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Comunicaciones diplomáticas entre Venezuela y USA…




Enviado por osram



    1 – Guerra Civil
    estadounidense

    2 –

    2-1 La
    controversia regional

    2-2 Equilibrio
    cambiante

    2-3 La crisis
    secesionista

    2-4 Recursos
    del norte y del sur

    3 – Hostilidades

    3-1 La primera
    batalla de Bull Run

    3-2 La
    designación de McClellan

    3-3 Los estados
    fronterizos

    3-4 La
    campaña peninsular

    3-5 Derrotas de
    la Unión en el este

    3-6 Los
    primeros éxitos de Grant en el
    Mississippi

    3-7 La captura
    de New Orleans y la batalla de Murfreesboro

    3-8 Chancellorsville

    3-9 Gettysburg

    3-10 Vicksburg

    3-11 Chickamauga y Chattanooga

    3-12 El plan
    de victoria de Grant

    3-13 La
    campaña Wilderness

    3-14 La toma
    de Atlanta

    3-15 La
    derrota del Sur

    3-16 La guerra
    en el mar

    3-17 La guerra
    y las relaciones exteriores

    4- El final de la
    esclavitud

    5- Resultados de
    la guerra

    6- Guerra
    Federal Venezolana

    6-1 Antecedentes

    6-2 Los
    prolegómenos de la Guerra.

    6-3 Consideraciones Generales

    7- Condición del Campo Internacional y
    Comunicaciones Diplomáticas Venezuela–Estados Unidos
    (1859- 1863)

    8- Política
    Exterior desarrollada por los gobiernos venezolanos durante el
    período 1859 – 1863

    9-
    Bibliografía

    1 – Guerra Civil estadounidense

    Conflicto militar que tuvo lugar desde 1861 hasta 1865
    entre los Estados Unidos de América (la Unión) y
    once estados sureños secesionistas organizados como los
    Estados Confederados de América (la Confederación
    Sudista). En el sur este conflicto se
    conoce también con el nombre de guerra entre los Estados.
    Otra denominación popular es la de guerra de
    Secesión, la cual es un acto por el que una población se separa de la comunidad
    nacional, en la historia de Estados Unidos
    el término hace referencia a la retirada de un estado de la
    Unión. El derecho de secesión era considerado por
    los estados una de sus facultades soberanas, o derechos de los estados, ya
    que la Constitución de Estados Unidos no
    contenía ninguna prohibición a este respecto, ni
    confería ningún tipo de facultad al gobierno federal
    para obligar a un estado a
    permanecer en la Unión en contra de su
    voluntad.

    La idea de la secesión apareció en Nueva
    Inglaterra, unos
    15 años después de la ratificación de la
    Constitución, en relación con el
    rechazo del Partido Federalista a la compra de Luisiana. El
    movimiento
    más famoso de secesión surgió por la
    oposición a la abolición de la esclavitud en
    Estados Unidos. Tras las medidas de Compromiso de 1850, un
    grupo de
    extremistas de Carolina del Sur buscó la
    colaboración de los demás estados esclavistas para
    segregarse de la Unión, lo que fracasó en un
    principio. Sin embargo, en 1860-1861, tras la elección de
    Abraham Lincoln como presidente de Estados Unidos, 11 estados del
    Sur se separaron de la Unión y formaron la
    Confederación Sudista (llamada oficialmente Estados
    Confederados de América). Se consideró que la
    derrota de la Confederación en la Guerra Civil
    estadounidense, decidió la cuestión de la
    secesión en favor del gobierno federal,
    lo que fue confirmado en 1869 por el Tribunal Supremo.

    2 –
    Antecedentes

    La Guerra Civil fue la culminación de cuatro
    décadas en las que se fraguaron profundas y arraigadas
    diferencias económicas, sociales y políticas
    entre los estados del norte y el sur. El sur, eminentemente
    agrícola, producía excelentes cosechas de
    algodón, tabaco y
    caña de azúcar
    que exportaba a los estados del norte o a Europa, pero
    dependía del norte para obtener manufacturas y los
    servicios
    financieros y comerciales necesarios para el desarrollo
    comercial. Subrayando las diferencias regionales, la mano de obra
    en el sur englobaba casi cuatro millones de esclavos negros.
    Aunque los plantadores esclavistas representaban una
    pequeña minoría de la población, dominaban no obstante la
    política y
    la sociedad
    sureña. En última instancia, los estados del sur
    fueron a la guerra básicamente para defender el derecho a
    conservar la esclavitud.

    2-1 La
    controversia regional

    Para mantener la armonía entre norte y sur dentro
    de los partidos whig y demócrata, los líderes
    políticos intentaban evitar el tema de la esclavitud, pero
    a medida que aumentaba la oposición del norte a la
    extensión de la esclavitud a nuevos territorios, ignorar
    este tema se hizo cada vez más difícil. El
    Compromiso de Missouri de 1820 dejó zanjado el asunto
    temporalmente estableciendo el paralelo 36º 30' como la
    línea divisoria del territorio esclavista en Luisiana. El
    conflicto, no
    obstante, volvió a encenderse cuando las fronteras de
    Estados Unidos se extendieron hacia el oeste tras la Guerra
    Mexicano-estadounidense. Las medidas del Compromiso de 1850
    permitieron la admisión de California como estado libre y
    la
    organización de dos nuevos territorios —Utah y
    Nuevo México— resultantes de las tierras
    conquistadas en la guerra, aplicándose el principio de
    soberanía popular, por el que las
    cámaras legislativas territoriales decidieron de forma
    autónoma su posición con respecto a la esclavitud
    cuando se integraron como estados de la Unión.


    2- 2
    Equilibrio
    cambiante

    A pesar del Compromiso de 1850, el conflicto
    continuó. El sur se había convertido en
    minoría y sus dirigentes veían cada vez con mayor
    preocupación las acciones del
    Congreso de Estados Unidos, sobre el que habían perdido el
    control. Los
    estados del noreste exigían para su desarrollo
    industrial una tarifa proteccionista, subsidios federales para
    realizar el comercio, y un
    sistema bancario
    y de moneda seguro. Los
    estados del noroeste acudían al Congreso buscando terrenos
    y viviendas gratuitas y ayuda federal para sus carreteras y
    canales. El sur, sin embargo, consideraba tales medidas
    discriminatorias, creyendo que favorecían los intereses
    comerciales del norte, y pensaba que era intolerable la
    agitación antiesclavista que se desarrollaba en varios
    estados, muchos de los cuales, por ejemplo, aprobaron leyes de libertad
    personal en un
    esfuerzo por contrarrestar el reforzamiento de las leyes de esclavos
    fugitivos. Los sureños también estaban preocupados
    por la frecuencia con la que obtenían cargos electivos los
    free soilers, políticos que propugnaban la
    no-admisión de estados esclavistas en la
    Unión.

    El tema de la expansión de la esclavitud
    volvió a estallar en 1854, cuando el senador de Illinois
    Stephen A. Douglas consiguió la aprobación de un
    proyecto de
    ley que
    establecía dos nuevos territorios (Kansas y Nebraska),
    aplicando en ambos el principio de la soberanía popular. El Acta de
    Kansas-Nebraska, que invalidó el Compromiso de Missouri,
    levantó una ola de protestas en el norte, que
    concluyó con la formación del Partido Republicano,
    cuyo principal punto programático era la oposición
    a la expansión de la esclavitud. Entretanto, en la lucha
    por el control de
    Kansas, el presidente demócrata James Buchanan
    pidió al Congreso que admitiera a Kansas en la
    Unión como estado esclavista, una propuesta que
    ofendió a los norteños; además el Tribunal
    Supremo dictaminó el 7 de marzo de 1857 en el caso Dred
    Scott que la Constitución de Estados Unidos no daba
    autoridad al
    Congreso para prohibir la esclavitud en los territorios. Dos
    años después, el 16 de octubre de 1859, John Brown,
    acérrimo opositor a la esclavitud, atacó el arsenal
    federal de Harpes Ferry para organizar una rebelión
    general de esclavos. Ese ataque, unido a la condena
    norteña de la decisión tomada en el caso Dred
    Scott, acabó por convencer a los sureños de su
    creciente inseguridad
    dentro de la Unión.


    2-3
    La crisis
    secesionista

    En las elecciones presidenciales de 1860, la
    división en las filas del Partido Demócrata dio
    como resultado la candidatura por parte del ala sureña de
    John Breckinridge, de Kentucky, y por parte del ala
    norteña de Stephen Douglas. El recién constituido
    Partido de la Unión Constitucional, que reflejaba el
    sentimiento de concesión aún arraigado en los
    estados fronterizos, nominó a John Bell, de Tennessee. Los
    republicanos eligieron a Abraham Lincoln, en una campaña
    en la que se oponían a la expansión de la
    esclavitud y apoyaban una tarifa proteccionista, subsidios
    federales para mejoras internas y una ley de
    residencia. Los demócratas secesionistas aseguraron
    prácticamente la elección de Lincoln y esto a su
    vez convenció a los sureños que tenían que
    hacer un esfuerzo para lograr la independencia
    en lugar de quedar aislados políticamente. En marzo de
    1861, cuando Lincoln tomó posesión de su cargo,
    Carolina del Sur, Mississippi, Florida, Alabama, Georgia,
    Louisiana y Texas se constituyeron en los Estados Confederados de
    América con Jefferson Davis como presidente, proclamando
    su secesión de la Unión, acto que Lincoln
    declaró ilegal en su discurso
    inaugural.

    El 12 de abril de 1861, cuando se produjo el intento de
    reabastecer Fort Sumter, una instalación federal en
    Carolina del Sur, la artillería sureña abrió
    fuego. Tres días después Lincoln envió
    tropas para sofocar la rebelión. En respuesta, Virginia,
    Arkansas, Carolina del Norte y Tennessee se unieron
    también a la Confederación.


    2-4
    Recursos del
    norte y del sur

    Ni el norte ni el sur estaban preparados para mantener
    una guerra en 1861. Con una población de 22 millones de
    habitantes, el norte contaba con un mayor potencial militar. El
    sur tenía 9 millones de habitantes, pero casi 4 millones
    de ellos eran esclavos negros cuya lealtad a la
    Confederación era de lo más dudosa. Aunque al
    principio contaron sólo con voluntarios, la necesidad
    obligó finalmente a ambos bandos a llevar a cabo un
    reclutamiento
    para crear un ejército. Antes de que acabara la guerra, el
    sur había alistado a unos 900.000 hombres blancos,
    mientras que la Unión había reclutado a dos
    millones de hombres (entre los que se encontraban 186.000
    negros), casi la mitad de ellos hacia el final de la
    confrontación.

    Además, el norte poseía claras ventajas
    materiales
    —en dinero y
    créditos, fábricas, producción de alimentos,
    recursos minerales y
    transporte— que resultaron decisivas. La
    capacidad combativa del sur se vio obstaculizada por la constante
    escasez de alimentos, ropa,
    medicinas y artillería pesada. Sin embargo, el sur, con
    una tradición militar más fuerte, tenía
    más expertos en el uso de armas y
    formó un eficaz cuerpo de oficiales, entre los que
    destacó Robert E. Lee. Sólo pudo encontrar Lincoln
    mandos militares del mismo calibre en Ulysses S. Grant y William
    T. Sherman.


    3 – Hostilidades

    La Confederación disfrutó de cierta
    ventaja al desarrollar operaciones
    defensivas en terreno conocido. Por contra, el norte necesitaba
    atacar en frente abierto y soportar enormes gastos en
    comunicaciones
    y suministros, por lo que todo presagiaba que su estrategia
    exigía una marcha directa por tierra sobre
    Richmond (en Virginia) la capital de la
    Confederación, para poner un rápido final a la
    guerra. Sin embargo, los asesores militares de Lincoln le
    convencieron que ejecutase el Plan Anaconda.
    Concebido por el general Winfield Scott, consistía en
    realizar un bloqueo naval en torno a la
    Confederación para impedir la importación de suministros de Europa, seguido
    de la invasión del valle del Mississippi para dividir a la
    Confederación.

    Los confederados también tenían sus
    diferencias en torno a
    qué estrategia
    aplicar. Davis era partidario de una guerra defensiva prolongada
    que desgastara al norte, mientras que parte de sus asesores
    recomendaban una rápida ofensiva que impidiera al norte
    movilizar su superior contingente humano y bienes
    materiales,
    conscientes de que cuanto más se prolongara la guerra,
    menos oportunidades tenía el sur de ganarla.


    3-1
    La primera batalla de Bull Run

    En mayo de 1861 las tropas de la Unión, al mando
    del general Irvin McDowell, avanzaron sobre Virginia y se
    dirigieron hacia Manassas, base del principal ejército
    confederado, siendo derrotadas por éste el 21 de julio en
    la primera batalla de Bull Run.

    3-2 La designación de McClellan

    Después de esta batalla, Lincoln sustituyó
    a McDowell por el general George B. McClellan como comandante del
    recién creado Ejército del Potomac, procediendo
    éste a su inmediata reorganización.


    3-3
    Los estados fronterizos

    Durante 1861 el norte obtuvo algunos éxitos clave
    para asegurar los estados fronterizos de Maryland, Delaware,
    Kentucky y Missouri, donde prevalecía el sentimiento
    unionista, si bien los secesionistas eran también bastante
    fuertes. La importancia de Maryland radicaba en su proximidad a
    Washington y en la ubicación de Baltimore como punto de
    enlace del ferrocarril con el Medio Oeste. Kentucky y Missouri
    eran importantes para la estrategia bélica del norte
    porque controlaban los puntos de aproximación a los valles
    de los ríos Mississippi, Tennessee y Cumberland, por los
    cuales las fuerzas de la Unión podían introducir la
    contienda en el corazón
    mismo de la Confederación. En Virginia, los condados
    occidentales repudiaron la secesión, formaron un gobierno
    provisional y en 1863 fueron admitidos en la Unión como el
    nuevo estado de Virginia Occidental.


    3-4
    La campaña peninsular

    Con el Ejército del Potomac reorganizado,
    McClellan avanzó en la primavera de 1862 hacia la
    península situada entre los ríos James y York con
    la intención de marchar sobre Richmond. En la batalla de
    Fair Oaks y Seven Pines (31 de mayo-1 de junio) se repelió
    un ataque confederado y se eligió a Lee para sustituir a
    Joseph E. Johnston, que había resultado herido, como
    comandante del Ejército del Norte de Virginia. En junio el
    ejército de McClellan se aproximó a Richmond.
    Mientras tanto, el general Stonewall Jackson hizo avanzar su
    ejército confederado hasta el valle de Shenandoah y
    cruzó el Potomac, por lo que el gobierno negó a
    McClellan los refuerzos que él creía necesarios
    para atacar Richmond.

    Con la intención de sacar el máximo
    provecho de la excesiva cautela de McClellan, Lee, con los
    refuerzos de los hombres de Jackson, se enfrentó a las
    fuerzas de la Unión formadas cerca de Richmond en la
    batalla de los Siete Días (25 de junio-1 de julio), que
    tuvo un resultado indeciso. No obstante, McClellan ordenó
    la retirada al río James, concluyendo así
    tristemente su campaña peninsular. Decepcionado por la
    excesiva precaución de McClellan, Lincoln nombró
    general en jefe al general de división Henry Wager
    Halleck, que había obtenido algunas victorias recientes en
    el oeste. McClellan conservó el mando del Ejército
    del Potomac, pero Lincoln trajo del oeste al general John Pope
    para que encabezara un nuevo ejército, formado
    principalmente por tropas que habían sido retenidas en el
    norte de Virginia para controlar a Jackson.

    3-5 Derrotas
    de la Unión en el este

    El 30 de agosto, en la segunda batalla de Bull Run, las
    fuerzas confederadas de Lee, Jackson y el general James
    Longstreet hicieron replegarse a las tropas de la Unión
    hasta Washington, donde Pope fue relevado de su cargo. Tras esta
    victoria, Lee sorprendió al norte invadiendo Maryland con
    50.000 hombres. Con esta atrevida maniobra esperaba obtener el
    reconocimiento extranjero de la Confederación. McClellan
    detuvo el avance de Lee en la batalla de Antietam, pero por no
    perseguirle en su retirada, Lincoln le relevó del
    cargo.

    A finales de 1862 el Ejército del Potomac
    reanudó su ofensiva contra Richmond, esta vez bajo las
    órdenes del general Ambrose E. Burnside, sufriendo una
    grave derrota en los alrededores de Fredericksburg, en Virginia,
    por lo que Burnside también fue destituido.

    3-6 Los primeros éxitos de Grant en el
    Mississippi

    Mientras en el este la situación estaba en punto
    muerto, las operaciones
    militares de la Unión en el oeste tuvieron más
    éxito.
    El objetivo en
    este frente era controlar el valle del Mississippi para dividir
    en dos el territorio de la Confederación. A comienzos de
    1862, Grant, con el apoyo de una flota de buques acorazados,
    consiguió capturar Fort Henry y Fort Donelson con lo que
    tenía vía libre para dominar el Mississippi.
    Mientras tanto, al oeste del río, las tropas de la
    Unión derrotaban a los confederados en Pea Ridge, Arkansas
    (6-8 de marzo), consolidando el control de la Unión sobre
    el Missouri.

    El ejército confederado del norte de Tennessee se
    retiró hacia el Mississippi para intentar establecer una
    nueva línea de defensa, pero Grant detuvo su avance en la
    batalla de Shiloh. A principios de
    junio las fuerzas de la Unión habían invadido casi
    todo el este y el oeste de Tennessee y controlaban el sur del
    Mississippi hasta Memphis.

    3-7 La captura
    de New Orleans y la batalla de Murfreesboro

    En una estrategia coordinada, las fuerzas de la
    Unión también avanzaron al norte del Mississippi.
    En abril, un escuadrón naval comandado por el
    capitán David Glasgow Farragut penetró en las
    defensas confederadas de la desembocadura del Mississippi y
    forzó la rendición de New Orleans, el principal
    puerto de la Confederación. Durante los últimos
    meses de 1862, Grant consolidó su posición a lo
    largo del Mississippi. Buell, que había recibido
    órdenes de desplazarse a Chattanooga (Tennessee) se
    enfrentó a las fuerzas confederadas mandadas por el
    general Braxton Bragg. En diciembre, el general William S.
    Rosencrans, que había sustituido a Buell, se
    enfrentó a las tropas de Bragg en la batalla de
    Murfreesboro (Tennessee) obligándoles a retirarse.
    Entretanto, Grant se preparó para el asalto a Vicksburg
    (Mississippi), la última fortaleza de los confederados en
    el oeste.

    3-8
    Chancellorsville

    Cuando retomó el mando del Ejército del
    Potomac, el general Joseph Hooker prometió invertir la
    larga serie de derrotas de la Unión en el este. En abril,
    con un ejército de 130.000 hombres, se preparó para
    atacar a Lee en Fredericksburg, pero su dubitativa ofensiva tuvo
    como consecuencia la derrota de sus tropas en la batalla de
    Chancellorsville (Virginia), frente a las fuerzas combinadas de
    Lee y Jackson, muriendo este último en el curso de la
    misma.


    3-9
    Gettysburg

    Animado por la victoria, Lee tomó la iniciativa y
    trasladó su ejército al norte con la
    intención de inducir a la Unión a negociar la paz.
    En junio, un ejército confederado de 75.000 hombres
    marchó sobre el valle de Shenandoah y entró en el
    sur de Pennsylvania. El Ejército del Potomac (unos 85.000
    hombres), mandado ahora por el general George Meade, se dispuso a
    detener el avance de Lee. Estos dos enormes ejércitos se
    enfrentaron en la batalla de Gettysburg, Pennsylvania, en la que
    Lee, tras ser derrotado perdió una buena parte de su
    ejército en un ataque fallido.


    3-10
    Vicksburg

    En el frente occidental, en abril de 1863, Grant
    preparó sus fuerzas en un nuevo esfuerzo para tomar
    Vicksburg. Finalmente, y tras un largo asedio, el 4 de julio, el
    día después de la derrota de Lee en Gettysburg, la
    guarnición confederada se rindió. El
    ejército de la Unión había cumplido su
    objetivo en el
    oeste: dividir a la Confederación en dos
    partes.

    3-11 Chickamauga y Chattanooga

    Con el Mississippi en su poder, el alto
    mando de la Unión decidió expulsar a los
    confederados del este de Tennessee, Alabama y Georgia. En el
    otoño de 1863, Rosecrans y un ejército de 55.000
    hombres tomaron Chattanooga, aunque posteriormente fueron
    derrotados por el ejército confederado de Bragg en la
    batalla de Chickamauga (19-20 de septiembre). Grant, ahora con el
    mando absoluto de las fuerzas de la Unión en el oeste,
    sustituyó a Rosecrans por George H. Thomas y se
    dirigió a Chattanooga con parte de su Ejército del
    Tennessee. En la batalla de Chattanooga, que duró tres
    días (23-25 de noviembre), las fuerzas de la Unión
    dislocaron las defensas confederadas y las obligaron a una
    retirada caótica.

    Hacia finales de 1863 la guerra se había puesto a
    favor de la Unión. Tras su derrota en Gettysburg, Lee fue
    incapaz de mantener ninguna operación defensiva más
    en el norte. El ejército de la Unión en el oeste
    había dividido a la Confederación y su victoria en
    Chattanooga hizo posible extender la guerra a Alabama y
    Georgia.


    3-12
    El plan de victoria
    de Grant

    Confiando en que finalmente había encontrado a la
    persona
    adecuada, a principios de
    1864 Lincoln nombró a Grant comandante en jefe de todas
    las fuerzas de la Unión y éste diseñó
    una estrategia para asestar un golpe definitivo a la
    Confederación. El Ejército del Potomac, dirigido
    por Grant y Meade, se enfrentaría a Lee en el norte de
    Virginia y avanzaría hacia Richmond. Un ejército
    mandado por Sherman marcharía hacia el sur desde
    Chattanooga para adentrarse en Georgia y tomar Atlanta. Un tercer
    ejército a las órdenes del general Philip Sheridan,
    operaría en el valle Shenandoah y privaría a las
    fuerzas de Lee de los víveres de esa
    región.


    3-13
    La campaña Wilderness

    A finales de marzo se puso en marcha el Ejército
    del Potomac, formado por 115.000 hombres. Tras sucesivos
    enfrentamientos con las tropas confederadas de Lee en Wilderness,
    Spotsilvania Couthouse y Cold Harbor, Grant decidió cortar
    la línea de suministros de Richmond tomando Petersburg,
    ciudad a la que puso sitio el 20 de junio.

    3-14 La toma
    de Atlanta

    Por su parte, y cumpliendo lo previsto en el plan de
    Grant, Sheridan ocupó el valle de Shenandoah, y Sherman
    tomó Atlanta; compensando el estancamiento de la
    situación en Virginia y contribuyendo a asegurar la
    reelección de Lincoln como presidente de la Unión
    en noviembre.

    El intento de reconquista de Atlanta llevado a cabo por
    el ejército confederado a las órdenes del general
    John Bell Hood, fracasó días después en la
    batalla de Nashville (15-16 de diciembre), quedando así
    desbaratada la resistencia
    confederada en el oeste.


    3-15
    La derrota del Sur

    El 15 de noviembre Sherman inició su marcha hacia
    el mar. Dejando Atlanta en llamas, su ejército de 60.000
    hombres avanzó finalmente sin oposición por
    Georgia, devastando el territorio a su paso. Savannah cayó
    poco antes de Navidad y el
    ejército de Sherman continuó hacia el norte
    adentrándose en Carolina sin encontrar apenas
    oposición. En abril de 1865 cayeron Mobile, Selma y
    Montgomery, en Alabama. Al mismo tiempo, Sheridan
    se preparaba para unirse a Grant y realizar el ataque definitivo
    al ejército de Lee.

    En abril de 1865 Grant consiguió finalmente
    apoderarse de la línea del ferrocarril que aprovisionaba a
    Richmond. Obligado a abandonar Petersburg y Richmond, Lee se
    retiró hacia el oeste esperando unirse al ejército
    confederado de Joseph Johnston en Carolina del Norte. Grant
    bloqueó su paso y el 9 de abril de 1865 Lee se
    rindió a Grant en Appomatox, Virginia. Con la
    rendición de Lee, los demás ejércitos
    confederados se fueron desplomando rápidamente.


    3-16
    La guerra en el mar

    Tras la caída de Fort Sumter, Lincoln
    estableció el bloqueo a todos los puertos sureños
    con el fin de detener el suministro de víveres esenciales
    para la Confederación.

    Para romper el bloqueo, que ya era efectivo en 1862, el
    sur desveló su nueva arma, el Merrimack, una
    abandonada fragata a vapor de la Unión que los
    confederados habían cubierto con láminas de metal,
    convirtiéndola en una nave blindada capaz de destruir a
    los navíos del norte, pero que finalmente, hubo que
    retirar a Norfolk tras su enfrentamiento con el acorazado
    Monitor.

    A lo largo de la guerra, la Marina de la Unión
    realizó importantes operaciones en apoyo del
    ejército. En 1861 las operaciones conjuntas aseguraron a
    la Unión las cabezas de playa de Hatteras Inlet (Carolina
    del Norte) y Port Royal (Carolina del Sur). La toma de Fort Henry
    en febrero de 1862 y la caída de New Orleans el 1 de mayo,
    ambas con la decisiva intervención de la Marina,
    permitieron a la Unión controlar los ríos
    Mississippi y Tennessee. El éxito de Farragut al entrar en
    Mobile Bay en agosto de 1864 destruyendo la pequeña flota
    confederada que se encontraba allí, privó al Sur de
    un puerto seguro. Con un
    impacto similar, una operación conjunta por tierra y por
    mar en enero de 1865 cerró efectivamente Wilmington
    (Carolina del Norte), que había sido la principal base de
    los confederados.

    Aunque el Sur carecía de una marina consistente,
    los corsarios confederados suplieron su ausencia, especialmente
    con el buque Alabama, finalmente derrotado cerca de las
    costas de Francia.


    3-17
    La guerra y las relaciones exteriores

    La Confederación siempre esperó el
    reconocimiento y el apoyo del extranjero, especialmente de Gran
    Bretaña y Francia. Esa
    esperanza se cifraba principalmente en la dependencia de ambos
    países del algodón sureño para sus industrias
    textiles.

    Cuando Gran Bretaña y Francia declararon
    formalmente su neutralidad en 1861, ese acto constituyó el
    reconocimiento de la Confederación como poder
    beligerante, lo que levantó una vigorosa protesta del
    gobierno de Lincoln. Cuando en 1861 dos representantes
    confederados fueron sacados a la fuerza del
    vapor inglés
    Trent por autoridades unionistas, Lincoln los
    liberó en respuesta a la presión
    británica. Por otro lado, en 1863 Gran Bretaña
    accedió a prohibir la construcción de barcos confederados en sus
    astilleros.

    La diplomacia del algodón de la
    Confederación fue saboteada de diversas maneras. Antes de
    que estallara la guerra, las manufacturas textiles
    británicas habían almacenado grandes cantidades de
    algodón. Además, Gran Bretaña y el Norte
    estaban comprometidos en un comercio
    rentable para ambos: el norte compraba armas y
    manufacturas y Gran Bretaña trigo. Finalmente, con la
    proclamación de la Emancipación de los esclavos, la
    opinión
    pública internacional se decantó por la causa
    de la Unión.


    4- El final de la esclavitud

    Al comienzo de la guerra Lincoln y el Congreso dejaron
    claro que su único objetivo era mantener la
    supremacía de la Constitución y conservar la
    Unión. Consciente de la necesidad de contar con la lealtad
    de los estados esclavistas fronterizos, el presidente fue muy
    cauto al tratar el tema de la esclavitud, pero finalmente, el 1
    de enero de 1863 entró en vigor la proclamación de
    Emancipación de los esclavos estadounidenses, que el
    presidente defendió como instrumento para debilitar a la
    Confederación.

    La abolición definitiva de la esclavitud fue
    ratificada en diciembre de 1865, cuando fue aprobada la 13ª
    Enmienda de la Constitución.

    El 8 de diciembre de 1863 el presidente firmó una
    Declaración de Amnistía y Reconstrucción.
    Excepto para los funcionarios y oficiales militares de alto rango
    de la Confederación, todos los sureños que juraran
    lealtad a la Constitución y obediencia a la
    legislación así como a las proclamaciones
    concernientes a la esclavitud tenían garantizada la
    amnistía. Cuando el 10% del electorado de un estado del
    1860 hubiera cumplido estas condiciones, ese estado podía
    redactar una nueva Constitución, elegir nuevos cargos
    estatales y enviar representantes al Congreso. Este plan se
    convirtió en la base del posterior periodo denominado de
    Reconstrucción.


    5- Resultados de la guerra

    La Guerra Civil estadounidense se saldó con el
    resultado de 620.000 muertos.

    Grandes territorios de Richmond, Charleston, Atlanta,
    Mobile y Vicksburg quedaron en ruinas. El campo por el que
    cruzaron los ejércitos contendientes acabó lleno de
    plantaciones asoladas, casas y graneros arrasados, puentes
    quemados y líneas de ferrocarril destrozadas. Muchas
    cosechas fueron destruidas o confiscadas, y gran parte del ganado
    se perdió. Más de cuatro billones de dólares
    en propiedades desaparecieron a causa de la emancipación,
    la repudiación de bonos y monedas
    confederadas, la confiscación de la producción de algodón y los
    destrozos de la guerra.

    La guerra zanjó la cuestión del mantenimiento
    de la Unión; se desacreditó la doctrina de la
    secesión y, a partir de 1865, los estados encontraron
    otras formas de exponer sus diferencias. La guerra amplió
    la autoridad del
    gobierno federal, que ejercería una jurisdicción y
    poderes más amplios que en cualquier otro momento anterior
    en la historia del
    país.

    Finalmente, la Guerra Civil estadounidense supuso la
    libertad para
    casi cuatro millones de negros.


    6- Guerra Federal Venezolana

    Fue la Guerra Civil venezolana, también conocida
    como la Guerra Larga, Revolución
    Federal o Guerra de los Cinco Años, utilizada está
    denominación por aquellos historiadores que sitúan
    el comienzo de la guerra con los primeros alzamientos ocurridos
    contra el recién instaurado gobierno de Julián
    Castro (mayo-julio de 1858). Fue, después de la Guerra de
    Independencia,
    la más larga contienda civil que haya asolado el
    territorio nacional y fue, para Venezuela, una
    prolongación de esta guerra en cuanto a los problemas de
    carácter social y político, dejados
    sin resolver una vez lograda definitivamente la
    emancipación de España con
    las victorias de 1821 y 1823 y la separación de Colombia en
    1830.

    6-1
    Antecedentes.

    El consenso que se materializaba con la creación
    de la nueva República de Venezuela en 1830 se
    producía en torno a una situación que permitiera
    mantener un sistema
    oligárquico de gobierno, incorporando a él, tanto
    los remanentes del antiguo mantuanaje como los nuevos grupos surgidos
    de la contienda armada y cuyos privilegios sociales se
    veían confirmados por las tierras que habían
    recibido como resultado del traspaso a nuevas manos del
    latifundio colonial. Al mismo tiempo, la
    situación de guerra en que había vivido el
    país durante 3 lustros había permitido la
    consolidación de una burguesía comercial,
    enriquecida gracias a las oportunidades que ofrecía el
    abastecimiento continuo de las campañas militares, dentro
    y fuera del territorio nacional.

    El país político que nace entonces en 1830
    es la expresión de estos grupos
    dominantes. El resquebrajamiento del consenso inicial es,
    más que todo, producto de
    los intereses antagónicos que enfrentan progresivamente,
    los dos principales sectores de esta oligarquía ante el
    nuevo papel que
    desempeña Venezuela en el cuadro de la economía mundial: el
    sector de los hacendados y el sector de los
    comerciantes.

    La Venezuela de 1830 era, virtualmente, un campamento
    armado de excombatientes de la Independencia, recompensados
    muchos de ellos, con la adjudicación de tierras. Esta
    clase latifundista veía coartada su participación
    efectiva en la conducción de los destinos de la nueva
    república por la centralización del poder, legitimada por la
    Constitución de 1830, bajo el gobierno de José
    Antonio Páez y sus sustentadores: el rico sector de la
    burguesía comerciante, principalmente caraqueña,
    núcleo dominante del Partido Conservador.

    Desde 1830, al término de la guerra de
    independencia, el país había sido gobernado por una
    oligarquía en donde se juntaban algunas de las viejas
    fortunas de la época colonial con las nuevas adquiridas
    durante la independencia (quizás el mejor ejemplo de
    éstas es el General Páez). Aunque el partido
    conservador, el partido base de dicha oligarquía,
    había sido derrotado en las elecciones de 1846, los nuevos
    gobernantes, los hermanos Monagas, nominalmente "liberales",
    pertenecían también a la oligarquía y de
    hecho, eran al igual que Páez, propietarios de enormes
    cantidades de tierra en el oriente del país.

    Las primeras rebeliones de 1830-1831, iniciadas en el
    oriente del país, apuntaban a debilitar o a destruir el
    poder de Páez y restaurar los privilegios de los
    militares-hacendados, además de ser una
    manifestación del regionalismo político que
    venía desde la Colonia y se había fortalecido
    durante los primeros años de la guerra emancipadora. De
    esta manera, la llamada Revolución
    de la Reformas de 1835-1836 fue un renovado intento por limitar,
    bajo el manto del federalismo, el
    poder del grupo
    dirigente y otorgar a los hacendados unas mayores prerrogativas,
    tanto políticas
    como económicas.

    La unanimidad que se manifiesta en torno a la
    aprobación de la Ley de Libertad de Contratos del 10
    de abril de 1834 es el reflejo pasajero de unos años de
    relativa bonanza económica, particularmente en las zonas
    de producción agrícola de los valles centrales. En
    los llanos, la lenta recuperación de la ganadería,
    diezmada durante las campañas de la emancipación,
    se enfrenta a una tensa situación de carácter
    social: los nuevos amos del suelo, amparados
    por una legislación más severa aún que
    durante la Colonia, buscan frenar, sin lograrlo completamente, el
    incremento del abigeato y la permanencia endémica del
    llamado bandolerismo, manifestación primigenia de una
    profunda inconformidad social.

    La crisis
    económica, cuyos efectos se empiezan a sentir en el
    país a partir de 1842, agudiza las tensiones latentes. La
    pauperización creciente de pequeños y medianos
    propietarios, desposeídos de su tierra por los efectos del
    encarecimiento del crédito
    y de las ejecuciones de hipotecas y la marginalización de
    pequeños comerciantes, vinculados esencialmente a los
    circuitos de
    distribución interna de los productos
    agropecuarios (siendo ilustrativo en este sentido el caso de
    Ezequiel Zamora), son las principales causas de los
    levantamientos de los años 1846 y 1847, cuya
    expresión política se refleja
    en la creciente radicalización de los planteamientos del
    Partido Liberal y de su vocero, el periódico
    El Venezolano.

    Sin embargo, ni el Partido Liberal, ni su jefe nominal,
    Antonio Leocadio Guzmán, aunque estuviere comprometido
    éste último en las insurrecciones de 1846,
    consideran una modificación de las estructuras
    sociales; su lucha sigue enmarcada dentro del contexto de los
    intereses de una clase proletaria, la de los hacendados. En ese
    sentido, la elección de José Tadeo Monagas en los
    comicios de 1846 no es sino el producto de
    los que el historiador Federico Brito Figueroa califica como "una
    prevaricación política". La década de la
    consolidación en el poder de la autocracia liberal
    (1848-1858), después de los acontecimientos del 24 de
    enero de 1848 y de la derrota de José Antonio Páez
    (agosto 1849), presencia algunas reformas a favor de los
    terratenientes: abolición de la esclavitud y otorgamiento
    de las indemnizaciones a los antiguos propietarios de esclavos;
    modificación de la Ley del 10 de abril de 1834 y su
    corolario, la Ley de Espera y Quita de1841.

    Pero, por sobre todo, el dominio
    político de la dinastía monaguera se produce por un
    proceso de
    acaparamiento de tierras, particularmente en la región
    oriental del país, mediante la adquisición de
    baldíos así como de antiguos resguardos
    indígenas, las cuales quedan en manos de los 2 reducidos
    grupos que rodean, en su turno, tanto al presidente José
    Tadeo Monagas como al presidente José Gregorio Monagas y a
    su familia. Ante
    esta situación, una fracción del Partido Liberal
    logra un entendimiento con los grupos conservadores bajo la
    consigna de "Unión de los venezolanos y olvido de lo
    pasado" que lleva al derrocamiento de José Tadeo Monagas
    en marzo de 1858.


    6-2
    Los prolegómenos de la Guerra.

    Con la Revolución de marzo de 1858,
    comenzó la cadena de acontecimientos que encendió
    la chispa de la Guerra Federal. Bajo la dirección de Julián Castro, el
    movimiento
    insurreccional prometía liberar a todos los trabajadores,
    sirvientes y campesinos que tomarán las armas de las
    deudas que tuvieran con sus patronos, sumas estás que
    serían financiadas por la Tesorería Nacional al
    triunfar la revolución. Pero, una vez consolidado el nuevo
    gobierno, el predominio del elemento conservador en su seno junto
    con las medidas de retaliación contra cualquier intento de
    oposición, reavivaron la lucha.

    El 7 de junio de 1858, un decreto del presidente Castro
    ordena la expulsión de Venezuela de Juan Crisóstomo
    Falcón, Ezequiel Zamora, Wenceslao Casado, Antonio
    Leocadio Guzmán, José Gabriel Ochoa, Fabricio Conde
    y otros futuros jefes de la contienda armada, mientras en los
    valles de Aragua, en la sierra de Carabobo en los llanos de
    Portuguesa se levantan en armas, bandas de campesinos armados,
    bajo el liderazgo de
    hombres oscuros (es decir mestizos) como Zoilo Medrano o
    José de Jesús González, el Agachado, quien
    había acompañado a Zamora en la rebelión de
    1846.

    Mientras la insurrección se extendía, el
    gobierno se encontraba cada vez más incapacitado para
    suprimir tales estallidos; a medida que se propagaba ala
    revuelta, se aceleraban su vigor y su ritmo. Rumores de que el
    gobierno se proponía restablecer la esclavitud y que los
    hierros que se utilizaban para marcar los sacos de añil
    serían, en realidad, hierros para marcar a los futuros
    esclavos, servían para exaltar el terror de las
    poblaciones rurales a las cuales se les decía,
    además, que iban a ser vendidas a los ingleses quienes,
    supuestamente, iban a su carne para hacer jabón y sus
    huesos para
    fabricar mangos de cuchillos y de bastones.

    En respuesta, las consignas de "¡Mueran los
    Blancos!" y "¡Hagamos una Nación
    para los Indios!", eran muestras del grado de violencia
    alcanzado. Mientras tanto, la reunión en Valencia de una
    Convención Constitucional intentaba traducir los
    principios de la Revolución de Marzo en términos de
    un programa
    político. Los diputados liberales ante la
    Convención se hicieron voceros de un sistema federal de
    gobierno, el cual, junto con el sufragio universal era,
    según ellos, "… lo que se necesitaba para asegurar la
    estabilidad de Venezuela…".

    La nueva Constitución del 31 de diciembre de 1858
    buscaba conciliar los puntos de vista liberales y conservadores.
    Sancionaba el sufragio universal para varones, reafirmaba la
    abolición de la esclavitud y esbozaba unas reformas en
    sentido federalista con la elección de gobernadores de
    provincia y mayores poderes para los municipios. Pero, en
    realidad, la nueva Carta Magna se
    encontraba desfasada con relación al desarrollo de los
    acontecimientos en el país.

    Desde el destierro, en las vecinas islas de Curazao y
    St. Thomas, los jefes liberales expulsados en junio de 1858 se
    organizaban, preparaban tropas, elaboraban programas
    (destacándose entre ellos el Programa de
    Federación, elaborado en St. Thomas por la Junta
    patriótica de Venezuela, presidida por Félix
    María Alfonzo). En agosto de 1858, un intento de los
    liberales para derrocar a Julián Castro, conocido como la
    Galipanada, es debelado y fracasa; pero el domingo 20 de febrero
    de 1859, el comandante Tirso Salaverría, seguido de 40
    hombres, asalta con éxito el cuartel de Coro, se apodera
    de 900 fusiles y lanza el "Grito de la Federación", cuya
    fecha pasará luego a formar parte del escudo nacional, al
    lado de la fecha 19 de abril de 1810. La guerra había
    empezado.

    El campesinado o peonaje, así como los antiguos
    esclavos, liberados finalmente en 1854 (aunque nominalmente lo
    habían sido en 1816 por decreto de Bolívar) se
    encontraban en una situación de extrema pobreza por lo
    que los encendidos discursos de
    Antonio Leocadio Guzmán y Ezequiel Zamora los lanzó
    a una lucha por: "la libertad, democracia,
    independencia económica, ansias de tierra, acaparadas por
    un reducido grupo de terratenientes". El grito de guerra:
    "OLIGARCAS, TEMBLAD, VIVA LA LIBERTAD", lo resume
    claramente.

    Así, primero en 1846 y luego en 1859, se
    levantaron en armas, armados con "machetes, lanzas, cuchillos
    apureños y algunas tercerolas" contra el gobierno
    central.

    El líder
    principal de ambas revoluciones fue el "General en Jefe y Jefe
    del Pueblo Soberano" Ezequiel Zamora, en compañía
    de su cuñado Juan Crisóstomo Falcón, quien
    era nombrado "Presidente en Campaña". A la muerte de
    Zamora, Falcón queda como líder
    indiscutible y al triunfo de la revolución en 1863 es
    nombrado presidente constitucional.


    6-3
    Consideraciones Generales

    A pesar de ser un fenómeno de crucial importancia
    para la comprensión histórica de Venezuela, la
    Guerra Federal ha sido poco estudiada por la
    historiografía nacional. Fuera de la importante obra de
    Lisandro Alvarado, Historia de la revolución federal en
    Venezuela, publicada por primera vez en 1909, la mayoría
    de los estudios sobre la guerra se han centrado sobre sus
    aspectos puramente militares o sobre la figura de Ezequiel
    Zamora, la cual ha sido objeto de una polémica, aún
    no resuelta, acerca del carácter revolucionario de sus
    ideas y de su acción política (según lo
    expone Federico Brito Figueroa en Tiempo de Ezequiel Zamora), en
    contraposición con otra visión que lo sitúa
    dentro del contexto tradicional del caudillismo
    decimonónico (tal como lo expresa Adolfo Rodríguez
    en Ezequiel Zamora).

    Se puede plantear en primer lugar, que la Guerra Federal
    no involucró a todo el territorio venezolano. Los combates
    más importantes quedaron circunscritos a la zona de los
    llanos altos y bajo (el territorio de los actuales estados
    Barinas, Portuguesa, Cojedes, Apure y Guárico); varios
    brotes se registraron en la zona central (estados Falcón,
    Lara, Yaracuy, Carabobo y Aragua), así como en el oriente
    (principalmente en los territorios de los estados
    Anzoátegui y Sucre), pero se trataba en estos casos de
    actividades de guerrilla que sólo lograron cobrar
    importancia en los últimos meses de la
    contienda.

    Regiones enteras del país como los Andes, Guayana
    y el Zulia se mantuvieron prácticamente al margen de la
    lucha. En los Andes, particularmente se rechazaron en varias
    oportunidades ataques de los "vándalos de Apure". En
    segundo lugar, los efectos de la guerra sobre la economía del
    país han carecido de una evaluación
    precisa. Si bien es cierto que la ganadería quedó
    disminuida (resultado lógico de la concentración de
    los combates en las zonas de tradición pecuaria), aunque
    las estimaciones dadas de 7000000 de cabezas de ganado
    pérdidas han sido fuertemente cuestionadas con toda la
    razón, por el historiador Eduardo Arcila Frías en
    vista de su falta de su verosimilitud, otros rubros de la
    producción no sufrieron igual mengua.

    El café,
    en particular, extiende su predominio en la zona andina y, en
    Guayana, se inicia el ciclo del "boom algodonero" provocado por
    las incidencias de la Guerra de Secesión de Estados
    Unidos. El problema aquí surge, en gran parte, debido a la
    carencia de cifras, producto del desbarajuste de los organismos
    de control y fiscalización de las aduanas; pero la
    falta de documentación estadística no equivale siempre a una
    ausencia de producción.

    Para lograr una comprensión del fenómeno,
    conviene analizar la Guerra Federal desde el triple aspecto
    militar, político y social. Durante el tiempo en que
    duró la contienda armada, el debate
    político, centrado en Caracas, giró en torno a la
    oposición tradicional entre los sectores liberales y
    conservadores.

    Roto el consenso inicial de la Revolución de
    marzo de 1858, Julián Castro buscó la alianza de
    uno u otro bando con el fin de lograr su propia permanencia en el
    poder. Sus maniobras, sin embargo, sólo lograron acelerar
    su caída (01/08/1859); el establecimiento de un
    efímero Gobierno Provisional federalista que dura menos de
    24 horas y que, después del episodio de La Sampablera
    (02/08/1859), es reemplazado por un nuevo gobierno de tendencia
    conservadora.

    Sin embargo, dentro del propio partido Conservador, se
    enfrentan 2 tendencias: la de los constitucionalistas o
    legalistas, voceros de un Gobierno civilista y que apoyan a
    Manuel Felipe de Tovar y Pedro Gual; y la de los dictatoriales,
    encabezados por Pedro José Rojas, quienes promueven la
    figura de José Antonio Páez como una salida
    única para restablecer la paz. El segundo regreso de
    Páez a Venezuela, en marzo de 1861, sirve para agudizar
    esas tensiones que resultan en el derrocamiento del presidente
    Pedro Gual (29/08/1861) y la proclamación de una dictadura,
    encabezada por Páez pero dirigida, en realidad, por Pedro
    José Rojas.

    Con la instauración de este gobierno dictatorial,
    el partido conservador quedó formando agrupaciones sin
    dirección y sin programa específico;
    y es dentro de este contexto que debe entenderse el documento
    redactado y firmado por representantes de la burguesía
    comercial caraqueña (el sector civilista del
    conservadurismo), quienes, dirigiéndose a la
    Cancillería Británica a través de la
    misión
    diplomática inglesa en Caracas, imploraban la
    intervención de Inglaterra, a
    cambio de la
    oferta de "…
    desprenderse del territorio de la Guayana y negociarlo con la
    Gran Bretaña, pagando con él la deuda extranjera
    contraída con súbditos ingleses, y además la
    deuda externa
    de la República…" (22/11/1861).

    Se trataba, en ese sentido, de pedir una
    intervención, tanto contra los insurgentes federalistas
    como contra el Gobierno paecista que había iniciado para
    la fecha, una conversaciones con Falcón en busca de un
    entendimiento político. Estas conversaciones, llevadas a
    cabo en la sabana de Carabobo (diciembre 1861), no lograron
    resultado favorable, prolongándose la lucha hasta las
    negociaciones del Tratado de Coche, en abril de 1863.

    Los hechos

    La revolución federal comenzó en Coro,
    Edo. Falcón, cuando en la noche del 20 de febrero de 1859,
    fue asaltado el cuartel, sometida la guarnición y tomados
    los pertrechos de guerra. El 22 desembarcó en Coro,
    Ezequiel Zamora, que se hallaba exilado en Curazao e
    inmediatamente se dedica a la organización del "Ejercito del Pueblo
    Soberano".

    Fiel a las ideas federalistas, el 25 de febrero se
    eligió el Gobierno Provisional Revolucionario del Estado
    de Coro. Igualmente se nombró Gobierno para la
    República Federal, constituido por el General Juan
    Crisóstomo Falcón, Antonio Leocadio Guzmán,
    Dr. José Manuel García, José Gabriel Ochoa y
    Napoleón Arteaga.

    La noticia del triunfo de la revolución en Coro
    se extiende por todo el país, haciendo que se produzcan
    nuevos levantamientos, como los Barinas el 28 de febrero,
    Guanarito el 22 de marzo, Maracaibo el 19 de abril,
    etc.

    El gobierno central, presidido por Julián Castro
    envió, por tierra y por mar, hasta 3.500 hombres para
    combatir la revolución. La primera batalla es en El Palito
    (cerca de Pto. Cabello) el 23 de marzo, donde Zamora derrota una
    columna de 700 a 800 hombres del Gobierno, comandados por el
    Coronel José del Rosario Armas, conocido por el mote de
    "Mono enchaquetado".

    El 28 de marzo entra Zamora a San Felipe y al día
    siguiente se instituye el Estado
    Yaracuy, con su respectivo Gobierno Provisional Revolucionario. A
    comienzos de abril se encontraba Zamora con 2.800 hombres frente
    a Barquisimeto, defendido por 3.000. Sin embargo, Zamora no
    atacó, por lo que no se enfrentó pues desde San
    Carlos venía una columna del ejercito central y
    prefirió enfrentar a éstos.

    El 5 de abril se produce la batalla en las Sabanas de
    Araure, 600 soldados por parte de Zamora, contra un número
    indeterminado de soldados del gobierno que fueron derrotados
    fácilmente. Como resultado del triunfo, se adopta el himno
    de la revolución que comienza: "Marchemos federales en
    recia multitud a romper las cadenas de vil esclavitud.
    ¡Oligarcas, Temblad Viva la Libertad!

    El 16 de abril ataca Zamora a la ciudad de Barinas, sin
    lograr tomarla del todo, ya que el General Ramón
    Escobar, veterano de la Independencia, no se rinde. Ante el
    avance del ejército centralista, comandado por el General
    José Laurencio Silva, Zamora se retira de nuevo para hacer
    un nuevo tipo de guerra que éste no conocía, guerra
    de guerrillas: un asalto acá, una nueva retirada por
    allá. El General Silva, con superioridad numérica
    no logra acorralar a Zamora y por el contrario, sus fuerzas se
    ven desgastadas diariamente no solo por los muertos y heridos,
    sino principalmente por las deserciones.

    Mientras, otro cuerpo revolucionario atacaba a Guanare
    hacia adonde se dirigió Zamora el 12 de mayo, para luego
    volver atrás y tomar finalmente Barinas sin disparar un
    tiro. Inmediatamente, el 19 de mayo, se celebraron elecciones
    directas para elegir las autoridades supremas del nuevo Estado
    Federal de Barinas.

    En Caracas la situación no era nada clara. Por
    una parte negociaba el General Falcón una tregua con el
    presidente Julián Castro y por otro conspiraban tanto
    liberales como conservadores. En la mañana del 1º de
    agosto Castro es puesto preso por su propia guardia y sus
    edecanes. Inmediatamente se forman dos gobiernos, uno liberal,
    con sede en la plaza San Pablo y otro conservador, con sede en el
    Palacio de Gobierno. Ante esta situación el Gobernador de
    la Provincia, Nicomedes Zuluaga y el Comandante de Armas, Coronel
    Manuel Vicente de Las Casas, en la madrugada del 2 de agosto dan
    un contragolpe, obligan a Castro a encargarse de la presidencia
    nuevamente y a renunciar para que quedara encargado Pedro Gual y
    luego el Vicepresidente Manuel Felipe Tovar.

    Mientras, después de 2 meses de sitiada, cae
    Guanare el 9 de septiembre en manos de las tropas federales. Al
    igual que en los otros casos, Zamora procedió
    inmediatamente a formar el Estado
    Federal de Portuguesa, así como el Estado Federal de
    Apure.

    Por su parte, el Presidente en Campaña, Juan
    Crisóstomo Falcón, quien había desembarcado
    en Morón el 24 de julio de 1859, en vez de atacar Caracas
    como lo había prometido, se dirigió por San Felipe,
    ya liberado por Zamora, hacia Barquisimeto, todavía en
    poder de los centralistas, ciudad que tomó sin ninguna
    dificultad.

    A partir de ese momento hubo serias desavenencias entre
    Zamora y Falcón, que sin embargo fueron superadas en bien
    de la revolución que no podía perder a su
    más capaz dirigente: Zamora. Finalmente éste fue
    ascendido a General en Jefe y Generalísimo de los
    Ejércitos Federales de la República de Venezuela,
    mientras que Falcón seguía siendo Presidente en
    Campaña.

    Siendo ahora Zamora jefe único del
    ejército, ordenó no presentar más batalla al
    gobierno y atraerlo poco a poco hacia los llanos, donde se
    preparaba la primera gran batalla de la guerra federal, la
    batalla de Santa Inés.

    Efectivamente, hacia allá fue llevado poco a poco
    el ejército centrista, que contaba con unos 7.500 hombres,
    comandados por el General Pedro Estanislao Ramos. Zamora contaba,
    para ese enfrentamiento con unos 7.650 soldados de
    infantería y caballería.

    La primera fase de la batalla de Santa Inés, que
    se inició a las 8:30 del día 9 de septiembre y
    terminó a eso de las 6 de la tarde constituyó un
    verdadero desastre para las fuerzas del gobierno que
    perdió alrededor de 1.800 soldados, gran parte de la
    oficialidad superior, 800 caballos y mulas "de remonta" y la
    totalidad de las piezas de artillería.

    La segunda fase de la batalla se desarrolló al
    día siguiente en las llanuras de El Bostezo, así
    como sucesivas escaramuzas en los días siguientes. Como
    resultado de éstas, el gobierno perdió otros 900
    soldados, además de pertrechos de guerra. El General Pedro
    Estanislao Ramos fue gravemente herido, así como numerosos
    otros oficiales. La persecución continuó hasta
    Barinas, donde arribaron los restos del ejército con
    más de 300 heridos y menos de 2.000 efectivos.

    Inmediatamente se sometió a sitio a Barinas que
    cayó nuevamente en manos federales el 23 de diciembre. El
    31 de diciembre, a la cabeza de 6.000 hombres, partió
    Zamora hacia Caracas, donde pensaba llegar el 20 de febrero,
    haciendo escala en Guanare
    y San Carlos, plazas tomadas antes por el ejército
    centralista en su camino a Santa Inés.

    Después de restablecer el gobierno de Portuguesa
    en Guanare, sigue Zamora a San Carlos, poniéndole sitio a
    la ciudad el 3 de enero de 1860. Sin embargo, la ciudad se
    defendió y solo se pudo avanzar casa por casa por lo que
    todavía el 10 de enero se combatía en San Carlos.
    La ciudad había pedido la capitulación y Zamora fue
    a ultimar los detalles de ésta. Al mediodía se
    encontraba en casa de la familia
    Acuña, donde había sido invitado a almorzar. Un
    momento antes de éstos salió a revisar unas
    trincheras cuando de pronto, una bala le entró por la ceja
    del ojo derecho. Sus últimas palabras fueron: "ya
    vengo".

    Muerto Zamora por una bala perdida, según los
    centralistas, asesinado por Falcón, según los
    partidarios de aquél, la causa federal se queda sin su
    más capaz dirigente. Falcón asume el comando del
    ejército federal y avanza hacia Valencia, pero de una
    forma tan lenta que el gobierno, alentado por la muerte de
    Zamora, tiene tiempo de organizar un nuevo ejército, del
    que es nombrado General en Jefe León de Febres
    Cordero.

    El 10 de febrero llegó Falcón a
    Tinaquillo, desde donde intimó la rendición de
    Valencia, lo que ni siquiera fue respondido por Febres Cordero,
    quien se dirigía a su encuentro. Eso hizo que
    Falcón retrocediera a Tocuyito y luego a
    Tinaco.

    El 16 de febrero se unió a Falcón,
    proviniendo de Anzoátegui, el General Juan Sotillo con
    3.500 soldados, en su mayor parte de caballería. Sumados
    ambos ejércitos Falcón disponía de 3.300
    soldados de infantería y 6.200 soldados de
    caballería. Ante él se encontraba Febres Cordero
    con 5.000 infantes, aunque escaso de
    caballería.

    La batalla tuvo lugar en Coplé, al amanecer del
    17 de febrero de 1860, en unos barrizales donde no se
    podía maniobrar con la caballería. La batalla
    duró solamente 45 minutos pero fue una derrota total para
    Falcón. De acuerdo con algunos testigos hubo 5.000 bajas,
    pero en su mayoría debidas a deserciones.

    Después de esta batalla dividió
    Falcón el ejército en 3 cuerpos, lo que fue
    duramente criticado por los otros generales. Luego se
    dirigió a Puerto Nutrias, en la frontera con Colombia (llamada
    todavía Nueva Granada), en busca de pertrechos,
    según sus allegados, huyendo acobardado, según sus
    detractores.

    En el plano militar, la Guerra Federal fue una guerra de
    guerrillas, fue también, la primera contienda armada en
    que se utilizó la recién instalada red del telégrafo
    eléctrico como medio de información; pero, al poco tiempo, la
    destrucción de los cables y de las estaciones
    telegráficas paralizarían este servicio.

    Sólo durante el primer año (febrero
    1859-febrero 1860), se pude hablar de una unidad de mando en el
    seno del ejército federalista, en el desempeño de la cual Ezequiel Zamora, hasta
    su muerte
    inesperada en San Carlos (10/01/1860), demuestra unas destacadas
    habilidades de estratega.

    Ahora bien, ésta no fue una guerra con grandes
    batallas, con ejércitos regulares y ataques y defensas.
    Luego de los primeros dos meses, en los que hubo las dos
    únicas batallas, la guerra se convirtió en una gran
    guerra de guerrillas, como sería su nombre moderno, en la
    que bandas de revolucionarios de 300 o 400 hombres, dirigidos por
    un "general", atacaban a un poblado para ser luego repelido por
    otra banda de "fieles al gobierno", dirigidos por otro "general".
    Según datos compilados
    por Manuel Landaeta Rosales se libraron:

    Año

    Nº de
    batallas

    >1000

    Nº batallas

    < 1000

    Nº acciones
    guerrilleras

    Días de

    paz

    1859

    2

    117

    259

    0

    1860

    0

    58

    428

    0

    1861

    0

    50

    520

    53

    1862

    0

    69

    580

    0

    1863

    0

    31

    680

    65

    Total

    2

    325

    2467

    118

    En 5 años, desde el 20 de febrero de 1859 hasta
    el 20 de noviembre
    de 1863, 1.770 días, solo hubo 118 días en que no
    hubo ninguna batalla o ataque guerrillero.

    Eso no quiere decir que no fuese una revolución
    importante, todo lo contrario, fue extremadamente sangrienta pues
    murieron entre 150000 y 200000 personas en un país de poco
    más de 1800000 de habitantes lo cual representa entre un 8
    y un 11% de la población del país, aunque es
    necesario señalar que la malaria y la disentería
    cobraron posiblemente un número mucho mayor de
    víctimas que los combates propiamente dichos.

    De allí en adelante la Guerra Federal se
    convirtió en una verdadera anarquía. Tal como se
    indicó antes, comenzó una guerra de guerrillas,
    donde en la gran mayoría de los casos no pasaban de 300
    combatientes. Por todas partes circulaban papeles en blanco
    firmados por Falcón nombrando "General" a cualquiera que
    se alzara con sus peones.

    Desde un punto de vista demográfico,
    además de la pérdida de vidas humanas, la Guerra
    Federal generó un importante proceso de
    movimiento de poblaciones, tanto por los combatientes que
    desplazó dentro de los teatros de operaciones guerrilleras
    como por las migraciones que suscitó, particularmente
    desde los llanos de Barinas y Portuguesa hacia la zona
    Andina.

    Mientras, el gobierno del Presidente Tovar, que
    había sido elegido presidente constitucional el 10 de
    abril de 1860, se tambalea al no poder derrotar a los federales.
    En esta situación regresa Páez y el gobierno busca
    la forma de conciliar la situación nombrándolo Jefe
    del Ejército, para que éste se encargue de la
    guerra. Páez, desde luego no va a dejarse mandar por Tovar
    y hace que éste renuncie, proclamándose luego Jefe
    Civil y Militar del país el 5 de septiembre de
    1861.

    En 1861 envía Falcón a Antonio
    Guzmán Blanco, quien había sido su secretario desde
    hacía años, a unificar las guerrillas, lo que era
    extremadamente difícil, pues con la excusa de la
    "Federación", cada jefe se consideraba con derecho a hacer
    lo que más le parecía conveniente, lo que
    generalmente llegaba a la conquista de dos o tres pueblos de los
    alrededores y a gobernar dictatorialmente sus
    "territorios".

    La unificación de las guerrillas y el
    reconocimiento de Falcón como jefe supremo precipita el
    final de la guerra. En abril de 1863 se firma del Tratado de
    Coche, donde se reconoce el triunfo de la Federación y se
    entrega en gobierno a Juan Crisóstomo
    Falcón.

    Este, como primer acto de su gobierno, dicta un Decreto
    de Garantías. Este Decreto no es sino una reproducción más extensa y
    más resonancia literaria de la declaración de los
    Derechos del
    Hombre y del
    Ciudadano de la Revolución
    Francesa, donde se proclamaba la libertad absoluta, la
    inviolabilidad del hogar, la inviolabilidad de la vida, el
    sufragio universal y todos los derechos que podían
    soñarse en la más perfecta
    república.

    Pero es desde un punto de vista social que la Guerra
    Larga ofrece mayor complejidad en cuanto a un intento de
    interpretación. Como lo señala Federico Brito
    Figueroa "… en la Guerra Federal, la dirección
    política (de la insurrección), especialmente
    después de la muerte de
    Ezequiel Zamora, la desempeñan los terratenientes, capas
    sociales de la pequeña burguesía urbana y caudillos
    militares ideológicamente aburguesados, oprimidos pero no
    explotados en el orden político dominante…"

    Este hecho ayuda a entender el desfase, particularmente
    durante los inicios de la contienda, entre los manifiestos que
    justifican la rebelión y la reacción popular que
    suscitan. El programa del propio Zamora era de naturaleza
    esencialmente intelectual, primordialmente político y
    más bien moderado que radical: exigía la
    abolición de la pena de
    muerte, la prohibición perpetua de la esclavitud y el
    sufragio universal combinado con el principio alternativo de
    gobierno.

    Pero, el Grito de la Federación traía
    consigo nuevamente la irrupción violenta en el escenario
    venezolano de las masas llaneras. Al igual que en 1813-1814 con
    las huestes de José Tomás Boves, el ansía
    igualitaria de la sociedad llanera
    se enfrenta a la sociedad jerárquica que de hecho, han
    mantenido las instituciones
    republicanas del país. Más que una
    insurrección campesina, en el sentido europeo de la
    palabra, la Guerra Federal presenció un renovado intento
    de fusión
    entre dos realidades sociales y raciales, blancos contra razas
    mezcladas, de la Venezuela agraria.

    Por ello, el periodo de 1859 a 1860, cuando la
    insurrección se concentra y cobra fuerza en los
    llanos apureños, portugueseños o barineses, es
    visto como el año de la gran amenaza, de la grande
    peur
    . De allí la insistencia de muchos autores en
    destacar los aspectos de la barbarie que caracterizaron muchos
    episodios de la contienda. Pero ya muerto Zamora y dispersado el
    ejército después de la batalla de Coplé, el
    impacto social del movimiento se atomiza.

    Las tropas federales, armadas de formularios en
    blanco, firmados por Falcón o por otros jefes, otorgaban
    ascensos y títulos militares a lo largo y ancho del
    país. Como señala José Gil Fortoul "…
    había coroneles y capitanes analfabetos, y antiguos
    esclavos convertidos en generales, ellos no sabían leer ni
    escribir, pero todos tenían licencia para saquear,
    destruir y matar…"

    Sin embargo, en términos de sus consecuencias, la
    Guerra Federal no modificó las estructuras de
    una sociedad agraria tradicional. La solución
    conciliatoria adoptada con la firma del Tratado de Coche, en
    abril de 1863 consagró el triunfo nominal de la
    Federación, aunque en la práctica este principio
    político nunca pasó de ser una
    ficción.

    Falcón distribuyó liberalmente los frutos
    de la victoria entre él mismo y sus compañeros
    más allegados. Se le atribuye en ese sentido al general
    federalista José Loreto Arismendi la cínica o
    desencantada declaración "… luchamos cinco años
    para sustituir ladrones por tiranos, tiranos por
    ladrones…"

    Al lado del blancaje que seguía en la
    cúspide del poder político y económico,
    comenzaron a figurar apellidos de origen oscuro, surgidos de la
    lucha. Pero, dentro de la realidad concreta de la Venezuela de
    mediados del siglo XIX, el fundamento material de una sociedad
    oligárquica continuaba intacto. Crisol de la igualdad
    social, insurrección campesina, guerra revolucionaria,
    guerra racial, han sido unos de los calificativos con los cuales
    se ha intentado caracterizar la guerra de los cinco
    años.

    El debate en
    torno al federalismo nunca
    pasó de ser un intercambio ideológico entre las
    elites políticas del país. Quizás, entonces,
    deba buscarse el significado más profundo de la Guerra
    Federal en el proceso integrador que representó para dos
    sociedades
    venezolanas antagónicas y en pugna.


    7- Condición del Campo Internacional y Comunicaciones
    Diplomáticas Venezuela–Estados Unidos
    (1859-
    1863)

    El panorama mundial se verá caracterizado por
    varios hechos relevantes, cuyo desarrollo envolverá a los
    principales actores del sistema internacional. En Europa, donde
    la cuestión de la unidad italiana ocupa la atención del viejo continente, los
    movimientos político – estratégicos de
    Francia continuarán jugando un papel
    determinante, sobre todo después de la derrota
    austríaca por la alianza franco–sarda, la agresiva
    política de Napoleón empecinado en incrementar el
    prestigio de su imperio y el esplendor del catolicismo
    seguirá perturbando sus relaciones con Gran
    Bretaña; en cuanto a su política colonial, Francia
    desarrollará durante el bienio una vigorosa acción
    que la llevará a emprender riesgosas campañas en
    Siria y Méjico, cuyo único freno lo
    constituirá la competencia
    británica. España, el
    otro actor europeo importante experimenta un cierto grado de
    estabilidad bajo el llamado gobierno de la Unión Liberal,
    que le permitirá retomar sus pretensiones coloniales en
    Africa y
    América, con campañas en Marruecos, la
    ocupación de Santo Domingo y su inclusión en los
    proyectos
    intervencionistas anglo–franceses en Méjico y Santo
    Domingo.

    A partir de 1861 el hecho de la unidad italiana
    está casi consumado y el ascenso de Bismark al ministerio
    prusiano provoca un clima bastante
    inquietante en cuanto al plano europeo. En relación con el
    primer punto jugará un papel importante la rivalidad
    franco – británica, donde la hábil diplomacia
    napoleónica logrará ventajas significativas en el
    reacomodo continental de la balanza de poderes. En cuanto al
    segundo, su importancia no sólo se registrará al
    mundo germánico, sino que además significará
    el inicio de una nueva etapa en la historia de las relaciones
    internacionales, en lo que se conocerá posteriormente
    como la "era bismarkiana".

    Dentro de este juego de
    intereses de la política europea el movimiento de los
    actores de mayor relevancia como España enfrentarán
    en lo interno perturbaciones políticas ocasionadas en este
    caso, por el movimiento republicano de Loja y las nuevas
    tentativas Carlistas por asumir el trono español,
    en el campo exterior se mantienen las esperanzas de reconstruir
    su imperio colonial en el nuevo mundo.

    La acción colonial de las grandes potencias
    seguirá dominada por Francia y Gran Bretaña
    lanzadas a una voraz conquista de nuevos mercados y
    materias primas para su pujante industria, no
    obstante sus diferencias políticas continentales y algunas
    disputas geoestratégicas en Asia y Africa, ello no
    será obstáculo para emprender acciones conjuntas de
    colonización como la nueva guerra que contra China
    desatarán ambos Estados en 1862 para obtener mayores
    ventajas económicas y comerciales del gran país
    asiático.

    En América los hechos más importantes lo
    ocupa la invasión francesa a Méjico y la guerra
    entre El Salvador y Honduras contra Guatemala.

    8- Política
    Exterior desarrollada por los gobiernos venezolanos durante el
    período 1859 – 1863

    Nos parece muy conveniente desarrollar una
    pequeña exposición
    de las acciones llevadas a cabo por los gobiernos de nuestro
    país hacia los Estados Unidos durante los años en
    los que se basa este estudio; ya que sirven para reflejar
    cómo se encontraban las relaciones entre los dos Estados y
    sobre todo, desde el punto de vista polítológico,
    sí se puede descifrar de alguna forma, la existencia o no
    de una "política exterior" venezolana de forma lineal,
    planeada o por lo menos planificada con visión al futuro.
    Por supuesto y es justo decirlo aquí, que estamos
    conscientes de que la situación del país no era la
    más idónea y que como siempre a lo largo de la
    historia, las diferencias entre los grupos políticos y
    diferentes factores influyen determinantemente en este tipo de
    acción que debe llevar a cabo un Estado frente a otro
    dentro de las relaciones
    internacionales.

    La Política Exterior del Bienio Gual –
    Tovar (1859-1861)

    El 27 de agosto de 1860 se suscribió el
    Tratado de Amistad, Comercio
    y Navegación y entrega de reos prófugos, entre
    el Secretario de Relaciones Exteriores, señor Pedro Pablo
    de las Casas y el Encargado de Negocios,
    señor Eduardo A. Turpin. El nuevo Convenio
    sustituía al Tratado de 1836, cuya revisión
    había sido solicitada desde hacía algún
    tiempo por Venezuela.

    El Tratado será aprobado por el Congreso
    de la República el 13 de abril de 1861. En la
    práctica no se diferenciaba mucho del de 1836, sólo
    agregaba como aspecto importante lo referido a la
    condición de neutrales y la prohibición a los
    ciudadanos de ambas naciones a aceptar patentes de corso para
    usarlas en contra de uno u otro Estado.

    En materia de
    reclamaciones diplomáticas, pocas serán las
    variaciones en el trato dado por la Legación a las
    demandas contra el Tesoro Nacional. Los Estados Unidos se
    sumarán a las otras potencias extranjeras en la exigencia
    de indemnizaciones por los daños causados a sus
    connacionales en la guerra Federal. En este caso sobresalen los
    siguientes aspectos: El Decreto Legislativo del 28 de junio de
    1861 aprobando el Convenio sobre la reclamación del
    bergantín "Horacio" suscrito en 1858, y el Arreglo de los
    saldos pendientes por concepto de
    indemnizaciones a los efectos de la ley de Espera cuyos montos
    fueron fijados en los primeros meses de 1861.

    Las relaciones en este período se entablaron casi
    en su mayor parte entre el Secretario de Relaciones Exteriores
    venezolano y la Legación Norteamericana, pero no en el
    sentido de Estado a Estado, gracias al conflicto Federal el
    asunto primordial fue el de las reclamaciones de individuos
    (comerciantes en su mayoría) contra el Tesoro Nacional, o
    sea que simplemente servía como representante de los
    comerciantes más que del gobierno de los Estados
    Unidos.

    A mediados de 1861, se presentó en Puerto Cabello
    el corsario Sumter con la goleta Abby Brandford de Boston (su
    presa), tratando de vender casco y cargamento. De tal manera se
    fijaron en Venezuela las reglas que debían seguirse en
    casos análogos, teniendo presente el artículo 24
    del tratado concluido por ambas partes el 27 de agosto de 1860,
    lo cual prohibía:

    1. Armar, equipar o tripular corsarios en puertos de la
      República.
    2. Admitir buques de guerra o corsarios con
      presas.
    3. Conceder asilo a los corsarios.
    4. Vender o permutar presas en Venezuela.
    5. Hacerse a la vela los buques de guerra o corsarios
      que hubieran entrado en las circunstancias descritas mientras
      no desaparecieran de del horizonte alguna otra nave que hubiese
      zarpado antes.

    La Política Exterior de la tercera Presidencia
    del General José Antonio Páez

    (1861-1863)

    Dos asuntos centrarán la atención de la
    Cancillería venezolana en este período, la
    suspensión de las relaciones diplomáticas al
    comienzo del período y el reclamo de los pagos atrasados
    por concepto del
    Convenio sobre el caso de la Isla de Aves.

    Casi desde la instauración de la dictadura del
    1º de septiembre de 1861, el Gobierno norteamericano
    expresará su desacuerdo con la Administración de Caracas por estimarla de
    carente de legitimidad, desconociendo el reconocimiento que
    había hecho su Encargado de Negocios,
    señor Eduardo A. Turpin, removiéndolo del cargo y
    designando en su reemplazo al señor Henrique A. Blow con
    carácter no oficial.

    En 1962, se presenta un vapor armado de nombre Thomas
    Swan con 4 cañones en Puerto Cabello (dominado por los
    sublevados), con bandera americana en servicio de
    los rebeldes. Estuvo un tiempo, luego partió hacia
    oriente, debido a que Puerto Cabello fue tomado, se llevan
    consigo al General Cordero, jefe de los sublevados. En Margarita
    cometieron degradaciones. Con ese motivo se representó a
    la legación de los Estados Unidos en Caracas por el
    quebrantamiento de sus principios y leyes de neutralidad cometido
    por el Thomas Swan, despachado de allí para un puerto
    insurrecto, con armas, en un tiempo que se ejercía una
    gran vigilancia en las costas de la Unión.

    Al complicarse la situación política
    interna, Blow optará por retornar a su país sin si
    quiera participarlo a nuestra cancillería, dejando
    encargado de los intereses norteamericanos en la República
    al señor E.D. Culver. Esta actitud
    asumida por Washington que no significaba en ningún modo
    enemistad hacia Páez, llevarán al Gobierno a
    suspender definitivamente la
    comunicación oficial con la Legación el 21 de
    enero de 1862.

    Las explicaciones dadas por Culver para tratar de
    justificar el retardo del reconocimiento no satisfacen al
    Ejecutivo Nacional, así se lo comunicará el
    Secretario de Relaciones Exteriores en nota del 30 de mayo de ese
    mismo año, ratificando la medida de suspender el trato
    oficial con la Legación.

    Las relaciones entre los dos países
    continuarán distanciadas, aunque el trato con Culver
    mejoraría ostensiblemente, al punto de que en octubre de
    1862, el representante norteamericano sin autorización del
    Departamento de Estado presentará sus credenciales a la
    Cancillería venezolana, en un acto que será
    nuevamente desconocido por Washington, que consideraba aún
    la ausencia de condiciones para otorgar el reconocimiento; las
    relaciones continuarán suspendidas por el resto del
    período.

    Nuevamente las reclamaciones pecuniarias contra el
    Tesoro Nacional pocas serán las variaciones en el trato
    dado a sus demandas por parte del Gobierno norteamericano, no
    obstante los esfuerzos de Culver por mejorar las relaciones con
    la Dictadura, cuyas simpatías había manifestado en
    varias oportunidades al propio Departamento de Estado. De las
    demandas norteamericanas pendientes ante la Cancillería y
    gestionadas durante el presente período sobresale por su
    vehemencia y compulsividad de los requerimientos de Henry Shelton
    Sanford, representante de los intereses de los norteamericanos
    expulsados de la Isla de Aves.

    Sus presiones se iniciarán en Europa contra
    nuestro agente fiscal
    Hilarión Nadal, exigiendo el pago de 80.000 pesos que se
    le adeudaban a sus representantes según el Convenio de
    1862, cuyos saldos, afirmaba Sanford, no habían sido
    incluídos en el reparto del empréstito de Londres ,
    entregándole la cantidad de 120.000 pesos equivalente por
    sí solo al total de lo pagado a las Legaciones de Francia,
    Inglaterra, Dinamarca y Holanda. El diplomático
    norteamericano viajará directamente a Washington para
    gestionar ante este Gobierno el envío de varios buques de
    guerra a nuestras costas.

    El 29 de mayo de 1863, se presentará en La Guaira
    el buque "Vanderbelt", con instrucciones del gabinete
    estadounidense de hacer cumplir las demandas de Sanford en un
    plazo no mayor de 24 horas. La dictadura, que al principio se
    mostró firme en su posición de considerar injustas
    y exageradas las demandas, terminará cediendo ante las
    presiones norteamericanas, firmando el 5 de junio un Convenio por
    el cual se hipotecaban los derechos de exportación recibidos por las aduanas de La
    Guaira y Puerto Cabello hasta que se pagara el monto de la deuda.
    El convenio será oficializado por el acuerdo suscrito por
    el gobierno con el señor Sanford el 21 de junio del mismo
    año.

    El interés
    nacional del Estado estuvo centrado en la seguridad del
    sistema amenazado por la revolución federalista, a esto
    precisamente hacíamos referencia cuando hablábamos
    de los factores internos que no permitían una
    política exterior planificada y de cierto modo lineal; por
    lo tanto las acciones se tuvieron que dirigir hacia el
    afianzamiento de las relaciones con otros Estados para pedir
    ayuda financiera para así contrarrestar las constantes
    presiones de las Legaciones y en especial la de los Estados
    Unidos, contra el Tesoro Nacional.

    Durante el periodo en que se dieron los procesos
    armados en los dos países, las comunicaciones fueron las
    siguientes:

    1861. la legación trata asuntos de poca
    importancia para el país.

    1862. la legación trata acerca de un sistema de
    correo Internacional.

    1863. gestiones de la legación para que no se
    admitan en puertos venezolanos a los corsarios del Sur y para que
    se les considere como piratas.

    1864. la legación trata acerca de la
    suspensión de los reclamos contra Venezuela mientras esta
    turbada en ella la tranquilidad.

    1865. la legación envía tres decretos de
    su gobierno sobre clausura de puertos y tratamiento de los buques
    de guerra de otras naciones.

    1865. gestiona para que no se les de hospitalidad a los
    buques de otras naciones que hayan recibido en sus puertos a
    corsarios del Sur.

    Para concluir este punto, debemos señalar que es
    de suma importancia la ruptura de relaciones diplomáticas
    en los últimos años del período estudiado,
    ya que por un lado, para los efectos de este estudio causó
    problemas al
    intentar conseguir datos y material
    de archivo, y por
    otro porque el hecho de la dictadura del general Páez
    ocasionó que muchos otros países se alejaran
    empeorando la situación interna y haciendo de cierto modo
    un reto de gran envergadura para la joven diplomacia venezolana.
    También, es importante precisar que el grueso de las
    comunicaciones revisadas eran de carácter particular,
    referentes a ciudadanos de Estados Unidos en cuestiones de
    Derecho
    Internacional Privado, y por lo tanto, no eran relevantes
    para la investigación.


    9- Bibliografía

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    Enciclopedia Británica: Evolución Histórica del mundo,
    1850-1870.

    http://www.eb.com Inglés

     

     

    Autor:

    Oswaldo Ramírez
    Colina

    Álvaro Guanchez

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