El ahuyentamiento de "colas" de agua: tradición viva de un pueblo (México)
- Justificación
- Breve
recorrido por Zinacantepec - Algunos
aspectos técnicos sobre el origen de los tornados, micro
tornados o ráfagas de viento - Las
creencias de nuestros antepasados con respecto al viento y la
lluvia - Rituales en
torno al viento y la lluvia que se llevan a cabo en nuestros
días - Conclusiones
- Fuentes
JUSTIFICACIÓN
Es una realidad el hecho de que muy poca gente conoce
los verdaderos orígenes del lugar en donde vive y,
más aún, las tradiciones y costumbres que han sido
heredadas de nuestros antepasados. Todo esto no tiene otra
explicación más que la continua educación que hemos
recibido a lo largo de nuestra vida y que da prioridad a toda la
enseñanza europea iniciada con los griegos.
En este sentido, todo aquello que no tenga nada que ver con los
conocimientos del viejo continente será relegado como
simple información adicional a nuestra
formación.
Es así como podemos entender la nula
preocupación que la gente tiene sobre la extinción
de conocimientos antiguos que bien podríamos adquirir si
pasáramos algún tiempo
platicando con nuestros abuelos o la gente adulta de nuestro
barrio, pueblo o municipio.
Uno de los ejemplos más firmes del que puedo
hablar para sostener tal indiferencia es que la mayoría de
las personas, ajenas a los procesos
agrícolas o a los rituales encaminados a su buena
ejecución, exponen un desdén muy marcado hacia la
realización manual de tales
prácticas argumentando que en nuestros días "eso"
es un síntoma de atraso para la comunidad, pues
ya existe tecnología que puede
realizar tales trabajos o, bien, que esos terrenos bien
podrían utilizarse para instalar fábricas o
sucursales comerciales; por tal razón, explican,
sería necesario erradicarles para darle paso a una vida
más tecnificada y fácil.
En mi caso, he logrado adquirir una inquietante conciencia sobre
mis orígenes y sobre los conocimientos antiguos debido a
que en una de las muchas y extensas pláticas con mi
abuelita, ya finada, Leonor Martínez Azotea, he encontrado
reminiscencias de nuestros antepasados.
En este sentido, no me queda más que decir que no
hay nada más estimulante y edificante que los cuentos que
son relatados por la gente adulta. Mi abuela, en este tenor, un
día me despejó la duda del porqué en una
ocasión en que se avecinaba una tormenta decidió,
después de meter a buen resguardo a sus animales (gallos,
guajolotes y borregos), salir con un machete para hacer cruces en
el aire y en
la tierra, al
momento que decía: "fuerzas celestes, fuerzas del viento,
eviten pasar por estos lugares dejando a su paso la
destrucción. Por favor, San Miguel Arcángel,
virgencita de los Dolores del Rayo ampárenme para evitar
esta tormenta. Córtate, córtate, huye, huye,
así sea…Gracias Dios, gracias San Miguel, gracias
virgencita".
Tal experiencia significó para mi algo confuso y
que no tenía relevancia; sin embargo fue muy grande mi
sorpresa cuando me percaté de que las nubes que avizoraban
la tempestad muy pronto se deshicieron hasta quedar como simples
nubes blancas, inofensivas a la vista y, por supuesto, a la
siembra.
Para mi pensamiento,
totalmente occidentalizado, esto representaba más el
poder de
fuerzas sobrenaturales, cosas del diablo o de alguna otra entidad
enfatizada por mi religión; pero poco a
poco al convivir más con ella y con las labores
agrícolas comprendí que todo esto respondía
a una fuerte comunicación con el medio
ambiente. A partir de entonces mi perspectiva cambió y
mi conciencia sobre el pasado fue reforzada, también,
gracias mis clases dentro de la Facultad.
No obstante, con tales pensamientos ignorantes y
despectivos, como los que mencioné anteriormente, podemos
percatarnos de la grave situación en la que se encuentra
nuestra verdadera historia, si así
puede llamársele, y que está condenada, tal y como
lo expusieron los zapatistas chiapanecos que se rebelaron en
1994, al olvido. No obstante, el trabajo que
tenemos nosotros como historiadores consiste precisamente en ese
rescate de nuestros conocimientos, creencias y mitos del
pasado, para así difundirlo a nuestra sociedad e
impedir su extinción. Hoy, adelantándome, a mi
escrito, puedo decir que esta ponencia sólo es una parte
del tributo que le debo a mi abuelita y la obligación que
tengo con mi pasado, pues yo mismo, ahora, llevo a cabo tal
ritual.
Es por esta razón, entonces, que creí
necesario hacer la recopilación y estudio de una creencia
muy difundida en el municipio de Zinacantepec: el ahuyentamiento
de las "colas" de agua. Tal
creencia tiene como principal finalidad "espantar" las nubes que
pudieran traer una tormenta o granizo y así cuidar las
parcelas, y los animales que pudieran resentirla. La
realización de estas prácticas de acuerdo a lo que
he podido observar ha sido tachada de absurda e irrelevante, pues
algunas personas, minoría afortunadamente, tachan de locos
e "ignorantes" a los practicantes de tales ritos.
Debido a esto, siento necesario realizar el rescate de
estas creencias, por medio de su difusión, para demostrar
que todos estos procedimientos
tienen un fundamento místico-religioso muy elaborado y que
obedece a conocimientos muy antiguos surgidos de años de
estrecha relación con la naturaleza.
Todos los ritos que realizaron nuestros antepasados y que
realizan algunas personas que heredaron los conocimientos siempre
tienen un fin: apoyarse en la naturaleza para resolver sus
necesidades físicas y espirituales, siempre y cuando se le
respete y prodigue un gran cuidado.
INTRODUCCIÓN
En el presente texto pretendo
exponer el procedimiento que
se lleva a cabo en el municipio de Zinacantepec para ahuyentar
las nubes que provocan las lluvias intensas, granizadas o fuertes
vientos. Asimismo, buscaré cuáles fueron los
orígenes de tal ritual y así encontrar un
fundamento sólido para entender su
realización.
Para tales efectos, he decidido dividir mi trabajo en
cuatro capítulos, con el fin de lograr una mayor
comprensión sobre el tema. El primero de ellos dará
cuenta de algunas características generales que tiene el
municipio en cuanto a geografía, cultura y
meteorología, así como algunas prácticas que
se llevan a cabo en cuanto a la cuestión
agrícola.
El segundo capítulo tratará sobre los
conocimientos técnicos que tenemos hasta el día de
hoy para entender la aparición de estas actividades
meteorológicas y se analizarán a partir de las
disposiciones geográficas del municipio, con el fin de
entender la constante presencia de éstos en la vida
agrícola del territorio.
El tercer capítulo expondrá las creencias
que nuestros antepasados tenían con respecto a la lluvia y
el viento. Con esto se podrá entender el origen de las
prácticas en nuestros días y se mostrará el
fundamento místico o religioso. Tal tarea tendrá
que ir encaminada con la idea de que la conquista española
trajo consigo nuevas ideas y formas de entender el entorno, por
lo que, nuevamente me adelanto, hay que reconocer un sincretismo
que hace peculiar el contenido de los rituales.
El cuarto capítulo hablará de los ritos
tal y como se llevan a cabo en nuestros días tomando en
cuenta que hubo esta integración o sincretismo entre nuestra
cultura mexicana antigua y la española. Se
advertirán las distintas formas de practicarlos que tienen
las personas que se dedican a ahuyentar nubes.
Por último, se anotarán las conclusiones
que hayan surgido a partir del conocimiento
de los distintos rituales en mi municipio y la razón por
la cual son contadas las gentes que los llevan a cabo. Asimismo,
explicaré cuál es la importancia de retomar
nuevamente los valores
indígenas en nuestra vida y el daño
que le hemos hecho a la naturaleza al pensar que sólo vale
nuestra satisfacción material si ésta se logra a
costa de la destrucción del entorno.
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