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Trabajo de lingüística – Círculo lingüístico de Copenhague (página 2)



Partes: 1, 2

2.-LOUIS TROLLE HJELMSLEV

Louis Trolle Hjelmslev (1899-1965), lingüista
danés, maestro indiscutible del Círculo
lingüístico de Copenhague.

Realizó sus estudios de
filología comparada en Copenhague, y más tarde fue
alumno de Antoine Meillet en París. En su primera obra,
Principios de
Gramática general (1928), se notan las
influencias de Ferdinand de Saussure. En 1931 fundó el
Círculo lingüístico de Copenhague. Sus obras
Prolegómenos a una teoría
del lenguaje
(1943); El lenguaje,
escrito en la misma época y publicado en 1963, así
como la serie de artículos recogidos bajo el título
de Ensayos
lingüísticos (1959) construyen su teoría de la
glosemática, que profundiza en algunas de las hipótesis propugnadas por Saussure. La
glosemática otorga una función
central a la forma lingüística y los elementos
lingüísticos analizados vienen definidos por sus
relaciones combinatorias, según el modelo de
análisis fonológico. Sus trabajos,
que elaboran una tipología de los sistemas
semióticos no lingüísticos, han ejercido una
gran influencia en el desarrollo
posterior de las ideas estructuralistas

Louis Trolle Hjelmslev, considera que, la
lingüística, peca de tradición
humanística, le da mucha importancia a los
fenómenos no lingüísticos
(psicológicos, fisiológicos, físicos,
sociológicos…). Lo que Hjelmslev propone es una
lingüística que sólo tome en cuenta las reglas
propias del funcionamiento interno de la lengua.

Según él, la teoría
lingüística debe servir, sobre la base de un
número ilimitado de reglas, a describir y a predecir
cualquier enunciado sin importar la lengua, existente o no. Al
interior del sistema que es la
lengua, el enunciado es visto como un proceso que
consiste en la combinación de elementos. Estos elementos
se entrelazan, y con un conjunto, de relaciones de dependencia.
Son estas relaciones de dependencia que son verdaderamente objeto
de la descripción científica. Estas
relaciones son concebidas como funciones, en el
sentido matemático del término, en la medida en que
se tiene dos variables, una
influencia a la otra.

Hjelmslev define la lengua como un sistema de signos. El
signo es una función donde los dos términos son el
contenido y la expresión. No se trata de dar una
definición psicológica del signo. Hjelmslev se
acuerda de la concepción de Saussure en cual la lengua no
es una sustancia, pero una forma.

Después de haber unido todos estos elementos,
él propone los siguientes términos: la forma del
contenido y la forma de la expresión.

Hjelmslev no se ocupa de la sustancia. Ni la sustancia
del contenido (que correspondería al referente en el
mundo), ni de la sustancia de la expresión. Él se
ocupa esencialmente de la forma.

Forma del contenido: cada lengua impone una forma, es
una especie de filo que se vota sobre la realidad (sustancia). Lo
que vale, es el filo que regresa. Por ejemplo, el espectro de
colores es debido
al hecho que los colores absorben la luz de manera
diferente. Sin embargo, en la realidad, hay un continuum. Las
lenguas fijan el límite en ese continuum: allá, es
verde; allá, es rojo… Antes las lenguas no daban
todos los colores. Así como el latín, no hay una
palabra para designar el color
azul.

Las formas del contenido pueden ser divididas en
elementos constitutivos más pequeños: Hjelmslev los
llama plémères. Si se considera la forma de un
objeto, se puede cortar en elementos más pequeños.
Estos pequeños elementos, los plémères,
constituyen una forma de contenido por su montaje.

Forma de expresión corresponde al significante
saussureano. Esta se descompone también en pequeños
elementos, que Hjelmslev llama 'cénèmes'. Estos son
los equivalentes a fonemas.

Hjelmslev da un nombre común a
plémères y cénèmes: glosemas. La
glosemática tiene como objetivos de
estudiar las variaciones de los cénèmes y las
repercusiones que de estas variaciones conllevan a los
plémères, y, al contrario, estudiar las variaciones
de los plémères, y, las repercusiones que de estas
variaciones conllevan a los cénèmes.

Hjelmslev rebautizo los términos de la
dicotomía saussureana. A la lengua, él prefiere
denominarla como el esquema; para designar el habla, el discurso,
él emplearía el término uso.

3.-
OBRA TEÓRICA

Su libro
más importante, los Prolegomena, fue publicado en 1943.
Supone una crítica
de la metodología utilizada hasta el momento por
la lingüística, que resultaba descriptiva de forma no
sistemática. Hjelmslev propuso una teoría
lingüística cuyo fin eran una lingüística
más general y contribuir a la epistemología general. Al igual que

Saussure (1857-1913), consideró la
lingüística como parte de la semiótica (ciencia de los
signos). Según su análisis, el signo es una forma,
es decir: es posible describirlo empíricamente, pero su
sustancia es ontológicamente especulativa (puede
interpretarse de forma diferente a como quiso el emisor). Un
signo también tiene una función, a la que
están asociados dos elementos, el contenido y la
expresión.

También introdujo la connotación como
elemento no lingüístico de su "cálculo"
del lenguaje, rechazando la prioridad dada tradicionalmente al
estudio de los sonidos (fonética): cuando el sujeto oye
algo, se pone en marcha un proceso cognitivo que traduce las
ondas en datos con
significado. De la misma forma, lo percibido por la vista es
interpretado por el cerebro de forma
inmediata, sin necesidad de ser traducido a una "sustancia"
fonética o en un objeto perceptual concreto.
Hjelmslev afirmaba que para interpretar un signo era necesario
contextualizarlo.

Su concepción de que expresión y contenido
son los mecanismos connotativos generales anticipó la idea
de la escuela de

Greimas de que todo significado es
esencialmente del mismo tipo. Por tanto, las imágenes
artísticas y la literatura no sólo se
construyen de acuerdo con los mismos principios, sino que,
más en general, lo visual y lo auditivo son
idénticos en un nivel profundo.

4.-
VALORACIÓN

Hjelmslev propuso ampliar la aplicación del
análisis técnico, haciendo hincapié en que
el objeto de la lingüística no sólo
debía ser el lenguaje, sino también la
cultura
humana, que lo reinventa continuamente, y la memoria
colectiva de su saber acumulado a través de la lengua.
Este argumento resultó innovador en su momento y
aún se mantiene vivo hoy en día.

5.-EL
CÍRCULO LINGÜÍSTICO DE
COPENHAGUE

Hjemslev padre del circulo de copenhague (1934), para el
lenguaje contiene una estructura
matemática. El signo
lingüístico posee : un PLANO DEL CONTENIDO (semántica, gramática), y un PLANO DE
LA EXPRESIÓN (fonología). Llama "glosemas" a los
rasgos fonológicos no analizables
lingüísticamente; en su "Glosemática" el
sistema lingüístico es biplánico = plano del
contenido : pleretemas, frente al plano de la expresión :
vacío.

Louis Hjelmslev
Lingüista Maestro indiscutible
del
Círculo lingüístico de
Copenhague. Nacido en una familia de
académicos, Hjelmslev estudió
lingüística comparativa en Copenhague, Praga y
París. En 1931 fue uno de los creadores del Círculo
Lingüístico de Copenhague, y colaboró con Hans
Jørgen Uldall en el desarrollo de la
glosemática (dedicada al estudio de
los glosarios con un enfoque científico similar al del
cálculo matemático).

Louis Trolle Hjelmslev considera que, la
lingüística, peca de tradición
humanística, le da mucha importancia a los
fenómenos no lingüísticos
(psicológicos, fisiológicos, físicos,
sociológicos…). Lo que Hjelmslev propone es una
lingüística que sólo tome en cuenta las reglas
propias del funcionamiento interno de la lengua.

Según él, la teoría
lingüística debe servir, sobre la base de un
número ilimitado de reglas, a describir y a predecir
cualquier enunciado sin importar la lengua, existente o no. Al
interior del sistema que es la lengua, el enunciado es visto como
un proceso que consiste en la combinación de elementos.
Estos elementos se entrelazan, y con un conjunto, de relaciones
de dependencia. Son estas relaciones de dependencia que son
verdaderamente objeto de la descripción científica.
Estas relaciones son concebidas como funciones, en el sentido
matemático del término, en la medida en que se
tiene dos variables, una influencia a la otra.

Hjelmslev define la lengua como un sistema de signos. El
signo es una función donde los dos términos son el
contenido y la expresión. No se trata de dar una
definición psicológica del signo. Hjelmslev se
acuerda de la concepción de Saussure en cual la lengua no
es una sustancia, pero una formad después de haber unido
todos estos elementos, él propone los siguientes
términos: la forma del contenido y la forma de la
expresión.

Hjelmslev no se ocupa de la sustancia. Ni la sustancia
del contenido (que correspondería al referente en el
mundo), ni de la sustancia de la expresión. Él se
ocupa esencialmente de la forma.

Forma del contenido: cada lengua impone una forma, es
una especie de filo que se vota sobre la realidad (sustancia). Lo
que vale, es el filo que regresa. Por ejemplo, el espectro de
colores es debido al hecho que los colores absorben la luz de
manera diferente. Sin embargo, en la realidad, hay un continuum.
Las lenguas fijan el límite en ese continuum: allá,
es verde; allá, es rojo… Antes las lenguas no daban
todos los colores. Así como el latín, no hay una
palabra para designar el color azul.

Las formas del contenido pueden ser divididas en
elementos constitutivos más pequeños: Hjelmslev los
llama plémères. Si se considera la forma de un
objeto, se puede cortar en elementos más pequeños.
Estos pequeños elementos, los plémères,
constituyen una forma de contenido por su montaje.

Forma de expresión corresponde al significante
saussureano. Esta se descompone también en pequeños
elementos, que Hjelmslev llama 'cénèmes'. Estos son
los equivalentes a fonemas.

Hjelmslev da un nombre común a
plémères y cénèmes: glosemas. La
glosemática tiene como objetivos de estudiar las
variaciones de los cénèmes y las repercusiones que
de estas variaciones conllevan a los plémères, y,
al contrario, estudiar las variaciones de los
plémères, y, las repercusiones que de estas
variaciones conllevan a los cénèmes.

Hjelmslev rebautizo los términos de la
dicotomía saussureana. A la lengua, él prefiere
denominarla como el esquema; para designar el habla, el discurso,
él emplearía el término uso.

4.-LA ESCUELA DE
LA GLOSEMÁTICA

LOUIS HJELMSLEV

Con el nombre de glosemática se conoce la
teoría desarrollada por el lingüista
danés
Louis Hjelmslev
(1899-1965) –con la colaboración de
Hans J. Uldall– en el marco del
Círculo lingüístico de Copenhague, foro de investigación inspirado en el
Círculo lingüístico de Praga. Esta escuela
lingüística se reconoce explícitamente como
deudora de los aportes de Saussure y, especialmente, de la idea
de que la lengua es un sistema de valores,
entendidos como entidades opositivas, relativas y
negativas.

De las distintas definiciones de lengua brindadas en el
Curso de Lingüística General interesa
especialmente a Hjelmslev aquella que sostiene que la lengua
es forma y no sustancia
. La glosemática basa su
teoría en la profundización de esta idea: la lengua
es una entidad autónoma de dependencias internas, esto es,
en ella importan sólo las relaciones formales entre los
elementos de los distintos niveles lingüísticos,
entendidas como constantes (la forma).

Así, por ejemplo, el fonema /d/
se define dentro del sistema fonológico del español
como una consonante (en oposición a las vocales), que
puede asumir la posición inicial o final de sílaba,
por su posibilidad de ser seguida por otra consonante conformando
grupo
(dragón) y por entrar en conmutación con
determinados elementos que entran dentro de esa categoría
(clave). Estas definiciones alcanzan para capturar el
papel esencial de la d española en el mecanismo
interno de la lengua, es decir, dentro de la lengua considerada
como esquema (el dominio de las
formas puras).

Por otra parte la lengua como realización social
dada, pero independientemente de su manifestación,
constituye la norma, la forma material.

Así la /d/ se define desde esta perspectiva como
una dentoalveolar sonora (opuesta por ejemplo a la /t/,
dentoalveolar sorda): lo que la distingue es una propiedad
positiva, los mínimos diferenciales que le otorgan
cualidades positivas frente a los otros elementos del
sistema.

Por último, desde la perspectiva de la lengua
considerada como uso (conjunto de hábitos) la /d/
se define como dentoalveolar, sonora, oclusiva o dentoalveolar,
sonora, fricativa: esta definición abarca todas las
cualidades registradas en la pronunciación habitual de la
/d/ española. Hjelmslev concluye que de las tres
acepciones de la lengua mencionadas es la que concibe a la lengua
como esquema la más próxima al sentido que se
asigna a esta palabra: así se evita todo el carácter material y se separa lo
verdaderamente esencial de lo accesorio.Por último, el
habla saussureana se denomina acto y no es
más que un documento pasajero y accidental.

De manera muy apretada puede decirse que la
glosemática considera que la lengua es una
semiótica compuesta de dos planos: expresión y
contenido (que corresponden a los planos del signo saussureano:
significante y significado). El signo, desde el punto de vista
interno, es en realidad una función, una entidad generada
por la conexión entre dos funtivos: una expresión y
su contenido o un contenido y su expresión. No hay una
función signo sin que estén presentes
simultáneamente expresión y contenido: por ello la
función signo es en sí misma una entidad solidaria.
En cada uno de los planos del signo es preciso distinguir entre
la forma y la sustancia. Si se comparan expresiones en distintas
lenguas como yo no lo
/I do not
know (inglés)/ ich
weiss es nicht (alemán)/je
ne le
sais pas (francés),
encontramos un factor común –la llamada
materia,el contenido- que así considerada no es
analizable, es una masa amorfa. Esa materia
está ordenada, formada en cada lengua de manera diferente
(para visualizar este aspecto hemos subrayado en los ejemplos los
elementos que realizan la negación en las distintas
lenguas, véase también el orden de las palabras y
la posición de los verbos que están en negrita). Es
decir que cada lengua coloca sus propios límites en
la masa amorfa de pensamiento,
distribuye los elementos de distinto modo y con distinto
énfasis. Retomando la metáfora de Hjelmslev: es
como un único y el mismo puñado de arena que puede
ponerse en distintos moldes, estos moldes son las formas que son
propias de cada lengua, la materia permanece como sustancia
formada para una y otra forma lingüística. Cada plano
del signo, contenido y expresión, está conformado
por una forma y una sustancia, es decir, por propiedades formales
puras y por sustancia conformada.

Un ejemplo en el nivel de la morfología: la zona del número
(materia) se organiza de distinto modo en las diferentes lenguas.
En español, el número se ordena (se forma) en dos
categorías singular y plural; el plural
se realiza mediante los formantes –(e)s y Ø
(casa/casas;papel/papeles; (el) martes/los martes); en
cambio,
algunas lenguas como el griego antiguo, el sánscrito y el
lituano distinguen singular, plural y dual. Esta
distinción se verifica también en el plano de la
expresión: la materia consiste en la totalidad de los
sonidos pronunciables, por ejemplo, el continuum vocálico
constituye una zona fonética de materia, que se forma de
distinta manera en las distintas lenguas, en dependencia de las
funciones específicas de cada una: así mientras que
el sistema vocálico del español se compone de cinco
vocales, el alemán presenta ocho.

El análisis interno de los planos del signo
lingüístico lleva al reconocimiento de elementos
menores en cada uno de ellos: así, una palabra como
irremediable puede dividirse en distintos elementos
menores portadores de significado
(iremedi-(a)ble), que se emplean en
otros signos (irreductible) y, a su vez, pueden
distinguirse dentro de –ble otros elementos, sin
significado –los fonemas- , que sirven para construir otros
formantes. En cada plano del signo pueden identificarse no
signos, llamados en la teoría figuras del contenido y
de la expresión
, cuyo número es limitado y que
sirven para construir nuevos signos. Las lenguas, por su
finalidad, son primera y principalmente sistemas de signos, pero
por su estructura interna son algo diferente: son sistemas de
figuras que pueden usarse para construir signos.

La propuesta de Hjelmslev revela la fuerte influencia de
los lógicos del Círculo de Viena, que aplicaron los
métodos y
el simbolismo de las matemáticas a los estudios sobre el
lenguaje. La teoría lingüística debe poder dar
cuenta del sistema de todas las lenguas: se trata de un sistema
formal de premisas que busca descubrir y formalizar la estructura
de una lengua, independientemente de cualquier realidad
extralingüística y de todas sus posibles
manifestaciones.

La teoría exige el cumplimiento de un principio
metodológico que se denomina "empírico" y que
sostiene que la descripción debe cumplir con las
condiciones de ser autoconsistente (no contradictoria),
exhaustiva y lo más simple posible. En consonancia con
este principio, la teoría elige preferentemente el
procedimiento
deductivo, que parte de las clases para llegar a los componentes
pero admite la posibilidad de incluir también el método
inductivo.

BIBLIOGRAFÍA

  • Hjelmslev, Louis (1971). Prolegómenos a una
    teoría del lenguaje. Madrid:
    Gredos.
  • Hjelmslev, Louis (1928). Principios de
    gramática general
  • Hjelmslev, Louis (1943). Principios fundamentales del
    lenguaje

 

INTEGRANTES:

Alegre Mendoza Gianinna

Huárez Aréstegui Frank

Murgueitio Torres César

Chanduvi Silva Miguel Angel

Ormeño Joya Odaliz

Partes: 1, 2
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