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El proceso de la conquista de México (página 2)



Partes: 1, 2

También es importante la lectura de
este libro para
lograr entender a un Cortés que preveía las cosas
antes de hacerlas y donde siempre buscaba la conciliación,
ya fuera con el rey o con sus soldados. Gustaba hacerlos sentir
bien para ganar su confianza, incluso esto, como lo explica en su
libro, le sirvió para ganarse la confianza de los mexicas.
Cortés constituye un mito especial
en nuestro tiempo, ya que
figura como el icono del "extranjero represor y dominante". En
este sentido, es representado en nuestras historias maniqueas de
educación
primaria como el personaje necesario para hacerla del "malo" de
la película, cuando lo que nos debería importar es
entender sus acciones, a la
luz de las
necesidades, obstáculos y ventajas que se le presentaban
en ese momento. En suma, en su libro Cortés demuestra
cómo debe llevar a buen término sus acciones un
estratega.

Con el segundo, no queda más que "pasear" por
todo el proceso de
conquista desde la llegada de los españoles a Veracruz
hasta la caída de Tenochtitlán, ya que Díaz
del Castillo posee en su escritura una
gran virtud para el detalle. Además, figuró como
soldado desde que Cortés emprende la conquista. La
escritura de su libro es polémica en el sentido de que lo
realiza a partir de la necesidad de contar la historia de los hombres que
lograron la victoria junto a Cortés. A éste le
habían confeccionado una historia muy idólatra de
su persona y no es
para menos, ya que el que la escribe es su clérigo de
cabecera, Francisco López de Gómara. Además
algo que caracteriza a Bernal Díaz es explicar los
episodios de una manera muy coloquial; es decir, a diferencia de
Cortés no busca impactar con verborrea sus escritos, sino
más bien aprovecha su habilidad de relator apasionado para
influir en el lector y darle una gran importancia como
conquistador. Cuestión que se ha discutido mucho, pues no
figura tanto como otros hombres que acompañaron a
Cortés. De no ser por su historia quizá nada se
sabría de él.

En el tercer libro, es necesario hacer el rescate y
reflexión de las historias contadas por los
indígenas; es decir, permitirles una trascendencia dentro
del relato de la contienda, la cual les ha sido negada al creer
en un arrasamiento de su cultura y, por
ende, de su historia. León-Portilla ha hecho un gran
trabajo por
recopilar los textos indígenas que surgieron
después de la conquista, cuando los frailes evangelizaron
y educaron a la usanza española a los indios
volviéndolos bilingües. Su historia representa una de
las mayores visiones para entender cuál fue el sentimiento
general de la población antigua, la cual se vio minada
por el poder militar
de otro pueblo que llegó a sus territorios. Mucho
más cuando toda su vida giraba en torno a una
cosmogonía, a la búsqueda de un equilibrio con
la naturaleza y
al continuo estudio astrológico. Por esta razón, su
"caída" no se basa para ello más que en un castigo
de dioses, la resulta de varias profecías, agüeros o
señales
de la naturaleza que anunciaban su fin.

EL PROCESO DE CONQUISTA DE
MÉXICO

A raíz de que Hernán Cortés, ya
adolescente, conoció a Diego de Velázquez
demostró sus aptitudes en aspectos de navegación y
tras un viaje en compañía de este capitán,
Cortés llega a Cuba y radica
un tiempo ahí. Durante esta estancia Velázquez se
auto nombra gobernador y organiza dos viajes de
exploración al continente americano: el primero encabezado
por Hernández de Córdoba, que solamente
conoció las costas de Yucatán y Campeche y el
segundo con Juan de Grijalva que llegó hasta Veracruz;
pero éste tardó en regresar y Velázquez
pidió a Cortés que se alistara para salir a
buscarlo. Cuando todo estuvo listo Grijalva llegó y ya no
fue necesario que Cortés se marchara. Sin embargo,
Cortés persistió en su salida y Velázquez le
negó todo tipo de ayuda. Al respecto Bernal Díaz
del Castillo narra todas las dificultades por las que
Cortés tuvo que para embarcarse y la manera en que
Velázquez se reconcilió con él cuando hubo
logrado su objetivo.
Cortés en su libro explica un resentimiento con
Velázquez a partir de que pensaba que no era un buen
navegante.

El primer punto al que llegó Cortés fue
Cozumel donde encontró a un naufrago español
llamado Jerónimo de Aguilar, el cual le sirvió de
guía e intérprete por su vasta experiencia que tuvo
tras ocho años de convivir con indígenas. La
primera batalla que Cortés disputó se llevó
a cabo en Tabasco en el poblado de Centla. Este enfrentamiento,
cuenta Bernal Díaz del Castillo, fue casi perdido por los
españoles y expone que lograron la batalla gracias a la
aparición del apóstol Santiago montado en un
caballo, lo que asustó de sobremanera a los indios que
decidieron huir. Si bien, uno creería que los
indígenas tomarían este episodio como algo que
nunca habían visto (o sea un caballo) en la
Visión de los Vencidos se relata esto
también como una aparición, aunque debe entenderse
que los indígenas que escribieron los relatos ya estaban
influidos por la religión
católica. Cortés lo trata en el mismo
término que Bernal Díaz e incluso agradece en
persona a dios por tal acción.

Aquí es necesario discutir el providencialismo de
Cortés y Bernal Díaz del Castillo que puede ser
entendido por el arraigo religioso de los españoles y,
asimismo, porque el momento que vivieron debió haber
significado el fin de sus vidas, de ahí la necesidad de un
milagro. Aunque hay que entender también que pudo haber
sido una jugada táctica para influir confianza en las
tropas españolas.

Después de la victoria española a los
indios no les quedó otra alternativa más que dar la
bienvenida a los españoles. En este convite fueron
entregadas veinte mujeres entre las que figuró Malitzin,
que sería bautizada por ellos como Marina. Esta mujer
sirvió igualmente de intérprete y embajadora en
Tenochtitlán. Dentro de los textos españoles se
señala la importancia, decisiva, de esta mujer como un
medio para entender al pueblo a conquistar, así como para
la interacción en los primeros encuentros
pacíficos.

Cortés hace una gran alusión al momento en
que un Viernes Santo de 1519 funda la Villa Rica de la Vera Cruz,
que significó el rompimiento de relaciones con Diego de
Velázquez y le permite en ese momento tener un mayor
control tanto de
sus tropas como de los pueblos conquistados. Ya que va dejando a
un representante de ayuntamiento mientras prosigue la entrada a
Tenochtitlán.

Cuando Cortés salió de Veracruz en busca
del territorio mexica se encontraron con otomíes a los que
derrotaron y de los que se valieron para comunicarse con los
tlaxcaltecas, quienes opusieron resistencia; pero
igualmente fueron vencidos. Hernán Cortés, gracias
a su diplomacia, logró una alianza con el jefe tlaxcalteca
Xiconténcatl, con lo que pudieron establecerse por un
tiempo en estos territorios. En estos momentos, cuenta Bernal
Díaz, Cortés sabia de sobra cuántos enemigos
tenía el imperio azteca por abuso tributario. Asimismo,
Cortés explica en su libro que era necesario hacerse de
gente que odiaba a los mexicas para emprender su plan. Para esto
lleva a cabo muchas acciones como el buen trato, reparto de
comida, cesión de títulos, etcétera, para
ganar la confianza de los indígenas.

Al salir de Tlaxcala hubo una traición,
perpetrada por españoles e indios, hacia Cortés en
Cholula que terminó con una severa matanza de indios. A
pesar de acciones como ésta Cortés logra llegar a
Tenochtitlán (1519) donde fue recibido como realeza por
Moctezuma, que poco después lo harían
prisionero.

Después de un año de estancia en
Tenochtitlán Cortés tuvo que enfrentar una nueva
batalla; pero ahora contra un español llamado
Pánfilo de Narváez que había sido enviado
por Diego de Velázquez. La batalla se llevó a cabo
en Cempoala y Cortés terminó con el problema. A su
regreso a Tenochtitlán, Cortés se dio cuenta de una
matanza realizada por Pedro de Alvarado hacia los
indígenas durante la fiesta de Tóxcatl, dedicada a
Huitzilopóchtli. Encontró tan agitada a la
población indígena que fue necesario hacer salir a
Moctezuma para tratar de calmarlos; pero los mexicas arrojaron un
sinfín de pedradas y una de éstas dio muerte al
emperador.

Las tres fuentes hacen
alusión de la pedrada al tlatoani. Característico
dentro de este acontecimiento es la narración en la
Visión de los Vencidos de la impotencia con que
explican cómo el "Sol" Alvarado se aprovechó de
ellos y cómo fueron mutilados cuando lo único que
hacían era disfrutar una de sus celebraciones.

Cortés optó por salir de la ciudad y, a la
mitad del camino, fueron interceptados por los aztecas que casi
los aniquilaron. Los españoles encontraron tranquilidad
hasta la región llamada Popotla donde Cortés
lloró la derrota en un ahuehuete. Después de este
episodio los españoles regresaron a Tlaxcala para
refugiarse y tomar fuerzas. Si el relato de los indígenas
en la recopilación de Portilla resulta doloroso,
también en la narración de Bernal Díaz se
explica cómo ya ellos habían asimilado su derrota y
la necesidad de encontrar nuevamente a los aliados para
así regresar, si era posible, a España.

Mientras en Tenochtitlán Cuitláhuac
sucedió a Moctezuma; pero duró muy poco tiempo en
el trono, ya que se enfermó de viruela y murió.
Este emperador tenía la fama de ser un gran guerrero que
tenía un gran odio por los españoles, por lo que su
muerte para el pueblo mexica fue muy dolorosa. En la
Visión… se explica la magnitud que tuvo la
intromisión de enfermedades en la
disminución del poder que ya había sido nuevamente
concentrado en la capital
tenochca. Vino, entonces, al poder Cuauhtémoc que era muy
joven y durante su gobierno se dio
nuevamente el regreso de los españoles, los cuales
habían hecho crecer sus tropas con tlaxcaltecas y
españoles que llegaron de algunas expediciones.

Para agosto de 1521, México-Tenochtitlán ya estaba tomado
por Hernán Cortés, se mandó hacer prisionero
a Cuauhtémoc y lo torturaron para que dijera la
ubicación de más riquezas; pero fue en vano y
mataron al rey mexica. Hacia 1528, Cortés fue a
España a entrevistarse con Carlos V, ya que era necesario
que le reconociera nuevamente como gobernador de la nueva
España. Este título lo había perdido
después de comisionar a oficiales reales que gobernaran
mientras él arreglaba asuntos en España, sin saber
que se le rebelarían. Desgraciadamente el Rey de
España sólo le concedió el título de
Marqués del Valle de Oaxaca y otras concesiones menores.
Cortés en su texto se
siente muy defraudado por la actitud de la
corona ante sus peticiones y es que para él haber dejado
casi la vida en territorios, donde supuestamente pretendía
que entrara el evangelio, no tenían mérito.
Incluso, Cortés, como explica Bernal Díaz, muere en
un estado de
angustia debido a que sus logros no habían sido
reconocidos. De ahí que siempre quisiera demostrar su
poder; pero para la expedición a Guatemala ya
no era el mismo que había llegado a
México.

Los tres libros hacen
una referencia muy detallada en cuanto al proceso
histórico, aunque en la recopilación de los
indígenas hay un peso mucho más moral y
cósmico; es decir, dan prioridad a los sentimientos que
surgieron a raíz de la decadencia en la que caían a
manos de los españoles. Mientras, con las otras dos
fuentes lo único que se encuentra de sustancia en ellos es
siempre una justificación personal que les
de renombre sobre los demás: para Cortés escribir
la historia significó buscar beneficios económicos
y para Bernal Díaz resaltar su figura como soldado en el
proceso de conquista.

Para terminar, es necesario también entender que
dentro de este texto se maneja el término conquista no
sólo en el contexto militar que tuvo el proceso, tampoco
se discrimina por eso su importancia. Más bien, hay que
entender que en tal concepto
están inmersos procesos
ideológicos, psicológicos y culturales. Toda esta
gama de procesos son el resultado de una interacción entre
dos pueblos. Una asimilación que tuvieron al encontrarse,
ya sea por la vía pacífica o militar. Entonces, si
hablamos de conquista hablamos de esa acepción en su
sentido más general. Lo importante sería entender
que tanto ellos se quedaron con parte de las creencias e ideas
indígenas como nuestros antepasados también
asimilaron las suyas. Esto quizá sin la necesidad de la
imposición, tan sólo por la relación que
hubo a partir de su encuentro.

LA
CONQUISTA, HOY

Estamos ya instalados en el siglo XXI y es penoso que
aún hagamos de lado a nuestros indígenas,
tomándolos como un estandarte del atraso y la
vergüenza. Tal situación no es para menos,
advirtiendo que nuestros sistemas
político y económico están más
preocupados por las ganancias monetarias a costa de los
más humildes que en la búsqueda de programas
sociales que los beneficien. Así, si no figuras como
negociante o como consumidor no
entras en el juego del
neoliberalismo
ni de la
globalización. Y como los indígenas buscan un
respeto a sus
diferencias, pues prefieren (los políticos, las
oligarquías financieras, los tecnócratas y otros)
no escucharlos, reprimirlos y buscar, de una forma escalofriante,
su desaparición del mapa para lograr adueñarse de
su poco sustento de vida –la tierra
para utilizarlo para un negocio mucho más rentable. Un
ejemplo basta: los indígenas chiapanecos estorban dentro
del territorio de Montes Azules, pues ahí se quiere
construir un centro de hotelería
y esparcimiento.

Hoy, los indígenas siguen subyugados y ya no son
los españoles los culpables, si queremos hablar de una
forma maniquea. Somos nosotros mismos los que los rechazamos, los
que los humillamos, los que los obstaculizamos. Solamente nos
gusta verlos como una artesanía típica más,
algo que sólo nos representa cuando los presumimos ante
los extranjeros, personas que vemos normales y hasta como
hermanos cuando los encontramos en las ruinas de cualquier centro
ceremonial indígena. Esta situación lejos de
favorecerles los introduce más en la ignominia y e la
desesperanza de alcanzar "un mundo donde quepan todos los
mundos", como explican los zapatistas, donde su autonomía
no signifique separación sino
interrelación.

Ahora, respecto a nuestra actitud ante los
españoles, quienes son vistos como los transgresores de
nuestra cultura, debemos entender que este tipo de pensamiento no
refleja más que nuestra ignorancia sobre la historia de
México, ya que si algo es bien sabido por mí a
partir de este curso es que los españoles han forjado
nuestra identidad con
valores
sólidos tanto en el sentido social como religioso. Si
bien, su estructura
política
ha hecho que nuestras instituciones
hayan degenerado en la corrupción
no podemos obviar que muchos de sus aportes a nuestra cultura. Un
ejemplo claro la rica gama gastronómica que nos da un
renombre mundial. Además, debemos entender que los
españoles que vinieron hace quinientos años no son
las mismas personas que ahora habitan ese gran país
europeo, por lo tanto es inaceptable descalificarlos con
improperios como "méndigos gachupines que nos
conquistaron" o "gracias a ustedes este país es lo que
es".

Debemos entender que hoy vivimos otra etapa
histórica donde lejos de juzgar por el pasado a gentes de
nuestro tiempo, es necesario junto con ellos analizar tal proceso
para entenderlo de una manera más concisa.

Para terminar sólo quiero resaltar que ante la
cuestión indígena de México ellos –los
españoles- se han visto mucho más preocupados por
lo que pase, por ejemplo, en Chiapas que
algunos mexicanos. Gran parte de la juventud
crítica
de España se encuentra haciendo guardias en la Selva
Lacandona para observar que el ejército no reprima a los
naturales del lugar. Mientras, algunos de nosotros, mexicanos y
dizque más comprometidos, estamos gozando de la paz que
nos brinda la ciudad y la poca importancia de que nuestros
indígenas sufran hambre, represión y
muerte.

 

Javier Cervantes
Mejía

Toluca, México

Enero 2004

Estudiante de Historia

Partes: 1, 2
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