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Perfil Cardíaco



Partes: 1, 2

    1. Músculo
      cardiaco
    2. Infarto agudo al
      miocardio
    3. Referencias
      bibliográficas
    4. Anexos

    I.-MÚSCULO CARDÍACO

    El músculo cardiaco (Fig. 2) está formado
    por células
    musculares ramificadas, que poseen uno o dos núcleos y que
    se unen entre sí a través de discos intercalares.
    (Fig. 3)

    Los discos intercalares son los sistemas de
    unión que asocian a las células musculares
    cardiacas para formar las fibras del miocardio, estas estructuras se
    encuentran en regiones de la membrana donde los extremos de dos
    células se enfrentan y se ubican en lugar de un disco Z.
    Los discos intercalares presentan una porción transversa,
    en la cual se ubican dos tipos de uniones intercelulares: la
    fascia adherens es un tipo de unión propia del corazón,
    su estructura es
    semejante a la de las zonas de adhesión de los
    epitelios.

    Estas estructuras anclan filamentos de actina a la
    membrana plasmática y también unen las membranas de
    células adyacentes; de esta manera se asocian el aparato
    contráctil de cada célula con
    el de la célula
    vecina y la mácula adherens corresponde a desmosomas
    típicos que se ubican en las porciones transversas y
    paralelas del disco, anclan filamentos intermedios de la fibra
    cardiaca y participan junto con la fascia adherens, en la
    adhesión de las membranas plasmáticas de
    células vecinas.

    Las uniones de comunicación (nexos o gap junctions),
    corresponden a sitios que permiten el paso de iones y
    moléculas pequeñas desde el citoplasma de una
    célula a la célula vecina.

    Fig. 2 Músculo cardiaco Fig. 3
    Discos Intercalares

    http://escuela.med.puc.cl/paginas/Cursos/segundo/histologia/HistologiaWeb/paginas/mu33325.html

    A diferencia del músculo esquelético, las
    fibras musculares cardiacas corresponden a un conjunto de
    células cardiacas unidas entre sí en
    disposición lineal. Las células musculares
    cardiacas, tienen el núcleo ubicado al centro del
    citoplasma y presentan estriaciones transversales, similares a
    las del músculo esquelético. El retículo
    sarcoplásmico no es muy desarrollado y se distribuye
    irregularmente entre las miofibrillas, que no aparecen claramente
    separadas. Sin embargo, las mitocondrias que son muy numerosas,
    están distribuidas regularmente dividiendo a las
    células cardiacas en miofibrillas aparentes. Las
    células están rodeadas por una lámina
    externa, comparable a la lámina basal de los
    epitelios.

    Estructuralmente, las miofibrillas del músculo
    cardiaco, son iguales a las del músculo
    esquelético. Los túbulos T del músculo
    cardiaco son de mayor diámetro que los del músculo
    esquelético y se ubican a nivel del disco Z. Los
    túbulos se asocian generalmente con una sola
    expansión de las cisternas del retículo
    sarcoplásmico. La característica del músculo
    cardiaco son las diadas, compuestas de un túbulo T y de
    una cisterna del retículo sarcoplásmico.

    CONTRACCIÓN MUSCULAR

    El músculo cardiaco se contrae de forma
    involuntaria como el músculo liso. En el corazón
    existen unas fibras especializadas que producen potenciales de
    acción
    espontáneamente, a una frecuencia de 60 por minuto
    aproximadamente.

    Estos potenciales de acción se propagan a las
    demás fibras a través de conexiones
    eléctricas que comunican a todas las fibras del
    corazón. En el corazón existe inervación
    simpática que acelera la contracción y
    parasimpática que la vuelve lenta.

    Los músculos transforman la energía
    química
    del ATP en fuerza o
    movimiento. En
    el músculo existen filamentos finos (formados por actina,
    troponina y tropomiosina) y filamentos gruesos (formados por
    miosina) que forman haces que se entrelazan entre sí.
    (Fig. 4)

    Fig. 4 Filamentos finos y
    gruesos

    Cuando llega un potencial de acción por los
    axones de los nervios motores se libera
    el neurotransmisor acetilcolina en las sinapsis de estos axones
    con las fibras musculares. La acetilcolina se une a receptores,
    que producen un potencial de acción en la fibra muscular
    estimulando la liberación de calcio desde las cisternas
    del retículo sarcoplásmico. El calcio liberado se
    une a la troponina de los filamentos finos lo que modifica la
    posición de la tropomiosina que descubre la región
    de la actina en la que esta proteína se puede unir con la
    miosina. La miosina se une con la actina, y establece puentes
    entre los filamentos finos y gruesos haciendo que estos se
    deslicen entre sí, lo que produce acortamiento de la fibra
    muscular.(Fig.5) El calcio es rápidamente recaptado por
    las cisternas del retículo sarcoplásmico y la fibra
    muscular se relaja.

    Fig. 5 Mecanismo de la contracción
    en el músculo esquelético

    BASES MOLECULARES DE LA CONTRACCIÓN
    MUSCULAR

    La cabeza de miosina que carece de un nucleótido
    unido, se encuentra estrechamente unida al filamento de actina.
    La unión de ATP a la cabeza de la miosina, reduce la
    afinidad de esta por la actina. La hidrólisis parcial del
    ATP (durante la cuál ADP + Pi permanecen unidos a la
    miosina), activa la cabeza de la miosina que experimenta un
    cambio
    conformacional y se desplaza respecto del filamento fino. La
    miosina activada hace contacto con una molécula de actina
    y se une a ella produciéndose liberación de
    Pi.

    Una vez unida a la actina, la miosina experimenta un
    nuevo cambio conformacional que se traduce en desplazamiento del
    filamento fino y en la liberación de ADP. De esta manera
    cada cabeza de miosina se desplaza hacia el extremo positivo del
    filamento fino adyacente. Mientras la concentración de
    calcio sea alta y exista ATP disponible, los ciclos de
    formación de puentes actina-miosina continúan y el
    sarcómero se contrae. En ausencia de ATP el complejo
    actina-miosina se estabiliza.

    REGULACIÓN DE LA
    CONTRACCIÓN

    La contracción muscular está regulada por
    variaciones en los niveles citosólicos de Ca++ , lo que
    afectan las interacciones entre las cabezas de miosina y los
    filamentos de actina a través de las dos proteínas
    accesorias asociadas a la actina en el filamente fino:
    tropomiosina y troponina.

    En el músculo en reposo la concentración
    citosólica de Ca++ es de 10-7 M, la miosina no puede
    asociarse a la actina debido a que los sitios de unión
    para las cabezas de miosina en la G-actina, están
    bloqueados por la tropomiosina. Al aumentar las concentraciones
    citosólicas de Ca++ a 10-5 M, la subunidad TnC de la
    troponina une Ca++, produciéndose un cambio conformacional
    en la molécula de troponina y el desplazamiento de la
    molécula de tropomiosina hacia la parte más
    profunda de la hendidura de la hélice de la actina. Como
    resultado, los sitios en la G-actina, capaces de interactuar con
    las cabezas de la miosina quedan libres.

    Las variaciones en las concentraciones de Ca++, se
    producen en respuesta a los estímulos nerviosos que
    inducen la contracción muscular y que actúan
    desencadenando la liberación de Ca++ desde el
    retículo sarcoplásmico hacia el citosol.

    II.-INFARTO AGUDO
    AL MIOCARDIO

    La OMS ha definido, clásicamente, el Infarto, al
    cumplimiento de 2 de los 3 criterios que se exponen a
    continuación:

    • Criterio clínico de dolor torácico,
      característico de Isquemia
      Miocárdica.
    • Criterios electrocardiográficos.
    • Criterios de proteínas enzimáticas,
      liberadas por el miocardio dañado: CK Total, CK-MB y
      LDH.

    Un porcentaje, no despreciable, de los pacientes con
    Infarto Agudo de Miocardio: no presentan sintomatología
    (sobre todo, diabéticos o personas mayores), la
    sintomatología es atípica, con dolores
    referenciados a otros órganos. Así mismo, el ECG de
    algunos pacientes con Infarto Agudo de Miocardio es normal,
    muestran tan solo cambios específicos de
    repolarización.

    Esto hace que un grupo de los
    pacientes, que sufre un Infarto Agudo de Miocardio, quede fuera
    de la definición del mismo, marcada por la OMS.

    En el examen anatomopatológico, el IAM, pone de
    manifiesto, transcurridas alrededor de unas 6 horas de la
    oclusión arterial, la presencia de zonas más o
    menos grandes de coagulación o necrosis de las bandas de
    contracción.

    Microscópicos: Necrosis focal.

    Pequeños: Necrosis de menos del 10% de la masa
    del ventrículo izquierdo.

    Medianos: Necrosis entre el 10 y el 30% de la masa
    ventricular izquierda.

    Grandes: Necrosis mayores del 35% de la masa ventricular
    izquierda.

    El término Infarto de Miocardio, debe ser
    completado con otro subtérmino:

    Agudo: Existe un infiltrado polinuclear del tejido
    afectado.

    En evolución: Existe un infiltrado mononuclear
    y un proceso
    fibroblástico de la zona.

    Cicatrizado: Hay una ausencia de infiltración
    celular en un tejido cicatricial.

    Todo este proceso descrito, necesitaría entre 5 y
    6 semanas para completarse.

    DEFINICIÓN

    El infarto agudo al miocardio representa la
    manifestación más significativa de la

    Cardiopatía isquemica, siendo consecuencia de
    trombosis sobreagregada a la

    ateroesclerosis coronaria. Hay una larga lista de otras
    causas de esta condición que no tiene la relevancia
    epidemiológica de la ateroesclerosis.

    Su frecuencia ha aumentado en el mundo y en nuestro
    país por la disminución de las enfermedades
    infectocontagiosas como por aumento real de su
    prevalencia.

    Desde un punto de vista fisiopatológico el
    proceso se inicia cuando una placa blanda sufre de erosión o
    fisuración con la consiguiente exposición
    del material subyacente constituido por lípidos,
    células inflamatorias tipo linfocitos, monocitos,
    macrófagos, musculares lisas que son activadas a
    través de mediadores del tipo de tromboxano A2, ADP, FAP,
    trombina,

    Factor tisular, radicales libres; lo que lleva a
    activación del proceso de coagulación con
    adhesión y agregación de plaquetas y
    generación de un trombo oclusivo con fibrina y abundantes
    glóbulos rojos, que provoca isquemia hacia distal del vaso
    comprometido si no hay circulación colateral.

    En el proceso de fisuración o erosión
    estarían involucradas algunas citoquinas que
    inhibirían el proceso de formación de la capa
    fibrosa que cubre la placa ateroesclerótica
    haciéndola mas susceptible de ruptura por la acción
    de enzimas generada
    por los macrófagos tales como metaloproteinasa del tipo de
    colagenasa, gelatinasa, elastasa, etc.

    La isquemia así generada lleva al proceso de
    necrosis del tejido distal a la obstrucción con los
    consiguientes cambios estructurales de la membrana celular y de
    su estructura fibrilar, que llevan a la pérdida de
    capacidad contráctil y que dependiendo de la
    extensión del compromiso puede llevar a la falla cardiaca
    irreversible.

    CUADRO CLÍNICO

    El síntoma eje lo constituye el dolor del tipo
    anginoso pero que se prolonga en el tiempo a
    más de 20 minutos y habitualmente de mayor intensidad
    usualmente acompañado de síntomas neurovegetativos
    del tipo de sudoración fría, sensación de
    angustia y de muerte
    inminente. En un tercio este síntoma puede estar ausente o
    ser menos relevante, en especial en pacientes ancianos y en
    diabéticos, en quienes la manifestación puede ser
    de insuficiencia cardiaca aguda, lipotimia, bloqueos
    aurículoventriculares, crisis de
    taquicardia

    paroxística; por último puede ser
    absolutamente asintomático siendo pesquisado
    posteriormente como un hallazgo en el electrocardiograma o
    ecocardiograma.

    Habitualmente el cuadro se inicia en ausencia de
    factores precipitantes y con tendencia a manifestarse con
    periodicidad circadiana. Ocasionalmente existen síntomas
    prodrómicos que pueden presentarse algunos días o
    semanas previas al cuadro agudo, o manifestarse después de
    un cuadro de angina inestable como ocurre en el 10-20% de los
    casos.

    Otros síntomas que pueden estar presentes son los
    mitos,
    náuseas, debilidad, mareos, vértigos,
    palpitaciones.

    DIAGNÓSTICO

    Los cuadros agudos de compromiso respiratorio como son
    la neumonía y embolia pulmonar pueden llevar a
    confundir el diagnóstico; la signología pulmonar
    o la aparición de expectoración sanguinolenta, la
    relación del dolor con los movimientos y la tos, junto a
    la ausencia de cambios del electrocardiograma, nos
    permitirán el correcto diagnóstico. Los cuadros
    abdominales altos constituyen otra situación que puede
    confundir, especialmente en los infartos inferiores en que los
    vómitos y el dolor de ubicación epigástrica
    es frecuente.

    Las pericarditis aguda también pueden prestarse a
    confusión, tanto por la ubicación del dolor como
    por los cambios del electrocardiograma que pueden presentarse.
    Aquí el antecedente de infección viral previa,
    fiebre previa
    más alta, relación del dolor con los movimiento
    respiratorios y la presencia al examen de frotes, permiten
    habitualmente hacer la diferencia.

    Otro cuadro agudo que hay que tener en mente es la
    disección aórtica, cuadro de gran dramatismo tanto
    por su presentación como por su pronóstico, que es
    relevante descartar porque las terapias de reperfusión
    están contraindicadas en estos casos. El cuidadoso examen
    clínico nos permite habitualmente hacer la diferencia
    teniendo en cuenta la diferencia de pulsos, persistencia de
    hipertensión, caída de hematocrito,
    y por último, ante la sospecha, la presencia de
    ensanchamiento del mediastino en la radiografía de
    tórax.

    Al examen físico el paciente con infarto suele
    apreciarse inquieto, pálido, sudoroso, con cifras de
    presión
    variables,
    habitualmente taquicárdico; en la auscultación
    puede apreciarse con alta frecuencia la presencia de un cuarto
    ruido y,
    dependiendo de la extensión del infarto, un galope que
    manifiesta la disfunción ventricular. También se
    puede auscultar un soplo de insuficiencia mitral por
    disfunción isquémica del músculo papilar. La
    fiebre, los frotes pericárdicos y otros hallazgos
    generales al examen físico, son poco
    habituales.

    Uno de los factores más importantes en la
    sobrevida después de un infarto de miocardio es el grado
    de disfunción ventricular izquierda. Así, en 1967
    KILLIP propuso una clasificación pronostica basada en la
    presencia y severidad de congestión pulmonar y presencia o
    ausencia de tercer ruido al ingreso: Clase I:
    ausencia de ruidos pulmonares y de tercer ruido, cuya mortalidad
    en promedio era de 8%; Clase II: presencia de ruidos pulmonares
    en la mitad inferior de los campos pulmonares y puede o no estar
    presente el tercer ruido, cuya mortalidad alcanza al 20%; Clase
    III: presencia de congestión pulmonar en todo el campo
    pulmonar con frecuente edema
    pulmonar, cuya mortalidad alcanza al 30-40%; Clase IV :
    presencia de shock cardiogénico, cuya mortalidad
    aún alcanza a 60-70%.

    Esta clasificación tiene sentido siempre que
    permita tener una conducta
    más agresiva en los caso de mayor severidad.

    DIAGNÓSTICO

    El electrocardiograma es la herramienta
    diagnóstica fundamental que permite confirmar la hipótesis en la gran mayoría de los
    casos. Iremos a observar el desnivel del ST y su ubicación
    que nos dirá la localización del infarto, que en
    los casos de infarto con supradesnivel de ST debe tener al menos
    1 mm en al menos 2 derivaciones contiguas. En los casos de
    infarto inferior recordar tomar derivaciones derechas para el
    diagnóstico de compromiso de ventrículo derecho que
    debe tenerse en cuenta al momento de tomar medidas
    terapéuticas. La presencia de onda Q en el
    electrocardiograma nos habla habitualmente de mayor tiempo de
    evolución del cuadro y pérdida de tejido
    contráctil.

    También en ocasiones se manifiesta
    electrocardiográficamente a través de la presencia
    de un nuevo bloqueo completo de rama izquierda.

    Las determinaciones de marcadores séricos
    permitirán el diagnóstico retrospectivo de infarto
    en los pacientes con supradesnivel y el diagnóstico
    diferencial de infarto o angina inestable en aquellos sin
    supradesnivel. Para esto contamos con una serie de marcadores
    dentro de los que destacan la creatinquinasa, en especial su
    fracción MB; mioglobina, las troponinas I y T que son las
    únicas efectivamente cardioespecifícas y que
    además se mantienen por tiempo más prolongado,
    permitiendo el diagnóstico hasta una semana después
    del cuadro agudo.

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