RESUMEN:
Introducción. Bases teóricas. Evaluación
del aprendizaje.
Nuevos paradigmas en
educación.
El Proyecto
Pedagógico de Aula. Conclusión. Lista de
referencias.
Desarrollo
El aprendizaje ha orientado el trabajo de
investigación e intervención de
numerosos científicos sociales desde hace muchos
años, por lo que han sido construidas muchas teorías
que pretenden explicar dicho fenómeno social.
Destaca dentro de esta gama de tendencias explicativas
el constructivismo
como una de las tendencias que ha logrado establecer espacios en
la investigación e intervención en
educación, por su sistematicidad y sus resultados en el
área del aprendizaje, a diferencia de otros enfoques, que
plantean explicaciones acercadas solo al objeto de estudio y
otras que sólo acuden al sujeto cognoscente como
razón última del aprendizaje, el constructivismo
propone la interacción de ambos factores en el
proceso social
de la construcción del Aprendizaje
significativo.
Por lo tanto, la presente investigación se
fundamenta en los aportes de las teorías: Constructivista
de Vigotsky
(1.973); la cognoscitiva de Piaget (1.971)
en su enfoque constructivista y la teoría
del aprendizaje significativo según Ausubel
(1983).
La evaluación del aprendizaje es un proceso que
permaneció estancado por muchos años bajo el
enfoque tradicional denominado también unidireccional. Es
así, que mediante variados test y pruebas
estandarizadas, se intentó medir la actuación de
los alumnos, su actitud,
interés
y necesidades. Con el propósito de obtener una
calificación que dejara constancia de la trayectoria del
estudiante y sirviera para satisfacer el requisito
administrativo.
Anteriormente los conocimientos y actitudes del
alumno quedaban encerrados en una escala del 01 al
20, sin apreciación alguna. Los padres no conocían
realmente las potencialidades o limitaciones del alumno. Este
sistema no
permitía determinar la capacidad de aprender y de
comprender del alumno, la evaluación numérica se
limitaba al examen escrito o la prueba final. El resultado, en
ocasiones, era excelente, sin embargo días después
el estudiante era aplazado.
Entonces surgía la pregunta…¿qué
ocurrió si antes sacó tan buena nota?.
Sucedía que el alumno estaba sometido a presiones y a
determinadas circunstancias indicadas en su comportamiento, ante un examen. La
evaluación era implacable. Un estudiante de buen
comportamiento y de marcado interés por el aprendizaje
podía ser aplazado porque dentro de la escala no
llegó por lo menos a un 10; nadie se atrevía a
conocer más allá del 01 o del 20 del
estudiante.
Bajo este contexto, surge el nuevo modelo
pedagógico como promotor de una cultura
globalizada y cooperativa,
fijándose como propósito el desarrollo
integral del individuo en
su contexto. En este sentido, el alcance que logran los
contenidos y experiencias educativas en la formación de
la
personalidad del alumno, se estima a través del
proceso de evaluación.
Ante esta afirmación, la evaluación
adquiere un enfoque multidireccional que exige la
evaluación de otros aspectos como: El aprendizaje de los
alumnos, la práctica pedagógica y el funcionamiento
del ambiente
escolar. De igual manera adopta un modelo evaluado esencialmente
formativo donde hay que evaluar además al profesor, los
alumnos y los integrantes de la comunidad
educativa.
Al respecto, señala el Ministerio de
Educación, Cultura y deportes (1999), en el Manual de
Orientaciones para la Evaluación Cualitativa en la Primera
y Segunda Etapa de Educación Básica:
…La evaluación multidireccional está
inmersa en los procesos de
enseñar y de aprender, es un elemento integrado,
permanente y sistemático. Determina logros y orienta la
búsqueda de las razones de los desaciertos, reconoce
fallas y esfuerzos, la evaluación multidireccional
cualitativa consagra la participación democrática
de todos los que se vinculan en los procesos de enseñar
y de aprender… (p. 15)
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