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Comparación del Test de Bender con el rendimiento escolar. Una crítica a la evaluación



Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Antecedentes
    3. Marco de
      referencia
    4. Demostrar la
      importancia del Test de Bender en la maduración del
      niño a nivel preescolar
    5. Aplicaciones
      del Test de Bender
    6. Estandarización
      del Test Gestáltico Visomotor
    7. El Test de
      Bender como instrumento predictivo
    8. Planteamiento del
      problema
    9. Conclusiones

    RESUMEN:

    Resultados de la comparación de los resultados
    obtenidos en el Test de Bender
    con la evaluación
    obtenida por el profesor, que
    pone de manifiesto la falta de objetividad en la
    asignación de una calificación.

    ANTECEDENTES

    La evaluación no nace en la práctica
    educativa ni en el seno de la relación educativa; al
    contrario, surge como un instrumento social. La evaluación
    no nace en la relación de transmisión, acto escolar
    que coloca al sujeto ante la posibilidad de adquirir
    conocimientos ya establecidos

    Antes de la Edad media no
    existía nada en la práctica educativa que
    permitiera inferir en ella la existencia de la evaluación.
    Durkheim, en
    su historia de la
    educación y de las doctrinas pedagógicas,
    expresa que en la universidad
    medieval aparece la evaluación vinculada con la
    práctica escolar.

    Para Comenio la evaluación juega un papel
    metodológico. Es muy interesante este sentido
    metodológico de la evaluación porque sus resultados
    no se califican ni permiten una promoción. Esta cuestión aunada a la
    prescripción del autor de no castigar a causa de los
    estudios, porque sólo se generaría una
    aversión hacia ellos, coloca al método en
    el centro del trabajo
    docente.

    Por otro lado uno de los tests psicológicos
    más empleados en la práctica clínica y
    psicopedagógica es, el test gestáltico vasomotor
    elaborado por Lauretta Bender en 1938. Este instrumento de
    medición psicológica, originalmente
    se construyó para diagnosticar problemas en
    la percepción gestáltica y desde su
    construcción hasta la década de los
    60’s su empleo fue
    casi exclusivo con pacientes psiquiátricos
    adultos.

    A partir de esta década y de la
    publicación del libro "el test
    gestáltico visomotor para niños"
    de Koppitz (1963) su mayor utilización y difusión
    fue con niños escolares, esto ocurrió en diversos
    países.

    Su uso con niños escolares se ha llevado a cabo,
    tanto para evaluar su nivel de maduración en la
    percepción visomotriz como para predecir el nivel
    intelectual, los problemas en el rendimiento escolar, la
    disfunción cerebral mínima y los problemas
    emocionales. La gran cantidad de estudios realizados con el test
    gestáltico visomotor de Bender permite afirmar que
    aún conserva la suficiente validez como para ser una de
    las técnicas
    más empleadas para el Psicodiagnóstico.

    Dado lo anterior se espera que los resultados obtenidos
    de comparar los resultados de ambas formas de evaluación
    nos permita establecer una crítica
    fundamentada de la actual forma de valuación del
    aprovechamiento general por calificación que da lugar a un
    gran numero de espacios para que se aplique el criterio subjetivo
    del docente.

    MARCO
    DE REFERENCIA

    LA EVALUACIÓN

    La evaluación no nace en la practica educativa ni
    en el seno de la relación educativa; al contrario, surge
    como un instrumento social. Emerge, hacia el año 1200
    antes de nuestra era, como un problema de la burocracia
    china en la
    selección de personas para el servicio de
    una casta a otra. Así lo reporta Max Weber
    cuando, en Economía y sociedad
    expresa:

    "Para eludir la constante amenaza de apropiación
    de cargos, impedir la formación de clientelas y de
    monopolios de notables, el poder
    patrimonial de la China imperial tomó estas medidas: 1)
    Nombramientos a corto plazo; 2) Exclusión del cargo donde
    el funcionario tenía parientes; 3) Vigilancia de
    espías, agregando por primera vez en la historia la exigencia de
    evaluación".

    Este dato es importante en tanto que permite demostrar
    que la evaluación no nace en la relación de
    transmisión. Se llama transmisión al acto escolar
    que coloca al sujeto ante la posibilidad de adquirir
    conocimientos ya establecidos. La evaluación nace como
    otra exigencia, la social, y ciertos vicios de este surgimiento
    los incorpora en su tránsito a la
    educación.

    Antes de la Edad media no existía nada en la
    práctica educativa que permitiera inferir en ella la
    existencia de la evaluación. Durkheim, en su historia de
    la educación
    y de la doctrina pedagógicas, expresa que en la
    universidad medieval aparece la evaluación vinculada con
    la práctica escolar. Pero añade tres
    precisiones:

    1. Sólo hay tres evaluaciones: la de bachiller,
      la de la licenciatura y la de doctorado. Así no se puede
      hablar de una evaluación continua.
    2. Sólo se dejaba presentar evaluaciones a
      aquellos candidatos de los que se estaba seguro que
      podían salir airosos. No se puede negar que
      detrás de esta práctica hay un cierto control
      social, pero el control no se da en el propio acto de la
      evaluación.
    3. Es necesario recalcar que una función
      de esta evaluación, es mostrar en público el
      grado de madurez intelectual que adquirió un
      estudiante.

    Al respecto conviene recordar que la universidad
    medieval no es una institución del Estado
    nacional; esa universidad no equivale a la universidad
    contemporánea. La evaluación no era exactamente el
    instrumento que califica o acredita, sino un instrumento que
    muestra en
    público el grado, el dominio de
    habilidades cognoscitivas que ha desarrollado un sujeto.
    Según Durkheim, hacia el siglo XV, la evaluación se
    pervierte en las universidades, cuando se vuelve un espacio para
    ridiculizar al sujeto, formularle preguntas que lo pongan en
    aprietos, hacer lucir al jurado en detrimento de que el individuo
    muestre su conocimiento,
    y de la manifestación pública de la madurez
    académica que ha adquirido.

    En el siglo XVII con la génesis de la didáctica durante el conflicto
    Reforma-Contrarreforma, surgen dos procesos
    divergentes de institucionalización de la
    evaluación: en uno se considera un problema
    metodológico (Comenio en su Didáctica Magna, 1657), en otro, una
    supervisión permanente (La Salle en la
    Guía de las escuelas cristianas, 1720).

    Según Foucault, La
    salle establece la evaluación como un instrumento de
    vigilancia continua e ininterrumpida. Hay que hacer una
    evaluación de cada asignatura cada día de la
    semana, con lo que todos los días de la semana se realizan
    evaluaciones. Los resultados son entregados semanalmente por el
    director, en donde se estimula a los que obtienen mejores
    resultados y se reprende en público a quienes se
    atrasan.

    Para Comenio la evaluación juega un papel
    metodológico. En la propuesta educativa de este autor, el
    maestro posee el método como instrumento profesional. Su
    resguardo para trabajar con el alumno es el método y la
    evaluación forma parte de lo metodológico. Pero
    ¿qué sentido guarda el método es esta
    propuesta? Se trata de que el maestro enfrente cualquier problema
    de aprendizaje
    desde lo metodológico. Esto explica algunas
    prácticas que sugiere Comenio en relación con la
    evaluación, tales como que, una vez resuelto éste,
    se pida a un alumno que desafíe a otro y ambos den en
    público la respuesta; y, al mismo tiempo, se le
    exige al educador que cuide que todos los demás alumnos
    corrijan en sus cuadernos, de manera que después de dos o
    tres emparejamientos <<nada quede por corregir en
    ellos>>.

    Es muy interesante este sentido metodológico de
    la evaluación porque sus resultados no se califican ni
    permiten una promoción. Esta cuestión aunada a la
    prescripción del autor de no castigar a causa de los
    estudios, porque sólo se generaría una
    aversión hacia ellos, coloca al método en el centro
    del trabajo docente.

    Esto es lo que los pedagogos formados en la
    tradición humanista le cuestionan a la aparición
    contemporánea de la evaluación. Hernández
    Ruiz expresa que, cuando aparece la evaluación
    contemporánea en la educación (esto es, cuando
    aparece la evaluación desligada del método, ya sea
    como la parte final de la enseñanza, ya como la parte que otorga la
    promoción), el maestro se deja llevar por un facilismo
    pedagógico. En este facilismo pedagógico, cuando el
    alumno no entiende, se lo manda a evaluación y cuando no
    quiere estudiar, lo obligan mediante la
    calificación.

    Incluso Müller expresa que en siglo XIX, con la
    aparición de la calificación, los alumnos perdiendo
    el placer de aprender, porque se preocuparon sólo por lo
    que se tomaba en cuenta en la evaluación final. En este
    sentido, se perdió la posibilidad de discutir y entender
    un conocimiento.

    Es necesario reconocer que las calificaciones no
    estuvieron ligadas, ni a la acción
    educativa, ni a la historia de la educación. Su origen es
    social y se remonta a la exigencia del Estado nacional de
    certificar (mediante un diploma) los conocimientos adquiridos en
    la escuela. Esta
    situación ocasionó que en el siglo XIX se separase
    la evaluación de la metodología y se convirtiese en una
    instancia independiente a posteriori de la cual se deriva una
    calificación como promoción.

    Este conjunto de problemas hace imposible que la
    evaluación cumpla necesariamente su rol
    educativo.

    Otra veta de la historia de la evaluación
    consiste en establecer una genealogía de algunos conceptos
    claves. Para ello se puede analizar la separación temporal
    que existe entre evaluación, acreditación y tests.
    Se presenta previamente un esbozo de la incorporación de
    la evaluación en la universidad medieval y la
    modificación de su sentido en el conflicto
    Reforma-Contrarreforma, así como la aparición de la
    calificación en el siglo XIX.

    Por su parte en el siglo XX la teoría
    del test incorpora la suposición de medir un aprendizaje.
    Así, el paso de la pedagogía humanista a la pragmática
    significa el transito de una noción amplia de
    formación hacia otra de aprendizaje como cambio de
    conducta,
    susceptible de ser medible y verificable. El aprendizaje
    dejó de ser una cualidad y se convirtió en una cosa
    cuantificable que puede ser medible. La incorporación de
    la teoría del test en la práctica escolar implica
    la aceptación de una visión experimental de los
    programas de
    estudio: muestrear el contenido, validar instrumentos, determinar
    atributos y operaciones,
    aplicar la estadística
    descriptiva para valorar el instrumento y asignar la
    calificación.

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