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Tectónica de placas




Enviado por gracek




    En el siglo XIX, Antonio Snider-Pellegrini, expuso la
    idea de que los continentes alguna vez estuvieron juntos y se
    habían estado
    separando paulatinamente (Russell, 2000), pero fue el
    meteorólogo Alfred Wegener, en 1912, quien propuso esto
    como una verdadera hipótesis científica: la "Deriva
    Continental", en su publicación "El Origen de los
    Continentes y los Océanos". Entre las evidencias que
    proporcionaba se incluían la constatación de que
    los límites de
    Africa y América
    del Sur encajaban de manera casi perfecta, los patrones de
    distribución biogeográfica que
    relacionaban continentes tan disímiles y lejanos como
    Africa, América
    del Sur y Australia (por ejemplo), y algunas evidencias
    geomorfológicas como la presencia de las mismas
    formaciones geológicas a ambos lados del Océano
    Atlántico, como es el caso de la Cordillera de los
    Apalaches y la región de los países Ecandinavos. La
    teoría
    de Wegener proponía que hacia finales del
    Carbonífero (aprox. 300 m.a.), todos los continentes
    actuales formaban parte de un supercontinente, al que
    llamó "PANGEA", rodeado por un océano que
    cubría el resto de la superficie de la Tierra
    (Uyeda, 1980). Debido a que la teoría
    de Wegener no supo explicar lo que originaba el movimiento de
    los continentes, y a la concepción aceptada de que el
    planeta era una masa única e inmóvil, esta
    teoría fue fuertemente criticada y no tuvo
    aceptación dentro de la comunidad
    geológica.

    Luego de algunas décadas, después de
    la segunda guerra
    mundial, se realizaron investigaciones
    relacionadas con el magnetismo
    termorremanente de las rocas y
    evidenciaron un cambio en la
    orientación magnética de las rocas de una
    misma formación. Lo único que podía explicar
    este hecho era que, atraida por el polo magnético, la
    magnetita presente en las rocas se situaba en dirección Norte durante el proceso de
    solidifación. Una vez fija en esa posición, y a
    medida que los continentes se desplazaban la magnetita perdia su
    orientación Norte, y si la formación era separada
    por un proceso de
    divergencia, obviamente, según la trayectoria del
    desplazamiento de cada capa, la orientación final
    presentada por la magnetita en las rocas sería diferente.
    Esto sirvió de base científica para apoyar la
    hipótesis de que
    los continentes se habían desplazado durante la historia del
    planeta.

    En 1962, H. Hess publicó un artículo
    llamado "Historia de las Cuencas
    Oceánicas" donde proponía la hipótesis de la expansión del fondo
    oceánico; fundado en evidencias gravimétricas,
    sismológicas, calorimétricas, y muchas otras,
    recopiladas durante años de investigación del fondo oceánico y
    tomado de la mano de una hipótesis sugerida
    por Holmes en 1929, según la cual los continentes eran
    arrastrados por corrientes de convección en el manto como
    "en una cinta transportadora" (Uyeda, 1980). Hess sugirió
    que por las dorsales mesooceánicas emanaba material desde
    el manto terrestre dando lugar a la formación de corteza
    oceánica nueva y que la acumulación y salida de ese
    material (o magma), empujaba al material adyacente
    alejándolo de las dorsales, de manera que el fondo
    oceánico se expandía. Otra evidencia que
    apoyó esta teoría fue la medición de la edad absoluta de las rocas
    del fondo oceánico, las cuales son más antiguas a
    medida que se alejan de las dorsales y más recientes
    mientras más cerca se encuentran de éstas. Al
    llegar a los límites continentales, la corteza
    oceánica sufre un proceso conocido como
    "subducción", en el cual se desplaza por debajo de la
    corteza continental, simplemente por ser más densa que
    ésta última. Actualmente se conoce que la
    acumulación de sedimentos en los fondos oceánicos y
    el aumento de la densidad,
    producto de la
    contracción térmica al enfriarse la corteza
    (Hamblin, 1995), provocan un aumento del peso de la corteza
    en esas zonas, provocando el hundimiento de la corteza y
    facilitando el proceso de subducción.

    Después de tantas evidencias, ya la
    concepción de la corteza como algo rígido
    había cambiado en un concepto
    más dinámico pero era aún considerada como
    una sola capa sólida.

    Los estudios geofísicos relacionados con la
    producción de epicentros sísmicos
    (un epicentro es "el punto de la superficie terrestre situado
    directamente encima de un foco sísmico"(Uyeda, 1980))
    terminaron con esta visión, al detectarse un patrón
    en la distribución de los sitios donde se
    producían los sismos,
    generalmente a lo largo de lineas o regiones bien delimitadas. Al
    dibujar este patrón de epicentros en un mapamundi se
    observan zonas demarcadas que coinciden en su mayoría,
    bien sea con las dorsales marinas (las fisuras a partir de las
    cuales fluye el magma en los océanos) o con las grandes
    fosas oceánicas.

    Estos bordes delimitan lo que ahora se han denominano
    "Placas Litosféricas", estas placas son los fragmentos que
    conforman la Litósfera como un piezas de un rompecabezas,
    modificando el concepto de
    Litósfera desde la visión de una capa única
    y sólida en el concepto aceptado en la actualidad, el cual
    implica la corteza terrestre y la parte más superior del
    manto y que está fragmentada en grandes pedazos. Hasta el
    momento se han detectado 15 placas: la del Pacífico, la
    Suramericana, la de Norteamérica, la Africana, la
    Australiana, la de Nazca, la de Cocos, la Juan de Fuca, la
    Filipina, la Euroasiática, la Antártica, la
    Arábiga, la Índica, la del Caribe y la
    Escocesa.

    Ahora bien, para explicar mejor el concepto actual de
    Litósfera, debemos empezar por explicar los estratos que
    presenta la estructura
    vertical del planeta: un Núcleo interno sólido,
    compuesto en su mayoría de materiales muy
    pesados como Hierro,
    Niquel, Cobalto y Titanio; un Núcleo externo
    también de Hierro y
    Niquel principalmente, pero no en estado
    sólido; luego, el estrato de mayor profundidad es el
    Manto, donde abundan el Hierro y el Magnesio, y se pueden
    diferenciar tres capas: el Manto "Inferior" sólido, una
    región por encima de este, denominada Astenósfera,
    que se encuentra en un estado parcialmente fundido y cuyas
    propiedades plásticas permiten la motilidad de la
    Litósfera; y el manto superior, una última capa,
    sólida, sobre la cual se apoya la corteza terrestre. Por
    otro lado, la corteza terrestre se divide en dos tipos,
    según su composición química y su densidad: la
    Corteza Oceánica (elementos ferromagnésicos en su
    mayoría) y la Corteza Continental, menos densa y compuesta
    en su mayor parte de Sílice. Estas tres capas: la Corteza
    Oceánica, la C. Continental y el Manto Superior, conforman
    lo que llamamos Litósfera, y es el estrato fragmentado en
    el que tienen lugar los movimientos de las placas
    litosféricas.

    Ahora expliquemos la teoría de le
    Tectónica de Placas. Dicha teoría es un modelo que, en
    función
    del tipo de borde que se forma entre cada placa y la adyacente,
    explica el movimiento de
    las placas litosféricas, la interacción entre
    éstas y los eventos
    geológicos que provocan. El sitio donde se dan estos
    bordes son denominados Fallas y pueden ser básicamente de
    tres tipos, según el tipo de movimiento que tiene lugar en
    ellas: Divergente, Convergente o Transformante.

    Falla Divergente:

    Se presenta a lo largo de una dorsal
    mesooceánica, donde una placa se fractura, dando origen a
    dos placas nuevas que empiezan a separarse "empujándose" o
    alejándose una de la otra; cuando riene lugar dentro de
    una placa continental dá lugar a la formación de
    nuevos océanos. Un ejemplo de esta falla es la que se
    encuentra entre la placa Arábiga y la placa Africana o la
    que se observa en la dorsal del Océano
    Atlántico.

    Falla Convergente:

    Se produce cuando se encuentran dos placas que se
    aproximan una hacia la otra. Según el tipo de corteza
    presente en cada lado de la falla se observan tres tipos de
    convergencia: C. Continental-C. Oceánica,
    C. Oceánica-C. Oceánica y
    C. Continental-C. Continental.

    En el primer tipo de convergencia, la corteza
    oceánica, por ser más densa que la continental se
    hunde por debajo de esta última, proceso conocido como
    "subducción", y se funde al llegar a la
    Astenósfera. Mientras que en la Corteza Continental se
    plegan y levantan sedimentos, antes marinos, junto con parte de
    la corteza misma, produciéndose un proceso
    orogénico y dando lugar a una cordillera. Esta cordillera
    se caracteriza por exhibir una serie de volcanes o "Arco
    Volcánico", producto de el
    flujo de magma desde la corteza continental subyacente, que con
    el calor
    producido por la fricción, se funde ascendiendo hasta la
    superficie. Un ejemplo de esto es la cordillera Andina, levantada
    por la convergencia entre la placa de Nazca y la de
    Suramérica.

    En la convergencia entre dos corteza oceánicas,
    una se desliza debajo de la otra y generalmente se produce una
    fosa oceánica (igual que en el caso anterior). En esta
    caso, la fricción de la subducción también
    provoca la aparición de magma, que al ascender hasta la
    superficie forma consecutivamente una serie de islas
    volcánicas, conocidas como "Arco de Islas". El Arco de
    Islas Japonés, es un ejemplo de este
    proceso.

    En el último caso, el choque entre dos corteza
    continentales, no ocurre el proceso de subducción. En este
    caso, las cortezas continentales se funden y elevan formando una
    cordillera montañosa, donde no se presenta el Arco
    Volcánico, como sucede en la cordillera de Los
    Himalayas.

    Falla Transformante:

    Estas fallas se producen cuando dos placas se desplazan
    una contra la otra en el plano horizontal, bien sea en el mismo
    sentido o en contrasentido una de la otra; en palabras de Uyeda
    (1980) "se presenta (…) donde el movimiento relativo de las
    placas es paralelo al borde". Pueden ser originadas bien por que
    en un posible sitio de convergencia la dirección del movimiento de las placas no
    sea una hacia la otra, o bien, por el desplazamiento de una
    sección de una dorsal, que al agregar nuevo material
    desplace en sentido contrario a las placas. La Falla de San
    Andrés es un ejemplo de este tipo de falla.

    Al integrar todo esto como un rompecabezas,
    podríamos conseguir resumir un modelo e
    intentar explicarlo en base a las evidencia encontradas hasta el
    presente:

    El manto no permite la transmisión de
    energía debido a su mayor densidad, por lo que las
    corrientes de convección no pueden transmitirse a
    través de éste; en cambio si
    tienen lugar en la astenósfera induciendo, que junto con
    el calor, fluya
    el material parcialmente fundido que la constituye. A esto se le
    suma el efecto de la gravedad sobre el extremo de las cortezas
    oceánicas, que por efecto de su gran peso tienden a
    contribuir con el proceso de subducción. Por otra parte,
    producto también de procesos
    termodinámicos, se encuentra el magma, muy caliente,
    ascendiendo a través de la corteza y es liberado por zona
    de mayor "fragilidad", las dorsales, proceso que comenzará
    un evento de expansión del fondo oceánico o un
    proceso de fracturación y divergencia en una masa
    continental.

    Bibliografía:

    .- Hamblin W.K. Earth’s Dynamic System.
    1995. Prentice Hall. New Jersey.

    .- Introduction to Plate Tectonics in:
    Volcano World. Página WWW. [].
    25 de Febrero de 2000.

    .- Russell, J. and M. Kiger. This Dynamic Earth:
    The Story of Plate Tectonics
    in: USGS Home Page.
    Página WWW. [http://pubs.usgs.gov/publications/text/dynamic.html].
    25 de Febrero de 2000.

    .- Scientific american. 1974. Planet Earth.
    Freeman.

    .- Uyeda, S. 1980. La Nueva Concepción De La
    Tierra
    . Blume. Barcelona,
    España.

     

     

    Autor:

    Grace K. Kiser M.

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