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Alemania ayer y hoy (página 4)




Enviado por EDUARDO LUIS HAIEK



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

 

CIUDADANOS ILUSTRES:

  • Johann Sebastián Bach, compositor y organista
    nacido en el Estado de
    Turingia nacido en 1.685, ingresó en 1.703 a la orquesta
    de cámara del príncipe de Weimar como violinista,
    aunque permaneció allí menos de un año.
    Regresó en 1.708, esta vez como organista y violinista
    de la corte del duque, para permanecer en la ciudad casi diez
    años.
  • Johann Wolfgang Goethe, gran escritor alemán,
    fue convocado en 1.775 por el heredero del Ducado de
    Sajonia-Weimar para vivir y trabajar en esta ciudad. Goethe
    aceptó la invitación y vivió en Weimar
    hasta su muerte
    (1.832), salvo dos años que pasó en Italia
    (1.786-1.788).    
  • Johann Gottfried von Herder, filósofo y
    crítico literario alemán, llegó a Weimar
    en 1.776 gracias a Goethe, quien le consiguió un cargo
    en el gobierno, y
    murió aquí en 1.803.
  • Franz Liszt, compositor y pianista húngaro,
    fue director musical en la corte ducal de Weimar entre 1.848 y
    1.861. 
  • Friedrich Nietzsche,
    filósofo vitalista alemán, murió en esta
    ciudad en el año 1.900.
  • Friedrich Schiller, escritor, historiador y
    filósofo, se estableció de modo
    permanente en la ciudad en 1.799 y
    permaneció aquí hasta su muerte
    (1.805).

LOS NACIONALISTAS DE WEIMAR

Bajo la
república de Weimar, muchos intelectuales
reflexionaron sobre el devenir de Alemania. La
mayoría eran nacionalistas conocidos como Oswald Spengler
y Arthur Moeller van den Bruck. También hay que recordar
las ideas de W. Rathenau o T. Mann.

W. Rathenau, quería una
revolución
orgánica y justa, era necesario que la élite
tradicional desapareciese y fuese sustituida por una élite
fundada en la ciencia.
Deseaba la creación de un Volksstaat, que
sería un estado
adaptado a las necesidades del pueblo, y se enfrentó a la
"plutocracia capitalista" y al proletariado, al individualismo
exacerbado y a la democracia
accidental. 

El deseaba un
Estado corporativo que hiciese de todos los alemanes,
trabajadores iguales, clasificados por categorías
profesionales, por corporación: el
Stand.

T. Mann, criticó la
sociedad
alemana tradicional, rechazó la burguesía
tecnocrática y especializada y casi echaba de menos las
épocas en que la nobleza dominaba. Se sentía
profundamente europeo y pensaba que Alemania pertenecía al
mundo occidental; pero, en los años 1.920 a 1.930,
criticó la Francia
aburguesada y la Inglaterra
imperialista. Alemania tenía como misión
reespiritualizar el mundo, y ya que, desde la guerra de los
Treinta Años, no había burguesía alemana,
era necesario socializar el Estado y la sociedad, construir un
Estado con un comunismo
jerarquizado y, mediante la economía dirigida,
integrar la clase obrera
en la Nación.
El pensamiento de
Mann conducía a restablecer el Obrigkeisstat,
modernizándolo, es decir, una forma de despotismo
ilustrado en el que se buscaría el equilibrio
económico; en otras palabras, Thomas Mann casi preconizaba
el retorno a un Estado totalitario.

LOS ESPARTAQUISTAS

Grupo de
socialistas revolucionarios alemanes, formado en 1.916, cuyos
principales dirigentes eran Rosa Luxemburg y Karl
Liebknecht.

En un principio, fue una corriente izquierdista del
Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), a cuyos
líderes criticaron los espartaquistas por apoyar la
política
alemana que condujo a la I Guerra Mundial.
Consideraban que dicho apoyo a la guerra era una traición
al socialismo y a
las revoluciones pacifistas de la II Internacional. Cuando
estalló la I Guerra Mundial, formaron una facción
revolucionaria dentro del SPD conocida como el grupo de los
espartaquistas, este abogaba por la acción
conjunta de los trabajadores de los países en guerra para
poner término a la lucha y derrocar al sistema
capitalista. Recibieron el
nombre de espartaquistas cuando Liebknecht firmó una serie
de artículos contrarios a la guerra con el
seudónimo de Espartaco
(Nombre del
líder
de una famosa rebelión de esclavos que tuvo lugar en la
antigua Roma). En 1.917,
el ala izquierda del SPD fundó el Partido
Socialdemócrata Alemán Independiente (USPD), del
cual también se separaron los espartaquistas,
después de protagonizar la revolución de octubre de
1.918, que, junto con la abdicación del emperador
Guillermo II, contribuyó a la extinción del II
Imperio (o Reich) Alemán.

Después del establecimiento de la
República de Weimar en noviembre de 1.918, con Friedrich
Ebert, líder moderado del SPD, los espartaquistas
permanecieron fuera del nuevo gobierno. Siguieron una
política de oposición violenta, y durante un
encuentro celebrado entre el 30 de diciembre de 1.918 y el 1 de
enero de 1.919, los espartaquistas se convirtieron en el Partido
Comunista Alemán (KPD).

LOS IMPULSORES DEL MOVIMIENTO

ROSA LUXEMBURG
(1.871-1.919), Política alemana que
desempeñó un importante papel en el movimiento
socialista revolucionario de los primeros años del siglo
XX. De nacionalidad
polaca, de Zamosc (perteneciente a Rusia en esa
época) de familia
judía, estudió en Varsovia, en donde comenzó
a frecuentar asociaciones políticas.

Estudió Ciencias
Naturales y Economía
Política en la Universidad de
Zurich, donde escribió su tesis doctoral
titulada "El Desarrollo
Industrial de Polonia".

Emigró a Alemania en 1.898, centro del movimiento
obrero internacional, donde la revolución era, sino
probable, al menos posible y obtuvo la nacionalidad
de ese país al contraer matrimonio con un
alemán, se afilió al Partido Socialdemócrata
Alemán (SPD), la
organización más importante del socialismo
internacional, a partir de 1.904, cuando se le acusa de insultar
a Guillermo II por decir que él:

"No tiene ni idea de
cómo viven los obreros"

Ella inicia un sostenido tour por
prisiones alemanas y polacas, de hecho, vivió la mayor
parte de la I Guerra Mundial "a la sombra". Cuando estalló la Revolución
Rusa de 1.905, Luxemburg se trasladó a Varsovia para
participar en la lucha, pero también fue
detenida.

En 1.914, Rosa
trata en vano de que los socialistas europeos boicoteen la
guerra, sólo logra caer presa. Desilusionada de su
partido, forma más tarde el grupo Spartakus, el mismo que
encabezaría la Comuna de 1.919, Rosa aborrecía el
reformismo que se impuso en el SPD y se negaba a aceptar que los
obreros pusieran el nacionalismo
por encima de la solidaridad de
clase.

Admiraba a Lenin, pero consideraba
que "la revolución proletaria
no necesita el terror y abomina el asesinato". Pese a mostrarse reacia,
tomó parte en el fallido levantamiento espartaquista del
15 de enero de 1.919, ese mismo día es detenida por
oficiales alemanes, quienes la ejecutan sin más,
arrojándola luego a las cenagosas aguas del canal
Landwehr. Un diario berlinés tituló al día
siguiente: "Rosa Luxemburg muerta a
manos de las masas".

"La lucha partidaria no es para alguien
de tu carácter… Es una vida que exige
suprimir todo lo que hay de bueno y noble en el
hombre".

KARL LIEBKNECHT
(1.871-1.919), Uno de los
fundadores del SPD alemán, nació en Leipzig en
1.871 y creció en un ambiente de
orientación socialista (su padre, William Liebknecht, era
un conocido dirigente socialista). Estudió derecho y desde
muy joven abordó el activismo político, que NO
tardo en llevarlo a prisión en 1.907 por unos escritos,
criticando al militarismo alemán. Elegido diputado en la
Cámara Prusiana (1.908) y en el Reichstag (1.912), pronto
se distinguió por una oposición frontal al
belicismo alemán de la I Guerra Mundial, posición
en la que coincidió con su compañera de filas
socialdemócratas Rosa Luxemburg. Con ella formó una
facción radical en el seno del partido (espartaquismo),
que más tarde derivó en el KPD, fue expulsado del
partido socialdemócrata en 1.916, sus ideas antibelicistas
provocaron su condena nuevamente hasta 1.918.

Tras la proclamación de la efímera
República de Weimar, se enfrentó al gabinete
socialdemócrata moderado de Friedrich Ebert y
encabezó la insurrección de ultra izquierda el 15
de enero de 1.919, durante esta revuelta fue detenido y
ejecutado.

MATTHIAS ERZBERGER
(1.875 – 1.921), alemán. Su defensa de la paz
y oposición al belicismo del Káiser le valió
el sobrenombre de "El Opuesto". Fue un gran orador, como
demostró en el Reichstang y desempeñó varios
cargos políticos alcanzando la vicepresidencia en 1.919,
dos años después era asesinado por miembros del
antiguo ejército Imperial.

EL ALZAMIENTO ESPARTAQUISTA

CONSECUENCIAS

MEDIDAS ECONÓMICAS. El coste de la guerra
se estimó en torno a los
180.000-230.000 millones de dólares (a valores de
1.914), y el de los daños causados por las destrucciones,
en torno a otros 150.000 millones. Las devastaciones de,
edificios, campos, minas, ganado, puentes, ferrocarriles,
fábricas, maquinaria, carreteras y barcos, fueron
incalculables, sobre todo en las zonas más directamente
afectadas por los combates, esto es, el norte de Francia,
Bélgica, la Europa del este y
la región fronteriza entre Italia y Austria.

Sólo en Francia quedaron destruidos unos 5.000
kilómetros de vías férreas y unos 300.000
edificios. Las minas del norte, en la región de Calais,
quedaron anegadas, la guerra, además, había
trastocado toda la economía
mundial, el comercio
internacional y las inversiones en
el exterior de los principales países europeos quedaron
prácticamente interrumpidos entre 1.914 y 1.918, NO
así, Estados Unidos y en menor medida Japón,
de esa manera se hicieron con buena parte de los mercados antes
controlados por Gran Bretaña, Francia y
Alemania.

La marina mercante norteamericana creció
espectacularmente, Londres vio su posición como centro
financiero amenazada por la huida del dinero a Nueva
York y Suiza. En muchos países neutrales, por ejemplo, los
países iberoamericanos, España,
Holanda, los países escandinavos y Suiza, la
substitución de importaciones dio
lugar a procesos
más o menos consistentes de expansión (o
reconversión) industrial, la demanda de
materias primas y alimentos como,
el trigo, azúcar,
caucho,
madera,
café,
maíz,
aceite,
impulsó la producción agrícola de los
países centro y sudamericanos, asiáticos, africanos
e incluso de Estados
Unidos.

Los países beligerantes habían tenido,
además, que hacer frente a un doble problema:

  1. El aumento extraordinario de los gastos
    militares.
  2. La necesidad de controlar y regular la propia
    economía nacional para su transformación para la
    guerra (fabricación de armamento y munición, y de
    todo tipo de material de campaña: alambradas,
    vehículos, alimentos, combustibles, medicinas, vendajes,
    uniformes, calzado, prendas de abrigo, herramientas, etcétera).

De una parte, las economías europeas
habían recurrido a préstamos cuantiosos y a otras
formas de financiación (emisión de deuda, aumentos
de la circulación monetaria, bonos del
tesoro…)

Estados Unidos pasó a ser el principal acreedor
del mundo y de otra parte, los gobiernos impusieron desde 1.914
fuertes controles sobre sus respectivas
economías.

En Gran Bretaña, por ejemplo, el gobierno
nacionalizó temporalmente los ferrocarriles, minas de
carbón y marina mercante, el ministro de Armamento, Lloyd
George, en 1.916 puso en marcha 73 factorías para la
producción de munición (que eran 218 en 1.918),
incorporando a ellas a miles de mujeres y como jefe del gobierno
desde diciembre de 1.916, el mismo Lloyd George creó un
gabinete de guerra, los ministerios de
Trabajo,
Alimentación, Navegación, Pensiones
y un Departamento para la Producción de Alimentos. En
1.918, su gobierno impuso el racionamiento del consumo de
carne, azúcar, mantequilla y huevos, nacionalizó
las fábricas de harina y se apropió de unos 5
millones de hectáreas de tierras no cultivadas. El
presupuesto
británico de gastos pasó de unos 200 millones de
libras en 1.913 a 2.579 millones en 1.918.

En Alemania, la evolución hacia una economía de
guerra planificada había sido aún más
decidida, y comenzó casi desde el primer momento. Primero,
porque los militares temieron que los recursos propios
pudieran no ser suficientes en caso de guerra prolongada; y
luego, porque lo impuso la misma necesidad de resistir ante el
bloqueo británico. El modelo fue el
Departamento de Materias Primas creado en agosto de 1.914 dentro
del Ministerio de la Guerra, bajo la responsabilidad del director de la empresa
eléctrica AEG, Walther Rathenau (1.867-1.922), miembro
además de una prestigiosa familia de industriales judíos:
todas las minas y factorías del país fueron
integradas en varias "compañías de industrias de
guerra" que, aun dirigidas por los propios industriales, pasaron
a trabajar en exclusividad para el Estado mediante contratos
especiales y de acuerdo con los objetivos de
producción señalados por el gobierno.

Éste fijó precios
máximos para alimentos y vestidos, en enero de 1.915,
decretó el racionamiento del pan (y luego, el de todos los
alimentos) y finalmente, integró toda la producción
agraria e industrial relacionada con los cereales y la
alimentación en una Oficina Imperial
que controló y
reguló el abastecimiento.

LA POLÍTICA ECONÓMICA EXTERIOR. El
comercio
exterior quedó igualmente bajo control del Estado tras la
constitución de la Compañía
Central de Compras, a
finales de 1.916, esta fue la compañía comercial
más grande del mundo, que se encargó de las
exportaciones
e importaciones con los países neutrales, el gobierno
construyó, además, fábricas propias, por
ejemplo, de nitratos y estimuló con notable éxito
la investigación para la producción
sintética de productos
esenciales (aluminio,
celulosa,
caucho, lubricantes y fertilizantes) previamente elaborados con
materias primas de importación. El efecto que todos aquellos
cambios tendrían sobre las economías de posguerra
fue enorme, todas ellas tuvieron que hacer frente NO sólo
a la reconstrucción y reabsorción de
ex-combatientes y al sostenimiento de viudas, huérfanos y
mutilados, sino además a fuertes procesos inflacionarios y
elevadísimos endeudamientos exteriores.

El índice de precios de Gran Bretaña
pasó de 100 en 1.913 a 229 en 1.918 y 351 en 1.920; en
Francia, de 100 en 1.913 a 339 en 1.918 y 509 en 1.920; en
Alemania, a 217 y 1.486, respectivamente, en los mismos
años.

La inflación fue igualmente alta en
Bélgica, Holanda y los países escandinavos, y
altísima en Austria, Hungría y en general, en los
nuevos países del este de Europa. En Italia, que durante
la guerra hizo también un excepcional esfuerzo en la
construcción de armamentos y
vehículos "gracias a la labor de coordinación del general Dallolio", el
índice de precios se elevó de 100 en 1.913 a 412,9
en 1.918; la deuda nacional se multiplicó en el mismo
tiempo por
cinco, la inflación y la inestabilidad monetaria tuvieron
en todas partes el mismo efecto: pérdida del valor
adquisitivo de los salarios y
hundimiento de rentas fijas y del ahorro,
prácticamente, ningún país pudo recobrar el
ritmo de actividad económica anterior a la guerra hasta
1.923 (y Alemania, abrumada por el pago de reparaciones hasta
después de ese año), a pesar de que la normalización del comercio internacional y
la devolución al sector privado y al mercado de
industrias y servicios
estatizados durante el conflicto
permitieron en algunos países una apreciable
recuperación de la producción y del trabajo ya en
los años 1.919 y 1.920 (pero que a su vez incidió
negativamente en países neutrales como España y
como algunos países iberoamericanos que no supieron
capitalizar los enormes beneficios que habían obtenido
durante la guerra).

Reconstrucciones, inflación, deuda exterior,
inestabilidad monetaria, pues durante la guerra la mayoría
de los países había renunciado al patrón
oro, reajustes
económicos, y en los casos alemán, austriaco,
húngaro y búlgaro, las "reparaciones" de guerra
configuraron una situación económica internacional
excepcionalmente vulnerable. La crisis
comenzó a manifestarse en 1.920 en Estados Unidos, aumento
de stocks, caídas de precios, lo que hizo que sus bancos optaran
por políticas monetarias extraordinariamente restrictivas,
deflacionistas (para sostener la moneda), y que el gobierno
recurriese con el arancel de 1.922 a la protección
arancelaria para frenar las importaciones. Las repercusiones se
harían notar en 1.921 en todo el mundo. Excepción
hecha de los países sometidos a procesos inflacionistas
galopantes o con hiperinflación, esto es, la Europa central
y oriental, todas las economías recurrieron a
políticas deflacionistas (encarecimiento del dinero,
restablecimiento del patrón oro, reducción del
gasto
público, equilibrios presupuestarios, reducciones
salariales) y a medidas fuertemente proteccionistas para sus
respectivas industrias y agriculturas: algunas lo hicieron
incluso antes que Estados Unidos. A mediano plazo ello
permitió restablecer la estabilidad económica,
sobre todo, desde que en 1.924 se solucionó el problema
hiperinflacionista alemán, y en definitiva se
propició así la relativa prosperidad que la
economía mundial experimentó entre 1.924 y 1.929,
pero a corto plazo, en 1.921-23, deflación y
proteccionismo provocaron una aguda recesión
económica y un fuerte aumento del desempleo.

SOCIALES Y ECONÓMICAS. En Gran
Bretaña, el paro se
elevó del 2,4 por 100 de la población activa en 1.920 al 14,8 por 100
en 1.921 (unos 2 millones de parados) y prácticamente se
mantuvo en porcentajes del 7-10 por 100 a lo largo de toda la
década.

En Francia, la cifra de parados alcanzaba en abril de
1.921 el medio millón de trabajadores; en Italia,
subía de 388.000 en julio de 1.921 a 606.000 en enero de
1.922. Consecuencia de todo ello sería la intensa
agitación laboral que toda
Europa y Estados Unidos conocieron en los años 1.919-22,
que hizo pensar que el mundo occidental estaba abocado a una
situación revolucionaria (a lo que contribuyeron desde
luego el ejemplo de la revolución rusa y la
creación en toda Europa de partidos comunistas alineados
con las posiciones del nuevo régimen
soviético).

En Estados Unidos, por ejemplo, se habló de
"pánico
rojo" ante las amplias y muy duras huelgas que sacudieron el
sector del acero en los
años 1.919 y 1.920. En Francia, el número de
jornadas perdidas en conflictos
laborales pasó de 980.000 en 1.918 a 15.478.000 en 1.919 y
a 23.112.000 en 1.920.

En Italia, de 912.000 (1.918) a 22.325.000 (1.919) y
30.569.000 (1.920); en Gran Bretaña, de 5.875.000 (1.918)
a 34.969.000 (1.919) y 26.568.000(1.920). El caso fue similar en
Alemania, Suecia, Noruega, Holanda y España. Del 5 al 11
de enero de 1.919, los espartaquistas -que con otros grupos de extrema
izquierda habían formado en diciembre de 1.918 el Partido
Comunista de Alemania (KPD)- desencadenaron en Berlín una
insurrección armada, la llamada semana roja, un intento de
capitalizar el descontento social y desbordar el proceso
democrático iniciado el 10 de noviembre del año
anterior, para tomar el poder e
implantar un régimen revolucionario basado en los consejos
obreros surgidos en las jornadas finales de la guerra. En Munich,
el asesinato el día 21 de febrero de 1.919 por grupos de
la ultraderecha del dirigente de la autoproclamada
República de Baviera Kurt Eisner provocó, ya en
abril, un nuevo estallido revolucionario.

En Gran Bretaña, el partido laborista, cuyo
programa
incluía un amplio abanico de nacionalizaciones (tierra,
electricidad,
minas, ferrocarriles), emergió en las elecciones de 1.918
como el segundo partido del país, con el 22,2 por 100 de
los votos. Además, en 1.919 y 1.920, se registraron graves
y violentas huelgas de ferroviarios, mineros, metalúrgicos
y estibadores de los puertos (y hasta de la policía). En
septiembre de 1.919, por ejemplo, se declaró la huelga
nacional de ferroviarios contra las medidas de recortes
presupuestarios aprobadas por el gobierno; en octubre-noviembre
de 1.920, la huelga general minera contra la
reprivatización de las minas.

En Francia, hubo graves incidentes en París
durante la manifestación del 1 de mayo de 1.919; y luego,
en junio, una violenta huelga de metalúrgicos del
cinturón rojo de la capital. En
1.920, las huelgas se extendieron a los ferrocarriles, las minas,
los puertos y la construcción. La CGT, la gran sindical
del país, lanzó a partir del 8 de mayo una serie de
huelgas coordinadas para preparar una huelga general en
solidaridad con los ferroviarios.

La amenaza revolucionaria fue menor de lo que se
pensó. Francia, por ejemplo, seguía siendo un
país agrario y conservador, de pequeños y medianos
propietarios de la tierra: en
1.939, aunque otra cosa hicieran pensar París y la Costa
Azul, el 55 por 100 de la población seguía viviendo
en localidades de menos de 4.000 habitantes. Las elecciones de
noviembre de 1.919 supusieron un aplastante triunfo (419
escaños de un total de 614) del Bloque nacional
republicano, una coalición de la derecha, el centro y
algunos radicales aglutinada en torno a Millerand y
Clemenceau.

La huelga general de mayo de 1.920 antes mencionada
terminó el día 28 con la total derrota de los
sindicatos. La
escisión comunista que se consumó en el congreso
socialista de Tours de diciembre de 1.920 dividió al
movimiento obrero y sindical. En Alemania, las insurrecciones
revolucionarias de Berlín y Munich de 1.919 -que dejaron
un balance de varios miles de muertos, entre ellos Rosa Luxemburg
y Karl Liebknecht, asesinados en Berlín por grupos
paramilitares- sólo sirvieron para echar al gobierno de
Ebert en brazos del antiguo ejército imperial, lo que iba
a condicionar todo el futuro de la nueva República
alemana. La línea insurreccional fue un grave error. Los
espartaquistas sólo tenían el apoyo de una
minoría de trabajadores. La mayoría de los
sindicatos apoyó de forma explícita al
gobierno.

Las elecciones de 19 de enero de 1.919, celebradas
días después de la "semana roja" berlinesa,
indicaron claramente que, pese a la crisis social, Alemania era
un país políticamente moderado. Los
social-demócratas (SPD) de Ebert, Scheidemann y Noske
-ministro del Interior y responsable del aplastamiento de los
conatos insurrecciónales- lograron 165 escaños y el
37,9 por 100 de los votos; el partido demócrata de Walther
Rathenau, un partido de centro-izquierda, 75 y 18,6
respectivamente. El partido más cercano a la extrema
izquierda, el socialista independiente (USPD), logró
sólo 22 diputados y el 7,8 por 100 de los votos, menos
incluso que el principal partido de la derecha, el partido
nacional-alemán.

En Italia, las ocupaciones de fábricas del verano
de 1.920 fueron en realidad, contra lo que pudo pensarse, una
especie de anti-climax revolucionario. El jefe del Gobierno, una
vez más , ni siquiera interrumpió sus
vacaciones: solucionó el problema ofreciendo a los
trabajadores aumentos salariales y el reconocimiento del poder
sindical en las fábricas, medida que, además, ni
siquiera llegó a ser aprobada por el Parlamento. Los
trabajadores pusieron fin pacíficamente a sus acciones; el
movimiento terminó con la decepción de las
expectativas revolucionarias y entre agrias recriminaciones entre
sus líderes.

Como en Francia, el movimiento obrero y socialista se
dividió por la escisión comunista, que se produjo
en el congreso de Livorno de enero de 1.921 encabezada por un
grupo de jóvenes intelectuales de talento, como Antonio
Gramsci (1.891-1.937), un joven sardo educado en
Turín, donde en 1.919 había creado el semanario
L´Ordine Nuovo desde cuyas páginas defendió
la creación de un nuevo movimiento obrero basado en
comités y consejos de fábrica bajo la dirección de un partido disciplinado y
revolucionario. Pero, además, el Partido Socialista
Italiano, primer partido de Italia tras las elecciones de 1.919
(con 156 diputados y el 32,4 por 100 de los votos), estaba
moralmente roto por las insalvables diferencias entre el "ala
reformista", dirigida por
Turati
, que controlaba el grupo
parlamentario y la CGL, y el ala encabezada por Giacinto Serrati.
Todo ello hizo del PSI, no obstante sus numerosos diputados, una
fuerza
desorientada e inoperante.

También en Gran Bretaña -donde en 1.920 se
creó un minúsculo Partido Comunista que
logró un diputado en las elecciones de 1.921 y donde en el
interior del laborismo y de los sindicatos habían
cristalizado corrientes radicales abiertamente simpatizantes con
la revolución soviética- las huelgas de 1.919-20
terminaron con la derrota de los trabajadores. Así, los
esfuerzos que los dirigentes mineros hicieron en la primavera de
1.921 para arrastrar a los otros grandes sindicatos del
país (ferroviarios, metalúrgicos, transporte) a
una prueba de fuerza con el Gobierno y los empresarios contra las
reducciones salariales y los despidos, fracasaron. Cuando el 15
de abril llamaron a la huelga, los mineros se quedaron solos:
aquel día fue el "viernes negro" en la historia obrera
británica.

Además, la crisis de 1.921 puso a todas las
organizaciones
obreras europeas a la defensiva. Para defender el empleo, los
sindicatos tuvieron que aceptar fuertes reducciones salariales
prácticamente en todas partes (en Italia, del orden del 25
por 100) y seguir políticas de negociación y entendimiento con los
empresarios. Las huelgas disminuyeron de forma espectacular. En
Gran Bretaña, bajaron de un total de 1.607 en 1.920 a 763
en 1.921 y 576 en 1.922; la afiliación a la TUC, la
confederación de sindicatos, que había alcanzado
los 8.348.000 miembros en 1.920, se redujo a 5.625.000 en 1.922.
En Italia, sólo en el primer trimestre de 1.921 el
número de huelguistas y de jornadas de trabajo perdidas
por huelgas disminuyó en casi un 80 por 100 respecto al
año anterior. La afiliación a la CGT francesa
bajó de 2 millones (1.920) a 600.000 (1.922).

Con todo, las consecuencias económicas de la
guerra y la agitación laboral de la posguerra (cualquiera
que fuese su significación revolucionaria) transformaron
la política y aun la naturaleza del
Estado. La situación provocó, de una parte, un
reforzamiento notabilísimo de la responsabilidad
económica de los poderes públicos; de otra,
sensibilizó a gobiernos y sociedad en general en torno a
los problemas
sociales.

A partir de la I Guerra Mundial los gobiernos
asumirían la responsabilidad de la prosperidad
económica, del empleo y de la seguridad
social. La jornada laboral de 8 horas fue acordada en
numerosísimos países en 1.919. En la conferencia de
París que puso fin a la guerra, se acordó la
creación de la Organización Internacional del Trabajo
(dentro de la Sociedad de Naciones), como una especie de asamblea
internacional de los sindicatos que fuese elaborando la
legislación social que habrían de aprobar los
respectivos gobiernos. En cualquier caso, la doble idea de que la
economía debía ser planificada de alguna forma y de
que el libre juego de las
fuerzas económicas resultaba inoperante para combatir las
desigualdades económicas impregnó profundamente la
conciencia
pública. En 1.928, el nuevo país revolucionario
salido de la guerra, la Unión Soviética,
aprobaría el primero de sus planes quinquenales. En
Alemania, nace el Tercer Reich

En 1.936, el economista de Cambridge,
Keynes,
publicaría la Teoría
general del empleo, el interés y
el dinero que
precisaba cuáles debían ser los instrumentos de los
gobiernos para asegurar la estabilidad económica y el
empleo. Ni la economía, ni la extensión ni los
fines del gobierno volvieron a ser los mismos.

TERCER REICH

El tercer Reich fue el de la Alemania
nazi, el cual duró 12 años, desde 1.933 hasta
1.945.

LA ACCIÓN POLÍTICA. La
adversidad económica debido tanto a las condiciones de la
paz como a la gran depresión
mundial, es marcada como una explicación de por qué
los partidos antidemocráticos, tanto del Ala Derecha como
del Ala Izquierda, fueron ampliamente apoyados por los
líderes de opinión y votantes alemanes. En las
elecciones extraordinarias de julio y noviembre de 1.932, los
nazis obtuvieron 37,2% y 33,0% de los votos respectivamente. El
30 de enero de 1.933, Adolf Hitler fue
nombrado jefe de gobierno.

Cuando Hitler
accedió al poder en 1.933 se produjo una nueva
situación: los interlocutores de los austriacos
partidarios de la incorporación no eran ya los
políticos de la Weimar, sino la Alemania de Hitler. El 12
de febrero de 1.938, Hitler se entrevista con
el canciller austriaco, von Schuschnigg, en Berchtesgaden. El 9
de marzo, von Schuschnigg da a conocer en Innsbruck la
convocatoria de un referéndum bajo la consigna: "Por una
Austria libre, alemana, independiente, social, cristiana y
unida". Aunque Hitler tenía muy claras las acciones a
emprender con respecto a la cuestión austriaca, no pudo
evitar sentir miedo en el último momento y lanzó
una ofensiva diplomática.

LO GEOPOLÍTICO. El 10 de marzo Hitler
envía a von Hessen, provisto de una carta, a
Mussolini, en ella le exponía sus intenciones con respecto
a Austria pidiéndole *suplicándole* que fuese
comprensivo, al tiempo Göring prometía al
representante checoslovaco, Mastny, que Alemania no
emprendería ninguna acción armada contra la
autonomía de su país. El ministro de Asuntos
Exteriores, Ribbentrop, fue enviado a Londres para apaciguar al
premier británico, Chamberlain, y al nuevo ministro de
Asuntos Exteriores, lord Halifax. Con Francia no se tomaron
especiales precauciones pues el país estaba de nuevo sin
gobierno, el 11 de marzo, von Schuschnigg aplaza el
referéndum y da a conocer su dimisión. El ministro
austriaco del interior, Seyss-Inquart (nacionalsocialista) remite
un telegrama a Hitler con el ruego de que envíe
tropas.

El 12 de marzo las tropas alemanas cruzaban la frontera
austriaca y se forma un gobierno nacionalsocialista bajo la
presidencia de Seyss-Inquart, Checoslovaquia no formuló
protesta alguna, Mussolini aceptaba amistosamente el nuevo estado
de las cosas y enviaba a Hitler "saludos cordiales", Gran
Bretaña se limitó a formular una protesta
diplomática sin trascendencia real, de esta manera, el 13
de marzo de 1.938 se aprueba una Ley sobre la
integración de Austria en el Reich
alemán, el Anschluss consumaba así la
aspiración de una Gran Alemania.

Resuelta la cuestión de Austria el
objetivo
más inmediato de Hitler era ahora el territorio
checoslovaco de los Sudetes. Tras el colapso del Imperio
Austro-Húngaro en 1.918 se formó un nuevo Estado en
el centro de Europa: la República de Checoslovaquia. En
ella convivían checos, eslovacos, polacos,
húngaros, rutenos y algo más de tres millones de
alemanes en los Sudetes. El SdP (Partido de los Sudetes
Alemanes), financiado por Hitler y dependiente de Berlín
comienza a reivindicar la autonomía de los Sudetes. Esta
postura se va radicalizando hasta pedir abiertamente la
unión con Alemania.

El 28 de Marzo, en Berlín, a puerta cerrada,
Henlein, líder del SDP negocia con Hitler, Hess y
Ribbentrop durante tres horas, Hitler expone a Henlein el
programa: el SDP debe plantear exigencias inadmisibles para el
gobierno checo, el verdadero objetivo de Hitler está
decidido desde el 5 de noviembre de 1.937: acabar con
Checoslovaquia e integrar a su pueblo en el Reich Alemán.
El 21 de abril de 1.938, seis semanas después de que
Göring diera su palabra de honor a Mastny, Hitler
discutía con Keitel el "Plan Grün",
nombre cifrado para una operación de efecto rápido
contra Checoslovaquia.

El 12 de junio Hess proclama en una gran
concentración celebrada en Stettin que: "Checoslovaquia,
que debe su existencia a la trampa del Tratado de Versalles, se
ha convertido en un foco peligroso para la paz en Europa". La
opinión
pública francesa es cada vez más afín a
los intereses alemanes. "No se pueden sacrificar 10 millones de
seres humanos en una guerra para luego prohibir a 3 millones de
alemanes que se unan a su país", afirmó Bonnet,
ministro francés de asuntos Exteriores. En los Sudetes
estalla un alzamiento, el Gobierno de Praga proclama el estado de
excepción y envía tropas, el primer ministro
francés, Daladier, insta a Chamberlain a que se ponga de
acuerdo con Hitler.

Incitada por Berlín, Polonia pedía el 21
de septiembre un referéndum en la parte de Checoslovaquia
habitada por la importante minoría polaca, las tropas
polacas se concentraron en la frontera. Hungría a su vez
envió tropas a la frontera con Checoslovaquia. En toda
Europa se palpaba una enorme inquietud. El 22 de septiembre
Hitler se reúne con Chamberlain y presenta un ultimatum:
"Los checos deben abandonar todos los territorios pertenecientes
a otras minorías antes del 28 de septiembre". Chamberlain
logró que Hitler aplazase el día X hasta el 1 de
octubre. Hitler le prometió además: "Es mi
última reivindicación territorial en Europa". El 29
de septiembre acuden a una Conferencia en Munich los
representantes británico, francés, italiano y
alemán. Al representante checo no se le dejó
participar en la discusión. Tras la reunión,
Francia, Gran Bretaña e Italia accedían a todas las
pretensiones alemanas y se lo comunicaban al representante checo
que luchaba por contener las lágrimas.

EL PACTO DE MUNICH

El 29 de setiembre de 1.938 tuvo lugar en Munich una
conferencia entre Inglaterra, Italia, Francia y Alemania para
tratar el "problema" checoslovaco, la conferencia se hizo a
instancias de Mussolini aunque más tarde se
comprobó que se trató de un plan orquestado por
Berlín, hasta el memorándum que presentó
Mussolini durante la conferencia como suyo fue escrito por los
alemanes. Hitler requería una aprobación formal de
sus planes antes de proceder a la invasión, que
realizaría de todas formas. En la estación de
Kufstein, Mussolini trató de persuadir a Hitler de que
concediese alguna posibilidad para la paz, Mussolini sabía
mejor que nadie que su país no estaba preparado para una
guerra y la belicosidad de Hitler lo tenía intranquilo,
Hitler buscaba cualquier pretexto para desencadenar una guerra
pero la mansedumbre de los dirigentes de occidente, al concederle
todo cuanto pedía, postergaban sus deseos
aventureros.

Munich no fue la excepción y en esta conferencia
Hitler obtuvo todo lo que había solicitado previamente. Un
Mussolini cada vez más temeroso de su aliado
alemán, un Chamberlain increíblemente ingenuo y un
híbrido Daladier le dieron forma a un pacto vergonzoso que
entregaba Checoslovaquia a las fauces de Hitler. Durante la
conferencia Hitler casi no pronunció palabra, acaso por su
desconocimiento de otro idioma que no fuera el alemán,
dejándole la iniciativa a su amigo italiano, Mussolini
haciendo gala de su dominio de los
idiomas fue la verdadera estrella de la conferencia, con su pose
napoleónica, traducía del alemán al inglés
y del inglés o alemán al francés
maravillando a sus colegas Chamberlain y Daladier. Hitler,
mientras tanto, se regocijaba de sus éxitos
diplomáticos que le habían permitido conquistar
Austria y ahora Checoslovaquia sin necesidad de disparar un solo
tiro. El 1 de octubre los alemanes entraban en Checoslovaquia con
Hitler saludando desde su Mercedes blindado, descapotable y todo
terreno, poco después Checoslovaquia dejaba de existir, y
como dijo Hitler, había sido borrada del mapa.

A UN PASO DE LA II GM. El 1 de octubre de 1.938
las tropas alemanas entraron en Karlsbad y Pilsen; ocupando los
más importantes polos industriales checoslovacos. Polonia
ocupó la parte checa y Hungría recibía
12.000 Kilometros cuadrados de Eslovaquia. El resto de la
República Checo-Eslovaca (como empezó a llamarse)
recibió un gobierno pro-germano y de tendencia fascista
bajo la presidencia de Hacha. El 15 de marzo de 1.939, Hacha
firma en el despacho de Hitler la sentencia de muerte de su
agonizante país. El comunicado alemán al respecto
reza:

"El Führer ha dado a conocer su
decisión de tomar bajo la protección del Reich
Alemán al pueblo checo, garantizándole, de acuerdo
con sus peculiaridades, un adecuado desarrollo de vida
autónoma".

El 16 de marzo de 1.939 Hitler anunciaba en Praga la
formación del "Protectorado de Bohemia y Moravia".
Eslovaquia escapaba del Protectorado y pasaba a convertirse en
Estado satélite estrechamente ligado al Reich. Francia y
Gran Bretaña se limitaron a enviar notas de protesta.
Durante el año siguiente, Hitler obtuvo control total.
Sucedió también al jefe de estado. La
política de Hitler de anexar tierras vecinas eventualmente
llevó al estallido de la Segunda Guerra
Mundial en Europa el 1 de septiembre de 1.939. Inicialmente
Alemania obtuvo grandes éxitos militares y
consiguió el control sobre gran parte de Europa central,
incluyendo gran parte de la Unión
Soviética.

"Hemos salvado
la paz de nuestra época", gritó Chamberlain a la
jubilosa muchedumbre que lo recibió en Londres a su
regreso de Munich"

Por otro lado,
"Hemos sufrido una derrota total"

AFIRMÓ CHURCHILL EN EL PARLAMENTO
BRITÁNICO ENTRE ABUCHEOS.

FIN DE LA II GM

DIVISIÓN
DE ALEMANIA

Luego de que la
Unión Soviética y los Estados Unidos se unieran a
la guerra, el viento de guerra cambió. El 8 de mayo de
1.945, Alemania se rindió luego de que Hitler cometiera
suicidio.

Entre julio y
agosto de 1.945 Conferencia de Potsdam define el mapa
político de Europa y las zonas de ocupación en
Alemania y Austria.

HISTORIA DE 1.945 HASTA HOY

Pautas a Partir de 1.945. Tras la
capitulación incondicional de las tropas alemanas el 8/9
de mayo de 1.945 el último gobierno del Reich, bajo la
dirección del almirante Dönitz, permaneció
todavía dos semanas en ejercicio antes de procederse a su
detención. Posteriormente sus miembros serían
juzgados por las potencias vencedoras con otros altos cargos de
la dictadura nazi
en el proceso de Nuremberg bajo la acusación de haber
cometido crímenes contra la paz y la humanidad.

Las potencias
vencedoras, a saber, los Estados Unidos de América, Gran Bretaña, la
Unión Soviética y Francia, asumieron el poder en el
territorio del Reich el 5 de junio. Conforme a lo establecido en
el Protocolo de
Londres, del 12 de septiembre de 1.944, y otros acuerdos
posteriores basados en el mismo, su objetivo principal era tener
un completo poder de disposición sobre Alemania. La base
de esta política era la división del país en
tres zonas de ocupación con una capital, Berlín,
dividida en tres partes y un consejo de control conjunto
integrado por los tres comandantes en jefe.

En la Conferencia
de Yalta (Crimea), celebrada en el mes de febrero de 1.945,
Francia fue admitida en el círculo de los tres grandes
como cuarta potencia de
control, asignándosele una zona de ocupación
propia. En Yalta se declaró el propósito de poner
fin a la existencia de Alemania como Estado Soberano, pero
evitando una fragmentación del territorio del Reich. Sobre
todo Stalin estaba interesado en mantener la unidad
económica de Alemania. Para compensar los graves
daños sufridos por la Unión Soviética a
raíz de la invasión alemana, exigió
reparaciones tan enormes que no podían ser pagadas por una
sola zona. Moscú exigió, aparte del pago de 20.000
millones de dólares, la cesión del 80 por ciento de
las plantas
industriales alemanas a la Unión
Soviética.

También los británicos y
norteamericanos acabarían por abogar, en contra de los
planes iniciales, por conservar una Alemania atenuada y viable,
pero no por codicia de reparaciones sino porque aproximadamente
desde el otoño de 1944 el presidente estadounidense
Roosevelt aspiraba a consolidar, en el marco de un sistema de
equilibrio global, una Europa central estable. A estos efectos la
base económica de Alemania era un factor irrenunciable.
Así pues, se desechó inmediatamente el ominoso plan
Morgenthau (septiembre de 1944), según el cual la nación
alemana hubiera vivido en adelante de la agricultura y
se hubiera dividido en un Estado al Norte y otro al
Sur.

MAPA DE ALEMANIA DIVIDIDA EN CUATRO
ZONAS

Sin embargo, las diferencias entre las potencias
vencedoras fueron en aumento. Por eso el designio originario de
la Conferencia de Potsdam (17 de julio-2 de agosto de 1.945), a
saber, el establecimiento de un orden posbélico para
Europa, no tardó en quedar relegado. Solo hubo conformidad
en la cuestión, desmilitarización, descentralización económica y
educación
de los alemanes para la democracia.

Además, las potencias vencedoras occidentales
dieron su conformidad a la expulsión de los alemanes de
los territorios alemanes orientales bajo administración polaca, Prusia Nororiental,
Hungría y Checoslovaquia, lo cual tendría funestas
consecuencias. En total contradicción con la reserva
occidental de la "aplicación humana" de esa medida, cerca
de 7,75 millones de alemanes serían brutalmente expulsados
de sus lugares de residencia. Expiaron con su éxodo la
culpa alemana, pero también pagaron por el desplazamiento
de la frontera occidental polaca como consecuencia de la
ocupación soviética de Königsberg y Polonia
oriental.

En cuanto al mantenimiento
de las cuatro zonas de ocupación como unidades
económicas y políticas sólo se
alcanzó un consenso mínimo. Cada potencia de
ocupación habría de cubrir sus reparaciones en
principio dentro de su zona respectiva.

Esto supuso, como bien se demostraría en la etapa
posterior, un paso de capital trascendencia para el futuro, no
sólo debido al régimen de las reparaciones, sino en
particular a la vinculación de las cuatro zonas a sistemas
políticos y económicos divergente, Alemania se
convirtió en el país donde más palmariamente
se manifestaría la guerra
fría. Entre tanto en las distintas zonas de
ocupación ya se habían empezado a poner en marcha
partidos y órganos administrativos alemanes. En la zona
soviética esto se hizo muy rápido y con mano de
hierro: ya en
1.945 se admitieron partidos a escala zonal y se
constituyeron varias administraciones centrales.

En las tres zonas occidentales el desarrollo de la vida
política tuvo lugar desde abajo. En una primera etapa los
partidos
políticos sólo funcionaron a nivel local; tras
constituirse los Estados Federados (Länder) fueron
autorizados para operar a nivel regional. Sólo más
adelante surgirían asociaciones a escala zonal. Por lo que
respecta a los órganos administrativos, a nivel zonal el
grado de estructuración era todavía muy
rudimentario, pero dado que la miseria material del país,
reducido a escombros, sólo podía superarse mediante
una generosa planificación más allá de los
límites
de los Estados Federados y de las zonas y en vista de que
la
administración de las cuatro potencias no era
operativa, en el año 1.947 los Estados Unidos de
América y Gran Bretaña decidieron unir sus dos
zonas a efectos económicos (bizona).

DIVISIÓN DE ALEMANIA, SEGÚN
EL TRATADO DE POTSDAM

Las divergencias entre los sistemas de poder del Este y
del Oeste y los dispares planteamientos de la política de
reparaciones en las distintas zonas bloquearon una política
financiera, fiscal, de
materias primas y de producción válida para toda
Alemania, lo cual daría lugar a profundas divergencias en
el desarrollo de las regiones. Francia en principio no estuvo
interesada en una administración económica integrada
(bizona/trizona). Stalin no ocultó sus pretensiones en
relación con el control de la cuenca del Ruhr, pero
cerrando a la vez la zona de ocupación soviética.
Por parte occidental nada se pudo hacer contra estas
arbitrariedades, como por ejemplo la fusión
forzosa del Partido Comunista Alemán (KPD) y del Partido
Socialdemócrata (SPD), de la que surgió el Partido
Unitario Socialista (SED) en abril de 1.946.

En vista de que en la zona de ocupación
soviética estaba instaurándose una dictadura
comunista, los británicos y americanos impulsaron la
organización de sus propias zonas. Para las potencias de
ocupación occidentales de lo que se trataba era de paliar
la miseria y las calamidades en las zonas occidentales y
propiciar la articulación de un Estado liberal y
democrático.

EL PLAN
MARSHALL

El 5 de junio de 1.947, el Secretario de Estado George
C. Marshall dio una conferencia en la Universidad de Harvard y
presentó el esquema de lo que después se
conocería como el Plan Marshall. Europa, todavía
devastada por la guerra, había sobrevivido uno de los
inviernos más crudos que se hayan registrado. Las naciones
europeas no tenían nada que vender para obtener dinero y
los gobiernos democráticos socialistas en la mayor parte
de los países no estaban dispuestos a adoptar las
propuestas draconianas que hacían los economistas
clásicos de la vieja guardia. Algo tenía que
hacerse, tanto por razones humanitarias como para detener la
expansión potencial del comunismo hacia
occidente.

Los Estados Unidos ofrecieron hasta $20
mil millones de dólares para apoyar, pero sólo si
las naciones europeas podían unirse y trazar un plan
racional sobre cómo usar la ayuda. Por primera vez,
tendrían que actuar como una unidad económica
única; tendrían que cooperar unas con otras.
Marshall también ofreció ayuda a la Unión
Soviética y sus aliados en Europa oriental, pero Stalin
señaló que el programa era un truco y se
rehusó a participar. Tal vez el rechazo ruso fue el que
posibilitó que el Congreso lo aprobara.

Debe notarse que el Plan Marshall también
benefició a la economía estadounidense. El dinero
se usaría para comprar bienes a los
Estados Unidos, y tendrían que ser transportados a
través del Atlántico en barcos de la marina
mercante estadounidense. Pero funcionó. Para 1.953 los
Estados Unidos habían enviado $13 mil millones de
dólares, y Europa se había levantado otra vez.
Todavía más, el Plan incluyó a Alemania
Occidental, que así se reintegró a la comunidad
europea. (La ayuda fue sólo económica; no
incluyó ayuda militar hasta después de la guerra de
Corea.)

Además de ayudar a volver a levantar Europa, el
Plan Marshall llevó al Plan
Schuman, que a su vez llevó al Euratom,
luego a la "Comunidad del Hierro y el
Carbón y al Mercado Común", y
señaló lo que todavía podía
evolucionar hacia una Europa económica y
políticamente unida. De muchas maneras, el Plan Marshall
satisfizo tanto a los que deseaban que la política
exterior fuera generosa e idealista como a los que deseaban una
realpolitik; ayudó a alimentar a los que
tenían hambre y a alojar a los que no tenían hogar
y al mismo tiempo detuvo la expansión del comunismo y
reestableció la economía europea.

*DE LA POS
GUERRA A LA DECLARACIÓN SCHUMAN*

(1.945-1.950)

Europa tuvo que esperar a una segunda catástrofe,
la Segunda Guerra
Mundial (1.939-1.945), para que se apreciase en toda su
extensión el absurdo suicida al que había llevado
al continente la rivalidad nacionalista. La necesidad de
algún tipo de integración europea que marcara una
nueva manera de reordenar el mapa político europeo se hizo
evidente.

Tres realidades mostraron la necesidad de esta nueva
orientación hacia la integración
europea:

  • En Primer Lugar,
    la conciencia de
    los europeos de su propia debilidad. La Segunda Guerra
    Mundial había puesto fin definitivo a la tradicional
    hegemonía europea en el mundo. Las dos nuevas
    superpotencias, los Estados Unidos y la Unión
    Soviética, tenían un poder económico,
    político y militar muy superior al del
    heterogéneo conjunto de Estados
    Europeos. 
  • En Segundo Lugar,
    la
    convicción de que había que evitar por todos
    los medios la
    vuelta a un enfrentamiento entre los Estados europeos. Las
    dos guerras
    mundiales se habían iniciado como "guerras civiles"
    europeas, y nuestro continente había sido el principal
    campo de batalla en ambas. Se trataba, esencialmente, de
    buscar un acomodo entre Francia y Alemania, que contara con
    el visto bueno de EE.UU. La unidad era el camino para
    garantizar la paz.
  • En Tercer Lugar,
    el deseo
    extendido entre muchos europeos de crear un continente
    más libre, justo y próspero en el que las
    relaciones internacionales se desarrollaran en un marco de
    concordia.

En 1.946, el ex-primer ministro
británico Winston Churchill pronunció un
célebre discurso en la
Universidad de Zúrich (Suiza), considerado por muchos como
el primer paso hacia la integración durante la
posguerra.

"Quisiera
hablar hoy del drama de Europa (…) Entre los vencedores
sólo se oye una Babel de voces. Entre los vencidos no
encontramos sino silencio y desesperación (…) Existe un
remedio, que si fuese adoptado global y espontáneamente
por la mayoría de los pueblos de los numerosos
países, podría, como por un milagro, transformar
por completo la situación, y hacer de toda Europa, o de la
mayor parte de ella, tan libre y feliz como la Suiza de nuestros
días. ¿Cuál es este remedio soberano?
Consiste en reconstituir la familia
europea o, al menos, en tanto no podamos reconstituirla, dotarla
de una estructura que
le permita vivir y crecer en paz, en seguridad y en
libertad.
Debemos crear una suerte de Estados Unidos de Europa. (…) Para
realizar esta tarea urgente, Francia y Alemania deben
reconciliarse."

WINSTON CHURCHILL
DISCURSO EN LA UNIVERSIDAD DE ZÚRICH
19 DE SEPTIEMBRE DE 1.946

*EL TRATADO DE ROMA*

(1.950-1.957)

El primer paso en la creación de la Comunidad
Europea lo va a dar el Ministro de Asuntos Exteriores
francés, Robert Schuman. El 9 de Mayo de 1.950, va a
proponer un plan, diseñado por Jean Monnet, para integrar
y gestionar en común la producción franco-alemana
de carbón y acero. Esta medida de integración
económica buscaba desarrollar el acercamiento entre
Francia y Alemania, alejando definitivamente el espectro de la
guerra en Europa.

A
continuación parte del discurso del Ministro de Asuntos
exteriores de Francia, Robert Schuman.

"Señores, no es cuestión
de vanas palabras, sino de un acto, atrevido y constructivo.
Francia actúa y las consecuencias de su acción
pueden ser inmensas. Así lo esperamos. Francia
actúa por la paz (…) y asocia a Alemania. Europa nace de
esto, una Europa sólidamente unida y fuertemente
estructurada. Una Europa donde el nivel de vida se elevará
gracias a la agrupación de producciones y la
ampliación de mercados que provocarán el
abaratamiento de los precios. (…) Europa no se hará de
golpe, ni en una obra de conjunto, se hará por medio de
realizaciones concretas, que creen, en primer lugar, una
solidaridad de hecho. El gobierno francés propone que se
someta el conjunto de la producción franco-alemana de
carbón y  acero bajo una autoridad
común, en una organización abierta a la
participación de otros países de Europa. La puesta
en común de la producción del carbón y del
acero asegurará inmediatamente el establecimiento de bases
comunes de desarrollo
económico, primera etapa de la Federación
Europea (…)"

DECLARACIÓN
SCHUMAN
9 DE MAYO DE 1.950

Los objetivos originales del Tratado de Roma eran
tres:

  1. La supresión de las barreras comerciales entre
    los países miembros; el establecimiento de una
    política comercial común con respecto a terceros
    países, no pertenecientes a la Comunidad.
  2. La coordinación de las políticas
    agrícolas, económicas y de
    transportes
  3. La eliminación de aquellas medidas,
    públicas o privadas, que restringieran la libre competencia, y
    asegurar la libertad de movimiento de capitales, trabajo y mano
    de obra entre los países firmantes.

Ese mismo año, el gobierno francés propuso
la creación de una Comunidad Europea de Defensa (CED).
Este proyecto
naufragó finalmente en 1.954, cuando la propia Asamblea
Legislativa francesa vetó su aplicación. La CED,
que implicaba una fuerte integración militar y
política, fue sustituida ese mismo año de 1.954 por
la Unión
Europea Occidental (UEO), una organización que en la
práctica ha estado prácticamente anulada por la
OTAN. 

Pese a este tropiezo, el camino de la integración
económica siguió adelante. Así, por el
Tratado de París firmado el 18 de abril de 1.951,
nació la Comunidad Europea del Carbón y el Acero,
la CECA, que convirtió en realidad el Plan Schuman de
1.950. La Alta Autoridad común de la CECA pasó a
estar presidida por Jean Monnet. A esta "Primera
Comunidad Europea" se unieron seis países:
Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y
Luxemburgo ("Los Seis").

Era evidente que la integración económica
era el único camino claro hacia una unidad que
debería llegar tras un largo período; el fracaso de
la CED había demostrado que la unidad política y
militar era aún una utopía.

Los ministros de Asuntos Exteriores de los Seis, bajo la
presidencia del belga Paul Henri Spaak, se reunieron en 1.955 en
la "Conferencia de Messina", fruto de los acuerdos allí
alcanzados fue el paso definitivo en la construcción
europea; el 25 de marzo de 1.957, "los Seis" firmaban los
Tratados de
Roma por los que se creaba la Comunidad Económica Europea
(CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica
(EURATOM).

Tratado firmado el 25 de marzo de 1.957
por el que se estableció la Comunidad Económica
Europea (CEE), también conocida como Mercado Común,
que favorecía la unión económica de los
países europeos occidentales firmantes. Los primeros en
hacerlo fueron Francia, Bélgica, Luxemburgo, Países
Bajos, Italia y la República Federal de Alemania. En enero
de 1.973 se adhirieron el Reino Unido, Dinamarca e Irlanda. Tras
la restauración del régimen democrático
fueron admitidos en la CEE Grecia en
1.981, y en 1.986 España y Portugal. En noviembre de
1.993, la CEE pasó a denominarse Unión Europea,
tras la firma en febrero de 1.992 de su acuerdo constituyente,
conocido como Tratado de Maastricht, que supuso a su vez la
modificación del Tratado de Roma.

LOS ESTADOS UNIDOS,
a diferencia de lo que hicieron tras la Primera Guerra
Mundial, no optaron por el aislamiento y asumieron su
responsabilidad como primera potencia mundial, adoptando una
política de resuelta intervención en los asuntos
europeos. 

El gobierno estadounidense estaba convencido de que las
trabas al libre comercio
que se habían extendido tras la depresión de 1.929,
y habían llegado a su máxima expresión en la
autarquía nazi y fascista, habían sido responsables
en gran medida de la tensión internacional que
llevó a la Segunda Guerra Mundial. La adopción
de una política de libre comercio se convirtió en
una condición básica para que cualquier país
recibiera la tan ansiada ayuda económica
norteamericana.

En esos momentos, además, se estaba iniciando la
"Guerra Fría". Los Estados Unidos, aplicando la denominada
"Doctrina Truman" cuya finalidad era frenar la expansión
del comunismo y de la Unión Soviética, lanzaron el
denominado "Plan Marshall" de ayuda económica a los
países europeos. Se trataba de fomentar el desarrollo
económico de la destrozada Europa con el objetivo
político de impedir la extensión del
comunismo.

Los norteamericanos promovieron la creación de
una organización europea centralizada que administrase y
organizase el reparto de la masiva ayuda económica del
Plan Marshall. Con este objetivo se creó, en 1.948, la
Organización para la Cooperación
Económica Europea (OECE). Este fue uno de los primeros
organismos que agruparon a gran parte de los países de la
Europa occidental. La OECE ayudó a liberalizar el comercio
entre los estados miembros; introdujo ideas tendentes a acuerdos
monetarios; y a desarrolló, en general, la
cooperación económica en aspectos
concretos.

En 1.949, siguiendo de nuevo la iniciativa
norteamericana, la mayoría de los estados
democráticos de Europa Occidental fundaron, junto a EE.UU.
y Canadá, la OTAN, la gran alianza militar occidental
enfrentada a la URSS.

Un año antes, en 1.948, había iniciado su
andadura el Benelux (Unión
Aduanera de Bélgica, los Países Bajos y
Luxemburgo) con la aplicación de un arancel
exterior común. Este organismo había sido creado en
1.944, antes del final de la Segunda Guerra Mundial.

Otro paso importante lo constituyó la
creación del "Consejo de Europa" en 1.949. Este organismo,
aún hoy existente, trata de fomentar la cooperación
política entre los países europeos. Sus estatutos,
sin embargo, no recogen como objetivo la unión, ni la
federación de los Estados, y en ellos no se prevé
ningún tipo de cesión de soberanía por parte de los Estados
miembros. Su principal función ha
sido reforzar el sistema democrático y los derechos humanos
en los Estados miembros.

DEL ESTADO ENEMIGO A LA
COOPERACIÓN.
En Alemania occidental el
Secretario de Estado norteamericano Byrnes patentizó el
cambio en el
discurso que pronunció en Stuttgart el 6 de septiembre de
1.946. La ocupación estalinista y las líneas
fronterizas de Polonia fueron calificadas de meramente
provisionales. Desde su enfoque la presencia militar de los
aliados occidentales en Alemania occidental ya no
respondía a su papel de potencias de ocupación y
control, sino que traducía su función de potencias
protectoras. A iniciativa de Gran Bretaña y de los Estados
Unidos y superada la inicial resistencia
francesa se crearía finalmente la trizona como área
económica occidental uniforme. La amenaza de un nuevo
avance soviético hacia el Oeste a continuación del
golpe de
Estado del 25 de febrero de 1.948 en Praga fue uno de los
factores que al final movió a Francia a alinearse con los
planteamientos aliancistas occidentales. Los criterios de Byrnes
se plasmaron en el Pacto de Brúcelas (17 de marzo de
1.948) y finalmente en el Tratado del Atlántico Norte,
firmado el 4 de abril de 1.949.

A efectos de la funcionalidad de este tipo de alianza
era imprescindible dotar a Alemania Occidental de una
organización política y económica uniforme.
En consecuencia, Francia, Gran Bretaña y los Estados
Unidos acordaron en la Conferencia de Londres (23 de febrero a 3
de marzo y 20 de abril a 1 de junio de 1.948), en la cual
participaron también por primera vez los países del
Benelux, un ordenamiento estatal conjunto para las zonas de
ocupación occidentales.

Mientras que las
potencias occidentales todavía estaban ocupadas en la
elaboración de sus recomendaciones a los jefes de los
gobiernos de la parte occidental en relación con la
convocatoria de una asamblea constituyente, Stalin utilizó
la puesta en circulación del marco alemán (DM) en
la parte occidental del país a raíz de la reforma
monetaria del 20 de junio de 1.948 como pretexto para forzar la
anexión de Berlín occidental a la zona de
ocupación soviética mediante un bloqueo de la
ciudad. En la noche del 23 al 24 de junio de 1.948 se
interrumpieron todas las comunicaciones
terrestres entre las zonas occidentales y Berlín-Oeste. Se
suspendió el abastecimiento de energía y alimentos
desde la zona soviética a través del sector
oriental. Hasta el 12 de mayo de 1.949 Berlín–Oeste
fue abastecido por medio de un puente aéreo
aliado. Esta patente
adhesión a Berlín como avanzadilla de la
política y de las formas de convivencia occidentales y la
demostración del poderío de los Estados Unidos
propiciaron en Alemania occidental la voluntad de
cooperación con las potencias de
ocupación.

LA FUNDACIÓN DE LA
REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA (RFA).
Ya desde
1.946 Alemania Occidental venia recibiendo ayuda americana
(programa GARIOA), pero el impulso decisivo para la
reconstrucción del país partió del Plan
Marshall contra "el hambre, la pobreza, la
desesperación y el caos", a través del cual se
canalizaron hacia Alemania occidental un total de 1.400 millones
de dólares entre 1.948 y 1.952.

Mientras que en la zona ocupada por los
soviéticos avanzaba la socialización de la industria, en
la parte occidental se fue imponiendo a raíz de la reforma
monetaria el modelo de la "economía social de mercado"
(Alfred Müller-Armack 1.947). Este orden económico se
completó en la Ley Fundamental con los principios del
Estado de Derecho
y del Estado social y mediante la estructuración federal
de la República. La nueva constitución alemana se
denominó conscientemente "Ley Fundamental" para subrayar
su carácter provisional. El planteamiento de fondo era
promulgar una constitución definitiva una vez que se
hubiera restablecido la unidad de Alemania. La Ley Fundamental
entró en vigor el 23 de mayo de 1.949 con la
proclamación solemne por el Consejo Parlamentario en
Bonn.

PREÁMBULO DE LA LEY
FUNDAMENTAL PARA LA REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA

23 DE MAYO DE 1.949

"Consciente de su responsabilidad ante Dios y ante los
hombres (Im Bewusstsein seiner Verantwortung vor Gott und den
Menschen) y animado de la voluntad de preservar su unidad
nacional y política y de servir a la paz del mundo como
miembro con igualdad de
derechos en una
Europa libre, el pueblo alemán (das deutsche volk) ha
decidido en los Estados (Landern) de Baden, Babiera (Bayern),
Brema, Hamburgo, Hessen, Baja Sajonia (Niedersachsen), Renania
del Norte-Westfalia (Nordrhein- Westfalen), Renania-Palatinado
(Rheinland-Pfalz), Schleswig- Holstein, Wurttemberg-Baden y
Wurttemberg-Hohenzollern y en virtud de su potestad
constituyente, otorgar la presente Ley Fundamental de la
Republica Federal Alemana a fin de conferir a la vida
política un nuevo ordenamiento por un período
transitorio (fur eine Ubergangszeit). Ha actuado, además,
en nombre de los alemanes a quienes estaba impedido participar en
esta obra. El pueblo alemán en su conjunto queda
comprometido a completar la unidad y la libertad de Alemania
mediante libre autodeterminación (in freier
Selbstbestimmung)".

Lógicamente, en la Constitución
confluyeron numerosos criterios de las potencias de
ocupación occidentales, que fueron las que confiaron el 1
de julio de 1.948 (documentos de
Frankfurt) a los jefes de gobierno de Alemania occidental la
elaboración de la Carta Magna.
Al mismo tiempo quedaron reflejadas en la nueva
Constitución las experiencias de la República de
Weimar y la tiranía nacionalsocialista.

La Convención Constitucional de Herrenchiemsee
(10 a 23 de agosto de 1.948) y el Consejo Parlamentario reunido
en Bonn (65 delegados de los parlamentos regionales asistieron a
la reunión del 1 de septiembre de 1.948) sometieron en la
Ley Fundamental a los futuros gobiernos, partidos y demás
fuerzas políticas a los principios de una tutela
jurídica "antepuesta". Desde entonces son punibles e
ilícitos cualquier intento de subvertir el régimen
democrático de libertades e instaurar dictaduras, sean de
derechas o de izquierdas.

Consecuentemente,
la República Federal de Alemania se compromete en un
artículo de la Carta Magna (Artículo 23 de la Ley
Fundamental, conocido como Artículo Europeo) a garantizar
los principios democráticos, del Estado de Derecho,
Sociales y Federales en una Europa Unida.
Estas normas se
explican como reacción inmediata a las experiencias
durante la dictadura nazi, que había perseguido a la
mayoría de los "políticos de la primera etapa"
activos a partir
de 1.945, quienes aportaron a la reconstrucción de
Alemania las tradiciones democráticas del espíritu
de 1.848 y 1.919 y de la "sublevación de la conciencia"
del 20 de julio de 1.944. Todos ellos encarnaban ante los ojos
del mundo la "otra Alemania" y se granjearon el respeto de las
potencias de ocupación. Hombres como el primer Presidente,
Theodor Heuss (F.D.P.), el primer Canciller Federal, Konrad
Adenauer (CDU), o Ludwig Erhard (CDU), conocido como la
"locomotora" del "Milagro Económico", pero también
los grandes líderes de la oposición del SPD, entre
ellos Kurt Schumacher y Erich Ollenhauer, así como el
ciudadano del mundo que fue Carlo Schmid, dieron al nuevo sistema
de partidos en Alemania occidental un perfil inconfundible. Paso
a paso se fueron ampliando las facultades de consulta y la
influencia política alemanas (estatuto de
ocupación, Acuerdo de Petersberg, integración en el
GATT,
adhesión a la Comunidad Europea del Carbón y del
Acero). En julio de 1.951 Gran Bretaña, Francia y los
Estados Unidos de América dieron por terminado el estado
de guerra con Alemania; la Unión Soviética
haría lo propio en enero de 1.955.

SEGURIDAD MEDIANTE
INTEGRACIÓN EN OCCIDENTE.
Para el
Canciller Federal Adenauer, que hasta el año 1.963
dejó un sello muy personal en la
política exterior e interior de Alemania, el objetivo
político supremo era la reunificación de Alemania
en paz y libertad. La incardinación de Alemania occidental
en la comunidad atlántica de defensa era una
condición sine qua non para lograr ese objetivo.
Así pues, la República Federal, no bien se
derogó el estatuto de ocupación, se
incorporó a la OTAN (5 de mayo de 1.955). Paralelamente se
impulsó la construcción en común de las
Comunidades Europeas (Tratados de Roma, 1.957).

Los recelos de
Adenauer frente a Moscú eran tan hondos que en 1.952
rechazó conjuntamente con Occidente la oferta de
Stalin de reunificar Alemania hasta la línea Oder-Neisse
bajo un estatuto de neutralidad. La oferta le resultó
demasiado dudosa como para jugarse la tarea pendiente de la
integración occidental de la República
Federal.

Su
prevención resultó estar más que
justificada, como se comprobó el 17 de junio de 1.953,
cuando los tanques soviéticos aplastaron la
insurrección de la población de la RDA contra la
falta de libertad y la permanente vuelta de tuerca de la productividad
(Hans Mayer). Pero también se puso de manifiesto que sin
Moscú no habría ningún avance verdaderamente
sustancial en la cuestión alemana. Por eso la fría
razón de Estado aconsejaba el establecimiento de
relaciones diplomáticas con la Unión
Soviética en cuanto principal potencia
europea.

En vista del terminante rechazo de
los aliados, Nikita Serguéievich Kruschev (1.894-1.971),
sucesor de Stalin, intentó avanzar en la cuestión
de Berlín empleando tonos más sugestivos y
efectivamente, su visita a los Estados Unidos en 1.959
mejoró notablemente el ambiente.

El caso es que el presidente estadounidense Eisenhower
llegó a afirmar, cosa que causaría malestar en el
gobierno de Bonn que las infracciones de los soviéticos en
Berlín no eran tan graves como para que fuera de Alemania
tuvieran que ser valoradas como casus belli.

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