismo de Estado:
Éste nació como consecuencia de que la Primera
Guerra Mundial
y la Gran Depresión
crearon una serie de problemas que
obligaron a manejar en forma agregada las informaciones, forzaron
al estado a dar una orientación "social" a sus decisiones
y lo convirtió en el mayor partícipe de la
actividad económica, validando casi involuntariamente el
enfoque de la propuesta del señor Keynes, – lo que hoy
llamamos macroeconomía –, en el sentido de que la
función del Estado no podía cumplirse bajo la
teoría del laisser faire, sino que tenía la
necesidad de integrarse a la actividad económica como el
agente de mayor dimensión, capaz de producir efectos no
sólo por la vía normativa, sino por la vía
participativa.
La segunda discrepancia, también de orden
fáctico, es que la Social Democracia vino a nacer a partir
de los 70, como una vía para romper la polarización
que existía hasta entonces entre los bloques comunista y
capitalista; bajo la orientación de líderes como
Willy Brandt y Olaf Palme, independientes de los grandes centros
de poder e ideológicos; sobre la base de reconocer la
imperfección de cualquiera de los dos modelos tanto en lo
económico como en lo político; y con el
propósito de dar una motivación
de carácter socio – político a la toma de
decisiones económicas, que permitiera buscar un
equilibrio, un orden armónico, entre los diferentes
sectores de población, no sólo a nivel interno de
cada país sino a nivel industrial entre los países.
Ante el cuestionamiento de la eficiencia de la
teoría Keynesiana en cuanto al manejo de la
economía y ante el embate de la entonces ya floreciente
Escuela de Chicago, lo que hizo la Social Democracia fue cambiar
la base de sustento del intervencionismo de Estado, de un
argumento de orden estrictamente económico como era hasta
entonces, a un propósito sociopolítico o
moralpolítico que es el que hoy reivindica.
Mal podía ser entonces el doctor López
Pumarejo el representante de un partido o filosofía
política que en ese momento no existía.
Las otras discrepancias son más de
carácter apreciativo, pero no por eso menos
importantes:
- Consideraría innegable que la paternidad de la
defensa de la justicia social, (no en la forma condescendiente
de "paternalismo"), y del principio que la función del
Estado debe ser la búsqueda de la igualdad aún en
detrimento de las libertades individuales, corresponde como
escuela a Marx y a sus
seguidores. Otros pensadores (llamados genéricamente los
utópicos), también lo propusieron, pero la
importancia del marxismo, a
nivel del peso político que adquirió,
consistió no propiamente en que fueran aceptadas sus
conclusiones y sus diagnósticos, sino justamente en que
al presentar como propósito de su análisis la
búsqueda de una sociedad más justa,
acompañándola de una metodología y unas propuestas que de otra
forma habrían sido rechazadas de plano, volvió
debates sobe realidades lo que antes era sólo un
eclecticismo utópico. - Al doctor López Pumarejo más que
motivarlo un gran sentido de sensibilidad social, – que mal
entendida podría confundirse con sensiblería -,
lo que lo motivaba era un gran sentido del realismo, –
que yo denominaría sensatez -. Lo que él
pretendió hacer, y en buena parte lo hizo, fue
actualizar el Estado y sus instituciones a la realidad que
estaba viviendo su época. En cuanto al ordenamiento
constitucional buscó que éste respondiera a un
criterio de funcionalidad en el sentido de ser un instrumento
que permitiera la convivencia entre los ciudadanos y lo
sustrajo a la polémica sobre cuáles valores
debía representar o defender del Estado como arma de
unos sectores de la población en contra de
otros.
Por último, creo que si bien es cierto que le
doctor Lleras ha sido el defensor del principio de la
intervención a través de la planeación, me
parece que en su caso este pensamiento tiene su origen en
criterios de orden estrictamente administrativos. El doctor
Jaramillo está acertado al asociar el pensamiento de
Lleras Restrepo con el del doctor López pumarejo, en el
sentido de que ambos defienden el derecho de
intervención del Estado y el principio filosófico
central de la Reforma del 36, respecto a que "la propiedad es una
función social" (Art. 30 Constitución Nacional); pero lo que plasma
la Reforma del 68 no es el Derecho sino la
Obligación ("El Estado intervendrá por
mandato de la ley…" Art. 32 Constitución Nacional) de
esta misma intervención, norma que responde a la propuesta
central de la llamada Social Democracia, pero que
infortunadamente parece que aquí nadie comprende,
defiende, ni representa. Quien más se ha acercado a ella,
quien probablemente la incluyó en la Reforma del 68 y
probablemente quien por eso fue elegido para darle vigencia bajo
el nombre de "Mandato Claro", fue lo que se ha dado en llamar el
Ala Progresiva o de Izquierda del Partido Liberal, liberada en
aquella época por el doctor López Pumarejo
Michelsen, pero huérfana desde entonces de dirigentes o
representantes.
FRENTE A LOS CUATRO MODELOS DE
PLANEACIÓN.
COLOMBIA DEBE DECTETAR LAS
CARACTERÍSTICAS DE LOS MODELOS DE PLANEACIÓN DE LAS
DIVERSAS ECONOMÍAS IMPORTANTES EN EL MUNDO, PARA
CONCEPTUALIZAR SU PROPIO ÓRGANO DE PLANEACIÓN Y LA
FUNCIÓN DEL ESTADO FRENTE A ÉL.
Siguiendo la clasificación de modelos de
intervención estatal y de la función que se asigna
a la planeación dentro de cada uno, podemos distinguir
cuatro bloques
económicos que caracterizan cada una de las
opciones:
Las economías socialistas optaron por la
planeación central; las economías europeas por la
planeación indicativa o intervención selectiva en
la cual el Estado tiene por propósito la armonía de
todos los sectores, incluyendo dentro d estos el exportador, y su
función es programar los desarrollos y métodos de
apoyo que subsanen las limitaciones del sistema del mercado; los
países asiáticos (Japón y los cuatro
dragones) por la planeación estratégica o
política industrial que promueve el desarrollo del
país por la vía de la participación en
franjas determinadas del comercio mundial, concentrándose
en esto la intervención y planeación del Estado
complementando estas con la libertad del merado interno; y la
economía del mercado con ausencia de intervención y
planeación que es el modelo aplicado por los Estados
Unidos.
La tendencia de la nueva derecha ha sido la de presentar
los procesos en el bloque soviético sólo como un
contraste con el "sistema capitalista" pretendiendo que por
éste se debe entender el modelo americano.
Una lectura
diferente de la misma historia podría mostrar que lo que
ha caracterizado las dos últimas décadas es un
retroceso comparativo de los modelos dogmáticos y
paradigmáticos de los antiguos polos económicos y
políticos y un prodigioso avance de las propuestas
más empíricas y más orientadas al bienestar
de la propia población que a la confrontación con
otros modelos.
Dentro de esta perspectiva el retroceso de los Estados
Unidos respecto a Alemania o
Japón no es menor que el de la Unión
Soviética.
Y la nueva orientación de las economías
del Este no sería, como se pretende, un acto de
contrición y reconocimiento de la superioridad del sistema
de los EE.UU., sino una reacción más inteligente y
más realista que la de estos, al renunciar a un dogma de
planeación total para aprovechar las enseñanzas de
otros y acercarse a un modelo ya probado exitoso de
planeación parcial.
También desde el punto de vista bloques es
interesante analizar que, mientras en los últimos tres
lustros el bloque socialista prosperó en conjunto y cada
país individualmente respecto a sí mismo, con el
mejoramiento del producto bruto
y del ingreso per-cápita de todos los miembros, el bloque
americano desmejoró en conjunto y exceptuando los EE.UU.,
quienes por vía de la devaluación y de la inflación
trasladó sus problemas a los países de la
órbita del dólar (deuda latinoamericana), todas las
demás naciones retrocedieron al punto que se
denominó a los 80 la "década perdida" (salvo
Colombia como caso único).
Es decir que, como modelo, el "modelo americano" fue
más inadecuado que el de los países del Este, pero
que para su cabeza los traslados internos del mismo le
permitieron prosperar a costa de su periferia.
Por último vale la pena distinguir entre los
modelos socialista y asiático – que son esquemas
para hacer el cambio del subdesarrollo
a la modernización –, de los modelos americano y
europeo – que son propuestas diseñadas para, y
aplicados a, sociedades que ya han cumplido su proceso de
desarrollo –.
Lo provechoso para nosotros no es comparar y calificar
los diferentes modelos para defender uno u otro, sino entender
sus características para detectar entre los elementos
positivos de cada uno, cuáles coinciden con la
situación y la idiosincrasia Colombiana y así
conceptualizar un órgano de planeación y una
función de intervención del Estado acorde con
ellos.
Autor:
Juan David Zapata Agudelo