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Derecho ejecución penal peruano




Enviado por alarconflores7



Partes: 1, 2

    1. Introducción
    2. El personal
      penitenciario
    3. Los
      Derechos Humanos en el sistema
      penitenciario
    4. Personal
      penitenciario, dinámica de los cambios culturales y
      organizativos
    5. Problemas que
      ocasiona cambios de personal
    6. Conclusiones
      generales
    7. Recomendaciones
    8. Bibliografías
    9. Anexos

    PRESENTACIÓN

    El ámbito de trabajo del
    agente penitenciario es la cárcel (alcaidías,
    unidades de detención). De por sí es un
    ámbito especial, un lugar social de casi nulo prestigio y
    a la vez blanco de atención por parte de la opinión
    pública.

    Por otra parte, el pensamiento
    mayoritario de la sociedad
    actual es que se deben construir más cárceles, debe
    haber condenas más largas sin importar, demasiado, que no
    se cumplan los derechos que tienen las
    personas privadas de su libertad
    mediante sentencias originadas en los juzgados
    competentes.

    El interés
    público no se posa sobre las condiciones de vida de los
    detenidos ni las condiciones laborales de los agentes
    penitenciarios salvo que ocurran episodios que llamen la
    atención, sobre todo en los medios de
    comunicación y que se consideran un atentado a la
    seguridad
    pública, que ha sido denominado por algunos autores
    "pánico
    mediático sobre el crimen". (Ferrel 1999) Es casi
    en este único sentido en que el trabajo
    penitenciario se observa desde la opinión pública,
    también desde las políticas
    estatales e, incluso desde la investigación
    social (Liebring 1999). Es decir, solo cuando ocurren
    episodios donde se revela su fracaso.

    INTRODUCCIÓN

    Para la aplicación de normas que
    regulan el Sistema
    Penitenciario y para el cumplimiento de sus objetivos se
    requiere contar con personal
    capacitado para llevarlos adelante. Evidentemente los fines del
    Sistema Penitenciario exige un personal capacitado, a fin de
    cumplir con la labor que le toca desarrollar en el interior del
    centro carcelario. Sin embargo, en la mayoría de
    países entre ellos el nuestro no se cuenta con el personal
    idóneo para efectivizar en forma correcta el trabajo
    tratamientos con los internos.

    La cárcel como ámbito laboral tiene
    características propias que hace que también el
    trabajo del agente penitenciario tenga rasgos que no comparte con
    la mayoría de otros trabajos. El agente penitenciario se
    transforma para quienes están detenidos y condenados en el
    fantasma de su condena.

    Nuevo ordenamiento legal sobre el personal
    penitenciario, comprende al personal de tratamiento, de administración y de seguridad, así
    como dispone que las plazas deben ser cubiertas por estricta
    línea de carrera conforme al escalafón. Aquí
    se tiene que tener en cuenta y reconocer el carácter especial de la carrera
    penitenciaria debido a función
    social que cumple, estableciéndose la
    organización del personal jerárquicamente y
    está sujeto a un régimen laboral y de remuneraciones
    especiales.

    El mundo carcelario se define también por la
    relación entre el agente penitenciario y los internos. Es
    de esta relación de donde puede surgir el peligro que
    define el ámbito laboral penitenciario. Ese peligro puede
    ser definido como producto de un
    campo de confrontación entre unos y otros. Cada uno de los
    integrantes del escenario carcelario agentes penitenciarios y
    detenidos se consideran "oponentes" entre sí. Si bien la
    tarea de los agentes penitenciarios es la de mantener una
    organización preestablecida de las unidades
    penitenciarias, muchas veces se considera que es la de "cuidar
    a los presos
    ". Esta última expresión no es del
    todo feliz, en tanto da la impresión de que el agente
    penitenciario cumple una función de pacificar un lugar en
    donde el otro protagonista es a la vez su
    contrincante.

    Nos parece que la tarea del agente penitenciario es
    respetar y hacer respetar los reglamentos, y las leyes que ordenan
    la vida cotidiana de las personas sancionadas con la
    privación de la libertad ambulatoria debido a la
    comisión de un delito. Sin
    embargo, la situación carcelaria nacional y provincial,
    como la de muchos países, no permite que se cumpla con la
    función establecida y se convierta, entonces, en un real
    campo de batalla donde se espera que cada uno muestre formas de
    poder para
    imponerse sobre el otro.

    Si bien es cierto que no habría agentes
    penitenciarios sin internos, quienes definen las reglas de
    convivencia son las leyes y reglamentos y todos deben ser
    respetuosos de los mismos. Pero, en la situación actual,
    es sabido que estas leyes están lejos de cumplirse debido
    a las condiciones de internamiento de los detenidos que son ya
    muy conocidas: sobre población en las unidades penitenciarias,
    convivencia de procesados y condenados (donde no se respeta,
    entonces, el principio constitucional de inocencia previo a la
    condena), uso desmesurado de la prisión preventiva,
    lentitud en los procesos
    penales, desinterés de los defensores en mantener
    actualizados a los detenidos del estado de sus
    causas, factores todos éstos ajenos a la actuación
    laboral del agente penitenciario pero que tienen consecuencias
    directas en el nivel de conflicto que
    a diario se plantea en una unidad penitenciaria.

    Por otro lado, está la llamada "cultura
    penitenciaria
    " que podría definirse como estilos de
    vida que los internos van adoptando a lo largo de su
    estadía carcelaria y que está directamente
    relacionada con la generación de códigos propios y
    "secretos" para poder comunicarse sin ser entendidos por
    aquellos a quienes consideran sus "enemigos".
    Además esta cultura puede
    ser considerada como una forma de construir una identidad en
    el encierro, que a veces ya viene en ciernes y se consolida
    durante el período de detención; y muchas veces
    subsiste en el período post-penitenciario.

    Actualmente viene trabajando la organización
    Reforma Penal Internacional (RPI),implementar las Reglas
    Mínimas de las Naciones Unidas
    para el Tratamiento de los Reclusos. La realidad carcelaria y
    penitenciaria en los últimos años viene atravesando
    una serie de dificultades por diversos situaciones y allí
    cabe mencionar al personal penitenciario que requiere de
    una alta capacidad para dirigir los centros penitenciarios. Es
    hora de que los centros penitenciarios dejen de ser un motivo de
    vergüenza para los gobiernos y las sociedades que
    las presentan, para convertirse en un desafío prioritario
    y en una urgente exigencia de labor mancomunada e integral de las
    instituciones
    públicas y de las organizaciones
    independientes de la sociedad
    civil.
    Cualquier reforma que se quiera implementar, será buena y
    positiva, siempre y cuando tenga como eje el respeto de la
    dignidad y los
    derechos
    humanos, y la reinserción
    social productiva de la persona privada
    de libertad.

    CAPÍTULO I

    EL
    PERSONAL PENITENCIARIO

    1. Descripción del Personal
      Penitenciario.-

    La forma en que el personal penitenciario trata a los
    reclusos es fundamental para el cumplimiento de los derechos
    humanos. No existiendo una conducta adecuada
    de parte del personal fracasarán las demás medidas
    de reforma. Sin embargo, la formación del personal suele
    ser inexistente, mínima o incorrecta. Cambiar la conducta
    y actitudes del
    personal generalmente es clave para el éxito
    de la reforma penitenciaria y se suele considerar que la
    formación es la solución. Pero sin un compromiso
    visible de los directivos de la
    administración y sin el establecimiento de un marco
    ético claro para el servicio
    penitenciario, dicha formación puede resultar
    ineficaz.

    Se suele ver la formación en derechos humanos
    como una medida de reforma de bajo costo. Pero, su
    eficacia
    depende de quién la imparte, cómo y en qué
    contexto. Si se la lleva a cabo en forma incorrecta, puede
    resultar contraproducente. La formación que tendrá
    más probabilidades de cosechar beneficios es la que
    implica liberar al personal penitenciario para que controle su
    trabajo y tome decisiones. También se debe prestar
    atención a otros factores importantes para el personal,
    como sus condiciones de empleo y el
    acceso a diversos recursos en caso
    de que se les nieguen sus derechos.

    2.2 LA IMPORTANCIA DEL PERSONAL
    PENITENCIARIO

    En las prisiones, los dos grupos más
    importantes son los reclusos y el personal que trabaja con ellos.
    La clave para tener una prisión bien administrada, que
    aplica normas de decencia y humanidad para todos, es la
    interrelación entre estos dos partes. Para que los
    empleados penitenciarios puedan llevar a cabo su trabajo de
    servicio público de manera profesional, deben ser
    cuidadosamente seleccionados y recibir la formación
    adecuada.

    Los principales problemas
    tienen que ver con el personal penitenciario, que ven a los
    reclusos como sus enemigos. El servicio de transporte es
    simbólico: los reclusos tienen que recostarse en el piso
    de los furgones ‘como perros’. Es
    necesario capacitar al personal".

    Los ministros del gobierno y los
    directores de los servicios
    penitenciarios tienen que demostrar sus buenas intenciones,
    producir para cada empleado tarjetas o
    guías de bolsillo sobre el cumplimiento de los derechos
    humanos o colocar en la prisión carteles con fragmentos de
    las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el
    tratamiento de los reclusos son todas medidas útiles, pero
    por sí mismas no afectarán a la interacción entre el personal y los
    reclusos ni la mejorarán.

    Las personas cruciales son los empleados penitenciarios
    que tratan con los reclusos en forma cotidiana. Son ellos quienes
    abren las celdas de los internos por la mañana, quienes
    pasan junto a ellos la mayor parte del día y quienes los
    encierran a la noche. Son testigos de las mayores fortalezas y
    las grandes debilidades de los reclusos.

    Partes: 1, 2

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