Pedro Carmona Estanga
Presidente (e) de Venezuela
11 al 13 de abril de 2002
Introducción
Los que manejan la mecánica
cuántica, nos refieren sobre temas acerca de la
existencia de viscosidades, velocidades de fluidos, constancia de
la energía, la masa y, los fluidos reales e ideales.
Piensan que estos fluidos se mueven en forma laminar y
turbulenta. Además, el mundo físico que conocemos
contiene sólidos, líquidos, gases y los
plasmas ─recientemente descubiertos y "fabricados" en
nuestros laboratorios─. Incluso nos advierten sobre una
nueva fuerza llamada
"fuerza de casimir" (así no los comunica Rafael Aparicio
Sánchez en su trabajo
publicado en Internet en
Monografías.com intitulado "Extractos de Pasos
Filosóficos hacia una Unificación de la Física".
Esta teoría
(nos acota el autor), comienza con la hipótesis del fluido "éter
cuántico" que está compuesto por
partículas extraordinariamente pequeñas
─infinitesimales─ que se mueven a una velocidad
extremadamente rápida. Lo hacen en todas las direcciones,
en forma constante y rectilínea* Una
partícula de este fluido ─nos relata el propio
Aparicio─, podría atravesar todo tipo de materia; pero
su reacción no sería igual ante todo tipo de
"partículas atómicas conocidas", con lo que
llegaríamos a la idead del verdadero átomo de
Demócrito.
Utilizamos para ello, el ejemplo dado por el propio
Aparicio con relación al agua del grifo
para demostrar la existencia de las cuatro fuerzas al exponer lo
siguiente: "Si te acercas a un grifo y abres totalmente la
manivela, el agua
caerá a toda velocidad. Podrás verificar que se
produce un fenómeno simple: si pones los dedos
índices en el caudal saliente, verás que tienen la
tendencia a "pegarse". Es el efecto Venturi-Bernonilli. El fluido
al pasar por entre los dedos produce una depresión.
Una vez puestos (y ya mojados), puedes comprobar algo más:
si pruebas a unir
los dedos, hay una fuerza que tiende esta vez a alejarlos. Si
haces suficiente fuerza, los puedes unir. Pero ahora una vez
unidos, verás que el agua hace que sea un poquito
más difícil separarlos que si no estuvieran bajo el
agua". Este fenómeno ─continúa
Aparicio─, fue descubierto por Prandt en 1904 ─antes
de la Teoría de la Relatividad Espacial de
Einstein─, quien lo denominó "capa límite
laminar". Ello hace ─según J. K. Vernard─,
que haya sido posible en gran parte el desarrollo de
las alas de los aviones modernos y el diseño
de turbinas de gas y compresores.
Pienso en lo que a nosotros nos interesa (ajenos a la
mecánica cuántica y de su
teoría de fluidos en cuanto al éter cuántico
se refiere), es en primer lugar, la existencia real y
física de un espacio vacío dentro del cual opera el
movimiento de
estas partículas infinitesimalmente pequeñas; es
decir, el reconocimiento filosófico y científico de
la existencia misma del vacío como espacio real y
conocido.
El eminente iusfilósofo Juan Bautista Fuenmayor
(a quien el Tribunal Supremo de Justicia
homenajeó con una obra en memoria al
centenario de su nacimiento el pasado año 2005), cuando se
refirió al conocimiento
jurídico concluyó magistralmente con la siguiente
sentencia: "Todo lo que se diga del conocimiento en general,
es aplicable al conocimiento filosófico y, por tanto, a la
Filosofía del Derecho".
La existencia de universos paralelos, universos
múltiples y universos "bebés" dentro de la
cosmología y de las teorías
matemáticas, es reconocida por el
desarrollo de la filosofía de la ciencia
planteada por Carnal, Ayer, Reichenbach, Ramsey, Hempel y otros.
El mismo es derivado de una estructura
lógica
(revelada por la matemática
y a la cual haremos referencia seguidamente); y por otra
física (dada por la física de partículas que
tratamos con los éteres cuánticos y por las altas
energías).
En el caso de nuestro universo que
podríamos denominar m, existen otros m2, m3, m4, etc. Los
infinitos universos se expresarían – m,
– m2, – m3, y así sucesivamente; por lo que
según Alarcón no existiría la nada, ya que
esta definición de – m se nos presenta en una
infinitud in toto. Por ello, nos afirma lo siguiente:
"La "nada" no es el vacío de la física. Se sabe
que el vacío absoluto no existe. Hay partículas y
fluctuaciones del espacio tiempo en ese
vacío". Mientras el vacío ─según
Alarcón─ es idealizado como un espacio completamente
libre de campos y de materia; en el caso de la física se
considera vacío al espacio con depresión. Para
cuantificar este grado de depresión, Alarcón nos
refiere lo siguiente: "Según la magnitud de la presión se
distingue entre vacío tosco (hasta 1 torr), vacío
fino (entre 1 y 10-3 torr), vacío alto (entre 10-3 y 10-7
torr) y vacío superalto (<10-7 torr). Un torr es una
unidad de presión definida por: 1 torr = 1/760 atm = 1,33 – 10²
N/m² donde N es la unidad de fuerza llamada Newton. 1N es
la fuerza capaz de comunicar a un cuerpo con masa de 1 kg la
aceleración de 1m/s²; es decir 1N = 1 kg –
m/s²".
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