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La cañicultura en el Tocuyo (Breve historia) (página 3)



Partes: 1, 2, 3

Otros rubros significativos eran la producción de cebolla, papa y leguminosas.
Con respecto a la cebolla, para el año 1961 alcanzó
una producción de 3.107 toneladas, lo cual representa un
significativo aumento con respecto a la producción
señalada para el año 1950 donde se registra una
cifra de 50,58 toneladas. Con respecto a la producción de
papas es de hacer notar que en el Censo Agropecuario de 1950 no
se registran cultivos de este tipo pero ya para el Censo de 1961
se registraron cultivadas 20 hectáreas. Con respecto a las
leguminosas y la ganadería
no fueron encontrados los datos de su
producción. (Censos Agropecuarios 1950 y 1961. Ministerio
de Agricultura y
Cría. Caracas.) Pero cuando observamos que los rubros
señalados experimentan un incremento en el lapso que va
desde 1950 hasta 1961- y en el caso de la papa aparece por
primera vez en la agricultura morandina- podemos atribuirlo al
impulso dado por el contingente de inmigrantes canarios, que
llegaron a El Tocuyo en el contexto del terremoto de 1950, al
agro de la localidad, e incluso en el ámbito nacional, lo
cual era uno de los objetivos que
se perseguía con la política de inmigración durante el gobierno de
Pérez Jiménez.

De lo expuesto, podemos afirmar que la deficiencia en la
producción de bienes de
consumo en la
localidad de El Tocuyo se debe a una mala distribución de la tierra (y
por tanto de la riqueza) y de los incentivos
estatales hacia otras áreas de la producción, pues
el gobierno estaba abocado a desarrollar aquellos rubros que
permitían el autoabastecimiento y que además
sirvieran para la exportación. Rodríguez Campos (1991)
explica esa política gubernamental de la siguiente
manera:

"El impulso financiero estatal dado a la incipiente
industria
nacional a partir de 1944 mediante los recursos de la
Junta Nacional de Producción (posteriormente -en 1946-
convertida en Corporación Venezolana de Fomento) es un
tipo nuevo de injerencia del Estado en la
economía,
no en el sentido que compitiera con la banca privada, ya
que sus fondos no fueron constituidos a ese objeto ni eran
suficientes para ello, sino por la orientación que
conllevaba el otorgamiento de sus prestamos, teóricamente
dispuestos solo para ser colocados en determinados planes
productivos y no en cualquier proyecto que
fuese presentado."M.Rodríguez Campos."Pérez
Jiménez y la Dinámica del Poder".(1948-1958).Ediciones EL
DORADO.Caracas.1991.p.242.

Más adelante agrega el citado autor que la
intención de esa política no era ya la de invertir
en las ramas básicas de la economía venezolana sino
la de estimular el fomento de empresas de
envergadura, surgiendo así institutos bancarios como El
Banco
Industrial de Venezuela y
los Bancos regionales
de fomento además de las siguientes organizaciones:

"…hoteles, Centros
recreacionales, adscritos a la Corporación Nacional de
Hoteles y Turismo (CONAHOTU), en la
producción de azucares (C.V.F.Centrales Azucareros) junto
con todo eso entre otras empresas, la C.A Venezolana de
Navegación; Línea Aeropostal de Venezuela;
Institutos de Canalizaciones, Instituto Autónomo de
Ferrocarriles del Estado; Centro Simón Bolívar,
Mercados, Silos y
Frigoríficos del Distrito Federal, C.A (MERSIFRICA); ETC.,
algunos más o menos bien administrados y otros donde
campeaba la mala administración y el despilfarro." iden.
P.242-243.

En ese sentido, El Tocuyo reunía las condiciones
fundamentales como son: capital,
hombres y tierras, para desarrollar la producción de
azúcar
de la cual estaba careciendo el país por las dificultades
de su importación debido a las circunstancias
relativas de los países como producto de
las secuelas de la Segunda Guerra
Mundial en el ámbito económico.

Debemos reiterar que el auge de la actividad azucarera
ciertamente es la responsable de las transformaciones que
comienzan a producirse en El Tocuyo en la década de los
cincuenta. Por un lado; la capitalización agrícola
hace posible que se modifiquen las formas tradicionales de
producción y de relaciones sociales que se
suscitan.

En El Tocuyo un pequeño sector de población poseía una masa de
capitales ociosos debido a que no existían otras
actividades económicas atractivas para la inversión, pues tanto la demanda de
alimentos como
de bienes manufacturados eran limitados debido a las dificultades
existentes para la importación así como debido a
patrones de producción y consumo tradicionales. El
habitante lugareño no requería de grandes
cantidades de indumentaria como ropa, calzado, etc., y en lo
referente al consumo de alimentos debe recordarse que muchas
familias tenían pequeños huertos de subsistencia en
la que cultivaban algunas leguminosas y frutas.

En lo referente a la producción de hortalizas,
esta era muy limitada debido a la poca costumbre del tocuyano
para consumirlas.

Esa masa de capitales ociosos era, naturalmente de la
clase
terrateniente, por tanto, las posibilidades de adquirir nuevos
bienes o de invertir en otros sectores eran posibles
fundamentalmente entre ellos, Aranda (1977) al respecto
señala:

"Durante todo el lapso que media entre 1950 y 1957 la
burguesía venezolana había enfatizado la
inversión en actividades no reproductivas vinculadas a la
circulación y al consumo de bienes, a los servicios, a
la vivienda a la
administración publica. La parte de la
inversión destinada a ampliar la capacidad de
producción del sistema era una
pequeña parte del total y estaba concentrada en la
industria de la construcción y en la agricultura."Aranda
Sergio. La Economía Venezolana. Bogota. Siglo XXI Editores
de Colombia, S.A.,
1977.p.181.

En ese sentido era lógico suponer que quienes
conformarían la nueva clase burguesa serian los
terratenientes, o en su defecto, aquellos inmigrantes extranjeros
que habían llegado a El Tocuyo luego del terremoto para
trabajar en la construcción, el agro, y la actividad
comercial, habiendo logrado acumular algún capital para
convertirse en prósperos capitalistas llegando a formar
parte -incluso hasta hoy- de la "pequeña elite" o
burguesía tocuyana."

Con respecto al sector campesino,
muchos de ellos estaban sujetos a la tierra
mediante un sistema de colonato, lo cual puede considerarse como
una especie de "semi-feudalismo", lo
cual vino a agravarse con el proceso de
capitalización agrícola pues, el terrateniente
aumenta su participación tanto en dinero como en
especie, con el fin de obtener mayores ingresos a fin de
poder subsanar los compromisos adquiridos con las instituciones
financieras tanto privadas como del Estado. En resumidas
palabras; puede afirmarse que El Tocuyo pasa, en forma bien
definida, de una economía agrícola tradicional,
monoproductora, a una economía agroindustrial. Pero
también se produce un mayor endeudamiento de los
campesinos quienes estaban excluidos de los beneficios del
plan de
desarrollo
agrícola del gobierno, a través de su
política crediticia, ya que éste tenía entre
sus objetivos consolidar básicamente aquellos rubros que
sirvieran para el autoabastecimiento y también para la
exportación.

Es así a través de las diversas
modalidades de pago donde el uso de la tierra, se convierte en un
medio generador de rentas en considerable escala para el
terrateniente. Según el señor Tertuliano
Rodríguez, (agricultor y hacendado por más de 50
años en El Tocuyo) sostiene que allí se dieron
diversas modalidades de arrendamiento y usufructo de la tierra.
Entre las más comunes se encontraban las
siguientes:

El Medio; era un sistema de arrendamiento que
consistía en el suministro por parte del propietario, de
semillas, tierras aradas, fertilizantes, etc. a un arrendatario
que solo aportaría su fuerza de
trabajo. De
esta negociación resultarían unas
ganancias que serian repartidas entre ambas partes en un 50 %
respectivamente.

El Tercio; consistía en la misma
negociación de arrendamiento donde el hacendado
proveía al arrendatario de todos los insumos necesarios
para la siembra, excepto el aprovisionamiento de semillas, y la
ganancia para el hacendado consistía solamente en una
tercera parte del total producido.

El Cuarto; bajo este sistema de arrendamiento el
hacendado no suministraba ni semillas, ni fertilizantes, ni
tierras aradas al arrendatario. Solo le arrendaba una
porción de tierras aptas para producir sin necesidad de
invertir tiempo,
maquinarias y fuerza de trabajo más de lo normalmente
requerido. El beneficio para el hacendado consistía en un
25 % del total producido.

El Décimo; se arrendaba una porción de
tierra al arrendatario sin suministrarle ningún tipo de
insumos. Además dichas tierras eran "vírgenes" por
lo que debían ser "fundadas" o capacitadas para
producción. De esta negociación, el hacendado
percibía sólo una décima parte del total
producido.

Es necesario reiterar dos puntos: el primero; que la
duración del arrendamiento era de acuerdo al tiempo
necesario para la siembra y cosechamiento, y el segundo, que los
pagos al hacendado podían ser realizados en dinero o en
especie según lo convenido entre las partes.

IX-PODER
ECONÓMICO Y PODER POLÍTICO

Tal como hemos visto existe una profunda
concentración de la propiedad
territorial agraria en El Tocuyo, en algunos casos una misma
familia
aparece como dueña de varias fincas. Al comparar la
propiedad agraria con las propiedades comerciales se percibe
aún mejor la concentración de la riqueza lo que
determina así la formación de una elite social que
traspasó los linderos de lo económico. Así
vemos como estos principales nombres de la propiedad
económica eran a su vez entre quienes se
distribuían los cargos públicos. En algunos casos
los miembros del Concejo Municipal, la jefatura civil, diputados
a la Asamblea Legislativa y al Congreso de la República
son idénticos a los miembros accionistas de las casas
comerciales más importantes como por ejemplo los
Garcías Hermanos.

Hasta 1945 esta relación entre poder
económico y poder político en El Tocuyo es abierta,
no hay ninguna diferenciación. Esto sin duda, comienza a
cambiar con el gobierno cívico– militar
donde por primera vez aparecen figuras de estratos medios y
humildes en el escenario político. Estos cambios, junto al
proceso de sindicalización del movimiento
campesino agudizaron la aversión de estos sectores
predominantes de la sociedad
tocuyana que vieron siempre en estos avances democráticos
una afectación a sus intereses.

Hemos dicho que la propiedad territorial existente en el
siglo XX tocuyano es herencia de la
distribución colonial pero también de otros
mecanismos de apropiación (ocupación de ejidos,
hipotecas, etc), que permitió la aparición de
nuevos propietarios. Veamos en el siguiente cuadro la propiedad
de las principales haciendas a principio del siglo XX:

Hacienda Propietario

La Estancia Néstor Gil. Luego de Tomas
Losada

La Otra Banda Flia. Cardot

El Molino Feliz Saldivia. Luego de Tovar
Losada

Villa Margarita Rafael Suárez y Juan Ramón
García.

La Vega Flia. Bujanda

La Argentina Víctor M Montesinos

Villa Carmen Ramón Castejon

El Callao Flia. Tamayo Pérez

San José Flia. Tamayo. Luego de Rafael
Colmenares

San Quintín Flia. Tamayo

San Antonio Pablo Yépez Garmendia

San Pedro Leopoldo Paris. Luego de Manuel Guedez
Cordero

San Pablo Ramón Yépez Garmendia

San Palmira Tito Landi

Andalucía José Antonio Lozada

La Primavera Luis Ramón García

La Carmelita Pablo Arnaldo Rivero

Aguadulce José Manuel Cortés

Guariquito Rafael Felice

Santa Teresa Nicolás Lozada

La Vaquera Gabriel José Anzola

La Guajira Gregorio Orellana

Buenos Aires Flia. Anzola Tamayo

La Concepción Antonio Saldivia

Hato Arriba Juan Ramón. Luego de Víctor
Manuel Tamayo

Berlín Reyes Reinoso

La Estrella Heriberto Tamayo

San Rafael Tovar Rafael Tovar

La Palma Nicanor Olavarrieta. Luego de Juan
Colmenares

La Esperanza José Domínguez

El Torrellero Argenis Asuaje

San Carlos Melanio Yépez Yépez

Santa María Agustín Gil

El Almorzadero Pedro Manuel Rodríguez

San Isidro Carlos Yépez Borges

Las haciendas tocuyanas que intervinieron en el proyecto
"Central Tocuyo" fueron: Fuente: Richardson, Estudio de la
Caña de Azúcar en el Valle de El Tocuyo. Estado
Lara.Consejo de Bienestar Rural y el I.A.N. Caracas marzo de
1950.pag.-23

HACIENDAS

PROPIETARIOS

Hect. c/caña

Hect.s/caña

Trabajadores

Total Hectáreas

Central Los Palmares

José. C Colmenares

212

62

274

274

Villa Carmen

Diego Losada

84

141

57

225

Goajira

José Ramos

126

79

150

205

El Molino

José Garmendia

126

74

114

200

San Rafael

Hnos. Tovar Lozada

64

116

82

180

San Francisco

Ángel Yépez

64

96

100

160

Buena Vista

Alberto Garmendia

58

86

50

144

San Pablo

José Tamayo

69

54

100

123

Sta Teresa

Juan Colmenares

10

24

71

34

Sabana Grande

Juan C Colmenares

56

56

75

112

San Pedro

Scs. Manuel Guédez

71

39

82

110

Las Cruces

Sixto Yépez Y

46

63

45

109

Berlín

Rafael García

61

41

80

102

Bella Vista

Scs. Juan Ramos

93

8

80

101

El Arco

Placido Jiménez

53

47

80

100

Sto Domingo

Manuel Guédez

80

19

49

99

Lamedero

Tertuliano Rodríguez

89

6

77

95

San Benito

Genaro Garmendia

75

19

48

94

Las Veritas

Scs. Marcos Saldivia

44

50

80

94

Las Charcas

Juan. J. París

22

72

66

94

Cujisal

Scs. Rafael Álvarez

78

11

70

89

San José

Víctor M Briceño

22

67

40

89

Santa Rita

Sulpicio Garmendia

74

13

50

87

Buenos Aires

Carlos Sequera

47

33

50

80

El Callao

Juan C Jiménez

80

16

80

El Olivo

Jesús M. Garmendia

44

36

45

80

La Pandita

Hnos. Anzola Tamayo

12

66

30

78

La Reforma

J.D. Troconis

40

22

55

62

Buena Vista (Olivo)

Alberto Garmendia

51

11

41

62

La Mejor

Juan M. Yépez

39

21

30

60

El Callao

Alberto Jiménez

20

40

24

60

La Otra Banda

Carlos Cardot

40

14

50

54

La Estrellita

Juan Jiménez

20

25

2

45

Total

 

1990

1591

2263

3581

X- EL TRABAJO EN
LA CAÑICULTURA

La mano de obra utilizada para este tipo de
economía de plantación, fue en un primer momento la
indígena, luego en el siglo XVIII predominaron los
grupos
mestizos. Debemos recordar que en la plantación de la
caña tocuyana la mano de obra esclava negra, si bien no
llegó a ser mayoritaria, tuvo un significativo papel,
existiendo 1.173 esclavos en 1758, que en relación a la
población total de El Tocuyo, la cual era de 6.532
individuos, representaban un 18 %. A partir de la
abolición de la esclavitud el
tipo de trabajo predominante fue de carácter semifeudal. Para graficar el tipo
de trabajo al que estaba sometido el obrero cañamelar,
citamos las palabras de Francisco Tamayo:

"A trabajar, no importa el sudor. No importa las carnes
aporreadas. No importa el dolor. A trabar, a trabajar,. No
importa el llanto ni la queja, ni el grito. No importa la muerte. A
trabajar, a trabajar. (…) Hay que moler la caña, hay que
cocer el guarapo, hay que atizar la hornalla. Hay que batir el
papelón. El trapiche no puede parar. El negocio es el
negocio. Primero los bueyes uncidos al trapiche. Después,
la rueda hidráulica. Giran y más giran el tiempo
sin fin. Tiran los bueyes. Giran la rueda. Muelen las masas.
Cargan los burros. Corre el guarapo. Bulle el Melao. Llenan las
hormas, cuaja el azúcar. Salen los conos de
papelón…

"El trapiche trabaja con agua, sangre y fuego.
Agua en la rueda hidráulica, sangre en el esfuerzo del
hombre y la
bestia. Fuego en la hornalla y en el corazón
del peón."

En forma similar se expresa el bardo Roberto Montesinos:
¨ En el valle del Tocuyo iba creciendo un pueblo. Los
encomenderos en las vegas ubérrimas, se encargaban de
echar las bases de nuestra feudal economía. Descuajan la
selva, edifican el caserón y el ingenio, sustituyen el
conuco por la hacienda de caña reducen la indiada para
convertirla en siervo de la gleba; establecen, de una vez, las
castas sociales ¨.

En 1.926, escribe Roberto Montesinos, lo que a nuestro
modo de ver son los artículos más profundos desde
el punto de vista social y político, en ellos analiza lo
que es el origen de la desigualdad social en El Tocuyo,
allí se refiere a los daños del monocultivo y a la
expropiación de tierras ejidas por particulares,
así como promueve la Educación Rural.
¨ No es legal, según esas leyes, que una
mínima fracción de la colectividad se haya
adueñado de los terrenos del Municipio con la complicidad
de anteriores concejos acomodaticios y complacientísimo.
¨

¨ En otros países pequeñas parcelas
cultivan distintos géneros de plantas y
animales (…)
Podría el Municipio realizar el verdadero catastro de los
terrenos ejidos a fin de emplearlos en esta obra de utilidad
pública que es la enseñanza gratuita y obligatoria. El
proletariado tendría a donde poner a educar a sus hijos y
podría justamente reclamar la parcela que le corresponde
de acuerdo con los usos y fines a que dicho terrenos están
destinados ¨.( ¨El Tocuyo¨ 10-03-1926).

Esta situación social propició en El
Tocuyo una fuerte reacción política, un campesinado
organizado, defensor de sus derechos, que desde la
independencia
enfrentó a los nuevos caudillos, que fue burlada bajo la
promesa Liberal, y que apoyó a los movimientos
políticos de Rafael Montilla, Los Angulo, los hermanos
Vargas, la Gabaldonada, que se organizó en las primeras
células
comunistas, que acompañó a Argimiro Gabaldón
en el frente Guerrillero que se esparció por Lara,
Trujillo y Portuguesa.

Por otro lado el trabajo de los campesinos tocuyanos,
tanto en la parcela como en la hacienda deja de ser , con el
proceso de modernización, una acción
que interrelaciona a todos los miembros del grupo familiar
en forma directa en las actividades productivas pues; por un lado
se diversifica y se complejiza el trabajo en las haciendas y se
requiere más mano de obra debido a la inyección de
capitales y por otro lado, el trabajo en la parcela deja de ser
una práctica familiar debido precisamente a esa demanda de
mano de obra en las haciendas.

Es conveniente señalar que este fenómeno
no es típico de El Tocuyo, pues sus manifestaciones
también ocurrieron en el ámbito nacional.
María Victoria López (1984) expone la
situación de la siguiente manera:

"Los trabajadores campesinos…resultan ser trabajadores
rurales o semilibres, compuestos de innumerables segmentos
aldeanos, explotados por latifundistas absentistas. Sometidos a
un acelerado proceso de desintegración como consecuencia
de la penetración capitalista al campo venezolano, se
extinguen por conversión en proletarios del campo o parte
del lumpen urbano".(1984).López
María.V.s/pg.

No obstante, los cambios generados con las nuevas
relaciones de producción generadas como consecuencia del
tránsito de El Tocuyo netamente agrícola al
agroindustrial es bastante tímida, por cuanto que de la
explotación del peón campesino – caracterizada por
unas condiciones de trabajo infrahumanas, basadas en una larga
jornada laboral
comprendida entre las doce y catorce horas diarias en tiempos de
molienda de la caña en el trapiche y la
desprotección institucional- se pasa a unas condiciones de
trabajo similares pero con otra condición
socioeconómica; es decir, la del obrero .

El "nuevo obrero" llega a tener unas condiciones de
trabajo paupérrimas, sin ningún tipo de seguridad
social e industrial (hasta 1960 cuando la empresa
comienza a otorgar algunos tipos de beneficios a los
trabajadores) por lo que el trabajo se había convertido en
una situación de riesgo permanente
e incluso con mayor índice de peligrosidad que en el
trapiche, aunado a las impericias en el manejo de nuevas
tecnologías. El trabajo a destajo en el que
incurría el peón agrícola y el obrero
industrial en torno a la
producción de azúcar y papelón era, sin
lugar a dudas, una de las formas de absorción de fuerza de
trabajo y de vida que, aún entonces conservaba algunas de
las recurrencias de explotación desmedida en la que
incurre el capitalismo en
su proceso de formación. Y es precisamente esta
desprotección y explotación humana en el seno del
proceso productivo de la industria papelonera y azucarera la que
conduciría a la
organización de las fuerzas productivas en gremios
sindicales.

Finalmente señalaremos que ciertamente el Central
Tocuyo ha constituido desde su instalación una de las
principales fuentes
generadoras de empleos en El Tocuyo. Para 1964 alcanzaba la suma
de 359 puestos de trabajo, las haciendas en conjunto
proporcionaban unos 1.614 y las casas agrícolas unos 475
empleos para alcanzar el total de 2.448 empleos directos;
manteniéndose en el tiempo relativamente igual, pero
distanciándose de la proporcionalidad con respecto a la
población ya que ésta ha experimentado un
crecimiento natural. Después de la industria de la
caña es la empresa
transnacional Nestlé la que emplea a un significativo
numero de personas- doscientas aproximadamente- desde 1957, los
cuales también mantiene relativamente en el tiempo. Con
respecto a la actividad comercial debemos señalar que no
genera empleos de manera significativa ya que en su
mayoría dichos establecimientos son atendidos por el
propio núcleo familiar. Según Lejter (1966), para
el año 1964 las instituciones económicas más
importantes que existían en El Tocuyo eran las
organizaciones bancarias privadas Banco de Venezuela y Banco del
Caribe y entre las del Estado se encontraban el Banco
Agrícola y Pecuario, además de las organizaciones
cooperativas
"La Única"de los cañicultores y la Cooperativa de
Consumo "La Tocuyana". Así mismo menciona la existencia de
tres establecimientos de insumos agrícolas con el nombre
de "Agrícola la Valbanera", Agrícola
Boro","Agrícola Tocuyo C.A", y tres
compañías aseguradoras. En el mismo estudio Lejter
(1966) señala la existencia para 1964 de los siguientes
establecimientos comerciales:

"82 negocios de
víveres, 28 negocios de mercancías y negocios
mixtos, 10 carnicerías, 3 negocios de implementos
agrícolas, 3 ventas de
repuestos para autos, 2
Agencias Funerarias 5 bombas de
gasolina, 2 oficinas de negocios, 2 panaderías, 4
farmacias, 4 pilones , 10 hoteles, 14 talleres mecánicos y
herrerías, 2 materiales de
construcción, 1 mayor de licores,1 Carpintería, 2
Agencias de Bicicletas, 4 Zapaterías, 1 Agencia de
aparatos eléctricos, 5 barberías, 2 billares, 1
gestoría, 1 venta de discos,
1 mueblería, 24 botillerías." p.17.(Lejter Kisner,
Elsa. Una Revolución
Silenciosa. Editorial Senda-Ávila. Caracas
1966.

Finalmente; sin pretensiones deterministas, esta marcada
situación de desigual situación
económico-social señalada ha contribuido a hacer de
El Tocuyo una sociedad donde históricamente ha resultado
difícil un crecimiento y desarrollo armonioso de la misma,
y donde el pujante sector juvenil concibe la realización
de sus metas económicas y sociales futuras a través
de dos formas: la primera, es a través de la capacitación educativa en las diversas
instituciones para esos fines existentes en la localidad, y la
segunda forma es en la emigración hacia otras regiones con
mayores posibilidades de trabajo (generalmente hacia la capital
del estado Lara). En la mayoría de los casos esta
situación es irreversible.

XI- LOS ÚLTIMOS AÑOS

En sus primeros veinte años el central azucarero
representó un avance significativo en la
industrialización del campo tocuyano, llegando a una
producción de más de trescientas mil toneladas, sin
embargo la pérdida de mas de mil de las mejores
hectáreas para realizar la represa Dos Cerritos
,así como la disminución del caudal de agua para
riego, produjeron una severa crisis. Esta
situación se verá agravada por la política
de puertas abiertas a las importaciones y
al control de
precio del
producto.

Como si fueran pocas las dificultades que el contexto
regional y nacional imponían a la cañicultura
tocuyana, debemos agregar las propias situaciones internas del
Central: primero, sus deficiencias en avances
tecnológicos, como todos saben ya era un central viejo
cuando lo traen de Puerto Rico en
1952 y además muy pequeño en su capacidad de
molienda, segundo, a pesar de algunos intentos por
diversificar la factoría mas allá de la
producción de azúcar, poco o nada se logró,
tercero, se acusó un proceso de
burocratización que devoraba el presupuesto del
central, cuarto, toda esta situación llevó a
algunos enfrentamientos internos y desconfianza entre los
cañicultores mucho de los cuales dejaron de suministrar la
materia prima
al central y se fueron a otras factorías mas
lejanas.

A finales de los años setenta el gobierno
nacional decide la nacionalización del Central Tocuyo. A
pesar de esta medida y del proceso de liberación de
precios en el
gobierno de Luis Herrera Campins, pocos cambios se produjeron,
siendo nuevamente privatizada a principio de los años
noventa. En este proceso de privatización la empresa es sacudida por
malos manejos administrativos, capitalistas criollos y luego un
consorcio panameño colapsaron la factoría y
colocaron en quiebra la
empresa dejando en penuria no sólo al trabajador y al
hacendado tocuyano sino también al comercio,
hasta que la presión de
los trabajadores y la colectividad tocuyana hacen que el gobierno
de Hugo
Chávez asume la empresa con capital accionario entre
trabajadores y el gobierno a través del Banco Industrial
De Venezuela, Constituyendo la Azucarera Pío
Tamayo.

Hoy el Central Tocuyo en su devenir histórico es
la Azucarera Pío Tamayo, C.A., propiedad y orgullo de los
tocuyanos, proyecto Bandera del Gobierno Nacional en su
política del sector azucarero. Su reestructuración
comenzó el 21 de marzo de 2001. Es modelo de
cogestión entre trabajadores y cañicultores.
Constituida por: Trabajadores (SERTEAZUCA) 25,5%,
Cañicultores (PROCAMOL) 25.5%, Gobierno Regional (FONDAEL)
24,5% y, Gobierno Nacional (FIV).

Tradicionalmente el Central, hoy la Azucarera, han sido
y son un generador de empleo a nivel
local y regional con gran impacto en la economía de El
Tocuyo, comprobado a lo largo de toda su existencia. El aprendizaje
adquirido por las experiencias vividas a lo largo de las
diferentes crisis de esta industria, ha sido determinante para
comprender la necesidad de objetivos comunes. Esta nueva etapa
fue posible, por la perseverancia de trabajadores, productores y
toda la comunidad de El
Tocuyo, haciendo uso de todo instrumento de lucha ante, el
Alcalde de El Tocuyo, el Gobernador del Estado Lara y hasta el
propio Presidente de la República. La decidida
participación del Padre Teodoro Calles con su huelga de
hambre impactó a la opinión
pública. El resultado fue positivo.

Se constituye Azucarera Pío Tamayo con la
aprobación de un crédito
del Banco Industrial de Venezuela por 6.000 MM,
utilizándose sólo 2.000 MM para la
recuperación y reactivación de la factoría,
4.000 MM se utilizan para cancelar pasivos de la anterior
empresa. La producción en la zafra 2002 fue de 43.910
toneladas de caña y 4.465 de refino, la proyección
era 180.000 de caña y 19.800 de refino. En el 2003 se
molieron 191.970 toneladas y refinaron 5.000, la
proyección era 247.000 y 10.800
respectivamente.

En el 2000 FONDAFA otorgó un Crédito de
Emergencia vista la precariedad en que se encontraban los
cañicultores. En el 2001 entregó recursos para
Fundación, Renovación, Riego por goteo y Mantenimiento.
En el 2002 y 2003 se requirieron fondos para fundación de
2.000 Has que no se recibieron. En el 2004 sólo han
recibido créditos algunas empresas campesinas. La
capacidad instalada de molienda del Central es de 2.400 toneladas
diarias. Es una meta a alcanzar siempre y cuando se ejecute un
plan de inversiones en
materiales y equipos necesarios para hacer más productiva
la capacidad actual. Es indispensable renegociar la deuda con el
BIV. Fundar las 2.000 Has de caña, para pasar de 3.100 Has
sembradas a 5.100 en dos años.

Azucarera Pío Tamayo elabora un producto de
primera necesidad, deficitario en el mercado nacional.
Está en constante recuperación y crecimiento.
Genera confianza en todos los sectores ligados a la
cañicultura regional por los altos rendimientos obtenidos
y el pago oportuno de la producción e insumos. El esfuerzo
mancomunado de los trabajadores en la factoría y de los
productores en el campo hará posible que la
producción del 2004 finalice en 27.000 toneladas de
azúcar. En el 2005 se superarán las 30.000 y en el
2006 se acercarán a las 40.000. En la zafra 2004 se ha
llegado a 9.80% de rendimiento, no obtenido desde la
década de 1960 y difícilmente superado por
algún otro Ingenio azucarero del país en los
últimos años.

Azucarera Pío Tamayo no tiene deudas vencidas con
los trabajadores, los cañicultores y los proveedores de
bienes y servicios. Es autosuficiente para generar los recursos
económicos para su operación, no percibe dinero de
ninguna dependencia oficial. A mediano plazo solventará la
deuda de los créditos. Se encuentra en franco crecimiento,
conoce sus debilidades y está identificada con sus
metas.

bIBLIOGRAFÍA básica

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Janette Garcia Yepez

Pedro Rodiguez Rojas

Historiadores tocuyanos. Profesora UCLA. Profesor
Unesr

CUADERNOS DEL MUSEO 1

FUNDACION FRANCISCO TAMAYO (EDITORES)

DR Pedro Rodríguez Rojas

Universidad Simón Rodríguez

Venezolano. Sociólogo e historiador. Doctor
ciencias
sociales. Coordinador área filosófica y
sociopolítica de la educación UNESR ,
Barqusimeto

Venezolano. Sociólogo e historiador. Doctor
ciencias sociales. Coordinador área

 

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