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Utila, Islas de la Bahía (página 2)




Enviado por ahrbom



Partes: 1, 2, 3, 4

El divino cuadro caleidoscópico vive en mi
memoria, pero
fallo al intentar describirlo. Y este despliegue de
fenómenos naturales se repite a cada rato en estas
latitudes.

Ocasionalmente un barco mercante, cuando esta anclado en
nuestro puerto, enciende por la noche sus proyectores de luz,
dándonos así una lección objetiva del uso y
beneficio de esta invención realmente maravillosa. Y los
muchos libros
revistas que se están introduciendo constantemente a la
isla, nos mantienen bien informados sobre el acontecer
mundial.

Para los utileños, y para muchos extranjeros que
viven en la isla, Utila es el sitio mas querido de la tierra.
Aquí viven los amigos de toda la vida, aquí tenemos
los lazos mas fuertes y tiernos que atan los corazones humanos al
terruño y a nuestro prójimo; aquí esta el
cementerio que guarda a sus tumbas los restos de nuestros seres
queridos, que marcharon antes de nosotros; aquí,
también, hemos encontrado, amado y servido, al Dios y
Salvador que adoramos.

Colon hizo un informe favorable
de las Islas de la Bahía. El pinto a sus habitantes como
hermosos, de buena estatura, porte marcial y notablemente
civilizados. Dijo que no se mostraban temerosos de el ni de sus
hombres, apareciendo como pacíficos; y que lo
habían tratado amablemente. Los historiadores nos han
informado que las Islas de las Bahía eran densamente
pobladas en la época del descubrimiento; y en esta isla
(Utila) hay suficientes pruebas de
este aserto.

El Señor Antonio R. Vallejo ha escrito el
más interesante tratado sobre las Islas de la
Bahía, bosquejando su historia hasta el presente.
Hablando de los indios, el dice entre otras cosas que "LA Reina
de España
concedió licencia a sus súbditos para capturar y
vender a los nativos. En 1516 Diego Velásquez, Gobernador
de Cuba, autorizo
a varios españoles para organizar compañías
que ejercieran el comercio de
esclavos nativos". "Algunos historiadores –prosigue el Sr.
Vallejo- afirman que, con tal autorización, setenta
españoles salieron del puerto de Santiago de Cuba, con un
barco y un bergantín, hacia las Islas de la
Bahía".

En este y los siguientes viajes cientos
de indefensos aborígenes fueron capturados y llevados en
esclavitud a
Cuba.

"Por otra parte – sigue mas adelante- una poderosa
banda de filibusteros ocupo las islas a principios de
1642. Ellos sometieron a los restantes indios hasta Marzo de
1650. Los últimos fueron desalojados por una fuerte
expedición de barcos de guerra
españoles. El Capitán General de Guatemala,
entonces, traslado el resto de los nativos de las islas, al
continente, a un sitio cercano de la desembocadura del rió
Motagua".

De esta manera, las islas que un día fueron muy
pobladas, quedaron deshabitadas, y así permanecieron por
un tiempo
considerable.

Capítulo II

Los Primeros Pobladores

En 1836 una familia
procedente de Gran Caimán llego a los cayos de Utila y se
radico allí, otras llegaron un poco después y se
asentaron en Roatan. Y otras siguieron, instalándose en
las demás islas. Al ver estos nuevos hogares viviendo en
las pacificas y casi desiertas costas, otra gente fue inducida a
venir, movida por diferentes aspiraciones y esperanzas, como las
que habían nacido en los corazones de aquellos implacables
filibusteros y piratas que antes vivieron en las islas. Y esta
gente recién venida alimentaba, quizás, más
elevadas aspiraciones que los pacíficos indios que
allí vivieron, seguros y
contentos.

Los puritanos fueron impelidos, bajo ciertas
circunstancias, a buscar refugio y hogar en Nueva Inglaterra.
Deseaban hogares tranquilos y pacíficos donde pudieran
tener libertad de
rendir culto a Dios. Y para escapar de la persecución
religiosa y de las leyes opresivas,
dijeron adiós a sus hogares, a las comodidades, a los
amigos; volvieron la espalda a las amadas costas de la vieja
patria y, con rostro inhiesto hacia occidente, vinieron a
construir otros hogares en el nuevo mundo.

Pero la gente que llego a estas islas no habían
sufrido persecución religiosa, ni sido oprimida con
impuestos. A
todos los de la Isla Gran Caimán, desde que vinieron se
les permitió, celebrar culto bajo "su propia vid e
higuera". Sus opiniones religiosas se generalizaron por toda la
isla, y quizá le produjeron dificultades al principio;
pero muy pocas, si acaso. Y una tributación más
leve que la impuesta en la Caimán, difícilmente se
podría imaginar.

Esta gente pues no estaba huyendo de tan ingratos males.
Más bien buscaban poder cosechar
el fruto de su trabajo,
proveyendo honestamente la subsistencia de los suyos. Deseaban
radicarse en algún lugar que, siendo enaltecidos por el
poder de su industria,
pudiese florecer como una rosa. Aspiraban a encontrar un lugar
del mundo dotado de buen puerto para sus naves, rodeado de
abundantes barcos de pesca.

Las Islas se la Bahía, acunadas en el Golfo de
Honduras y bañadas por las aguas del Mar Caribe,
reunían todas estas condiciones. Su proximidad a la
Honduras Británica, cuya casi fabulosa prosperidad se
comentaba mucho en las Islas caimán, las hizo doblemente
deseables para la residencia permanente de súbditos
británicos y otros. Además, los importantes pueblos
de Trujillo y Omoa, en la costa de Honduras Española,
tenían fácil acceso desde las islas, y de
allí, por muchos años, los primeros pobladores
acostumbraron obtener los suministros y realizar una parte de sus
productos.

La familia a que nos hemos referido, que se radico en
los Cayos de Utila en 1836, estaba formada por Joseph Cooper, su
esposa y seis hijos. Fueron los primeros pobladores venidos de
las Caimán, y se vinieron por la vía de Belice,
donde permanecieron varios meses en espera de que el Gobierno de
Honduras les concediera permiso de radicarse en las islas.
Habiéndose les otorgado este, los Cooper se apresuraron
hacia su destino.

El General Francisco Morazán estaba entonces de
Presidente de la Republica Federal de Centroamérica. Fue
el mas conspicuo personaje de la historia de esta región.
Un gran hombre desde
todo punto de vista.

El ciudadano francés, Sr. Raúl, quien
peleo bajo las ordenes de Napoleón
Bonaparte, y después vino a Centro América, donde conoció y
también peleo bajo el mando de Morazán, hizo un
análisis comparativo entre estos dos
inmortales. Entre estas cosas escribió: "Napoleón busco su propio engrandecimiento
personal, y el
de Francia;
Morazán busco solamente el de su país, descuidando
y dejando perder su propio patrimonio en
la lucha por realizar un ideal patriótico. En lo referente
a virtudes, Napoleón no puede compararse con
Morazán.

Los seis hijos de los Cooper a los cuales ya nos hemos
referido, se llamaban: Elizabeth, Horatio, Henry, Rachel, Fanny y
Hanah. Otros dos, James y Eliza, nacieron en los Cayos. Los
últimos seis todavía vivian a la época
cuando este libro fue
escrito. Jane, otra hija de la familia, se
quedo en las islas de Caimán, al casarse con un
Capitán de apellido Thompson. Tuvieron dos hijos varones,
y luego vinieron a unirse con el resto de la familia.

He sido muy cuidadoso al anotar todos los nombres de los
miembros de esta familia, porque ellos forman la base o
núcleo de todas las generaciones siguientes de la isla.
Casi todas las familias de hoy en día son descendientes de
ellos. Por lo tanto, la mayor parte de los pobladores tienen
parentesco entre si, que sigue fortaleciéndose con nuevos
matrimonios.

El señor Cooper hallo dos hombres viviendo en los
Cayos. Estos eran Don Samuel Warren y el señor Joshua,
ambos norteamericanos, quienes se habían radicado
allí un tiempo atrás. Estos ya habían
iniciado una granja en pequeño, y el resultado de su
empeño era una prometedora plantación en la
isla.

Después, el señor warren contrajo matrimonio con
Elizabeth Cooper, y fueron bendecidos con siete hijos. Seis de
estos todavía viven, y hallaron la prosperidad.

El señor Joshua permaneció soltero.
Quizá sea de interés
registral el ingreso de pobladores, y desde cuando llegaron.
Tengo en mi poder una lista más o menos completa de
nombres de los primitivos pobladores; pero es innecesario
enumerarlos a todos. Digamos solamente que después
siguieron llegando, en pequeños grupos, nuevos
moradores procedentes de los Estados Unidos,
Inglaterra, Alemania,
Suiza y otros lugares, contribuyendo a mejorar la isla y a
aumentar su población.

En realidad, esta parte de la progresiva Republica de
Honduras es tan laboriosa por haber sido formada por los
descendientes de aquellos honestos, tranquilos, trabajadores y
modestos ciudadanos.

Capítulo III

La
Colonización Británica.

Devolución de las
Islas
.

Mientras que el tiempo corría a grandes zancadas
para llevar ala joven Princesa Victoria al trono de Inglaterra,
las circunstancias se iban dando aquí para agregar, aunque
por corto tiempo, una importante y deseable colonia, al extenso y
poderoso Imperio Británico.

Ya para la fecha en que se celebraba la
coronación de su Majestad, el 28 de Junio de 1838, muchos
súbditos británicos se habían establecido en
las Islas de la Bahía

En 1838 el superintendente de Belice, MacDonald,
salió para Port Royal, Roatan, a bordo de un buque de
guerra británico. Es evidente que su desembarco en Port
Royal causo cierta excitación, según se desprende
de las palabras del contador, Mr. Young, quien dice:"Una chalupa
de guerra arribo al puerto, y envió un bote cargado de
hombres a la costa para arriar de su asta la bandera
centroamericana e izar la de Inglaterra. En cuanto el bote se
retiro, el comandante quito la
bandera de Inglaterra e izo de nuevo la de Centroamérica.
Pero tan pronto como esta acción
fue advertida por los de la nave, enviaron un grupo de
marinos para bajar la bandera del país". Consuela saber
que el desafió de MacDonald fue desaprobado por gobierno
británico.

Durante el siglo XVIII dos veces Inglaterra tomo
posesión de las Islas de la bahía,
ocupándolas por cortos periodos, y luego las
devolvió a España.

Este espacio no nos permite tratar aquí los
sucesos que se dieron en las islas, ni las emocionantes aventuras
que antecedieron al asentamiento de los antecesores de sus
habitantes. Tal narración se sale de nuestros
propósitos.

Los inmigrantes continuaron llegando. En pocos
años las islas alcanzaron varios cientos de habitantes. Se
hizo imposible para tan notable número de personas, vivir
juntos y en orden por mucho tiempo, sin leyes. Por lo tanto,
ellos mismos eligieron un magistrado y establecieron un consejo
para su gobierno. Enseguida, a pesar de tener tranquilidad y
orden internamente, mucha gente sintió la necesidad de una
autoridad
superior, y de protección externa. Tal cosa trataron con
la mediación del Gobernador de Belice.

Era natural que este funcionario se interesara por el
bienestar de aquel grupo de súbditos británicos,
que se hallaban sin un gobierno estable, y sin leyes. El Coronel
Fancourt, Gobernador, propuso a los isleños elegir a doce
hombres para integrar una Asamblea Legislativa que tuviera
potestad para emitir y acuerpar las leyes.

Pero el pueblo no quedo satisfecho con esto. Ellos no
deseaban elegir un gobierno independiente. Eran súbditos
británicos leales, y muchos de ellos, deseando la
protección inglesa, clamaban por la
colonización.

El Coronel Woodhouse, nuevo Gobernador de Belice,
entretuvo la petición del pueblo y, resulto a conceder la
solicitud, zarpo de Belice a bordo del vapor H. N. Brig. Persia,
llegando a los Cayos de Utila el 10 de Agosto de 1852
(? ). Desembarco con los tripulantes
del barco y algunos oficiales de Belice, en uno de los Cayos, y
tomo posesión en el nombre de su Majestad la Reina. Luego
nombro a Mr. Warren Magistrado por Utila.

El corazón
del pueblo se lleno de esperanza. Los isleños pensaron que
ahora su tierra era un
eslabón más en la cadena del inmenso Imperio
Británico. Esperaban que la unión fuese permanente.
De modo, pues, que el futuro se presentara brillante a sus
mentes.

El General Trinidad Cabañas era entonces
Presidente de Honduras (1852 – 1855). Por las
páginas vehementes de la historia he aprendido a admirar a
este hombre grande y bueno. Su noble desinterés, sus
brillantes logros militares, su devoción patriótica
y su disposición benevolente, le han ganado el afecto de
sus conciudadanos.

El Persia zarpo hacia Roatan a las ocho de la
mañana siguiente, llegando allá el mismo
día. El Gobernador ejecuto iguales formalidades, y Roatan
vino también a ser una dependiente inglesa.

Roatan es una bella isla. Su extremo occidental queda
como a unas 18 millas hacia el Noreste de Utila. Figura
también en la historia como el sitio adonde el Gobierno
Británico remitió las tribus caribes procedentes de
San Vicente.

Habiéndose estos revelado contra el gobierno de
San Vicente, destrozaron mucha propiedad en
la isla y mataron varios colones ingleses. Fueron vencidos por
estos, y "5080 caribes fueron transportados hacia Roatan el 11 de
marzo de 1797".

Les hicieron desembarcar en Port Royal, hacia el lado
sur de la isla Roatan. Desde allí se esparcieron, formando
muchos asentamientos en la costa de Centro América. Muchos
se quedaron en Roatan y, en el presente, agrupan considerable
población en el Norte de la isla.

Son pacíficos e industriosos y viven agrupados en
clases. Como carecen de lenguaje
escrito, se aferran a sus tradiciones, que transmiten de
generación en generación. Además de su
propio dialecto, un caribe moderno habla Español e
Ingles. Los hombres son excelentes marinos a bordo de
pequeñas naves, y construyen buenas canoas.

La felicidad de los isleños duro poco. El
Gobierno de Honduras vio la colonización de las islas por
los británicos como una usurpación de sus derechos. El Congreso hizo
el reclamo correspondiente, ante el cual Inglaterra envió
su representante.

Un tratado entre Honduras y Gran Bretaña se firmo
en Comayagua el 28 de Noviembre de 1859, en el cual Inglaterra
convino en reconocer las "islas llamadas de la Baya de Honduras
como posesión de la Republica de Honduras". Debido a las
incursiones sobre Honduras del General Walter en este tiempo,
este Gobierno "pidió a Inglaterra retener su
posesión por un tiempo mas".

El General Walter y sus seguidores desembarcaron en
Roatan en junio de 1860. después pasaron a Trujillo. El
General expidió una proclamación al pueblo de
Honduras, en el cual incluía ampliamente los reclamos de
los isleños. Entre otras cosas decía:"El pueblo de
Islas de la Bahía puede ser injertado en su Republica,
solamente por concesiones benéficas y rectamente
elaboradas".

Pero la historia de la carrera del Gral. Walter; su
invasión del país; su retirada de Trujillo, su
rendición ante el Capitán Salmón, de la
chalupa de guerra británica "Icarus"; su entrega a las
autoridades hondureñas; su prisión, juicio marcial
y ejecución en Trujillo, es muy extensa para darle cabida
en estas pegonas.

Finalmente las islas fueron entregadas a Honduras el 22
de Abril de 1861. el Sr. K. Padillo Duron, representante del
Gobierno de Honduras, las recibió del saliente Gobernador
ingles, Mr. Alex W. Moir, e instalo al Sr. Bernardez en su
oficina, como
nuevo Gobernador de Islas de la Bahía.

En una corta alocución pronunciada ante el pueblo
de Roatan, el señor Duron dijo, en parte:

"Habiendo sido ampliamente autorizado por el Gobierno
Supremo de la Republica de Honduras, he venido este día a
recibir las Islas de la Bahía en su nombre. Mi Gobierno,
convencido de la sabiduría y eficacia del
sistema adoptado
por las autoridades británicas, que en tan corto tiempo
han proporcionado a estos habitantes su riqueza, su progreso y su
ilustración, lejos de querer desecharlo,
propone y espera mas bien, que pueda ser desarrollado
ventajosamente en el bienestar general de las islas.

El Señor Bernardez, quien ha sido nombrado
Administrador,
se propone seguir las normas del
ilustre anterior Gobernador, quien, al retirarse se lleva la
gratitud de los habitantes; y el Señor Bernardez alienta
la esperanza de que el pueblo cooperara con el para llevar a cabo
estas iniciativas para el progreso en general del país, de
modo que no se sienta el cambio de
gobierno; y yo aprovecho esta oportunidad para agradecer al
Señor Moir, en el nombre del Supremo Gobierno de Honduras,
por haber conducido tan bien a este pueblo, moral e
industrioso, de las islas".

El periodo "The Clarion" (El Clarín), del 14 de
Febrero de 1900, del cual he tomado estos extractos, de la fecha
1 de Junio de 1861, a este discurso.

La bandera británica, que había flameado
sobre sus cabezas orgullosamente desde su colonización,
fue arriada. Y la bandera de Honduras se izo en su lugar, y por
más de cuarenta años ha continuado ondeando sobre
las oficinas del Gobierno de las islas.

Los súbditos británicos que allí
vivían se opusieron, claro esta,,, al traspaso del
dominio. Pero,
a pesar de sus protestas y objeciones, las islas fueron cedidas a
Honduras. Ese fue un duro tiempo para los isleños. Para
ellos todo lo británico era lo máximo, y el
repentino cambio se les hizo casi insoportable.

El Gobierno de su Majestad, generosamente,
ofreció a sus súbditos el pasaje gratis hacia
alguna colonia británica, y tierras, en
compensación, para ayudarles a iniciar una nueva vida.
Pero fue tan fuerte su apego a las islas, que ni este liberal
ofrecimiento les indujo a abandonar sus hogares.

Por una cláusula del tratado, a los
isleños se les permitió el culto divino conforme a
los dictados de su propia conciencia. El
Señor Vallejo nos informa que, por conceder esta libertad
de cultos, la Iglesia
Católica Romana de la Capital
excomulgo al Presidente General Don Santos Guardiola.

El Gobierno de Honduras también permitió
que el código
legal ingles que se aplicaba localmente en Islas de la
Bahía, continuara vigente por muchos años
después. Así, la gente disfruto todavía de
privilegios, y pronto aprehendió a adaptarse a las
presentes condiciones.

El tiempo llego, no obstante, cuando el Congreso dispuso
que todo el territorio hondureño debía estar
sometido a un mismo régimen legal. Por lo tanto, las leyes
locales fueron abolidas, y se hicieron cumplir las de la
Republica.

El Doctor Gahne opina que el pueblo mismo precipito esta
situación. Dice: "Desafortunadamente, unos pocos
ambiciosos, desando ocupar los empleos que crearía el
implantamiento de las leyes nacionales, pidieron al Presidente,
mas de una vez poner en vigor las leyes hondureñas. Una de
las tareas difíciles para el Gobernador fue convencer al
presidente de que los peticionarios eran solamente una
minoría del pueblo de las Islas, sin la
representación de todos, y que el repentino cambio de
leyes seria calamitoso, económicamente y de otras
formas.

El Gobierno de Honduras, deseoso de consultar el
interés del pueblo, diferio poner en vigor las leyes del
país".

El Doctor Frederick Gahne fue el ultimo Gobernador de
Islas de la Bahía que aplico en todo su vigor las leyes
inglesas. El sustituyo a su hermano, Mr John Gahne, quien
"murió repentinamente, después de casi seis
años de exitosa administración. Su deceso fue sentido
unanimente en todas las islas. Al faltar este, el pueblo solicito
al presidente que nombrara a su hermano, el Doctor Gahne, en
aquel cargo".

Las islas disfrutaron prosperidad bajo la hábil y
discreta administración del Doctor Gahne. El mismo
dijo: "Los isleños, que manejan el monopolio del
reciente comercio de fruta, alcanzaron tal prosperidad que, una
vez sus exportaciones
llegaron a los $300, 000,00, que equivalen a $75.00 por
capital".

En su primera visita oficial a Utila, el Dr. Gahne
promovió una reunión de los hombres jefes de
familia. Hallando que el pueblo favorecía un cambio de
magistrado, los propicio la oportunidad de escoger otro. Ellos
por unanimidad eligieron al Sr. Cooper.

Cooper resulto ser excelente Magistrado. Ningún
Gobernador se ocupo de los intereses isleños tan a fondo
como el Dr. Gahne. Ninguno se esforzó más ardiente
e infatigablemente por el progreso y prosperidad del pueblo,
ninguno condujo las islas con mas capacidad.

Ahora el vive en Belice, donde se dedica a su
profesión, tiene la confianza de aquel Gobierno, y es
respetado por la gente. También es propietario y editor
del colonial Guardián, un influyente periódico
de amplia circulación que fundo hace veinte
años.

El cambio de leyes fue un golpe duro para la industria y
las esperanzas de la gente. Hubo un descontento general por el
alto incremento a los impuestos de importación. Este descontento era
quizás excusable, porque la gente estaba acostumbrada a
pagar tarifas bajas. Muchas personas pensaron seriamente en
abandonar la isla, y algunas lo hicieron. Pero la mayoría
se quedo debido al gran amor al
terruño. Actualmente las Islas

La colonización de las islas por parte de
Inglaterra ha dado a Honduras estas provincias pintorescas
pobladas por gente de habla inglesa, con costumbres y
preferencias anglosajonas. Muchos de ellos son de la Bahía
se encuentran en condiciones prosperas, y los cuentos y
sueños del éxodo de esta isla hermosa y
fértil, son cosas del pasado.

La gente de las islas ha trabajado arduamente para
levantar su departamento. Ellos constituyen una generación
progresista, y su éxito
se puede observar en sus cómodas casas, en sus empresas, en su
desarrollo
intelectual y, mayormente, en su devota piedad.

Expertos marinos. La mayor parte del comercio costero
del Atlántico esta en sus manos y la flota de yates y
barcos, construida casi en toda en las islas, navega por las
aguas territoriales en diversas direcciones.

Capitulo IV

Reliquias Indígenas

Muchas personas disfrutan leyendo sobre el pasado. El
lector siente cierta fascinación al leer sobre ciudades
antiguas y restos de civilizaciones que han sido descubiertos en
los lugares más remotos. Uno se imagina y así mismo
viviendo la aventura, al leer el libro escrito por el reverendo
George Lansing Taylor:
"Inglaterra en África del Sur", en donde relata que, a
centenares de millas tierra adentro, ricas minas de oro han sido
redescubiertos, lo mismo que "las ruinas de una
civilización antigua, con edificios de paredes
sólidas construidas de granito"; y sobre el descubrimiento
vastos sistemas de
irrigación todavía un perfecto estado. Se
cree que estas son las tierras de Ophir, a las cuales la flota
del Rey Salomón hizo viajes durante tres años,
llevando cuatrocientos veinte talentos de oro.

También es muy interesante el libro: "Incidentes
de viaje", del señor Stephens. En este libro se habla de
una civilización antigua localizada en este lado del
Atlántico. El Sr. Stephens habla sobre los restos de
cuarenta y cuatro pueblos, hallados en los impenetrables selvas
de América Central y Yucatán, cuyos edificios
fueron construidos con piedras enormes esculpidas con
inscripciones jeroglíficas, con techos abovedados y
obeliscos cubiertos con figuras míticas.

La historia de Aladino y su lámpara maravillosa
no puede ser más fascinante que este.

Utila no cuenta con fascinaciones del pasado, pero
quizás a los lectores les interesa leer lo que a
continuación voy a relatar: pequeños
montículos de roca y tierra han sido descubiertos en
muchos lugares de la isla. El escritor se intereso en algunos de
estos desde hace más de treinta años. Mi atención se dirigió primeramente
hacia aquellos que se encuentran cerca de los jardines de
cocoteros en el lado sur de las islas. Estos montículos
fueron construidos a aproximadamente setenta y cinco y cien
yardas de la playa.

Al principio pensé que los dueños de los
jardines los habían construido. Pero después me di
cuenta de que ni aun los primeros pobladores sabían algo
acerca de cuando y quienes los construyeron.

Entonces me convencí de que tenían que
haber sido hechos por los indios. Evidentemente, los
constructores tenían conceptos sobre ordenamiento, y
fueron cuidadosos.

En varias partes de las islas gran cantidad de restos de
cerámicas ha sido encontrada. Jarrones y otros
artículos fueron desenterrados en distintos lugares. Uno
de estos montículos, situado al Norte de Utila, fue
abierto el 12 de junio de 1897. Los excavadores buscaban un
tesoro escondido, supuestamente por piratas. En lugar de metales preciosos
encontraron otros artículos interesantes. El Señor
Dillard Whitefield, una de las excavaciones me ofrecido
amablemente la siguiente información: Después de haber
excavado varios pies encontramos un ánfora de barro
rojizo. La boca estaba tapada con seis placas del mismo material.
En el interior jarrones, puntas de flecha, piedras, hachas de
marfil, rosarios de corral, etc. Yo vi muchas de estas cosas y
las medí. Una era un vaso de color rojo
vidriado; tenían una excelente labrado en lados opuestos.
Media siete pulgadas de alto y cinco de diámetro en su
parte mas ancha. También medí dos jarrones, uno de
barro rojo, de dos pulgadas de alto y tres de diámetro
cerca de su base. Su boca era muy pequeña. El otro tenia
cinco pulgadas de alto y seis de diámetro, y su forma se
asemejaba a la de un tazón redondo de hierro.

Entre las reliquias se encuentra una pieza curva de
marfil, con un agujero en cada extremo, usada quizá para
colgarla del cuello de un niño. Uno de los más
curiosos entre estos artículos es una pequeña
imagen, bien
ejecutada, sobre la alfarería de barro. Representa una
cabeza y cara humana, y mide 1 3/8 de pulgada en lo largo, 1
¼ de ancho, y 7/8 en lo ancho de la frente.

Pero, a mi entender, la reliquia mas interesante de
todas es una marmita. Tiene forma redonda, encima tiene cuatro
piernas y pies bien formados, representado a un oso agachado. Las
piernas están contorneando el vaso; los pies sobresalen.
Una cabeza de oso resalta su relieve con
una semejanza casi perfecta. Las orejas, nariz, ojos, boca, en
suma, toda la pieza es un finísima obra. Tiene un collar
en el cuello del oso, la cabeza es hueca, con una bolilla de
barro suelta dentro de la garganta. El mango que forma la cola
del oso esta quebrado, el color de esta notable marmita es
castaño obscuro, y es vidriada.

Edmundo Roulet opina que el vaso rojo, la marmita y una
rueda de marfil también hallada entre los objetos, son
iguales a los trabajos modernos europeos de la misma clase. El cree
que la figura sobre el vaso es un jeroglífico,
también cree que el marfil del que fueron elaboradas las
hachas y otros objetos, debe haber sido obtenido del pez
espada.

( El señor Roulet es un colono de origen suizo;
un caballero de excelente educación
domina varios idiomas, antiguos y modernos- que esta bien versado
sobre estas materias).

Pero caminemos por algunas veredas dejadas por os
indios. Cerca del centro de la isla destaca sobre el terreno la
colina "de Stuart". De su cima se mira el océano casi en
todos los rumbo, los llanos y las lagunas están dispuestos
en una bella vista abajo del espectador. Hacia el Este, un poco
al Norte de la colina, en el lugar llamado Bambú, esta un
antiguo cementerio indio, de allí, un camino pavimentado
de piedras conduce a esta colina, al lado opuesto, otro camino
empedrado cruza el pantano con rumbo noroccidental, conduciendo a
Rock
Harbor.

El Señor Jonathan Warren, hombre de confianza, me
dijo que ha recorrido muchas veces esta ruta, partes del camino
se han perdido; pero explorando con cuidado se puede trazar de
nuevo. De Puerto Este (cuidad de Utila), siguiendo el camino de
en medio, otra vía empedrada va en dirección Norte hacia la colina de Stuart.
El Señor Dillart Whitefield, bondadosamente, se
guió en una parte de este camino, y también en
parte del camino entre Bambú y la colina, en ciertos
tramos estos caminos están cubiertos por gruesas capas de
lodo, acumulado por años; pero en otros el trazo se nota
claramente.

Mi amigo Dillard ha gastado sus días de descanso
investigando estas materias. El cree que hubo un pavimento de
piedra, de forma circular, en lo alto de Stuart’s Hill. Y
se notan señales
de algo como eso.

El la construcción de las carreteras y del
pavimento en la cúspide de la colina, los indígenas
usaron roca coralina extraída del mar, y pedernal negro
hallado en algunos lugares. Esto hecho acabo con mi
propensión a dudar de aquel fuese trabajo de los hombres,
pero al aceptar esta confirmación, no he olvidado que la
isla quizá sea de origen volcánico.

Allá por los años 70, siendo miembro del
comité de obras publicas, hice dos secciones empedradas de
camino, una en la vía de en medio y otra en la vía
oriental. Menciono esta circunstancia para que no se crea que
forman parte del trabajo prehistórico de que hoy
hablamos.

La ultima prueba que presentare de la energía,
empresas y civilización de los habitantes
aborígenes de esta isla, es el "pozo indio". Era un hoyo
de forma irregular, con paredes revestidas con piedra labrada, la
gente lo cegó hace años y en su lugar construyo un
pozo cuadrado de dimensiones corrientes y paredes
perpendiculares. Aun lleva el nombre de: "Pozo Indio" , y
popularmente se dice de el que "el visitante que bebe sus aguas
nunca abandonara la isla".

Que Utila estuvo una vez densamente poblada se evidencia
en toda forma. De aquí en adelante haremos de cuenta que,
quienes habitaron esta isla hace muchísimo tiempo, fueron
seres de alta moral y civilización.

Se ha dicho que "uno no puede ir a Stratford y
permanecer unas horas en la vieja casa de la calle Henley, sin
sentir en el ambiente el
espíritu de Shakespeare". De
igual manera imaginaremos estar en el tiempo cuando los indios
iban itinerando entre los bosques de la isla, cultivando maíz,
plátanos y algodón; pescando y haciendo vasijas de
barro de diversas formas y tamaños, para muchos usos,
demostrando así su espíritu de energía e
industria, no podemos creer que fueran ociosos.

Pensaremos también que eran alegres y
pacíficos, hasta que llegaron los traficantes de esclavos
portando sus permisos de España, y los capturaron estando
desarmados, y los llevaron como esclavos a Cuba. Y mas tarde,
cuando los filibusteros invadieron la isla por la fuerza,
dominando a los que quedaban y sometiéndolos a la
esclavitud.

Tales pensamientos llenaran cada paraje de Utila con un
doble encanto para nosotros y para los
extraños.

Imaginaremos que los gritos de su clarín
están vibrando a través del bosque y entre las
colinas. Pensaremos que fueron reunidos bajo el mando de un
fornido jefe de nobles maneras y maciza estampa. Y que con
marcial energía marchaban por sus caminos empedrados,
desde varias direcciones, para juntarse en la cúspide de
Stuart’s Hill. Y podemos hasta permitirnos pensar que se
reunieron allí con el propósito de rogar el
amparo del
Gran Espíritu que llamamos Dios.

Capítulo V

Un
vistazo a Honduras

Siendo Honduras el país del cual Utila forma
parte, mi historia estaría incompleta sin un esbozo,
aunque sea breve, de esta Republica.

Centro América fue descubierta en 1502 por Colon,
quien desembarco en Punta Castilla, a la altura de Trujillo, unos
años mas tarde, Cristóbal de Olid y otros ,
comandados por cortes entraron a Honduras. Estos fueron seguidos
por el propio cortes, quien encabezaba un ejercito compuesto por
españoles e indios. Llegando a Puerto Cortes, el
intrépido conquistador dio su nombre a este puerto. Se
dice que el árbol bajo el cual descanso aun se
conserva.

Veinte años después de su descubrimiento
Honduras ya era de provincia española, y así se
mantuvo hasta que el Virrey de Guatemala, quien gobernaba en
Centro América, se rebelo contra la Madre Patria, y obtuvo
su independencia
el 15 de septiembre de 1821, glorioso día de libertad para
los habitantes de esta región.

México se había liberado de España
desde el 24 de febrero anterior. Y en octubre siguiente Centro
América fue anexada al Imperio de México.
Esta anexión no se efectuó sin una fuerte resistencia
armada por parte de algunos Estados Centroamericanos.

La supremacía alcanzada por México se
mantuvo por dieciocho meses, y en Mayo de 1823 los lazos de
unión fueron desatados para siempre.

En un ingenioso documento firmado el 1ro. de julio ese
mismo año, en Guatemala, la Asamblea Nacional declaro que
Centro América era una nación
libre, e independiente de cualquiera otro país. Esta nueva
nación
comenzó con el nombre de: "Provincias unidas del Centro de
América". La Federación se disolvió en 1839,
y Honduras, desde entonces, se proclamo un Estado libre soberano
e independiente.

El Gobierno es representativo. El Poder
Ejecutivo recae en el ciudadano Presidente, quien es electo
por sufragio
universal, su periodo de mando es por cuatro
años.

El Poder
Legislativo consiste en un Congreso de Representantes,
escogidos mediante el voto popular.

El General Don Manuel Bonilla es el Presidente actual
(1903). El aspira a dar al país un gobierno estable, y
disfruta de la confianza de los ciudadanos y compatriotas en
general.

La educación es otorgada por el Estado. En
1902 había 851 escuelas públicas elementales y 13
colegios de segunda enseñanza, en el país. En las
escuelas elementales se brinda notable preparación
primaria, y se usa una serie de magníficos
textos.

En el mismo año el departamento Postal nacional
manejo 1.242860 cartas. Esta
correspondencia supero considerablemente a la del año
anterior. Además, gran numero de paquetes fueron recibidos
en los Apartados Postales. El
servicio
postal en el país es excelente

Territorialmente, Honduras abarca una extensión
de 46,264 millas cuadradas,+ según una autoridad. Sobre el
Atlántico la línea costera mide cerca 400 millas ++
de longitud, bañadas por el Mar Caribe y el Golfo de
Honduras. La costa del Pacifico mide 62 millas. +++

+ Equivalen a: 118,436 Km2.- Aguilar paz da: 115,205
km2. (N. del T.)

++ 640 Kms.

+++ 99 Kms.

Las minas de oro del país han sido explotadas por
cientos de años, y todavía retribuyen beneficios a
los inversionistas. Algunas parecen ser inagotables, el valor de los
minerales
exportados en 1901 ascendió a $ 2.279,115.50 en el
año siguiente se produjo una suma aun mayor.

Varios ríos navegables recorren el país,
durante el invierno la lluvia es abundante, el suelo es muy
fértil, personas dignas de crédito
me han asegurado que ciertos cañales tienen mas de treinta
años de estar produciendo una caña de azúcar
muy buena, larga y gruesa.

Las producciones naturales del país son de gran
variedad. Toda clase de frutas son cultivadas con éxito, y
debido a los diferentes climas que se presentan, los productos de
países fríos se desarrollan bien.

Entre las exportaciones están: el ganado,
madera,
bananos y cocos. El valor total de las exportaciones en 1901 fue
de $ 6.183,023.47; la suma de importaciones
llego a $ 4.168,599.51.

Los bananos son cultivados en gran escala en el
Norte de la Republica, que es en verdad una floreciente
región. Las líneas de barcos se contratan para el
transporte de
fruta a los mercados de los
Estados Unidos. Y el crecimiento casi fenomenal del negocio
bananero habla muy claro de la energía e industriosidad de
los hondureños.

Si el pueblo de Utila, incluido yo mismo, no somos ricos
en posesiones en tierra firme, la culpa es nuestra. Áureas
oportunidades hemos tenido, pero fallamos en apreciarlas
debidamente sacarles ventajas. La tierra era gratis, sin costo en dinero; el
suelo fértil, las perspectivas, halagüeñas; y
los hospitalarios y generosos nativos nos decían:
"¡ven!". Veíamos la importancia que la costa estaba
adquiriendo, y permanecimos indiferentes e inactivos, sin pensar
quizá en nuestros futuros intereses, tan encantados
estábamos con nuestros hogares isleños. Extranjeros
venidos de lejanos países trabajaron, disfrutaron y
poseyeron las fructíferas tierras de este paraíso
adorable. Nosotros aun estamos esperando.

Las personas prosperan, aun sin capital, o con muy poco.
Muchos se enriquecieron. Algunos también
fracasaron.

Este bello país, con su riqueza y fertilidad,
esta listo para recompensar el esfuerzo inteligente, con toda
suerte de productos tropicales. Y aquellos que han logrado el
éxito en la costa, pueden confirmar este
aserto.

Al escribir sobre Republica
Dominicana, en su mejor obre: "Los ingleses en Indias
Occidentales", el seor Fronde dice: "Aquí estaba toda esta
profusión de la naturaleza,
prodiga en exceso, y la emprendedora juventud
inglesa despreciaba una colonia que podría producirles una
riqueza mas grande que la de los plantadores de caña".
¿No puede decirse esto mismo de nosotros, los
isleños, por nuestra indiferencia hacia la tierra firme
hondureña?

El país es sumamente montañoso. Algunas de
estas soberbias elevaciones alcanzan los siete mil pies sobre el
nivel del mar, y muestran una imponente apariencia.
Frecuentemente están cubiertas de nubes desde su base a la
cima. Pero con frecuencia se ven nítidamente, sin mancha,
irguiéndose como un inmenso relieve contra el cielo claro.
En tales ocasiones estas majestuosas montañas presentan un
espectáculo sublime a quien sabe observarlas.

La montaña Congrehoy (Cangrejal), que sube a
8,040 pies, es un volcán extinto. Aquí se dice que
este volcán estaba en actividad poco después que
llegaron a las islas los primeros pobladores. Un hombre formal y
digno de crédito me dijo que el recuerda claramente haber
divisado una brillante iluminación sobre la montaña, cuando
era un muchacho de trece años. La luz dice, duro varias
semanas, y la gente que residía en los Cayos se juntaba en
grupos, por la mañana y por la tarde, en la orilla de las
isletas, para observar la montaña en llamas. Temprano de
la mañana, cuando las nubes lo permitían, se
podía ver una delgada columna de humo que salía del
cráter del volcán. Por las tardes, después
del crepúsculo, la brillante iluminación, como de
llamas, era plenamente visible. La montaña ardiendo fue
por mucho tiempo el tópico de las conversaciones. Todo
aquello quedo grabado indeleblemente en la
memoria.

Tengo escrito el relato completo sobre estos sucesos,
pero la falta de espacio no me permite incluirlo aquí
todo, y no es mi intención producir una obra
voluminosa.

Esta historia ha sido confirmada por otras personas de
mayor edad. Es de hacer notar, sin embargo, que ninguna historia,
geográfica o enciclopedia que yo haya consultado al
respecto, habla de esta erupción. No he leído el
libro: "Volcanes, pasado
y presente", por Edward Hull; quizá allí se halle
la codiciada referencia.

En nuestro paisaje, un árbol de coco, aquí
cerca de nosotros, oculta parcialmente la cima del Congrehoy. El
alto pico que estamos observando es el de Montaña
Bonita.

Los nativos de Honduras han sido calificados como:
"hospitalarios, honrados, corajudos y generosos; perseverantes en
sus empresas, habituados a las penalidades, inteligentes, leales
y tolerantes". Su defecto es ser patriotas. Y bien le pueden
cantar a su delicioso país:

"Sus verdes prados y valles
floridos,

Sus alegres vertientes y libres
montañas,

Han escrito con luces y
flores:

¡Gloria digamos al suelo
nativo!"

Nota: Las cifras sobre número de escuelas, monto
de importaciones, exportaciones, minerales, renta publica y
movimiento
postal, han sido tomados de los mas amplios mensajes del
Presidente Terencio Sierra (1902 y 1903), al Congreso
Nacional.

Para mayor información sobre Honduras, remito al
lector a la obra: "A’Hoosier in Honduras", un interesante
libro escrito por el Honorable A. E. Morlan, quien viajo a
través de ese país.

Capítulo VI

Puerto Este. Los Cayos.

En Utila hay dos asentamientos; se conocen como: Puerto
Este y Los Cayos.

Puerto Este se encuentra en una pequeña y
simpática bahía del mismo nombre. Se asemeja a un
pueblo costero de los Estados Unidos. Este cómodo puerto
provee buen ancladero y excelente abrigo para las naves. Los
barcos fruteros se refugian aquí contra los violentos *,
que soplan durante el invierno. Francamente, nosotros vivimos
confortables, con un promedio de temperatura de
822 g., variando entre 75 y 95 durante el año. Me han
dicho que el Sr. Abbot, en Oak Ridge (Loma del Roble), registro 65 g. en
una noche fresca de Enero. Al describir la temperatura de
Trinidad, que esta mucho mas cerca del ecuador, el
Sr. Owen T. Bulkely escribió: "al principio del
año baja a 68 g., por la noche. Recuerdo que, durmiendo en
una elevada plantación de cacao, desperté temblando
de frió y, como no habían mantas, me arrope con mi
saco y capote. Debo mencionar aquí que América
Central disfruta de tres climas, que son: caliente en las costas
marinas, templado en alturas medias, y frió en el interior
y elevaciones".

El pueblo de Puerto Este esta entre las lagunas, una
hacia el Este y otra al Oeste. Bajas colinas se alinean
paralelamente a la costa norte del puerto, y sobre ellas se han
erigido casas. Muchas habitaciones se construyen sobre
plataformas rellenadas en el mar, con un gasto considerable para
el propietario.

Un censo muy completo levantado por el señor Webb
en 1867, del cual poseo una copia, muestra una
población total de 177 personas en la isla, que viven en
32 casas. De estos, 25 casas y 141 habitantes, están en
Puerto Este, y 7 casas con 36 personas, en los Cayos. Al
presente, el primer sitio ostenta los 7/8 de la población
de la isla.

Anteriormente, Puerto Este era importante punto de
ingreso, y grandes importaciones de mercaderías llegaban
aquí, en transito hacia los puertos del continente. La
Ceiba no era entonces un puerto como lo es ahora. Pero desde que
se habilito La Ceiba, el Gobierno privo a Utila de ese
privilegio. Nuestro pueblo, sin embargo, espera que el Congreso
halle la forma de restituir las ventajas a favor de nuestra isla,
que esta muy limitada de recursos.

Los negocios
locales de la isla están administrados por una
cooperación municipal, compuesta por cinco personas
electas anualmente entre los isleños nativos. El Alcalde
es el jefe, los quehaceres de la municipalidad están
sujetos a la aprobación previa del Gobernador
Político del Departamento, quien reside en
Roatan.

El Coronel José M. Herrera, actual Gobernador y
Comandante de Armas (1903), es
amigo muy querido del pueblo.

Uno de los funcionarios electos es el Juez de Paz y
Notario Publico. De manera que, exceptuando los casos extremos,
todos los asuntos civiles y judiciales de la isla se reclaman y
tienen solución localmente.

El Sr. Roulet ha servido muchos años como
Secretario Municipal. Sus largos servicios le
han familiarizado con las leyes. Y su dominio de los dos idiomas
–ingles y Español- le habilitan para
desempeñar su cargo con capacidad y grandes meritos
personales.

Además de las autoridades municipales, hay otros
funcionarios nombrados por el Gobierno. Estos son el Comandante y
el Sub-Colector. Ambos tienen importantes funciones, siendo
el ultimo el Oficial de Puerto, y el primero, el Dispensador de
papel sellado y Timbres. También se mantiene en la isla un
pequeño resguardo, subordinado al Comandante.

Los norteamericanos han ayudado, consciente e
inconscientemente, a nuestro crecimiento. Y muchos de los
isleños guardan cálidos sentimientos hacia esa gran
Republica del Norte. Mi propia esposa, clara, cuyo padre, Edwin
Reed, era del estado de Maine, y quien se caso con Hannah Cooper,
frecuentemente me recuerda: "Soy una yankee, ¿sabes?". Y
mucho más tienen y reclaman similares
predilecciones.

Indudablemente, aparte del hecho de que alguna gente es
descendiente de norteamericanos, hay otras buenas razones para
que nuestra población tenga en gran estima a ciudadanos e
instituciones
de los Estados Unidos. Estas razones se pueden resumir
así:

De allá obtenemos nuestros suministros
(provisión), especialmente de New Orleáns; hacia
allá exportamos nuestra producción; ellos nos proveen literatura (libros, textos
para escolares, revistas, periódicos); nos visitan y son
nuestros amigos, y nos enseñan sus costumbres; nuestra
gente les visita y adquiere las novedades. Además, algunos
isleños se han casado con ellos, y nuestros niños
se han educado allá.

Quizá es innecesario que diga que, en la vida de
nuestra isla, Belice participa con cierta influencia, pues
viajamos a este país frecuentemente, y algunos
isleños estudian allí. Otros se casaron y se
radicaron en aquellas ciudades. Belice aporta excelentes ventajas
en lo educativo. Entre sus instituciones educativas,
están: El Colegio Católico Romano para varones, y
su Convento para niñas. Claro que otras iglesias
también tienen magníficos colegios.

Exceptuando el tipo leve de malaria, las condiciones
sanitarias de la isla son buenas. Y lo mismo puede decirse de
todas las islas de la baya. El Señor Morgan, quien celebro
sus bodas de oro un poco antes de ser escritas estas
líneas, tenia 72 años en tan feliz ocasión.
El y su esposa era la estampa de la buena salud. Y rodeados como
estaban de muchos amigos, y de su numerosa, sana, feliz y
prospera progenie: hijos, nietos y uno o dos bisnietos, la escena
que formaron era de genuino contento y agradecimiento, y una
prueba, al mismo tiempo, de la condición general de salud
reinante en Puerto Este.

Los extranjeros también mantienen buena salud en
la isla. La familia del Sr. Jonson, Cónsul de USA en las
Islas, permanece aquí con el durante mucho tiempo, y
disfruta de excelente salud. el Sr. Brown, de Alemania, quien
radica aquí desde joven y tiene ahora mas de 70
años, es un hombre vigoroso y bien perseverado.

La mortalidad en la isla es bien baja. Por un periodo de
20 años, desde 1881 a 1900 inclusive, la mas alta
mortalidad registrada fue en 1890, 1891 y 1897, con 9 defunciones
por año; la mas baja, en 1886 y 1889, fue de una muerte por
año.

Desde entonces el promedio de muertes, calculado sobre
la población de 1887, es cerca de 1 ½ %, y para
1889 es de 1/5 del %.

La isla puede aun convertirse en un buen destino
turístico para sujetos norteamericanos que deseen
permanecer en los trópicos.

De momento, la vecindad esta limitada de importantes
servicios. No tenemos Medico, Abogado ni Pastor residentes en la
isla. Y, a excepción del carpintero, a ningún otro
artesano o comerciante le seria fácil ganar su
subsistencia. En todas las islas no hay siquiera una imprenta. Un
pequeño periódico: "La Prensa Libre",
editado por los Sres. M. Lechuga y C. C. Calderón, se
publico semanalmente en Roatan al principio de los años
90. Pero, a pesar de que recibía una generosa
subvención del Gobierno, su existencia fue breve, por una
razón: la circulación era muy poca para sostener
la
empresa.

No hay casa de huéspedes ni hotel en la isla, por la razón de que
el propietario tendría que ser su propio huésped la
mayor parte del tiempo; pues los pocos visitantes que alguna vez
nos honran con su presencia, obtienen alojamiento en las casas
mas cómodas.

Se necesita este tipo de servicio; algún
isleño debe iniciarlo.

Las tiendas en la isla están bien surtidas con
mercadería en general, algo así como los almacenes
campesinos de los Estados Unidos. Y los tenderos, muy corteses,
saben presentar sus mercancías de manera
atractiva.

Algunos confeccionadores de ropa realizan excelente
trabajo, y se mantienen provistos con catálogos de los
últimos estilos y modas.

En un párrafo
anterior se anoto que los géneros y adornos para vestidos
de señora pueden obtenerse en las tiendas. De manera que
las damas que no tienen gustos muy * pueden obtener
satisfacción, tanto en los materiales
como en la confección. La ropa de varón
también la hacen las costureras.

No hace mucho tuve oportunidad de permanecer unos meses
en los Cayos. Mantuve buena salud allí, y también
animoso espíritu. Fue entonces que me vino la idea de
escribir este libro. Obtener a la insinuación, este es el
resultado.

En mi relación general sobre Utila, Los Cayos
guardan un lugar prominente, pues son el primer sitio colonizado
y donde se inicio la evangelización. Aquí fue
bendecida la semilla que plantaron los señores Mason,
Webb, Sykes y Fletcher. Y el Metodismo, que ha operado tan feliz
influencia en la isla, fue bienvenido y fructifico en aquel
pequeño asentamiento. No podemos olvidar a los
predicadores que, olvidados de si mismos, vinieron frecuentemente
de Roatán a nuestro querido suelo y mediante sus
esfuerzos, se nutrió la palabra plantada por los fieles
misioneros.

Los cayos forman un grupo triangular de isletas, en
número de once, situadas hacia el oeste de la isla.
Están cubiertas de lindos cocoteros. Solamente dos del
grupo están habitadas. Una de ellas, Suc Suc Cay, es donde
los señores Warren y Joshua vivían cuando el Sr.
Cooper y su familia vinieron a Utila. La Isleta mas nororiental
del grupo se llama Dimon Cay, por un capitán
norteamericano que vivió allí muchos años
con su familia. Una capilla, escuela y tienda
hay e uno de los cayos habitados. Para llegar a ellos hay que ir
en bote o cayuco. Con viento fuerte esto no es fácil ni
cómodo.

Un puente o camino de alguna naturaleza entre los dos
cayos sería de gran conveniencia y costaría una
bagatela. El agua en el
canal es poco profunda. Si todos los hombres de los cayos se
turnaran a trabajar por un mes, construirían un camino de
roca entre los cayos. ¡Que lindo sería!

Los niños irían por el a la escuela; los
cristianos acudirían a pie a los cultos; los clientes
harían sus compras con
facilidad y satisfacción; las mujeres serian relavadas de
participar en los remos. Ciertamente, el puente traería
grandes ventajas a nuestros amigos de los Cayos. ¡ y todo
estos se puede lograr en tres o cuatro semanas de
trabajo!

La escuela de los cayos está a cargo del joven
nativo Edmund Nowell, quien fue educado en los Estados Unidos.
Algunos de sus alumnos muestran buenos progresos en sus estudios.
Todo niño o niña de diez años ya sabe leer y
escribir.

La gente de estas isletas de diferentes modos
varía la monotonía de su vida. Algunas veces
organizan funciones, de canto y otras, que ayudan a iluminar y
revivir las horas.

Una temporada de grandes regocijos es la semana de
navidad.

Atendiendo cordial invitación de mis amigos, fui
allá el sábado de navidad de 1897. Y los agradables
ratos que pasé con ellos perduran en mi
memoria.

Las últimas horas del día las ocupamos en
una serie de diversiones. El día era lindo y claro. A las
5: p.m. nos sentamos alrededor de una mesa cubierta con mantel
blanco como la nieve, cargada de queques, carnes, dulces y
flores. En cada plato, una tasa de rico té humeante.
Hicimos justicia a las
viandas preparadas y disfrutamos de todo corazón. En el
extremo del salón había un árbol
navideño muy bonito. Relucientes juguetes y
regalos pendían de sus ramas. En el otro extremo, cerca de
la mesa, cinco hombres con instrumentos
musicales estaban sentados. Tocaron con sentimiento
acordeón, tamborita, etc,. Mientras nosotros
comíamos. Los niños nítidamente vestidos,
con caras radiantes, entraron después que concluimos el
té. Y se les distribuyeron sus reglaos. Después
hicimos juegos
sencillos al aire libre, con
la participación de todos, jóvenes y viejos,
hombres, mujeres y niños.

A la luz de las lámparas comenzó el
entretenimiento de la tarde, que consistió en cantos,
recitaciones y diálogos, interpretados por jóvenes,
varones y señoritas, de los cayos. El espíritu de
la reunión fue de viveza, bullicio, aplausos y risas. Cada
persona
parecía decir; ¡soy feliz!

Capítulo VII

Homicidios

Dos vidas humanas han sido segadas con
premeditación, desde que Utila fue poblada. Yo no
tenía pensado incluir aquí semejantes hechos. Pero,
reflexionando sobre ello, me he convencido de que debo
mencionarlos. Aún la Biblia no ignora tales sucesos.
Aunque esos relatos pueden arruinar el libro, muchos más
arruina el carácter humano la perpetración de
estos actos.

De los dos casos considerados, el primero fue el de Mr.
Nourse, un norteamericano. Fue muerto el 7 de abril de 1870, por
el viejo Mr. Joseph Cooper, quien fue, sin duda, provocado. Mr.
Cooper era un buen vecino, fiel amigo y ciudadano observante de
la ley. Examinemos
con caridad este caso.

Mr. Nourse era hombre de buena educación,
decidido, pero con puntos de vista peculiares sobre religión. Llevaba una
vida moderada.

Mr. Cooper tenía una venta de licores.
Era un bebedor social. Y no veía perjuicio en proveer
bebida a otros. Mr. Nourse pensó que aquello era una
equivocación y probó con argumentos a disuadir a
Cooper de continuar esa clase de negocio.

Fallando en su intento, Nourse empezó a
ridiculizar a Cooper, escribiendo versos anónimos contra
él. Esto exasperó al otro y cada vez que
salía un nuevo articulejo, se le aumentaba la ira. Para
colmo surgió una disputa de tierras entre ambos. Nourse
cambió repetidas veces los linderos fijados por Cooper en
su propiedad.

Amigos de Nourse le aconsejaban dejar a Cooper
tranquilo; le dijeron que se había propasado y le
previnieron que aquello les podía llevar a serias
conclusiones. Pero el no les prestaba atención. Una sutil
fatalidad parecía haberle atraído ciegamente al
peligro y la muerte. El
clímax llegó por fin cuando un día fatal
Cooper ordenó a Nourse desistir en sus provocaciones o
atenerse a las consecuencias.

Estuvieron riñendo, diciéndose palabrotas
que herían al otro. Se cogieron a la lucha y Nourse que
era un hambrón pesado, arrastro a Cooper, pequeño y
de contextura débil, hacia el amar y deliberada y
repetidamente, le sumergió en el agua.

Tan pronto como Nourse lo dejó, Cooper se fue a
su casa, que estaba a corta distancia del lugar, a sacar su
pistola. Pero antes de llegar a casa recordó que en su
bolsa la tenía. Entonces regresó y disparó a
Nourse antes de que pudieran impedírselo. Quien trato de
de hacer esto fue James Bodden, uno de los espectadores,
poniéndose frente a Cooper para escudar a Nourse; pero
este le dijo: "Déjalo, Bodden déjalo solo, no me
hará nada". Algún tiempo antes, Nourse había
dicho: "¿Cooper? ¡Ese no mataría ni a un
perro!"

Pero estaba equivocado. El trato que dio a Cooper
transformó a este en un hombre iracundo y vengativo,
dispuesto a matarle. Sobre el hombre de
Bodden el Señor Cooper hizo fuego, dándole a Nourse
en la cabeza. Unas horas después,
falleció.

El Señor Cooper fue puesto en custodia por las
autoridades y remitido a Roatan, donde le procesaron y le
sentenciaron a larga prisión. Allí murió,
victima de pensamientos horribles, tormentosos y depresivos,
causados por el hecho de hallarse privado de su
libertad.

El segundo caso fue el de un hondureño nativo
asesinado por otro.

El señor Bombat, un caballero por nacimiento y
por educación, acompañado por su concubina vino a
Utila en los años 70.

Sucedió que el capitán Landa, un brillante
joven oficial del ejercito de Honduras, residía en la Isla
por ese tiempo. Landa pronto se enamora de la dama y la sedujo a
que viviera con el y abandonara a Bombat. Este usó todos
los medios de
asegurar a la mujer de su
devoción y afecto y creyó poder
recuperarla.

Pero Landa se esforzó por impedírselo,
prohibiéndole que visitara su casa y conversara con la
mujer. Aún
más, pidió prestado a Mr. Williams un rifle, de los
que se cargan por la culata y se mantuvo armado. Sin duda Landa
temía que Bombat intentara matarlo y así se
preparó para la defensa.

Bombat estaba casi fuera de sí y adoptando el
común sistema de ahogar las penas y el deshonor, se dio a
la bebida. Y bajo el efecto del licor, se acercó a la casa
prohibida, por última vez, en un sábado luminoso,
por la tarde.

¡Pobre tipo! Había estado todo el
día a bordo de una goleta norteamericana, en el puerto. El
vino corrió abundantemente, antes y durante el almuerzo.
El era un vivaz y agradable conversador, de fácil palabra
y maneras corteses y había allegado muchas amistades en el
pueblo. Tenía buena figura; se le podía calificar
de elegante.

Landa que siempre estaba alerta, le vio venir. Por un
agujero en la pared de su casa metió el
cañón de su rifle y le observó sobre la
mira. Esperó. Cuando el otro llego a pocos pasos,
disparó. La bala penetró por la frente, perforando
el cerebro y
saliendo por detrás de la cabeza. Saltando en el aire,
Bombat cayó postrado en el suelo. Estaba
muerto.

La noticia corrió como un relámpago por
toda la isla y más rápido de lo que me tardo en
contarlo, la gente se precipito al lugar de los hechos. Dejo a
los lectores conjeturar sobre la conmoción general que se
produjo.

Landa fue capturado y enviado a Roatan para enjuiciarlo.
Posteriormente escapo de la prisión y se fue para Belice,
donde pasó una miserable existencia.

De pié en el bote, cuando era trasladado a
Roatán, Landa dirigió un violento discurso al
pueblo de Utila. El muelle estaba atestado de gente
viéndole partir. Parece que él tenía la
esperanza de que iban a protegerlo y sufrió una
desilusión. Les recordó su valiente defensa de la
isla, arriesgando su vida, contra el ataque del barco, "General
Sherman" y les calificó de ingratos por entregarle hoy a
la justicia. La gente recordó con justos sentimientos la
valiente y digna de alabanza, acción a que se
refería. Pero la mayoría de ellos simpatizaba
más con el asesinado Bombat. El discurso no
impresionó mucho.

Capítulo VIII

Religión.- Entusiastas reuniones en
Carpas.

"Amo tu Reino,
Señor,

Más que mi mayor
alegría
"

Dos denominaciones trabajan activamente en la isla.
Ellas son: Los Adventistas del Séptimo Día y los
Metodistas Wesleyanos. La primera construyo una iglesia
aquí hace pocos años y la última tiene
iglesia en Puerto este y en los cayos.

El elemento hispano de la población es
Católico Romano; no poseen un temple donde realizar sus
ritos.

Quizá resulte interesante seguir el crecimiento
del Metodismo en Utila.

El Reverendo Hermon Nason fue el primer misionero
Wesleyano que visitó Utila. Llegó en el año
1852 y tuvo éxito en formar una sociedad en
los cayos.

Antes de su venida, los hombres actuaban como mejor les
parecía. El día del Señor era violado; La
Biblia estaba en el olvido; la vida espiritual era débil y
los servicios religiones eran
desconocidos. Pero Mr. Nason vino de Belice; predicó al
pueblo indicándole el mejor camino y se operó un
cambio para bien. La gente deseaba ansiosamente la
religión de Jesucristo.

La pequeña iglesia de los cayos se comenzó
con entusiasmo y floreció. Desde entonces ha mantenido su
influencia, a veces llena de fervor y vigor espiritual, otra
fría e inactiva, pero siempre Iglesia de Dios, que se
muestra como el alba, hermosa
como la luna, radiante como el sol y terrible
como ejércitos en marcha. (Cantares 6,10).

Yo estoy reconocido con el tío James Cooper por
los siguientes artículos. El dijo, en substancia: que
Mr.Warren fue el primero de los hermanos en Cristo que condujo un
culto público los domingos. Los hermanos Ward Morgan y
Henry Cooper le ayudaron después.

Al principio dos cultos de oración se
ofrecían en la semana, pero pronto cesaron. Los servicios
del domingo, sin embargo, continuaron con deleite.

Pocos meses después que cesaron los cultos de
oración, otro activo obrero se presentó en escena
en la personal del propio hermano James Cooper. El había
sido ganado para la causa del señor por los hermanos de
Roatán.

Siendo fervoroso y diligente, el ofreció sus
servicios para conducir un culto de oración semanalmente.
En este laudable deseo era estimulado por el hermano John
Howell.

Consiguiendo la casa de thomas Howell para el
propósito, James dirigió el culto esa misma noche,
con la sala llena de ansiosos oyentes.

En poco tiempo ya se celebraban dos cultos a la semana,
dirigiendo uno Mr. Norgan. Se fueron luego aumentando hasta que
se llegó a tener uno cada noche de la semana y otro el
domingo en la mañana.

Los hermanos ayudaban cordialmente y todo se hacia por
la gloria de Dios. ¡Que encomiable entusiasmo el que
había!.

Pero hay momentos en que el fuego humea en el altar de
Dios; los corazones se enfrían, los cristianos se rezagan
y su trabajo decae. Así fue aquí.

Dio principio el comercio de fruta y la gente fue
trasladada de los cayos a Puerto Este para enrolarse en los
trabajos o cultivar sus tierras.

Por todo este tiempo Utila no fue visitada por
ningún ministro. Esto duró más de dos
años. Loa bailes, que la gente tanto gustaba y que por la
religión habían sido abandonados, empezaron de
nuevo y uno por uno los hermanos se disgregaron, hasta que
solamente quedaron dos, fieles a Sión y a Cristo. Estos
fueron, el hermano James Cooper y su esposa,
Catherine.

Debido a la necesidad de un edificio propio y
quizá también a la falta de fervor religioso,
muchos meses pasaron sin realizar ni un solo servicio
público. La capilla de los cayos fue demolida para
reconstruirla en Puerto este, lo que se realizo
lentamente.

En el año 1862, Mr. Davis, norteamericano,
maestro en la Escuela Diurna de la Isla, aunque no era
precisamente profesor de
religión, expresó el deseo de servir un culto
religioso. Esta fue la chispa que encendió de nuevo el
fuego en el altar de Dios. Henry Cooper prestó para esto
su casa y Dios fue otra vez alabado en Público. Luego la
isla fue visitada por el Reverendo E.D. Webb. El dirigió
una seria de servicios que resultaron en un glorioso avivamiento
y casi todos los antiguos miembros volvieron a la iglesia y a
Dios.

Pero yo debo agradecer aquí a Mr.Cooper por su
valiosa información y conducir esta historia hacia otro
tópico. Afortunadamente guardo interesantes notas de
Mr.Webb, que introducirá aquí. El
escribió:

"Le envió las siguientes citas de mi diario,
anotadas durante mi primera visita a Utila:

Martes, abril 10, 1855. Cerca del mediodía
salí para Utila a bordo de El Águila (goleta). El
bote era manejado por los hermanos John Howeel y W.Norgan.
Permanecí sobre el puente durante todo el viaje. Anclamos
cerca de las 8 de la noche en el mismo cayo donde se está
construyendo la capilla, y fui amablemente atendido en casa de la
Sra. Howell".

"Miércoles 11.- Prediqué a las 4:30 p.m.,
en la capilla medio construida.- Texto: Tito
2:11-13.

"Jueves 12.- A las 10: a.m., conocí a los jefes
de clase, Hermano Howell y Hermana Wood. La hermana Wood
renunció. El Hermano Morgan nombrado en su lugar. Hice
visitas durante el día y prediqué a las
4:30".

"Viernes 13.- Renové los boletos – estaban
todos los miembros presentes, excepto uno que andaba en el
mar".

"Sábado 14.- No prediqué. Tuve que reposar
debido a mi perna mala".

"Domingo 15.- En la mañana inició el
servicio dominical de los Metodistas. Bautice nueve niños,
uno de los cuales es hijo de John Howell, llamado Harmon Mason en
memoria del primer misionero que llego a la isla, mi predecesor
de bendita memoria. El texto matutino fue Romanos 8:1.
Volví a predicar a las 4:30 sobre El Hijo
Prodigo".

"Lunes, abril 16.- A las 7 a.m. Fui a bordo del
Águila para regresar a Roatan, adonde llegamos el
siguiente día".

"Mi segunda visita a Utila fue del 6 de julio 1855, al
12 de julio".

Realice muchas visitas a la isla durante los años
en que permanecí en el circuito Roatan, siendo la
última de junio 24 a julio 11, 1867, cuando estuve dos
domingos en la isla".

En una carta dirigida a
Mr. Morgan, fechada el 16 de agosto, 1897, Mr. Webb
escribió: "La última vez que le visité fue
en… cuando anduve de casa en casa anotando los nombre de
todos los jefes de familia, etc.

Refiriéndose a su primera visita, dijo: "Durante
esta primera visita yo nombre a Ud. Líder,
e inicie el servicio dominical de los Metodistas y le pedí
continuar leyendo las oraciones del libro y leer un sermón
cada domingo, lo cual creo que Ud. Hizo hasta que comenzó
a predicar por si mismo".

Más adelante, al escribir a la misma persona,
dijo: "Tengo un plan impreso del
Circuito Roatán, para enero, febrero y marzo de 1855, en
el cual su nombre aparece como el de un predicador local. Para
ese tiempo el hermano Cooper no aparecía en el plan como
un predicador. Pero él era un líder de
oración. Tengo otro plan para diciembre, enero, febrero y
marzo de 1867-1868, en el cual el hermano Cooper y el hermano
Morgan aparecen como pastores locales".

La membresía para 1867; de acuerdo a la cuenta
del Sr.Webb, era de 19 miembros fijos y 6 en prueba.

Con el tiempo, la vieja capilla localizada en la loma de
Puerto Este, fue derribada y en su lugar se construyo una linda
capilla de madera de pino y ventanas de cristal. El hermano James
Cooper- la gente lo llama Tío Jimmy, se merece mucho
crédito por todos los esfuerzos que hizo para lograr esta
construcción.

La nueva capilla se terminó en el mes de
septiembre-de año desconocido y en el mes de noviembre
siguiente, fue dedicada por el Reverendo George Sykes.

Al paso del tiempo, algunos de los feligreses se
quejaron de la dificultad de subir a la loma. Un sitio por la
orilla del mar fue comprado y la capilla se traslado al lugar que
hoy ocupa. Fue renovada y ampliada en el año 1891 y en
1897 se ensancho el local para dar cabida a mayor número
de personas.

En el transcurso del tiempo Tío Jimmy se fue a
los Cayos, por razones de salud. Siempre activo, construyo
allá una capilla y dirigió el culto público
casi cada día del Señor. Algunas veces
visitó Puerto Este y predicó al pueblo los domingos
temprano. Pero frecuentemente se pasaban diez o doce semanas sin
un solo servicio.

Su delicada salud impedía a Mr. Morgan predicar y
las visitas de pastores se tornaron escasas e
irregulares.

Partes: 1, 2, 3, 4
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